Frey (Darks #2)

Von Ariana_Godoy

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Tercer libro en la Saga Darks (2021) Portada: BetiBup33 design studio. Mehr

0 Intro
II. ZWEI
III. DREI
IV. VIER
V. FÜNF
VI. SECHS
VII. SIEBEN
VIII. ACHT
IX. NEUN
X. ZEHN
XI. ELF
XII. Zwölf
XIII. DREIZEHN
XIV. VIERZEHN
XV. Fünfzehn
XVI. SECHZEHN
17. SIEBZEHN
XVIII. ACHTZEHN
XIX. NEUNZEHN

I. E I N S

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Von Ariana_Godoy

1. EINS

INSTITUCIÓN P.R.E.Y

ZONA COMÚN

MAREN

Lo quiero. Lo quiero. Lo quiero.

Lo quiero. Lo quiero. Lo quiero.

Lo quiero. Lo quiero. Lo quiero.

Lo qui-

La punta del lápiz se quebró, y Maren tuvo que parar. Ella ojeó el lápiz mientras lo levantaba, curiosa.

—Bájalo —ordenó de inmediato el enfermero.

Una sonrisa pícara se dibujó en su rostro.

—Se ha roto, como él.

El enfermero se lo quito de las manos sin ninguna gentileza y fue por otro a la mesa de la esquina del gran salón mientras ella se quedaba viendo sus palabras: Lo quiero. Querer cosas no estaba mal, el problema con Maren era que cuando ella quería algo, se obsesionaba y lo obtenía por cualquier medio. Y ahí la razón por la que terminó recluida en P.R.E.Y. Un centro de rehabilitación experimental, sus siglas reflejando su misión:

Protegernos

Rehabilitarnos

Escucharnos

Y liberarnos.

Maren bufó y el enfermero volvió. Él le entregó otro lápiz perfectamente afilado, una jugada bastante atrevida, pero Maren nunca se había hecho daño así misma o había intentado herir a alguien mas dentro de la institución así que el enfermero estaba más flexible con ella. Además, él era su sombra. Ella nunca estaba sola, si intentaba algo, él siempre estaría ahí para detenerlo antes de que pasará a mayores.

Maren estaba aburrida, no podía hacer nada con ese enfermero de semblante aburrido observándola a toda hora. Ella sabía que su nombre era Neal, otros enfermeros a veces cometían el error de llamarlo por su nombre delante de Maren. Neal no era de muchas palabras, su cabello ya estaba un poco gris a lo lados de su cabeza y las arrugas ya le cubrían algunas partes del rostro con intensidad. Neal tenía alrededor de 50 años, sin embargo, estaba en forma. Maren lo había visto derribar pacientes inestables de la mitad de su edad.

Como lo había derribado a él.

Él había perdido el control delante de todos y Maren lo había disfrutado como nadie. Ella sonrió, dejó de escribir y se quedo viendo sus palabras.

—Obsesionarte con alguien fue la razón que te trajo aquí —dijo Neal al leer lo que ella había escrito—. No cometas el mismo error.

—No estoy obsesionada.

—¿De verdad? —Neal alzó una ceja.

Maren apartó la mirada y en ese momento un trueno resonó, estremeciendo todo el salón de la zona común. Maren giró la mitad de su cuerpo hacia la ventana y vio como las gruesas gotas de lluvia comenzaban a estamparse contra el vidrio, deslizándose con lentitud y luego con una rapidez que cubrió todo en segundos.

Paremos, no tenemos que hacer esto...

Esas palabras hicieron eco en su cabeza con su propia voz. Si tan solo hubiera sido escuchada, quizás las cosas no hubieran terminado tan mal. Ella no hubiera terminado en este lugar, sola.

Y entonces, escuchó pasos lentos y luego lo sintió, justo ahí a su lado, pero no era Neal. En el reflejo de la ventana lo vio pararse a su lado sin decir nada. Ese cabello negro, corto, pegado a su cabeza le hacía ver más adulto de lo que en realidad era. Su piel morena contrastaba contra el azul oscuro del uniforme de P.R.E.Y. La manga de la camisa apenas cubría el tatuaje de una serpiente que lucia enroscada alrededor de su brazo izquierdo.

—¿Has disfrutado el espectáculo?

Maren sacudió su cabeza, sonriendo. Por supuesto que él había tenido que ver con eso, se sintió estúpida por no darse cuenta antes.

—Te he dicho que dejes de hacer cosas por mí.

Él se rio por lo bajo y echó un vistazo por encima de su nombro hacia Neal quien los observaba con intensidad desde una distancia demasiado cercana para su gusto.

—No lo he hecho por ti.

Maren se giró y levantó la mirada para verlo ya que ella permanecía en su silla. En sus ojos estaba esa oscuridad absoluta con la que Maren ya se había familiarizado.

Rai.

Él era otro paciente como ella, uno que parecía demasiado interesado en todo lo que ella hacía.

