Nos despertó unos golpes en la puerta, era Ceci, Albert y yo estábamos desnudos y la nena con un pijama de ranita, muy hermosa, como el amor de mi vida, Ceci entro y nos vio desnudos, lo único que nos salvaba era la sabana que nos cubría.
-Por dios, tenéis una niña al lado! Me lo hubierais dicho y me la hubiera llevado... indecentes. -Albert y yo nos miramos y soltamos una carcajada, si Ceci supiera que por culpa de su hermosa sobrina no pudimos ir a más... quizás no era el momento, o si, pero solo se que nos interrumpió, saco a la nena de ahí y sentí unas manos rodeando mi cuerpo.
-Podíamos arreglar el problema que nos dejamos ayer... no? -me susurraba Albert al oído.
-Primero hay que desayunar. -dije con la respiración agitada al sentir su voz tan cerca.
-Y luego el postre? -me decía con un tono pícaro.
-Que yo sepa, en el desayuno no hay postre...
-Pues pongo esa normal a partir de hoy -dijo Albert eso hizo que sonriera y me robara un beso. Nos vestimos, y bajamos al comedor, Make estaba tomando un café con magdalenas, me daba tanta ternura, como era, como actuaba, le veía como mi padre, le extraño tanto... Make se levantó rápido al ver a Albert.
-Por dios, siéntate Make, come tranquilamente... -le dije haciendo que me diera una sonrisa.
-Si... eso... -decia su esposa al lado de Make, creo que se quedó sorprendida al ver que Albert me deja ordenar a sus agentes.
-Quiere un café señorita? -me dijo la asistenta de cocina,
-Si, claro, pero espere, si me dice dónde está la cocina puedo hacerlo yo...
-Sientate -dijo Albert.
-Uh... no me des órdenes, ahora si voy a servirme mi café, provecho -dije retando a Albert, el sólo sonrío, y yo detrás de él, me dio un tierno beso, y Ceci hizo un sonido de arcada, la amo tanto, siempre ha sido esa hermana que nunca he tenido...
Después de servirme el café, volví a la mesa y la esposa de Make me hizo una pregunta...
-Cuanto llevan juntos? -me pregunto con una sonrisa dulce.
-Sinceramente, aún no se si estamos, cuanto llevamos o que pasa... -le respondí
-Hombre pues digo yo que siendo la madre de mi hija... -dijo Albert haciendo que Make se atragantara.
-Es... están... em... embarazados? -dijo asustado. Solo me dirigí dándole una carcajada, si, era igual que mi padre.
-No! Esa pequeña... -dije señalando a Hilda. -Albert obtuvo su custodia, así que él es su padre, y me pidieron, ambos, que fuera su madre... adoptiva. -le respondí sonriente.
-Oh Dios hija... digo señora... -dijo sonrojado Make. Le di una tierna sonrisa, me daba ternura que fuera así, era tan agradable...
Después de desayunar ayude a Matilde, la asistente de cocina, a recoger un poco las tazas y platos del desayuno, ella no paraba de decirme que no hacía falta, pero la ignore dándole una sonrisa y ayudándola. Al terminar me despedí y me agradeció. Subí al cuarto de Albert y no estaba, ni él ni la niña, fui al cuarto de Ceci y tampoco estaba, mire por toda la casa, no estaban, hasta que fui al jardín, donde ese día maté a ese cerdo, me quede paralizada mirando los arbustos, parecía que lo estaba viendo, de repente sentí un beso en el cuello, no sabía quién era y le pegué un puñetazo, era Albert...
-Joder, si lo llego a saber antes no te doy ningún beso... -decia pasándose la mano por la mejilla roja.
-Lo siento cariño, estaba pensando en... nada déjalo. -le dije
-No pienses en eso, te amo, vamos a ver a las niñas...
-Niñas?
-Si... Cecilia es igual que una niña, o incluso peor -dijo riendo
-Te estoy escuchando... -dijo Ceci matándolo con la mirada. Yo solo me reía y seguía mirando el arbusto, era incapaz de pensar en otra cosa cuando estaba en el jardín... Sentí un gruñido en mis pies, era el cachorro.
