bad boy โ”โ” [#1] jeon jungkook

By thebidoom

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โ”โ”๐—•๐—”๐—— ๐—•๐—ข๐—ฌ โel chico malo no era tan maloโž Jeon JungKook quiere esconder sus problemas detrรกs de su fa... More

ใ€Œ BAD BOY ใ€
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Park JiMin

—¿Todos lo tienen claro, verdad? —dije mirando a cada uno de los chicos. Los seis formamos una pequeña ronda a un lado del pasillo de entrada, terminando de repasar lo planeado para CJ.

Ya hoy era su cumpleaños, lo que significaba poner en marcha aquello que venimos organizando desde la vez en que EunRin me lo propuso. Podría decir que ella fue, y sigue siendo, las más emocionada en todo este proceso, tanto que hasta ahora daba pequeñas patadas con sus pies, impaciente de llegar a la mejor parte de la sorpresa.

Por mi parte, también podía decir que me emocionaba la idea de hacer algo especial para ella, de demostrarle cuánto nos importaba.

SeoHyun le rogó a sus padres para que la dejasen utilizar una de sus tantas casas cerca de la playa en Yangyang, a tan sólo dos horas de aquí. Entre todos habíamos coincidido en que lo ideal para Cleo June era festejar su cumpleaños en un lugar privado, ya que ella no disfruta mucho del exterior y las personas le resultab molestas.

Así, durante los fines de semana, nos encargamos de preparar el lugar para pasar esta noche y el día de mañana con Cleo June. SunKo y EunRin quisieron encargarse de hacerles ellas mismas un pastel. Y YoonGi se encargó de comprar en secreto un segundo pastel en caso, un muy posible caso, de que las chicas hicieran un desastre. Todo había encajado perfecto para el día de hoy, porque convenientemente mañana no habrían clases, y de no haber sido ese el caso tendríamos que haber esperado al fin de semana.

—Ya todos sabemos qué hacer. —habló SunKo por todos y un movimiento de cabeza por parte del resto me lo confirmó.

Era muy simple, ese típico cliché en el que ninguno sabe que es su cumpleaños o simplemente no le toma relevancia. Cleo June anteriormente me había comentado de ello, que ella no ha solido tomar su cumpleaños como algo importante o que amerite festejo.

—Bien. —sonreí— Ninguno de nosotros sabe que hoy es el cumpleaños de Cle...

—¡Cleo June! —gritó Rin antes de mencionar el primer y más simple paso. Allí venía CJ, y por la forma en la que saltó la antes mencionada hacia ella, eufórica, me hizo saber que nuestro plan corría peligro— ¡Cleo June, feliz cumpleaños, super amiguis! ¡Muy feliz, feliz, feliz!

Miré con la boca abierta en su dirección al mismo tiempo que puse una de mis manos sobre mi cabeza sin poder creer lo que estaba viendo; nuestro plan yéndose a la basura.

—Debí saber que esto iba a pasar. —oí murmurar a YoonGi, que con sus dedos sostenía el puente de su nariz.

—No puede ser. —suspiré y fuimos detrás de ella antes de que dijera algo más.

—¡Rin! —abrazó CJ a la más pequeña, elevándola sutilmente. La vi sonreír cuando la dejó nuevamente en el suelo y no pude evitar pensar en que esa sonrisa es la más hermosa de este mundo— Gracias, bonita

—¡Y no tienes idea de la super sorpresa que te tenemos planeada! ¡No te diré qué es, pero puedes intentar adivinarlo...! —afortunadamente HoSeok llegó a taparle la boca; lamentablemente era tarde.

—¿Sorpresa? —ladeó ella la cabeza y nos miró al resto de nosotros mientras EunRin asentía sin control.

—Cleo June... —rió SunKo nerviosa— feliz cumpleaños.

—Feliz cumpleaños. —HoSeok rascaba su nuca luego de haber soltado a Rin.

—Mocosa, ¿sabes el significado de sorpresa? —la reprendió YoonGi.

—Vete a matemáticas si quieres estudiar lengua. —ella le echó la lengua y luego le dió vuelta la cara, pero tan sólo bastaron un par de segundos para que se diera cuenta de su error— ¡Era una sorpresa! ¡Cleo June, olvida lo que dije! ¡Lo siento tanto, lo veníamos planeando hace tiempo y yo...!

—Aprecio el esfuerzo, Rin. —dijo ella y acarició su cabeza para tranquilizarla— Si lo vienen planeando hace tiempo es sorprendente que hayas durado tanto sin decirlo.

—¿¡En serio!? —sonrió esperanzada y entre todos le asentimos.

—La verdad que sí es sorprendente.

—¡Gracias, Bongo!

—No me llames así.

Oí una sútil risa provenir de CJ y me giré a verla, divertida con la pequeña discusión de esos dos, porque con tal de hacerlo enojar EunRin cantaba a todo pulmón el apodo molesto que es para YoonGi.

Suspiré frustrado mientras contemplaba su sonrisa. No es que todo haya sido en vano, pero el factor sorpresa estaba arruinado, y yo me moría por ver la cara de Cleo June en ese momento.

—¿Estás bien? —me asusté y retrocedí al darme cuenta de que CJ se había acercado y que tenía su curiosa mirada encima de mí.

Miré hacia otro lado, queriendo no verla a los ojos porque sabía que si lo hacía me pondría aún más nervioso y sentía que no podría controlarlo. Es gracioso como a pesar de que pasa el tiempo, no puedo estar tan cerca de ella sin tartamudear como un estúpido. No sé qué fue lo que me pasó en el cumpleaños de SeoHyun que pude estar tan cerca de ella, sonreírle, decirle cosas bonitas y, para rematar, estar a punto de confesarme.

—Sí... —solté con dificultad y tratando de darle una fugaz mirada, pero queriendo parecer indiferente— Es sólo que... se supone que era una sorpresa.

—Descuida, JiMin. —rió— No era necesario que se esforzaran tanto. Y de todas formas lo aprecio.

—Aún así, queríamos hacer algo especial para ti. Eres nuestra amiga y eres importante.

Las palabras de HoSeok le fueron conmovedoras a Cleo June, lo sé porque fungió secarse una lágrima.

—Ay, chicos... —sollozó falsamente y de un momento a otro nos miró con una sonrisa— ¿Y a dónde me llevaran?

—Por lo menos que eso sí sea una sorpresa. —dijo YoonGi y tomando la cabeza de EunRin con una sola mano la sacudió un par de veces— Sor-pre-sa.

—Oh, vamos. Ya da igual, díganme.

—Sorpresa. —repitió YoonGi.

—¿Al menos puedo saber cómo se supone que debo vestirme?

—Tú vistete como quieras, es tu cumpleaños.

