bad boy โ”โ” [#1] jeon jungkook

By thebidoom

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โ”โ”๐—•๐—”๐—— ๐—•๐—ข๐—ฌ โel chico malo no era tan maloโž Jeon JungKook quiere esconder sus problemas detrรกs de su fa... More

ใ€Œ BAD BOY ใ€
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ใ€Œ SEGUNDA PARTE ใ€

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Kim Cleo June

—Debe ser romántico que un chico te lleve a su apartamento. —chilló SeoHyun de la emoción, pero pronto su expresión decayó— ¿Por qué a mí no me pasa eso? ¿Por qué no tengo novio?

—¿Será porque te dedicas a llorarle a tu colección de Chanel que estoy segura de que reemplazaste muy fácilmente?

—Que hoy hayas tenido un mal día no significa que debas desquitarte conmigo, SunKo. Esa herida aún esta abierta y lo sabes. —sollozó juntando sus manos en su pecho mientras SunKo ponía sus ojos en blanco.

Reí por las dramatizaciones de la rubia.

—Yo sólo puedo decir que estoy satisfecha con el lugar. Además de que la cama es super cómoda. —inmediatamente las tres comenzaron a cantar un «Uh» en coro mientras se daban miradas entre ellas. Sabía lo que habían interpretado y me avergoncé— Para dormir. La cama es cómoda para dormir

—Supongamos que sólo durmieron. —se burló SunKo.

—¿Por qué hacemos «Uh»? —oí como Rin, que iba caminando a un lado de SeoHyun, le susurraba. Pero digamos que el fuerte de Rin no es ser discreta, así que todas reímos de lo limpia y pura que es su mente.

—Sólo dormimos. —aclaré.

—Obviamente, mensa. ¿Para qué más sirve una cama?

En serio a veces tengo ganas de patear a Rin, pero se me pasa al recordar que es un ser inocente y sin la capacidad para entender su alrededor.

—Yo quiero saber... —la miré expectante, pero parecía estarme haciendo la pregunta con la mirada. Pareciera que SeoHyun no sabe que yo no entiendo el idioma de las cejas, porque no para de moverlas como si yo fuese a captar el mensaje— Ya sabes...

—¿Qué?

Ella miró a Rin y se apartó de ella, supongo que para que no escuchara.

—¿JungKook y tu se han metido mano?

Tapé mi boca para ahogar una risa avergonzada mientras que SunKo casi se ahoga bebiendo de su botella con agua.

En mi imaginación con JungKook ya he hecho muchas cosas, lo admito. Pero hasta ahí mi interacción sexual con JungKook. Nunca hemos llegado a más de algún roce, pero siempre con ropa puesta, quiero aclarar.

—¡SeoHyun! —la empujé.

Obviamente que no iba a hablar de mis fantasías eróticas con JungKook o de como nos... Bueno... Eso.

—¿Qué? ¿Qué dijo? —preguntó Rin al ser la única que no escuchó.

—¿Pero sí o no?

—¡No!

—¿Y te gustaría? ¿En serio no? ¿Ni unos roces? ¿Por lo menos sabes si es dominante o pasivo?

—¡Basta! —volví a empujarla ya roja a un nivel alarmante— ¿Y por qué te interesa saber eso, degenerada?

—Es que como carga con esa reputación de chico malo me da curiosidad saber si es el cliché del dominante que te embiste como toro. ¿Te imaginas que lo sea? Pobre de ti, Cleo June.

SunKo soltó una carcajada.

Genial, otra cosa a mis fantasías. Esa será mi razón para no dormir esta noche.

—¡Es raro, SeoHyun! ¡Basta!

Debía tener la cara roja por cómo Seo me señalaba y se reía. Yo trataba de verme molesta, así la intimidaba y dejaba de hablar de ese tema. Pero ¿a quién engaño? Mi cara era un chiste.

—¿¡Pero qué dijo!? —lloriqueó.

—¿Qué hace JungYul con ellas? —la repentina pregunta de SunKo nos hizo detenernos y mirar hacia la misma dirección que ella, que era a nuestras espaldas.

A lo lejos se veía lo que parecía ser JungYul caminando detrás de YuRi y... Me olvidé el nombre de la otra. En fin, detrás de las amigas de HaNeul.

—YuRi se ve molesta.

Efectivamente, como dijo SeoHyun, YuRi de un momento a otro tomó el brazo de Yul, de una forma muy brusca, y la hizo caminar más rápido. Además, desde aquí se le podía ver cómo gritaba. O bueno, me imagino que está gritando, porque hablar como una persona normal nunca la he visto hacerlo.

—La deben estar molestando. —dijo EunRin preocupada y fue la primera en dar paso hacía ellas— Vamos.

Obviamente no íbamos a dejar a ninguna de las dos solas, así que traté de apresurarme para colocarme delante de Rin de forma que ella estuviese segura. Ella se apresura y no se da cuenta que entre esas dos la pueden doblar como barita.

Las seguimos hasta una zona vacía y fuera de la vista de muchos en el patio. Vimos que tenían a Yul contra la pared del instituto y YuRi la señalaba con su dedo índice diciéndole no sé qué. Antes de estar lo suficientemente cerca para escucharlas, EunRin gritó.

—¡Yul!

Maldije, porque eso hizo que las tres voltearan a vernos, por lo tanto se callaron. Se ve que Rin no entiende lo que es ser cauteloso.

—¿Ustedes qué quieren? —la malhumorada fue la primera en hablar, o más bien ladrar.

—¿Qué quieren ustedes? —SunKo les devolvió la pregunta y luego señaló a Yul— ¿Acaso son amigas?

YuRi la miró desafiante y cruzándose de brazos la miró de arriba a abajo.

—Son asuntos ajenos a ustedes, perras. Váyanse.

