Más allá de este mundo (Libro...

By ZahiKing

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-------------------------------- Si algo tiene claro Maine Samuels en esta vida es que quiere morirse. Lo anh... More

Prólogo
• Antes de leer •
REPARTO
1. Inside
2. Next to me
3. Hello!
4. Smart Boy
5. Night
6. Secret
7. Run
8. Relief
9. Look
10. Movie
11. Fight
12. Friends
13. Party
14. Tomorrow
15. House
17. Kiss
18. What happened?
19. Broken
20. Nickname
21. Love
22. Sing, Bitch
23. Destruction
24. Revenge
25. Side Effects
26. Family
27. Make me yours
28. Cry
29. Birthday Surprise
30. Favino
31. Before
32. Blue Eyes
33. Guilt
34. True Love
❄️
35. Time
36. Graduation and Fire
37. Myself
38. Goodbye
39. The last letter
Curiosidades+Anuncio
PLAYLIST DE MAINE
PLAYLIST DE EDMUND
¡NOTICIAS!

16. YES!

63 8 8
By ZahiKing

MAINE

Playlist: Billie Eilish-Your power

《●》

-Adelante, mi casa es su casa-dijo mamá.

Edmund se apartó para que el resto entrara a la casa primero que él. Cada uno fue inclinándose un poco ante mi madre como si de repente fuera una reina y se sentaron en los muebles de la sala.

Ahora que los veo a todos en mi casa, sonriendo como ángeles, supe lo que realmente era Edmund Bianchi: un hermoso e imparable problema.

Es un problema de los pies a la cabeza, y yo nunca me había metido en uno, pero con él solo avancé sin frenos porque...me gusta mucho.

Antes me daba miedo hasta la simple idea de amarlo. Siempre estaba en mi cabeza, en mis nervios, en mi corazón, en todos lados, recorriendo cada fibra de mi vida, y eso me volvía loca de terror, pensaba "Maine, evita ese problema, evita enamorarte de él"

Pero resulta que lo único que no puedes evitar es aquello que quieres evitar.

Por esa misma razón Edmund Bianchi está en mi casa, hablando con mi madre con esa sonrisa suya que destruye murallas, esa aura de confianza tan contagiosa, esos rasgos masculinos tan definidos...me desvié de mi punto.

Por favor, chico listo, no metas la pata con mi madre.

-Hola, ¿Tu eres...?-le pregunta mamá.

-Oh, soy Edmund-saluda él.

-Ya veo, tú eres la razón por la que mi hija ya no usa su auto y prefiere andar en bus.

-Maine, no sabía que tenías un auto, ¿Me lo prestas?-dice Will y Cassie le golpea el hombro.

Mi mamá me mira fugazmente, como diciendo "¿Este es el chico que te quita el sueño?" Pero esa mirada fugaz rápidamente se volvió calculadora cuando su atención retomó en Edmund.

-Un placer, me llamo...

-¡Espere!-la silencia Edmund y apunta a mi madre con un dedo-. Su nombre empieza con Y, no, Z, si, un nombre hermoso, familiar, heredado de su abuela, ¿Tal vez?

-¡Si!-mi madre estaba fascinada-Vaya que si.

Edmund le toma ambas manos.

-Piense en su nombre. Intentaré adivinarlo.

-¡Que emocionante!-mi madre cierra los ojos y se concentra.

-¿Es Zara?-aventura Edmund luego de un minuto de silencio.

Mi madre brinca, alegre.

-¡Así es! Me llamo Zara, ¡Que talento! ¿Eres mago o algo así? ¿Cuál es el secreto?

-¿Me pide que le revele mi truco? ¿El cómo lo sé?

Mi madre asiente con un entusiasmo arrollador.

Edmund se acerca y dice:

-Se lo pregunté a su hija.

Oh.

Dios.

Mío.

Y como si fuera poco Edmund sonríe descaradamente después de, literalmente, burlarse de mi madre.

Acaba de meter la pata en un puto agujero negro.

La cara de mi madre oscureció en un arranque de rencor hacía Edmund. Lo matará, va a rezar para que esta misma noche le dé un infarto.