Kim Cleo June

Lo que pasó había sido muy raro. Sentía lástima por los chicos, me imagino que habrán hecho un gran esfuerzo por esta sorpresa y terminó siendo arruinada por la persona más predecible. Era obvio que Rin no se lo iba a callar tanto tiempo, segundos antes del momento ella explota.

Aun así, adoro a esos chicos y estoy profundamente agradecida por todo. Ni siquiera sé a dónde me llevarán o qué harán, pero sé que todo ello es con cariño y lo aprecio un montón. Creo que nunca nadie se había esforzado tanto por mi cumpleaños.

Y las sorpresas no acababan, porque hace rato había recibido un mensaje de JungKook. Ansiaba con ganas verme así como yo a él. Me emociono y salto como una niña al pensar en verlo, a pesar de que estuve con él todo el fin de semana. Así de idiota me tiene JungKook, y estoy segura de que yo a él.

Llegué frente a la puerta de ese salón, ansiosa por lo que podría esperarme ahí dentro. Sí, vine con las espectativas muy altas. Me espero cualquier cosa de JungKook. ¿Me estará esperando con un anillo de bodas? ¿Un ferrari? ¿Habrá una banda de mariachis ahí dentro? ¿O me regalará un ocelote?

Hay tantas opciones.

Abrí la puerta con cuidado y silenciosamente, y así al asomarme ver a un JungKook de espaldas con su cabeza abajo. Estaba mirando algo, noté sus brazos levantados, así que debía estarlo sosteniendo.

¿Sí es un anillo de bodas? Pero, JungKook, es muy pronto todavía.

Sonreí por mis estúpidos pensamientos. Al darme cuenta que él no se percataba de mi presencia, hablé.

—¿Querías que viniera?

Por cómo saltaron sus hombros me di cuenta de que lo asuste, lo que me pareció muy tierno. Mi sonrisa se ensanchó al verlo voltear, entonces terminé de entrar a ese viejo salón y cerré la puerta a mis espaldas.

JungKook giró completamente su cuerpo, estando totalmente frente a mí, aunque lo notaba nervioso, estaba clavado como estaca ahí. Me miraba mientras me veía avanzar lentos pasos, uno tras otro, hasta estar frente a él con la cabeza un poco elevada debido a la diferencia de altura. Y al estar tan cerca de él, nuevamente contemplé la inocente mirada de sus ojos.

Una de sus manos viajó a un lado de mi cabeza y en un delicado movimiento, llevó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

Adoro cuando hace eso.

—Te ves bonita. —sonreí mordiendo mi labio inferior, queriendo reprimir los chillidos que provocaba algo tan simple como lo que JungKook me acababa de decir. Pero algo cortó el intenso contacto visual entre ambos, y fue cuando al sacar algo de su bolsillo yo bajé la mirada— Feliz cumpleaños, Cleo June.

Sobre su mano había una pequeña cajita blanca con un moño amarillo decorativo. Sorprendida lo miré unos momentos. Aunque me esperaba un regalo de su parte no puedo evitar sentirme así. Levanté la mirada y pude notar la timidez en sus ojos, sin mencionar que los gestos de sus labios también me lo decían sin articular palabra alguna.

—¿Es para mí? —me señalé sin ser consciente de lo estúpida que era la pregunta.

—¿Para quién más? —rió, pero aún lo notaba muy nervioso.

Delicadamente tomé esa pequeña y linda cajita, me gustaba lo simple que era. Podía jurar que por el simple hecho de haber sido JungKook quien me la regaló, lloraría de felicidad aunque fuese una caja vacía. Pero era obvio que, por su diseño, debía ser algún tipo de joyería.

Al abrir la tapa, lo primero que se me cruzó por la mente fue ver un collar o un anillo ahí dentro. Pero me equivoqué. Había errado al accesorio. Eran dos lindos aretes con la forma de la cara de un gatito, de ahí colgaba una cadena con un cascabel. Son muy cutes. Y no se me escapaba el detalle de que en la cara del gatito estaban talladas mis iniciales.

¿En serio JungKook se había tomado la molestia de buscar unos aretes como estos para después tallar mis iniciales?

»¿Te gustan?

—Son hermosas. —dije con una sonrisa y sin despegar mi vista de ellas— Y tiene un cascabel... Me encantan. —no había forma de que esperara, rápidamente me quise colocar ambos aretes. Al hacerlo, y luego de juguetear con ambos cascabeles, levanté mi cabello para mostrárselo— ¿Cómo me quedan? —pregunté moviendo mi cabeza en diferentes posiciones.

—Hermosos... —lo oí murmurar— Realmente me esforcé en pensar algo que te gustara. Yo... lamento no poder darte algo mejor. No es mucho y tú te mereces más. Pero...

—No... JungKook. —lo detuve colocando una de mis manos en su mejilla y dándole caricias con mi pulgar— Esto es perfecto. Gracias por tomarte la molestia. Más allá de lo que sea, Jeoni, gracias por pensar en mí.

—¿Cómo no hacerlo? Te tengo en mi cabeza todo el tiempo. Sólo debo pensar en ti para que mi día mejore, así que prefiero pensarte siempre.

Reí aún con mis labios cerrados. Me encanta oírlo ser así de meloso, pero mucho más me gusta verlo disfrutar de las caricias.

—Cuando te conocí siempre supe que no eras tan malo y rudo como pintabas. Pero quién diría que Jeon JungKook puede ser tan cursi. —soltó una de esas risitas tímidas, las que mayormente suele hacer cada que halago algún aspecto de él, y las que suelen contagiarme de una sonrisa— Cada vez me sorprendes más.

Su ojitos un tanto más pequeños y felices por la sonrisa que me dedicaba, me miraban fijamente y eran correspondidos por los míos. El silencio no nos era incómodo, es más, podríamos pasar largos minutos de esta forma, sin decir absolutamente nada, y estoy segura de que ninguno de los dos perdería la sonrisa.

Amaba estos momentos con JungKook, cuando no era necesario pronunciar ni una sola palabra para decirnos tantas cosas.

—No estoy inventando nada.

Era imposible controlarse con JungKook, por eso me dejé impulsar por sus dulces palabras y tomando su otra mejilla fui a sus labios. Gocé de un beso algo corto, pero de los que nunca falta una mordida traviesa por parte de él en mis labios. Sus brazos me habían rodeado y presionado contra él, con tal de que a al momento de separarnos yo no pudiese alejarme, pero tampoco es como si yo quisiera hacerlo. Por otro lado, mis manos habían abandonado sus mejilla y se deslizaron a su nuca, lugar en el que me encanta jugar con mis dedos entre sus cabellos.

Con aquél beso sentí que el ambiente romántico había cambiado, ya no eran flores y corazones danzando a nuestro alrededor. El cosquilleo en mi pecho se había propagado a mi vientre junto a un aumento de temperatura.

