Mi último deseo ©

By MeryAlfarx

220K 19.5K 13.3K

Grace lidia con la muerte de su madre, mientras trata de no enamorarse de su nuevo vecino. ♡♡♡ «A veces perde... More

☆PLAYLIST☆
Prólogo + Booktrailer
Capítulo 1: Nueva familia
Capítulo 2: Temores
Capítulo 3: Rubias y vecinos
Capítulo 4: Pesadillas
Capítulo 5: Fiesta alocada
Capítulo 6: Chocolate caliente
Capítulo 7: Confesiones
Capítulo 8: Rumores y cenas familiares
Capítulo 9: El lago
Capítulo 10: Mejores amigas
Capítulo 11: Ballet
Capítulo 12: Dulce Navidad
Capítulo 13: Problemas
Capítulo 14: San Valentín
Capítulo 15: Verdades
Capítulo 16: Decisiones
Capítulo 17: Primeras veces
Capítulo 18: Cumpleaños agridulce
Capítulo 19: Rey del hockey
Capítulo 20: Miedos
Capítulo 21: Fogatas y malvaviscos (Parte 1)
Capítulo 22: Fogatas y malvaviscos (Parte 2)
Capítulo 23: Desesperanza
Capítulo 24: Motivaciones
Capítulo 25: Novias y contradicciones
Capítulo 26: Halloween encantador
Capítulo 27: Futuros
Capítulo 29: Deseos
Capítulo 30: Enfermedades
Capítulo 31: Segundas oportunidades
Capítulo 32: Patines de hielo
Capítulo 33: Sonrisas
Capítulo 34: Amor y sueños
Capítulo 35: Final feliz
Capítulo 36: Por siempre, Grace

Capítulo 28: Romances y cachorros

3.9K 369 387
By MeryAlfarx

El tiempo pasa volando cuando estás en el hospital.

No, es una vil mentira. Las semanas previas a Navidad transcurrieron a paso de tortuga. O de slow burn si prefieres llamarlo. Es ese tipo de romance que se teje a fuego lento, en donde después de quinientas páginas la pareja principal se da su primer beso y a veces, el único.

Una vez leí un libro en donde se separaban al capítulo siguiente después de haberse besado, todo por culpa de un misterio que involucraba a ambas familias. Desde ese momento busco reseñas para asegurarme que mi corazón no volverá a destrozarse.

Por fortuna, Reese se ha encargado de proteger mi corazón. No de forma literal, sino que cada vez que ocurre una escena sensible en el libro que estamos leyendo, detiene la lectura o me recuesta a su lado para abrazarme. A veces hay un pequeño beso de por medio.

Sigo pensando cómo se lo contaré a mi hermano. No he encontrado el momento adecuado para decírselo, y entre tantas preocupaciones que tiene ahora no quiero causarle una más. Aunque, Dean ha insistido en que lo haga, y por más que difiera con él, esta vez tiene razón.

Es mi hermano y lo apoyaré en sus sueños, pero él también debe apoyarme en mis decisiones. Y aunque no lo haga, yo no desistiré.

Acomodo los tirantes de mi vestido azul estilo overol y peino mi cabello en una coleta alta, dejando caer un par de mechones a los lados. Me detengo a detallar la blusa, no muy convencida de que haya sido la indicada para combinar con el vestido. Es blanca con mangas abultadas similar a una blusa campestre, o eso creo. La moda no es mi fuerte.

Estoy pensando en cambiarme de ropa cuando escucho las voces de Delilah y Henry. Ya llegaron.

Me doy una última mirada al espejo y salgo de la habitación.

—Hola, preciosa —saluda Delilah cuando me ve. Se acerca y me besa la mejilla—. Me alegra verte por aquí.

—Lo mismo digo —respondo sonriente.

Los padres de Reese saludan a los demás, mientras que él viene hacia mí.

—¿Demasiado pronto para decir «Feliz Navidad»?

—Nunca es demasiado pronto.

Me mira de arriba abajo, poniéndome nerviosa.

—Luces espectacular, Dulce.

—Tú siempre luces espectacular —admito tímida, sintiendo mis mejillas calentarse.

Reese sonríe, inclinándose sobre mí con la intención de darme un beso en la mejilla justo cuando el timbre suena. Suspira frustrado y yo me aparto de él para abrir la puerta, dejando que Summer y Piper entren.

La rubia nos mira con una sonrisa pícara, pero no dice nada.

—Llegaron las últimas invitadas —avisa Kristal—. Hora de cenar.