—¡Los perros son bonitos, no entiendo los nombras como si pudiesen ser parte de tu lenguaje peyorativo! ¡Y para tu información, JungYul es nuestra amiga, así que sí nos incumbe!

Estando a punto de decir algo me interrumpí a mí misma al darme cuenta de lo que EunRin dijo.

—¿Dijiste «peyorativo»? —me giré para verla ya que seguía detrás de mí.

—Soné lista, ¿verdad? —me sonrió y yo le choqué los cinco orgullosa, porque sí sonó muy inteligente.

—¿Qué haces con ellas? —preguntó SunKo dirigiéndose a Yul.

Ella bajó la mirada intimidada al ver de reojo al otro par de chicas mientras con temor juntaba sus manos delante de su pecho, como si tuviese miedo a que esas dos la golpearan.

—No sé qué quieren. De la nada vinieron a molestarme. —la voz le tembló dando la sensación de que iba a llorar.

Rápidamente nosotras nos acercamos para alejar a esas dos de ella. No sé qué tanto le habían hecho o dicho estas dos, pero eran unas cobardes por ir contra alguien tan pequeña y vulnerable como Yul, además de ser un dos contra uno.

—¿¡Qué dijiste!? —le gritó estando ella detrás de SunKo— Mira si me voy a interesar y perder mi tiempo en una porquería como tú. No sirves para nada. Pero ya verás cuando HaNeul vuelva...

—YuRi... —la otra chica... Bueno. La otra amiga de HaNeul habló por primera vez para intentar calmarla. Por lo menos esta no era otra alterada más.

No entendía por qué, pero con una simple mirada de ella YuRi pareció darse cuenta de que debía callarse, y no quería, por eso gruñó a lo bajo.

—Tú tampoco sirves para nada, mantenida. —soltó de repente SeoHyun— HaNeul no está y ya andas haciendo lo que se te da la gana, eh.

—¡No dependo de esa idiota para nada! —gritó y se acercó a ella— ¿Acaso quieres que te arranque las extensiones, oxigenada?

—Toca mis extensiones y tu próxima operación será para una nueva nariz.

El comentario le enojaba, pero YuRi no hacía más que gruñir como perro en su cara, como si eso intimidase, pero no pareciese animarse a tirar algún golpe, aunque sea un empujón. Aún así, no le permití estar de esa forma tan cerca de SeoHyun y con un empujón la hice retroceder.

—¿¡Quién te crees para tocarme!?

—¡YuRi! —levantó la voz la otro desde atrás, acercándose y jalando a YuRi para apartarla de nosotras. No sé qué fue, pero algo le susurró al oído que la hizo resoplar.

—¿Saben qué? —nos miró— No importa. Ustedes no me importan, y vayanse a la mierda de paso. Camina, HaeRi. —dijo mientras daba media vuelta y comenzaba a irse con ¡HaeRi! Ese era su nombre.ññ

—¿Qué le pasa a esa tipa? —dijo SunKo mientras veía al par alejarse.

—Hoy se levantó más histérica de lo normal. —se burló con una pequeña risa, pero pronto dejó de prestar atención y con una sonrisa me abrazó— Gracias por defenderme, Junii.

—Para eso están las amigas. —reí al ver como apretaba con fuerza mi brazo entre los suyos.

Todos me dijeron que SeoHyun es muy arisca, pero en realidad es más cariñosa de lo que parece.

—¿Y tú, JungYul? ¿Estás bien?

Ella asintió a la pregunta de la pelinegra sin decir palabra alguna, lo que me pareció raro porque no traía su típica sonrisita.

—¿Quieres venir con nosotras a...?

—Tengo clase. —ni siquiera dejó a EunRin terminar o que alguna de nosotras dijera algo más, sólo se fue.

—¿Y ahora qué le pasa?

Todo esto había sido muy raro.

...

Cereales... —pensé al mismo tiempo que dejaba ir un gruñido. Quería dormir y el desgraciado no paraba de sentarse en mi cabeza. Yo no tengo ganas de oler su apestoso trasero.

Por tercera vez hice a un lado a ese pequeño revoltoso y cuando creí que podría dormir en paz, el vibrar de mi celular me negó ese placer.

No puede ser.

Quité la almohada de mi cara, molesta de que la vida siempre fuese en mi contra, y levanté mi móvil para ver en él una llamada entrante de JungKook. Ver su nombre en la pantalla con esos corazones rosados hizo que se me quiera todo sueño.

Me senté correctamente en la cama e inútilmente acomodé mi cabello aunque no tendría sentido ya que no puede verme. Pero no importa.

—Jeoni, ¿Qué pasa? —con un tono suave y dulce contesté, pero al sólo escuchar su pesada respiración del otro lado de la línea comencé preocuparme— ¿JungKook?

C-leo June... —lo oí temblar al pronunciar mi nombre.

Algo estaba mal.

—¿JungKook...? —susurré sintiendo los nervios y la angustia comenzar a invadirme— Me estás asustando. ¿Está todo bien?

Lo siento, es que... —escuchaba perfectamente como trataba de tomar aire para calmarse— No puedo dormir.

—¿Por qué?

Ya es la tercera noche que pasa, traté de soportarlo. —dijo sin responder a la pregunta y lo noté nervioso.

—¿Pero qué sucede?

No paro de pensar... en cosas malas. Incluso en sueños las veo.

Mis ojos comenzaron a picarme cuando me di cuenta de que él estaba llorando, se estaba sintiendo tan mal que no lograba aguantarlo. Sus jadeos me lo decían todo.

—Tranquilízate, cariño. —traté de guardar la calma, así él también lo haría— Iré hasta allí y...

No. No. —me detuvo antes de siquiera poder terminar de hablar— No es necesario que vengas, no quiero molestarte de esa forma.

—JungKook...

Sólo... Sólo háblame, ¿sí? Eres lo único que me relaja.

—Pero, JungKook... —quise insistir, negada a dejarlo solo.

Por favor, Cleo June. Háblame.

