Maullidos a la Luz de la Luna...

By Sora_Cuadrado

21.8K 1.9K 5.9K

Las cosas han cambiado mucho para los héroes de Paris. Marinette es la nueva guardiana de los prodigios y tie... More

-Ghibli AU-
-Mugre-
-Café-
-Pesadilla-
-Medianoche-
-Secretos-
-Princesa y Caballero (AU)-
-Manta-
-Cocinando Juntos-
-Tomar un Descanso-
-Mimos-
-Floristeria-
-Bailar-
-Luz de luna-
-Ronroneo-
-Encerrados-
-¡Ups!-
-Amigas-
-Seguridad-
-Noche de Película-
-Cosplay-
-Videojuegos-
-Celos-
-Estudiar-
-Crush Inverso-
-Cantar-
-Domesticidad-
-Rosas-
-Confianza-
-Almas Gemelas-

-Lluvia-

2K 115 81
By Sora_Cuadrado

Disclamer: Todos los personajes y parte de la trama pertenecen a los simpáticos Thomas Astruc y Jeremy Zag, participo en este reto por pura diversión y traer algo de alegría al fandom.

.

.

.

Día 1: Lluvia

.

.

.

El día uno de Mayo amaneció con el cielo encapotado. Los nubarrones preñados ofrecían un espectáculo desolador o al menos eso pensaba Adrien al mirar a través de los grandes ventanales de su habitación acorazada.

Suspiraba sin cesar, con la nariz apoyada en el cristal helado. Los picos y salientes de los edificios que atisbaba al otro lado parecían los riscos de unas montañas negras en medio de un paisaje cavernoso. Su estado de ánimo no era el más halagüeño; los sucesos del día anterior le habían dejado para el arrastre. Había reflexionado sobre ellos en su mente sin que se le ocurriera ni una sola idea buena para mejorar la situación en la que se encontraba ahora con Kagami salvo, quizás, hacer lo que ella le había dicho y esperar a que fuera la chica quien tomara la iniciativa de volver a verle.

Adrien sabía que era bueno siguiendo las indicaciones de los demás.

En su mano derecha apretaba, sin pensar mucho en ello, el amuleto encantado de Marinette. No lo miraba, solo le reconfortaba de algún modo sentir la forma de las piezas en su palma, la calidez de su superficie después de sostenerlo por horas.

Resopló.

—Plagg —musito—. Garras Fuera.

.

.

Recorrió la ciudad sin su habitual explosión de alegría palpitándole en el pecho. Todo estaba emborronado de gris a su alrededor y se sintió integrado y acogido por esas sucias tonalidades y la espantosa climatología.

La lluvia no tardó en aparecer.

Gruesos goterones primaverales salpicaron las calles de Paris, ensombreciendo aún más los suelos y engordando las fluidas aguas del Sena. Pero Chat Noir, agradecido de que la gente se resguardara en sus casas en lugar de estar en las calles, continuó su travesía sin preocuparse realmente por el clima. Dejó que su mente culpable se acoplara a los armoniosos y constantes chasquidos que hacía su bastón sobre el asfalto.

Crack, crack, crack...

Perdido en ese sonido, entre figuras de edificios desdibujados por la capa de agua que barría todo, notó que su pelo y parte de su rostro se enfriaban y el paisaje se iba volviendo más negro en torno a él.

Como si algo malvado le persiguiera para recordarle que no se había portado del todo bien.

Lamentaba haber perdido a Kagami como novia, sí. Pero más lamentaba haberla perdido como amiga. No estaba seguro de si era un buen novio (a la vista había quedado claro que no daba la talla en ese papel), pero había llegado a pensar que sí sabía ser un buen amigo. No estaba preparado para lo que implicaba un rechazo tan duro, tan lacerante como ese.

Crack, crack, crack...

Podía haber hecho las cosas mejor, sí, pero aún ahora no veía la forma. Había mentido cuando no le había quedado más remedio. Pero había una mentira que nunca había dicho porque era dolorosamente consciente de cuáles eran sus auténticos sentimientos.

Se había esforzado. Había deseado estar a la altura pero, como en muchas otros aspectos de su vida, lo que ansiaba su corazón seguía estando fuera de su control.

Crack, crack, crack...

Y aunque la culpa le estuviera devorando, había una parte de sí mismo que se sentía aliviado.

Crack, Crack... ¡Gloop!

