The firstborn | Jujutsu Kais...

By daaisxke

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𝐓𝐅𝐁 (Pausada) | ❝ Un demonio en el ΓΊtero de una mujer ❞ Por el corto tiempo que el grupillo de hechiceros... More

PrΓ³logo
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X | π”ͺ𝔒π”ͺ𝔬𝔯𝔢
XI
XII
XIII
XIV
XV
π”ˆπ”°π”­π”’π” π”¦π”žπ”© 𝔑𝔒 π”–π”žπ”« π”™π”žπ”©π”’π”«π”±π”¦π”«
XVI | π”ͺ𝔒π”ͺ𝔬𝔯𝔢
XVII
XVIII
XIX
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV | π”ͺ𝔒π”ͺ𝔬𝔯𝔢
XXV | π”ͺ𝔒π”ͺ𝔬𝔯𝔢
XXVI
XXVII
XXVIII
XXIX
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XXXII
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XXXV | π”ͺ𝔒π”ͺ𝔬𝔯𝔢
XXXVI
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XLII
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XLIV
XLV
XLVI
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LII | π”ͺ𝔒π”ͺ𝔬𝔯𝔢
LIII | π”ͺ𝔒π”ͺ𝔬𝔯𝔢
LIV

XXXIX

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By daaisxke

El azabache le dedicó una mirada de muerte, cruzado de brazos en la entrada de su hogar, con esa mirada oscura de ceño fruncido y rostro molesto. Yashiro solo llevaba una sonrisa inocente, como si no tuviera ni la menor idea a que se debía la molestia del menor.

— Te dije más de cien veces que no encapriches a Hitsumi, y vienes a comprarle una tienda entera de ropa ¿Es que te haces o eres idiota? —espetó, y a pesar de que su tono de voz era bajo, la molestia podía escucharse claramente con su mandíbula tensa. Masajeó el puente de su nariz por unos cuantos segundos con sus ojos cerrados, mientras solo escuchaba una risilla nerviosa por parte de ella.

— Si... Pero por lo menos ahora será la mejor vestida del salón desde chiquita ¿A que no? —comentó ella con su mejor sonrisa, pero solo ganó otra amenazante mirada por parte del azabache, mientras continuaba con su mano en el puente de su nariz.

— Entra de una vez antes de que cambie de opinión y te deje dormir afuera como un perro —espetó, corriendo la puerta y dándole un espacio a la castaña.

— ¿Afuera como un perro? Cariño, siempre voy a tener un lugar donde dormir —habló con claras segundas impresiones, pero ni inmuto al muchacho que solo le miraba con ceño fruncido y mirada apagada—. Ah, como sea. No me quedaré hoy, tengo unos cuantos asuntos que atender, pero nos veremos mañana en la escuela —habló mientras retrocedía de espaldas dispuesta a retirarse sin más rodeos, pues no quería encontrarse con Hitsumi dado que no se le ocurría ninguna otra excusa para decirle que... Su día se había arruinado.

— ¿Asuntos? Creí haberte dejado en claro que no te alejaras, así que no estarás planeando tu muerte falsa y una nueva identidad al otro lado del mundo ¿No? Porque de ser así realmente voy a usarte como mi saco de boxeo, Ryōmen Yashiro —nuevamente la rabia se asomó en sus palabras bajas, a la vez que se cruzaba de brazos y alzaba levemente su mentón para mirarle con una ceja encarnada.

La castaña se estremeció, no se preocupó demasiado en disimular la expresión ante sus obscenos pensamientos, y aquello solo causó que Takeshi rodara sus ojos ya algo acostumbrado.

— ¡Descuida~! Solo es que... —habló, mientras se daba media vuelta para darle la espalda al menor, mientras sacudía su cabello recordando la expresión y respiración jadeante de la castaña de cabello corto de hace unas horas, y su sonrisa gatuna se amplió aún más—. Tengo ganas de ir tras unas tetas... ¡Ya veré que encuentro en el club!

— ¿Podrías dejar de ser tan vulgar si hablas en voz alta? —se quejó el otro, pero no podía hacer demasiado. Ya había perdido la fe en encontrar una cura para ella—. Yashiro —llamó con un poco más de seriedad, y la nombrada giró rápidamente hacia sus espaldas algo confusa—. Te has encontrado con hechiceros ¿No es así? —preguntó, su cabeza un tanto ladeada para apoyarla en el marco de la puerta. Su rostro expresaba preocupación a pesar del monótono ceño fruncido y mandíbula tensa.

