Demonios;; Eren Jaeger x Lect...

Від -BlackCigarette

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『En edición』❝Siempre que estamos a punto de salir a flote en aquel mar devastador donde permanecemos atrapado... Більше

Prólogo.
·•❃•1. Depredador.
·•❃•2. Equilibrio.
·•❃•3. Frustración.
·•❃•4. Montaña.
·•❃•5. Combate.
·•❃•6. Ladrones.
·•❃•7. Amanecer.
·•❃•8. Euforia.
·•❃•9. Rojo.
·•❃•10. Esperanza.
·•❃•11. Latidos.
·•❃•12. Humano.
·•❃•14. Cenizas.
·•❃•15. Desconfianza.
·•❃•16. Frágil.
·•❃•17. Decisiones.
·•❃•18. Hogar.

·•❃•13. Ocaso.

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Від -BlackCigarette

❝Nosotros somos los cazadores

─·•❃•✿•❃•·─

—¡ATENCIÓN, SOLDADOS!

El pánico y la inconformidad se habían originado entre los recién graduados y los soldados veteranos, pues se enteraron que tenían en mente la recuperación del distrito. ¿De casualidad se habían vuelto locos? ¿En verdad planeaban mandarlos de nuevo a ese maldito infierno? Lograron escapar antes por pura suerte, era probable que acabarían como cena para los titanes y de tan solo pensar en eso se estremecían del terror.

Hubieron pensamientos suicidas, les parecía mejor morir por sus propias espadas que siendo devorados. También ideas de desertar porque quienes aún conservaban a sus pequeñas familias deseaban regresar con ellas, y claro que no podían faltar las amenazas de ejecución por parte de los superiores hacia aquellos que se atrevieran a irse.

Y entonces apareció el comandante Pixis, acaparando su atención con aquel poderoso alarido que los frenó.

—¡A continuación voy a explicarles nuestra estrategia para recuperar el distrito Trost! ¡El objetivo es sellar la puerta que fue destruida! —Algunos murmullos rompieron el silencio, ¿cómo se suponía que harían tal cosa? Pixis le cedió el paso a la respuesta—. ¡En primer lugar, déjenme presentarles a este joven! ¡Eren Jaeger, de la Tropa de Cadetes!

La confusión se instaló en la mayoría porque aún desconocían en qué condiciones se encontraba Eren, aunque los que sí eran conscientes de ello habían sido la excepción mostrándose estupefactos.

Eren se paró erguido a un lado del comandante e hizo el saludo militar.

—¡Hemos estado llevando a cabo una serie de experimentos ultra secretos sobre adquirir la forma de un titán y él es el resultado de nuestro esfuerzo! ¡Tiene la habilidad de crear y controlar el cuerpo de un titán!

Por supuesto que eso era mentira. Ni siquiera ellos o el mismo Eren sabían de dónde provenía el poder, pero querían evitar preguntas. Sin embargo, ¿acaso eso no crearía más dudas en los demás? Tuvieron una sensación de estar bañados en sudor frío y se cuestionaron casi horrorizados el porqué y cuándo le hicieron tal cosa.

—¡Se transformará en un titán! ¡Recogerá la roca gigante que no está lejos de la puerta destrozada y la llevará hasta allá para tapar el agujero! ¡La misión de ustedes, damas y caballeros, será protegerlo mientras esté moviendo la roca!

(Nombre) le echó un vistazo a Eren por encima de su hombro, distinguió su borrosa figura mientras procedía a preguntarse qué estaría pensando éste acerca de su situación y cómo se sentía al respecto. Regresó la mirada al frente y repasó las palabras que dijo Jaeger antes de marcharse con el comandante: “los titanes no son nuestros únicos enemigos”. Entonces le surgió una inquietante duda sobre qué podría pasar con él después.

—¿No tendremos que enfrentarnos a los titanes directamente?

Miró al hombre que lanzó tal interrogante, éste se trataba de uno de los escoltas del comandante Pixis.

