Miserable Matrimonio (Saga #1...

By _EJBlack_

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Disponible en Amazon Kindle (otra versión) Liviana Johnson, hija del conde de Hamilton, lleva enamorada de M... More

Capítulos de muestra
🍂《Booktrailer》🍂
Capítulo 1®
Capítulo 2©
Capítulo 3©
Capítulo 4©
Capítulo 5©
Capítulo 6©
Capítulo 7©
Capítulo 8©
Capítulo 9©
Capitulo 10©
Capítulo 11©
Capítulo 12©
Capítulo 13©
Capítulo 14©
Capítulo 15©
Capítulo 16©
Capítulo 17©
Capítulo 18©
Capítulo 19©
Capítulo 20©
Capítulo 21©
Capítulo 22©
Capítulo 23©
Capítulo 24©
Capítulo 25©
Capítulo 26©
Capítulo 27©
Capítulo 28©
Capítulo 29©
Capítulo 30©
Capítulo 31©
Capítulo 32©
Capítulo 33©
Capítulo 34©
Capítulo 35©
Capítulo 37©
Capítulo 38©
Capítulo 39©
Capítulo 40©
Capítulo 41©
Capítulo 42©
Capítulo 43©
Capítulo 44©
Capítulo 45©
Capítulo Final©
Epílogo
Agradecimeientos©

Capítulo 36©

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By _EJBlack_

Pss Pss Pss

Ayer en la noche, la duquesa de Agnes fue vista saliendo de su residencia con muchos baúles, y todos saben lo que guardamos en ellos. Y no creo que la duquesa vaya a salir de viaje, y más cuando su ubicación actual es la residencia Hamilton. ¿Qué habrá pasado entre los duques?

Revista de sociedad de Lady Kennt.

Marcus salió muy temprano rumbo a la residencia Hamilton, tenía urgencia de ver y pedirle perdón a Liviana por ser tan idiota al no haberla escuchado. Solo esperaba que ella lo aceptara. Al llegar a la residencia del conde, fue atendido por el mayordomo.

-Necesito hablar con mi esposa - dijo Marcus seriamente -. Ahora.

-Eso no será posible excelencia - respondió el mayordomo con toda educación y lentitud del mundo.

-¿Se puede saber por qué no puedo ver a Mi esposa?

-Porque en estos momentos milady duerme.

-En todo caso esperaré - Marcus al ver que el mayordomo no se movía lo miró acusatoriamente -. No me iré de aquí sin antes haber visto a mi esposa.

Y sin más entró a la residencia, sin ser guiado por nadie ingresó al salón donde esperaban las visitas.

El mayordomo no podía creer el descaro y la falta de respeto del duque, no podía invadir la propiedad del conde de esa manera, no sin ser invitado. Así que decidió avisarle a Liviana.

-Sr. Finn, ¿quién era? - preguntó Jayne.

-Es el esposo de lady Liviana. Dice que quiere verla y no se irá de aquí hasta lograrlo.

Lady Jayne rodó los ojos.

-Bien, yo le avisaré - dijo y el mayordomo asintió, hizo una reverencia y se alejó.

Lady Jayne fue a la habitación de Liviana, no sin antes ordenarle a Lizzy que le trajera el desayuno, Liviana tenía que saber que su insufrible esposo la esperaba con urgencia.

-¿Liviana estás despierta? - tocó la puerta y escuchó un «pasa» - Buenos días.

-Buenos días.

-Envié a Lizzy por tu desayuno. ¿Cómo dormiste? - preguntó Jayne y Liviana hizo una débil mueca.

-No muy bien que digamos, y no tengo hambre.

-Pero tienes que comer, por el bien de tu bebé - indicó Jayne -. Además, tienes que tener fuerzas para enfrentar a tu esposo.

-¿Marcus?

-¿Acaso tienes otro esposo? - Liviana miró mal a Jayne y esta sonrió - Está abajo esperando por ti.

¿Qué hacía Marcus aquí? - se preguntó Liviana. Ella no lo quería ver, no después de la humillación que le hizo pasar la noche anterior frente a todos los empleados y aún más frente a lady Emma.

-Entonces que se retire porque no pienso salir de aquí - respondió Liviana muy seria y decidida.

