bad boy โ”โ” [#1] jeon jungkook

Galing kay thebidoom

391K 35.5K 27.4K

โ”โ”๐—•๐—”๐—— ๐—•๐—ข๐—ฌ โel chico malo no era tan maloโž Jeon JungKook quiere esconder sus problemas detrรกs de su fa... Higit pa

ใ€Œ BAD BOY ใ€
ใ€Ž OO1 ใ€
ใ€Ž OO2 ใ€
ใ€Ž OO3 ใ€
ใ€Ž OO4 ใ€
ใ€Ž OO5 ใ€
ใ€Ž OO6 ใ€
ใ€Ž OO7 ใ€
ใ€Ž OO8 ใ€
ใ€Ž OO9 ใ€
ใ€Ž O1O ใ€
ใ€Ž O11 ใ€
ใ€Ž O12 ใ€
ใ€Ž O13 ใ€
ใ€Ž O14 ใ€
ใ€Ž O15 ใ€
ใ€Ž O16 ใ€
ใ€Ž O17 ใ€
ใ€Ž O18 ใ€
ใ€Ž O19 ใ€
ใ€Ž O2O ใ€
ใ€Ž O21 ใ€
ใ€Ž O22 ใ€
ใ€Ž O23 ใ€
ใ€Ž O24 ใ€
ใ€Ž O25 ใ€
ใ€Ž O26 ใ€
ใ€Ž O27 ใ€
ใ€Ž O28 ใ€
ใ€Ž O29 ใ€
ใ€Ž O3O ใ€
ใ€Ž O31 ใ€
ใ€Ž O32 ใ€
ใ€Ž O33 ใ€
ใ€Ž O34 ใ€
ใ€Ž O35 ใ€
ใ€Ž O36 ใ€
ใ€Ž O37 ใ€
ใ€Ž O38 ใ€
ใ€Ž O39 ใ€
ใ€Ž O4O ใ€
ใ€Ž O41 ใ€
ใ€Ž O42 ใ€
ใ€Ž O43 ใ€
ใ€Ž O44 ใ€
ใ€Ž O45 ใ€
ใ€Ž O46 ใ€
ใ€Ž O47 ใ€
ใ€Ž O48 ใ€
ใ€Ž O49 ใ€
ใ€Ž O5O ใ€
ใ€Ž O51 ใ€
ใ€Ž O52ใ€
ใ€Ž O53 ใ€
ใ€Ž O54 ใ€
ใ€Ž O55 ใ€
ใ€Ž O56 ใ€
ใ€Ž O57 ใ€
ใ€Ž O58 ใ€
ใ€Ž O59 ใ€
ใ€Ž O6O ใ€
ใ€Ž O61 ใ€
ใ€Ž O62 ใ€
ใ€Ž O63 ใ€
ใ€Ž O64 ใ€
ใ€Ž O65 ใ€
ใ€Ž O66 ใ€
ใ€Ž O67 ใ€
ใ€Ž O68 ใ€
ใ€Ž O69 ใ€
ใ€Ž O7O ใ€
ใ€Ž O71 ใ€
ใ€Ž O72 ใ€
ใ€Ž O73 ใ€
ใ€Ž O74 ใ€
ใ€Ž O75 ใ€
ใ€Ž O76 ใ€
ใ€Ž O77 ใ€
ใ€Ž O78 ใ€
ใ€Ž O79 ใ€
ใ€Ž O8O ใ€
ใ€Ž O81 ใ€
ใ€Ž O82 ใ€
ใ€Ž O83 ใ€
ใ€Ž O84 ใ€
ใ€Ž O85 ใ€
ใ€Ž O86 ใ€
ใ€Ž O87 ใ€
ใ€Ž O88 ใ€
ใ€Ž O89 ใ€
ใ€Ž O9O ใ€
ใ€Ž O92 ใ€
ใ€Ž O93 ใ€
ใ€Ž O94 ใ€
ใ€Ž O95 ใ€
ใ€Ž O96 ใ€
ใ€Ž O97 ใ€
ใ€Ž O98 ใ€
ใ€Ž O99 ใ€
ใ€Ž 1OO ใ€
ใ€Ž 1O1 ใ€
ใ€Ž 1O2 ใ€
ใ€Ž 1O3 ใ€
ใ€Ž 1O4 ใ€
ใ€Ž 1O5 ใ€
ใ€Œ SEGUNDA PARTE ใ€

ใ€Ž O91 ใ€

2.8K 283 402
Galing kay thebidoom

꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱
••••

Park JiMin

—¡JiMin!

—¡Oye, Park! ¡Detente!

Poco me importaban los llamados de esos dos, estaba al punto de no querer hablar con absolutamente nadie. Me sentía abrumado, confundido, pero por sobretodo molesto. Todo cambió abruptamente con esta no grata noticia. Sólo podía preguntarme durante cuánto tiempo había estado sucediendo todo esto y finalmente seguir sin comprenderlo.

—¿Qué? —dije de forma brusca, volteandome al mismo tiempo que quitaba la mano de YoonGi sobre mi hombro.

—¿A dónde crees que vas?

—¿No es obvio? Me largo de aquí.

—¿Me estás jodiendo?

—La escucharon. Escucharon lo que dijo. ¿Creen que me voy a quedar después de todo eso?

—Estoy igual de impactado que tú y tampoco termino de procesar nada de ello. Pero al fin y al cabo es su vida, JiMin. Ella ni siquiera sabe que te gusta como para tener en consideración tus sentimientos. —me miró fijamente mientras volvía a tomarme con fuerza esta vez de ambos hombros— Es lo que he tratado de hacerte entender, o te arriesgas o la pierdes.

—Cállate. —miré a un costado negado a oírlo.

—YoonGi tiene razón, JiMin. Sé que no soy el más indicado para decirlo, pero tú no tomaste la iniciativa. No puedes pretender controlar su vida.

—¿Oíste cómo le hablaste? Es su cumpleaños, JiMin.

—Pues que la pase bien. Yo me largo. —quité su manos de encima de mí dispuesto a irme, pero nuevamente fui detenido por él.

—¿Crees que la pasará bien después de esa discusión y que tú simplemente te vayas?

—¿Y qué mierda pretenden que haga?

Ya molesto y cansado, me le paré frente a frente a YoonGi. Pero él también se impuso y tan irritado como yo me sujetó del cuello de mi camiseta.

—Ve y habla con ella, pero sin gritarle y reprocharle sólo porque no se enamoró de ti.

—No quiero ni verle la cara.

—Te estás comportando como un idiota.

—Oh, ¿ahora el malo soy yo?

—¡Dios! Madura de una vez, Park. —me zarandeo bruscamente— Te lo repito, Cleo June no estaba enterada de tus sentimientos, ¿sabes por qué? Porque nunca tuviste los huevos para confesarselos. Ahora no puedes quejarte.

Y lo sabía. Sabía que si perdía a Cleo June sería por mi culpa por no haber actuado lo suficientemente rápido. Pero... JungKook... Había más de una razón por la que estoy seguro de que ese imbécil no es bueno para ella, y me jodía que fuese tan ciega como para no darse cuenta.

—Hey... calmense.

Con esa pequeña intervención de HoSeok fue que YoonGi finalmente me soltó.

—¿Y de todas las personas del mundo tenía que ser con Jeon? Estoy seguro de que fue él, ese hijo de puta debió contarle mil atrocidades sobre mí. Si ya lo sabe...

—Deja de asumir cosas que ni siquiera sabes.

—Pero lo sé. Ella... Él... —no podía más y me sentía ridículo de estar a punto de llorar.

En ese momento oí a YoonGi suspirar.