—P-Perdón por entrometerme, sé que solo soy un cadete. —Armin se adelantó a hablar.

—No importa, continúa con lo que ibas diciendo. Te escuchamos.

—D-De acuerdo, señor. Sabemos que los titanes se sienten atraídos por grandes grupos de personas, usaremos eso para atraerlos hacia la muralla. De este modo seremos capaces de mantenerlos ocupados sin necesidad de entablar un combate directo. Más tarde podemos encargarnos de ellos con cañones. Aunque no debemos dejar a Eren completamente indefenso, un pequeño equipo de élite deberá protegerlo.

Bueno, ya tenían la idea principal a la cual nada más le hacían falta un par de retoques. Las condiciones se limitaban a que Eren consiguiera cerrar el agujero, por lo que la misión colgaba de un hilo muy fino.

—Es comprensible que sientas como si enviaras a cientos de personas a la muerte cuando parte de tu plan permanece incierto —recitó el hombre con una tranquilidad sedosa—, pero también entiendo lo que pasa por la mente del comandante Pixis. Está claro que el tiempo se nos escapa de las manos, mientras hablamos los titanes están entrando al distrito de manera continua. Las opciones de cualquier plan de recuperación mientras Trost se llena de gigantes son extremadamente bajas. Y una cosa más, hay un limite de motivación que se puede obtener debido al miedo.

Una mezcla de emociones negativas empezó a elevarse en el aire y (Nombre) giró su cabeza hacia el resto. Alcanzó a divisar que las filas se rompían, esas personas que pretendían retirarse no se pudieron tomar en serio eso de estar usando humanos como armas, lo que los incluía a ellos de igual forma. No eran simples objetos que podían utilizar y desechar cuando quisieran.

—¡Está es mi decisión! —El escándalo cesó—. ¡Todo aquel que abandone este lugar será perdonado! Los titanes son unas horribles criaturas, alguien que haya experimentado el miedo que provocan nunca podrá volver a luchar contra ellos. ¡Aquellos que hayan sentido ese terror pueden irse! ¡Todos los que quieran que sus padres, hermanos y seres queridos experimenten ese temor... entonces deberían irse!

Nadie agregó algo y lo único que se oyó fueron las pisadas de quienes querían partir; sin embargo, era debido a que se habían movilizado para regresar a sus sitios. Eso bastó para hacerlos recapacitar ya que sí tenían a quienes proteger, y no solo a sus familias, sino a la humanidad porque le entregaron sus corazones desde el primer momento que pusieron un pie en el ejército.

<<No estoy seguro de poder usar el “poder titán” para levantar esa roca. Sí, puede que algunas cosas sean mentira, pero aún así tengo que conseguirlo... tengo que lograrlo...>> Eren miró a su derecha con disimulo, detallando a los tres jóvenes que ahí se encontraban. <<Debo hacerlo... para traer esperanza a la gente.>>

—¡Hablemos de lo que pasó hace cuatro años acerca de la operación para recuperar el muro Maria! ¡Sé que no tengo que andarme por las ramas, todos saben lo que trato de decir! ¡Esa misión no fue más que un sacrificio de la gente desempleada que el gobierno no podía mantener!

Enterarse de tal cosa había sido un golpe duro para muchos, sus familiares fueron enviados directo al suicidio por desesperación —y podía ser que egoísmo también—, pero la situación concluyó en que se evitó una crisis que le permitió al resto de la población sobrevivir. Eren todavía podía recordar con claridad su primer día en Trost como un refugiado, de la misma manera tenía presente el rostro y las palabras de aquel soldado que con desprecio dijo: “¿Por qué tenemos que dar nuestra comida a los de afuera? Debieron dejar que los titanes devoraran a más de ellos”.

—¿Armin? —murmuró (Nombre), posando una mano en su hombro. Estaba siendo testigo de un chico con el rostro pálido y una mirada perdida. Lo que él escuchó le cayó como un cubo de agua fría en la espalda.

Su abuelo había muerto en esa misión.