Yashiro no respondió. Solo esbozó una leve sonrisa con una mirada apagada mientras guardaba ambas manos en los bolsillos de sus jeans y ladeaba un tanto su cabeza. Sus miradas se encontraron y la sonrisa de la mayor se borró con lentitud para terminar en una expresión más seria. Cada vez hacía preocupar más a ese chico.

— ¿Debería ir con traje o con un vestido? —se cuestionó fuera de lugar, mientras su mirada ahora se desviaba al césped tratando de pensar en la vestimenta para su noche de club.

Takeshi solo soltó un sonoro suspiro cerrando sus ojos algo desilusionado, y giró sobre sus talones para ingresar a su hogar y cerrar la puerta sin decir nada.

Está molesto. Pensó, volviendo a su seria expresión apagada. Lo mejor es alejarlo un poco por el momento, si se enreda con los hechiceros se vería en problemas, tanto él como su familia. Suspiró, alzando un tanto su barbilla con su mandíbula tensa y ceño fruncido.

— Bien, usaré un vestido —decidida, se dió media vuelta dirigiéndose al carro que lo esperaba estacionado, y rápidamente marcó a unos cuantos contactos en busca de la lista de invitados para el club correspondiente—. Veamos que hermosuras irán hoy...

— Si ella los atacó entonces Gojō sensei no lo dudará dos veces para ir directamente ¿Sabes? Creo que es... Un poco imprudente —habló Yūji mientras terminaba de acomodarse los jeans negros luego de salir de la ducha, consciente de que Sukuna lo escuchaba con claridad, o al menos fingía hacerlo.

— Imprudente son ustedes pedazos de basura, si la hubieran ignorado nada de esto estaría ocurriendo ¿Lo entiendes o no, imbécil? —si, bueno, la maldición estaba seguro de que ese idiota realmente no comprendía todo lo que él alardea.

— ¿Nosotros imprudentes? Si, bueno en parte... Pero ¿Sabes? Creo que ella es igual de impaciente y poco tolerante que tú, porque si ella los hubiera ignorado y hubiera actuado como una humana común ¡Nada de esto hubiera ocurrido! —contraatacó Yūji, apuntando a la boca en su mejilla en el reflejo de su espejo acusatoriamente con su dedo índice, mientras observaba como la boca maldita solo rodaba un ojo con un mohín.

— ¿Y tú con qué derecho me hablas así, eh, pendejo de mierda? —se quejó, pues en cierta parte si le daba la razón al pelirosa-palo, solo que no quería admitirlo.

— ¿¡Hah!? ¿¡No soy acaso ahora tu único confidente!? —la maldición carcajeó incrédulo ante las palabras del menor, mientras rodaba su ojo por segunda vez negando en su interior, para poco a poco ir desapareciendo de su rostro. Esto no ha terminado. Pensó Yūji, pero por el momento negó de mala gana para terminar de vestirse.

Ya en el salón, estaba nervioso, como era de esperarse, sin poder sentirse cómodo en su lugar en el sofá junto al peli-blanco.

— Nobara~ No creí que fueras esa clase de chica —molestó el peli-blanco notando los múltiples moretones en su cuello, pues en realidad se veían más como chupetones que la marca de una mano, aunque Gojō tenía bien clara la situación.

— ¿Te crees muy gracioso, sensei? Hace cinco minutos se te marcó una vena en la frente dispuesto a ir tras ella, dime ¿Qué fue lo que te detuvo? —refunfuñó la castaña, lanzándose al sofá, mientras Megumi ingresaba al cuarto aún algo aturdido por el golpe que había recibido hace unas horas. ¿Eso podría considerarse algo así como un intenso dolor de resaca...? Bueno, nunca había tomado en su vida, pero solo imagínenselo.

— ¿Entonces se negó a venir? —¿Es que no es obvio? Pensó Yūji, casi a punto de rodar sus ojos con obviedad, pero se contuvo y permaneció con esa expresión tranquila (casi inocente) de siempre—. ¿Entonces intentaron traerla a la fuerza? —ah, bueno, Gojō quería reír, pues no subestimaba demasiado a sus alumnos, pero en este caso... Realmente quería burlarse de ellos en sus caras.

— No, sinceramente no intentamos traerla a la fuerza, Nobara solo se hartó del tono de egocentrismo en Yashiro, así que hizo caso al infantil impulso de abalanzarse contra ella —relató Megumi sobando su nuca con una pequeña compresa de hielo, para luego soltar un suspiro escuchando el "¿¡Hah!?" de indignación por parte de la nombrada.

