Maldición Willburn © ✔️ (M #1)

By ZelaBrambille

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En las calles se cuenta una leyenda: Rowdy Willburn no sabe querer porque ya no tiene corazón, es una maldici... More

Maldición Willburn
Prefacio
🎲 TOMO I | La caída 🎲
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 06 (pt 1)
Capítulo 06 (pt2)
Capítulo 07
Capítulo 08 (pt1)
Capítulo 08 (pt2)
Capítulo 09
Capítulo 10 (pt1)
Capítulo 10 (pt2)
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14 (pt1)
Capítulo 14 (pt2)
Capítulo 15
Capítulo 16
Extra | Regina y Tyler
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Extra | Rowdy y Giselle
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
🎲 TOMO II | El ascenso 🎲
Capítulo 29
Capítulo 30
Extra | Kealsey y Omar
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48 (pt1)
Capítulo 48 (pt2)
Capítulo 49 (pt1)
Capítulo 49 (pt2)
Epílogo I
Epílogo II
| P L A Y L I S T |

Capítulo 50 final

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By ZelaBrambille


Seis meses después


Corey y Colin corren en el patio, se carcajean cuando Archibald los atrapa. Ellos intentan salir de su agarre y lo tumban, se suben a su espalda como si fueran dos monitos trepando un árbol. Yuli los rodea y toma fotografías, soltando risitas.

Henry, de pie frente a la ventana, los observa.

Demetria y Sallie me llamaron hace unos días para mostrarme que fueron a la granja de sus padres adoptivos, les están enseñando a montar caballos, sus sonrisas no cabían en la pantalla.

Les conseguí un hogar a mis niños y eso me hace tan feliz que mis ojos se empañan. Tengo que pestañear para alejar mis emociones.

Henry está sonriendo, es la primera vez que lo veo sonreír desde lo que pasó. Hemos pasado mucho tiempo juntos, una vez al mes papá, él y yo vamos al cine a ver películas, elegimos una al azar y compramos golosinas.

Intento venir todas las tardes para ayudarle con las tareas, pues le costó adaptarse al ritmo de su nueva escuela. Viene atrasado, está cursando el último grado, ya empieza a buscar universidades, le ayudaré a redactar sus cartas de solicitud. Me emociona ver que realmente está entusiasmado con entrar a la universidad, tiene un montón de folletos en su escritorio.

Papá dejó que eligiera su espacio, él escogió el sótano, tiene una puerta independiente, así él puede tener cierta libertad. En su habitación hay una pared llena de señales de tráfico, empezó a coleccionarlas, va a las tiendas de antigüedades a buscar letreros.

No ha hablado con Mac en todos estos meses, ni una sola vez, ha ignorado todas sus llamadas, mensajes y correos electrónicos. Le pregunté un par de veces, pero él no quiere hablar al respecto. Mi amigo decidió darle su espacio, sin embargo, me llama para preguntarme cómo está. Justo como ahora.

Me alejo, me encierro en el baño para que nadie escuche la conversación.

—¿Cómo está? —pregunta Mac después de saludar.

—Creo que lo está llevando mejor, este mes obtuvo buenas notas en el instituto. Ya tiene un amigo de su edad, es un buen chico, algo nerd, pero le está enseñando a armar motores.

Él suspira.

No lo he visto desde hace meses, la última vez fue una rápida visita a su habitación en el hospital, estaba durmiendo, así que no pude hablarle. Después se lo llevaron muy rápido.

Mac tuvo que irse de Hartford por el programa de testigos protegidos, está en un lugar seguro. No se ha recuperado del todo, a pesar de que va a terapias físicas para recuperar su movilidad. Tiene que usar un bastón porque una de sus piernas no responde. Michael se fue con él, están juntos.

»Por su historial creí que tomaría una mala actitud, fue todo lo contrario, ha cooperado y se esfuerza en terapias y en la escuela. Ya sabes que tiene su propia habitación en el sótano, pero sube a la casa para preparar la cena con papá. Se llevan bien. ¡Oh! ¡Y está tomando talleres de carpintería! El otro día hizo una silla.