—¡El mundo entero guardó silencio, lo que les permitió liberarse de la muerte! ¡Gracias a eso fuimos capaces de sobrevivir tras estos muros! ¡Fue un acto del que todos somos culpables, incluido yo! ¡Pero si el muro Rose cae, no sobreviviremos con un veinte por cierto menos de bocas que alimentar! ¡Con solo el muro Sina, ni siquiera la mitad de la población no podrá hacerlo! ¡Si la raza humana es exterminada no será a causa de los titanes, sino porque nosotros seremos nuestra propia plaga! ¡Acabándonos unos a otros! ¡No podemos permitir que la muerte atraviese estas murallas! ¡Es por eso que les suplico morir defendiendo el lugar en donde están!

Bueno, mierda.

·•❃•❀•❃•·

—¿Qué piensas de todo esto?

La difusa luz del atardecer cubrió los paisajes del muro Maria y los que le pertenecían al muro Rose. Eren ubicó la vista en (Nombre) luego de haber oído su pregunta, se estaba acomodando el cabello en la oreja y no pudo evitar fijarse en la forma de su mano. Vio dedos largos y venas tenues decorando el dorso de su extremidad, cualquiera que las mirase por arriba diría que tenían un aspecto delicado, pero él que las había observado a detalle sabía que sus palmas llevaban grabadas algunas cicatrices viejas y pequeñas heridas recientes. Luego cayó en cuenta que esa misma mano podría estrellarse en su cara si no salía del trance. Ella volcó su mirada hacia él y con ojos entrecerrados casi le dijo «te estoy hablando, estúpido».

O eso era lo que Jaeger suponía que estaba pensando la chica.

—¿Eren?

—Ah sí, lo siento... me distraje un momento —volteó al frente y sus orbes recorrieron el distrito, después subieron para hacer lo mismo con los colores del cielo—. Es extraño para mí. Si hace tiempo en clases nos hubieran dicho que un humano podía convertirse en el mismo ser contra el que ha luchado, no lo habría creído. Pero ahora que está ocurriendo... me resulta muy insólito saber que ese humano soy yo.

(Nombre) entrelazó las manos tras su espalda tal como los militares acostumbraban a hacerlo y asintió, incitándole a continuar.

—Y no es solo eso, sino que cada vida ajena se volvió mi responsabilidad, su supervivencia depende de que me transforme en titán y mueva esa roca. Aunque si te soy sincero, no sé si podré lograrlo, ni siquiera comprendo cómo funciona este poder... pero tengo que hacerlo...

—Así que estás nervioso y confundido, lo entiendo. Este día ha estado de locos y tú debes estar abrumado, te enfrentas al titán Colosal, un titán te arranca una pierna y un brazo, después éste mismo te traga vivo... —Su enumeración se vio interrumpida al recordar un pequeño detalle. Su ceño se frunció y procedió a pellizcar el brazo de Eren, sacándole un quejido de dolor—. Te advertí que te rompería la nariz si me enteraba que hiciste alguna tontería, ¿y sabes qué? Armin me contó que fuiste tras ese titán y rompiste la formación de tu escuadrón.

Soltó la carne de su brazo, no sin antes darle un último apretón más fuerte.

—No podía permitir que ese maldito desgraciado se largara como si nada luego de haber devorado a Thomas —se excusó, acariciando la zona adolorida—. ¿Me vas a golpear?

—Pensaba hacerlo pero creo que el pellizco fue suficiente, considero que ya pasaste por mucho —mencionó, regresando a la pose erguida y firme de antes. Pensó en Thomas por unos segundos. En todo ese rato, ella había estado desviando los pensamientos de las muertes de sus camaradas, como ya acostumbraba, con tal de no verse atrapada en el caos de su propia cabeza. La mente humana tenía formas curiosas de protegerse—. En fin... ¿todavía te sientes mal o crees haber recuperado la energía necesaria para transformarte otra vez?

—Es casi aterrador lo rápido que me he recuperado.

