título: one last time
pareja: sebastian stan x lectora
word count: 1,632
advertencias: final abierto + angst,,,
resumen: estar en sus brazos se siente tan bien, pero está mal. qué harás ahora, ¿si no avanzar? no: quieres verlo. debes verlo. aunque sea una vez más...
nota: para DanaParedes2
espero que haya sido de tu agrado y que haya sido lo que esperabas. besos, tkm <3
prompt
#6: sólo quiero verte una vez más.
Vuelves a encender el celular y lo primero que ves es su cara. Te maldices internamente, pronto deberás cambiarla.
Si no es que alguien ya se dio cuenta.
Desbloqueas el aparato y entras a tus mensajes. Su contacto aún aparece primero, fresco, igual que se recuerdo.
Las lágrimas pican en tus ojos. Vamos, soy una actriz, puedo hacerlo. Cierras los ojos, apretando con fuerza para tragartelas.
Funciona. Aunque ha sido más difícil ahora, nunca lo es realmente. Llevas años en la industria, y sabes manipular tus emociones: Puedes fingirlas y también esconderlas a tu placer y conveniencia, vida real o durante tu actuación.
Presionas su contacto, viendo el último mensaje que le enviaste.
Tenemos que hablar.
Eso fue hace diez días. Desde entonces, no le has visto. Respiras profundo, tratando de evitar que te afecte. No es como si lo extraño, para nada. No, no es así.
― Oye _______―es tu agente, que, como mala costumbre que tiene, irrumpe en tu trailer sin tocar―, Volvemos en diez. Sal ya de aquí.
Asientes. Quisieras contarle, pero te detienes. Nadie lo sabe, nadie. A pesar de todos estos años trabajando juntos, no se puede. Es un pequeño secreto.
Tan pequeño que te está hundiendo lentamente.
(...)
¿Podemos hablar?
Y enviar. Respiras profundamente, esperando ver su repuesta. Los nervios te carcomen y demonios, ni siquiera los rodajes te ponen así. Pero él sí.
Sebastian si que puede.
Tú teléfono vibra, y sabes que ya no hay vuelta atrás.
Cómo quieras.
Algo en su mensaje te da a pensar que tal vez sepa de que va todo esto. Sin pensarlo, ambos sabían que, inevitablemente, las cosas no durarían tanto como quisieran. Todo lo bueno nunca dura para siempre.
A las 9, mismo lugar de siempre.
¿Tan tarde?
¿Se supone que debías darle razones? Ya las sabían todas, de sobra. De noche es mejor, más discreto. Él lo sabe. Además, hay precauciones extra que quieres tomar.
No quiero que me veas llorar.
Cuando dan las nueve, ya te has arruinado todo el manicure. Tus uñas están carcomidas, culpa del estrés. Y no sólo eso, ansiedad.
Allí, en la penumbra y soledad de tu carro, escuchas claramente el propio palpitar nervioso e irregular de tu corazón. En el silencio de la noche, es como un recordatorio cruel.
Una vez divisas su carro, sales a su encuentro. Te abrazas a ti misma, el frío nocturno calando en tus huesos. Sin embargo, saliste en un apuro, y cuando uno está nervioso, más de algo se olvida.
― Seb―llamas su nombre. ¿Será la última vez que lo hagas?
No, de seguro le verás en ceremonias, y cruzarán palabras en la temporada de entrega de premios. Y cuando el resto del mundo vea esta interacción normal, tú estarás cara a cara con tu futura ex pareja. No, no será la última vez, pero tome el tiempo que tome, no seré capaz de hacerlo.
― Hola nena―saluda. Lo más lógico sería apartar tus labios, y no obstante, los recibes. Puede ser la última vez, así que alargas el beso, profundizando en su sabor. Sólo quiero sentirlos una vez más.
Te apartas, conteniendo el primer impulso de llorar. Una sonrisa aparece en tu cara y Sebastian la corresponde. Pero es una interpretación errónea, porque es una sonrisa amarga y melancólica ante el adiós que se avecina. Nunca será suficiente.
Sebastian toma asiento en la colina, la ciudad a sus pies. Irónico, porque todo el mundo está a sus pies, incluida tú. No eres dependiente, eres fuerte, no débil: Y Sebastian es tú debilidad.
Poco importan los pantalones de diseñador, porque tomas asiento a su lado, en el césped.
― Hace bonita noche, ¿Verdad?―comenta, distraído. Asientes, aunque no convencida. Su mirada está perdida en la vista al frente, mientras tú lo observas.
Tragas grueso. Después de lo que suceda esta noche, no pensarás lo mismo.
― Tenemos que hablar.
Finalmente, te observa. ― Lo sé, lo dijiste en tu mensaje de texto. Así que dime, ¿De qué quieres hablar exactamente?
Tu respuesta es rápida y directa― Quiero hablar de nosotros.
Él asiente, una sonrisa traicionera escapando sus labios. Algo en ti se quiebra, tu corazón torciendose. No, lo ha interpretado mal. Esto no es lo que quiere, tampoco lo que tu quieres, pero es lo que necesitan.
Te debates entre si continuar, empezando a retroceder. Puedes mentir, si, tal y cómo lo haces todos los días frente a las cámaras que te preguntan si estás en una relación.
No, debes continuar. Es egoísta, pero te lo agradecerá después. Si, después. Ahora no, es imposible. Ahora sólo dolerá.