JungKook también había captado ese cambio, su mirada me lo decía, su mirada y el resto de sus gestos faciales, como sus labios siendo mordisqueados por él mismo. Ni mencionemos como sus manos apretaron mi cintura. Su mirada oscurecida, pero sin intenciones maliciosas, me miraba sólo a mí y se veía muy atraída por mis labios siendo remojados por mi lengua. Pero él quiso tentar y provocarme, dejando húmedos pero ruidosos besos en mi mejilla, más en la zona de la mandíbula, viajando lentamente a mis labios.

—¿Cuándo tendré mi cita de cumpleaños? —susurré en su oído.

Hubiese esperado cualquier cosa, sobretodo que su lado dominante saliera y me hiciese callar. Ya toda una escena se había producido en mi mente. Pero JungKook es tan... JungKook.

—Ah...

—Jeon, te juro que como sigas diciéndome «ah»... —resoplé al perder tan rápido la paciencia.

Me separé de él y lo miré, dejando los estimulantes besos de lado porque JungKook me bajó las ganas como si me tirase un balde de agua fría.

Simplemente increíble la capacidad de este estúpido para matar los momentos.

JungKook se había dado cuenta del error que había cometido con sólo pronunciar una simple vocal, así que, nervioso, trato de arreglarlo. Lo más gracioso es que era tan simple como no decir nada y sólo besarme.

—¿Cuándo quieres que sea?

—Cuando se invita a alguien a salir se supone que ya debes tener todo en mente.

—A mí sólo me interesa estar contigo. —murmuró apretando tiernamente sus labios ya sin saber qué hacer o decir. Pero el condenado sabe que con hacer un simple gesto como ese no sólo ablandaba mi corazón, sinó que también cada órgano de mi cuerpo, hasta ambos riñones.

Tierno, lindo, romántico, meloso, amoroso... JungKook es tantas cosas. Pero junto a todo ello se incluía lo estúpido, que para peor reforzaba todo lo que dije antes.

—Elige tú el día.

—¿Sábado? —le había tomado unos segundos, pero afortunadamente iba avanzando.

—Vamos bien. El sábado será. ¿Y ya sabes a dónde iremos? —mi sonrisa se borró cuando sus ojos se desviaron por menos de un segundo a un costado— Dime «ah» y me largo, Jeon.

Lo amenacé con la mirada, tal vez así lo presionaría y pensaría en algo rápidamente.

—Eh...

—Ay, maldición. —frustrada bajé la cabeza, tocando con mi frente su pecho.

Es como esos niños pequeños que siempre se las ingenian para ser molestos; en el caso de JungKook, él se las ingenia para agitar mi paciencia.

—Es que no sé qué te gusta. ¿A dónde debería llevarte?

—¿Cómo que no sabes qué me gusta? —levanté la cabeza molesta. Tanto tiempo que pasamos juntos me ofende que no sepa algo que me guste.

—Nunca hablamos de eso a fondo.

—Dí ahora mismo algo que me guste, Jeon JungKook. —ordené entonando voz de mamá enojada.

—Gatos. —entrecerré los ojos. Había acertado, pero lo iba a estar vigilando— Pero saber eso no me sirve para saber a dónde llevarte.

—Piensa. Piensa, Jeon. —puse mis manos en su cabeza, como si de alguna forma eso le ayudara en algo— En serio, lo que sea me gustará. —insistí dándole confianza, pero parecía estar seco de mente. Miren, el chico listo rompiéndose la cabeza pensando—¿Sabes qué? No te estreses ahora, tienes hasta el viernes para pensar. Que sea una sorpresa.

Se vió frustrado al suspirar y dejó caer su cabeza en mi hombro.

—Las citas son difíciles. —lloriqueó como un niño.

—Ya, bebé llorón. —reí mientras acariciaba su cabello— Yo me quejo, pero en realidad tampoco sé planear una cita. Cuando sea tu cumpleaños ya te tocará burlarte de mí.

Eso lo animó un poco. Su risa había hecho pequeñas cosquillas en mi cuello y por consecuencia yo también reí.

—Te quiero. —murmuró, siendo perfectamente escuchado por mí en este silencioso lugar.

Escondí mi sonrisa en su sedoso cabello perfumado mientras mis dedos seguían deslizándose entre mechones.

—Te quiero. —le respondí, dando paso a un momento de relajante silencio donde sólo sentíamos la respiración del uno sobre el otro. Es gracioso cómo pasamos de un momento hot a un momento soft. El silencio duró hasta que por encima de él vi el piano que durante todo este tiempo ha estado tocando para mí— ¿Vas a tocarme una canción? —pregunté sonriente y levanté su cabeza, tomando ambas mejillas de él.

Era muy obvio, por eso me había hecho venir hasta aquí, era otra sorpresa de cumpleaños cantarme una canción.

Juro que estoy a nada de comérmelo a besos.

—Ese no era mi plan.

Y una vez más, JungKook mataba el momento. Por lo menos podría haber mentido y dicho que sí.

—¿Te pagan, JungKook?

—¿Para qué? —ladeó la cabeza sin tener idea de nada, como el tonto que es.

—Olvídalo. —lo solté y me aparté con los brazos cruzados, y creo que justo en ese momento encendió la antena.

—Oh... ¿querías que te tocara una can...?

—Olvídalo, Jeon. —me dí media vuelta para ignorarlo, pero sé que como el niño llorón que es va a rogarme.

No me equivoqué, sólo tuve que esperar unos segundos para sentirlo abrazarme desde atrás.

—¿Estás enojada? Por favor, no lo hagas. Te tocaré una canción si eso quieres. —habló un poco acelerado. Era gracioso porque con tan sólo cruzarle los brazos a JungKook ya se le paraliza el mundo y lo veo hasta capaz de hacer malabares por quitarme el enojo.

Hice un pequeño pero tortuoso silencio para él.

—Bueno... —caminé con él enganchado de mi cintura hasta el piano, donde hice que me soltara y me senté yo primera en él— Ya que insistes. —sonreí con falsa inocencia, en el fondo en realidad festejaba mi victoria cuando lo vi sentarse junto a mí— ¿Qué vas a tocar? ¿Una de Justin Bieber? ¿Tal vez Britney Spears? ¿O Camila Cabello? I love it when you call me Señorita...

—En realidad... no sé tocar muchas canciones. Sólo me especialice en una, hasta que ya me la sé de memoria.

Recordando la primera vez que lo oí tocar, había sido la pieza músical de Beethoven «For Elisa». Sí, recuerdo como me presumió en la cara ser mejor que yo. Lo había hecho excelente, como todo lo que hace.

¿Entonces se sabe sólo esa?