Me desesperaba oírlo tan asustado, sufriendo por su propia mente, así que traté de hacer lo que me pidió. Pensé, pero era uno de esos momentos en los que me sentía bloqueada. Era el colmo porque siempre suelo tener facilidad para decir cualquier cosa.

—¿Sobre qué? —pregunté sin encontrar un tema de conversación que pudiese distraer a JungKook.

Lo que sea. Lo que sea que digas me importa.

Bueno, él tampoco ayuda mucho.

Recurrí a lo más fácil y traté de pensar en algo que haya sucedido hoy, algo interesante.

—Amm... Hoy en la cena discutí con mamá porque ella cree que no podría hacerme cargo de una granja. Es decir, yo estoy segura de que podría, hasta quiero tener una vaca. Pero mamá asegura que no podría aguantar ni una tarde cuidando pollos. —no creí que funcionaría, pero contar esa estupidez sí lo hizo reír de una forma sutil.

Me alegré de estarlo haciendo bien, o al menos eso creo. Pero no podía parar, tenía que seguir haciendo lo que mejor sé hacer.

»Y bueno... Cereales... No sé qué le pasa, pero todo el tiempo quiere hacerme oler su trasero. —reí mientras decía eso— Tal vez sea porque tiene complejo de perro o algo así, ya sabes de esas costumbres que tienen los canes para saludarse. Pero yo no quiero olerle el trasero para saludarlo, ya me es suficiente con su maldito arenero. ¿Voy bien?

Excelente. —su voz sonaba ya con una vibra distinta, señal de que su llanto había cesado.

—Oí que te reíste.

No me haces parar de sonreír.

Mordí mi labio ruborizada, porque me encantaba que me dijese esas cosas.

—Bueno, continúo. —tosí disimulando lo embobada que él me dejaba— Comí unos fideos... ¿vencidos? ¿Los fideos se vencen? —pregunté saliéndome del hilo de la anécdota, pero rápidamente volví a ella— No lo sé. Pero resultan que esos fideos con salsa llevaban varios días en el refrigerador y... Sonará asqueroso, pero no estaban en su mejor estado. Pero yo tenía tanta hambre que no me dí cuenta.

Eso es asqueroso, Cleo June. —dijo entre risas.

—No... Oye... Mi mamá me detuvo a tiempo, ¿sí? Comí muy poquito. —aclaré, aumentando las risas de su parte, risas a las que yo me sumé.

Eres de extremo cuidado. Creí que no se te podía dejar sola en la calle, pero ahora veo que no puedes estar sola ni rn tu propia casa.

—En primer lugar, no estaba sola. Y en segundo lugar, cuando me quedé sola en mi casa fuí a unas carreras ilegales y perdí una pierna. —volví a reír al recordar aquello y los problemas en los que me metió.

No me recuerdes esa noche.

—Me dejaste ahí a morir, Jeon. —fingí indignación.

En ese momento te odiaba. —se excusó— Pero déjame decirte que me mataba la culpa.

—¿Por qué? Acabas de decir que me odiabas.

Lo hacía, pero no eras mala. Es decir, no te merecías algo como eso. Es más, creo que no te odiaba, sólo me parecías molesta.

Sonreí orgullosa con otra pequeña risa. Me satisfacía que se reafirmara que mi objetivo de ese entonces haya sido un completo éxito.

Sí. Soy molesta. Y me encanta.

Pero en parte también me daba gracia que se estuviese explicando. En ese entonces era obvio que JungKook no vendría corriendo hacia mí arrepentido, después de todo no eramos nada.

Sólo me pregunto qué somos ahora.

—¿Me estás diciendo que conquisté tu corazoncito de arroz sobrecocido mucho antes? ¿Fue cuando te dí ese primer golpe? ¿Pensaste «esta nena es intensa»?

Él resopló, pero sin verlo sabía que también sonreía.

Tómalo como quieras. —dijo, y yo sé que con el único motivo de no darme el gusto.

Era raro pensar en eso, ese tiempo en el que Jeon y yo nos llevábamos como perro y gato, en el mal sentido. Es raro pensar que antes llegamos a agarrarnos a golpes y que ahora cada que nos vemos tenemos que imitar esos reencuentros de parejas en un aereopuerto. Ya ni siquiera recuerdo cómo se sentía el querer patear la cara de JungKook cada vez que lo veía, porque ahora me parece imposible el querer hacerle daño.

¿Qué somos ahora? —esa pregunta volvía a repetirse en mi mente.

—Kookie... —dije luego de unos segundos de silencio.

Dime.

¿Cómo se lo digo sin morirme de la pena?

—¿Puedo hablarte sobre... una serie que estoy viendo?

Claro. ¿Sobre qué es?

—Es de romance. Es de un chico y una chica que se gustan mucho. Se tratan como novios y todo. —dije teniendonos en mente a ambos— Pero... la chica tiene novio.

Sí, estaba recurriendo a algo como esto de lo mensa que soy.

Oí una pequeña risa de su parte.

No me imaginé que vieras ese tipo de cosas. —dijo divertido— ¿Y qué más pasa?

—El chico se siente inseguro porque la chica no termina con su novio. Él tiene miedo de que ella en realidad no lo ame... y se pregunta qué es su relación para ella. —expliqué haciendo una breve pausa— ¿Tú qué opinas?

¿Sobre qué?

—Sobre la chica. ¿Crees que ella lo quiere?

Tú estás viendo la serie, ¿No se supone que te muestran cómo se siente o lo que sucede con ella? —sonaba tan ingenuo que hasta daba ternura.

Me mordí el labio inferior para retener cualquier gruñido de lo desesperante que me resultaban sus preguntas. Sólo quería una respuesta.

—Creo que el objetivo de esta serie es sentir junto al protagonista. Ella sólo aparece al estar con él.

¿Y tú qué sientes?

Si supieras.