― No- Seb... No es cómo tu crees―tragas grueso, tus manos temblando. Sabes que no es el frío, y vuelves a dudar entre si seguir o no. Finalmente, sueltas la bomba―, Tenemos que terminar.
― ¿Qué?
No puedes verle a los ojos, porque si lo haces, no podrás hacerlo.
― Me oíste, esto, tú y yo, no puede seguir. Fue lindo mientras duró. Me enseñaste mi feliz, sólo nos faltó el para siempre.
Ríe, mordaz― ¿Y eso lo ensayaste antes de venir? ¿Con quién practicaste el guión, eh? No seas dramática y déjate de bromas-
No quieres llorar― Seb, basta, no lo entiendes-
Hay rabia en su voz― No, no lo hago.
― No quiero lastimarte-
― Lo estás haciendo.
No quieres mirarlo, menos ahora. Su voz se ha quebrado. Dios mío, ¿Qué estoy haciendo?
― Seb, tú sabes que no es seguro seguir saliendo así: A escondidas. Debemos dejar de hacerlo, porque no hace más que lastimarnos-
― ¡Entonces hagamoslo público!―te toma por los hombros, sacudiendote violentamente y obligandote a verlo. Justo como no querías, su mirada cala en ti, dejándote vulnerable―. Hablas como si no hubiera solución, cuando la alternativa perfecta está justo en frente.
Te sueltas de su agarre aunque añoras más― No Seb, tú sabes que no es así.
― Tú eres la que no quiere hacer las cosas públicas. Empiezo a dudar si realmente me ama-
Explotas― ¡Te amo! Por eso te estoy dejando ir.
Sollozas, en silencio, rompiendo a llorar y sin poder controlarlo.
― Estoy siendo egoísta, lo sé. Pero es lo mejor para los dos Seb, y lo sabes. Adiós.
No le das oportunidad para hablar. Si lo haces, todo volverá a ser como antes.
Parece ser una luz, la luz al final del tunel. No obstante este tunel es más largo, y estar con él es seguir en la oscuridad, ocultos. No podrán ver la luz hasta que salgan a ella.
Temes perderte en el camino. Perderlo. Así que mejor soltarlo, antes de que las vías se rompan y el tren choque, llevando el camino a su fin.
Mejor te dejo ir.
(...)
¿Qué es lo que estoy haciendo?
Te paras, en seco.
― ¿Qué haces aquí?―pregunta, la voz saliendo en apenas un susurro. Igual que tú, parece estar afectado.
¿Qué haces aquí?
― Yo, um-
Sebastian pierde la paciencia. Es como una mala pasada del destino, recordándole a la persona que ha querido olvidar. No es cómo si no pensara en ella de todas formas.
― ¿Qué haces aquí?―repite en un tono seco.
Finalmente, te rindes. ¿De qué sirve actuar? No hay cámaras, no hay guión que seguir. Eres tú y Sebastian, Sebastian y tú. No hay nadie atrás diciéndote que hacer y tampoco hay algo que seguir. Salvo tu corazón.
― Sólo quiero verte una vez más.
Sebastian no da a torcer su brazo― Vete. ¿Para qué regresas? Mientes. No tiene sentido, sólo- Vete, por favor.
― Seb―suplicas.
― Vete, y deja de llamarme así.
Algo en ti se rompe, y lo mereces. Pero todo fue por un bien mayor, ¿No? Tu madre solía decir que tomabas las decisiones más importantes deprisa, sin pensarlo muy bien. Terca, lo negaste. Tenía razón.
― Sebastian por favor-
Voltea, y debes decirle lo que sientes antes de que sea demasiado tarde. Tal vez no lo entendió aquella vez (o quiso no hacerlo), pero si lo amas. De verdad.
A veces conoces a la persona correcta en el momento equivocado.
― Sebastian, déjame hablar. ¿Por qué no me crees? Fui honesta. Sé que debí pelear más, sigo siendo honesta. No he podido dormir en estos días, sintiéndome como un fracaso porque sé que te fallé.
Tu voz se quiebra al final. Tiemblas, debatiendote entre si seguir o no. Sabes que una vez termines, a penas y podrás hablar entre sollozos.
― Dame un minuto de tu tiempo, por favor, aunque sea. Te prometo que haré que valga la pena, enserio.
Empiezas a temblar, los hipidos y sollozos sacudiendo tu cuerpo.
― P-perdóname por favor, aunque sea temporalmente. Aunque sea sólo está noche, por favor. Déjame tenerte entre mis brazos una vez más, porque soy egoísta, y sin ti, no tengo nada.
Como si fuera un instinto, te lanzas a sus brazos. Él se queda de piedra, lógicamente. Y después, igual que tú, se rinde. Te agarra entre sus brazos, fuerte, y ya no te sientes caer. Porque él es tu sostén y roca, ayudándote a no caer.
― Te dejaré ir después de esto, lo prometo.
Tú eres la persona correcta, te conocí en el momento incorrecto. Pero, ¿Y si ahora sí es nuestro momento?
― ¿Qué pasa si no quiero que me dejes ir?
Es lo que quieres oír, más no es la respuesta correcta.
So one last time
I need to be the one who takes you home
One more time
I promise after that, I'll let you go
Siento que se escapa de entre mis dedos. Una sonrisa amarga asoma en tus labios, y menos mal Stan no la puede ver. Sigo siendo egoísta. Chocan sus labios, saboreandolos antes de soltarle para siempre, dejarle libre.
One last time
I need to be the one who takes you home