— ¡Mashi~~! ¡Baja~, no puedes quedarte allí por siempre! — gritó DoYoung, ahuecando sus manos alrededor de su boca para que el gatito negro lo escuchara.
Mashiho se había subido a un árbol y no quería bajar, por más que lo llamarán o lo sobornaran con comida, y sólo se dedicaba a maullarles cada tanto desde la altura.
— No puede quedarse ahí mucho tiempo, ¿Verdad? — DoYoung miró con preocupación a Yoshinori.
El tigre pasó un brazo sobre sus hombros, casi como un consuelo.
— Nop, algún día tendrá que bajar— dijo—. Aunque creo que no lo hará hasta que JunKyu esté mejor.
DoYoung suspiró.
No entendía nada, sólo que Mashiho estaba asustado y había salido corriendo para escapar, trepando al árbol más cercano; y que JunKyu y HyunSuk habían discutido un largo rato, gritándose bastante.
No le gustaban los gritos, sus orejitas eran muy sensibles.
Su dueño no les había explicado nada de lo ocurrido, y ellos no podían evitar asustarse por lo que a sus ojos era una pelea.
Dió una última mirada al gatito negro, acomodado en una rama bastante gruesa, mirando hacia el cielo.
— Creo que es inútil— dijo el conejo—. Tengo frío, ¿Entramos?
Yoshinori asintió, sin deshacer su medio abrazo, regresaron a la casa.
En la altura, Mashiho seguía sintiéndose abrumado, no sabía por qué JunKyu se había comportado así con él, pero se sentía mal.
No sabía qué habría ocurrido si HyunSuk no los separaba.
Por más que había tenido aquel extraño encuentro, Mashiho seguía extrañando a JunKyu, no quería pensar que su humano era aquel bruto.
Quería volver a sus cálidos brazos y dormir cómodamente, sin tener que hacer equilibrio y quedarse muy quieto en aquella estúpida rama para no caer quien sabe cuántos metros.
Miró los brillantes y lindos puntitos brillantes del cielo, al final, eran su único entretenimiento, por lo que al menos sería toda aquella noche.
Ahora no sabía cómo bajarse.
Volví :)