Suspiré pensando en esa pregunta y sin saber por dónde empezar. Después de todo yo soy el protagonista, era difícil explicar lo que la situación me hacía sentir, eran muchas cosas mezcladas.

—También me siento insegura. —pausé unos segundos— Creo que el protagonista está sufriendo mucho por todas las cosas que ella calla, pero también por ser un cobarde. Tiene miedo, por eso no se atreve a preguntarselo a ella, le da miedo que eso termine provocando la separación de ambos. Tal vez ella no lo quiere tanto como a su novio, y cualquiera pensaría que de ser así sería mejor que se aleje antes de que el daño sea peor. Pero él está tan enamorado... Y se siente tan bien con ella.

Se sintió bien decir todo eso. JungKook no lo sabía, pero había acabado de descargar mis preocupaciones sobre nuestra... ¿relación? Llamémoslo relación. Me hacía sentir aunque sea un poco mejor haberme expresado sobre eso con él. Para mí era un poco a poco, porque inevitablemente llegaría el momento en el que deberíamos hablarlo.

¿Y la chica trata de hacerle daño?

—No pareciera. Ella es muy dulce con él y siempre le agradece las cosas que él ha hecho por ella.

¿Cómo? ¿Entonces ella lo utiliza para sentirse bien con ella misma?

Auch. ¿Eso crees, JungKook? ¿Acaso eso haces tú conmigo? Lo único que evita que eso me haga llorar es que eres lo suficientemente tonto como para no darte cuenta que esa chica eres tú. De saberlo sé que no dirías algo como eso.

—Yo quiero creer que no. —susurré.

¿Y qué sabes de la chica?

—También es insegura porque la lastimaron mucho personas de su confianza. Pero no sé su situación con su novio.

Es difícil. —suspiró pesadamente— Vaya serie que decidiste ver.

Vaya despistado que puedes ser.

Era gracioso que al chico listo no le haya pasado por la cabeza pensar que me estoy refiriendo a nosotros.

—Es entretenida.

¿El chico y la chica se conocen desde hace años?

—No. Se podría decir que se conocen desde hace poco. Pero si los ves, pareciera que estuvieron juntos toda su vida. —dije recordando las miles de veces en las que estuvimos juntos y las miles de charlas que hemos tenido— Tienen mucha química.

Tal vez ese sea el problema de la chica. Es insegura y la lastimaron,tal vez también tiene miedo de que el chico la hiera.

Esa primera teoría no me convencía lo suficiente.

—Pero el chico... Ella siempre recurre al chico cuando está lastimada. No estaría con él en un momento de vulnerabilidad si cree que va a dañarla.

Uff, no me la haces fácil, Cleo June.

Aguanté una risa. Él no tenía idea de que todo era a propósito, sólo para que en algún momento comenzara a hablar desde nuestra situación.

—Es para que entretengas tu mente.

Sólo se me ocurre que la chica lo esté utilizando. —otra vez me dolió— O...

—¿O...? —repetí esperanzada.

Tú estás pasando por esa misma situación, JungKook, y sé que no me estás utilizando. Una amenaza de muerte, manipulación... Lo que sea, JungKook.

O tal vez el novio de la chica no permite que ella se aleje de él, y ella no lo hace porque de alguna forma también lo quiere.

—¿Dices que ama a los dos?

Quizás no ame más a su novio que al protagonista. Pero así como la lastimaron personas importantes, ella no quiere lastimar a su novio, porque también es importante.

¿Eso es lo que te preocupa ti, JungKook? ¿Te preocupa lastimar a HaNeul? ¿Entonces qué? ¿Planeas estar así para siempre sólo por hacernos felices a ambas?

Si te importa más HaNeul, adelante, quédate con ella. Pero no me hagas creer que existe un «nosotros» a futuro.

Mierda, no. Pensar en eso me hacía querer llorar. ¿En serio podría dejarme después de lo que hemos pasado juntos? Yo no lloro en el hombro de cualquiera, JungKook.

Basta, Cleo June. No asumas nada.

—¿Y cómo se debería sentir el chico si ese fuera el caso?

Eso sí que no sabría responderlo. Mmh... —pareció pensar unos momentos y nuevamente habló— Dime el nombre de la serie, tal vez si la veo pueda interpretar mejor las cosas.

Siento que mi corazón dió un brinco. Toda la tristeza de repente sólo se marchó y fue reemplazada por puros nervios.

¿Qué se supone que le diga?

—No...

Directa y concreta fue mi respuesta, sólo había que esperar a que no hiciera una pregunta al respecto.

¿Por qué?

Te odio, Jeon.

—Es que... No es una serie coreana, además parecen chicas desnudas. Me pondré celosa si ves a chicas desnudas. —hasta a mí me sorprendió lo natural que mr había salido la mentira.

¿Y por qué tú sí puedes verlo?

—Porque soy una chica... heterosexual. Cero atracción hacia otras mujeres.

¿Y acaso no aparecen chicos desnudos?

Yo qué sé, Jeon, me estoy inventando todo esto.

—No.

No sé si creerte. —preferí no responder a eso y tratar de cambiar el tema de conversación, pero JungKook no colaboraba— ¿Y si yo fuera gay?

Tenía ganas de gritar a los cuatro vientos por cómo me complicaba las cosas este idiota. En estos casos sólo me quedaba recurrir a esa única clase de actuación a la que mi padre me llevo cuando era más pequeña.

—¿Tratas de decirme que quieres ver mujeres desnudas, Jeon? —levanté la voz tratando de hacer resaltar mi molestia.

Nunca dije eso. —sabía que se había puesto nervioso y eso era todo lo que necesitaba para que se callara.

—¿Entonces por qué insistes tanto?

Sólo quería saber el nombre de la...

No lo dejé continuar y hablé.