— ¿Tan fuerte es para derribarlos de un golpe? Es primera vez que los veo regresar tan rápidamente machucados de una misión, y para variar, fallida —si, no se contuvo y soltó una risilla mientras Nobara se quejaba como gangster desde su posición amenazándolo con el martillo en mano.

— Más que fuerte, podría decir que es increíblemente rápida... Ni siquiera había pestañeado cuando ella ya me había noqueado —explicó el azabache tratando de recordar correctamente la situación, pues la realidad se mezcló un tanto con el sueño que tuvo durante su inconsciencia, y estaba confundido sobre todo lo que lo rodeaba, incluso sentía un molesto dolor en el pecho; como si el corte en "x" de aquella pesadilla hubiera sido real.

— De igual forma su fuerza es sobrehumana, para darte una imagen clara podría poner a Yūji como ejemplo —comentó Nobara, exaltando al mencionado que colocó un poco más de atención a la situación. Si él quería acercarse (sea cual sea la manera) también debía ser precavido—. Es decir ¡Me levanto del suelo sujetando mi cuello como si fuera una pluma! Digo, soy delgada pero tampoco tanto ¿Saben? —se quejó mientras pasaba su dedo índice y corazón por el cuello de su uniforme, pues le incomodaba un poco junto a los dolorosos moretones en su clara piel—. Ah, otro asunto, aparte de la velocidad y la fuerza... Ella también puede que tenga algo similar a la piroquinesis*, detuvo mis clavos como si nada y luego los fundió.

Ah... Sukuna alejó su rostro de su puño al escuchar aquello. Enderezó su espalda con una mirada totalmente sorpresiva mientras intentaba procesar lo que aquella adolescente acaba de decirles.
¿Piroquinesis? ¿Realmente tenía esa capacidad? Lo único que recuerda de ella era que de por sí ya podía controlar energía maldita. Era débil, siempre lo fue (o al menos para sus expectativas), pero ¿Realmente... cuánto poder de él recorría las venas de ella?

— Entonces vamos al siguiente paso —suspiró Gojō, cruzando una pierna sobre la otra mientras esbozaba una leve sonrisa—. Indagué uno de los clubes más frecuentados por ella, y casualmente resultó que tengo una membresía en uno de ellos. Como solo fui dos veces, con suerte, no tengo la accesibilidad a todos los sectores del local, pero puedo acercarme fácilmente a ella... Si no me equivoco, tiene una de las membresías más costosas, pero disfruta pasearse por todo el lugar, así que con algo de "suerte" podré toparme fácilmente con ella.

Habló, se debía admitir que con algo de emoción en sus palabras, pues habían dos claros factores; un club significaba que habrían chicas, y podría ver a la tan alabada Ryōmen Yashiro que sus alumnos tanto alardeaban día y noche como si tratase de una especie de Dios más que una amenaza.

— Sensei, denos una oportunidad más —suspiró Megumi, pues realmente no quería que ese peli-blanco fuera a hacer todo el trabajo de una. Eso le quitaba la diversión ¿No?, aunque Megumi no esperaba nada de diversión en el caso; solo quería hacerse cargo él mismo y preguntarle algunas cosas ya "personales".

— Oh, sí... Les daré una oportunidad más, pero ya confirmé que asistiría, es un club privado, así que no perderé la oportunidad ¿Sabes? A veces también me vendría un descanso del trabajo.

— Gojō sensei... te la pasas en el jardín comiendo dulces... —fue lo que comentó Yūji en medio del incómodo silencio luego de las palabras del mayor.

Sus manos delgadas de largas uñas color nude pasaron por la parte interior de sus muslos, proporcionando lentas y acaloradas caricias, mientras sentía las manos de ella viajar por su cuello, sus uñas pasando por su cabellera mientras sus bocas se unían, se separaban, hacían movimientos lentos y apasionados una contra la otra.
La mujer (pues ya era adulta), se encontraba sobre sus piernas, con una a cada costado de Yashiro, haciendo un sensual movimiento de caderas sobre el cómodo sofá de la sección VIP, con la alta música "Bei Maejor - lights down low" de fondo, junto al escándalo del montón de personas en el club privado.

No sabía para donde llevar sus manos, quería tocar cada rincón de su cuerpo. Era demasiada mujer... ¡Era demasiada mujer para ella! De todas las que había visto en el club ¡Esa era justo la más increíblemente ardiente que llegó a su campo visual! Y como si no fuera suficiente ¡Esa maldita pelinegra fue quien dió el primer paso! Quién lo diría ¿No?

