SIN EDITAR: 10 Razones para N...

By CamilaSteel

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10 Razones para NO casarse {10RPNE3}
10 Razones para NO casarse.
Prólogo.
Razón N°1: Personas -Parte1-
Razón N°1: Personas -Parte2-
Razón N°2: Presiones -Parte1-
Razón N°2: Presiones -Parte2-
Razón N°3: Decisiones en pareja -Parte1-
Para ti ♥
Razón N°3: Decisiones en pareja -Parte2-
Razón N°4: Libertad -Parte1-
Razón N°4: Libertad -Parte2-
Razón N°5: Luke continúa las razones (¿o no?
Razón N°6: Brenda explica cómo conoció a Logan.
Razón N°7: Luke desaparece.
Razón N°8: Si, quiero.
Razón N°10
Epílogo.

Razón N°9: No más bebés.

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By CamilaSteel

Capítulo dedicado a Genesis, Vanya, Ema y a Adrián por portarse como todo un buen mánager (?) (te amaré siempre♥). ¡Gracias por los lindos mensajes que me envían a mi wsp!
Razón N°9: No más bebés.
Anabeth.
1 mes después.

—¿Crees qué me veo gorda? —le di la espalda al espejo para ver a Luke poniéndose su camisa.

—No —mastiqué mi chocolate—. Pero si sigues comiendo eso todos los días lo harás.

—Tengo mucha hambre, lo siento —le di un nuevo mordisco a mi barra chocolatosa, terminándola.

—¿Hoy viene Lucía? —asentí y lamí los restos de chocolate en mis dedos.

—Me visitará con Leah y Max probablemente pase por tu oficina en la tarde —volví a mirarme en el espejo—. Creo que mis bubis crecieron —las toqué—. Esperé toda mi adolescencia a que crecieran y lo hacen cuando ya no las necesito.

—¿Y por qué ya no las necesitarías? —arreglé su corbata y le mostré mi anillo.

—Voy a casarme.

—No me quejo si te crecen.

***

—¿Ana la plana dejó de ser Ana la plana? —hice una mueca.

—Maduré, Simón, maduré —volví a tomar una nueva barra de chocolate.

—¿Por qué comes chocolate a las 08:00 a.m?

—No lo sé, ¿me llevas a Starbucks? —se encogió de hombros.

—¿Luke a qué hora vuelve?

—No tengo idea —tomé mi abrigo—. Ahora llevame a comprar un gran vaso de café.

—¿Ana?

—¿Qué? —abrí la puerta.

—Estas en pijama —me miré.

Si, definitivamente estaba en pijama, pero no tenía ganas de cambiarme.

—No tengo ganas de cambiarme, ¿me llevas o no? —me dio una mirada de "¿debería o no?"

—Esta bien, vamos. Y que conste que solo lo hago porque quiero un aumento —solté una risa y salí detrás de él.

Esa frase me traía recuerdos.

—No puedo creer que vayas a casarte.

—Lo sé, es algo increíble. Mi mamá lloró cuando se lo conté, siempre creyó que moriría soltera y con 37 peces.

—¿Peces?

—Si, es que la mayoría de las solteronas tienen gatos. Me gusta ser diferente y original —subimos al ascensor.

—Luke te alejó de tus peces y tu soltería. Me alegra que se case contigo, lo suyo es real —sonreí.

—Simón siendo dulce, ¿cuándo pasan estás cosas?

—No te hagas la tonta, Ana —las puertas se abrieron y salimos del lugar—. Tenemos nuestros momentos.
***

A las 11:34 a.m llegué a tiempo como para abrirle la puerta a Lucía y a su hija. Las abracé y gritamos, felices por mi compromiso.

¡Wi!

La panza de Lucía era como una pelota de tenis. Mientras Leah miraba la televisión, Lucía me habló sobre su viaje.

—¿Y tú? ¿Cómo has estado? —me senté frente a ella y le tendí una buena taza de café.

—Bien, últimamente me ha dolido todo el cuerpo y no paro de comer, eso sin contar que todo lo que como se dirige a mis bubis y mi estómago. Pero, bueno, no me quejo.

—¿En serio?

—Si.

—¿Vómitos?

—Pocas veces, pero a causa de la comida del nuevo restaurante de sushi que pusieron enfrente. Asqueroso —bebí mientras admiraba la cara rara que Lucía me daba.

—¿Ana? —se acercó lentamente hacia mi y puso sus manos en mi vientre. Ahora era mi turno de adoptar la cara rara.

—Dime.

—¿Has ido al médico? —metí una galleta en mi boca.

—No, no es tan grave. Un par de medicamentos y se me pasará el dolor. Un par de ejercicios y mi panza volverá a la normalidad.

—Anabeth Blake —analicé la sonrisa que me dio. Era como una mezcla entre aterrada, feliz y emocionada, sumada a una mirada de "que estúpida eres".

—Lucía Bianchi.

—¿Qué?

—¿Qué de qué? —pregunté—. Pensé que decíamos el nombre de la otra en voz alta.

Se acercó y me tomó de los hombros.

—Estás embarazada.