—Pues discúlpame por no complacerte, Jeon JungKook. ¿Acaso debo quitarme la ropa para ti? ¿Así no estarás tan necesitado de ver el cuerpo de otra mujer en una pantalla?

Nunca dije que quisiera verlo porque tu no me complazcas.

Me tuve que contener una buena carcajada porque parecía niño castigado a punto de llorar. Además de que me emocionaba la situación, era digna de una telenovela.

—¿Entonces es porque no te parezco lo suficientemente atractiva? ¿No te gusta mi cuerpo? —a propósito hice temblar mi voz con la última pregunta, así JungKook creería lo mal que me estaba afectando.

—No, preciosa. Me encanta tu cuerpo.

—Nunca has visto por completo mi cuerpo desnudo, ¿me estás mintiendo?

L-Lo poco que he visto me encanta. —su titubeo había sido lo mejor, realmente se esforzaba.

¿Poco? ¿Insinuas que soy poco para ti? ¿Debo estar desnuda para ser suficiente?

Cleo June... —suspiró nervioso— Deja de levantar la voz o tus padre...

—¿Qué? ¿Temes que mis padres sepan que quieres verme sin ropa, pervertido? —a propósito levanté la voz para molestarlo con la seguridad de que mis padres no podrían escucharme porque su habitación estaba lejos de la mía.

¿Sabes qué? No importa. No tienes que decirme el nombre de la serie, no me interesa verla. —lo estaba desesperando, así que hizo lo que estuve esperando que dijera. Ahora podía hacer  el baile de la victoria porque lo manejé como una campeona.

—Mas te vale. —dije desafiante.

Unos segundos ambos quedamos en silencio, yo porque estaba acariciando a Cereales y JungKook porque me imagino que ni debe saber qué decir.

Te quiero, Cleo June. Y eres hermosa.

Aquello me había matado de ternura al punto de hacerme sentir lastima de ser tan "dura" con él, aunque era todo fingido.

—Tú también, guapo. Tal vez exageré. —le hablé con una voz más suave, así le haría entender que todo estaba bien.

Siento que sueno como toda una loca sin control sobre sus emociones.

¿Qué haces?

—Juego con Cereales para pasar el tiempo. —dije viendo la blanca pancita de mi bebé que parecía tener una lucha a muerte con mi sábana.

Lamento molestarte a esta hora. —habló un poco tímido.

Les juro que oírlo así era muy tierno.

—Si es por hablar contigo no me molesta para nada. —le tranquilicé.

Era gracioso como hacer rato parecíamos en una discusión de casados y ahora nos hablamos como adolescentes enamorados. Lo que es el amor, ¿verdad?

Me mantuve un rato más despierta con él, como hasta las tres, casi cuatro de la mañana, cuando tras una anécdota de mi vida le pedí si opinión respecto a ella y no obtenía respuesta de su parte.

—¿Jeoni? ¿Te dormiste? —deduje y su silencio me lo dijo todo, así que sonreí— Buenas noches... Te quiero.

Colgué la llamada y apagué la luz de la habitación muerta de sueño, pero podría dormir en paz al saber que él estaba durmiendo bien.

...

Jeon JungKook

Anoche había podido dormir bien únicamente por el milagro de que Cleo June se negó a dejarme solo después de la llamada de la otra vez. Detestaba ese sentimiento de necesitarla constantemente, de tener que recurrir a ella cuando estas cosas pasaban, porque sé que ella tiene su vida y sus asuntos, y que ella deba estar disponible para mí cada vez que la necesito me hace sentir una carga, mire por donde lo mire.

Intenté soportarlo esas noches en las que no estuve con ella, pero mi propia mente me sigue traicionando y torturando con horribles imágenes y recuerdos. Me siento solo, desprotegido sin ella. Su ausencia deja una sensación de vacío muy frío que, al cerrar los ojos, me devolvía a esa horrible casa.

Quise soportarlo por ella, pasar esas noches en vela si era necesario por tal de no tener que llamarla. Pero llegó un momento en el que me era imposible resistir.

Me sentí una mierda cuando la llamé esa noche. Eran las dos de la mañana, cualquiera me habría cortado el teléfono. Y yo la llamé únicamente para escuchar su voz. Me odiaba por hacerle pasar aquello. Me odiaba por tener que vivir estas cosas. Me odiaba por no ser malditamente normal.

Me sentí peor cuando ayer vino al apartamento. ¿Y si quiere hacer otras cosas? ¿Y si simplemente este día no tenía ganas de pasarlo conmigo? ¿Y si sólo quería estar con su gato?

Era a la vez comfuso. Me hacía mal tenerla aquí y recordar todo lo que ya mencioné. Pero a la vez me hacía tan bien tenerla conmigo. Todo era completamente distinto con ella aquí.

Ya estábamos en un taxi camino al hospital donde se había internado a mi madre. Yo miraba la ventana, perdido en las calles de la ciudad mientras sentía la cabeza de ella reposar en mi brazo.

Cleo June había dicho que lo mejor no sería que yo conduzca la motocicleta en caso de que un episodio como el de la última vez que vi a mi madre.

—¿Estás seguro? —murmuró luego de un pequeño rato de silencio dentro del vehículo. No lo estaba, pero no quedaba de otra, ya estaba a mitad de camino, así que asentí— Mírame. —obedecí y aparté la vista de la ventana hacia el otro lado en el que ella estaba mirándome. Alzó su mano hasta sostener con ella mi mejilla— Estoy contigo, ¿sí? Si comienzas a sentirte mal o simplemente quieres irte, me lo dices.

Cerré los ojos unos segundos tratando de relajarme con la respiración al mismo tiempo que disfrutaba de su cálido tacto, y finalmente asentí.

—Gracias.

Ella sonrió, como si esa simple palabra valiese todo lo que hace por mí. Yo sé que no, pero era lo mínimo que podía darle.

—Estoy para lo que necesites.

Mierda, me muero por besarla. Lo haría si no fuera por la vergüenza de tener al chófer delante de nosotros.