Sus manos parecían saborear la suave piel de sus muslos. El vestido era demasiado corto, y entre más mejor. Llevó sus manos por su cadera. La derecha recorrió toda su curva de infarto hasta tomar su cuello con algo de insistencia. Y la izquierda viajó de su cadera a su espalda baja para proporcionar un apretón en su glúteo derecho. Un jadeo se escapó de los labios de la chica, mientras una sonrisa orgullosa se esbozaba en los labios de Yashiro.

— Tiempo, tiempo... —exigió ella en una voz entrecortada de placer, incapaz de seguir soportando el calor de la situación y la palpitación de su parte intima. Habló separando su rostro y llevándolo hacia atrás, pero el par de candentes besos que atacaron su cuello no ayudaron mucho—. Vamos... Cinco minutos... —susurró con una respiración agitada, y la castaña se detuvo con sus manos en su cintura, con su barbilla levemente alzada para poder verla con claridad, y esa sonrisa engreída al notar todo lo que había causado en esa mujer con un simple par de besos y manoseos.

Si, bueno, iría por tragos, ella tampoco se creía completamente capaz de seguir, sentía que necesitaba tres litros completos de agua si quería seguir con ella en ese sofá, pues las cosas por ley se pondrían más ardidas si trataba de Ryōmen Yashiro.

La pelinegra se bajó de sus piernas, lanzándose a su lado con una agitada respiración. Apoyó sus brazos en el respaldo del sofá, lo mismo con su cabeza que se fue hacia atrás mientras trataba de recuperar el aliento con sus ojos cerrados.
Una risilla se escapó de los labios de la castaña mientras arreglaba un poco su vestido y cogía los dos vasos que ya habían ocupado, para luego pasar por la cortina de tirantes de argollas doradas resplandeciendo por la luz del club, y salir a la parte más agitada del lugar.

Sus ojos azules viajaron por el lugar sobre la orilla de los oscuros lentes redondos al instante en que sintió una particular presencia. Tardó en encontrarla entre las múltiples auras, energías y personas unas al lado de la otra. Conversaban, bailaban, se comían las bocas como si el mundo se fuera a acabar. Bebían alcohol como si tratase de agua. La música retumbaba por el lugar. Las luces azules, de vez en cuando rojas, púrpura o esmeralda.
Ella era más que llamativa, no solo por su altura en dichos tacones que iban a juego con el resto de su ser, sino también por aquel vestido que recalcaba sus curvas de infarto.

El vestido era de tirantes con un protuberante escote. La tela delgada pero un tanto pesada de malla de diamantes provocaba que se apegara a su cuerpo al caminar. Llegaba más de diez dedos sobre las rodillas, y la terminación en "v" de la falda tanto por delante como por detrás proporcionaban más visión de la piel de los costados de sus piernas. Cuatro finas cadenas de diamantes unían la parte trasera con la delantera únicamente en su pierna izquierda.

Gojō la miró de pies a cabeza. Ese suave tejido deslizándose sobre los peligrosos contornos de esa mujer; cayendo en lo que parecía ser una letal altura por las más largas y esbeltas piernas que jamás había visto. Ah, es tu objetivo. Pensó, pero ya no sabía si estaba pensando exactamente en el mismo objetivo que sus estudiantes esperaban.

La curva resplandeciente de increíble dentadura parecía ser un arma el doble de letal que las curvas de su cintura, embobando a quien se le cruzara en el camino mientras se dirigía a la barra, devolviendo el saludo a quienes le dedicaban un coqueteo o algún silbido sin preocupación.

Ryōmen Yashiro era el florero de centro en aquel club, no había nadie en ese lugar que no la conociera, excepto Gojō, sí, Gojō simplemente la había visto en esa pequeña fotografía de perfil en sus antecedentes, y estaba agradecido con el cielo, el infierno, el purgatorio y cualquier mierda de finalmente poder verla de pies a cabeza.

Ella se mantuvo de pie en la barra. Hizo un pequeño coqueteo hacia el chico de la barra. Ya lo conocía y la confianza era mutua, así que el joven solo negó levemente para girar sobre sus talones y preparar el trago, mientras ganaba una ardida mirada por parte de ella.

— Hey —llamó el barman, y la muchacha alzó la mirada de sus uñas al chico—. ¿Quieres rentar el cuarto de arriba? —preguntó, astuto, mientras Yashiro alzaba una ceja sorprendida y botaba una risa nasal—. Solo por si las moscas.