—¿Por qué? Más curioso aún, ¿Por qué quisiste aprender a tocar piano? —lo miré curiosa.

JungKook era el único estudio a fondo que quería hacer en mi vida. Por más que no fuesen cosas bonitas, me interesaba saber más sobre él y su vida.

—Quería algún día poder tocarselo a mamá. Esperaba que algún día ella viniera a verme. —dijo mirando fijamente las teclas del piano. Me dí cuenta de la profunda tristeza en sus ojitos. Era obvio que ese deseo nunca se le fue concedido, a su madre no debió interesarle ni un poco ir a verlo— En realidad, eres la primera persona para la que he tocado el piano.

Este era otro tema sensible para él y, aunque no era capaz de sentir su dolor, sufría junto a él. Pero no todo era tan malo, porque no dudó ni un segundo en decírmelo, en compartirlo conmigo.

—¿Debo sentirme especial? —sonreí moviendo mis hombros de un lado a otro.

—Eres especial.

La profundidad con la que había hablado me hizo sentir que no eran simples palabras, era algo que él realmente sentía.

Lo miré unos momentos. JungKook seguía con sus ojos clavados en el piano, pero ya no estaban cargados de esa espesa tristeza y melancolía, de esos malos recuerdos, sinó que cargaban una mirada dulce, de esas que sólo he visto cuando me mira a mí.

»Me alegra que hayas sido la primera en escucharme. Practiqué mucho tiempo, en cada segundo invertido sentía la felicidad y el amor de sólo imaginarla aplaudiendo con una sonrisa para mí. —había hecho una pequeña pausa. Yo comenzaba a preocuparme de que, recordando todo aquello, volviera a llorar y que no pudiese parar. Me tomo de sorpresa cuando al levantar la mirada y dirigirla a mí, fuese con una sonrisa y ese mismo brillo, alzando su mano para correr mi cabello detrás de mi oreja— Y aunque en un principio era para ella, creo que no hay persona más correcta y merecedora de todos esos hermosos sentimientos que tú.

Sin darme cuenta mi vista se había nublando. No sabía en qué momento las lágrimas habían comenzado a brotar. Probablemente había estado reteniéndolas por cada cosa bonita que JungKook me decía, pero esto me había sueprado.

Bajé la cabeza con vergüenza de verme como una llorona y traté de quitar las lágrimas tallando mis ojos.

—Tonto... —mascullé.

—¿Estás llorando? —lo oí preocupado y sentí que se movía sobre el asiento para acercarse a mí— ¿Estás bien? ¿Dije algo malo?

Moví de un lado a otro la cabeza y estiré mis brazos. De inmediato él me correspondió a mi intento de abrazo.

—Gracias, JungKook. —dije entre lágrimas.

—¿Por qué?

Guardé unos segundos de silencio en los que seguía derramando algunas lágrimas en mis ojos y al separarme de él lo miré secandome con mis mangas.

—¿En serio me quieres tanto?

—Cleo June, —con ternura sonrió— quiero que seas la única que me escuche tocar el piano. —entonces otra vez comencé con un pequeño sollozo, pero rápidamente se sumaron las lágrimas— ¡No! Pero no llores. Oye...

—Perdón... Es que eres muy lindo. —dije pasando inútilmente mis dedos sobre mis empapadas mejillas.

—Me siento como un idiota por hacerte llorar en tu cumpleaños.

—Te juro que son lágrimas de felicidad.

Él volvió a abrazarme, ya que se sentía inútil viéndome sólo llorar y no hacer nada. Me abrazó hasta que mis emociones alborotadas se calmaran, y debía ser pronto porque el timbre estaba por tocar.

No entiendo por qué estoy tan llorona si no tengo la regla.

De todas formas, cuando el inexplicable llanto había cesado, JungKook se encargó de hacerme sonreír con muchos cosquilleantes besos. Sí, de lo más cursi, pero a mí me encanta. Y así, ya seguro de que estaba completamente bien, me dejó ir.

—Espero que pases un muy feliz cumpleaños. —dijo antes de darme un beso, primero en mi cabeza y luego en mis labios.

Sonreí con tan tierna despedida.

—Ya lo hiciste el mejor del mundo.

...

En casa tuve que ponerme a pensar en cómo vestirme para ir a ese lugar misterioso. Seguía riéndome de que EunRin haya gritado a todo pulmón la sorpresa, JiMin me dijo que planearon hasta fingir no recordar que hoy era mi cumpleaños. Tal vez era algo cliché, pero me habría gustado saber cómo lo manejaban. De todas formas me resultaría raro que no lo recordaran cuando Rin los anotó en su agendita de cosas importantes.

Como sea. No sé qué ponerme. No tengo idea de a dónde me llevarán porque no soy de esas personas que salen a menudo de su casa, o por lo menos actualmente no lo soy, y ellos se supone que lo saben.

¿Y si me pongo un vestido y me llevan a un Burger King? ¿Cómo se supone que mi ropa se adecúe a la ocasión?

Bueno, si me dijeron que me vista como quiera debe ser porque no es nada importante.

Es raro pasar un cumpleaños con un grupo de amigos de esta forma, no estoy acostumbrada a ello. Los días de cumpleaños que salí con los chicos no eran... salidas normales, por decirlo de alguna forma. Con Dane y sus amigos no hicimos la gran cosa, sólo salimos a comer. Recuerdo que ese día también me había puesto nerviosa.

Okey, iré por lo más simple. Me puse un pantalón negro, roto en las rodillas, y como me daba flojera buscar algo, sólo me puse una chaqueta deportiva. Si me daba calor me iba a tener que aguantar, porque no traía nada más que mi ropa interior debajo.

Me miré en el espejo, dudando de si estaba bien llevar todo del mismo color, el mismo color de siempre; negro.

Es mi cumpleaños, hago lo que quiero.

Me puse esos borcegos que mamá me regaló al volver de Busan que tanto me encantaron y ya me sentía preparada para sea cual sea el lugar al que me llevarían.

—¿Por qué siempre te pones nerviosa cuando vas a salir? —dijo mamá, ya cansada de oírme caminar a su alrededor mientras intentaba cocinar.

No era mi culpa ser una persona muy ansiosa.

—No sé. Tener amigos normales es raro.

—En Estados Unidos saliste muchas veces con esos chicos... —tardó unos segundos en recordar sus nombres— ¿Max y Daemon?

Podría decirse que en Estados Unidos se quedó mi yo social. Ya no salgo todo el tiempo, sólo muy ocasionalmente con los chicos. Quién diría que pasaría de ser un gato callejero a uno con ansiedad por salir de su casa.

—Sí, pero... Era distinto, ¿okey?

—¿Qué ha sido de esos chicos? No me has dicho nada de ellos.