Marcus le había hecho mucho daño, ya no quería seguir sufriendo, tenía que cuidar de ella y de su bebé.

-No será muy fácil despacharlo, te espera y dice que no se irá hasta hablar contigo - explicó Jayne dejando a Liviana sorprendida.

-¿En serio?

-Ajá...

-No sé... Entonces envía a alguien, a un mozo que lo saque, no lo quiero ver, dile que estoy indispuesta.

-Está bien, haré lo posible.

Jayne salió de la habitación de Liviana y ordenó a Lizzy, que traía el desayuno, que encontrara dos mozos que la ayudaran a sacar a Marcus de la residencia. Lizzy hizo exactamente lo que se le ordenó, fue directo a las caballerizas donde se encontraban los trabajadores más fuertes de la residencia. Avisó a dos de ellos y los llevó con ella hasta el salón donde se encontraba Marcus, y pidió que la esperaran afuera. Al entrar, Marcus se levantó del sillón y camino hasta ella.

-¿Y mi esposa? - preguntó.

-Milady está algo indispuesta esta mañana, y no quiere visitas. Me ha pedido que le dijese que se fuera.

-Ya dije que no me iré sin ver a mi esposa, y más ahora que está indispuesta - dijo Marcus sin intención de retirarse.

-Y yo he dicho excelencia, que milady no quiere recibirlo, si es tan educado por favor, retírese.

-¡NO! ¡Quiero hablar con mi esposa! - caminó directo a la puerta, pero al abrirla se encontró con dos fuertes y grandes hombres que impedían su paso - ¡Salgan de mi camino!

Pero ninguno de los dos hombres se movieron, Marcus impulsado por la rabia y la desesperación los empujó lejos para ir a la habitación de Liviana, pero fue detenido por los hombres que ya había apartado de su camino, los tres forcejeaban, Marcus quería liberarse de los brazos que impedían ver a su esposa.

-¡Marcus! - todos se detuvieron cuando escucharon el grito, Marcus miró a la mujer que bajaba las escaleras mientras él arreglaba su costoso traje azul oscuro.

-Jayne - saludó con la formalidad y educación con la que un duque debería de actuar -. Buenos días.

-¿Qué estás haciendo? - preguntó Jayne sin siquiera responder el saludo.

-Quiero hablar con mi esposa.

-¿Con tu esposa? ¿Ahora? Marcus, pensé que eras un hombre más sensato y justo a pesar de todo lo que le has hecho a mi amiga, pero lo que hiciste anoche me reafirma que eres un completo idiota, y te digo que no importa que seas un duque.

-Lo sé, y merezco todos los insultos que tengas en mente, sé que hice mal en no creer en Liviana, sin dejarla explicarse, por haberle gritado y por eso estoy aquí, quiero pedirle perdón, que me perdone por todas las tonterías que he hecho durante nuestro matrimonio...

-Matrimonio que acabó, ¿no? Imagino que estás aquí para decirle que es libre de este matrimonio - expresó Jayne interrumpiendo su discurso.

-No... no quiero que termine... no así.

-¿Y cómo entonces? Lo mejor será que te marches, ya suficiente daño le has hecho a Liviana, haz tu vida como la querías, al lado de la serpiente de tu amante y futura esposa. Liviana estará mejor sin ti.

-No voy a casarme con Emma, tomé una decisión y Liviana está dentro de ella. Mi esposa seguirá siendo lo que es: Mía. Y si ahora no quiere recibirme... bien. Pero no descansaré hasta hablar con ella, mañana volveré, y si tampoco me recibe volveré al otro día, y así sucederá hasta que hable con ella.

Sin más, Marcus dejó la residencia Hamilton, muy enojado con todos y principalmente consigo mismo.

Al llegar a su residencia le fue entregado un sobre, era de su padre pidiendo verlo urgentemente. De seguro ya deben de saber lo ocurrido con Liviana, y como no, si la revista de Lady Kennt lo publicó esa misma mañana. Al llegar a la residencia de sus padres, fue directo al despacho de lord Alexander, su padre.

-Papá - habló Marcus y su padre lo miró desde su silla, su madre lo miraba esperando una explicación de lo que había leído en la mañana en la revista de sociedad de Lady Kennt.

