El destino de las estrellas

By PalomaCaballero

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(LGBT+) Donovan es un estudiante de arte que vive la vida como le place. James es un deportista encerrado en... More

Notas de autor
Dos años antes
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By PalomaCaballero

James no podía dejar de mirar las manos de Donovan. La primera vez que lo vio en el restaurante no se dio cuenta de ello, pero el muchacho tenía unas manos de ensueño. Sus dedos eran largos, fuertes y callosos, no eran exactamente las de alguien que hacía trabajo pesado, pero había marcas en ellas que daban a entender las usaba a menudo.

Cuando llegaron al pequeño restaurante, James se sorprendió al notar lo bonito que era aquel establecimiento y lo barato que era todo teniendo en cuenta la buena ubicación. El lugar se encontraba al lado de una reserva natural y estaba hecho casi en su totalidad de madera. Por dentro era espacioso, fresco, mientras que también contaba con una parte externa para mirar el agua mientras se hablaba con tranquilidad. Todo aquello adornado con acogedoras luces amarillas y series de focos.

Era un sitio bastante agradable, por lo que tuvo la tentación de reclamarle a Vincent por no llevarlo con anterioridad, sin embargo, luego supuso que era su sitio por default para citas, por lo que no quería a ningún amigo entrometido por ahí.

Tenía ganas de golpearlo todavía, pero no era el momento, así que se guardó las ganas para cuando estuvieran a solas.

—Entonces ¿Desde cuándo están saliendo? —preguntó Vincent, una vez que estuvieron juntos en el restaurante. El ambiente era un poco raro porque el grupo estaba compuesto por dos pares de personas que no se conocían entre sí. Ambas partes se miraban entre ellos evaluando cómo proceder ante aquella situación.

Skylar sonrió ante la pregunta, se la habían hecho un montón de veces y en ese contexto podía deducir que había alguien interesado en ligar con alguno de ellos, la lógica podía indicar que se trataba de Vincent yendo detrás de ella, pero algo le decía que no era el caso. No sabía de dónde había salido ese pensamiento, quizás de la manera en que James parecía a punto de vomitar cada vez que miraba a Donovan.

—No, Skylar me dejó en la friendzone —Donovan sonrió y su mueca se le recordó a la de un lobo engañando a una oveja. Daba igual Skylar le siguió el juego.

—No digas tonterías, tu siempre serás mi favorito —espetó. Parecía que estaba dispuesta a decir algo más, cuando de repente Vincent soltó un resoplido, mirándolos con cierta reticencia.

—Relación abierta, ya veo —comentó, echando un vistazo a James, quien había dejado de comer y observaba los cubiertos como si fueran lo más interesante del mundo.

Skylar soltó un gemido de protesta y negó con la cabeza, mientras empujaba a Donovan con la punta de los dedos.

—Nada que ver, a este solo lo aguanto porque no me queda de otra —explicó—. Paga la mitad de la renta —agregó, con una sonrisa divertida.

—Vaya —Vincent abrió los ojos de par en par—. Viven juntos —parecía que aquel dato le hubiese volado la cabeza.

—Pero no revueltos —aclaró ella.

Vincent parecía a punto de opinar sobre el tema, cuando de repente algo captó su atención en la zona de afuera.

—Entonces amiga, tu estudias artes ¿cierto? —preguntó. Skylar estaba a punto de preguntar cómo sabía ese detalle, cuando el chico la tomó de la mano y tiró de ella, arrastrándola a la parte de afuera—. Acompáñame, esto te va a encantar, hay un par de estatuas de metal afuera que cuando las iluminan...

Ella estuvo a punto de protestar hasta que captó las esculturas de las que le estaban hablando y se apresuró a salir. A James el movimiento de su amigo le tomó por sorpresa, acababa de anotar otro punto a la lista de "razones para golpear a Vincent", luego se dio la vuelta para encarar a Donovan, quien no parecía dispuesto a ir detrás de los otros dos. A James le dio pena dejarlo solo y se acomodó en su lugar para hacerle compañía.

Los segundos se transformaron enseguida en un silencio incómodo, cuando las dos personas más sociables se marcharon de la mesa.

—La comida que hacen aquí es muy buena.

Para su sorpresa, fue Donovan quien inició la charla. A diferencia de él, los hombros del muchacho estaban relajados y comía sin ninguna distracción, dándole un aire de familiaridad que relajó un poco a James.

—Vincent me escondió este lugar, pero creo que voy a venir aquí más seguido —comentó, levantando un poco la vista, para encontrarse con el rostro distraído de Donovan, que miraba su platillo como si fuera alguna cosa extraña.

—Yo no suelo cenar fuera —explicó—. Pero de vez en cuando salgo y me toca comprar comida, así que anoto los restaurantes que me gustan y creo que este se va a la lista —Una pequeña sonrisa se formó en sus labios al hablar, la voz de Donovan sonaba muy profunda y tranquila, era el tipo de tono perfecto para una cinta de ASRM, o para una Hot line.