La cena transcurre entre risas y anécdotas. Piper y Summer se ponen acarameladas por momentos y Reese me lanza miradas discretas, las cuales trato de evitar porque no quiero que nadie se entere. Al menos no ahora. Al terminar, los padres de Reese se quedan en la mesa charlando de un tema que, según papá, no nos incumbe a los más jóvenes, por lo que vamos a la sala en donde Reese acapara toda la atención de mi hermano para hablar sobre los dos siguientes partidos. Luego le preguntaré contra quiénes jugarán. No es posible que su fan número uno no lo sepa.

Piper me comenta que comenzó a leer un libro de romance contemporáneo, el cual, por cierto, lo escogió su novia. No revela casi nada, salvo que trata sobre dos chicas y que jamás en la vida piense en leerlo. Por más que insista por el nombre del libro, no me lo dice.

Cuando ya casi es medianoche, Piper decide irse.

—Le prometí a mamá llegar antes de la medianoche —le comenta a Summer.

—Déjame acompañarte.

—Claro que no. Quédate con tus amigos.

—Iré contigo y es mi veredicto final.

Piper voltea a verme.

—Te acostumbrarás. —Me encojo de hombros, risueña.

Me acerco a Summer para darle un abrazo de despedida.

—Feliz Navidad, rubia.

—Feliz Navidad, Ce.

Deposita un beso en mi frente y luego se aparta para sujetar la mano de Piper.

­­—Las llevaré ­­—se ofrece Reese—. Está nevando y no podrán caminar así.

—No puedo negarme a un paseo gratis.

Piper se ríe y Reese rueda los ojos divertido. Toma su chaqueta y juntos salen de la casa.

Me acerco a la ventana, viendo como Summer sujeta su mano y le abre la puerta del auto, antes de que Reese lo haga.

Son mi pareja favorita, no cabe duda. Se los diría, pero conozco a la rubia y sé que alardearía de ello por meses.

Me doy la vuelta para ir al comedor en donde se encuentran los demás y me asusto al ver a papá y a Kristal actuando sospechosos, como si ocultaran algo.

—¿Qué está pasando? —Tomo asiento frente al mesón.

—Yo también quiero saberlo —comenta Delilah.

—Tengo una sorpresa para ti —anuncia papá.

Frunzo el ceño, mirándolo con curiosidad.

—¿Qué es?

—Kristal se opuso a la idea, pero yo sabía que te haría muy feliz y no pude negarme.

—Tu padre siempre teniendo excelentes ideas —comenta sarcástica.

—Te aseguro que esta vale la pena.

De acuerdo, ahora estoy confundida. Volteo a ver a Asher y él se encoje de hombros, también sin saber cuál es la sorpresa.

—Esto fue una decisión unánime —La mira—, pero no deja de ser una buena idea. Cierra los ojos, Grace —pide.

Lo hago, impaciente por descubrir lo que tanto ocultan.

Escucho como sube de prisa por las escaleras y baja a la misma velocidad, acompañado por el ruido de una campanilla.

—Ya puedes abrir los ojos.

—¡No puede ser! —exclamo sorprendida.

El pequeño Beagel frente a mí ladra inquieto, como si pidiera que lo bajen.

—Un amigo del trabajo lo consiguió para su hijo, pero resulta que él es alérgico a los perros, como lo era Joanne, así que pensé que era la oportunidad perfecta para tener uno —explica—. Necesitará mucho amor, hija.

—Tengo mucho para darle —aseguro.

—Pero de lejos, no puedes tener contacto directo con él. Tu doctor me envió una serie de recomendaciones y hay que seguirlas al pie de la letra.

—No hay problema.

Asher lo sujeta y yo me acerco a él, manteniendo una distancia prudente.

—Es muy lindo —le dice Delilah a Kristal.

Henry no comenta nada. Él prefiere a los gatos, pero tienen a Kira porque su esposa la adoptó.

Mi hermano le acaricia la cabeza, pero el perro se remueve inquieto en sus brazos. Frunce el ceño al ver que hace de todo para resistirse a él.

—Creo que no me quiere. —El perro vuelve a ladrar—. Sí, ya entendí. —Rueda los ojos y voltea a verme—. ¿Qué nombre le pondrás? Tiene cara de apestoso.

—No digas eso, es un hermoso perrito. —Ladra en respuesta—. Sí que lo eres.

—Genial, el perro eligió a Gracie. —Lo mira—. Traidor.

Creo que alguien se llevará muy mal con el perro.

—Puedes llamarlo como quieras, hija.

—Pero piensa en un lindo nombre —aconseja Kristal—. Y no permitas que tu padre lo decida.

¿Un lindo nombre? Justo ahora tengo muchos en mente. Lo pienso un momento hasta que me decido por uno.

