Me acerco despacio al espejo y con un poco de miedo levanto la blusa que llevo puesta. Hace unos días cumplí mi segundo mes de embarazo y ya se empieza a notar. Tengo el vientre hinchado más o menos como cuando me lleno de comida basura.
En el calendario de mi habitación puedo ver claramente que ya estamos en octubre. El día 9 está subrayado en rojo y hay una nota pegada que dice: Viaje a Denver.
Hoy es el día.
En unas horas voy a tomar un vuelo hacia Denver. Allí me reuniré con James y lo acompañare a la boda de su madre. No me he echado a atrás, si le dije que le acompañaría lo voy a hacer. Además, es mi oportunidad de contarle que estamos esperando un bebé.
Necesito saber su opinión antes de tomar una decisión.
Doblo cuidadosamente el vestido que he elegido para la boda, para que no se me arrugue en el viaje, y meto las últimas prendas que me quedaban en la maleta. Llevo sobre todo ropa holgada, para poder disimular un poco mi barriga hasta que pueda darle la noticia. Tras meter mi neceser con maquillaje y la bolsa con mis cosas de aseo, cierro la maleta.
Antes de marcharme, me acerco a la habitación de Kalie. Está mañana hemos aprovechado para limpiar todo el piso y no sé si estará despierta o no.
Llamo a la puerta dos veces y escucho su voz tras ella. Al abrir la puerta me encuentro con ella, está en la cama y tiene el ordenador sobre las piernas.
—¿Te vas ya?
Asiento y Kalie se levanta a darme un abrazo.
—Mándame un mensaje cuando llegues, ¿vale? Si necesitas algo no dudes en llamarme, sobre todo para contármelo todo. Quiero todos los detalles.
—No lo dudes.
El taxi me está esperando en la puerta cuando salgo a la calle.
—Al aeropuerto, por favor.
El taxista asiente y pone la dirección en el GPS. El trayecto se hace corto, pero no tanto como el vuelo. En cuanto subo al avión, me pongo los auriculares y me quedo dormida al instante.
—Señorita —Siento como alguien zarandea mi hombro y abro los ojos asustada—. Lo siento por despertarla, pero ya hemos llegado.
Le muestro una sonrisa a modo de agradecimiento a la azafata y me quito el cinturón. El avión está vacío y solo quedo yo en el interior. Bajo las escaleras hasta la pista y entro directamente en el aeropuerto. Espero a que en la cinta trasportadora aparezca mi maleta y me dirijo a la sala de espera.
Leo varias veces su mensaje con el corazón acelerado y por un momento me arrepiento de haber aceptado. Quiero estar con él en un acontecimiento tan importante, pero, ¿realmente estoy preparada para verle?
No hay mucha gente en la sala de espera cuando llego. Han pasado cuatro horas desde que cogí el vuelo en Boston y prácticamente ya se ha hecho de noche.
Busco a James con la mirada y me quedo paralizada cuando lo veo. Él también me ha visto y se acerca a mí, a gran velocidad. Cuando está a penas unos centímetros de mí, extiende los brazos para darme un abrazo, pero se detiene en cuanto se da cuenta de lo que está haciendo.
—Lo siento —Se lleva la mano al pelo y comienza a revolvérselo nervioso.
—No pasa nada, está bien.
Sorprendiéndome a mí misma, soy yo la que me acerco y le doy un abrazo, acortando la distancia que nos separa. Lo he echado tanto de menos, que me da igual todo, necesitaba tanto un abrazo suyo.
James reacciona y rodea mi cuerpo con sus brazos. Siento su aliento en el cuello y no puedo evitar estremecerme. No ha pasado tanto tiempo desde la última vez que dejó una pequeña marca en él.
—He pillado dos habitaciones en un motel que está cerca de aquí, pero si te apetece antes podríamos ir a cenar. ¿Tienes hambre?
—Muchísima —Últimamente tengo hambre a todas horas y estoy comiendo más de lo que estoy acostumbrada.
James se ríe ante mi comentario y me arrebata la maleta para llevarla él.
