Amigo secreto [Dramione]

De DramioneSpecial

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Un inesperado amigo secreto le toca a Hermione en esta Navidad... ¿Quién podrá ser? ¿Quién le estará dejando... Mais

ANTES DE LEER

Capítulo único

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De DramioneSpecial


— ¡Oh Dios! Voy a llegar tarde a clases — una desesperada Hermione corría apurada por los pasillos de Hogwarts hacía el aula de Pociones. Por suerte cuando llegó, el profesor aún no estaba. Se sentó junto a Harry y Ron y puso su cabeza en sus brazos. Tenía sueño.

— Hermione, ¿por qué tan tarde? — dijo Harry mirándola divertido — ¿Te desvelaste pensando en la Navidad?

— Ay Harry, no dormí bien, a medianoche Parvati y Lavender me despertaron para decirme una tontería.

— ¿Y qué te dijeron? — dijo Harry y Hermione se lo contó todo:

¿Hermione?... ¡despierta!... ¿Hermione?...¡¡¡HERMIONE!!! gritó Lavender.

Ash... ¿qué quieres Lavender?dijo Hermione enojada por haberla despertado.

Tenemos que decirte algo muy importante dijo Parvati apareciendo de detrás de la morena.

¡Vamos a jugar al amigo secreto! chilló Lavender.

¿Y? Eso lo hacemos todos los años dijo Hermione.

No Hermy... esta vez jugaremos con toda la escuela ¡y no solo con nuestra casa! dijo Parvati emocionada.

Pero... ¿y si me toca un Slytherin?preguntó Hermione.

¡Mejor!dijo Lavender.

¿Y si me toca Draco Malfoy?dijo Hermione asustada.

Aun mejor dijo Parvati No podría creer la suerte que tendrías.

¡Oh Merlín! Las cosas de hoy en día dijo Hermione En fin, ahora por favor déjenme dormir.

Con mucho gusto Herm dijo Lavender.

Sueña con los angelitos dijo Parvati.

Hasta mañana dijeron las dos al mismo tiempo y dejaron a Hermione dormir.

— Esas chicas están locas — comentó Ron.

— Tranquila Hermy. Si te toca Malfoy yo te lo cambio — dijo Harry sonriendo.

— Gracias Harry — dijo Hermione y un segundo después el profesor Snape entró y dijo:

— Diez puntos menos para Gryffindor.

— ¿Pero por qué? — se quejó Ron.

— No me cuestiones Weasley, ¿o quieres que sean cincuenta? — dijo con voz fría — Todos a trabajar en esta poción — dijo y empezó a copiar algo en el pizarrón.

— Viejo loco — susurró Ron mientras copiaba las instrucciones.

~ * ~

Había un escándalo en el Gran Comedor. Todos estaban hablando de que iban a hacer en vacaciones de Navidad. De pronto la voz del director los sacó de sus cotilleos.

— Este año vamos a hacer una unión de casas. Vamos a hacer una cosa que, me imagino, algunas personas ya lo sabrán — les dedicó una mirada Lavender y Parvati —Aprovechando también que pocos alumnos se quedan. Vamos a jugar al amigo secreto— hubo silencio — pero entre todo el colegio — dicho esto, los murmullos empezaron a sonar por el lugar — ¡Silencio! — todos callaron — Solo se va a jugar esto con los que se quedan por Navidad y es obligatorio.

— Perfecto —dijo sarcásticamente una castaña, en la mesa de Gryffindor.

— Ya me arruinaron la Navidad — dijo un rubio, en la mesa de Slytherin.

— Todos los que se queden escriban su nombre en un papel y dénmelo ahora — dijo la profesora McGonagall.

Un murmullo de plumas y pergaminos se hizo oír en el salón. Draco, Hermione, Harry y otros pocos fueron a entregar el papel con su nombre. Luego, para sorpresa de todos los alumnos, la profesora se llevó los papeles y los dejó en su bolso.

— Los que se quedan escuchen las instrucciones por favor — dijo McGonagall —Esta noche se elegirán los amigos secretos y cuando despierten el papel con el nombre de quien les toque estará debajo de su almohada.

Todos los que se quedaban asintieron con la cabeza y volvieron que sentarse en su mesa.

— Bueno alumnos — continuó Dumbledore — Espero, no los detengo más.