-Amor! -dije gritando a Albert que estaba en la piscina.
-Si?
-Como se llama? -dije señalando a él cachorro
-Buck -le sonreí y volví con Buck...
-Hola Buck, gracias por salvarme la otra vez -le decía al cachorro, él movía la cola y sacaba la lengua. -Sabes? Le amo mucho, a Albert, pero no se si lo estoy haciendo bien... -el seguía moviendo la cola y sacando la lengua... -No si es que lo que no hago bien es hablar con un perro -el me gruñío. -Vale vale fiera, amigos? -cachorro empezó a ladrar y a subirse encima de mi, Make vino hacia la hamaca en la que estaba.
-Sabes? No le suelen caer bien las personas, a Albert le costó mucho hacerse con su cariño, y aun así no lo consiguió -decia mientras miraba al césped -siento que debo protegerla señorita, la veo como mi propia hija... -decia aún con la mirada en el césped.
-Llámame Michelle o Mi -le dije sonriéndole, y él subió la mirada, me abrazo, sollozaba...
-Lamento no poder haber hecho nada ese día, si le hubiera pasado algo me daría mucha lástima. -Le devolvi el abrazo mientras sonreía, no quería dejar de abrazarle, era mi padre, pero en otro país, lo percibía así. Llego Albert tosiendo para que nos apartáramos.
-Se... señor. Perdón -decia agachando la cabeza.
-Perdón? Acaso está prohibido darse abrazos? Ven aquí grandullón -Le dije a Make mientras le abrazaba de nuevo. Me sonrío y fue a ver como estaba Hilda.
-Mucho cariño veo yo... -decia Albert
-No empieces, le veo como mi padre, y él como su hija, no sabes lo bonito que es abrazar a alguien y sentir que es tu padre.
-Cierto... -dejó un pequeño beso en mis labios mientras se iba al interior de la casa. Salí detrás de él corriendo.
-Todo bien? -le pregunte
-Si -dijo seco y borde.
-No no está bien que te pasa
-Pues que me jode ver como abrazas a otros hombres que no sea yo.
-Me estas diciendo que te jode que abrace a un hombre de 50 años que me recuerda a mi padre? Medícate lo tuyo ya se pasa de los límites.
-Prefiero ser así, así el día que te vayas con otro no me sorprenderé.
-Eres idiota porque piensas eso...
-Acaso no crees como vi que el camarero te sonreía y tú le devolvías la sonrisa?
-EDUCACIÓN! Eso se llama educación!
-No era educación, te estabas protitu...-no le deje terminar, le solté una bofetada.
-Cambia tu actitud, o la próxima vez que me veas será en una simple foto, porque me iré.
-Como sea... -Subió los escalones.
"Como sea"
Esas palabras, dos palabras, que me mataron, ¿acaso no le importaba perderme? ¿Por que es así? ¿Tan celoso es? Joder, es un señor de 50 años, mi padre, eso es lo que siento por el, amor de padre e hija, pero eso Albert nunca lo va a entender, sus celos no lo dejarán.
Hilda salió de la piscina en brazos de Make.
-Mami, vamos a comer algo? -me decía mientras Make me la pasaba a mis brazos.
-Si amor, por cierto, Make, espera, no le hagas ni caso a este idiota.
-Gracias señora... perdón... Mi -le sonreí y me devolvió la sonrisa yéndose.
-Mi? Ahora te llama así? -Bajo Albert
-No empieces vale? Por favor...