Ella atrapó a Eren observando las que deberían ser sus extremidades faltantes, como si todavía le pareciera increíble tenerlas de vuelta. Por lo visto, el poder titán no solo le otorgaba la capacidad de recuperarse de cualquier tipo de lesión corporal a una velocidad sobrehumana, sino que de igual forma podría gozar de una buena condición física, ya que constantemente estaría volviendo a un estado repleto de energía y salud.

O al menos eso creía en esos instantes.

—Las salamandras hacen lo mismo que tú, pero a un ritmo más lento —comentó (Nombre) de pronto. Los bonitos ojos de Eren se llenaron de confusión y la miraron en búsqueda de una explicación—. Poseen una gran capacidad de regeneración.

—¿Estás compárandome con un animal? —cuestionó ofendido. La chica le dio una diminuta sonrisa ladeada en respuesta—. ¿Qué demonios...? —Su entrecejo se arrugó.

—Yo me refería a la habilidad para reparar tejidos —le corrigió, tentada a reírse de su expresión—. Mi abuela solía hablarme de estas cosas.

El rostro de Eren cambió al oír la mención de aquella enigmática mujer, él la recordaba —gracias a Armin— como la persona que pudo haber tenido conocimiento de lo que había en el mundo exterior. Numerosas dudas surgieron y revolotearon por su mente, estaba dispuesto a resolverlas al menos hasta que Mikasa se hizo presente.

—Eren, voy a... —le interrumpió enseguida.

—No me digas que vendrás conmigo —se apresuró a decir en tono disgustado, adivinando sus intenciones—. Fuiste asignada al escuadrón de señuelo.

—Pero no voy a dejarte... si estás solo vas a...

—¡Suficiente! —le cortó de golpe. Sus nervios se apaciguaron un poco al conversar con (Nombre), esa burbuja de calma que estuvieron creando se esfumó como humo—. No soy ni tu hermanito ni tu hijo, ¡ya te dije eso!

Mikasa bajó la mirada igual que un perrito regañado.

—Armin. —(Nombre) se acercó a éste y entre murmullos le preguntó—: ¿Ellos siempre se comportan así?

—En su mayoría. Ya conoces a Eren, a veces es algo bruto incluso con las chicas —susurró y un suspiro brotó de su interior—. En cuanto a Mikasa... bueno, se apegó mucho a él porque hace seis años la salvó... justo después de que ella perdió a su familia.

—Ya veo —contestó, volteando a ver al otro par y descubriendo que Eren los había estado observando con fijeza.

En ese momento, Ian Dietrich apareció por ahí, dirigiéndose hacia la joven de rasgos orientales.

—Ackerman, únete al escuadrón élite para proteger a Eren. Necesitamos de tus habilidades. —Mikasa sonrió mínimamente, entonces el hombre miró a la otra chica—. (Apellido), tú también te unirás.

—Sí, señor —la tomó por sorpresa, no esperaba ser asignada a tal escuadrón.

—Muy bien. ¡Vamos! ¡Es hora!

Eren cruzó unas cuantas palabras con Armin antes de ponerse en marcha. Comenzaron a trazar recorrido por la cima del muro, (Nombre) torció el cuello para darle un vistazo al río y más adelante localizó la roca.

—Han dicho que eres un arma ultra secreta o algo parecido... —emitió el hombre rubio llamado Ian, ojeando a Jaeger por encima del hombro—. Con tal de que puedas cerrar el hueco de la muralla, el resto me da igual. Protegerte será nuestra máxima prioridad.

—¡Sí, señor!

—Eren, ¿te sientes bien? —inquirió Mikasa preocupada.

—Sí...

—Eren...

<<Y aquí vamos otra vez.>> (Nombre) resopló de manera pesada.

—¡Dije que estoy bien! —pronunció con cierta irritación—. Por lo menos mucho mejor que cuando nos tenían rodeados...

—No estamos jugando, Jaeger —le reprendió Rico Brzenska, una líder de equipo de las Tropas de Guarnición.

—No quise... —fue interrumpido.

