In your mouth | ChanBaek

By ExoGar

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BaekHyun jamás, pero jamás, asumiría que le gusta ChanYeol, aunque eso no evita que le haga bromas sexuales... More

01. Capítulo uno
02. Capítulo dos
03. Capítulo tres
04. Capítulo cuatro
05. Capítulo cinco
06. Capítulo seis
07. Capítulo siete
08. Capítulo ocho
09. Capítulo nueve
010. Capítulo diez
011. Capítulo once
012. Capítulo doce
013. Capítulo trece
014. Capítulo catorce
015. Capítulo quince
016. Capítulo dieciséis
017. Capítulo diecisiete
018. Capítulo dieciocho
019. Capítulo diecinueve
020. Capítulo veinte
021. Capítulo veintiuno
023. Capítulo veintitrés
024. Capítulo veinticuatro
025. Capítulo veinticinco
026. Capítulo veintiséis
027. Capítulo veintisiete
028. Capítulo veintiocho
029. Capítulo final
Epílogo
Extra

022. Capítulo veintidós

913 117 2
By ExoGar

—¿Los chicos también te han tratado de convencer de algo con tanta fuerza que incluso se meten a tu cuarto a perturbar tu tranquilidad?

Los ojos de ChanYeol brillaron con cierta ilusión justo cuando la pregunta acababa, alzando la mirada tan rápido que BaekHyun no pudo evitar sonreír, dejando ver ese lado tímido que raramente mostraba, y mucho menos en frente de él, quien recorría su rostro con tanto cariño que el nerviosismo no tardó en invadir al menor, tiñendo sus mejillas con ese delicado sonrojo que el mayor creyó que jamás volvería a ver.

A veces extrañaba tanto al BaekHyun que había conocido hace tres años, ese que solo era un chiquillo de colegio que sonreía por cortesía y no tardaba en esconderse de las personas.

—¿Por los chicos te refieres a YiFan y a JongIn? —preguntó una vez que logró volver en sí, corriéndose lo suficiente para dejar un espacio disponible a su lado.

Generalmente se sentaba en medio de la banca, sin mucho ánimo de compartir su tiempo libre con alguien más, leyendo algún libro o simplemente admirando la naturaleza que lo rodeaba, los múltiples sectores verdes de la universidad eran su parte favorita, especialmente cuando necesitaba pensar.

Pensar por qué BaekHyun había tardado tanto en buscarlo, por ejemplo, o por qué se sentaba a su lado con tanta naturalidad.

—¿Qué te hicieron? —preguntó el menor, abriendo sus ojos como si le asombrara que ChanYeol adivinara quiénes lo habían molestado un par de noches atrás, forzándolo a dar el paso que todavía no estaba seguro de dar.

—Nada, porque no los dejo entrar a mi casa hace más de un año —explicó con simpleza, riendo una vez que BaekHyun lo hizo, cubriendo su boca como si le avergonzara burlarse de sus amigos—. Es decir, sé que YiFan es intenso, la privacidad no lo va a detener, y JongIn prefiere prevenir sus desastres a toda costa, más si se trata de nosotros.

—A veces los odio —asintió en respuesta, perdiendo su mirada en el árbol en que había hablado por última vez con ChanYeol. Apenas estaban a un par de metros de ellos, y se preguntó si el mayor había ido a ese lugar conscientemente, o si solo había sido cosa del destino—. No me gusta que me digan qué hacer.

—Es tu corazón el que debería decirte eso, ¿no? —sonrió en respuesta, logrando que BaekHyun lo mirara otra vez, casi como si supiera que todavía quedaban cosas por decir—. El único problema es que te niegas a escucharlo.

ChanYeol sabía lo que hacía, siempre lo hacía, y BaekHyun lo odiaba por ser tan seguro de sí mismo, y tan demandante, tan fuerte como para mirarlo y desarmarlo por completo, haciéndole olvidar sus barreras, y sus inseguridades, todos esos obstáculos que seguían interponiéndose entre ambos. Sus ojos se conectaron como si no importara nada más, como si solo estuvieran ellos, como si sus corazones fueran el único sonido del lugar, latiendo tan rápido que daba miedo.

Estaba perdido, siempre estaba perdido cuando se trataba del mayor.

—¿Se te ofrece algo, por cierto?

La pregunta lo tomó por sorpresa, aunque no lo asombró, no lo incomodó, sabía que ChanYeol tarde o temprano lo preguntaría, ya fuese directa o indirectamente, pues había sido claro al decirle que había llegado el momento de que BaekHyun lo buscara, al menos cuando se sintiera listo para hablar, aunque eso lo había descubierto en la última mirada que le dio.

—Vengo a hablar contigo —fue directo al decir, bajando la mirada para ver la forma en que entrelazaba sus propios dedos, buscando un poco de seguridad en sí mismo.

—Te escucho —espetó con sinceridad, y calma, dándole una sonrisa que el menor no se giró a ver, pero que sabía que estaba ahí.

Bien, el momento definitivamente había llegado.