Marcus no sabía cómo decirles lo que pasó, pero tenía que tener pantalones para hacerlo y responder por las consecuencias, así que sin rodeos lo dijo:

-Emma está embarazada... - lady Lilian casi cae al suelo por shock de la noticia -... pero no es mío, estoy seguro de eso.

-¿Y cómo estás tan seguro? - preguntó lord Alexander y a Marcus le dio vergüenza admitir que no era el único amante de Emma.

-No fui su único... amante.

-Eso lo sabemos Marcus, tú eras el único ciego - expuso lady Lilian.

-Además, hace mucho no estoy con Emma, quería arreglar mi matrimonio con Liviana pero... - no podía decirle por qué seguía viendo a Emma -... Ella no se dio por vencida y fue con Liviana, le contó lo del embarazo y luego ocurrieron varias cosas que hicieron que Liviana me abandonara.

Sus padres lo miraban sin expresión alguna, todo quedó en un silencio sepulcral hasta que lady Lilian se sentó en una silla. Por su cabeza pasó como se sentiría la pobre Liviana.

-¿Y qué piensas hacer? - preguntó su padre.

-Haré que Liviana vuelva conmigo, es mi esposa y su lugar es a mi lado.

-Me refiero a lady Emma.

-Puse las cartas sobre la mesa y le dije que se alejara de mí y de mi familia - respondió Marcus.

-No esperaba menos de ti - Volvió a decir su padre.

-Pero ahora tengo que recuperar a mi esposa, se rehúsa a verme - Marcus le dio la espalda a sus padres, no quería que vieran lo vulnerable que estaba sin Liviana.

-Es lo menos que te mereces, Marcus. Eres mi hijo, y por eso tengo que admitir que eres un idiota por todo lo que le has hecho a Liviana - dijo Lady Lilian -. Y pensar todo lo que hice para que te casaras con ella.

Marcus frunció el ceño al escuchar a su madre.

-¿Tú... planeaste el encuentro entre Liviana y yo hace tres años en el jardín, mamá? - preguntó Marcus sintiendo su sangre hervir.

-¡Sí! - confesó lady Lilian - Lo hice Marcus, lo hice porque Liviana sí merecía ser tu esposa, pero he cometido un gran error al hacerlo, tú no la mereces, y lo siento mucho por ti hijo.

Dicho esto lady Lilian salió del despacho dejando solos a su esposo y a su hijo. Marcus se quedó callado, no podía creer que su madre hiciera eso, él tenía la sospecha de que ella estaba detrás de todo lo que había pasado tres años atrás, pero ahora eso no servía de nada, más bien agradecía a su madre de haberlo hecho, de no ser así, ahora Liviana no sería su esposa.

-La quieres, ¿verdad? - la pregunta de su padre lo hizo volver al presente.

-Sí - aceptó, porque realmente la amaba, aunque le haya demostrado lo contrario la noche pasada.

-¿Entonces por qué no se lo dices, Marcus? - preguntó su padre y él calló, realmente no sabía por qué no se lo había dicho, quizá, por temor a que Liviana ya no sienta lo mimo por él - Te críe para que fueras un hombre de palabra, para que tomaras las decisiones correctas para tu vida, pero al parecer, dejé crecer tu orgullo a tal punto que no puedes decirle a tu esposa que la amas.

-No es... no entiendo por qué, cuando estaba con Emma podía decirlo tan fácil.

-Porque no lo sentías realmente - dijo lord Alexander y Marcus sabía que era cierto.

Lord Alexander abrió uno de los cajones de la mesa de su despacho y sacó una cajita, se acercó a su hijo y se la tendió.

-¿Qué es? - Preguntó Marcus mirando la pequeña caja, la abrió y se sorprendió al ver un anillo - ¿Para qué me lo das?

-Este anillo pasó primero por mi abuelo, este se lo dio a mi abuela como símbolo de su amor, luego mi abuela se lo dio a mi padre y él me lo dio a mí, hice lo mismo que mi abuelo y se lo di a tu madre como muestra de mi amor por ella - respondió Alexander -. Y ahora te lo doy a ti, para que se lo des a la mujer que realmente amas, Marcus.

Marcus miró el anillo, pensó en las palabras de su padre, y tenía razón, no podía ser tan orgulloso, sonrió al tener muy claro lo que tenía que hacer.

-Gracias, papá.

E.J.Black

XXXVI

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