—Ven aquí, mocoso. —colocando una de sus manos detrás de mi cabeza me acercó a su hombro para consolarme con un abrazo, el cual, aunque no correspondí, me permití llorar. Mientras HoSeok, con el poco ánimo que podía darme, palmeó mi espalda— Lo lamento, JiMin.

Tras separarme de él traté de limpiar mi rostro lo más rápido posible debido a la vergüenza que mi propio estado emocional me causaba.

—Me voy a quedar. Pero no esperes que hable con ella. —dije y di media vuelta, esta vez logrando irme sin interrupciones, queriendo estar unos momentos solo.

Kim Cleo June

—Yo...

—No te vamos a pedir explicaciones. —me interrumpió HoSeok.

—Sinceramente no lo entiendo y me parece la cosa más extraña que ha sucedido este año. Pero es tu vida, CJ, y ninguno de nosotros pretende meterse en ella.

Miré a YoonGi a los ojos, asombrada por la reacción que estaba precenciando, muy diferente a la de JiMin. Entonces no lo entendía, ¿por qué él reaccionó tan mal?

—¿No están enojados? Tú...

—Lo que sea que haya pasado entre ese grupo, JiMin y yo, es entre nosotros. Y también hice mis propias cagadas como para andar criticando a los demás. —dijo y sin mucho interés se encogió de hombros.

—Gracias, YoonGi. —le sonreí algo feliz de que al menos no absolutamente todo estaba tan mal.

—A las órdenes.

—Sólo espero que sepas lo que estás haciendo, CJ. —agregó HoSeok.

Yo también.

Los chicos se habían ido, no sé a dónde exactamente, porque desde entonces yo no había salido de esta habitación. Me sentía ridícula y avergonzada, sobretodo al pensar en ver a JiMin. No me atrevía a hacerlo.

¿Por qué mi vida nunca puede ir bien en un periodo más prolongado de tiempo?

No podía evitar odiarme, era mi culpa todo esto, yo soy responsable de que de ahora e adelante las cosas sean raras e incómodas. Lo peor era que el resto de los chicos debían estar tolerando esta situación luego de tanto tiempo de planeación para que fuese el mejor cumpleaños... y yo lo arruiné todo.

—¿Estarás todo el día aquí? —oí desde la puerta de la habitación y vi a SunKo parada en el umbral de esta. No respondí y, aún avergonzada, bajé la mirada— Hablé con YoonGi... y dijo que JiMin no quiere hablar contigo. ¿Lo dejarás así? Cleo June. —insistió ante tantos silencios de mi parte.

—No quiero hacerlo enojar más.

Suspirando terminó de entrar a la habitación cerrando la puerta a sus espaldas y viniendo hacia mí, sentándose a mi lado

—Lamento no tener soluciones para ti. Sólo espero que en unos días vuelva a la normalidad.

—Yo también. —murmuré.

—¿No quieres salir un rato? El día está bonito. —señaló la ventana a mis espaldas, la cual iluminaba toda la habitación. Pero nada me alentaba a querer salir, así que lentamente negué con la cabeza.

—Me da vergüenza verlo.

—Hey, él dijo que se va a quedar, así que tal vez no esté... tan... molesto.

—No entiendo... por qué YoonGi y HoSeok no se lo tomaron mal, pero él sí.

—Debe sentirlo más personal. JiMin se llevó la peor parte dentro de ese grupo.

Sí... Era eso ¿verdad? JiMin no está molesto conmigo, está molesto con JungKook. Es innegable, JiMin sabe cosas de él que ni siquiera yo sé porque pretendo ir de a poco con JungKook, ayudarlo paso por paso. Y creo que ya venía venir ese siguiente paso.

Eso me esperanzaba un poco. JiMin no debe entender nada, obviamente. Yo me había convertido en casi como su mejor amiga, y que su mejor amiga estuviese en una relación con alguien como JungKook... JiMin debe sentirlo como una amenaza, temer a que me lastime de alguna forma.

—Entonces... ¿debería intentar hablarlo otra vez con él?

—Si sientes que puedes, házlo. Pero ahora trata de despejarte un poco, vamos a tomar aire fresco. —propuso una vez más tendiendome la mano y, dudosa, acepté.

Tal vez sólo necesitaba un poco de aire fresco para seguir pensando y relajarme un poco, aunque era difícil en una situación así, pero debía intentarlo.

Bajo las escaleras junto a SunKo y cuando vamos a pasar frente a la puerta de la sala, veo a JiMin sentado completamente solo. Fue una reacción involuntaria detenerme a mirarlo. Él no hacía absolutamente nada, lo veía algo encorvado e inclinado hacia adelante con la cabeza baja. Sus brazos recargaban su peso en sus piernas, permitiéndole así mantener ese semblante tan decaído.

¿Era eso? ¿JiMin sólo se preocupa por mí? Debe serlo, él no me odiaría así de fácil. Se ve igual de triste que yo, la pelea también le afectaba a él. Debería intentar hablar con él, ¿verdad? Pero no estoy segura de que él quiera hacerlo ahora.

¿Qué hago?

Volteo a ver a SunKo, queriendo que ella respondiera las dudas de mis pensamientos por mí. Pareciendo leer mi mente, con una pequeña sonrisa me dio un delicado empujón que no siquiera llegó a moverme de mi lugar, pero era un pequeño aliento a que tomara coraje. Entonces suspiré y asentí un tanto desconfiada en mí misma, sabiendo que podría volver a cagarla aún más.

La vi avanzar por el pasillo, dejándome ahí con un JiMin que hasta ahora no parecía percatarse de mi presencia, muy concentrado en sus propios pensamientos. Yo me sentía de lo más ridícula, pero mucho menos dispuesta a que todo quedara tan mal entre ambos.

Temerosa me acerqué a él. Estoy segura de que oyó mis pasos, pero no se quiso molestar en saber quién era. Caminé hasta estar a un lado de él, y supe que me reconoció cuando movió su cabeza al lado opuesto al que estaba yo parada. Una sútil forma de rechazarme. Pero al menos no se fue, así que de todas formas me senté a su lado. Había un silencio tan incómodo que hasta resultaba difícil romperlo, sólo podía removerme en el asiento y tratar de pensar en la mejor forma de empezar.

—JiMin... No quiero estar mal contigo. —titubeé al principio y pronto me había quedado sin palabras. Sentía que le hablaba a una pared, porque el seguía mirando hacia el otro lado como queriendo darme la espalda— Eres un buen amigo que... ¡JiMin! —alcé la voz repentinamente cuando sin siquiera dejarme terminar de hablar se levantó de su asiento y de fue en dirección a las escaleras.

Rápidamente salí detrás de él, llamándolo.

—Lárgate. —escupió sin voltear a verme.

—En serio, sólo escuchame. —rogué con dificultad ya que mis pasos se entorpecían en los escalones.

—No quiero escucharte, no quiero hablarte, y no quiero verte. Lárgate de mi vista. —entonces cuando llego al final de las escaleras tomo el suficiente impulso para sujetarlo de su ropa y detenerlo— Sueltame. —ordenó con la voz gruesa y mirándome por primera vez con ojos tan amenazantes. Pero hice caso omiso.

—¿Por qué te enojas tanto? Ni siquiera YoonGi reaccionó así.

En una pequeña pausa de silencio JiMin me fulminó con su mirada, queriendo matarme con ella pero a la vez parecía retener algo.

—¿Tienes idea de toda la mierda por la aue pasé por culpa de ese idiota y el resto de los estúpidos de su grupo? Vamos, JungKook debió haberte dicho las mil cosas que hice. —y bruscamente quitó su brazo para que lo soltara.