Chat Noir llegó al Puente de las Artes y decidió parar en lo alto de una de las farolas de este para recuperar el aliento. La llovizna se había convertido en un chaparrón, pero percibió que el agua ya no estaba tan fría como antes. Ahora la notaba cálida resbalando por su rostro. Lo echó hacia atrás y se permitió borrar su ceño fruncido por unos instantes, quería que el agua lo bañara y le quitara de encima la gran masa de sentimientos negativos que arrastraba.

Solo por un segundo quería pensar en otra cosa, ser otra persona. Ser solo Chat Noir. El héroe nunca hería a nadie con su torpeza social o sus escasos recursos emocionales; él salvaba a la gente. Se imaginó, pues, que había dejado a Adrien atrapado en su cuarto y que sus problemas no podían alcanzarle allí donde estaba.

Entonces, observó una figura que rompía la capa de lluvia que aislaba al puente bajo un enorme paraguas negro. No había nadie más, solo esa persona y él. Quien fuera caminó despacio sobre las maderas resplandecientes y cuando llegó al centro, a tan solo unos metros de la farola donde él estaba, cerró el paraguas y permitió que la lluvia la cubriera también.

Chat Noir dio un respingo.

¿Marinette?

La reconoció al instante aunque su comportamiento no era el habitual. Con el paraguas abrazado al cuerpo, caminó arriba y abajo con los ojos semi cerrados, dejando que sus ropas y su cabello se empaparan del todo. Extendió los brazos con firmeza y dio un par de vueltas, echando la cabeza hacia atrás. Respiraba de manera entrecortada, su pecho subía y bajaba con rapidez.

Pero, ¿qué está haciendo?

No tenía sentido que su amiga hubiese salido una tarde tan desapacible como esa a caminar bajo la lluvia, aunque ahora que lo pensaba llevaba unos días muy rara.

Aprovechando que ella no le había visto, escrutó su aspecto con mayor detenimiento y no le costó apreciar en ella una actitud derrotada que resultaba desmoralizante. El modo en que se dejó caer sobre uno de los bancos del puente, con el paraguas a su lado y los hombros encogidos... había algo tan melancólico en ella, tan desesperado y a la vez, huidizo en su expresión. Sus coletas aplastadas eran recorridas por las gotas del agua hasta sus hombros y su piel se había coloreado de un tono apagado, casi cetrino.

Algo le pasaba, estuvo seguro y su corazón se estremeció. Le resultaba insoportable ver a alguien tan alegre como Marinette entregada a esa imagen.

Y a pesar de todo, Chat Noir se quedó sin aliento cuando la chica levantó la mirada y sus pupilas recorrieron el espacio, encerradas entre sus gruesas pestañas oscuras y el mohín que dibujaba sus labios. Tenía algo. Una especie de belleza triste que nunca había notado en ella pero que se sintió afortunado de poder contemplar en medio de la quietud de la ciudad.

Se quedó clavado sobre la farola y así permaneció, casi sin respirar, hasta que ella volvió la cabeza y le vio. Parpadeó sorprendida, alargando esa mirada, como una caricia inesperada en la oscuridad hasta que se forzó a sonreírle. Chat supo que se obligó a ello. Y aunque su ánimo tampoco era el más alegre, la imitó.

Saltó para aterrizar en mitad de un charco que salpicó sus botas e hizo una mueca. Marinette se levantó, abrazada a sí misma y caminó hacia él. Justo antes de que estuvieran frente a frente, Chat Noir revisó su rostro y no supo si las líneas que lo atravesaban eran de lluvia o genuinas lágrimas.

Pero de la impresión tuvo que carraspear para que le saliera la voz.

—Hola, Princesa —Saludó, pretendiendo sonar lo más afable posible—. Bonito día para dar un paseo, ¿no te parece?

La chica se encogió de hombros.

—Lo mismo te digo.

Veía sus mejillas tirantes, sus continuos parpadeos para protegerse los ojos de los proyectiles plateados que caían del cielo, un leve temblor en su postura encogida y aun así, sincera dulzura en el modo en que le miraba a pesar de la pena alojada allí.

—¿Un mal día? —preguntó.

La chica asintió despacio, estrechando los ojos algo enrojecidos.

—Pero ayer fue peor —añadió en un murmullo quejicoso, apenas audible por la corriente crecida del río. El héroe se preguntó qué le habría pasado, pero no indagó pues había algo en el tono de ella, muy parecido a ese tono de resignado secretismo que usaba su Lady cuando no quería preguntas, que reconoció al instante y quiso respetar.