—Es porque no me han hablado. —me crucé de brazos molesta, recordando que esos tontos no se han molestando en ponerse en contacto conmigo. Como reslutado me gané una mirada juzgante por parte de Cassidy— ¡Tú sabes que si no me hablan yo no hablo! No me arrastro por nadie. —ella bufó y siguió con lo suyo— Como sea. Ellos están en la universidad y... Ya sabes, chicos ocupados. Tal vez hasta tienen nuevos amigos... y se olvidaron de mí. —fingí secar una lagrima de mi mejilla.

En realidad eso si me deprimía. Pasé buenos momentos con esos chicos y me hace sentir mal que me dejaran de lado. Otra vez mis amigos me dejan de lado.

—Tú tampoco les has hablado, CJ, no te hagas la víctima.

—¡Yo soy quien se fue a otro contienente! —llevé una mano a mi pecho— Deberían pensar «Pobre, CJ. Le hablaré para que no se sienta sola».

Al principio lo había entendido, pero ya a meses de haberme ido de Estados Unidos y que ninguno de los dos me haya preguntado un simple «¿Cómo estás?» lastima mis sentimientos.

—Con esa forma de pensar me sorprende que tengas amigos.

Bueno... tal vez yo sí debería tomar la iniciativa.

—Bien. —puse mis ojos en blanco— Luego les hablo. ¿Feliz?

—Haz lo que quieras, Cleo June.

Sentí como una ofensa a mi persona que no se dignara siquiera en levantar su vista verme.

—¡Pero muéstrame interés por lo menos!

—Deja de gritar. —justo en ese momento el timbre me hizo saber que JiMin había llegado a recogerme— Vete y pasa lindo tu cumpleaños.

Esta mujer me estresaba, pero la quería demasiado. Le saqué mi lengua y luego de decir en voz baja un «te quiero» fui por mi bolso para irme a un lugar donde realmente me aprecien.

—Dos horas de viaje... —murmuré una queja estando ya sentada en el copiloto junto a JiMin.

¿En serio tenía que estar sentada dos horas aquí para ir a...? ¿A dónde? No tengo idea a dónde vamos. Más vale que para lo que dura el viaje valga la pena, porque probablemente salga de este auto con un calambre en el trasero terrible.

—Aprecia que vamos en auto.

—¿Por qué no eligieron un lugar que estuviese más cerca? —volví a quejarme y patalear como niña pequeña.

—Porque no.

Encima JiMin parece que anda en modo Cassidy.

—Si me dices a dónde vamos te juro que fingiré sorprenderme.

—No, Cleo June. Ten un poco de paciencia. —me regañó.

—Genial. —dije cruzándome de brazos y me recosté en el respaldo del asiento, pero rápido recuerdo que JiMin no es JungKook como para ceder ante mí. Supongo que tendré que recurrir a otro método— Genial. Bien. No importa. —sorbí mi nariz, pero no permití que viese mi cara, por eso volteé a la ventana— Arruinan mi sorpresa de cumpleaños, me hacen viajar dos horas... tú me tratas mal...

Lo oí suspirar. ¿Estaba funcionando?

—En serio lamento que esto no haya sido como se suponía que debía ser.

—No te disculparé... a menos que me digas a dónde vamos. —volteé a verlo, pero su mirada ya lo decía todo y en silencio volvió a prestar atención al camino— Okey, es un no. —cedí. Sí, lo admito, esta vez cedo yo— Está bien. No deberían preocuparse por eso, el sólo saber que se esforzaron en hacer algo lindo por mí... me hace feliz.

Vi una pequeña sonrisa formarse en sus labios.

—¿Alguna vez te han hecho una fiesta sorpresa?

—En realidad... mis cumpleaños, siento que nunca fueron para mí. Mamá siempre organizaba todo como ella quería y me hacía vestirme como ella quería, todo con tal de impresionar...

—¿A quién?

—A mi abuela. Ella nunca esperó nada de mi madre y la comparó toda su vida con mi tía. Por eso, cuando ella armó su propia familia, quería que todo fuese perfecto. Pero yo no era perfecta, estoy lejos de serlo. —reí recordando mis miles de travesuras.

—¿Tu madre era muy controladora?

Creo que decir controladora se quedaba corto. Adoro a mamá, pero es cierto que en el pasado fue una mujer totalmente distinta a la que es ahora, y no la condeno por nada de eso. Ella cometió sus errores y aprendió de ellos, al igual que papá. Ahora sólo pienso en la familia que tengo ahora, estoy feliz y satisfecha con ella.

—La mayoría de mis cumpleaños ni los disfruté.

—¿En serio? —me miró y lentamente asentí— ¿Y tus amigos? O bueno... los que en su momento lo fueron.

—Salía con ellos, pero no era algo especial. Eran salidas que hacíamos en cualquier momento. Íbamos a bares y clubes nocturnos a... —no terminé de hablar porque comencé a reírme al recordar esas estupideces que hacíamos.

—O-oh... Ya entiendo. —confundida lo miré con sus mejillas ardientes— Me olvidé que tú... Bueno... No eres virgen...

¡Ay, Dios!

—¡No! —lo interrumpí— ¡No, no! ¡JiMin! Yo iba a hacer esas cosas.

—¿Ah? Lo siento. Es que... Olvídalo.—sacudió su cabeza, me imagino que también queriendo deshacerse de esos pensamientos.

—Mocoso depravado.

—Tú diste a entender eso. —se defendió.

—No terminé de hablar, tonto.

—Buen, entonces, ¿de qué forma te divertías?

Suspiré ahora recobrando la compostura y volviendo al momento de story time.

—Pues... Íbamos, bebíamos un poco, nos reíamos de estupideces y, como toque final, —reí antes de decir esto último— comenzábamos una pelea.

—¿Una pelea?

—Siempre nos gusto la acción, ese sentimiento de adrenalina. Entonces ellos y yo nos metíamos en cualquier tipo de pelea. Recuerdo que una vez Harry me retó, habían cinco motocicletas en fila y dijo que no tenía la suficiente fuerza como para patear una y tirarlas todas. Y sí lo hice. ¡Oh! Y también le rompí un vaso de ron en la cabeza a un tipo.

—¿Debería preocuparme? —me miró.

—Ya no hago esas cosas. Te lo juro.

Inseguro volvió su vista al camino.

—¿Te metías en ese tipo de peleas y no te daba miedo que te rompieran la cara?

—¿Quien dijo que no me rompieron la cara? Mil veces lo hicieron, a mí y a mis amigos. —extrañamente para él, dije aquello con demasiada felicidad y una gran sonrisa. Es difícil entenderlo, pero eran buenos momentos, de los mejores. Gran parte de mi vida la viví con esos chicos, fueron parte de mi crecimiento y ellos me formaron de alguna manera— Pero eso le daba el toque. Siempre nos echaban y terminabamos riéndonos en la calle.