—Lo llamaré Gus Gus.

—¿Gus qué? —Asher eleva una ceja.

—Como el ratón de Cenicienta.

Aunque de cariño le diré «Gus».

—Es tuyo, así que no importa —Baja la mirada hacia al perro—. ¿Te quieres llamar Gus Gus?

Agita su colita y vuelve a removerse en los brazos de mi hermano.

—De acuerdo, te bajaré.

Lo baja y sale corriendo por toda la sala, hasta detenerse frente al sofá.

—No lo...

La advertencia de papá llega tarde porque ya se subió.

Kristal pone una mano en el hombro de su esposo mirándolo con desaprobación.

—Diviértete entrenándolo, cariño.

Papá suspira resignado y se acerca a bajarlo, pero él se acuesta para que le rasquen la barriga.

—No jugaré contigo. Sería como recompensarte por tu mal comportamiento.

Gus Gus lo mira sin comprender, ladeando su cabeza.

—Bien, pero solo por esta vez —le advierte antes de acariciarlo.

Miro la escena enternecida, disfrutando de estas pequeñas cosas. Nunca imaginé que tendría una vida tan caótica. Hace dos años todo era diferente, como si hubiera sido otra persona. Tal vez lo era.

Nunca antes había tenido la oportunidad de apoyar a un amigo porque las que tenía jamás necesitaban de mi ayuda o pedían mi opinión. Era feliz viviendo con mamá y cada vez que algo andaba mal conmigo, me refugiaba en ella porque era lo único que conocía. No es que fuera débil, sino que era la única persona que me comprendía y amaba por quién era.

Ahora miro dos años después y descubro que puedo ser más que eso. Puedo apoyar a mi amiga y brindarle la amistad que jamás tuvo, puedo darle esperanzas a alguien que las perdió, puedo ser la persona que confía a ciegas en su hermano porque sabe el potencial que tiene y también puedo ser la persona que lucha cada día contra sus miedos, aun si estos amenazan con derrumbarla.

Soy fuerte, soy la mejor versión de mi misma y no podría estar más orgullosa de mí. Al final, sí logré seguir adelante sin mamá. Y sé que ella también está orgullosa de mí.

Miro como Kristal le recuerda a papá que fue una mala idea traer al perro, mientras que Asher trata que le de la pata y Reese aparece por la puerta de entrada.

Navidad nunca había sido tan divertido.

♡♡♡

Faltan veinte minutos para Año Nuevo y Reese no está conmigo. Los Davies se fueron a pasar el resto de las fiestas con su familia y con ello, se fue mi oportunidad de estar con el chico que me gusta.

Comprendo que tuviera que irse, aunque aún albergaba la esperanza de verlo cruzar mi puerta cuando los relojes anunciaran la medianoche. Vaya cursilería.

Y ahora, en lugar de estar con él, estoy con Gus Gus durmiendo a lado mientras que Asher les platica a sus padres sobre la carrera deportiva. Poco a poco han sucumbido ante la idea de apoyarlo, siguen inseguros sobre apoyarlo, pero permiten que mi hermano exprese sus opiniones. Es un buen progreso.

Hace unos minutos hablé con la rubia, quien por cierto está en casa de su novia. No pregunté detalles, pero fue evidente la razón. Sus padres siguen sin saberlo, pero al menos Piper no la presiona para tocar el tema, lo cual agradezco. No me gusta verlas discutir.

De pronto el timbre suena. Kristal mira a su esposo, confundida.

—¿Invitaste a alguien, cariño?

—Ojalá no sea mi madre.

Contengo una risa. Después de haberla visto la mañana siguiente de Navidad fue suficiente para él.

Kristal se pone en pie y abre la puerta. Todos quedamos confundidos.

—¿Delilah? Qué sorpresa verte aquí.

—Cambio de planes. Mi hijo quería hacerle una sorpresa especial a alguien.

Oh, no.

Me pongo en pie y Reese se abre paso para llega a mí. Alzo la mirada, nerviosa. No sé por qué lo estoy, bueno, sí lo sé. Ha llegado de improvisto, plantándose delante de mí mientras que su familia y la mía nos estan viendo. Esto no pasa todos los días.

—H-hola, Reese —saludo, nerviosa.

No tartamudees, Grace.

—¿Podemos hablar?

Asiento con la cabeza, incapaz de pronunciar una palabra decente. Hago el intento de salir al jardín trasero, pero Reese sujeta mi mano para detenerme.

Por Dios, deja de ponerme nerviosa.

—Sería mejor que te quedaras aquí. —Le dedica una mirada a los demás, suplicándoles con los ojos.