El silencio que se presentó después de ese comentario pareció eterno, pero de repente...mi mamá se echó a reír como una loquilla.

Qué demonios...?

Tai fue el primero en seguirle la carcajada, y luego todos nos empezamos a reír también para espantar la tensión como si fuera un mosquito molesto.

-Si, señora-Edmund voltea a mirarme-su hija es la fuente de todos mis poderes.

-¡Mi hija es la verdadera hechicera entonces!-exclama mamá.

-Tiene toda la razón-Edmund se acerca a mí para susurrar-: y que embrujo me echaste, Maine, porque me gustas mucho.

Las piernas me fallaron trás escuchar eso. No sabía si matarlo por jugar con mi madre o matarlo por cortarme la respiración.

-Le trajimos un regalo-dice Bella con voz dulce-Son...¡Hey!-golpea a Brad, que estaba abriendo el regalo de mi madre con anhelo. Bella se lo quita de las manos y recupera su tono dulce-. Son postres.

Y con la sonrisa de oreja a oreja que no abandonaban desde que tocaron el timbre, Bella le entrega el obsequio.

-¡Oh! No tenían que hacerlo-mi madre estaba encantada.

-Si teníamos, Maine a sido una excelente amiga, la ha educado tan bien-halaga Tai.

El orgullo de mi madre subió de nivel.

-¿Verdad que sí?-mamá sonríe-les traeré jugo de limón, esperen-y desaparece a la cocina.

Todos dejan de sonreír.

-Ya me duelen las mejillas-Dice Tai mientras se acaricia el rostro.

-¿No la estaremos asustando? Parecemos matones-añade Will.

-¡Miren un gato!-Edmund carga a mi gata en sus brazos y la mira con ternura.

-Se llama Emily, es mi...¡Ahhh! ¡Hey! ¡No hagan eso!-grito, con los ojos bien abiertos.

Edmund tiró a mi gata por los aires como si fuera una pelota de béisbol. Brad la atrapó en el aire, pero luego se la pasó a Tai, y él a Will, y solo así mi gato se convirtió en un juguete.

Se me iba a salir el corazón por la boca.

-¡Edmund batea, el gato cae en tercera, Will corre y lanza a segunda, Brad lo ataja y se lo pasa a Tai, está corriendo, corriendo y ¡Un punto para el equipo don gato!-narra Bella mientras Cassie y Vivien hacían de porristas.

-¡Mi hija no es juguete!-tomo a mi gata de las manos de Will y la abrazo-mi niña, no dejaré que estos idiotas te toquen de nuevo.

-¿Tienes algún otro animal que nos prestes para jugar?-pregunta Edmund, burlón.

Lo miro mal.

-Otro chiste así y te vas de mi casa.

-Ohhhh-canturrean todos.

No se metan con los libros ni con los gatos delante de mí.

Mi madre llega con los vasos llenos de jugo, y al instante todos vuelven a retomar la actitud serena y sonriente de antes.

Las horas transcurrían de maravillas, los chicos se encargaron de manejar a mi mamá a su antojo sacándole varias risas, debatiendo con ella temas que yo honestamente no entendía, contándole anécdotas sobre sus vidas y consejos sobre dónde irse a arreglar el cabello en un lugar con las tres B: bueno, bonito y barato.

Cuando ya la tenían comiendo de su mano, escucho a Edmund decirle:

-Señora Samuels, ¿Puedo hablar con usted en privado?

Los dos salen por la puerta corrediza que daba al patio. Podía ver a Edmund moviendo las manos al ritmo de su boca, a mi mamá escuchando para luego responder con movimientos de cabeza, sus expresiones...oh, me pica la curiosidad, ¿Que estarán diciendo?

Un largo rato después, cuando ya estaba entrando en crisis, entran. No ví emociones en Edmund o en mamá que me dieran pistas de la sentencia final.

Ahora es mamá la que dice lo siguiente:

-Maine, hablemos un privado.

Tragó saliva, nerviosa. Mamá y yo vamos a la cocina...está muy seria, oh no.

-Maine-empieza.

-Tranquila-la interrumpo-no tengo que ir si no quieres, yo les dije que...

-Si-me corta-Si puedes ir, Maine.