—JungKook no me dijo nada de ti, JiMin. Deja de atacarlo. Y...

—JungKook, JungKook, JungKook. Pobre JungKook, ¿verdad?

Esto ya comenzaba a frustrarme y apenas estaba empezando.

—No trato de victimizarlo. ¿Puedes escucharme?

—Ya te dije que no. —dando media vuelta tomó camino a la que me imagino era su habitación. Pero tampoco lo dejé avanzar mucho, porque nuevamente jalaba de su ropa para que no tratara de dejarme hablando sola.

—Entiendo que estés molesto, ¿pero en serio es hasta este punto... que pareces odiarme? —pregunté con la voz dolida.

Entonces se detuvo, no era necesario que luchara por mantenerlo junto a mí porque había quedado completamente quieto en su lugar y de un repentino movimiento, volteó a verme.

Me sentía nuevamente al borde de las lágrimas y estaba segura de que JiMin lo sabía, porque estaba frente a mí, viéndome justamente a los ojos, y eso no parecía provocarle nada. Ver como él era totalmente consciente de aquello y no parecía importarle me dolía aún más.

—Me decepcionas. Me decepciona la persona que eres.

—¿Y qué tipo de persona soy?

—Una que no se respeta a sí misma. Desde que llegaste siempre te diste tu lugar, y eso me gustaba. Pero ahora... ¿quieres estar con un tipo que no te quiere ni te valora?

Aquello último me hacía enojar, enfurecer de rabia a tantos ataques hacia JungKook que yo estaba negada a permitir. Entonces volvíamos a lo mismo. Era la misma maldita discusión que ya habíamos tenido.

—JungKook...

—Vamos. Intenta contradecirme. Di que lo que digo no es cierto cuando probablemente él esté con HaNeul ahora.

Hijo de...

—Cállate... Deja de hablar de algo que no sabes. —sollocé.

—Sí, definitivamente me decepcionas. —dijo para luego abrir la puerta de su habitación y decidido a terminar con la discusión, mientras yo lo veía aquí parada en medio del pasillo echando lágrimas.

—JiMin...

—Déjame en paz. ¿Por qué no mejor te vas con JungKook? Estoy seguro que el pobre indefenso te necesita.

Ya harta y dolida de su terquedad y actitud le contesté:

—¿Sabes qué? Tienes razón. Creo que estar con él sería mucho mejor que tratar de arreglar las cosas con un necio como tú.

Otro momento de silencio incómodo acompañado de miradas tristes e indiferentes se hizo presente, y yo sólo esperaba que... No lo sé... Se negara. Esperaba que no estuviera dispuesto a que sólo me fuera con JungKook y dejaramos en pedazos nuestra relación. Pero sí lo estaba.

—Bien. Entonces desaparece. —y trás decir esto último, cerró la puerta en mi cara.

Había sido un error querer hablar con él y me arrepentía de haberlo intentado.

Dejé ir el aire que retenía lamentables lágrimas y jadeos. Me quedé ahí parada no más de cinco segundos hasta darme cuenta que él no me abriría la puerta. Di media vuelta yéndome también a mi habitación queriendo esconderme del mundo otra vez. Apenas entré caí boca abajo sobre la cama para seguir llorando.

Ahora más que nunca necesitaba de un abrazo de JungKook, pero con sólo pensar en él recordaba lo que JiMin me decía: «probablemente él esté con HaNeul ahora». No quería creer eso de él. Me repetía constantemente que él no es así, yo lo conozco mejor que nadie. Pero las inseguridades de mi cabeza me recordaban que nunca se termina de conocer a alguien.

Pero no. No podía hacerle eso a JungKook. Justamente yo no podía hacerlo.

No sé cuánto tiempo estuve llorando, pero tampoco lo sentí demasiado cuando oí a alguien del otro lado de la puerta. No contesté y ella entró sola.

—Hey, June... —apenas la sentí cerca de mí abandoné la cama y me lancé a abrazarla, siendo correspondida por ella— Lo lamento, nena. Quisimos saber cómo te fue con JiMin.

—Quiero irme. —rogué en medio del llanto.

—Pero...

—En serio lo siento, chicas. Sé que todos se esforzaron... pero no quiero seguir aquí.

—Creo que lo mejor sí sería llevarla a casa. —susurró SunKo.

—Bien. Le diré a los chicos que nos vamos. Que ellos se vayan en el auto de JiMin y nosotras te llevamos, así que toma tus cosas. —SeoHyun se separó de mí y se puso de pie para esta vez dirigirse a SunKo— Ven, te daré las llaves del auto.

SunKo asintió y salió detrás de SeoHyun, dejándome así con la única compañía de EunRin, que abrazaba mi torso de forma protectora. Era gracioso, porque ella es tan pequeña e indefensa como una mosca.

—Lo lamento tanto, CJ. —habló un tanto decaída—  No creí que nada de esto pasaría.

—Ni yo.

Ella me miraba con sus ojitos tristes y un pequeño bulto en su labio inferior al verme en este estado creo que por primera vez. Creo que nunca antes había estado... de esta forma frente a ella.

—Teníamos planeado un día muy bonito para ti.

—Perdón por arruinarlo.

—No fue tu culpa. —murmuró— Bueno... tú te delataste sola, así que... Olvídalo.

Reí por ese pésimo intento de consuelo, aunque al final de cuentas es verdad. No sé qué exactamente, pero yo se lo dije a JiMin. Aun así, apreciaba el esfuerzo de Rin.

Ya sólo quiero irme de aquí.

...

Por fin sentía que podía respirar una vez salimos de ese lugar. Era imposible, no iba a poder aguantar el día viendo a JiMin con su cruel indiferencia y miradas que para mí son de odio puro. Lo peor de todo eso fue que nunca me lo esperé, jamás habría imaginado que yo iba a recibir un trato así de él.

—No falta mucho para llegar. Descuida, podrás descansar pronto. —anunció SunKo al volante. Ella y SeoHyun iban en los asientos delanteros mientras yo estaba atrás junto a Rin.

Pero no, yo no quería ir a casa. En estos momentos lo que más quería era a JungKook.

—¿Podrían dejarme en otro lugar?

—¿No quieres ir a tu casa? —SeoHyun se giró a mirarme y yo negué con la cabeza— ¿Entonces a dónde quieres ir?

En un mensaje de texto le envié la dirección exacta del edificio de JungKook, zona que aparentemente SunKo conocía bien, así que no le costó llegar ahí. Estacionó frente al lugar y a través de las ventanas las chicas veían el alto edificio.

No miento cuando digo que el lugar es hermoso, tanto dentro como por fuera.

—¿Un edificio? No me digas... —me miró SunKo con una sonrisa de lado habiéndolo entendido.

Dios, qué vergüenza.

—¿Aquí vive el chico galleta? —preguntó con emoción, admirando el lugar como si se tratase de algún museo.

—Estoy segura de que tu novio te hará sentir mejor.

Avergonzada por ese tipo de insinuaciones y las risas de ellas tapé mi cara unos momentos con mis manos porque debía estarse enrojeciendo.

—¿Qué esperas, nena? Ve con tu chico.

—Gracias por traerme hasta aquí, chicas. En serio, gracias. —les sonreí débilmente.

—Estamos para lo que necesites.

Happy birthday. —esas palabras de SeoHyun fueron lo último que escuché antes de salir del vehículo.

A petición mía no esperaron a que entrara al edificio y simplemente se fueron. Entonces estando yo completamente sola ahí suspiré pesadamente.

Este había sido de los peores cumpleaños de mi vida. Era otro más a la lista.