—¡¿Qué?! —comencé a reír—. Por Dios, Lucía, ¿cómo voy a estar embaraza si siempre utilizamos pro...? Oh, bueno esa vez no... Y esa otra quizás tampoco. Mierda.

—Espera, tengo una prueba por algún lado en mi bolso —la vi buscar desesperadamente entre sus maquillajes.

—¿Por qué guardas un test de embarazo en tu bolso? —se encogió de hombros.

—Puedes necesitarla en cualquier momento.

—Es imposible que esté embrazada.

—No lo es

—No te embarazas así de la nada —moví mis manos, frustrada.

—Uhm, técnicamente, si, lo haces.

—¿Un nuevo bebé? —miré a Leah que nos miraba, enojada—. ¿Más bebés? ¡¿Más?! —me encogí de hombros y se marchó balbuceando cosas que balbucean los niños.

—Ana, no debes asustarte. Los bebés son la cosa más linda del mundo.

—Y la más apestosa —me lo entregó y se lo devolví.

—Esta bien, lo dejaré aquí —lo dejó sobre la mesa—. Hazlo cuando estés lista. Debo irme. Llámame. ¡Leah! ¡Nos vamos!

Leah reapareció con su cejas fruncidas en modo de enojo y se acercó a mi, señalándome con su dedo.

—No debes tener un bebé. Los bebés solo se roban mi atención.

Cuando abandonó el apartamento miré fijamente el test.

—Que estupidez. ¿Cómo voy a estar embarazada? Le probaré a Lucía lo equivocada que está.

***
Luke.

—¿Ana? Ya llegué —cerré la puerta detrás de mi y me fui desvistiendo camino a la habitación. Para cuando llegué, el saco, la corbata y la camisa estaban fuera de mi. Me quité los zapatos y le di un beso a Ana—. ¿Estás bien? —se encontraba cabiz baja en la punta de la cama.

—No lo sé.

La preocupación se hizo presente.

—¿Te duele algo? ¿Te vino la regla? ¿Quieres medicamentos y chocolates? —negó.

—¿Te casarías conmigo aunque esté gorda? —las lágrimas en sus ojos aumentaron el miedo.

—Claro que si, Ana.

—¿Incluso si estoy realmente hinchada y como una bola?

—Si.

—¿Y si como chocolate todos los días?

—También te querría, Ana, ¿qué pasa? —acaricié sus hombros.

—¿Te casarías conmigo incluso si un ser vivo estuviera creciendo en mi interior?

—Si, incluso si un... ¡¿Qué?! —se exaltó por el gritó y comenzó a llorar.

—Lo siento, te juro que no tenía idea, yo sé que es muy pronto y...

—¿Estás embarazada?

—Sí —y volvió a llorar.

Y yo me mantuve en silencio. Asimilando una noticia bastante fuerte.

—Ana.

—No me odies —tomé su rostro.

—Mirame.

—Lo siento, fue mi culpa yo... —la silencie con un beso.

—Ana, ¿vamos a tener un bebé?

—Si no quieres tenerlo, no lo tendremos.

—¿Estás loca? Ana, ¡estás embarazada! —se secó las lágrimas.

—¿No me odias?

—¿Cómo voy a odiarte? Te amo con todo mi corazón, Anabeth. Y aunque estés embarazada o no, te seguiré amando. A ti y... —toqué su barriga—. Y a él o ella.

—¿En serio?

—¡Si! ¿Por qué no lo querría? Es mío y tuyo, Ana, seguramente va a ser el ser más encantador del mundo.

Ella soltó una risa y la abracé con fuerza.

Por Dios, iba a ser padre. Y me iba a casar. Y todo sucedía tan rápido.

Estaba asustado, en serio, pero aún así lo quería. Quería intentar, aprender, ver a eso, que surgió de nuestro amor, crecer.

—Te amo —le susurré—. Y a ti también —mi mano la acarició lentamente.

—Tengo una cita para el médico mañana, ¿me acompañas?

—Por supuesto, cariño. Te acompaño hasta al fin del mundo.

Las horas pasaron y Ana y yo estábamos recostados en el sofá, tapados con una manta y comiendo chocolates.

—¿Qué opinas de... Jason?

—¿Nicholas?

—¿Thomas?

—Espera, ¿y si es niña?

—Uhm... ¿Qué tal Jane?

—¿Sara?

—¿Mia?

—Hay tantos nombres —tomó mi mano y entrelazó sus dedos con los míos.

—¿Estás preparada para todo esto? La decisión es de ambos, Ana, podemos esperar o ...

—No, Luke, si esto paso es por algo. Hay un niño creciendo dentro de mi. ¿Puedes creerlo? Yo no, es tan raro y maravilloso —me miró, sonriendo.

—Te dolerá muchísimo.

—Valdrá la pena, como en el amor.
***
Anabeth.

—¿A quien llamas? —enredé el cable del teléfono en mi dedo y silencie a Luke.
—¿Alo?

—¿Hola? ¿Leah?
—Hola, Ana —sonreí maleficamente.

—¿Cómo estás?
—Bien, ¿y tú, tía?

—Estoy bien —aguardé un segundo—, y embarazada.
—¡Nooooooo!
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Un sólo capítulo!!

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