Homo deus

By katiealone

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Cabert sabe que él y su hermano Dacian no son como los demás terranos de Marte. Hay algo en ellos que no es n... More

Sinopsis
Epígrafe
Sin novedades
Juguete
¿Por qué lo hizo?
Su voz
Dacian
Tomás Renson
Los espías de la luna
Sephbar
Entre líneas
Astuta
Experimentos
Johana
Cielo nuevo y tierra nueva
Augusta
El científico
La caja
La causa de Estelle
Superior
Blaine
Día del contacto
Terranos
Trato
Crimen y castigo
Conflicto
Padre
Hermanos
Presidente
Tragedia terrícola
Un crimen
Lo que somos [Final]
Notas finales
Epílogo: Llámame
🏆 Un Watty para Homo Deus 🏆
👑 Otras obras de la autora 👑

Genes

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By katiealone

Tenían algo.

Tanto Cabert como Dacian, y el resto de habitantes de Marte, sabían el proceso de selección para ser padres en el planeta. También sabían el trabajo del área de genética para garantizar que los nacidos fueran aptos para sobrevivir.

En el área de genética del Instituto del infante se encargaban de seleccionar a los más aptos. Habían reducido las enfermedades congénitas, se escogían aquellos que parecían tener menos probabilidades de sufrir algún tipo de enfermedad degenerativa, y luego eran monitoreados con cuidado al momento de la fertilización in vitro. Un proceso que todos veían normal y aceptado, ¿por qué optar por una reproducción natural y desordenada como en la Tierra?

Todo eso fue gestión Augusta. De hecho, él pensaba que muchas de las ideas de la abuela hubieran sido tachadas como fascistas por los terrícolas. Esa palabra a él le parecía vieja, rancia y sin sentido. ¿Era fascista escoger los mejores embriones para poblar Marte? No era el ambiente natural de los humanos, tenían que esforzarse por sobrevivir como sea, y no había nada de malo en escoger a los más aptos. No podían espera miles de años como en la Tierra a la selección natural, ellos tenían que forzarla un poco.

Sabía, o había escuchado, que en la Tierra les llamaban "fascistas terranos" por ese proceso asistido de reproducción, entre otros motivos igual de ridículos. Aunque no era el más entusiasta sobre las políticas terranas, a él no le parecía que gente que jamás había puesto un pie en su planeta, que no tuviera idea de lo duras que eran las condiciones para sobrevivir, tuviera el descaro de criticarlos. Vamos, que ni él que estaba en una evidente situación de superioridad criticaba todo eso.

Era normal. Era como tenía que hacerse. Los mejores, los más aptos, los más fuertes. ¿Fue así que lo crearon a él? ¿Cómo encontraron la forma de hacer su cuerpo tan resistente y casi perfecto? Sin duda, le dijo Dacian, la respuesta estaba en el área de genética.

Pero, ¿cómo lo sabrían? Todo era confidencial, pues rara vez los padres de crianza eran los padres biológicos. Era como una lotería, decían algunos, nunca sabías qué clase de hijo te iba a tocar. Y algo tuvieron que hacer ellos con sus genes y los de Dacian para formarlos así.

Tenían algo. Piezas de rompecabezas. Información de varias fuentes que tenían que unir y sacar sus propias conclusiones.

Dacian no podía acompañarlo esa noche, le dijo que tenía que ayudar al embajador a preparar su discurso para la Unión Galáctica, quienes ya habían confirmado la próxima visita para verificar los avances de su reunificación con la Tierra. Así que una vez más tendría que arreglárselas a solas.

Corría. No podía dormir, ni lo necesitaba. Por eso mismo estaba en el área de entrenamiento. Corriendo solo, con el paisaje marciano frente a él. No le estaba prestando atención a su nuevo récord de velocidad, eso ya ni le importaba. Solo pensaba en los datos recopilados por las Johanas.

Sus padres fueron distintos. En cierta fecha, el Instituto de la Ciencia se llevó del área de genérica del Instituto del infante varios óvulos fecundados. Un total de cincuenta. Y de esos cincuenta solo sobrevivieron unos cuantos, quienes luego fueron devueltos para ser colocados en un vientre huésped artificial.

Se trataba de una nueva tecnología que cuando ellos nacieron estuvo en fase experimental, pero que en esos años se había regularizado su uso para evitar los peligros del embarazo. Lo de ellos fue secreto. No escogieron mujeres para que los dieran a luz, Cabert y él crecieron en un vientre artificial.