Debía llamar a JungKook para que me abriera la puerta, y es en ese momento en el que me doy cuenta que no le había avisado antes que iba en camino. ¿Y si no está en casa? ¿O está ocupado con... alguien? Y claro, como la masoquista que soy sólo puedo pensar en que ese «alguien» sea HaNeul.

Mierda, justo hoy que estoy muy sensible.

Pensar en JungKook y HaNeul me regresaba a la discusión de hacía horas atrás con JiMin, recordando todas las cosas que me había dicho y las inseguridades que había aumentado. Comienzo a sentir mi ojos picar con sólo imaginarlo, porque sería el colmo y lo peor de lo peor que habiendo pasado todo esto con JiMin, JungKook estuviese con ella.

Sentí un pequeño pinchazo en mi pecho al ver el contacto de JungKook en la pantalla, dudosa de llamarlo.

No está con HaNeul. —me dije a mí misma con seguridad.

Me lastimaba pensar en las palabras de JiMin y prefería creer en JungKook hasta el final. El simple hecho de dudar de él por unos escasos segundos ya me hacía sentir una mierda. Era pensar en todo lo que hemos pasado ¿para que termine así? No. No lo creo.

Ya con lágrimas en mis ojos presioné el botón de llamada. El tono del celular resonaba en mi oído a medida que la presión en mi corazón aumentaba. Hacía un esfuerzo sobrehumano por no romper en llanto aquí mismo y mi único consuelo era saber que ya pronto sentiría un abrazo de JungKook. Era todo lo que quería.

Cuando contestó él fue el primero en hablar.

—¿Cómo estás, hermosa? Curiosamente estaba pensando en ti. —su voz me recibía con un tomo dulce y angelical, aquel que únicamente lo he oído usar conmigo. Esa contestación me había robado un suspiro que dejaba ir las preocupaciones de los escenarios que yo misma creaba en mi cabeza.

Soy una idiota. ¿Cómo puedo siquiera pensar en eso?

—JungKook... —inevitablemente solté un sollozo, lo que pareció alarmarlo.

—¿Cleo June? —su tono feliz y animado cambió bruscamente— ¿Estás bien? ¿Estás llorando? ¿Dónde estás? Dime e iré ahora mismo.

—Estoy afuera de tu edificio.

—Bajo enseguida. —e inmediatamente cortó.

Agradecía que JungKook no se detuviera a preguntarme qué me había pasado y, sin siquiera saber el contexto, hubiese tomado como prioridad el ir a donde sea por mí. Y afortunadamente yo no estaba lejos.

Es que... es tan amoroso... ¿Cómo puedo dudar de él?

Sólo fue cuestión de unos pocos minutos cuando vi a través de la puerta de cristal a JungKook vistiendo unas bermudas, una camiseta y sin zapatos. Así como estaba, con esas ropas que evidenciaban que no se había levantado de la cama en todo el día, salió del edificio y sin pensarlo corrió a mí para abrazarme. Hundí mi cabeza en su pecho, arrepintiendome internamente de haber dudado mínimamente de él. Me sentía horrible por ello. Pero, nuevamente él, me tranquilizó; con su mano en mi cabeza dio caricias a mi cabello, y ese pequeño gesto me decía que todo estaría bien.

Había llorado tanto con las chicas que no creí que me quedara ni la más mínima gota de alguna lágrima. Sin embargo, al estar entre los brazos de JungKook que me sostenían con fuerza y firmeza, el peso del día volvía a derrumbarme. Otra vez me sentía débil, pero sabía que con él estaba protegida de cualquier peligro.

—JiMin sabe... —fue lo que difícilmente logré decir en un hilo de voz.

—¿Qué? —confundido al no haberme entendido se separó lo suficiente de mí como para verme el rostro. Debía estar completamente roja y de seguro me veía horrible por las expresiones faciales que el llanto me provocaba— ¿Qué sucedió, Junie?

Me destrozaba el sólo recordarlo, porque no podía creer que de verdad haya sucedido y... de esta forma. Seguía llorando sin importarme las personas que caminaran a nuestro alrededor sosteniendome de los brazos de JungKook, sentía que en cualquier momento terminaría en el piso.

—JiMin lo sabe... —dije un poco más alto, lo suficiente para que él escuchara— Sabe de ti y de mí. Sabe de nosotros...

Su reacción fue justo la que esperaba, impactado y con los ojos bien abiertos.

—Cleo June...

—Se enojó. Está furioso conmigo, JungKook... ¿Qué hago?

—Hey, preciosa, —levantó mi mentón delicadamente con sus dedos— tranquila ¿sí? Toma aire. —asentí y traté de respirar para relajarme inútilmente, porque las lágrimas seguían ahí— Ven, vamos a entrar.

Rodeando mis hombros con su brazo caminó junto a mi dentro del edificio en dirección al ascensor. Apenas entramos a ese pequeño espacio, sin decir nada, me abrazó con la misma intensidad de hace rato.

—¿Qué hago, JungKook? No quiero que me odie. —murmuré sobre su pecho ya seca de lágrimas, pero con la pesada tristeza en mi voz.

Había pasado un largo rato, no sé cuánto tiempo exactamente, en el que lloré y lloré sobre JungKook contándole a detalle ambas discusiones con JiMin. Él me había sentado sobre sus piernas y me sostuvo como si fuese una princesa, dándome caricias para relajarme, hasta el punto en el que ya no pude llorar más. Hasta que, algo inseguro de hablar, terminó rompiendo el silencio.

—Sólo... Sólo te puedo decir que esperes y veas qué sucederá. Tratar de hablar con él ahora creo que sería inútil.

—Tengo miedo. —mi voz tembló débilmente mientras me acurrucaba más sobre él— No quiero perderlo.

Entonces nuevamente hizo silencio sin saber qué hacer o decir, aunque con esto ya era suficiente.

—Lo lamento. —susurró, y yo confundida levanté mi cabeza para mirarlo.

—¿Por qué?

—Esto es mi culpa. Él está enojado contigo porque me detesta, y por supuesto que no confía en mí. —hizo una pequeña pausa y suspiró— Tal vez le tenga algo de odio, pero sé que Park es importante para ti. Tú también lo eres para él.

En serio no podía creerlo. A pesar de todo, JungKook no insultaba o maldecía a JiMin. Todo lo contrario, comprendía nuestra amistad y comprendía que estuviese llorando por él, y no le molestaba consolarme por ello.

¿Y JiMin puede decir que él es un animal sin sentimientos? Eso no era justo.

—Me hizo sentir tan mal cuando me grito... pero sobre todo cuando habló mal de ti. Dijo... Dijo cosas horribles, como si fueras un monstruo.

—Tiene motivos para pensar así de mí.

—¡No! —alcé la voz molesta, harta de que hasta él mismo se tratase de esa forma— Él no te conoce.

—Cleo June, antes yo...

—¡Antes yo también era una basura! Antes... —tomé delicadamente entre mis manos su bello rostro, con tanto cuidado y admirandolo con tanta dulzura y cariño, pensando en que si tan sólo pudiera verse como yo lo veo a él— Antes yo lo era y antes él lo era también. Si no sabe nada de ti ni de lo que eres ahora, entonces debería callarse. No eres malo, JungKook.

—Gracias por creer tanto en mí. —una sutil pero conmovida sonrisa hizo acompañamiento a sus palabras, y seguidamente fue correspondida por mí. Aunque volvía a golpearme la culpa, porque yo dudé de él.

—Tú me diste razones para hacerlo. —y lentamente me acerqué para darle un corto beso que pronto fue reemplazado por un par de sonrisas nuestras. Pero pronto mi ánimo decaía y sólo sentía la necesidad de expresar todo aquello que había pasado hace algunas horas— Me hizo sentir tan estúpida. Sé que lo soy pero...