Mi padre adora a Henry, han conversado mucho, pero nunca de lo que sucedió durante esos días, si sospecha que vas a preguntarle algo relacionado a eso se cierra por completo. Se mantiene bastante ocupado, el otro día dijo algo sobre buscar un empleo.

Verlo me llena de orgullo porque ha sido muy fuerte, lo está intentando.

Escucho que Mac sorbe por la nariz.

—No sabes lo feliz que me hace saber que está bien en un lugar donde recibe cariño. Y estás tú, cerca de él. Por favor cuídalo, Giselle, cuídalo así como nos cuidábamos tú y yo, como hermanos.

Una gran bola de tensión se aprieta en mi garganta.

—Lo haré, Mac, te lo prometo por todo lo que hiciste para protegerme.

Tiene que irse, así que terminamos la llamada. Siempre es así, no puede quedarse mucho tiempo en la línea. Un suspiro tembloroso me deja sin aire. Tengo que tomarme un minuto para recuperarme.

Antes de salir aliso mi vestido y acomodo mi cabello frente al espejito del baño. Mis heridas y los golpes ya han sanado. El cirujano hizo un gran trabajo, pero hay una pequeña cicatriz en mi frente. No me molesta verla ahí. Me siento afortunada porque no me pasó nada grave, porque estoy aquí hoy festejando mi graduación con las personas que quiero.

Mañana Row y yo nos iremos a Georgia, a nuestra nueva casa, la cual decoramos juntos. Compramos los muebles de madera rústica, encontramos una alfombra preciosa en la que podría acostarme, muchos jarrones y artesanías. También compramos un piano porque estoy tomando clases desde hace un par de meses, no soy la mejor, pero me ayuda a relajarme, me hace sentir que estoy cerca de mis padres biológicos.

Todavía nos faltan adornos, supongo que nos encargaremos de eso en el camino. Hace una semana llevamos nuestras cosas y claro, estrenamos la cama. El recuerdo me trae una sonrisa. Estoy saltando de la felicidad dentro de mí.

Recorro el pasillo para volver a la sala, donde todos están reunidos, esperando que la cena esté lista. Compramos pollos que están en el horno, ya empieza a oler delicioso.

Henry está en el mismo lugar, observando a los gemelos, quienes se revuelcan en el césped.

Con sigilo para no llamar su atención me acerco, me detengo a su lado, frente al vidrio. De reojo veo que me mira con discreción.

Cuando lo vi la primera vez después de lo que sucedió, Henry vino corriendo y me abrazó, me dio las gracias. Creo que en ese momento entendió que no está solo. Sigue siendo distante y hosco, pero algo cambió dentro de él.

Le doy un codazo.

—Ahora vas a ser mi hermanito —digo.

Oficialmente su nombre es Henry Callahan.

Resopla.

Finge que es duro, tal como lo hace desde que lo conozco, pero en sus ojos puedo notar que está conmovido. La luz viene a su mirada siempre que papá lo abraza, cuando yo juego con él y le digo hermanito o cuando llegamos el otro día con un pastel y le cantamos feliz cumpleaños.

Rodeo sus hombros y lo guío al sofá, se deja caer junto a la abuela Sofía, con quien se lleva de maravilla, los tres nos divertimos bastante haciendo pajareras. Ella lo recibe y le aprieta las mejillas hasta que él se queja en voz alta.

Ay, niño tan guapo, no rompas muchos corazones ¿de acuerdo? No quieres que te jale las orejas.

Henry se carcajea.

Me siento junto a papá, quien está solo, y lo abrazo.

—Felicidades, hija, estoy muy orgulloso de ti —dice—. Romina te manda una felicitación.

Romina y yo decidimos mantenernos alejadas, en realidad, fue decisión mía. Me enteré de que en el hospital le gritó cosas terribles a Row delante de todo el mundo, incluso frente a desconocidos. Keals me contó cada palabra, eso solo logró decepcionarme más. Sigue sanando y le deseo lo mejor, pero no puedo estar ahí, no quiero ver cómo intenta sabotear lo mejor que me ha pasado.

Se mudó a Nashville, donde viven la abuela y Tess, después del divorcio.

No importa qué tan profunda sea la herida, puedes sanar. El problema es que ella no está dispuesta a soltar el dolor. Así no puedes avanzar.