Parpadeo y me limpio el oído derecho para comprobar si escuché bien.

-¿Ah?

Mamá me abraza.

-Puedes ir, prometió traerte temprano, lo único que pido a cambio es un veinte en el trabajo de la escuela que tienes pendiente y que me llames a cada rato.

Le devuelvo el abrazo dando saltitos.

-¡Gracias, muchas gracias!

-Si, si-mamá me aparta para acariciar mi cabello-. Me cae bien ese chico.

-¿Edmund?

-Si, boba-mamá arruga su nariz con ternura-tuvimos una buena charla y es cristiano, lo que apruebo bastante.

Me río.

-Dios, mamá...¿De qué hablaron?

-No seas entrometida.

-Pero...

-Vete a alistar tus cosas antes de que cambie de opinión. Si regresas y estás embarazada, te saco de la herencia.

-¡Mamá!

-¡Mierda!-grita alguien. Edmund.

Mamá y yo corremos a la sala.

-¿Qué pasó?-pregunta.

-Creo que a Edmund acaba de picarle un insecto-responde Tai, sosteniendo el dedo de Edmund en alto con una expresión preocupada.

-Ya, ya-lo calma Edmund, más preocupado por Tai que por él-estoy bien, no te preocupes.

-Maine, trae una curita-me pide mamá, y yo al instante subo con mi gata pisándome los talones.

Entro a mi habitación, buscando en las gavetas una curita...no encontré una mierda.

-¡Que lenta, Samuels! Primero se me cae el dedo.

Edmund entra a mi habitación como si fuera suya.

-¡Toca primero!-regaño-y creo que se acabaron, mi hermano se cae demasiado.

-Oh, que mal-se sienta en mi cama y me extiende su dedo-tendrás que usar la técnica de los boyscouts para curarme.

-¿Por qué yo?

-Porque soy tu invitado.

-Yo no te invité, chico listo. Viniste solo porque siempre haces lo que te da la gana.

-Exacto, y como gracias a mí irás al festival, deja de quejarte y cúrame.

-¿Cómo?

Me extiende su dedo, y con una sonrisa traviesa y un tono italiano cargado de malas intenciones, dice:

-Chúpamelo.

Mi cara enrojece.

-No.

-¿Por qué?

-¡No chupo dedos!

-Ya veo, ¿Entonces chupas otra cosa?-sube y baja las cejas.

-¡Basta! Eres un malpensado, chico listo.

-Yo me refería a chupar otra cosa como una chupeta, un caramelo...¿Qué pensaste tú, Maine?

-Es que tú...¡Ahhh!-exclamo, frustrada.

Se ríe, levantándose de la cama para acercarse a mí. Retrocedo con cada paso que él da hasta que choco con la pared y me acorrala. Mi corazón se acelera cuando mis ojos conectan con los suyos y nuestras frentes chocan.  Me fascina verlo tan cerca, cada lunar, cada línea de su rostro, sus labios carnosos y los agujeros que se forman en sus comisuras cuando sonríe...

Delinea mis labios con su pulgar, como si quisiera memorizar el recorrido, y luego sube por mi mejilla y me quita un cabello de la cara para esconderlo detrás de mi oreja.

Cuando habla, es en un tono muy bajo, muy ronco, muy Bianchi:

-Es increíble, ¿Verdad, Maine? El poder que tienen las palabras.

Oh, ayuda.

Padre nuestro que estás en el cielo...

-Aléjate, tengo que hacer la maleta.

Sonríe de medio lado y me besa la frente.

-Tengo algo para ti-se saca de la chaqueta a la vida mía echa libro: Dulces Mentiras. Me lo entrega y obedece mi petición de alejarse, pues empieza a caminar a la salida.

-¡Espera! ¿Cómo lo leíste tan rápido?

-Sé que ese libro para ti significa tanto como las baquetas para mí. No quería alejarte de él tanto tiempo, suerte que leo rápido.

-¿Te gustó?

-Más que tus frases tristes de Instagram.

-Dime más-insisto, ansiosa por escucharlo hablarme de dulces mentiras.

-Solo diré que quiero conocer a ese tal Haiden Evans.

-Deberías.

-Comprar dos entradas para un concierto de Heron.