—Para mí eres maravillosa.

Era difícil estar triste con él.

Jeon JungKook

Esa sonrisa era todo lo que quería ver y todo lo que quería mantener en su bello rostro.

—Tú lo dices porque me quieres. —limpió torpemente las lágrimas de su mejilla.

—Porque te quiero, porque te conozco y porque tú me haces sentir así.

Quité el cabello que caía tapando su cara al bajar la cabeza con timidez. Su sonrisa sin dientes hacía resaltar sus mejillas coloradas, pareciéndome aún más tierna. Pero ella misma terminó por acomodar su cabello y carraspeó su garganta queriendo ignorar su reacción. Me miraba sin decir absolutamente nada y se mordía sus labios mientras yo la observaba con una sonrisa coqueta.

—¿En serio saliste en medias por mí? —descolocado por la pregunta levanté uno de mia pies, viendo como efectivamente no traía zapatos. Ni siquiera me había dado cuenta— Estás loco. —rió, seguida de mí.

—Bien lo dijiste; por ti. —di un beso en su mejilla— Por ti y sólo por ti.

Ella soltó otra risita al recibir tantos besos que comenzaban a hacerle cosquillas.

—¿Lo ves? Tú también eres maravilloso. —dijo abrazándome aún más fuerte y restregando su cara en mi cuello como si se hiciera mimos a ella misma, provocándome una tierna sonrisa.

En serio... la quiero tanto.

—Lamento que al final no hayas disfrutado tu cumpleaños.

—Descuida. Es sólo uno más de muchos que han sido una mierda. Pero no importa. —trató de sonar despreocupada. Pero, vamos, como si no la conociera y no supiera que es una llorona.

Cleo June es muy sentimental, por más que siempre ande diciendo que ella es muy cool para esas cosas. Es una chica muy emocional llena de sentimientos, demasiados para expresar, y cada uno de ellos son hermosos. Sé lo horrible que se siente reprimirlos, porque yo también lo soy, y por eso no quiero que ella lo haga o deba sentirse así. Al igual que ella me hizo saber que a su lado puedo expresar y dejar salir todo lo que siento, ella puede hacer lo mismo conmigo.

—No. Oye. Sí importa. —llevé la mano que reposaba sobre sus piernas a su mejilla, presionandola contra mí de forma protectora— A mí me importa cómo te sientes, sea bien o mal. Y si aún tienes ganas de llorar, si estás enojada y quieres gritar, o si quieres hablar para desahogarte, házlo. Yo voy a escuchar cada palabra que tengas que decir, así que no trates de ignorarlo.

—Es que... siento muchas cosas.

Y lo sé perfectamente.

—Expresalas como quieras.

—Eres el mejor. Gracias por mejorarme el día.

—¿Y si lo hacemos aún mejor? —apartó su cabeza de mí cuestionandome con una mirada curiosa. Inesperadamente para ella revolví sus cabellos con mano— Tú te duchas, porque tienes el pelo asqueroso. Mientras yo iré a buscar tus cosas a tu casa y de paso comprar helado de vainilla.

—Amo el helado de vainilla.

—Lo sé. —sonreí— Y cenaremos lo que tu quieras, yo lo prepararé.

—¿Cocinaras para mí? —asentí y vi una mirada conmovida que pronto se transformó en una llena de alegría y emoción— ¡Oh, Barbecue Ribs! Adoro las costillas de cerdo.

La conozco, se está abusando.

—Vas a reventar en colesterol.

—Mi metabolismo no me lo permite.

—¿No puedes pedir algo más sencillo? No tengo una parrilla aquí.

—Extraño la comida de mi país, Jeon. Quiero algo...

¡Hot Dog's!

Vi una pequeña risa de su parte que se divertía por mi pronunciación. Cleo June me ha dicho varias veces que le encanta oírme hablar en inglés, sobretodo por, según ella, un particular cambio en mi tono de voz.

—¿En serio? —arqueó una ceja.

—¿No te gustan? Son rápidos y sencillos.

Cerró los ojos unos segundos pareciendo meditar su decisión, y pronto vi una sonrisa formarse en sus labios. Me miró nuevamente, sonriendo aún más.

—Me encantan. Haz eso.

—Bien, preciosa. —palmeé sus muslos— Toma lo que quieras de mi armario.

—Por supuesto que sí. —dijo en un peligroso acercamiento hacia mis labios. Ella no lo sabe, pero como empiece a besarla no la soltaré por un buen par de horas. Enredó sus brazos en mi cuello dejándoles firmes, así yo me levantaría con ella colgada de mí hasta dejarla sobre suelo.

—Voy a vestirme y tú duchate de una vez.

No terminé de girarme para ir a mi habitación cuando la sentí jalar de mi brazo.

—¡Espera! —atento la miré— Necesito algo más de mi casa... además de mi uniforme.

—Dime.

—¿Podrías traerme... —se veía avergonzada de lo que estaba a punto de decir— ropa interior?

Carraspeé un tanto nervioso, pero traté de no demostrarlo.

—Ah... Claro. ¿Dónde está?

—No te hagas, tú ya sabes, fisgón. —empujó mi hombro con su palma al mismo tiempo que soltaba una carcajada. A diferencia de ella, a mi no me divertía. No puedo creer que se ande burlando de mí cuando estoy haciendo el mayor de mis esfuerzos por mejorarle un día desastroso. Ella pareció darse cuenta y trás darme una sonrisa inocente procedió— Segundo cajón al lado... ¿izquierdo? de mi cama.

—Bien.

—¡Oye! —volvió a detenerme— Te quiero. Mucho.

No puedo contra esa mirada.

—Yo te adoro, hermosa. —inevitablemente le sonreí y di un beso en su cabeza.

—¡Y mas te vale no quedarte revisando mi ropa interior, pervertido! —gritó mientras ya estaba cerrando la puerta al salir. Así es, lo gritó. Gritó como si no estuviesemos al rededor de otros apartamentos y vecinos que muy posiblemente escucharon eso.

La voy a matar.

Suspiré estando ya fuera de su visa, frustrado y molesto. Por sobretodo molesto.

Park.

La única razón por la que no le reventaria la cara a ese idiota es por Cleo June.

Me importa una mierda lo que le haya dicho de mí a ella. Me importa una mierda el concepto que tenga ese imbécil de mí. Una cosa es insultarme y considerarme el ser más repulsivo de este mundo, algo que no podría importarme menos viniendo de él. Pero otra cosa muy distinta es hacer llorar a Cleo June.

Yo seré muchas cosas, pero hacer sentir de esa forma a una chica tan increíble y preciosa como ella... ¿Qué es él? Se supone que le gusta, ¿no? Pero la deja llorando en su cumpleaños.

¿Quién es él para juzgarla? ¿O para controlar su vida?

Por más descontento que esté por nuestra relación no había necesidad de hacerle algo como esto a ella. Me parece muy hijo de puta de su parte cuando todo esto evidentemente es porque no le corresponde a él.

Jodido imbécil, agradece siquiera tenerla en tu vida.

Sé que no soy la mejor opción. Sé que hice mis cagadas. Y sé que soy un hijo de puta al no oficializar nada con ella porque se supone que aún estoy con HaNeul. Pero... Maldita sea. Ella no se merece ese trato.

A simple vista podrá parecer ruda, ¿pero acaso Park tiene idea de lo sensible que ella es? ¿En serio pudo gritarle todas esas cosas sin... miedo a romperla? ¿En serio puede apartarla de su vida así como si nada?