Dicho esto, los platos llenos de deliciosa comida colmaron las mesas de las cuatro casas y todos empezaron a comer. Los alumnos que se quedaban comieron con ansias ya que después se iban a dormir y a la mañana siguiente sabrían quien les tocó.

~ * ~

Draco no durmió bien esa noche, estaba ansioso de saber quién le tocaría, y sea quien sea iba a recibir solo lo mejor.

Pasó horas revisando debajo de su almohada, y como era obvio, nada aparecía. Tendría que esperar a que amanezca para saberlo. Durmió. Mientras todos lo hacían también alumbrados por la luz de la luna y protegidos del frío de la noche en sus cuartos. Y en ese momento, ese en el que era completamente seguro que todos dormían debajo de cada almohada de los alumnos que se quedaban aparecieron los papeles, con nombres que algunos estudiantes ni se hubieran imaginado.

Draco despertó. Sonrió y rápidamente revisó debajo de su almohada. Y ahí estaba, un pedazo de pergamino doblado por la mitad. Rápidamente lo abrió y leyó un nombre que lo dejó loco. Se quedó frío. Hermione Granger, eso decía en el papel. Volvió a leer el contenido y no lo pudo creer. Al fin la oportunidad para demostrar cuanto quería a esa chica. Ese último año se había enamorado de ella y tenía una leve sospecha de que sentía lo mismo por él. En los pasillos siempre se miraban y unas que otras sonrisas se habían cruzado por los labios de los dos chicos.

Draco guardó el pergamino en su cajón y se dispuso a desayunar.

— ¿Quién te toco? — preguntó Ron a Harry esa mañana en el Gran Comedor.

— Pansy Parkinson — murmuró Harry desanimado — ¿y a ti?

— Elena Cattermolle, una chica de Ravenclaw — dijo Ron.

— Suertudo — dijo Harry — ¿Y a ti, Hermione? — la chica se sentó al lado de él.

— Blaise Zabini — dijo Hermione desanimada al igual que Harry — ¿A ti, Ginny?

— ¿Cómo? — dijo la pelirroja, que había estado distraída — ¡Ah!... me toco Draco Malfoy — dijo con sencillez.

— Prefiero mil veces a Zabini — dijo Hermione.

— Por mi está bien — dijo Ginny — Tengo que ir a clases y también voy a ver que le doy a Malfoy — dijo Ginny y después se levantó y se fue.

Esa tarde era la última en la que tenían clases y los alumnos se empezaban a ir en la noche. Quedaron muy pocos, y así fue más fácil jugar ese divertido juego.

Al día siguiente, todos en el castillo empezaron a encontrar regalos de sus amigos secretos. Hermione estaba desperezándose en su cama cuando se dio cuenta de que había algo en los pies de esta. Era una caja de chocolates del tamaño de un monitor de computadora y en medio había una nota que decía:

Del color de tus ojos y tu pelo, además tan dulces como tú.

Espero que te gusten, s'3 que amas los chocolates.

Ate: Tu amigo secreto

Sonrió dulcemente y abrió la caja. Había muuuuchos chocolates.

— Sea Dios, Merlín o quien sea que bendiga a mi amigo secreto — dijo. Cogió tres chocolates, se vistió y bajo a comer.

Y así pasaron los días, Hermione recibía full cosas de parte de ya saben quién: Más chocolates, muchos libros, joyas y además de varios poemas que indicaban ser hechos por el misterioso amigo secreto. En cambio, ella no le daba casi nada a Zabini: Unos caramelos, chupetes y unas que otras varitas de regaliz. Draco recibía cosas muy lindas de parte de la menor de los Weasley: Guantes de Quidditch, equipos de mantenimiento para escobas, dulces y ese tipo de cosas.

Harry y Ron, recibían dulces, marcos de fotos y cosas chéveres de parte de sus amigos secretos.

Cada día Hermione iba encontrando hermosos regalos. Siempre su amigo secreto le dejaba cartas con sus hermosos poemas, notas, o lo que sea, que hacían que Hermione se emocionara. Un día, cuando estaba en clase de Historia de la magia se sorprendió pensando en quién sería ese chico. Todo indicaba que era un chico ya que hasta en algunas cartas había mencionado ser un "él". Quería saber quién era su amigo secreto para darle las gracias por todos sus hermosos regalos y hasta conocerle bien para ver si podían ser más que amigos.