Siempre la voy a querer, siempre voy a recordar su cabello brillante y su sonrisa de ángel cuando fue por mí al cementerio. Con ese recuerdo quiero quedarme, con las tardes en su estudio escuchando a Elvis, su tarta de manzana y los días buenos en los que papá, ella y yo jugábamos en la playa.

Ese fue el último escalón en mi terapia: perdonar. La he entendido y la he perdonado.

—Dile que le agradezco —respondo.

Sé que papá la sigue amando, le aseguré que yo no tenía ningún problema con que volviera con ella si así lo deseaba. Se divorciaron, así que supongo que algo se quebró entre los dos.

»Me preocupa dejarte aquí —digo.

La sonrisilla que esboza también me hace sonreír.

—Henry y yo estaremos bien, ya deja de preocuparte y disfruta este paso en tu vida. Estás con el hombre que amas, comienzas un nuevo proyecto que te apasiona, vívelo.

Sus palabras suavizan la nostalgia.

En tres meses comenzaré mi especialidad, serán clases en línea, pues también tomaré algunos cursos necesarios para hacerme cargo de la dirección de la casa hogar del señor Willburn. Se llamará Smile. Estoy tan entusiasmada que todos los días veo las fotografías de la construcción e intento imaginar cómo se verá.

Papá aprieta mi brazo.

»Vendrás e iremos a visitarte, y te llamaré todos los días, claro que sí, no te salvarás de mis conversaciones aburridas.

—Tú nunca me aburres, papá.

Mi celular vibra. Kealsey me llama para saludar y felicitarme, intentamos hablar por lo menos una vez al mes. Es difícil porque ella está viajando con Omar por todo el mundo y a veces nuestros horarios no coinciden. Tenemos un chat, la hermandad, Regina, Ushio y yo estamos ahí.

Keals manda fotografías de los lugares a los que va, Tyler responde con emoticones dependiendo de su humor, Row se burla de cómo siempre Omar es capturado en la imagen mirando como borrego encandilado a Keals, entonces él le dice que esa es su cara todo el tiempo y los dos pelean, Mateo se burla y nos despierta haciéndose el gracioso mandando cadenas de oraciones evangélicas a las seis de la mañana.

Hablando de Mateo...

El timbre suena. Row, quien está en la cocina porque decidió que alimentaría a un tumulto de personas, va corriendo a abrir la puerta antes de que pueda levantarme.

Mateo aparece, hace un escándalo en la estrada, y junto a él viene Ushio cargando una cajita de galletas.

Ushio dejó la casa de sus padres y se mudó a un piso muy bonito cerca de su trabajo. Sus compañeros de piso la sacan de sus casillas porque encuentra calcetines por todas partes. Mateo y Tyler viven con ella.

Voy a extrañar a mis amigas, viviremos en ciudades diferentes, pues Avril se mudará a Nueva York porque consiguió un papel en una serie para una plataforma muy popular —ya le pedí un autógrafo, gritamos por horas cuando nos contó la noticia—, pero prometimos que nos reuniremos una vez al mes.

Ushio y Mateo van a reunirse con Tyler, Regina y Angel.

Sigo a Row a la cocina, no se percata de que lo estoy rondando porque me está dando la espalda. Rodeo su torso y pego mi cuerpo al suyo.

—Caperucita, ¿vienes porque quieres un beso? —ronronea.

Hago un puchero, aunque no puede verme. Últimamente he estado más cariñosa de lo normal, a él le encanta molestarme con eso.

Se gira antes de que pueda responder y me besa.

Rodeo su cuello, él rápidamente me envuelve con sus brazos. Da unos cuantos pasos hasta que la encimera se clava en mi espalda.

Los movimientos dulces de sus labios se vuelven duros, cargados de una necesidad que me hace temblar. Se inclina, toma mis muslos y me sienta en la encimera para después hundirse entre mis piernas y pegar su pecho al mío.

No me acostumbro a besarlo, no me acostumbro a su sabor, ni a la pasión con la que me acaricia y me hace retorcer. Siempre quiero más, siempre descubro algo nuevo que me vuelve loca. Y descubrí que si soy cariñosa él se enciende como un mechero.

