Dylan
Estacione fuera de mi departamento, pero aunque mi mente lo pensara, no baje del auto. Me quede mirando mis manos sobre el volante y un suspiro se salió de entre mis labios.
Rebeca esta tan cegada por esa zanahoria.
Dejarla para mí fue algo difícil, una parte de mi me decía que fuera y que le dijera el que se alejara de Gabriela, rogarle. Pero otra parte me decía que solo ella se daría cuenta de quién era Gabriela...
¿Y si la lastimaban?
Las venas en ambas manos empezaron a notarse cuando apreté el volante.
Quería a Rebeca, la amaba. Por su inocencia y terquedad, por su sonrisa y por como nunca tuvo miedo de hablarme y de decirme en cara todo lo que pensaba de mí, en realidad me enamore de todo lo que ella es. Por eso mismo tengo miedo a que le hagan algo.
Lo peor es que no se si hice lo correcto cuando la abandone.
"Rick dijo que si confiaba en los que me rodeaban, pronto saldré lastimada"
Sin pensarlo dos veces conduje a donde mi mente quería ahora. En mucha parte era su culpa. Y más por decirle algo tan estúpido a Rebeca como para que ella se creyera todo, me molestaba.
El lugar a donde iba era cercano a la casa de Rebeca y solo esperaba que ella no se diera cuanta a donde fui. Se enojaría más. Cuando llegue ni me tome el tiempo de aparcar el auto donde era debido. Al bajarme me di cuenta que termine casi subiendo el auto a la banqueta.
Toque la puerta de la casa y de inmediato me abrió una señora con aspecto hogareño y amable.
—Hola, ¿se te ofrece algo? —preguntó con una sonrisa. Le conteste igual.
—Hola, quería saber si esta Rick en casa.
—Oh, sí. ¿Quieres pasar a su cuarto.
—Sí, claro.
Pase al interior de la casa.
—Nunca te había visto hablar con él, pero sé que eres el novio de Becky Mendes.
—Mm.. —sonreí. Iba a vomitar arcoíris por tanta sonrisa de parte de la señora—Si, él y yo somos buenos amigos, solo necesito hablar con él para aclarar algo.
—¿De qué?
—Cosas...de amigos.
—Oh, su cuarto está arriba a la primera puerta que veas.
Asentí y di las gracias. Subí los peldaños de las escaleras por dos en dos hasta llegar a dichosa puerta.
—Hey que...¿O'Brien?
Y lo siguiente que paso fue...bastante divertido.