—Oh, ya entendí —dice Delilah. Sujeta la mano de su esposo y lo arrastra a la cocina.

Los demás lo siguen sin comprender nada.

—Quería hablarlo contigo afuera, pero está nevando y no quiero exponerte al frío. También planeaba traerte flores, pero no hay ninguna florería abierta.

—¿Florerías abiertas en Nochevieja? Sería como ver a Santa Claus en verano —Hago una broma para aligerar el ambiente.

—Debía intentarlo —murmura, encogiéndose de hombros—. Lo que quiero decir es que... estuve pensándolo mucho y bueno... no sé si aceptes, tampoco es necesario que lo hagas. Solo es una propuesta precipitada.

Genial, ahora él está nervioso.

—Reese, tranquilo. —Le sonrío—. ¿Qué tratas de decirme?

Debe ser importante para haber viajado hasta acá. Y no sé por qué, pero tengo el presentimiento de saber lo que quiere decirme.

¿Por qué ningún libro me preparó para esto?

Suspira, mirándome ansioso con sus hermosos ojos cafés mientras que yo hago un esfuerzo para no bajar la mirada y dejar mis manos quietas.

—De acuerdo, lo diré de una vez. —Toma mi mano derecha y me acerca a él. Su respiración se ha vuelto pesada y la intensidad en su mirada capta toda mi atención—. No he podido apartar mis ojos de ti desde aquella noche en que te vi por primera vez. Ocupas mis pensamientos día y noche, siendo imposible dejar de pensar en ti.

Da un paso más cerca, provocando que mi corazón lata desbocado.

»Ya no solo me gustas, Dulce, estoy completamente enamorado de ti.

Mi respiración se detiene por un instante y mi cerebro no procesa sus palabras.

Define «enamorado». No, mejor define todo lo que acabas de decir.

Sube su otra mano a mi mejilla para apartar un mechón de mi rostro y luego sonreírme avergonzado.

—Había preparado algo más romántico, pero lo acabo de olvidar todo —susurra—. Así que te haré esta pregunta y sin importar la respuesta, mi amor por ti seguirá intacto.

Mi corazón corre apresurado y mi boca se ha quedado seca. ¿Cómo espera que responda su pregunta si hace apenas unos segundos me ha dicho que está enamorado de mí? ¡Solo puedo procesar una información a la vez!

La mano que está sobre la mía sube hasta mi otra mejilla, rozando apenas con su pulgar mi labio inferior.

—Dulce, ¿te gustaría ser la protagonista de mi libro?

Bueno, ¿quién necesita pensar?

Una sonrisa boba adorna mi rostro y sin dudarlo más, lo beso.

Un grito alegre se hace presente junto a otras voces murmurando palabras inentendibles. Subo mis brazos a su cuello para abrazarlo a la vez que Reese me abraza por la cintura. Siento como sonríe sobre mis labios y es cuando abro los ojos para encontrarme con los suyos danzando de felicidad nunca antes vista.

—Lo tomaré como un sí —Me mira confundido.

—Es un sí definitivo —susurro y vuelve a besarme.

¡Me está besando! ¡Mi novio me está besando!

Oh, por Dios. Tengo novio.

Alguien carraspea a nuestro lado, obligándonos a separarnos.

—Papá. —Lo miro asustada.

Reese se apresura a hablar.

—Señor Lawler, le juro que...

—¿De verdad quieres a mi hija? ¿Estás dispuesto a cuidarla?

Reese traga saliva.

—Por supuesto que sí.

—Es curioso que te haya visto pasar de ser un niño revoltoso que jugaba con Asher a los videojuegos y competir juntos por quién duraba más tiempo sin ducharse...

—¡Papá! —lo interrumpe mi hermano—. Nadie quiere saberlo.

—Yo sí —me burlo.

Ambos me miran molestos y papá continúa hablando.

—... hasta convertirte en un chico que pretende a mi hija. Sé que eres un buen chico y no dudo de la educación que tus padres te han brindado. Aunque admito que confiarte a mi hija no es tarea fácil —Lo mira serio. Estoy por hablar para tratar de convencerlo cuando él añade—: pero te otorgaré el beneficio de la duda y dejaré a tu cuidado a mi tesoro más preciado.

Todos los miramos incrédulos. Nadie se lo esperaba.

Reese parpadea, aturdido.

—Le juro que la trataré como se lo merece.

—No me cabe la menor duda. —Muestra una sonrisa imperceptible—. Solo necesito que me prometas que jamás la lastimarás.

—Se lo prometo. Ella es demasiado importante para mí.

Delilah se acerca.

—Mi niño —Le da un beso en la mejilla—, conseguiste tu primera novia formal.

