En la ciudad de Orario, el centro del mundo como se le conoce, hay una gran cantidad de razas conviviendo entre sí, dioses, elfos, enanos, demi-humanos, humanos y muchos más que pueden o no estar derivados de los mismos. La historia de uno de los más grandes héroes del mundo, comenzó en esta ciudad de la siguiente manera.
-Niño ¿Qué te trae a Orario?-Preguntó uno de los guardias que custodian la entrada a la ciudad.
-¡Vine para ser un héroe! Mi nombre es Bell Cranel-Respondió el joven peliblanco ante la pregunta de los guardias.
-Un héroe, interesante, es la respuesta más original que nos han dado en mucho tiempo, pero ¿Sabes? Convertirse en un héroe aquí es muy difícil, el calabozo no te la pondrá fácil, además, no pareces un aventurero, no quiero juzgarte por tu apariencia pero en verdad no lo pareces ¿Seguro que ser un aventurero es lo que quieres? Hay muchas otras cosas que puedes intentar para ganarte la vida...-Comentaba el guardia al ver el físico del chico, pero su sorpresa fue grande cuando él lo interrumpió.
-Sé que aún soy joven, también que no parezco fuerte, pero no me rendiré hasta que consiga mi objetivo, fue el sueño que me inculcó mi abuelo desde que era joven, antes de que él partiera, quiero honrar su voluntad, quiero ser el héroe que tanto dijo ver en mi, así que, aunque sea difícil, me pondré de pie las veces que sean necesarias-Dijo Bell con una sonrisa muy grande, demostrando una gran voluntad y confianza en sus palabras con el paso de las mismas.
Esto dejó sorprendido a ambos guardias, al parecer solo tenía la apariencia de un niño, pero el sueño aún seguía siendo infantil, muchos aventureros con voluntades fuertes habían llegado a Orario en tiempos anteriores pero habían perecido de todas maneras.
"Veamos qué tal te va, espero que tus palabras no sean tan vacías como las de otros aventureros, los nobles normalmente mueren, los egoístas sobreviven, desgraciadamente para la ciudad, hacen falta personas con sueños como los tuyos" pensó en guardia al ver al determinación del niño.
-De acuerdo pequeño, espero que consigas todo lo que te propongas, no hagas que el tiempo que perdimos hablando contigo sea en vano, puedes pasar-Dijo el guardia mientras le daba paso.
-¡Muchas gracias! ¡Haré mi mayor esfuerzo!-Dijo Bell mientras corría para adentrarse a Orario, agitando su mano, dando a entender que se despedía.
-Que interesante-Dijeron ambos.
En la ciudad de Orario.
Podíamos ver a un joven corriendo por las calles, en busca de algo o más bien de un lugar, él trataba de encontrar el gremio de aventureros, para poder registrarse como aventurero y comenzar su travesía.
"¿Dónde estará el gremio? Le preguntaré a esta persona" pensó Bell mientras observaba a una persona un tanto alta, parada frente a él.
-Disculpe... ammm... soy nuevo en la ciudad y quisiera saber si podría ayudarme al decirme donde puedo encontrar el gremio por favor-Dijo Bell de la manera más amable que pudo para no darle una mala impresión a la persona.
El extraño únicamente volteó a verlo, ante su llamado y contestó a su pregunta.
-Estás cerca, solo dirígete a unas calles hacia adelante de aquí y lo encontrarás-Respondió dicha persona, muy amablemente, aunque en su mirada parecía tener sorpresa al ver al joven.
-M-Muchas gracias señor-Respondió Bell ante la ayuda que le habían brindado.
-No me digas señor, no estoy tan viejo, mi nombre es Miach, mucho gusto, soy un Dios-Contestó la persona en cuestión, se trataba del dios Miach.
-Lo lamento, muchas gracias Dios Miach-Contestó el peliblanco, haciendo una reverencia ante la persona frente a él y se despedía para ir al gremio.
Ya en el gremio, Bell pudo observar a una gran cantidad de aventureros dentro, de todo tipo, de toda raza, muchos parecían realmente fuertes, bueno, si se comparaba al actual muchacho sin experiencia con otros aventureros, era claro que cualquiera de ese lugar era más fuerte que él... ¿O no?.