—Para mí tampoco fue el mejor día... —convino él y el regusto amargo de la culpa regresó a su boca. Quizás fue eso lo que le impulsó a decir, al tiempo que se balanceaba sobre sus pies—. ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?

Marinette le contempló e inclinando un poco la cabeza, dejó que su sonrisa se hiciera mayor y más dulce si cabía. Esa sonrisa destinada a él como único receptor combinada con la pena abominable que aún cubría su mirada hizo que se le acelerará el corazón.

Después, ella volvió el rostro hacia el cielo; más allá del río, de los otros puentes y los tejados de las casas, había una masa de nubes negras más sólida y amenazante que parecía precipitarse con saña y malignidad sobre la ciudad del amor.

¡La ciudad del amor! Pensó Chat, con resquemor.

—Creo que la tormenta va a ir a peor —comentó la chica. Se giró hacia él y resolutiva, abrió los brazos—. ¿Me llevas a casa?

No supo si fue el gesto, simple y a la vez enternecedor o lo inesperado de la petición tan franca y sin vacilaciones, pero el pecho se le encogió dejándole indefenso y vulnerable ante ella. Porque después de haberse sentido culpable y como un mentiroso durante horas y horas, Chat Noir pudo saborear la confianza plena que su amiga estaba depositando sobre él, sintiéndolo como algo intenso y poderoso.

Como si se ahogara y Marinette acabara de lanzarle un salvavidas.

—¡Ah, claro! —respondió y por fin, se sintió un poco más él mismo—. Será un placer acompañar a esta dulce princesa hasta su torre —Extendió un brazo al tiempo que apoyaba el extremo de su bastón en la madera—. Adelante.

Casi no había terminado la invitación, cuando la chica lo atrapó en un poderoso abrazo. Enterró la cara en su hombro y pegó su cuerpo tembloroso a él, con los brazos delgados, casi quebradizos, alrededor de su cuello. Apretó fuerte, demasiado... Chat se quedó perplejo, entendiendo solo después de unos instantes.

Cerró sus brazos en torno a la espalda y a la cintura y estrechó con firmeza, queriendo consolarla. Pero él también estaba herido, todavía agitado por el revés de los acontecimientos y antes de darse cuenta, había hundido la nariz entre las hebras de cabello mojado en un claro gesto de refugio.

Lo primero fue como una explosión dentro de sí mismo que lo hizo tambalear todo pero comprobó, aliviado, que su corazón se apaciguaba poco a poco, bajo la lluvia. Sus pesares y reproches resbalaron fuera de él, derramándose en el charquito formado a sus pies.

Abrazar a Marinette le resultó agradable y familiar. Más que su casa, que el instituto donde tenía amigos o incluso su habitación donde se ocultaba de las responsabilidades y mandados demasiado exigentes de su padre; era justo ahí, con ella en ese instante, donde parecía que todo volvía a colocarse en su lugar.

No obstante, el sonido de un sorpresivo trueno captó su atención.

Sí, la tormenta se acercaba.

—Bien —murmuró él. Volvió a apoyar su bastón en el suelo—. Será mejor darse prisa.

Crack.

Un nuevo chasquido. Menos pesado y temible, los levantó en el aire y Chat respiró hondo sintiendo que le costaba un poco menos que antes.

.

.

Marinette le pidió que la dejara en la puerta de la panadería. Sus padres la estarían esperando, así que debían verla entrar desde la calle.

La tienda estaba cerrada, y los alrededores más desiertos que antes de modo que nadie vio como el héroe la soltaba en el suelo y ambos se resguardaban bajo el toldo de un comercio cercano.

La sonrisa de la chica parecía menos triste ahora, pero su cara aún estaba mojada. La atmosfera de intimidad y entendimiento mutuo creada en el puente parecía seguir vibrando entre ellos y por eso, guiado por un impulso cursi y algo innecesario, Chat Noir alzó la mano para rozar una de las líneas de agua que se deslizaban desde el pómulo y bajaba por la mejilla de la joven. Ella se sorprendió un poco pero no trató de detenerle.

—Habrá días mejores, Marinette —Le dijo con convicción—. Te lo prometo.

Ella arqueó las cejas, un poco incrédula pero después alzó también su mano y rozó con su dedo helado el mismo lugar en el rostro del chico.

—Para ti también, Chat Noir.

Y él quiso creer que sería así. Pensó que ese día empezaba un nuevo mes, una nueva oportunidad, con multitud de días distintos que podían traerle cosas buenas. ¿Por qué no? Es más, aquel encuentro con su amiga era ya algo bueno... Quizás debía traer de vuelta su fe de antes y confiar en que las cosas mejorarían a partir de ese instante.