—No puedo creer que tengamos que dejar el destino de la humanidad en un chico mimado como tú. —Mikasa le envió una mirada molesta al hombre que dijo eso, tratándose de Mitabi Jarnach, un líder más de la unidad.

—¡Suficiente! —espetó Dietrich—. Pronto alcanzaremos la ruta más corta hacía la roca. No veo ningún titán, deben haber tenido éxito en alejarlos de nosotros.

—Te diré una cosa, Jaeger. —Rico se aproximó al chico—. Durante esta operación morirán más de los que crees. Por ti. Se volverán tus subordinados, clasificados por debajo y por encima de nosotros. Como soldados, obviamente ellos están preparados para morir, pero no son peones sin voz. Tienen nombres y familias, incluso todos los sentimientos que eso implica. Alyosha, Dominic, Phine, Isabel, Ludwing, Martina, Guido, Hans. Todos son humanos tan ingenuos como nosotros. He conocido a algunos de ellos en mis días de cadete y hoy muchos de ellos morirán por ti. Tienen la responsabilidad se asegurar que sus muertes signifiquen algo, sin importar lo que pase. No te permitas olvidar eso y prepárate para tomar esa responsabilidad.

—¡Sí! —pronunció decidido.

En el instante que lograran culminar la operación, la humanidad podría obtener su primer victoria. Puede que no fuera mucho comparado con todo lo que les han arrebatado, pero sería un gran salto hacia adelante.

—Aquí mismo. ¡Vamos!

Rico disparó una bangala de humo verde, dando por iniciada la misión. Se balancearon a toda velocidad entre los edificios hasta que cruzaron el río y ahí Eren mordió su mano. Una cegadora luz amarillenta iluminó el área, lo siguiente que se escuchó fue una estructura destruyéndose en donde se formó el cuerpo titánico.

Sus pisadas se dejaron apreciar y después un rugido atravesó sus oídos, pronto atravesó la nube de polvo y vapor. (Nombre) lo siguió con la mirada conforme éste caminaba, desde su punto de vista como humana era imposible que alguien pudiera mover esa roca de quién sabe cuántas toneladas. No obstante, Eren era capaz de manejar un cuerpo de quince metros que poseía una fuerza descomunal, lo que les brindó cierta ventaja.

Pero al verlo apretando los puños mientras se daba la media vuelta y situaba sus penetrantes ojos en Mikasa, fue que se percató de que algo no marchaba bien con él.

Cuando la asiática menos se lo esperó, Eren intentó matarla de un puñetazo.

La sangre salpicó en todas las direcciones; sin en cambio, para alivio de los demás, aquello provenía desde el puño destrozado de Eren.

(Nombre) jaló a Mikasa por el cuello de la chaqueta, apenas esquivando aquel golpe mortal pero no se salvaron de ser golpeadas por los escombros, incluso la pelinegra recibió un corte en la mejilla derecha debido a una astilla. Ella se golpeó duramente la espalda al caer y además la oriental le cayó encima, sacándole un quejido de puro dolor. Al mirar hacia arriba, notó cómo Eren empuñaba su otra mano preparándose para atacar una vez más.

—¡Ackerman! ¡(Apellido)! —exclamó Ian alarmado.

Consiguieron reaccionar ante la breve oportunidad de reincorporarse y retirarse de ahí, alcanzando a evadir el ataque nuevamente. (Nombre) se equivocó a pensar que Mikasa se había puesto a salvo también, porque en cuanto se giró le espantó verla delante del rostro de Jaeger.

—¡Detente, Mikasa! —le advirtió, pero la chica hizo caso omiso—. ¡Ha perdido el control, aléjate de ahí!

—¡Eren! ¿No me reconoces? ¡Soy Mikasa, tu familia! ¡Es necesario que tomes esa roca y bloquees el agujero!

—Misión fallida. —(Nombre) oyó a Rico hablar, al voltear la encontró preparando una bengala de humo roja—. Ya sabía que no teníamos ningún arma secreta o algo así...