Al llegar ella parecía más nerviosa que yo, claro que era porque no me permitía exteriorizar todo el miedo que en realidad sentía, aunque no era necesario si ya Cleo June lo hace por mí.

—Soy Kim InWoo, doctor a cargo de su madre. —sonrió tendiendome su mano.

Con desconfianza lo miré, pero un pequeño empujón por parte de Cleo June me hizo aceptar su saludo.

—Jeon JungKook.

Estando a punto de ir en acompañamiento del doctor y una enfermera a la habitación de mi madre, tuve que hablar con Cleo June. Ella me miró confundida ante mi mirada.

—¿Podrías... esperar aquí?

Mi pregunta pareció sorprenderla y al mismo tiempo preocuparla.

Yo entiendo que quiera estar conmigo en un momento como este. Pero yo quería poder con esto solo, porque estaba harto de seguir haciéndole esto a ella. Quiero poder ser normal para ella.

—¿No quieres que vaya contigo?

—Me gustaría hacerlo solo. —ella no se miraba convencida y me pedía con la mirada ir conmigo. Pero yo no puedo permitir que otra vez se haga cargo de mis problemas— Te llamaré si pasa algo, ¿de acuerdo? —le sonreí, demostrando tranquilidad y despreocupación.

—Bien... —dijo resignada y dió un paso hacia atrás. Pero antes de irme, ella me detuvo— Te quiero.

—Yo también. —dejé un rápido beso en su cabeza y así finalmente me fuí.

Antes que nada quise saber desde el propio profesional sobre el estado de mi madre. Físicamente estaba recuperanda, según él. Pero de vez en cuando se alteraba y era violenta con algunas enfermeras, incluso a veces con él. Además, ella parecía no querer hablar mucho y era difícil conseguir una mínima conversación con ella.

Eran altas las probabilidades de que al entrar yo ahí se pusiera agresiva, pero aún así el doctor me permitió entrar, obviamente con su acompañamiento.

Ella estaba acostada en su camilla, encorvada mirando hacia afuera por la única ventana de la habitación. No reaccionó a mi presencia ni a la de los doctores.

Me acerqué manteniendo una pequeña distancia de ella con tal de no alterarla, pero su vista permanecía en el aburrido estacionamiento. No lograba ver su cara, sólo su largo cabello que caía a un lado de sus hombros. Pero lograba ver sus manos juntas sobre sus piernas con sus uñas extremadamente cortas, esto debido a que acostumbra a arrancarlas con sus propios dientes, pero al mismo tiempo intenta incrustarlas inútilmente en su propia carne. Entonces recuerdo todas esas veces en las que tuve que procurar que estas estuviesen cortas, así no sólo evitaba que se lastimara al arrancarlas, sinó que también evitaba que se hiciese daño con ellas.

—Hola, mamá. —dije por fin tras un pequeño momento de silencio. Ella no contesto y me dolía pensar que era por lo desagradable que es para ella considerarme su hijo. Pero tampoco me podía dejar afectar por esos pensamientos ahora— Afortunadamente estás bien. —sonreí con timidez.

Pese a todo, me alegraba verla con sus brazos aún vendados, pero bien.

—Eres tan cruel... —susurró, desvaneciendo así le lentamente mi sonrisa— Eres tan cínico... como él. "Afortunadamente". —soltó una pequeña y sarcástica risa aireada, para luego voltear a verme— ¿Qué tiene de bueno eso? ¿Soy afortunada de seguir viva? ¿Tienes la cara de venir a decirme eso?

Hacía mucho tiempo que no veía su rostro a la luz, por lo que nunca me percaté de lo destrozado que este estaba. Su cara pálida y demacrada hacía resaltar sus negros ojos y las oscuras bolsas bajo ellos. Sus labios también se veían faltos de color, además de estar secos y destrozados por sus propios dientes.

Debí haberle buscado ayuda hace mucho tiempo para impedir este estado tan lamentable. Pienso en todas esas veces en las que Cleo June trató de convencerme, de hacerme entender que por haber nacido no era mi culpa todo lo que había sucedido con ella. Pero ahora la veo y me doy cuenta de que es mi culpa que haya terminado así, porque pude haber hecho algo para que hoy en día no estuviese sufriendo de esta forma. Era culpable por lo que no hice.

—Yo...

—Al igual que él, vienes a restregarme en la cara, a burlarte de lo miserable que soy estando en vida.

Eran golpes en mi corazón cada comparación con él.

—No soy como él. —negué, recordando aquella vez que Cleo June me demostró lo diferente que era a mi padre por el hecho de sentir algo como el amor. Yo no soy un monstruo insensible con la necesidad de lastimar— Conocí a alguien. La quiero mucho y estoy seguro de que jamás le haría daño. Mamá... Quiero ayudarte.

—¿Ayudarme? ¿Tú? Incluso antes de tu nacimiento, lo único que has hecho es empeorar mi vida, ¿cómo tú vas a ayudarme a mí?

La frialdad y esa falta de emoción en su voz, esa falta de vida que todos esos años de dolor junto a él le provocó, me erizaba la piel.

—Yo también me siento miserable. ¿Crees que soy feliz con todo lo que te pasó?

—Mentira. Eres igual a tu padre, no puedes querer ni amar a nadie.

«Si fueras como tu padre, no me querrías como lo haces»

«¿Me quieres, JungKook?»

—Yo la quiero. —dije, convenciendome y demostrandole que lo que ella me decía no era verdad— Te quiero a ti también.

—Y mira lo que me hiciste...

Bajé la cabeza porque no era necesario que ella terminara de decirlo, sabía a qué se refería. Sabía que me estaba culpando por nacer.

No debía hacerlo. Me debía llorar.

—Yo no hice nada.

—¿Te sientes una víctima? Si tú no sufriste nada, a tu padre directamente no le interesabas. Tú sólo fuiste la ayuda que necesitó para atarme a su lado para siempre.