-No tengo nada que empezar, solo me queda acabar, esto que tengamos, que tú misma ni lo sabes, está acabado. -me dijo cogiendo a la niña de mis brazos y dejándome paralizada, pensé que sería mejor alejarnos, pero no es así, cogí mis maletas, lo recogí todo, Ceci también, y nos dirigimos al coche de Make que nos llevaría al aeropuerto, no sin antes despedirnos, yo principalmente me despedí con lágrimas en los ojos de Hilda, esa nena que sentía como mi hija, que la amaba como a nadie, no se que pasaría con ella, ni con su hermano, o su padre, o como quiera llamarse, el amor de mi vida y yo nos separaríamos, supongo que no siempre acaban juntos... puede ser que eso solo pase en la películas, solo se que ahora siento un dolor muy profundo por separarme de la que llamaba hija, y de la persona que me hizo sentir amor por primera vez... seguí despidiéndome de Matilde, la que me abrazo como si no hubiera un mañana, la esposa de Make, me dio un ligero beso en el cabello
-Siempre nos tendrás a mi y a mi esposo como tus padres, vuelve cuando quieras chiquita. -Me dijo eso, sentí que por fin, podía llorar en paz, esos brazos, tan cálidos como los de mi madre, sollocé, quería gritar, pero no podía, no tenía voz, no sentía nada, el amor de mi vida me dejaba ir... por último me faltaba Albert le miré, me miro, decidí no despedirme de él, sería doloroso...
-No te despedirás de mi? -decia Albert
-No crees que será doloroso? -le decía con un nudo en la garganta, que no me dejaba respirar.
-Doloroso es ver como tienes que echar al amor de tu vida para que no le pase nada. -decia Albert mientras le caía una lágrima, se dio la vuelta y subió las escaleras, le deje, subiendo las escaleras, estaba entrando al coche, cuando una voz reconocida me paró.
-Mami! No te vayas mami! No me abandones como la otra mami! -me decía corriendo y llorando, no pude evitar romper en llanto, mi nena no podía revivir ese momento, había sufrido mucho, la abrace, lloré, lloré como nunca antes, sentía que en cualquier momento me desmayaría de tantas lágrimas que derramaba, y en ese momento. Un beso paró mi corazón, lo necesitaba, beso lleno de pasión, de amor, de dolor, de corazón, ese beso que te hace olvidar de todo.
-Perdon -decia Albert llorando. -no puedo permitir que te pase algo, olvídate de mi, se feliz, sin mi lo serás -solté a la nena que la cogió Ceci y la llevo al interior.
-Sin ti, me pides que sea feliz ¿sin ti? No entiendes nada Albert, sin ti ahora mismo estoy vacía.
-No me hagas esto, no te quedes, no quiero ver como te hacen daño. -decía llorando
-Lo siento, no me voy a ir. No puedo, me haría más daño yo, sin tus besos, sin tus caricias, sin tu sonrisa, sin tus manos, sin las duchas juntos, no me lo hagas a mi, no me mates tu, porfavor...
-Te amo, niñata
-Te amo, garrulo
Nos besamos, sentía todo, en un momento lo volví a sentir todo, la respiración, mi corazón, la sangre, mi estómago, todo. Sin él estaría vacía. Nos separamos y recogí las cosas, las mías y las de Ceci, entré en el cuarto de Ceci a posar sus cosas. Estaba allí, me miro, extrañada...
-Que se supone que haces? -la mire sonriente,
-Vuelvo a estar viva, vuelvo a sentirme yo. -me abrazó, ningún hombre que se acercaba a mi, le caía bien, ninguno, pero con Albert... estaba feliz por mi, y yo estaba feliz porque encontré al hombre de mi vida.
Abrace a Make que estaba en el recibidor, más sonriente que nunca, me devolvió el abrazo,
-Me quedo, nos quedamos.
-Me alegro mucho hijita... perdón... -se paso las manos por la cara.
-No importa me alegra saber que tengo un buen padre cerca de mi. -sonreí y él hizo lo mismo, vi a su esposa al otro lado de él sonriendo.
-Y a una madre -la abrace y me beso el cabello, por fin, por fin lo tenía todo, mi hermana mejor amiga, mi hija, mi... Albert, y unos padres, cerca de mi.
Bajo Albert con una sonrisa en la cara.
-Ahora soy tu suegro... -dijo Make abrazando a Albert... Albert solo se dirigió a él con una sonrisa. Parecía que todo volvía a la calma, parecía...