—¡Mamá! —Voltea a verme avergonzado.

Delilah ignora su queja.

—Estoy feliz porque ella sea la indicada, mucho te habías tardado.

Se rasca el cuello, nervioso.

Creo que todos los momentos vergonzosos se los está llevando él.

Asher se acerca a él y de inmediato me pongo tensa.

—Fue asqueroso verte besar a mi hermana —confiesa.

—Lamento no haber cumplido con mi palabra. Fue inevitable enamorarme de tu hermana.

Asher finge nauseas, provocando que me ría.

—No vuelvas a decir eso, harás que vomite.

—Vamos, Ashie. —Lo tomo del brazo—. Reese es un gran chico.

Él lo sabe mejor que nadie. Han sido amigos durante años y estoy segura, que de todos los chicos existentes en el mundo, Reese es el único que pasa su prueba.

Rueda los ojos, pero un destello de sonrisa se dibuja en su rostro.

—Lo dices como si fuera un perro. —Se cruza de brazos.

—Claro que no, él no es Gus Gus.

—El cachorro es mejor que él.

Como si lo hubiera llamado, se despierta y corre en dirección hacia Kristal. Ella lo toma en brazos e incluso permite que olfatee su rostro. Creo que le agrada.

Los adultos se quedan hablando de nuestra reciente relación, mientras que mi hermano se queda al cuidado del perro.

Me siento en el sofá con Reese y él me acomoda a su lado, apoyando mi cabeza en su pecho.

—Soy afortunado, ¿sabes? No cualquiera sale con la chica de sus sueños. —Sonríe coqueto.

—Y yo que temía que nunca lo preguntaras —susurro contra su pecho.

—Lamento sino fue tan romántico como esperabas.

—Fue mejor —digo sincera—. Nunca había escuchado una propuesta tan original.

—Una chica como tú merece algo tan único como ella. —Aparta un mechón de mi peluca, rozando sus dedos cerca de mi oreja.

—Necesitaré un tiempo para acostumbrarme a esto —admito—. Jamás había tenido a un chico empalagoso enamorado de mí que incluso me escribiera poesía.

—¿El qué cosa?

Levanto la cabeza para mirarlo.

—El poema que me hiciste para San Valentín —le recuerdo—. No tenía remitente, pero supuse que habías sido tú.

La rima era rebuscada, pero el hecho de que haya escrito uno me fascinó. Todavía lo conservo.

—Dulce, por más que esté enamorado de ti, jamás escribiría poesía. No sé hacerlo.

Frunzo el ceño, confundida.

—Entonces, ¿quién lo dejó en mi casillero?

Reese lo piensa y por segundo, creo que sabe quién fue. Apuesto a que no me lo dirá.

—Por momentos me gusta que seas distraída —dice.

—Eso fue grosero.

—Así puedo hacer esto —Sonríe de lado.

De pronto, usa la mano que tiene detrás de mi cuello y que no me di cuenta de cuándo la subió, para acercarme a él quedando a centímetros de su boca.

—Jugaste sucio —le reclamo, nerviosa.

—Sabes que me gusta romper las reglas. —Guiña coqueto para luego darme un corto beso en los labios.

Creo que sí lograremos nuestro final feliz.  

Hola, hola. 

¿Momento para fangirlear? Mis bebés formalizaron su relación y yo estoy que no puedo con ellos, son tan lindos y solo quiero meterlos en una cajita para protegerlos :( y también quiero que alguien me pida ser la protagonista de su libro *llora porque jamás le pasará*

En fin, dejen sus reacciones del capítulo o sus escenas favoritas. Además, ¿qué opinan de Gus Gus? El nombre me causa mucha gracia, lo admito, pero es ideal para él. 

No olviden votar y comentar si les gustó. 

Nos leemos en el siguiente. Besos.

Continue Reading

You'll Also Like

48.2K 11.2K 25
La mano del rubio se coló bajo la máscara del anbu acariciando su rostro suavemente, los azules lo veían con debilidad y un gran amor, Itachi se dejó...
1.6M 117K 84
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
253K 12.9K 69
"𝙀𝙡 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙣𝙪𝙣𝙘𝙖 𝙢𝙪𝙚𝙧𝙚 𝙮 𝙡𝙖 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙 𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚 𝙧𝙖𝙯ó𝙣 𝙥𝙤𝙧 𝙦𝙪𝙚 𝙙𝙚𝙟𝙖𝙣 𝙪𝙣𝙖 𝙝𝙪𝙚𝙡𝙡𝙖" "-𝙔 𝙖𝙡 𝙛𝙞𝙣𝙖𝙡 𝙚�...