Todas las noches pensaba en eso y tanto era lo que se metía ese pensamiento en la cabeza que terminó por obsesionarse con descubrir quién era ese chico, mas no hizo nada por averiguarlo y esperó al día de la entrega final de regalos.

El día había llegado. Ese día se conocerían a los amigos secretos. Todos estaban reunidos en el aula más grande que tenía Hogwarts ya que eran muy pocos como para reunirse en el Gran Comedor y muchos como para reunirse en una aula cualquiera.

— Bueno — dijo el profesor Dumbledore — Demos inicio a conocer a los amigos secretos.

— Por el orden de la lista que tengo aquí — dijo la profesora McGonagall enseñando una lista — Van a ir pasando los estudiantes y...ya conocen el juego — algunas personas rieron- la primera persona es...Luna Lovegood.

Luna pasó al frente con un regalo grande y dijo:

— A mí me toco una persona muy divertida — dijo ella con voz risueña — Tiene pelo negro, está en Gryffindor y los hechizos le salen mal — dijo inocente.

— ¡¡Neville!! — gritaron todos al unísono.

Luna asintió y Neville pasó al frente, algo avergonzado por esa descripción. El muchacho abrazó a Luna y ella le entregó. Todos aplaudieron y los dos chicos se fueron a sentar.

Pocas personas más pasaron después de ellos. Cuando fue el turno de Harry, él le entregó a Pansy un juego de maquillaje. Ron, por su parte, le dio a Elena unos pendientes muy hermosos. Ginny le dio a Draco una túnica de Quidditch nueva; Hermione le entregó a Blaise un reloj y así pasaron pocas personas más hasta quedar solo uno.

— Draco Malfoy — dijo la profesora en voz alta.

Draco pasó adelante con un regalo en la mano y dijo

— Tiene un hermoso cabello castaño, y unos ojos de un dulce marrón, le encanta leer libros y parece que se ha devorado todos los libros de la biblioteca y por último es la más sabelotodo de Hogwarts — terminó el chico sonriendo dulcemente.

Todos regresaron a ver a la chica que estaba con los ojos como platos y roja como un tomate. ¡Pero que descripción la que había dado Draco! La chica pasó al frente ante la mirada expectante de todos.

Draco le dio el regalo a Hermione y la chica espió por dentro. Eran tintas de todos los colores, 3 metros de pergamino, una original pluma de fénix y todo acompañado con un hermoso vestido rosado.

— Feliz Navidad, Granger — dijo Draco sonriendo.

Hermione no podía creer lo que veía, escuchaba y pensaba. Veía que Draco Malfoy estaba siendo bueno con ella al fin, escuchaba un "feliz navidad" sin una pizca de odio proveniente de él y pensaba cumplir las fantasías que siempre rondaban por su cabeza.

— Feliz Navidad Malfoy — dijo la chica en voz alta. No pudo más y sin importar quien estaba ahí abrazó a Draco fuertemente. Él, feliz, le devolvió el abrazo a la castaña y le acaricio los rizos.

— Gracias por todos los regalos que me has dado...Draco. Gracias.

Hermione no quería hacer lo que estaba pensando en frente de sus amigos así que se separó de Draco y miró a la profesora.

— Ya pueden irse muchachos — dijo la profesora al entender a Hermione — Por favor salgan ahora, yo tengo que cerrar la clase.

Todos los alumnos salieron comentando entre si sus regalos recibidos, pero dos de ellos se quedaron parados al frente esperando a que la profesora y el profesor (que si estaba ahí, solo que no había hablado) salieran.

— Te dejamos las llaves Hermione — dijo Dumbledore con una sonrisa cómplice — Nosotros ya nos vamos.

Con estas palabras los dos profesores salieron del aula dejando a Draco y Hermione solos.

— ¿Quieres tu regalo de navidad? —preguntó Hermione con una sonrisa picaresca.

— Claro — dijo Draco sonriendo también y se fue acercando poco a poco a la castaña.

Ella también hizo lo mismo contando cada segundo que pasaba. Los dos llegaron uno al frente del otro y sus rostros quedaron a unos pocos centímetros. La calidez que sentían sus corazones en ese instante era enorme y muchas mariposas volaban como locas dentro de sus estómagos.

Hermione se puso de puntillas memorizando cada segundo que pasaba cada cosa que oía, veía y sentía. El corazón le latía a mil por hora pensando en lo que iba a hacer. Acerco su rostro al del chico y beso sus labios con tanta suavidad que ella misma se sorprendió.