El peliblanco se puso en la fila de registro, esperando su turno, hasta que por fin llegó.
Una linda semi-elfa de cabello castaño y lentes, con claro estrés en su rostro lo atendió, Bell al verla quedó realmente sorprendido por la belleza de esta misma, sus ojos no pudieron evitar mirarla fijamente sin ninguna clase de consideración.
"Es hermosa... mi abuelo tenía razón... las elfos son hermosas..." pensó Bell con un gran brillo en sus ojos y un rubor esparciéndose por su rostro.
-Disculpe... ammm... ¿Cuál es tu nombre? Creo que es la tercera vez que lo pregunto-Dijo la bella chica frente a Bell, lanzando nuevamente la pregunta que no fue alcanzada por el peliblanco al estar sumergido en sus pensamientos.
-Perdón... mi nombre es Bell Cranel, vengo para registrarme como aventurero-Respondió el muchacho, saliendo de su burbuja.
-Bien, Bell Cranel ¿A qué familia perteneces? Yo seré tu asesora, espero que estés preparado porque no te voy a dejar descansar hasta que estemos seguros de que sabes todo lo necesario-Respondió la chica con una dulce sonrisa ¿A qué se debía esto? Al parecer Bell no fue el único que glorificó la belleza de la elfo, ella igual quedó en transe por un momento al notar al chico, tanto que el estrés dentro de ella había desaparecido.
-N-No pertenezco a ninguna familia aún...-Dijo Bell con algo de pena.
-No perteneces a ninguna... lo lamento pero no puedo registrarte si no perteneces a ninguna familia, es peligroso-Contestó la semi-elfo con ligera decepción.
-Entonces... iré a conseguir una familia, cuando eso pase ¿Serás mi asesora?-Preguntó Bell con estrellas en sus ojos.
-A-Ah... emmm... si, si lo seré, ya lancé mi amenaza respecto al estudio, no puedo retractarme-Contestó Eina ante la pregunta llena de esperanza del chico, haciendo que ésta se pusiera nerviosa.
-¡De acuerdo! Entonces iré rápido a conseguir una familia... por cierto, lamento si es molesto pero ¿Cuál es tu nombre?-Preguntó el chico, al notar que él fue el único en presentarse.
-Eina, mi nombre es Eina Tulle, seré tu asesora, por el momento, invierte tu tiempo en buscar a un dios que te acepte en tu familia-Respondió amablemente la semi-elfo.
-Está bien, muchas gracias Eina, volveré lo más pronto posible-Respondió Bell con una sonrisa amable, retirándose del gremio.
-Hey Eina... ¿A qué viene esa mirada?-Interrumpió Misha con una mirada insinuante.
-¿Q-Qué mirada?-Preguntó Eina como respuesta a la pregunta anterior.
-Eina, está mal crear lazos con aventureros, siempre rompen sus promesas y no vuelven-Dijo Misha con clara decepción en su rostro, muchas de las asesoras en el sitio confirmaron lo anterior.
-Yo le doy una semana-Dijo Misha.
-Yo semana y media-Agregó otra recepcionista.
Y de esa manera seguían apostando muchas más asesoras del gremio, causando un ligero enojo en Eina.
-¿¡Ustedes creen eso!? ¡Yo creo que sobrevivirá! ¡Es más, en unos meses el será reconocido!-Dijo Eina con mucha decisión en sus palabras, sorprendiendo a todos en el sitio.
Con Bell, en la búsqueda de un Dios para unirse a su familia.
El joven muchacho estaba deambulando por las calles de la gran Orario, de puerta en puerta pasaba, pidiéndole a los dioses que le permitieran unirse a sus familias, pero todas las respuestas coincidan en algo, en que eran negativas, sea por temas económicos como una deuda, o que él se veía realmente débil o peor aún, que no deseaban otra boca que alimentar, esto hizo entristecer un poco a Bell, pero no renunciaría a cumplir su sueño por más obstáculos que hayan, su voluntad no era tan débil para que eso sucediera.