—Eren, ¡eres humano! ¿Me oyes? —Mikasa continuó intentado hacer entrar en razón al moreno, sin obtener resultados favorables. Éste empuñó su mano derecha en cuanto termino de regenerarse.

—¡Cuidado, Ackerman! —le alertó Ian.

La asiática se quitó y el puño de Eren se estrelló contra su propio rostro, dañando una buena parte del mismo. Cayó sentado con la roca a su espalda.

—¿Cuál es su problema...? Actua como un titán normal —señaló Mitabi.

—¡Líder de equipo Ian! —Desde otro tejado un soldado le llamó al aludido—. ¡Se acercan dos titanes al frente! ¡Uno de diez metros, otro de seis y uno más de doce metros por detrás!

—¡Ian, ordena la retirada! —Mitabi se acercó a el nombrado—. ¡Ese niño no va a tapar el agujero!

—Cierto, esto apesta... no hay mas remedio que dejarlo aquí —soltó Rico. Al instante Mikasa viró la cabeza y los miró de mala manera.

¿Dejarlo? (Nombre) frunció el ceño y los acechó por encima de su hombro, sintiendo una mezcla de ira e indignación filtrándose por cada rincón de su cuerpo. ¿Abandonarlo a su suerte para que los titanes se lo tragaran? Todavía era un humano, no un monstruo ni un objeto que podían desechar cuando quisieran.

—¡¿Qué esperas, Ian?! ¡Da la orden! ¡No fue culpa tuya! Este plan fue muy arriesgado, todos lo sabíamos. ¡Ha merecido la pena intentarlo y todos nos hemos esforzado al máximo, pero esto ya está fuera de nuestros límites! —No recibió respuesta—. De acuerdo, Ian, voy a dar la orden de retirada. Mi equipo y yo nos largamos.

Mikasa levantó sus espadas en señal de amenaza e Ian rápidamente alzó su brazo para impedirle el paso.

—¡Espera! —Ella no dijo una sola palabra y se limitó a mirarlo—. Espera... cálmate, Mikasa. No te precipites —volteó y se dirigió a la mujer de gafas—. ¡Rico, ocúpate del titán de doce metros! ¡Mi escuadrón y el de Mitabi irán por los dos que vienen del frente!

—¡¿Disculpa?! ¡¿Te has vuelto loco?! —replicó la mujer bastante alterada.

—¡Aquí el que manda soy yo! ¡Cállense y sigan mis órdenes sin rechistar! ¡No podemos dejar indefenso a Jaeger por más tiempo! —Su última frase asombró a ambas chicas. ¿Entonces estuvo dudando en permitir la retirada porque aún tenía una pequeña esperanza puesta en Eren?—. Cambio de planes, protegeremos a Jaeger hasta que se recupere. Ya que acercarse a él parece imposible, solo podemos esperar a que lo logre por sí mismo... pero el potencial que representa para la humanidad es demasiado grande y no podemos abandonarle. A diferencia de nosotros, es irreemplazable.

—Cientos de personas han muerto por el bien del muchachito arma defectuosa... primer intento y la caga...¿dejar que se regenere? ¿Piensas repetir esa tontería todo el rato?

(Nombre) se dio la media vuelta. ¿Cómo que “primer intento y la caga”? ¿Acaso un bebé no se caía mientras estaba aprendiendo a caminar? ¿Rico no falló en sus primeros días manejando el equipo de maniobras cuando era cadete? A Ian le inquietó la mirada de intensa bestialidad que la joven le estaba dando a Brzenska.

—Precisamente... ¡no importa cuántas bajas o cuántos intentos se lleve, debemos seguir luchando! —Tanto Mitabi como Rico lo observaron boquiabiertos.

—¡¿Lo dices en serio, Ian?!

—¡¿Qué otra cosa podemos hacer para derrotar a los titanes?! ¡Dime, Rico! ¡¿De qué otro modo solucionamos este lío?! ¡¿Qué se te ocurre para resolver esta situación sin causar muertes ni renunciar a tu condición humana?!