Entiendanme, mi mamá era una bruja que se enojaba por todo y siempre me estaba encerrando bajo llave, esos momentos eran libertad pura para mí. Y para en ese entonces, teniendo padres que le prestaban atención mil veces más a una particula de mugre que a mí, aprendí más de esas personas y fueron mi ejemplo por años.

—Mierda, estabas en serio loca. ¿Acaso te gustaba que te lastimen?

—Supongo que, en parte, lo hacía para llamar la atención de mi madre. También para hacerla enojar.

—¿Para qué la provocabas si querías atención?

—Era tonta, Park. —me excusé—¿Recuerdas que te hablé Aileen? Siempre me sentí desplazada por ella. Mamá la trataba demasiado bien, incluso más que a mí. Yo era una mocosa muy envidiosa y caprichosa, de esas que piensan que lo suyo es suyo y punto. Lo sigo siendo. —dí una pequeña risa— Mi mamá era mi mamá, ella tenía la suya, no entendía por qué me tenía que sacarme la atención a mí. Aileen era la hija perfecta que estoy segura de que mi madre siempre quiso. Y yo... sólo quería que me tomara de las mejillas con cariño y me preguntara si estoy bien.

—¿Y tu padre?

—Mi padre siempre fue bueno conmigo, pero siempre se dejaba influenciar por lo que decía mi madre. Siempre debía esperar la aprobación de mamá y nunca le discutía nada.

—Entiendo. —dejó ir una risa sarcástica— Es curioso. Es como si tu madre fuese mi padre y tu padre mi madre. La quiero, pero detesto que nunca se oponga a él, ni siquiera para defenderme

Llevé una mano a mi pecho y acaricié esa zona al sentir tan fuerte los latidos. Me hacía mal recordar todo eso.

—Tu mamá es adorable. ¿Cómo terminó con un tipo así?

—Fue un matrimonio arreglado. Ella me contó que ninguno de los dos se quería, pero por una cosa y otra, realmente terminaron enamorándose. O bueno, al menos ella de él. A veces no estoy seguro de que mi padre tenga sentimientos. —dijo esto último con desagrado.

—Lo mismo pensé de mi mamá... pero resultó que alguien en el pasado no tuvo sentimientos con ella. —sonreí con tristeza. Era lamentable que por actos de otros los menos culpables terminaran pagando, pero así eran las cosas— Claro que eso no justifica que se desquitara conmigo, pero... al menos puedo entrnderla. No quiero defenderlo porque lo detesto, pero tal vez a tu padre también le arrebataron un sueño, o directamente nunca lo dejaron tener uno y por eso vive tan amargado. No es feliz.

Sentía una gran pena por ese hombre. Sí, es arrogante, frío y cruel, pero alguien lo formó de esa manera. Podrá disimularlo muy bien, pero tiene sentimientos, no es un robot.

—¿A estas alturas qué podría hacer feliz a ese idiota? —escupió molesto.

—Tal vez... darse cuenta de que tiene a una mujer que, pese a todo, lo ama. Y un hijo maravilloso. Parece más centrado en su trabajo y reputaciones que en la felicidad más simple pero única que es tener a una familia unida.

JiMin guardó unos segundos de silencio, parecía estarlo meditando, hasta que resopló fuertemente y molesto.

—Lo intento, pero no puedo sentir lástima o lo que sea por él. Él destruye a la familia.

Suspiré rendida. No había forma de que yo me metiera a la mente de JiMin y borrara todo lo que ha sufrido estos años con su padre. Tampoco puedo pretender que por mis palabras de repente todo sea color de rosas para él. Tendrá su propio momento.

—Todo a su tiempo, Mochi. —dije y al instante mi celular vibró— ¿Hola?

Oye, ¿JiMin y tú van en camino?

—Sí. Estamos a... No tengo idea a cuanto estamos.

¿Puedes decirle que nos vamos a retrasar?

—¿Por qué?

Íbamos en el auto de SeoHyun y nos pararon unos policías. Resulta que SeoHyun no tiene licencia para conducir, así que debemos esperar a que llame a sus padres.

—¿Es una broma? —de reojo vi a JiMin, que no parecía estarle prestando atención a mi conversación en la llamada.

Lo siento, Cleo. Es que SeoHyun dijo que sabía de un camino más corto para llegar antes que ustedes, pero en el proceso excedió la velocidad y... bueno...

—Está bien. Tranquilos. Ustedes sólo traten de resolver ese problema, no importa que se demoren.

Gracias por entender, CJ. En serio lo lamento.

Mierda. Me mató oír la voz tan apagada y desanimada de Hobi. Ellos sólo querían hacer una fiesta sorpresa.

—¿Pasó algo?

—Era HoSeok. —lo miré queriendo ser lo más sutil posible— Dijo que un policía los detuvo de camino a donde sea que vamos porque excedieron la velocidad y SeoHyun no tiene licencia.

—¿¡Que!? ¡Estás...! —un repentino golpe al volante me hizo saltar del susto— ¡Debe ser una jodida broma!

—JiMin...

—¡No puede ser que todo esté saliendo tan mal!

Estaba sorprendida. Nunca había escuchado a JiMin de esa manera, ni siquiera el día que fue a llevarme al hospital a mitad de la noche.

—¿Por que venían todos con SeoHyun?

—Se suponía que ellos llegarían antes para intentar hacerte la sorpresa, pero.... Otra vez... —mordió sus labios con fuerza, reteniendo así au ira.

—Hey, tranquilo. —toqué su brazo para calmarlo.

—Esto no debería estar saliendo así. —dejó caer su cuerpo hacia atrás y cerró sus ojos cuando nos encontramos frente a un semáforo en rojo.

—No importa. Oye, aprecio el esfuerzo y es lo que importa. —le sonreí. Él me miró de costado y traté de alentarlo, pero difícilmente sonrió— Ya sé, ¿Quieres cremita? —le ofrecí de la crema para manis que traía en mi bolso.

Así es, compré una crema para manos de vainilla, porque es buenísima. Había pensado en comprarle también una a JungKook.

—¿Qué es eso? —miró extrañado.

—Cremita para manos con esencia a vainilla.

Se encogió de hombros y me tendió la mano, así lo vi calmar sus nervios al restregar sus manos entre ellas y el exceso de crema lo seguía esparciendo en su cuello. Es un método de desestres.

El viaje había continuado y afortunadamente conseguí que JiMin se calamara. Seguimos hablando de cosas de la vida hasta llegar a nuestro destino, el cuál me dejó muy confundida al no saber dónde estábamos.

Oh... podía oír el ruido del mar.

—¿Qué es este lugar?