Al llegar a mi motocicleta tuve que limpiar una lágrima que sin darme cuenta había escapado de mi ojo con sólo recordar el estado de Cleo June de hace unos momentos. Me lastimaba a mí verla sufrir. Contener sus lágrimas implicaba soltar algunas de las mías. Simplemente no puedo entender por qué alguien como ella debe sufrir.

¿Por qué me sorprende de ese imbécil controlador? Creí que al menos habría cambiado un poco.

Durante todo el camino a casa de Cleo June fui con un humor del mismo demonio. En estos momentos que no estaba ella presente era cuando prefería manifestar aunque sea un poco la ira que siento. Pero al apenas entrar a su casa me había tomado por sorpresa el llamado de una voz femenina.

—¿Cleo...? —se detuvo abruptamente al verme— ¿JungKook? ¿Qué haces aquí?

—Hola, señora Kim. —nervioso y algo avergonzado de que me encontrara sorpresivamente dentro de su casa me incliné con todo respeto para saludarla. Yo creí que su casa estaría vacía— Cleo June está en mi apartamento y se quedará hasta mañana, así que vine por sus cosas.

—Oh, ya lavé su uniforme. Dame un momento. —estando ella a punto de irse la vi como mi oportunidad, así que la detuve.

—Ah... Señora Kim. ¿Puedo pedirle un favor?

—Seguro. —me sonrió.

—Es que... —dudé un poco. Se me hacía difícil pedirle esto sin que pareciera raro— Cleo June... me dijo que necesita ropa interior.

—Eres su novio, puedes ir a buscarla tú.

—Yo... Es que...

—Está bien, iré yo.

—Gracias. —suspiré aliviado.

Mierda. Cada vez me siento más ridículo.

Suspiré un poco más relajado cuando yo no estaba a su vista. Cleo June había dicho que probablemente sus padres no estarían en casa, esto me había tomado desprevenido.

Esperé hasta que la señora Kim regresó junto al bolso de Cleo June, el cual me entregó diciendo que todo estaba ahí adentro.

—Ahora te pediré un favor yo a ti. —dijo antes de que me retirara del lugar— ¿Mañana puedes traer a Cleo June después de clases y quedarte tú también a comer? Le tengo una sorpresa preparada por su cumpleaños.

Sonreí al oír eso. Tal vez con sus amigos no lo haya pasado de la mejor forma, pero celebrar el día con sus padres también debía ayudar a subirle el ánimo. Sé lo mucho que sus padres significan para ella, y estoy seguro de que cual sea el detalle, le va a encantar.

—Por supuesto, señora Kim. —asentí sonriente.

—Muchas gracias, Jeon. Pasen una linda noche. —y despidiéndose de la misma forma, cerró la puerta.

Ansiaba al día de mañana, incluso desconociendo la sorpresa. Me emocionaba pensar en cómo iba a sonreír y probablemente llorar.

Aunque hubo algo en todo esto que me había incomodado; «Eres su novio...». Ni iba a mentir, escuchar aquello me emocionaba. Pero, a la vez, me jodía no serlo.

La señora Kim me había invitado a estar con ella el día de mañana porque eso es lo que cree, y lo que cualquiera creería, que Cleo June y yo somos novios. Me detestarían si supieran la verdad. Yo temo a eso, a que lo descubran. Cada vez son más personas quienes lo saben. Pero yo quiero estar con ella y voy a estar con ella, así sea que deba terminar no de la mejor forma con HaNeul.

Al volver de comprar las cosas para June y entrar a mi apartamento, lo primero que veo es a ella en el sofá envuelta únicamente en una toalla mirando el televisor, hasta que al notar mi llegada se levanta con una sonrisa y viene detrás de mí a la cocina.

—Oye usé un poco la secadora que dice «TaeHyung». ¿Podía hacerlo?

—Tú puedes hacer lo que quieras.

Sonrió como la mocosa acostumbrada a cualquier capricho que es.

—¿Trajiste mi ropa?

—Aquí está. —dije entregándole su bolso. Dejó un beso en mi mejilla agradecida y salió corriendo a mi habitación, pero creo que no pasaron ni cinco segundos cuando la oí gritar enfurecida.

—¡Jeon JungKook! —volvía a salir de la habitación con un semblante completamente distinto al de hace unos momentos mientras yo sólo podía preguntarme qué había hecho mal ahora— ¿¡Qué es esto!? ¿¡Por qué me trajiste esto!? —sacudió las prendas interiores femeninas en mi cara.

—¿Qué tiene?

—¿Rosa? ¿Con encaje? —señaló— Te emocionaste, degenerado.

—Es... lo que me dió tu madre.

—¿Mi madre? ¿Le pediste a mi madre ropa interior?

—Suena raro si lo dices así. Es que... no quería estar viendo de más...

—Cuando te dije que no te quedes viendo mi ropa interior no me refería a eso. Jeon, no voy a usar esta cosa.

—¿Por qué no? Es bonito y... Mira, tiene flores.

—Lo detesto. Es horrible y humillante. Mamá me lo compró para molestarme.

No llego a entender cómo es que la ropa rosa y con encaje la humillan.

—Vamos, Cleo June, nadie te la va a ver. Si vuelvo a tu casa se demorará tu comida. —y supe que había tocado un punto sensible con ello. La vi tensar los músculos de su cara enfurecida, pero finalmente cedió.

—Bien. Pero esta noche no vas a tocarme ni las manos. —dio media vuelta yendo nuevamente en dirección a mi habitación.

Mierda.

Kim Cleo June

Tonto JungKook y estúpida Cassidy que sólo quiere joderme.

Me miré al espejo que tenía JungKook aquí en su habitación y... Que horror. Parezco protagonista de película dramática erótica. Soy como el extraño y morboso interés sexual de un magnate.

Próximamente... cincuenta sombras de Jeon.

Oh dios, odio a mi cerebro.

Recuerdo cuando mamá hacía meses, antes de venir aquí a Corea, me había comprado esta cosa luego de haberlo visto en una vidriera y decir yo que era horrible. Es que es horrible. Y no sé qué pretende exactamente con esto, ¿que JungKook me vea sucedan cosas indecentes o qué? Por favor, el chico no pude ni tocar mi ropa interior sin estar mentalmente preparado.

Como sea. No importa.

Me tomé la molestia de elegir, de entre tantas prendas de ropa tan parecidas, la que a mí me gustase más del armario de Jeoni, terminando por optar por una sudadera negra que había llamado mi atención por su marca.

Uh lala, Balenciaga. No sabía que JungKook era de esos. ¿De dónde sacaba este chico tantas cosas de marca? De hecho, sus botas también eran Balenciaga.

Feliz de ver que me cubría lo suficiente, salí de la habitación en camino a la cocina a por mi helado de vainilla. Estaba ansiosa y emocionada por él desde que JungKook lo mencionó. Pero apenas llegué a la puerta de la cocina iba saliendo él, evitandome el paso.

—¿Y mi helado? —pregunté y con su propio cuerpo me hacía retroceder, guíandome exactamente al sofá.

—Para después de comer. —dijo cuando caí sentada en uno de los cómodos almohadones. Molesta me crucé de brazos y rechisté inconforme, eso no era lo que habíamos acordado. Pero pronto JungKook me quitó el mal humor— Te compré gomitas para que no chilles. —y arrojó estas sobre mí.

Lo odio pero a la vez lo quiero tanto.

Ahí estaba yo, como una niña disfrutando de gusanitos de colores. Mientras tanto JungKook se había sentado a mi lado para buscar juntos algo en el televisor.

—Y... —quiso comenzar con la plática— ¿la ropa interior rosa no estuvo tan mal?

—Me queda horrible. Estoy segura que Cassidy hizo esto para joderme.

—Seguro. Ropa interior rosa, que horror. —detecté la ironía en su voz.