— Nah, el sofá es suficiente —le restó importancia mientras giraba para mirar el espectáculo a sus espaldas. Apoyó ambos codos en la barra reposando de igual forma su espalda. Su mirada se fijó tanto en la chica como el chico stripper que bailaban tranquilamente en el escenario de caños, con escasez de ropa al ritmo de la música.

Tres toques junto a ella sobre la barra fue lo que la obligó a desviar su lujurienta mirada a sus espaldas, girando sobre sus tacones de aguja hacia el segundo barman.

— Te lo invita un cara-nueva de por allá —se limitó a comentar, dejando el vaso mediano con un trago que parecía tener múltiples colores, entre violeta y azul como la temática de las luces usualmente ocupadas en el club, o tal vez solo era una ilusión.

Yashiro tomó el vaso. No era la primera vez que recibía un trago de terceros, pero siempre los bebía una vez se haya asegurado de que no llevara nada extraño. Luego giró su mirada hacia la derecha, hacia donde el barman había indicado vagamente para darle una idea de quién trataba.
A unos cuatro taburetes de ella podía observar claramente la alborotada cabellera de un peli-blanco, le daba la espalda; esa ancha y firme espalda, de traje elegante pero no lograba discernir el color oscuro dado al contraste de las luces.

Ah, ya veo. Rió incrédula, pues ¿Creía simplemente que por estar en un club y probablemente al borde de su capacidad para beber no podría reconocer la energía que brotaba ese cuerpo? Si, esa energía de hechicero tan fácil de reconocer para cualquier maldición de su categoría (si es que aún habían).

Bebió del trago de un simple sorbo, llevando su cabeza hacia atrás de ojos cerrados, pero sintiendo claramente la mirada de ese desconocido sobre ella. Luego, dejó el vaso sobre la barra, limpió la comisura de su labio con la yema de su dedo pulgar, y alzó su mirada a los barandales de la segunda plataforma; donde logró visualizar múltiples hechiceros con ese simple y aburrido uniforme. Sonrió astuta, cruzando miradas con uno que se exaltó en su lugar y tragó en seco. ¿Qué pasa gatito? Te descubrí.

— ¿Por qué no le devuelves el trago más fuerte que tengas? Dile que "Yo invito" —le habló hacia el mismo barman que le había extendido el trago de extraños colores, y este solo asintió preparándose para el alcohol.

Sus pasos se dirigieron nuevamente hacia el cuarto VIP, separado simplemente por una cortina de tirantes de diamantes dorados y dos guardias de traje negro que parecían estatuas.

— Hey ¿Irás a casa ya? Son las tres y media de la madrugada —habló la castaña ingresando al lugar, lamentablemente sin traerle un trago a la pelinegra con la que se había devorado.

— Uh, sí, pasarán por mí. Debería estar en unos minutos afuera —respondió ella, arreglándose el vestido similar al de Yashiro, pero este era de una tela aterciopelada de color burdeo.

— Te acompañaré a la entrada.

Yashiro salió del cuarto VIP con la pelinegra que parecía compartir su altura, una al lado de la otra. La castaña rodeaba su cintura con su brazo derecho mientras saludaba a uno que otro que la rodeaba con encantadoras sonrisas.
Y justo para cuando paso junto a aquel cara-nueva, su mirada rojiza se topó con sus azules ojos que la miraban gatunamente sobre la orilla de aquellos oscuros lentes negros. Cara-nueva, como no. Rió mentalmente, esbozando una sonrisa para llegar al exterior, sintiendo el movimiento de los demás hechiceros que parecían vigilarla.

Entre conversa y conversa en la espera de quien supuestamente iría por esa chica, terminaron por romper la tensión comiéndose las bocas nuevamente, allí en la acera, con el agradable frío de la noche. Hasta que una mano sujetó un hombre de cada una siendo separadas de golpe, y como si no fueran suficientes sorpresa para una noche... El mismísimo Nakerama Takeshi las había separado con una oscura expresión cabizbaja sacada de caricatura, haciendo presión en los hombros de ambas mujeres.

— ¿Takeshi?

— ¿Hermanito? —hablaron ellas al mismo tiempo, y para cuando se miraron con sorpresa una a la otra, sabían que las cosas no iban bien.


























🚨
Gente tal vez suba spoiler durante la tarde 💀🤝

Vocabulario.

Piroquinesis* : supuesta capacidad psíquica que permite a una persona crear y controlar el fuego con la mente.

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