—Sorpresa. —dijo sin muchas ganas— Estamos en Yangyang, esta es una casa en la playa de los padres de SeoHyun.

—¿Eh? ¿En serio? ¿Mi cumpleaños será en un casa en la playa?

Eso si me había sorprendido.

—Si es que los chicos llegan. —suspiró.

Puse mis ojos en blanco. Ya le dije varias veces aue dejara de pensar en eso.

Seguí caminando detrás de él hasta estar frente a la puerta de entrada de esa linda y gran casa, la cuál él abrió y como todo un caballero me permitió entrar primero.

—¡Feliz cumpleaños! —el repentino grito de todas esas voces juntas y las luces encenderse solas me había hecho literalmente brincar.

Sorprendida y con loa ojos abiertos los miré, estaban todos aquí. Comenzaron a reírse de mi reacción, todos juntos mientras se acercaban a mí para abrazarme.

—Al menos pudimos improvisar una sorpresa. —dijo HoSeok con una sonrisa.

—No creí que realmente te sorprendieras. —se burló YoonGi.

Claro, porque como no le pasó a él...

—¿Fue todo una mentira? —los miré.

—Obviamente, cariño. —rió SeoHyun— ¿En serio crees que yo conduciría un auto? ¡Ja! Para algo tengo chofer.

—Es que... Dios. —volteé a ver a JiMin recordando su reacción. Él realmente se veía enojado, furioso, pero ahora me veía con una sonrisa que decía «caíste»— JiMin, eres buen actor. Realmente creí que estaba a punto de reventarte una arteria.

Él rió y desvió la mirada unos segundos, pero nuevamente volvió a mirarme.

—Di mi mejor esfuerzo.

Si no hubiese sido por él no les creía nada.

Todos reíamos contando diferentes anécdotas de todo lo que hicieron y los problemas que tuvieron con la sorpresa, hasta que en un momento un fuerte estruendo dejó en silencio el lugar. Nos miramos entre nosotros asustados sin saber qué pasaba.

—¿Qué fue eso? —pregunté sin mover un solo dedo.

—Vino de la cocina. —señaló SeoHyun.

Fuimos detrás de ella y con cuidado entramos al lugar, encontrándonos con el desastre de que el microondas había explotado.

—EunRin, ¿qué hiciste?

Confundida miré a SunKo y luego a Rin, sin entender por qué sería su culpa.

—Te dije que le daría el toque final al pastel, así que lo envolví en aluminio y lo calenté en el microondas. —dijo con total inocencia.

Entonces todos bajamos la cabeza y soltamos un suspiro.

No llego a entender como un ser cómo EunRin sigue vivo, porque hasta dudo de su sentido de supervivencia.

—¿¡Estás loca!? ¿¡Por qué hiciste eso!?

—Porque dicen que sirve como para rayos... pero creo que se me pasó de tiempo.

—¡Eso no tiene sentido!

—Que no cunda el pánico. El gran Min YoonGi siempre se anticipa a todo. —dijo yendo al refrigerador y sacando de él un pastel de vainilla.

—¿Por qué tenías un pastel de repuesto?

—Con tú y EunRin, con alguna mierda lo iban a arruinar.

—Yo no le dije que lo metiera al microondas. —se cruzó de brazos, pero su temperamento aumento al ver como YoonGi le hacía burla con la mano— ¡Min YoonGi!

—Hay pastel, eso es lo importante. —se encogió de hombros.

—Maldición. Tendré que cambiar ese microondas antes de que mis padres se enteren. —suspiró y sacando un fajo de billetes de su bolso comenzó a abanicarse— Que difícil es mi vida.

—Sí, me imagino sí. —dijo con sarcasmo SunKo.

—¡Vamos, Cleo June, hay que cantarte feliz cumpleaños! —brincó Rin yendo detrás de YoonGi, que llevaba entre sus manos el pastel ya con las velas.

—¡Después de esto comienza la diversión! —alzó la voz el teñido de gris.

Fui detrás de ellos. Admito que me sentí como una niña pequeña cuando HoSeok me encendió las velas, pero también era pura felicidad. Creo que era la primera vez en todos mis cumpleaños que realmente me sentía especial, sentía que este día era para mí. La primera vez en que lo primordial no era que me vea bien, sinó que me sienta bien.

Miré a mi alrededor las sonrisas de mis amigos alumbrados únicamente por las luces de las velas, cantando y aplaudiendo al ritmo de la canción de cumpleaños, y soy feliz de verlos aquí conmigo.

Recuerdo que, en las noches, papá me cantaba esta canción de cumpleaños, la de su país natal. Después de cantarme me daba una abrazo, un enorme beso en la frente y me decía lo mucho que me ama. Eran los únicos momentos de mis cumpleaños que podía disfrutar.

—¡Sopla las velas, CJ! —gritó EunRin.

No me había dado cuenta que ya habían terminado la canción. Sonreí y antes de soplarlas me concentre me mi deseo, el mismo que llevo pidiendo en todos mis cumpleaños «un autógrafo de Justin Bieber».

No me juzguen.

...

—Realmente me gusta el ambiente de este lugar. —dije admirando la serenidad del paisaje. Se sentía un aire muy fresco y el ligero sonido del ambiente era relajante.

Volteé a verlo al oír el sonido de las ramas crujir. JiMin finalmente había logrado encender el pequeño fuego en la arena.

Mientras los demás estaban adentro haciendo no sé qué, JiMin y yo vinimos a encender el fuego porque YoonGi se puso como vieja histérica diciendo que no encargaramos nosotros.

Se supone que es mi cumpleaños.

Pero obviamente todo el trabajo lo hizo JiMin.

—Sabemos que no te gusta estar al rededor de gente, así que creímos que traerte a un lugar lindo y tranquilo sería ideal para ti. —me sonrió sentándose a mi lado, viendo como el fuego comenzaba a consumir la madera.

Le había atinado perfectamente. Si se trataba de disfrutar con mis amigos prefería mil veces un lugar privado para nosotros y sin personas fastidiando a nuestro alrededor. Además, así evitaba meterme en algún tipo de problema. Con sólo recordar las cosas que han pasado junto a JungKook me hace creer que, en efecto, soy un ser de mal augurio.

—¿Cómo sabes eso?

—Todos los días, al menos una vez, te oigo decir «odio a las personas». —me imitó con una voz ridículamente aguda, lo que me ofende y lo hizo recibir un pequeño golpe. Claro que con lo inofensivo que fue no evitó que él se riera.

—Yo no hablo así.

—Pero no me equivoco. —con una ceja alzada y una confiada sonrisa de costado me miraba en espera de que le diera la razón, porque en efecto, tiene razón.

Pero... agh. Quería golpearlo, porque esa expresión facial era la típica de Jeon cuando tiene razón en algo y yo siempre quedo como tonta.