—Tú no entiendes, estas bragas son ridículas, Jeon. ¿Y todo porque te daba vergüenza ver mi ropa interior? Miren al chico malo, todo un criminal. —me burlé notando cómo comenzaba a fastidiarlo.

Amo cuando se enoja.

—No me daba vergüenza. Fue... —pausó— por respeto a tu intimidad.

—Es sólo ropa interior, Jeon. Distinto sería si te la robaras para... hacer cosas raras con ella. Pero no eres ese tipo de raro, quiero creer.

—Tarada. —reí cuando dejó un pequeño golpe en mi cabeza, me enternecía que lo haya hecho con tanto cuidado para no lastimarme o causarme el mas mínimo dolor.

JungKook es un chico tan único en varios sentidos, tan diferente a lo que cualquiera piensa de él. ¿Se dan cuenta? Ese chico que cocina para mí, me deja jugar con su cabello y me dedica un sin fin de besos sólo para consentirme es el mismo al que todos temen en el instituto. Que gracioso, ¿no?

Pero de verdad las personas necesitan ver a JungKook con dos moños en su cabeza para entender que no es un tipo malo.

—¿Sabes una cosa? Me sorprendes. No eres la clase de chico que a simple vista uno esperaría.

—¿Y qué clase de chico sería? —ladeó su cabeza sin apartar la vista del televisor.

—Ya sabes, el típico rudo carente de sentimientos que conquista a cualquier chica para pasar el rato y tiene más experiencia sexual que IQ. —me acerqué lo suficiente para abrazar su brazo y recarcar mi cabeza en su hombro— En cambio, eres una masita adorable y cariñosa, un come libros que pareciera nunca en su vida haber visto a una chica desnuda.

—No seas estúpida. —resopló pareciendo algo molesto y queriendo evadir el tema. Se hacía el indiferente, lo que a mí aquél comportamiento me resultaba algo raro.

—Jeoni... —canturreé en su oído— ¿eres virgen? —y trás la pregunta sentí sus  hombros tensarse.

Lentamente él volteaba a verme encontrándose así con mi intensa mirada que ansiaba una respuesta a esa pregunta, pero que a él lo hacía sentirse mucho más nervioso. Veía como su labio inferior hacía movimientos junto a su lengua, era el amague de querer decir algo pero finalmente no salía nada.

—¿Tú lo eres? —devolvió la pregunta trás largos segundos de silencio que parecieron muy incómodos para él.

—Yo pregunté primera. —me crucé de brazos retandolo con la mirada a que respondiera, pero me di cuenta de que se veía muy avergonzado, así que supuse que responder primero lo haría entrar en confianza— No. Era muy codiciada en Estados Unidos, y ahora soy toda una experimentada. —dije mirando mis uñas con desinterés pero había un toque de arrogancia en mi voz que alardeaba de más— Te toca.

Esperé paciente su respuesta, pero al notar que ese silencioso suspenso no acababa más lo miré. JungKook presionaba sus labios reprimiendose de decir algo e incluso con mucha más vergüenza que antes, lo sé por su nariz y orejas que tomaban un tono rojizo. Miraba al piso evitando a toda costa mi mirada y yo no entendía por qué. ¿Por qué tanta vergüenza a...?

Un momento... ¿JungKook...?

—¿Es... —se detuvo a tragar saliva— malo no tener experiencia?

No pude sentirme más culpable al ver su semblante tan decaído. No quería hacerlo sentir inseguro por algo tan tonto como eso, aunque sí admito que me impacta.

—¿Qué? No, cariño, claro que no. —me acerqué a él rodeándolo con mis brazos para animarlo y lo miré— Oye, estaba alardeando. Mi primera vez fue estando ebria y ni siquiera lo recuerdo. Yo tampoco tengo experiencia.

Creí que eso lo haría sentir mejor, pero todo lo contrario, creo que no le gustó ya que frunció el ceño.

—¿Tuviste relaciones estando ebria?

—Te juro que ni siquiera recuerdo cómo llegué a eso.

—Eso es peligroso, Cleo June.

—Era una adolescente estúpida. —traté de excusarme, pero sólo empeoraba.

—¿Cuántos años tenías?

Mordí mi labio inferior sin querer responder. No había de otra, estaba sin salida.

—Quince... —verlo abrir tanto sus ojos fue gracioso— Pero ¡hey! no lo he vuelto a hacer. Olvidemos eso, ¿sí? —sonreí y sólo lo vi suspirar.

Jaja, ya lo tengo estresado.

—Eres de extremo cuidado. —dijo él y desordenó mi cabello.

—Es gracioso. Generalmente en estas historias clichés la protagonista es virgen y el chico malo todo un experimentado. —reí bajo su mirada ya no tan juzgante— Aunque si ya así eres un hormonado atrevido y sexoso, no quiero imaginarme cuando tengas experiencia.

—Cállate.

Al parecer esos temas lo ponen tímido. El supuesto chico malo era la perfecta definición de ternura, debía reír internamente cautivada por su actuar tan inocente y tímido. Aunque sabemos que inocente y tímido no lo es del todo. Pero vamos, esas mejilla rojas convencen a cualquiera.

En tu cara, Cassidy. Quisiste joderme con esta ropa interior, pero para tu mala suerte salgo con un virgen muy adorable.

¿Saben? JungKook me sorprende, es un chico mucho más fuerte de lo que parece. Pasó por tantas cosas horribles en una familia sin amor y llena de violencia, no tuvo una infancia feliz, tampoco pudo ser un niño normal. A pesar de todo ello, lo miras y sólo puedes ver a una persona maravillosa. JungKook no consume ningún tipo de sustancia dañina para su cuerpo, no  tiene tendencias suicidas o se inflige heridas a él mismo, y tampoco es un patán con las mujeres. Mi chico no había permitido que todas esas malas experiencias lo convirtieran en un imbécil, en jn verdadero monstruo, y eso lo hizo él mismo. Entonces, conociendo su historia, al verlo, sólo puedo sonreír orgullosa de la persona que es.

Me acerco a él, a su mejilla exactamente, donde dejo un besito que, él no lo sabe, pero felicitaba todo su esfuerzo hasta el día de hoy, porque no debió haber sido fácil. No es la mejor persona del mundo, pero tampoco la peor escoria de este mismo; JungKook es una persona normal como todos, con errores y virtudes.

Lo hiciste bien, Kookie.

No había sido consciente del tiempo que había transcurrido en lo que veía una entretenida serie romántica coreana «Aterrizaje de Emergencia en tu Corazón». Ya los primeros capítulos me vinieron gustando bastante. Miré con toda emoción aquella serie hasta que me di cuenta que JungKook había terminado la comida. Esa fue la mejor parte, comer y ver la serie al mismo tiempo. Lo que no me esperé fue ver a JungKook salir de la cocina con una enorme sonrisa y llevando en sus manos lo que parecía ser la porción de un pastel.

¿De dónde lo había sacado?

—Ahora, el momento más esperado. —anunció con emoción hasta llegar a mí. Se sentó a mi lado y ahí pude divisar correctamente el pastel que parecía ser de helado. ¿Jeon había comprado eso para mí? Yo lo veía asombrada sin decir una sola palabra, sin creer que algo podría superar el hermoso gesto, hasta que lo veo colocar en el centro una vela con la figura caricaturizada de un gato— ¿Qué tal? ¿Te gusta? No encontré velas normales... Pero estaban estas infantiles. Supuse que te iban a gustar.

Eso había terminado de matarme.

—¿Compraste... una velita de gato... para mí? —musité conmovida llevando ambas manos mías a mi pecho. Él sonrió orgulloso al saber que mi reacción respondía a sus preguntas y, en efecto, me había encantado.