¿Ayuda? Yo no lo ayude. Yo no quise ayudarlo en nada de esto. No era mi intención.

—Soy consciente de todo lo que te hizo... —tomé aire para tranquilizarme, cada vez era más difícil mantener la calma— Por eso...

—¿Entonces? —me interrumpió— ¿Por qué sigues aquí? Lárgate.

—Sólo quiero verte bien. Te amo a pesar de todo. —dije con mis ojos al borde de las lágrimas, pidiéndole con ellos aunque sea un poco de compasión, porque yo también estaba sufriendo.

—Él solía decir lo mismo. Como si fuera a confiar en la palabra de un hombre.

—Yo no quería que esto pasara, mamá... —sollocé, sintiendo como comenzaba a quebrarme por su indiferencia.

—Te odio, Jeon JungKook. —sentí la amargura y asco con el que pronunció mi nombre y apellido como uno de los golpes más dolorosos me ha dado en toda mi vida. Sentí como la primera lágrima comenzaba a resbalarse— Y espero que ese día, el día en el que te des cuenta tu nulo
valor como ser humano, y de lo aborrecible que es tu existencia, termines con ella de la manera más dolorosa posible. ¡Y si no tienes el valor, espero que el destino te dé tan sufrible regalo! —su voz iba subiendo de volumen hasta llegar al punto en el que estaba gritando— ¡Muérete! ¡Muérete! —me gritaba a mí mientras que con sus manos parecía intentar evitar que me acercara pese a no haberme movido de mi lugar.

Yo estaba ahí parado, dejando ir ya varias lágrimas, oyendo las mil veces que mi madre me deseaba la muerte mientras el equipo médico trataba de tranquilizarla.

—Por favor, salga de la habitación. —me dijo una de las enfermeras que me tomó del hombro y estando yo de espaldas me guió a la puerta— Respire. ¿Quiere ir al baño? —preguntó mientras trataba de tapar mi rostro con mis manos y así secar las lágrimas que rápidamente eran reemplazadas por más.

—¡No vuelvas a tocarme! ¡No vuelvas a tocarme! —oía como su voz se rompía a gritos dentro de la habitación, haciéndome doler intensamente el pecho.

—¿Dónde está?

—Venga conmigo. —dijo ella y comenzó a caminar delante de mí.

Caminé detrás de la enfermera tratando de no romper en llanto ahí mismo, aunque era imposible cuando todo lo que me ha dicho, ahora y durante toda mi vida, se reproducía en mi cabeza. «Muerete». Esa palabra en especial era como un disco rayado.

Llegando al baño la enfermera se retiró y yo entré. No pude estar más agradecido de estuviesen vacíos, así aquí podría dejar ir aunque sea una pequeña parte de lo que sentía, pero de todos modos trataba de hacer el menor ruido posible.

Había sido una mala idea venir, no tuve que haberlo hecho. June me lo había dicho, me dijo que era demasiado pronto, que todo era aún muy recién. Y es verdad, porque siento como si hubiese sido ayer cuando me dió mi primer golpe. Me había apresurado demasiado, yo sólo quería poder dormir, creí que esto era lo que necesitaba, pero ahora siento como si todo hubiese empeorado.

Cleo June. Cleo June. Cleo June. Cleo June. Tengo que pensar en Cleo June. Debo tranquilizarme para que no me vea así, no de nuevo.

Era mágica. Ver una sola foto de ella, de entre las miles que tengo, ya me hacía regular mi respiración. Pasaba las imágenes, foto tras foto de Cleo June haciendo cualquier cosas, fotos que ella misma me manda. En las que sale con su gato eran las mejores.

«Ninguna de las acciones de tus padres definen quien eres» —recordé una de las veces en las que, como el ángel que es, me salvó de todo lo corrompido en mi mente.

«No eres malo, JungKook»

No soy lo que mi madre dice de mí. Lo que dijo no era nada nuevo, son palabras que ya he oído a lo largo de mi vida. Cleo June sabe el tipo de persona que soy, y me quiere.

«Está todo bien. Estoy contigo»

Está todo bien. La tengo a ella. Ella está conmigo. Cleo June está conmigo.

Me puse frente a los lavabos viendo mi cara con la nariz, ojos y mejillas rojozas. Abrí uno de los grifos y llené mis manos de agua, así palmeé mis, de a poco fui remojando el resto de mi rostro hasta ir recuperando mi color natural. Poco a poco mi mente y cuerpo se iban calmando.

Con prisa traté de secar mi rostro con mis propias manos, sin intenciones de esperar ni un segundo más por ir con Cleo June, además de que conociéndola debe estarse muriendo del estrés por tanto esperar. Caminé a toda prisa y cuando la vi sentada en uno de esos asientos de espera mirando su celular con detenimiento, sonreí.

Apenas ella me vió se levantó y también se acercó a mí con sus ojos llenos de preocupación por lo que sea que para ella pudo haber pasado.

—¿Cómo te fue? ¿Estás bien? —preguntó cuando me tuvo frente a ella.

Me quiere.

Me alivió que no se haya percatado y sin esperar más rodeé su cintura, abrazándola con fuerza.

—Perfecto ahora. —le susurré al oído para seguidamente hundir mi rostro en su cuello.

—¿Tienes la nariz mojada?

La pregunta me hizo guardar silencio unos pocos segundos, hasta que dije lo primero que se me vino a la mente.

—Son mocos. Estornudé mucho.

—Que asqueroso, Jeon. —me golpeó suavemente el hombro, pero aún así no me apartó de ella.

...

Kim Cleo June

JungKook estaba raro desde que volvimos del hospital, pero él insistí en que no, que todo estaba bien. Sabía que algo debió haber pasado con su madre, él no tendría que tener miedo a contarmelo. ¿Por qué de repente volvemos a esa desconfianza? Es como cuando me dijo que no ha estado podido dormir y esperó tres noches oara decírmelo, como si en un principio no quisiera que me enterara.