—Bueno... sí. —no era ningún secreto que en general odiaba a las personas— Pero como sea. Gracias por... todo esto.

—Me alegro que te guste. Se nos fue difícil planear todo.

—Me lo imagino, son dos horas de viaje hasta aquí. Gracias. —repetí, dedicándole una de las sonrisas más sinceras y agradecidas.

Como es normal en él, no demoró en bajar su cabeza con las mejillas coloradas. Así es JiMin, podrá ser a veces atrevido y coqueto, pero siempre perseverará su naturaleza adorable. Es tierno verlo avergonzarse por todo.

—Te lo mereces. —dijo él. Seguidamente carraspeó la garganta y enderezó su postura— ¿Mañana quieres entrar al agua?

El repentino cambio de tema se me hizo un poco gracioso. Supongo que así quería disimular un poco la vergüenza.

—Sabes que no me gusta. ¿Y si una bicho del mar me pica? ¿O si el Kraken...?

—No existe. —se me adelantó— Ya hablamos de eso.

La última vez que hablamos de eso únicamente él me trató de loca y no llegamos a ningún lado.

—¡Tú no sabes!

—Estaré contigo, ahuyentaré al Kraken si te molesta.

Sabía que se estaba burlando de mí. No es mi culpa que él no crea en los peligros del océano.

—No soy una niña pequeña. Además, no tengo traje de baño.

—SeoHyun puede prestarte uno.

Mierda. Detesto que tenga algo con lo qué responder a todo. Podría creer que JungKook está haciendo alguna especie de ritual para poseer a JiMin y hacerlo igual de irritante que él.

Finalmente suspiré sin mas remedio que acceder. Después de todo no había que desaprovechar el lugar, además de que podría sólo quedarme en la orilla

—Bien. Supongo que si se esforzaron tanto por festejar mi cumpleaños aquí es lo menos que puedo hacer. —resoplé resignada y con los brazos cruzados.

Park JiMin

Con una muy sutil sonrisa la observé, cruzada de brazos y mordisqueando la piel de su labio inferior al mismo tiempo que hacía esos gestos de molestia. CJ tenía la gran semejanza con un gato, porque pese a estar feliz o enojada se ve tierna, hermosa, preciosa y miles de adjetivos más que halaguen su belleza.

Ese gesto era mi favorito, me encantaba cuando arrugaba la nariz de esa forma.

YoonGi me llamó exagerado cuando hace unos días hablé con él sobre Cleo June, y creo que me explayé demasiado. Le mencioné detalles tan meticulosos como lo mucho que me gustaban sus pestañas, o lo tierno que me parecía el colmillo torcido de su dentadura que es tan indetectable que debes verla muy fijamente al sonreir para percatarse de ello, y a mí me encanta ver su sonrisa. Según YoonGi, estoy loco o muy desesperado por ella.

—¿Qué? —su tono algo agresivo me devolvió a la realidad. No me había dado cuenta de lo mucho que divagué en mi mente mientras la miraba fijamente— ¿Te estás burlando de mí? ¿Quieres una golpiza? —me mostró su puño.

—Ah... No. No es nada. Es que... —estaba nervioso y al mismo tiempo sentía vergüenza. ¿Con qué cara me habré quedado mirándola? Con lo hermosa que es no me sorprendería haberme visto como un idiota—  ¿Te cortaste el cabello? Te ves más bonita.

El halago pareció bajarle el temperamento y la intensidad, ya que sonrió y acomodando un mechón detrás de su oreja habló:

—Deben ser los años encima. —dijo con arrogancia— Cada día la pubertad me pone más buena.

Me reí con eso último. Normalmente las mujeres detestan envejecer, pero ahora no puedo evitar imaginarme a una Cleo June de sesenta años diciendo algo como eso.

—Sí, debe ser eso. —sonreí bajando la cabeza. Que vergüenza es no poder decirle directamente lo hermosa que es. Ahora mismo oigo al YoonGi de mi mente decirme cobarde y que si pretendo tener el futuro que quiero con ella, entonces es ahora o nunca. Tomé una buena cantidad de aire para quitarme esos nervios y cualquier tipo de miedo de encima, no podía seguir así— Quiero decirte algo... —la miré decidido, pero cuando sus grandes ojos sorprendidos por tan repentino actuar se posaron sobre mí, me sentí intimidado— que hace tiempo quería...

¿Cómo seguía con esto?

—¿Qué cosa? ¿Es algo malo? Te juro que no me he estado metiendo en problemas.

—No es eso. —sonreí para despreocuparla, no era algo malo. Pero ni siquiera pude comenzar a decir lo que quería cuando el molesto y sorprendentemente agudo grito de YoonGi me interrumpió.

—¡Cleo June! —volteamos y venía él junto a HoSeok, SunKo y SeoHyun. Todos se reían muy seguramente porque estando allá adentro se adelantaron a beber un poco de alcohol antes que nosotros. Pero YoonGi venía con un vaso cilíndrico y transparente que contenía una bebida amarillenta— Hay que prender esta fiesta. —tras decir esto le tendió a CJ ese vaso.

Me parecía que eso era demasiado alcohol para que YoonGi pretendiera que Cleo June se lo tomara de un trago.

—¿De qué hablas? ¿Qué es eso?

—Una bebida mágica para empezar la diversión. Eres la cumplañera, bébelo. —lo movió insiste delante de ella.

CJ lo tomó con cuidad y trató de reconocer el líquido en base a su olfato, pero por su cara era evidente de que no lo logró.

—¿Qué le pusieron?

—De todo. —respondió YoonGi con una sonrisa confiada.

Los chicos atrás se reían como niños haciendo una travesura.

—¿Es seguro? —pregunté. Yo desconfiaba de YoonGi en estas situaciones porque una vez estando borracho me quiso hacer tomar gasolina.

—Da igual. —dijo Cleo June antes de que él respondiera, llevando el vaso y bebiendo, en compañía de los gritos de aliento, todo el vaso de una.

Las muecas que hacía mientras bebía cada trago me decía lo fuerte que debía estar eso, más aún cuando al acabarlo toció e hizo carraspear su garganta. Todos gritaron y silbaron como si ello hubiese sido alguna especia de victoria.

—Hey, JiMin. —me empujó HoSeok— Tú también, hermano, bebe algo. —y vi en frente de mí una botella de whisky.

Miré una vez más a CJ, también se había sumado al festejo, gritando que era la reina de una montaña que ni siquiera existe. Sonreí y supuse que no me quedaba de otra, el punto aquí era divertirse, así que dejando mis sentimientos para otro momento acepté la bebida.

••••

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Odio estudiar

Sólo quiero ver el Comeback de los antibalazos 😡

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