—Entonces, ¿por qué lo molestas?

—Porque me aburro aquí. —Rai se inclinó hacia ella para susurrar—. Porque sé que hay algo detrás de todo esto que no me estás contando, Maren.

—Distancia. —Les recordó Neal y Rai se enderezó.

Maren volvió la vista a la ventana.

—No hay nada detrás de esto.

—Claro, algo pasó entre ustedes y no puedo descifrar que fue.

Eso la hizo bufar y sonreír de nuevo antes de hablar:

—Quizás fuimos novios y me rompió el corazón.

Rai se tensó.

—No creo que sea algo tan básico.

Maren se lamió los labios.

—Quizás follamos, no me llamó al otro día, y por eso no puedo superarlo.

—Maren. —La advertencia en el tono de Rai era clara. No le gustaba cuando ella hablaba de esa forma con relación a otros chicos. A ella le parecía irónico que estuviera encerrada aquí por sus tendencias obsesivas, y Rai fuera el que parecía estar obsesionado con ella.

—Pensé que pasarías más tiempo en aislamiento.

Rai suspiró.

—No lo toqué, solo le dije unas cuantas cosas. Creo que es muy fácil detonarlo cuando sabes que decir.

Maren arrugó las cejas.

—¿Qué le dijiste?

—Te lo diría si me dices, ¿qué es lo que pasa entre ustedes?

Silencio. Rai continuó.

—Ojalá pudieras confiar en mí, Maren, puedo ser un excelente aliado.

—¿A cambio de qué?

—¿Qué?

—No serías mi aliado por gusto, debe haber algo que quieres.

Maren lo miró y se quedaron viéndose a los ojos con una intensidad que se podía sentir en el aire.

—Tú sabes lo que quiero, Maren.

Sí, ella lo sabía, estaba claro. Rai nunca había sido discreto respecto a su interés en ella.

—No necesito tu ayuda.

Rai asintió.

—Por ahora.

Maren volteó los ojos.

—Ni ahora ni nunca.

—No estés tan segura de eso, Maren.

Y con eso se dio la media vuelta y se fue. Maren dejó salir una larga bocanada de aire. Ella tenía un mal presentimiento sobre esto. Ella estaba segura que todo se iría a la mierda muy pronto, sabía que las probabilidades de que sobreviviera era muy pocas, sin embargo, no se rendiría sin pelear.

#

FREY

Frey Stein no era un chico de muchas palabras.

El silencio le brindaba paz, estabilidad y mucha tranquilidad. También le ayudaba a organizar sus pensamientos y observar a los demás para comprender muchos comportamientos y expresiones faciales que a veces no entendía a la primera. Así que, ahí estaba sentado frente a su terapeuta, silencioso, con la mirada fijada en la pecera a un lado de ellos. Los colores de los peces eran tan brillantes, mientras nadaban y se movían por el agua cristalina.

Le habían hecho venir después de que tuviera una crisis. Frey tenia los puños apretados sobre su regazo, aún tenso por lo que había pasado.

—¿Qué fue lo que pasó, Frey? ¿Qué detonó tu crisis?

Frey apretó la mandíbula, recordando escasamente como se había abalanzado sobre Rai, y había alcanzado a darle un puñetazo en la cara antes de que los enfermeros lo agarraran. Frey se zafó y fue por Rai de nuevo quien yacía en el suelo con una sonrisa en su rostro. Una sonrisa que a Frey le tomó unos segundos entender porque acababa de golpearlo con fuerza, debería tener una expresión adolorida, no de alegría. En su mente, Frey había buscado en ese poster de emociones que había memorizado desde pequeño y lo confirmó: La expresión de Rai era satisfacción, no de dolor o tristeza y eso lo enfureció aún más.

—Frey.

La voz de la Dra. Tyson, su terapeuta, llamó su atención, pero él mantuvo la mirada en los peces mientras seguía dándole vueltas a lo que había pasado.

—¿Qué es lo que pasa entre tú y Rai? ¿Te está molestando? Es el tercer incidente entre ustedes.

Silencio.

La Dra. Tyson suspiró. Sacarle palabras a este chico era una tarea casi imposible.

—Frey, no puedo ayudarte si no me dices que pasa.

—No necesito su ayuda. —Esa voz fría siempre sorprendía a la Dra. Tyson sin importar cuantas veces la oyera.

—Frey, si no nos dices que pasa, vas a terminar en aislamiento. He hecho mi mayor esfuerzo por no enviarte nunca ahí, pero mis colegas ya están cuestionándolo. Esto ha pasado tres veces ya y no estás hablando conmigo.

De nuevo, nada. La Dra. Tyson volvió a suspirar y Frey pensó que ya todo había terminado hasta que ella la mencionó.

—Maren.

La tensión fue clara en los hombros de Frey mientras hacia una mueca con la boca. Finalmente, su mirada abandonó a la colorida pecera y enderezó su rostro para mirar a la Dra. Tyson, él mantuvo sus ojos sobre el cuello de ella y en un dije plateado que descansaba sobre su clavícula.