—Primero, creo que te debo una disculpa —murmuró por lo bajo, mordiendo su labio inferior—. He sido un imbécil desde que nos conocimos, lo sé, pero tú haces las cosas más difíciles para mí, ¿sí? —y entonces finalmente lo miró, un poco de rencor brillando en sus ojos—. Si tan solo te rindieras…

—No pienso hacerlo —cortó en seguida, negando continuamente con la cabeza.

—Ya me di cuenta, pero no entiendo por qué —y sí, estaba siendo más sincero que nunca, pues parecía que la verdad era lo único que le quedaba por decir—. Tengo un genio del demonio, no soy bueno para dar cariño y tampoco tengo la personalidad más llamativa, así que dudo que…

—¿Siquiera importan los motivos? —volvió a interrumpirlo, sonando tan firme como siempre.

—A mí me importan —masculló con molestia, alzando las cejas como si realmente se sintiera ofendido.

—Entonces quiero saber por qué sigues huyendo de mí, cuando es obvio que también te gusto.

—Te he dicho que no me gustas —negó con irritación, rodando los ojos.

—¿Entonces qué? ¿Quieres tener sexo y ya?

—¿Qué?

Cuando se despertó aquel viernes, pensando que quizás era una buena idea acercarse a ChanYeol y pedirle disculpas, jamás imaginó que la conversación terminaría de ese modo, con uno frente al otro, sus miradas serias y molestas y sus mandíbulas tan tensas como si estuvieran a punto de golpear algo, o al contrario, pues ellos mismos eran lo único que tenían cerca.

Un beso estaría mejor, o eso pensó ChanYeol una vez que BaekHyun tembló bajo su tacto. Una mano sobre su pierna, simplemente había sido eso, pero aquella caricia inconsciente había tenido más efectos de los que ambos esperaban, con sus respiraciones entrecortadas y la ira apoderándose de cada músculo de sus cuerpos.

Un caos, ambos eran un total y verdadero caos.

—Es la única explicación que tengo —alzó los hombros al decir, quitando sus dedos de la mezclilla que envolvía las piernas ajenas, tan bien delineadas como su cintura, la que relucía bajo la camiseta que usaba aquel día—. Cada vez que te acercas a mí, siento que tienes ganas de montarme.

Y una carcajada excesivamente ruidosa fue lo siguiente que escuchó, llamando su atención con tanta rapidez como llamó la de cada estudiante que estaba cerca de ellos, quienes dejaron sus conversaciones o apuntes de lado para observar al dúo de muchachos, o al menos al de sonrisa cuadrada, quien se retorcía levemente en su lugar, dando algunos aplausos que no celebraban nada, excepto la broma de ChanYeol.

Era la primera vez que hacía reír al menor, y su carcajada fue tan estruendosa como la ajena, aunque menos escandalosa, pues su tono era más bajo y calmado, incluso si sus ojos habían desaparecido tras dos líneas y sus pómulos se habían alzado levemente, dándole un aspecto tan dulce que no lucía como el mismo chico serio y distante que todos veían por los pasillos, cuando iba más concentrado en recordar el contenido de su examen que en saludar a las personas que lo evitaban.

Ambos parecían felices, y efectivamente lo estaban, así que las personas solo sonrieron en su dirección, volviendo a concentrarse en sus actividades.

—¡Hablaba en serio, BaekHyun! —quiso defenderse, acallando su risa una vez que el menor también lo hizo, limpiando el par de lágrimas que ambos habían dejado ir—. Aún así, ya extrañaba que te rieras así.

—¿Cómo puedes decir eso? No hay nada más horrible que mi risa —reclamó en seguida, intentando normalizar su respiración, la felicidad siempre lo dejaba sin aire, sin mencionar la forma en que hacía doler su estómago y mandíbula, la que masajeaba al mismo tiempo en que fruncía el ceño, fingiendo molestia cuando lo verdad era que seguía ligeramente contento.

—Claro que no —negó de inmediato, alzando su mano hacia la mejilla ajena, acariciándola un poco antes de correr un mechón del oscuro cabello, sonriendo calmadamente al chico que no tardó en perderse en sus ojos, dejando ir un suspiro inconsciente—. Yo creo que es tan linda como tú.

—¡Vaya! Eso explica mi feo rostro —bromeó entonces, casi como si fuera el único método de defensa personal que conocía, sus mejillas no tardaron en tomar el mismo rubor del comienzo, mientras que sus ojos bajaron con rapidez, perdiéndose en los pies que movía sobre el pasto.

—Eres hermoso, y lo sabes —murmuró con firmeza, muy cerca de su oído, causando un escalofrío que recorrió toda la espina dorsal del menor, alertando a más de una parte de su cuerpo. Sus manos empezaron a cosquillear, su corazón latió con más rapidez que antes y sus labios, un poco resecos por el calor, no tardaron en ser humedecidos por su lengua, provocando más de una sensación en ambos.

Mierda, estaban tan cerca de perder los estribos.

—¿Qué más tengo que hacer para que entiendas que estoy enamorado de ti, Byun BaekHyun?

Nada, quería decir que nada, pero definitivamente no lo hizo.

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