Dahyun y Eun Woo se encontraban en su oficina trabajando, el día estaba soleado, las nubes se veían preciosas, y la ciudad parecía estar muy tranquila, era la tarde perfecta para ir al parque con su pequeño hijo y disfrutar de una tarde familiar.
-Amor date prisa, Jungkook sale de la escuela en una hora y le prometimos que lo llevaríamos por un helado. -Dahyun dijo con una hermosa sonrisa.
-Dame un momento preciosa, debo llevarle estos documentos al jefe y necesito que no tengan errores o me hará quedarme aquí el resto del día. -Respondió su esposo dirigiéndose a su asiento.
-Trabajas muy duro, debería darte la tarde libre, hace mucho que no pasamos tiempo con Kookie y -Dahyun fue interrumpida-.
-Kookie sabe que lo amamos y si pudiéramos estaríamos todo el día con él. No te preocupes, él es muy comprensivo. Ahora continuaré con mi trabajo, así termino rápido y vamos por nuestro pequeño.
-Está bien, pero no tardes mucho, ¿quieres que te ayude a recoger tus cosas?
-Por favor cielo.- El hombre volteó a verla y le lanzó un beso.
Unos minutos más tarde Eun Woo salió y se dirigió a la oficina de su jefe, le entregó los documentos y este los revisó, no existían errores.
Ese día el pelinegro y su esposa eran de los últimos en su oficina, y al fin podían irse, tenían suficiente tiempo para llegar por el pequeño Jungkook a la escuela.
Mientras caminaba en busca de su esposa comenzó a notar un olor intenso a humo, las personas corrían desesperadas y notó que había un incendio en donde Dahyun se encontraba. Comenzó a correr lo más rápido que pudo, su corazón palpitaba muy fuerte, tenía un mal presentimiento.
Cuando llegó a la oficina observó a su esposa en el fondo de esta, estaba muy asustada, se encontraba encerrada entre algunos muebles, su pie estaba lastimado y no podía moverse con facilidad.
En Woo no podía llegar hasta ella, las llamas eran muy intensas y el humo le impedía ver con facilidad, además de que habían cosas tiradas por todos lados. De repente escuchó la voz de su esposa.
-¡CORRE, POR FAVOR, QUÉDATE CON MI BEBÉ!- Gritaba Dahyun desde la esquina de aquella oficina, las llamas eran cada vez más intensas, los muebles y paredes estaban cayendo a su alrededor.
Desafortunadamente al encontrarse en el décimo piso, ni ella ni Eun Woo podrían salir. Las llamas comenzaban a expandirse por los pasillos del edificio.
Y en la mente de aquellos dos adultos solo se encontraba una persona, un pequeño niño que los estaba esperando con ansias y una hermosa sonrisa en el rostro.
-No puedo dejarte, tenemos que salir de aquí juntos. - Decía Eun Woo mientras intentaba acercarse a su esposa.
-Es imposible, aún puedes salvarte, sal de aquí y cuida de Jungkook por favor. - Entre lágrimas, la madre del pequeño comenzaba a recordar como había sido su vida hasta ese momento, siempre fue muy feliz, en su hogar abundaba el amor y la felicidad, eran una familia muy hermosa. Desde que ingresó a la universidad y comenzó una relación con su ahora esposo sabía que sus días iban a ser los mejores, y es que, ahora tenía todo lo que siempre había soñado, en su casa las risas podían escucharse hasta el otro lado de la calle, los vecinos sabían que esa pareja vivía muy alegre, tanto que incluso a pesar de llevar tantos años juntos, todos los veían como unos recién casados locamente enamorados.
El hombre, desesperado trataba de mover todo lo que estaba a su alrededor, aún al encontrarse en una situación tan difícil, nunca dudó en intentar salvar a la mujer que lo había hecho feliz durante tantos años, a su compañera, amiga y primer amor.
-AHHH-. Dahyun gritó al ver como el techo comenzaba a caerse.
Eun Woo estaba por llegar a donde se encontraba la mujer, ambos comenzaban a toser debido a la gran cantidad de humo que estaba en la oficina. -Cariño, es muy difícil quitar todo esto, resiste un poco más, casi lo logro.
Dahyun solo se encontraba parada observando las llamas, estaba entrando en una especie de shock, no lograba asimilar todo lo que estaba ocurriendo, las lágrimas cubrían su rostro. El techo comenzaba a caerse.
-¡CUIDADO! - Gritó Eun Woo con su último aliento de vida mientras intentaba proteger a su esposa.
Y así fue, como la joven pareja partió de este mundo, juntos. Porque aquél pacto que realizaron al casarse, jurándose amor eterno permanecería por todos los siglos. Y quedaría una pequeña prueba de ello, su único hijo, Jungkook.
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El infante se encontraba en la puerta principal de su escuela, había estado esperando a sus padres por más de 40 minutos mientras sostenía en su mano un corazón de papel que había realizado para ambos durante la clase de artes, estaba ansioso por entregarles el pequeño regalo. Pero, al sentirse abandonado decidió ir al edificio en donde trabajaban.
Durante el camino se encontró con una piedra, con la cual comenzó a jugar, la pateaba como una pelota, iba muy divertido, perdido en su mundo, hasta que iba a llegar a su destino y alzó la mirada para encontrase con una escena impactante.
El edificio en donde se encontraban sus padres estaba ardiendo en llamas, habían personas llorando y gritando por todos lados, buscando respuestas sobre el estado de sus familiares, Jungkook comenzaba a sentirse desesperado, no supo cómo las palabras habían salido de sus labios pero logró acercarse a conversar con un bombero que se encontraba cerca.