—Hasta la próxima, Princesa —Se despidió él. Y se dio la vuelta para irse, cuando de repente Marinette chilló.

—¡Mi paraguas! —Se llevó las manos a la cara y sus ojos se llenaron de pura consternación—. Oh, no, no, no... ¡Me lo he dejado en el puente!

>>. ¡Chat, tienes que llevarme enseguida a buscarlo!

—¿Qué? ¿Ahora?

—¡¡Sí!! ¡Es muy importante!

—Pero... si solo es un paraguas...

Marinette le agarró por los hombros y le miró fijamente.

—¡Tengo que recuperarlo! Ese paraguas es... —Sacudió la cabeza e insistió con vehemencia—. ¡¡Tienes que llevarme, por favor!! ¡Por favor!

Chat Noir frunció el ceño, confuso.

La tormenta estaba ya muy cerca y las temperaturas habían descendido demasiado. No entendía que importancia podía tener un simple paraguas para nadie pero al final, meneó la cabeza.

—Está bien. Yo recuperaré tu paraguas de camino a casa —Le dijo—. Y volveré otro día a traértelo, ¿de acuerdo? —Entonces fue él quien la cogió por los hombros, la hizo girar y la empujó hacia su casa—. Tú entra ya, antes de que te refríes.

—¿Lo prometes?

—Pues claro que sí, Princesa.

Solo entonces, Marinette asintió y accedió a entrar al edificio.

Chat Noir suspiró.

¿Un Paraguas? Se repitió, extrañado. En fin...

Había hecho una promesa y debía cumplirla porque, entre otras cosas, había decidido que no volvería a mentir a nadie a no ser que fuera total y heroicamente necesario.

Escuchó un nuevo trueno de advertencia, pero salió al exterior con su valentía intacta y con un nuevo chasquido...

Crack.

...Se alejó hacia el ojo de la tormenta.

.

.

.

¡Hola, miraculers!

Como estáis leyendo, al final me he decidido a probar suerte con el reto Marichat de Mayo ^^

Ya sabéis que el marichat es uno de mis shipps favoritos y el año pasado, por causas fuera de mi control, me quedé sin participar en el reto. Estuve siguiendo algunas cuentas, de Fanfiction sobretodo, que hicieron el reto y era muy emocionante estar cada día pendiente de las actualizaciones para leer los nuevos capítulos ^^

Le estuve dando vueltas a la lista del año anterior e incluso usé las palabras que más me inspiraron para crear algunos de mis fics, pero se me quedó la espinita clavada de participar como tal.

Este año encontré la lista de palabras hace tan solo dos o tres días y al leerla, hubo algunas que me gustaron mucho (otras todavía no me dicen nada, pero tengamos fe) y pensé en intentar participar. Si bien es cierto que lo mío no es improvisar, trataré de hacerlo lo mejor que pueda.

Sé que los relatos no serán perfectos porque no hay tiempo de revisarlos tantas veces como suelo hacerlo, y que aunque me gustaría, no sé si podré darles continuidad o si algunos serán simplemente momentos aislados de la pareja. Puede que me retrase y no todos los relatos suban el día que toca. El único objetivo que me he puesto es terminar los 31 relatos, sin limite de tiempo, jaja.

Por ahora siguen a los primeros capítulos de la T4, los que se han emitido según la cronología.

¡Espero que os guste! Si es así, dejarme algún comentario y votar ^^ También podéis dejarme el link con vuestros retos si es que os animaís a participar.

¡Feliz sabado! ¡Feliz uno de mayo!

¡Feliz mes del marichat!

Besotes para todos y todas.

Continue Reading

You'll Also Like

62K 4.7K 76
~♡;; Voy a contar mi experiencia con mis manifestaciones. 🌸~ Este libro está basado en experiencias propias que a mi juicio son reales, si no crees...
661K 15K 127
harrystyles ha comenzado a seguirte. harrystyles le ha dado me gusta a tu publicación. harrystyles comentó tu foto.
955 196 19
Los deseos de las criaturas del océano resultan ser el peor de los tormentos para algunos humanos. Gaara es un jóven cuya vida siempre fue dura. Desp...
51.6K 6.4K 59
En la casa de Chang Kyun había una ventana que no cerraba y por la que Ho Seok aprovechaba para colarse, con la intención de meterse en su cuarto y...