Una descarga eléctrica los recorrió de pies a cabeza y Draco abrazó a Hermione por la cintura mientras ella ponía sus brazos alrededor del cuello del muchacho. El tiempo transcurrió lentamente beso tras beso, caricia tras caricia y sonrisas tras sonrisas.

Cada segundo que pasaba se daban cuenta de la verdad de sus sentimientos. Draco cada vez confirmaba más lo que sentía por la castaña y Hermione cada vez sentía que la gran atracción que tenía por el chico no era solo una atracción. Llegaron al punto de unir sus pensamientos en un solo sentimiento. Amor.

Sus pensamientos se vararon en ese punto y no quisieron seguir. Amor. La respuesta más acertada para ese "no sé qué" que cada uno sentía. El sentimiento más puro que podía existir, ese palabra que llegaba a ser tan fácil de comprender pero tan difícil de explicar cuando se lo pedía. Eso, amor, era lo que sentían esos dos chicos ese momento.

Se amaban y querían gritarlo. Querían demostrar su amor de la forma que mejor pudiera. Ya no importaba nada. Se había acabado Malfoy y Granger, ahora eran Draco y Hermione. Nada importaba ya, que Voldemort y sus mortífagos se fueran al diablo, ahora solo importaba eso. Solo importaba el amor.

EPÍLOGO

Draco y Hermione ya habían celebrado su matrimonio. Ese día era su aniversario y también noche buena. Toda la mansión Malfoy estaba decorada con hermoso adornos navideños y la estancia rebosaba alegría. La alegría que había dado Hermione cuando se habían casado y Voldemort había muerto. En la sala, un gigantesco árbol de Navidad se alzaba hasta el techo.

— Rose, te pido de favor que no botes los bombillos del árbol o se romperán, cariño —dijo Hermione tiernamente a una pequeña con el cabello castaño marrón y los ojos grises como una tormenta.

— Lo siento mami, fue un accidente. Te juro que no lo volveré a hacer — dijo Rose aturdida.

— Está bien, tranquila, ve a buscar a tu hermano que ya mismo llegan los invitados.

— Ok mami —dijo Rose y echó a correr desapareciendo por las escaleras.

— ¿Scorpius ya está listo? — preguntó Draco desde la cocina.

— Lo dejé vistiéndose, pero ya mandé a Rose a buscarlo — respondió Hermione — ¿Ya terminas con el pavo?

— Ya terminé — dijo Draco saliendo sonriente de la cocina — Solo tengo que cambiarme.

— Ya están aquí — dijo Hermione al oír el timbre — Cámbiate rápido, yo los hago pasar.

Draco asintió y se fue corriendo al piso de arriba mientras Hermione abría puerta y recibía a sus amigos.

— ¡Hermione! — gritó emocionada la multitud que se hallaba ahí parada.

— ¡Ginny, Harry, Blaise, Pansy, Ron, Elena, Luna, Neville! — recitó Hermione — Y no olvidemos a los pequeños — agregó al ver a los hijos de cada pareja — Muchas gracias por venir, pasen por favor.

Un grupo de niños entró corriendo a la mansión. El que iba a la cabeza era un niño de pelo negro azabache y hermosos ojos castaños (Harry-Ginny), le seguían una niña de pelo negro y ojos azules (Pansy-Blaise), un niño pelirrojo de ojos negro intenso (Ron-Elena) y una niña rubia con lindos ojos marrones.

La fiesta comenzó cuando Draco, Rose y Scorpius bajaron. Todos brindaban, bailaban y se deseaban una muy Feliz Navidad. Todos estaban muy felices, en especial Draco y Hermione ya que habían unido sus vidas en una Navidad tan especial como esa.

Salieron al balcón y dejaron divertirse a todos dentro. Una estrella fugaz hizo ver su resplandor justo en el momento en el que salían, e iluminó sus rostros con su luz celestial.

— Feliz Aniversario Hermione — dijo Draco mirando a la mujer con dulzura.

— Igualmente Draco — dijo Hermione sonriendo —Te amo.

— Yo también.

Draco abrazó a Hermione con fuerza. Nunca quería perderla, jamás. La besó con ternura y Hermione le devolvió el abrazo y el beso. Y así se quedaron, besándose bajo la luz de la luna con el cielo por testigo de su gran amor.

FIN.

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