Alguien se aclara la garganta, un poco mareada por la intensidad busco al causante de la interrupción. Su padre nos mira, sus pupilas bailando con diversión.

—No quiero interrumpir, pero todos se están muriendo de hambre —dice.

Mi cara se enciende, se calienta.

Me bajo de la encimera dando un salto, escuchando las risitas divertidas de Row.

—Lo siento por... Ehh... Hacer esas cosas en su cocina.

Los dos se carcajean.

Sentar a tantas personas en el comedor es imposible, así que tuvimos que rentar dos largas mesas y muchas sillas, cenaremos en el jardín.

El señor Willburn nos ayuda a llevar todas las cosas al patio. Él se ve bastante relajado y contento desde que se mudó a Hartford hace unos días. Trabajará en las oficinas nuevas de la ciudad, mientras Row se encargará de la empresa principal.

Vivirá aquí tan pronto nos mudemos, en la casa de las flores amarillas junto a su amada Hortensia, quien al fin decidió darle una nueva oportunidad. La verdad es que se ven adorables, parecen dos adolescentes: ella se sonroja, él la abraza y deja un beso en su mejilla, ella suelta una risita, él le dice cosas en el oído. Y así, el ciclo se vuelve a repetir todo el día.

En una de las vueltas, Tess se acerca a mí y me abraza.

—Felicidades, hermanita —susurra.

Cierro los párpados y le regreso el abrazo. De pronto, el recuerdo de mi sueño vuelve a mí, así que abrazo a Tess con fuerza porque se lo prometí a Lili.

Ella está sonriendo cuando me suelta.

»¿Vendrás a las vacaciones o tendré que llevarte arrastrando? —pregunta y alza una ceja.

Nos invitaron a pasar unos días en una playa, así que Row y yo en un par de semanas estaremos bajo el sol junto a Tess, Dan y las gemelas.

—Ahí estaremos.

Compartir este momento junto a todas las personas que me importan es lo más especial de este día. Hay ruido, escándalo y risas. Sé que quiero pasar muchas veladas como esta.

Después de la cena la casa queda vacía, nos quedamos solos. Row está esperándome apoyado en una pared cuando dejo la bolsa de la basura en la cocina. La sonrisita que esboza me provoca un cosquilleo. Abandonó el saco en alguna parte, trae arremangadas las mangas de su camisa, su corbata floja.

Se aproxima dando pasos lentos, cierra la distancia y me abraza fuerte, me derrito en sus brazos, me vuelvo suave.

Juego con la corbata, deshago el nudo y la arrojo al suelo.

—¿Lista para mañana, muñeca? —pregunta.

—¿Qué pasará mañana?

No puedo contener la sonrisa juguetona, más cuando él picotea mi mejilla con su dedo índice.

—Pero qué bonita sonrisa tienes, caperucita, me la quiero comer a besos.

Mi cuerpo lo reconoce, suplica que sus manos me recorran, que sus labios se encarguen de marcar caminos sin salida.

Y es lo que hace.

Sus roces encienden mi piel al quitar mi vestido, disfruto de sus miradas traviesas, de sus besos llenos de ardor y deseo, de los movimientos suaves de su cuerpo sobre el mío llenándome, ahogándome en el lago de sus ojos.

Dejo que Row me haga el amor, que me deshaga a suspiros, que me convierta en temblores de necesidad.

Las sensaciones se concentran en mi pecho, todo lo que siento por él se derrama en ese momento, mientras me susurra las palabras más dulces, los murmullos más sucios, las promesas que cumpliremos juntos. 



Hank consiguió trabajo como vigilante en las nuevas oficinas del señor Willburn, así que mi viejo amigo ahora vive en otro lugar, en uno más cálido y agradable. Lo visité en su casa para despedirme, también le prometí que lo llamaría. Él prometió que pasará la Navidad con nosotros.

De todas formas, antes de irnos a Georgia voy al cementerio.

Me detengo frente a la tumba de Erik Thompson porque le debo algo.

Cuando escapé de la casa de acogida vine aquí, me refugié en las tumbas y mausoleos.

No conocí a Erik, pero siento que somos cercanos. Su hermana —y mejor amiga de Tess— siempre venía y le dejaba un paquete de galletas. Cuando ella se iba yo las recogía y las comía si tenía hambre. Creí que no se daría cuenta, pero lo hizo, fue así como conocí a mis padres.