—Tuviste un problema con ella el primer día que entraste aquí y tampoco me has contado nada al respecto. Cada vez que la menciono—

—No hable de ella.

—¿Por qué?

Frey recordaba ese día con claridad, con exactitud. Recordaba como le había latido el corazón desbocado al caminar por ese largo pasillo de habitaciones, no había más que un bombillo blanco de poca iluminación que parpadeaba de vez en cuando y al final estaba ella: Maren. Ella estaba muy quieta, en una bata blanca que le llegaba a las rodillas y su cabello recogido, solo observándolo acercarse cada vez más. Frey pensó que ella se daría la vuelta y se alejaría, pero Maren mantuvo su cara en alto, casi retándolo.

Frey no había dudado.

En el momento en el que ella estuvo a su alcance, él estiró la mano y la enroscó alrededor de su cuello para estamparla contra la pared. Maren soltó un quejido de dolor y Frey apretó su agarre. Con su mano libre, él tiró de la manga de la bata para bajarla y exponer el hombro de Maren.

Ahí estaba. Él lo había confirmado.

Maren no había luchado, pero eso cambió en un segundo. Ella tomó ventaja de la distracción de su hombro y usó su puño para darle un golpe certero en el estómago, dejándolo sin aire. Él retrocedió y se inclinó hacia delante sosteniendo su abdomen, jadeando por aire. Maren tosió con desespero y aprovechó para agarrarlo del pelo y levantar su rodilla para estrellarla contra su cara. El crujido de la nariz de Frey fue aterrador y el dolor se extendió por todo su rostro, palpitando. Sin embargo, él se incorporó, la sangre brotando de su nariz y bajando por sus labios y arremetió contra Maren, estampándola contra la pared de nuevo.

Sus rostros quedaron a centímetros de distancia. Y fue en ese momento que Frey notó la punta de algo afilado contra su cuello, el cabello de Maren antes recogido ahora caía alrededor de su rostro. Lo que sea que ella estaba presionando contra él, había estado antes en su cabello. Los hombros de Frey subían y bajaban con rapidez mientras la miraba, por supuesto que ella sabía defenderse.

Maren no era frágil, ella sabía pelear, pero eso no se interpondría en su camino.

—¡Ustedes dos! ¡Sepárense! ¡Ahora!

Los enfermeros llegaron rápidamente, todo había pasado en segundos. Maren levantó su mentón y le susurró:

—Ich habe keine Angst vor dir, Frey.

No te tengo miedo, Frey.

Frey luchó contra el impulso de volver a atacarla.

—Du sollst.

Deberías. 

Él dio un paso atrás en el momento exacto en el que dos enfermeros lo agarraron de los brazos, y otro tomaba a Maren.

Frey dejó ese recuerdo y volvió a la conversación con la Dra. Tyson quien esperaba con paciencia alguna palabra, alguna reacción por parte de Frey así que el chico suspiró porque sabía que debía desviar todo esto, tenía que mentir. En su memoria buscó esas series románticas que a veces veía con Kaia los fines de semana y repitió una línea exacta de un personaje que estaba tratando de explicar una situación con una chica.

—Estoy resentido porque ella me rompió el corazón y me impactó verla de nuevo. —Frey mintió con tranquilidad—. No volverá a pasar.

—Fue una reacción bastante violenta para solo ser algo de exnovios, Frey.

—No puedo controlar mis impulsos, lo sabe, por eso estoy aquí.

—De acuerdo, tenemos que trabajar en eso.

Frey asintió y bajó la mirada a su muñeca donde tenia un rasguño que ya casi había sanado por completo, Maren se lo había hecho en el forcejeo. Aún no entendía porque ella no le había dicho nada a nadie más el día del ataque.

Ich habe keine Angst vor dir, Frey.

La esquina de sus labios se curvó hacia arriba en el atisbo de una mínima sonrisa. Maren estaba cometiendo un error al pensar que podía con él, que saldría ilesa de esto. Quizás ella quería... ¿cómo lo llamaba Heist? Un Katz-und-Maus-Spiel.

Un juego de gato y ratón.

Y Frey estaba más que listo, era un Stein después de todo. 


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Nota de la autora: Darkies, wenas, wenas, empezamos fuerte jajaja con golpiza y todo. Apenas es el capitulo uno y ya se oscurecieron las aguas. Yo en la pelea animando: DALE CON LA SILLA. 

A chismear, ¿Qué pensamos de Maren? ¿De Rai? 

Y por supuesto, ¿De Frey?

Yo ando bien feliz porque como saben anunciamos que tendremos película de A través de mi ventana en Netflix AHHH y nuestro arrogante Heist sale en papel en 11 días, omg! El 6 de mayo será un día de celebración Darks. :D

Por aquí les dejo un trailer hecho por Leisy que siempre hace maravillas :D

Muakatela, 

Ariana Stein. 


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