—He alquilado un coche —Me dice de camino al aparcamiento.
Nos paramos frente a un coche plateado, abre el maletero y no tiene que hacer mucho esfuerzo para dejar mi maleta.
James se fija en que estoy quieta, como si me diera miedo hacer cualquier movimiento, y se acerca a mí. Abre la puerta del copiloto y me ayuda a subir al coche. Se sienta en el asiento del conductor, arranca el motor y salimos del aparcamiento.
No sé a dónde vamos, pero me fio de él, James ha sido mi pareja de viaje en muchas ocasiones. Se sacó el carnet de conducir a los 16 y desde entonces no se ha bajado de su coche.
—¿A dónde vamos? —Le pregunto por curiosidad.
—Vamos a por pizza, ¿te apetece?
—Me conoces muy bien —digo, con cierta tristeza.
A pesar de habernos llevado como el perro y el gato desde siempre, nos conocemos tanto el uno al otro que hasta me sorprende.
James detiene el coche en una pizzería que se encuentra cerca del aeropuerto. Nos sentamos en una mesa, con dos sofás, y rápidamente cojo la carta para ver que me puedo pedir.
—Veo que tienes mucha hambre —dice, soltando una breve carcajada.
La camarera se acerca a nuestra mesa y anota nuestro pedido antes de marcharse, una pizza mediana para compartir, patatas y dos refrescos.
—Por cierto... No sé mucho del tema, pero, ¿no deberías estar en la cena de ensayo con tu madre?
James niega rápidamente con la cabeza y se deja caer en el sofá. La camisa que lleva puesta le queda genial, se ajusta perfectamente a sus brazos, los cuales están más ejercitados que la última vez que le vi. Lleva también unos vaqueros ajustados negros y reconozco rápidamente sus botas favoritas.
—No he querido ir, prefiero estar contigo.
Las manos comienzan a temblarme y sin que se dé cuenta las escondo debajo de la mesa. Sus palabras todavía tienen un efecto sorprendente en mí. No sé qué responderle, así que desvío mi mirada a la camarera, que se acerca a nosotros con la pizza en las manos, y cenamos en un silencio bastante incómodo.
James abre la boca varias veces para hablar, pero en cuanto nuestras miradas se encuentran decide no hacerlo.
—Estaba buenísima —digo, relamiéndome los labios y mirando el plato que hemos dejado completamente vacío.
—Había pensado que al salir de aquí podíamos ir a un club a tomar algo.
Su plan me pilla totalmente por sorpresa.
Debería haberme avisado antes de que tenía planeado que fuéramos a un club porque no sabía nada y seguramente me hubiera arreglado más.
—Dame las llaves del coche —Le digo a la vez que tiendo mi mano delante de él para que me las dé.
James duda un momento y se lleva la mano al bolsillo.
—Prométeme que no te marcharas sin mí.
—James, no seas tonto, sabes que no sé conducir.
Ahora, más confiado, me da las llaves.
Salgo de la pizzería, abro el maletero y mi maleta a una velocidad sorprendente. Saco un vestido de fiesta plateado y los tacones que tenía pensado ponerme mañana.
Entro directamente en el baño del local y me cambio la ropa. Del neceser saco mi maquillaje y comienzo por los ojos, donde me echo sombra plateada. Desciendo a mis mejillas y me pongo un poco de colorete. Por último, cojo el primer pintalabios oscuro que veo y reviso que todo esté perfecto para irnos.
Me reúno con James en la mesa y disfruto de cómo pasa su mirada por mi cuerpo.
—Vaya... —Traga saliva y se levanta de un salto—. Estás guapísima.
—Lo sé —le respondo.
Le sigo hasta el coche y dejo que sea él que decida a que club ir.
¡Hola!
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Por fin se han reencontrado, 😍😍😍
Os aviso que el próximo capítulo se pondrá muy 🥵🥵🥵, eso sí que será un reencuentro en condiciones.
Nos leemos mañana, con un capítulo extra.
Con cariño, Alice♥