—¿Una forma de derrotar a los titanes? Por supuesto que no conozco ninguna... —siseó entre dientes.

—Exacto, si conociéramos alguna otra las cosas no habrían llegado hasta este extremo. Eso es por lo que nuestro deber puede ser una mierda, pero es lo que tenemos que hacer. Nuestra misión es dar la vida por el bien de esta arma humana... nuestro trabajo es morir tan valientemente como podamos. Qué tragedia, ¿no? Como humanos esto es lo mejor que podemos hacer... morir como animales... por algo por lo que probablemente no nos paguen. —Un silencio expectante reinó en el lugar. Él le dio un vistazo a las chicas más jóvenes, éstas le devolvieron la acción y volvió a centrarse en ambos adultos—. Entonces... ¿qué harán?

—Está bien. No me has convencido. —La fémina se dio la media vuelta, Ian pronunció «¡Rico!» en tono de reproche y ella agregó—: Pero seguiré el plan... creo que tienes parte de razón. Les enseñaré a los titanes a temer la grandeza de la humanidad cuando lucha con todas sus fuerzas. Sabes que no estoy tan convencida de ese rollo de una muerte inútil. Mi escuadrón se encargará del titán de doce metros a nuestra espalda —emprendió camino.

—El momento de hablar se ha acabado, Ian. ¡Vamos! Esos dos gigantes de adelante nos esperan. —Mitabi se marchó en el sentido contrario

—Muchas gracias, líder de equipo Ian —recitó Mikasa, acercándose al nombrado.

—Ackerman, no hace falta que me lo agradezcas. No sabía qué iban a hacer ustedes dos y he de confesar que me asustaron de verdad... —(Nombre) clavó la vista en Eren y fue testigo de cómo continuaba saliendo vapor de sus heridas. Estrechó los ojos extrañada, ¿la regeneración iba lenta o tan solo no se estaba realizando?—. No hay manera que podamos continuar con el plan inicial, así que la nueva estrategia les permitirá sacarle provecho a su talento.

—Sí, señor.

Ian se aproximó a (Nombre) y lo mejor que se le ocurrió decir fue:

—Pelea para proteger a tu amado.

Aquello había sido suficiente para sacarla de sus pensamientos, ella giró la cabeza hacia él a toda velocidad. ¿Qué pudo haber interpretado de modo distinto aquel hombre?

—Aguarde... ¿a mi qué? —inquirió atónita. El mayor no le contestó y se retiró, dejándola con una gran duda encima—. Pero...

Dirigió sus orbes hasta Mikasa, quien mostró lo decaída que se tornó su expresión de repente y no reparó solo eso, sino también en el corte que adornaba su mejilla.

—¿Todo bien? —indagó, la de cabellos negros dejo salir un «sí» tan bajito que cualquier otra persona no habría podido escucharla—. De acuerdo... —dijo no muy convencida—. Por cierto, ¿habías notado que Eren no se está regenerando?

—¿Eh? —se le vio impactada al comprobarlo y lo inspeccionó con preocupación, a esas alturas ya debería haberse recuperado del daño sufrido—. ¿En qué modo podría afectarle a Eren? Despues de lo que pasó hace rato, ni siquiera sabemos sí podrá regresar a su forma original...

(Nombre) también reflexionó sobre ello durante unos breves segundos. ¿Se presentarían consecuencias fatales para Eren si permanecía dentro del titán por un extenso periodo de tiempo?

—No lo sé... pero no importa lo mucho que lo pensemos, por ahora no hay manera de que podamos averiguarlo.

—Cierto —declaró más tranquila al cabo de un lacónico lapso—. Por el momento, solo terminemos con lo que tenemos que hacer.

Y mientras tanto, Armin apareció a varias tejas de distancia de ambas chicas, jadeando de cansancio.

—Eren... ¿qué rayos estás haciendo?

•⊱──────⊰•◦⚜◦•⊱──────⊰•

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