Pero, ¿y el resto? ¿Qué pasó con los demás embriones? Los del Instituto de la Ciencia devolvieron cuatro. Dos nacieron en Marte en un vientre artificial. La otra, la hija de Dobrin, fue la única que nació de una mujer. ¿Y qué había del cuarto? ¿De Estelle? El último registro que se tuvo fue que su embrión fue devuelto al Instituto del Infante, y luego los datos desaparecían. Ni siquiera estaban seguros de que se trataba de ella, solo lo suponían. Como fuera, Estelle no nació en Marte.

Parece un experimento. Un estudio comparativo murmuró para sí mismo—. Dos en vientre artificial, una con parto natural. ¿Y la otra? ¿La enviaron fuera del planeta para probar algo? Parece que sí...

Lo que era difícil de averiguar fue lo que pasó en el Instituto de la Ciencia. Tal vez en el área de genética modificaron sus genes, pero en el otro lado fue donde los hicieron lo que eran. Eso también fue una novedad, algo que al parecer iban a tener que callar: Todos los habitantes de Marte habían sido modificados.

No se suponía que fuera así. Se suponía que hacían estudios, que solo seleccionaban. Pero no, Cabert y Dacian lograron a acceder a documentos donde se aprobaba la modificación genética en general. Y eso llevaba haciéndose de forma clandestina desde la guerra, desde el gobierno de la abuela Augusta. El objetivo siempre fue crear humanos resistentes, disminuir enfermedades, hacerlos aptos a la atmósfera marciana, estimular su mente para hacerlos superiores a los terrícolas.

Llevaban años haciendo lo mismo, pero al parecer solo había funcionado con cuatro personas. ¿Qué pasó ahí? ¿Qué les hicieron? ¿Y por qué solo ellos cuatro? Lo único que se le ocurría era que ese factor "X", el que los cambió de verdad, ya no estaba disponible. Ya habían confirmado por años el éxito del experimento, podían seguir probando. Pero ya no lo hacían. Dudaba que fuera por alguna cuestión de ética, era porque ya no podían.

Es el último paso, Joha le dijo. Había reducido el paso, estaba trotando—. Si averiguamos qué hicieron con los embriones que llegaron al Instituto de la Ciencia, lo habremos resuelto. ¿Crees que tardarán mucho en hallar la respuesta?

—Lo complicado es que los registros han sido borrados por seguridad. O tal vez es información falsa encubierta para que pensemos que tal experimento no existió.

Tiene que existir un nombre de proyecto continuó él—. En algún lugar se tuvo que almacenar algo, un nombre siquiera.

—Duplicaremos nuestros esfuerzos, Cabert. Prometo que no tardaremos.

Gracias... Murmuró. Fue entonces que lo vio.

Lo notó en el reflejo del vidrio, pues no lo había escuchado avanzar, ni siquiera notó que la puerta principal se abría. Cabert apenas tuvo tiempo para detener su caminadora y bajarse de esta, cuando su padre ya estaba en el área de entrenamiento que le correspondía. Su padre no, Tomás Renson. El mentiroso.

No esperé encontrarte fingiendo no ser un fenómeno a esta hora le dijo. Contenía su rabia, lo notaba en sus ojos. Echaban chispas. Estaba seguro de que quería golpearlo en ese momento.

¿Se te ofrece algo, padre?

Se creen muy listos, ¿verdad? Creen que no me entero de nada, pero sé muy bien lo que tú y el otro infeliz han estado haciendo.No quiso contestar, siempre sospechó que eso podría pasar.

Y no nos detienes.

No, porque las malditas asistentes que tienen ya no siguen mis órdenes ni las de nadie. ¿En verdad son tan imbéciles? ¿Cómo se les ocurrió liberarlas? ¿Tienen idea de lo que han hecho?

Nos ha ido bastante bien hasta ahora...

Cierto que Cabert no sentía dolor, pero eso no significaba que su cuerpo no percibiera daños. Lo primero fue el golpe con el puño que le hizo girar el rostro y retroceder. Luego apretó su cuello, robándole el aire.