Entonces JungKook encendió la pequeña vela y con una sonrisa tendió el plato frente a mí. Tras oírlo hacer una cuenta regresiva, mi corazón se derritió cuando comenzó a cantarme el feliz cumpleaños. Mis ojos al borde de las lágrimas y llenos de cariño conectaron con los suyos felices en medio de la canción.

Cuando terminó de cantar festejó la canción con un «yei», y juraría que nunca creí que escucharía a JungKook decir algo como eso.

—Pide tu deseo.

¿Podía volver a pedir un deseo? No tenía idea, pero lo haría de todas formas. Aunque esta vez era diferente, mi deseo no era el mismo que estuve acostumbrada a pedir siempre. Aquí, viendo su bella sonrisa de conejo y viendo a la maravillosa persona frente a mí, sólo podía desear una cosa:

«Que JungKook sea feliz y pueda seguir sonriendo»

Aunque él y yo no terminemos juntos, esperaba que en su vida nada marchase mal. Quería que JungKook viviera esa vida que por un largo, muy largo tiempo no pudo disfrutar, así no continúe yo a su lado. Quiero que sea feliz, pase lo que pase.

Y trás esa petición, soplé la pequeña vela.

—Felicidades.

—Gracias... —susurré y disimuladamente limpié mis ojos. Estaba demasiado emocionada por el momento.

Bajé un poco la cabeza junto a mi mirada. Una repentina timidez me atacaba e impedía que pudiese seguir manteniendo la mirada. En su lugar, clavé la vista en el postre frente a mí, viendo como JungKook quitaba la tierna velita infantil y la extendía a mí.

—Es tuya.

Sonreí enternecida y algo divertida por lo que veía. El fuego había derretido parte de la cabeza del gatito haciéndolo ver algo chistoso. Ahora era un gatito deforme. Pero poco me importaba aquél detalle. Tomé la pequeña velita manteniendo la sonrisa con amor al gesto de JungKook. Improvisó todo esto para mí.

Seguidamente vi cómo JungKook tomaba el helado con una cuchara y lo llevaba hacia mi boca. Correspondí el gesto dándole una mordida. Fascinada con el delicioso sabor sonreí satisfecha mientras lo saboreaba. De hecho, la reacción de mi cara y los sonidos producidos por mi garganta fueron la razón de las risas de JungKook.

—¿Tú no comes? —pregunté luego de volver a recibir de su parte una cucharada del pastel.

—Lo compré para ti.

—Pero...

—Es una porción pequeña, Junie. Cómelo tú.

Poco me importaba eso. Me haría mil veces más feliz compartir esto con él. Por eso quité de sus manos la pequeña cuchara y esta vez le ofrecía yo un bocado.

—Me sentiré mal si no comes.

Sabiendo que no desistiría, JungKook cedió y abrió la boca. Ambos nos sonreímos mientras él masticaba, parecíamos hipnotizados en la mirada del otro. Yo quedé tan perdida en ella que no me había dado cuenta cuando mis ojos se humedecieron. Otra vez, por décima vez en el día tenía ganas de llorar, pero no de tristeza, sinó de felicidad gracias al chico con voz de ángel frente a mí.

Lo quiero tanto.

Jeon JungKook

Había pasado el rato, ya era de noche y finalmente Cleo June había caído rendida ante el sueño. Ya de por sí la había notado algo cansada, lo que me hacía creer que no había dormido bien.

Sin intenciones de molestarla, la tomé entre mis brazos y la llevé a mi habitación, haciéndola reposar sobre mi cama como si se tratase de una delicada pieza de arte. Mi chica es preciosa. Lamentablemente, esta noche no podía quedarme con ella. Ya eran varios días en los que no participaba en ninguna carrera, y aquellas eran mi único ingreso. Era una jodida mierda, porque nada detestaba más que irme sabiendo que podría estar durmiendo junto a ella. Pero de todos modos, me permití unos minutos a su lado pese a que estuviese dormida.

Sonreí apreciando su rostro, contento de haber podido animarla en un día tan malo para ella. Con mi dedo índice di un par de pequeñas caricias en su mejilla, con tanta delicadeza y cuidado como si temiera romperla. Su carita ahora llena de paz también me tranquilizaba a mí, pero no por mucho tiempo.

Esto se estaba complicando. Ahora Park también lo sabe y eso me hace temer a lo que pueda llegar a pasar. Lo último que quiro es separarme de ella.

Estaba decidido en hacerlo, ahora más que nunca. De mi bolsillo saqué mi celular y en el busqué el contacto e HaNeul.

Haneul

Haneul -

Debemos hablar -

Tras mandar ese mensaje permanecí mirando fijamente la pantalla por unos segundos esperando alguna reacción. Pero nada.

Suspiré apagando el aparato, ahora sólo podía esperar a que me contestara en algún momento. Esto me estresaba. Volteé y volví a mirar a mi chica, hermosa al dormir. Me brinda tanta paz.

Entonces me acerqué lentamente a ella. Ya se me era una costumbre darle besos dormida. Toqué delicadamente sus labios con los míos y cuando los separé mantuve una corta distancia con su rostro, al punto en el que mi frente rozaba con la suya.

—Pronto seremos tú y yo, princesa. —le susurré antes de darle un último beso en su mejilla.

Con una manta que dejo doblada en los pies de la cama terminé de cubrir su cuerpo con tal de que no pasara frío. Despejé los cabellos de su frente, porque sé que le molesta que estos le hagan cosquillas mientras duerme. Y por último, adecue la temperatura del aire acondicionado de la habitación a su favorita, esa que para ella es perfecta porque no sufre el frío pero puede taparse cómodamente sin sentir calor. Mientras salía de la habitación apagué la luz, así me aseguraría de que dormiría en completa comodidad.

Al pasar por la sala tomé su ropa que ella había dejado tirada en el sofá. Desordenada como siempre.

Ya cuando había dejado todo en orden me dispuse a ir por mis llaves y, en completo silencio, salir del apartamento.

••••
꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱

Lo revisé como tres veces, pero no estoy segura de si dejé algo sin terminar aksbaks perdón. Cualquier cosa después lo edito.

La historia hace poco llegó a los 20k votos, así que muchas gracias por eso gemnte bomnita <3333

Cualquiera pensaría que estamos terminando, pero lo cierto es que todavía falta bastante para que termine la historia. Perdón, pero en mi mente les juro que pensé que era más corta.

Lamento también demorar tanto en actualizar :c Es que los capítulos ahora son mucho más largos que antes y me cuesta más colocar los detalles y reviarlos.
Se me vienen exámenes, luego yeeiii vacaciones, y luego exámenes otra vez, así que deseenme suerte :p

Ipagpatuloy ang Pagbabasa

Magugustuhan mo rin

8.5K 496 14
Prรณlogo: Joel: Niรฑo de 18 aรฑos, cristiano, algo confundido con su sexualidad; hermano de tres hombresitos de 14, 16 y 20 aรฑos ; apasionado por la m...
998K 106K 142
1era y 2da temporada โ™ฅ๏ธ Sinopsis: En donde Jimin es un Omega mimado y Jungkook un Alfa amargado, los dos se casan por sus propias conveniencias. โš ๏ธ...
542K 55K 44
โMe gustan sus revistas, me hacen tener orgasmos.โž โ—‡Actualizaciones lentas. โ—‡Historia 100% Mรญa. โ—‡mintaeung.
470K 37.2K 70
Ella simplemente quiere volverme loco, ella simplemente llegรณ para acabar conmigo o tal vez para salvarme. ยฟQuien sabe la verdad? Lo รบnico que puedo...