¿Por qué? Se supone que soy tu lugar seguro, JungKook.

¿Debería preocuparme por esa desconfianza? ¿Debía interpretarla como alguna indirecta? ¿Es una forma de marcar distancia?

Maldición. Otra vez me estaba enredando la cabeza con estúpidas suposiciones.

—¿Pasó algo con ella? —pregunté de repente en medio de la película que estábamos mirando pero que estaba segura de que JungKook no le prestaba atención, y lo sé porque se exaltó como si hubiese estado dormido con los ojos abiertos— Siento que no está todo tan bien como dices.

Él me miró y sus ojitos tristes parecían estarme pidiendo ayuda, pero cuando conecto su mirada con la mía volvió a bajar la cabeza.

—Sólo me afecta verla. —habló con su voz bajita mientras miraba sus dedos jugar entre ellos sobre su regazo— No es como que tampoco haya estado feliz de verme, sé que eso no ocurrirá de una día para el otro. Pero estoy bien. —dijo esto último con un repentino cambio de tono a uno más animado y me sonrió— Estoy feliz de verla a ella bien.

Supongo que era sólo eso. Claro, su madre no lo recibiría con un abrazo y pese a todo el tiempo que haya pasado su rechazo aún le duele. Sabía que no debí haber dado tantas vueltas en mi cabeza pensando un millón de cosas. Es lógico que esté decaído, pero para eso estaba yo. Debería alegrarme de que no estuviese peor.

Correspondí su sonrisa avergonzada de todas esas cosas que estaba pensando de él. No es una situación fácil para él, debo entenderlo.

Me arrimé un poco más y abracé su abdomen, acurrucandome a su lado ya más relajada.

—Sé que es difícil. Lamento si te presiono o te insisto demasiado, es que me preocupas.

—Lo sé. —dijo mientras me abrazaba más a él— Y descuida, no me molesta. Soy... feliz de saber que te importo tanto.

—Por supuesto que sí, tonto. —chillé con dulzura y él rió.

—¿Cómo ha ido tu serie?

—¿Te interesa? —lo miré con una ceja levantada porque, en serio, cada vez parecíamos más un matrimonio, en este caso de ancianos hablando de una telenovela.

—Te oías emocionada la otra noche al hablar de ella. Me imagino que te gusta mucho y quieres seguir haciéndolo.

¿Dónde más se conoce a un chico que le guste oírte hablar de una serie romántica? Debo empezar a ver más de ellas sólo para explotar este privilegio.

—No quiero que la chica se aleje del protagonista. —dije después de unos segundos— Me gusta la pareja que hacen.

—Pero quizás esa relación no le hace bien a él. O bueno, supongo que debes analizar demasiado bien la serie para entender todo.

Levanté la mirada, vi y analicé cada detalle de su rostro, para finalmente caer en sus ojos, y llegué a la conclusión de que lo que sea que tengo con él tal vez pueda hacerme mucho daño, pero también me hace muy feliz. Él torció su cabeza confundido de este repentino contacto visual.

Con esa hermosa carita quería estar todos los días.

—Creo que él está dispuesto a correr el riesgo por ella.

Eso último había dejado un pequeño silencio entre nosotros, en el que ambos nos miramos como los dos tontos enamorados que somos. Apenas vi su sonrisa yo también sonreí. Se sentía el momento romántico.

Momento romántico cagado por JungKook.

—¿En serio no me dirás el nombre de la serie?

—Chicas desnudas, Jeon. —le recordé— No.

—Pero en serio me da curiosidad.

—¿Quieres volver a la discusión de la otra noche? —amenacé con mi dedo índice y él lentamente negó— Entonces es un no y punto final.

Suspiró y resopló haciendo temblar sus labios y finalmente hacer un tierno puchero con ellos. Me miró de reojo, me imagino que esperaba verme cautivada por su ternura, pero al ver que sostenía mi dura mirada gruñó haciendo una rabieta tipica de un niño.

—¡Bueno! —se resignó molesto— ¿Harás algo el día de tu cumpleaños? —el repentino cambio de tono, ahora a uno más dulce me hizo reír.

—Mis amigos no me han dicho nada, pero me imagino que saldré con ellos. ¿Por qué? —pregunté haciéndome la indiferente, como si no supiera a dónde iba esto.

—¿Quieres... —oh, dios, lo va a decir— salir conmigo?

Rápidamente me separé de él y me senté en el sofá sobre mis rodillas, emocionada y con mis manos entrelazadas en mi pecho.

—¿Me estás pidiendo formalmente una cita? ¿Una cita por mi cumpleaños? —la rapidez con la que hablé pareció sorprenderlo un poco. No era mi culpa, estuve esperando este momento hace mucho— Espera. Espera un momento. Dilo otra vez.

Suspiró con una pequeña risa mientras negaba lentamente con la cabeza, pero finalmente me miró.

—Cleo June, ¿quieres salir conmigo?

Grité. Grité y chillé como una niña de quince a punto de tener su primera cita.

—Sí. —dije de un momento a otro más calmada— ¿A dónde iremos?

—Ah...

Ya oírlo balbucear me hacía deducir lo que diría.

—¿Otra vez no sabes, Jeon?

—A donde tú quieras. —sonrió como si eso lo arreglara.

—No conozco Seúl, ¿cómo quieres que yo elija el lugar?

—Pues... supongo que ese día improvisaremos.

Sostuve el puente de mi naríz mientras cerraba los ojos a mi falta de paciencia con este chico. Pero está bien. Paz y amor, Cleo June.

—Bine. —suspiré— ¿Y cuándo salimos?

—Ah... No... sé...

JungKook en serio que mata mi paciencia.

—¡Jeon, así no se planea una cita!

••••

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