De esa forma pasaban unos cuantos días, en los cuales Eina se encontraba expectante y atenta a la puerta del gremio, esperando la entrada de aquel muchacho con cabello blanco y ojos rojos, llegando con la buena noticia de que por fin había conseguido familia pero aún no llegaba ese momento.
"Espero que no se haya resignado a ser un aventurero... o peor... que le haya pasado algo" pensó Eina, agachando la mirada y continuando con el papeleo que hacía.
Por parte de Bell, en ese tiempo qué pasó, él sólo seguía recibiendo las mismas respuestas negativas, por los mismos motivos, pero de todas maneras, seguía sin rendirse, a pesar de que el dinero se le acababa, lo poco que le quedaba, lo usaba para comprar comida, mientras dormía en algún callejón, solo tenía consigo, su bolsa con Valis, la ropa que llevaba puesta y... una vieja espada que le fue dada por su abuelo antes de partir.
Una tarde, cuando el sol comenzaba a esconderse, él estaba sentado en el piso, recargando su espalda en una de las paredes, pensando en su situación pero una pequeña chica se le acercó.
-Oye pequeño ¿Te encuentras bien?-Preguntó.
-S-Sí-Contestó Bell, levantando la mirada.
-¿Estás buscando familia?-Preguntó la pequeña.
-S-Sí, desde hace 2 días, es algo difícil conseguir una...-Respondió Bell ante la pregunta.
-¿Quisieras unirte a la mía? Mi nombre es Hestia-Expresó la Diosa, tendiéndole la mano al chico.
La mirada de Bell se llenó de ilusión nuevamente ante esa pregunta.
-¡Sí! ¡Quiero unirme a su familia, Hestia-Sama!-Dijo el joven con una sonrisa de alegría.
Y de esa manera, Bell Cranel, se convirtió en aventurero de la familia Hestia.
Después de que Bell obtuviera su falna, fue a toda velocidad al Gremio, para darle la buena noticia a su futura asesora, entrando por la puerta del mismo, aún habiendo oscurecido, todavía había mucha gente, pero una mirada fue puesta en él cuando se asomó por la puerta, él la sintió y pudo notar que se trataba de Eina.
-Hola Eina... por fin conseguí una familia-Dijo Bell con una sonrisa y entregándole su hoja de estado a la semi-elfo.
Ella la observó únicamente.
"Familia Hestia... ya veo, supongo que es una familia pequeña, nunca había oído que alguien se uniera con un Dios de ese nombre, pero de todas maneras, me alegro de que no hubiera renunciado a ser un aventurero y que haya conseguido a una familia" pensó la semi-elfo con una leve y alegre sonrisa en su bello y fino rostro.
-Bien Bell, ahora si podemos comenzar con tu estudio-Comentó Eina, recomponiéndose y acomodándose los anteojos al empujarlos ligeramente.
"Q-Que hermosa es... cada pequeño gesto... cada movimiento... su bella sonrisa... es simplemente... perfecta" pensó el joven peliblanco, aspirante a aventurero.
-E-Estaré a tu cuidado, Eina-Contestó Bell mientras era guiado por la semi-elfo a la sala de estudio, dentro de él, su corazón se encontraba latiendo con gran fuerza por notar las expresiones en la cara de Eina.
En ese momento, Eina no lo sabía, pero aquella persona que recién conoció, estaba apunto de convertirse en alguien realmente importante para ella.
En ese momento, Bell tampoco sabía que, aquella persona, se convertiría en un motivo más para pelear y hacerse fuerte.
¿Fue amor a primera vista? ¿Un flechazo al corazón de ambos en un primer encuentro?.
Y así comenzamos esta historia, como menciono en la descripción, voy a cambiar varios sucesos de la historia de DanMachi ya que tuve que comenzar desde la llegada a Orario de Bell, los cambios solo serán en el desarrollo de la historia, no así en contenido, tanto monstruos como personajes y sitios serán los mismos, al menos que tenga que inventar algo, espero contar con el mismo apoyo que la historia anterior, muchas gracias.