El amable hombre trató de calmar al pequeño, comenzó a preguntar si tenía más familiares para poderlo llevar a casa, sin embargo, solo obtenía lágrimas como respuesta.
-Tranquilo, no llores ¿Cuál es tu nombre?
-M-me llamo Jungkook. ¿Podría decirme en dónde están mis papás? ¿Si salieron del edificio, verdad?
El bombero guardó silencio, seguramente el pequeño estaba hablando de la pareja que estaban tratando de encontrar.
-No te alarmes, estamos haciendo todo lo posible por sacarlos de ahí- Trató de tranquilizarlo.
Unos minutos más tarde llegaron 3 bomberos, informando que la pareja había sido encontrada sin vida. Lograron sacar sus cuerpos, ahora estaban tratando de identificarlos y comunicarse con sus familiares.
-¡NO, POR FAVOR SALVEN A MIS PADRES!- Gritaba el pequeño niño mientras lloraba desconsoladamente, observando el edificio a lo lejos.
Era un caos en esa hermosa tarde, el sol brillaba con gran intensidad, sin embargo; el ambiente en aquél lugar era desgarrador. Fue una gran tragedia, murieron decenas de personas, y Jungkook perdió a los seres que más amaba.
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-¡NO, POR FAVOR, LLÉVEME CON ELLOS!- Jungkook dijo mientras rodaba en su cama, se encontraba lleno de sudor debido a la pesadilla que estaba teniendo. Yiren suspiró, cansada de la misma rutina.
-Jungkook. -Lo movió-. Estás teniendo una pesadilla de nuevo, ¿puedes guardar silencio? o mejor ve a dormir a la sala.
El chico abrió los ojos. -Perdón, estos últimos días no he dormido bien, pero yo... creí que esta noche no pasaría lo mismo p-porque estás aquí y eso me hace sentir más tranquilo.
-Ajá- Respondió la castaña rodando los ojos. -Entonces intentemos dormir, estoy muy cansada, si vuelve a ocurrir lo mismo ten por seguro que tendrás que quedarte en la sala.
-¿Por qué no eres tan comprensiva como antes? ¿Qué fue lo que hice para que hayas cambiado tanto conmigo?
-¿En serio vamos a discutir otra vez sobre este tema? Ya lo hemos hablado mil veces.
-Sí, pero Yiren siempre terminamos peleando, bien sabes que nuestra relación se está yendo al carajo, y no pones nada de tu parte para salvarla.
-La chica río-. ¿Es en serio que ahora me quieres poner como la mala? Jungkook, tú eres el que debería estar avergonzado, desde que empezaste a adquirir fama ya no tienes tiempo para mi, te la pasas todos los días grabando, en conciertos o en entrevistas, me has descuidado muchísimo.
-Es mi trabajo y sabes que lo amo, además, tú también disfrutas la fama. Muchas veces me has dicho que amas ser la envidia de tantas mujeres. -Jungkook suspiró-. Llevamos una buena vida y podemos disfrutar de los lujos con los que siempre soñaste, también sabes perfectamente que te pongo como prioridad en mis espacios libres, ¿Qué más necesitas?
-Nada, ya me cansé de discutir, sabes que te amo cariño, es de madrugada ¿podrías dejar de hacer dramas? necesitas descansar.-Dijo con frialdad.
-Ojalá demostraras ese amor que dices sentir, parece que solo sigues conmigo por lástima.
-Claro que lo demuestro.
-Tu forma de demostrarlo me hace sentir vacío.
Yiren le dio un abrazo a Jungkook. - Perdóname, te prometo que haré lo posible para que nuestra relación sea mejor.
Jungkook solo asintió, no sabía en que momento su noviazgo había tomado este rumbo, la paz que le transmitía aquella chica había desaparecido, ahora solo existía inseguridad y cierto temor.
Yiren había estado con él desde que sus padres fallecieron, había sido su mejor amiga y su más grande apoyo. Jungkook estuvo mucho tiempo en depresión, no quería ver a nadie, excepto a esa hermosa niña de ojos bonitos.
Era muy difícil para él hacer amigos, o socializar, su vida había dado un giro muy drástico. Y gracias a ella pudo salir adelante.
Después de años de amistad, Jungkook sentía la necesidad de estar todo el tiempo con ella, pasar tiempo con ella lo hacía sentir pleno, y con mucha más seguridad. Entonces, decidió empezar una relación, todo era maravilloso, Yiren era muy atenta, y le demostraba todo su cariño. Para Jungkook, su novia era lo mejor que le había pasado, no podía pensar en alguien más porque con ella lo tenía todo.
En la mañana el pelinegro despertó pero no encontró a Yiren durmiendo a su lado, así que se apresuró a buscarla, nunca se imaginó que se la encontraría en la cocina hablando muy cariñosamente por teléfono.
-Así es bebé, Jungkook se va mañana a Los Ángeles, tiene que dar una entrevista o algo así, no llegará por lo menos en una semana, puedes quedarte a dormir conmigo. -La castaña sonreía con malicia y a Jungkook le dolió el corazón.
-Mmmh, no sabes cuanto te extraño, me haces falta.-Continuaba hablando de manera coqueta.
El pelinegro simplemente se quedó escuchando, discutiendo consigo mismo si enfrentar o no a Yiren, él sabía perfectamente que su relación no estaba nada bien, y se temía que su novia al ser descubierta decidiera finalmente abandonarlo.
Capítulo inspirado en Smoke and Fire de Sabrina Carpenter.