Me inclino y dejo un paquete de galletas con chispas de chocolate en el concreto y mármol.

—Adiós, amigo —digo—. Gracias por compartirlas conmigo tanto tiempo.

Así me despido de la ciudad en la que crecí y de los recuerdos dolorosos que me atormentaron, de todos los días grises en los que me recosté sobre esa tumba para llorar.

El camino en su camioneta está lleno de música, tarareamos nuestras canciones favoritas con el viento soplando.

Georgia significa esperanza e ilusiones, para mí es un comienzo con la persona que me hace feliz.

Nuestro nuevo hogar es muy parecido a la casa de las flores amarillas, decidimos que fuera así porque nos trae buenos recuerdos. Al llegar, recorremos el camino empedrado. La casa, al fondo, tiene zonas decoradas con piedra caliza. Hay un pastizal lleno de flores rojas, una banca bajo un sauce, sus ramas suaves caen con gracia.

Es tan familiar.

Row abre la puerta trasera de la camioneta, Groot y Rocket saltan, salen y recorren su nueva casa con curiosidad. Pronto corretean por todo el jardín, fascinados.

Él me da una mirada, una sonrisita ladeada y me ofrece su mano, la cual tomo de inmediato.

El sol comienza a ocultarse. No entramos, nos sentamos en la banca, bajo la sombra el árbol, con el paisaje de flores y mariposas frente a nosotros.

Me saco los zapatos, el césped se cuela entre mi dedos. Groot y Rocket siguen corriendo, indagando y olfateando. Ahora son amigos, parecen dos secuaces inseparables. A veces mi gato lo mira como si fuera tonto cuando hace un desastre con su comida sacándola del plato, lo cual me hace reír. Groot es feliz, no se entera de la mirada crítica de su amigo felino.

Me deslizo en el asiento para acercarme a Row, quien me recibe rodeando mis hombros. Su cabeza baja para mirarme, tiento su pecho, su cuello para después acariciar su barbilla.

—Contaré tus pecas todas las mañanas —susurra.

Asiento.

»Besaré tus labios color cereza antes de ir a dormir.

Vuelvo a asentir.

»Y veré este matorral de cabello rojo que me vuelve loco.

Él cepilla mi cabello revuelto con los dedos, acaricia mis mejillas y sonríe.

—Estamos juntos —digo.

—Lo estamos.

—Te amo, cariño.

Mis palabras le arrebatan un gemido que me roba una risita. Aferra mis caderas y me hace subir a su regazo, a horcajadas. Estamos tan cerca, su aliento y su perfume me embriagan. Rodeo su cuello con los brazos y acaricio su nariz con la mía.

No puedo recordar en qué momento se clavó en mi corazón, pero está ahí, y quiero que se quede para que siga encendiendo todas las luces que hay dentro de mí.

—También te amo —murmura.

Cepilla mis labios con los suyos.

Me seduce hasta que estamos perdidos en un beso que sabe a infierno y se siente como el cielo.

Así es cuando estamos juntos, él es mi calma y mi caos.

—Al final caíste en la maldición, caperucita, el lobo te atrapó.

—No eres una maldición.

—¿No?

—Si las bendiciones existen, tú eres la mía.



FIN


* * *

#RowelleSiempreEnNuestrosCorazones

Si encuentran algún error me disculpo, ando sensible. Espero que les haya gustado el final, admito que me muero de la emoción y los nervios (/-\)

No me voy a despedir porque faltan los epílogos, también recuerden que Row contará algunas partes desde su perspectiva aquí mismo. Después de los epílogos haré un en vivo en instagram para que hablemos de la historia, sus dudas y lo que sucederá.


Y porque se lo ganaron por sus comentarios bellos... EL HECHIZO DE TUS LABIOS, una secuela corta sobre Demetria y Henry que ya pueden encontrar en mi perfil. Comenzaré a actualizar cuando terminemos aquí, pera ya pueden agregarla a sus bibliotecas.

No sé si ya lo notaron, pero MW es el primer libro de MALDITOS. Espero que se queden cerca porque escribiré historias de algunos miembros de la hermandad. 


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