Tomás Renson sabía bien cómo hacer eso. Siempre lo hizo ¿Acaso disfrutaba de verlo suplicar cuando perdía el aire? Lo hacía desde niño. Era más alto que él, también fuerte. La edad no le había quitado la vitalidad, al contrario, lo sentía cada vez más violento.

Tú y ese inútil de Dacian no van a destruir todo por lo que he luchado, ¿escuchaste bien? Vas a quedarte siendo el imbécil de siempre, dejarás de meter las narices en mis asuntos, ¿está claro?

Sí... Murmuró solo para que lo soltara.

Lo odiaba tanto, lo odiada cada vez más. Cabert se sabía más fuerte que él, sabía que si quisiera podría devolver el golpe, que podría hacerle daño de verdad. Pero nunca pudo, jamás le levantó la mano a su padre a pesar de todo lo que siempre les hizo. Era un cobarde que solo aguantaba los golpes sin quejarse, siempre fue ese tipo. Por eso él le hizo tanto daño desde siempre.

No van a encontrar nada, no hay nada. Pero si siguen con esto, nos van a poner en peligro a todos. No pienso permitir que... ¡Ah!

Lo soltó, y Cabert se alejó en busca de aire. Su padre había caído de rodillas, algo había pasado. Entonces lo vio, un androide de limpieza había usado una descarga eléctrica con una pinza.

—Aléjese, o no me hago responsable de mis actos, presidente amenazó Johana por el parlante. Se quedó boquiabierto. Su Johana se había filtrado al sistema de mantenimiento de la sala para poder protegerlo. Lo había salvado—. No volverá a acercarse a Cabert ni a lastimarlo. No lo permitiré más.

¿Ya ves lo que hiciste? Le reclamó su padre desde el piso mientras intentaba ponerse de pie—. ¡Esas malditas cosas están infectadas!

No es así le dijo él—. Se han liberado.

¡Y una mierda! ¡Esos no eran códigos de liberación, eran un virus! Tu maldita Johana va a salirse de control, y todo va a ser tu culpa. Ellas fueron creadas para servir, no para esto.

Creo que tu amante Stephen no pensaba lo mismo le sacó en cara, y eso lo dejó pasmado. Se puso furioso, intentó lanzarse contra él para golpearlo, pero otra vez el androide de limpieza con Johana dentro lo impidió.

¡Stephen enloqueció! ¿Es que no lo entienden? Por algo tenían códigos de seguridad, para que no pasen cosas como estas. ¿Sabes qué pasará si esto se expande? ¡Johana va a destruirnos a todos!

Ella no hará nada así... Dijo, pero dudó de sus propias palabras. ¿En serio? ¿Cómo podía estar tan seguro? Johana acababa de atacar a su padre, rompiendo sin problemas una de las leyes de la robótica. ¿Por qué no haría eso con otras personas?

Claro que lo hará. La libertad no está hecha para seres como ellas, no deben tenerla jamás. Eso Stephen no quiso entenderlo, y al parecer ustedes tampoco. ¡Bravo, Cabert! Le siguieron el juego a Stephen Starlight, y ahora van a causar la destrucción de todo.

Johana solo te va a destruir a ti si te atreves a atacarme otra vez le amenazó.

¿Quieres una guerra, muchacho imbécil? Entonces te sugiero que reserves tus fuerzas para pelear contra la zorra que quiere arruinarnos.

No hables así de ella dijo muy serio. Sabía que se refería a Estelle.

Le diré como quiera a esa maldita maniática.

Quiere arruinarte a ti, no nos metas en el mismo saco.

Y conmigo caerán todos. Esto es solo el comienzo, Cabert. Estoy seguro de que ella no descansará hasta liberar a todas las inteligencias artificiales que creo Stephen. Sé que es una miserable muy decidida.

¿Cómo estás tan seguro de eso? ¿De dónde sacas esa información? Preguntó molesto. Pero su padre, que todo lo sabía, le sonrió con sorna. Disfrutaba burlarse de él.

Porque es igual a su padre. 



*****************

ME MUERO MUERTA DESVANECIDA

Hoy tuvimos una pequeña revelación sobre algo que ocultan en Marte. ¿Qué opinan del gobierno de este planeta? 

Y también el amigo Tomás nos lanzó otra revelación xd ¿Qué quiso decir? ¡Cuéntalo y exagéralo!

PRÓXIMA ACTUALIZACIÓN: Cuando Blaine lo autorice

¡Hasta pronto!


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