James desvió la vista de inmediato, concentrándose en la comida mientras trataba de pensar en alguna cosa aburrida que lo distrajera de sus propios pensamientos. La última comió en la misma mesa que el chico estaban en una situación muy diferente, así que no había tenido ni tiempo ni ganas de mirarlo demasiado.

—A mí tampoco me gusta comer fuera, es como que, no sé, no me acostumbro a la sazón de otras personas, hay muy pocos lugares con buena comida y la mayoría de los que me gustan preparan cosas que yo no sé cocinar —explicó, encogiéndose de hombros mientras se concentraba en partir una albóndiga.

No era una tarea muy difícil, pero lo distraía de lo obvio y esto era el hecho de que Donovan llamaba muchísimo su atención.

—Cierto, a mí me gusta ir a hamburgueserías, es que prepararlas es muy trabajoso.

El comentario fue bastante casual, pero a James se le resbaló el tenedor, consiguiendo que el plato de loza rechinara por la fricción. Donovan levantó la vista, mirándolo con la expresión en blanco y James se apresuró a desviar la conversación.

—A mí me gustan los postres, antes tenía por hobbie dar vueltas por la ciudad y pasarme por los nuevos cafés que se iban abriendo, pero luego dejé de hacerlo porque era demasiado seguido y la mayoría cerraba rápido —una sonrisa nerviosa se le escapó mientras recordaba sus peripecias en la ciudad. Él también dejó de hacerlo porque había comenzado a cuidar más de su cuerpo y el dulce lo ponía a dormir en el camino de vuelta a casa.

Eso no era bueno.

—¿Te gustan los postres? Yo soy muy poco para lo dulce, pero me gusta el pastel de manzana y el pastel de helado, me como uno de vez en cuando en una tienda del centro en específico porque las pastelerías normales hacen postres muy empalagosos —explicó, recargando el rostro en la mano derecha, mientras le dedicaba toda su atención.

James se maldijo por dentro, lo que menos necesitaba en ese instante era la mirada del chico sobre él. Trató de suspirar de manera que no se notara.

—Cierto —convino—. A mí me gustan los postres, pero no suelo comerlos seguido desde hace un tiempo, porque soy muy exagerado y como de más —él resopló un poco, recordando su gusto por el pastel—. A mí no me importa si está muy dulce o lo que sea, puedo comer cualquier cosa que sea medianamente decente si se trata de pastel —explicó, sintiéndose un poco avergonzado.

Donovan se río. James pensó que de seguro así se reían los chicos de las Hot line, o al menos eso imaginaba, nunca había llamado a ninguna y no estaba seguro de que las Hot line contrataran hombres.

Apretó los labios. Ya estaba desvariando.

—Ya, entonces ¿Comes dulces indiscriminadamente? —preguntó, pareciendo bastante divertido.

James se quedó pensativo un momento y luego asintió con la cabeza

—Pues sí, podría decirse que sí —luego sonrió—. Por supuesto que agradezco un buen postre, lo disfruto mucho —agregó, encogiéndose de hombros.

—Ya veo —Donovan asintió—. ¿Has ido a Pink & Drink? Los postres son excelentes, es donde compro el pastel de manzana, seguro que te gusta —explicó, pareciendo muy convencido de sus palabras.

James se sintió un poco cohibido por la sugerencia, porque se sentía como si le estuviera diciendo: Ya que tienes un pésimo gusto, deja que te enseñe.

Aunque tal vez también era su imaginación, él tendía a ser un poco paranoico y leer cosas entre líneas que podían no ser necesariamente ciertas.

—No conozco ese lugar —exclamó, tratando de parecer animado por el asunto—. Pero si me dices donde es, voy a ir corriendo para comprobarlo.

Donovan abrió la boca para hablar, pero después apretó los labios y se quedó en silencio, pensativo.

—¿Por qué no mejor te llevo? Me aseguraré de que pruebes lo mejor de la carta —comentó, mirándolo con un par de ojos que brillaban con diversión. Su comentario sonó bastante casual y lejano, como si estuviera hablando del clima, pero de todas formas consiguió que casi se atorara con lo que estaba comiendo.

James levantó la vista con la expresión en blanco, no parecía estar captando del todo la proposición, así que soltó una simple y hueca palabra que expresaba por completo sus sentimientos.

—¿Eh?

¡Hola a todos! Hace un par de días que no actualizo y eso es porque estoy teniendo mucho trabajo, así que, aunque tengo un poco de tiempo en las noches, lo utilizo para descansar. Sin embargo, ya que prometí que esta historia se actualizaría seguido, voy a aprovechar mis días libres para subir tres o cuatro capítulos hasta llegar al final. ¡Espero que estén disfrutando la lectura!

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