-Deberíamos.

Me muestra sus blancos dientes en una sonrisa juguetona.

-Y decirle a Hyson que es un puto amo.

Me río, y cuando sale de mi habitación, termino de confirmar lo que supe desde la primera vez que me senté a su lado en el bus: estoy enamorada de Edmund Bianchi. Mucho. Muchísimo. Demasiado.

Pero...

Mamá, Vivien, Bella y Cassie entran a mi habitación para ayudarme. Bajamos con una maleta lista para un festival de música. Los chicos estaban jugando fútbol con la pelota golpea tetas de mi hermano en el frente de mi casa.

-¡Gooooollll!-grita Edmund, saltando sobre Tai para celebrar, mientras Will y Brad maldecían.

-Adiós, ma. Te amo-me despido, a punto de echarme a llorar. Nunca he estado tan lejos de ella-dile a Jonah que si entra a mi cuarto mientras no estoy lo mato cuando vuelva.

-Te amo, y no vas a hacerle nada a tu hermanito-me besa toda la cara y me deja ir.

Subimos al auto de Brad, el cual nos deja a Bella, Cassie y a mí en casa de Vivien.

-Vamos a hacer la tarea-digo cuando llegamos-La profesora añadió al trabajo una pregunta personal, quiere saber que fue lo que más nos llamó la atención del tema, ¡Bella! ¿Qué te llamó la atención de la segunda Guerra mundial?

Bella me mira.

-Una mierda.

Le tiro el cuaderno en la cabeza.

-Así no vamos a tener la tarea lista antes de irnos, chicas.

-Maine, no vamos a hacer la tarea-me dice Vivien-Edmund es nuestra Wikipedia con patas, él nos pasará la tarea, solo tenemos que esperar mientras vemos una película.

-Nada de bajo la misma estrella-dice Cassie-Aquí somos gente seria, por eso vemos Magic Mike.

-Pero...

-¡Estás en último año, mujer! Disfruta y deja de preocuparte, te van a salir arrugas, ¿Luego cómo podrás ser tan hermosa como yo?-me calma Bella.

Me rindo. Pasamos la noche viendo Magic Mike y charlando. A las nueve Edmund nos pasó la tarea, la copiamos y a las diez nos acostamos a dormir.

Bueno, ellas.

Yo llamé a Edmund.

-Chico listo.

-Maine.

-¿Quieres hablar?

-Siempre quiero hablar contigo.

Sonrío como una boba.

-¿De qué quieres hablar?

-¿Qué te parece del amor que va más allá de este mundo?-pregunta.

-¿Qué amor es ese?

-El que yo siento por ti.

Y así estuvimos hasta las tres de la mañana.

《●》

Al otro día, a las cinco en punto, ya estábamos esperando a los chicos.

Quedé boquiabierta cuando los ví llegar en una limusina negra y reluciente. Tenía una abertura inmensa en el techo, cosa que Edmund, Tai, Will y Brad no podían desaprovechar. Los vimos llegar con medio cuerpo afuera, cada uno alzando los brazos como si puedes detener el aire. Apenas se estaciona la limusina frente a la casa de Vivien, Will pregunta:

-¿QUIÉN ESTÁ LISTO PARA IRSE DE FIESTA?

En respuesta, gritamos con mucha energía.

Los chicos entran en la limusina cuando nosotras subimos. Edmund se sentó a mi lado. Me guiñó el ojo.

-Trajiste el libro-observa, señalando a dulces mentiras reposando en mis piernas.

-Planeo leerlo durante el camino-contesto, notando que él también trajo sus baquetas.

-Espero que te guste leer con música clásica-Edmund mira al conductor-Moco, por favor, pon al señor Beethoven.

El conductor apodado Moco puso de fondo música clásica cuando la mamá de Vivien se asomó para desearnos buena suerte.

El auto arrancó segundos después. Todos iban en silencio, todo iba bien...

-La verdad, chico listo, es que leer con música clásica ayuda a...-pegué un salto a causa del susto.

Apenas Moco dobló en una esquina.

El desastre fue en ascenso.

《●》

Si llegaste hasta acá, tienes mi eterno agradecimiento.






























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