Cuatro Momentos (Drummond #3)

Galing kay Gaby_SWSD

69.7K 10.4K 827

Un mal inicio... Weston Drummond es el cuarto hijo de lord Wulfric Drummond, regente de Savoir, quien después... Higit pa

Nota introductoria
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Epílogo
Nota Final

Capítulo 38

1.2K 200 27
Galing kay Gaby_SWSD

Laraine abrió los ojos lentamente y se sorprendió al notar que luz se filtraba por los resquicios de la ventana. ¿Cómo era posible? ¿Se había quedado dormida hasta avanzado el amanecer? No, eso no le había pasado nunca. ¿Estaría enferma? –elevó la mano hasta su frente y la tocó. No parecía tener fiebre. Aunque se sentía excepcionalmente abrigada.

De pronto todo se aclaró. La noche pasada. Wes... él seguía a su lado. Tragó con fuerza. Era ella la que seguía ahí, en su habitación. ¿Debería irse? ¡Sí! Pero... ¿y si lo despertaba? ¡No! O quizá debería hacerlo. ¿Y si él no se encontraba bien? ¿Y si...?

–Lara, ¿qué inquietudes ocupan tu mente aun cuando has abierto los ojos hace solo unos segundos? –inquirió Wes. Ella buscó su rostro y lo encontró sonriendo–. Sí, supe el momento exacto en que despertaste porque he estado mirándote dormir –explicó a la pregunta reflejada en su mirada–. Es difícil tener ese privilegio.

–Debería irme. Debería estar en mi habitación. No, en realidad debería estar en la mesa del desayuno. ¿O en el pueblo? ¿En el...?

–Lara –cortó Wes con una nota de diversión–. Estás exactamente donde deberías estar. En los brazos de tu esposo –la acercó hacia él–. ¿Quieres desayunar? Probablemente aún debe estar caliente lo que nos han servido.

–¡¿Alguien ha entrado a tu habitación y no lo he sentido?! –Laraine soltó, alarmada e incrédula–. ¡Podrían habernos atacado, apenas han sido días desde que...!

–Lara –volvió a interrumpir–. Yo lo he notado. Garrett está cerca y nadie ha mirado hacia aquí. Estás segura. A salvo. Ahora, ¿me puedes entregar un día de tu ocupada vida como regente de Nox? ¿Un día en el que solo seas mi esposa y yo sea tu esposo?

–Wes, hay tanto...

–Sí, pero el trabajo nunca terminará, Lara. Solo te pido un día. Permíteme que te abrace, te sostenga y te ayude a respirar profundamente por un día. Sin preocupaciones ni sobresaltos. Un día para ti.

–No –Lara sonrió levemente cuando Wes frunció el ceño–. Un día para nosotros.

–Un día para nosotros –repitió Wes.

–De acuerdo. Entonces, ¿empezamos con el desayuno? –ofreció, incorporándose. Aunque antes de alejarse del todo, volvió a recostar su cabeza en el pecho de Wes, escuchó los latidos de su corazón. Cuatro latidos y sonrió. Se alejó de la cama y él la siguió.


***


Wes no tenía nada planeado para el día. Se limitó a observar a Laraine, pensando en lo que más disfrutaba e intentando dárselo todo. Eso sí, evitó que se quedara dentro del Castillo, donde las múltiples obligaciones del día encontrarían su camino para asfixiarla nuevamente. Quería, de a poco, lograr que ella confiara en él lo suficiente como para permitir que la ayudara. Con suerte, en un futuro, sería posible.

El futuro que antes no se había permitido contemplar porque había parecido fútil pensarlo. Antes. Ahora, desde Lara, eso había cambiado. Sonrió y dejó que su mirada se clavara en la espalda de su esposa, quien se encontraba arrojando guijarros al lago, haciéndolos rebotar en el agua y cada vez que lograba que la pequeña piedra diera tres saltos, parecía cerrar los labios con fuerza, intentando reprimir una sonrisa o quizá un gritito de alegría.

Su Laraine era adorable. Tan cálida. ¿Cómo es que nadie más lo notaba? Era preciosa.

–Podría intentar verse menos... –Garrett hizo un gesto con la mano– así –terminó, sin encontrar las palabras para explicarse. Pero sabía que Wes lo había entendido.

–La amo –reconoció con sencillez. No necesitó mirar para saber que Garrett había puesto en blanco los ojos–. ¿Qué? ¿Acaso vas a decir que no te has sentido así antes?

–Sabe bien que...

–Me refiero a algo... adulto, Garrett. No al cariño que sé sentiste por mi hermana.

–¡Yo la amaba! –gruñó Garrett.

–Lo sé, pero no fue nada como lo que sientes ahora, ¿cierto?

–No sé a qué... –Garrett se detuvo–. ¿Qué quiere decir? Y... ¿acabo de hablar en pasado? –musitó, incrédulo.

–Eso parece –Wes ladeó la cabeza y sonrió cuando Lara volvió el rostro hacia él–. ¿No ha habido nada inusual, espero?

–Nada... aún.

–Excelente. Ahora, deberías ocultarte o perderte entre los arbustos.

–¿Me está despidiendo?

–No, simplemente creo que será más sencillo para ti y menos embarazoso para Lara si la beso mientras tú no estás mirando.

–¡Oh, por todos los demonios! –clamó Garrett y se giró de inmediato, alejándose a grandes zancadas. Weston largó una carcajada y fue hacia Laraine, dispuesto a cumplir sus palabras de inmediato.


***


Lara no había pensado que ella pudiera disfrutar de algo tan sencillo como pasear por el bosque, de la mano de su esposo, sin ningún propósito establecido. Eso era algo fuera de lugar en su vida, donde cada acción tenía una razón de ser. Pero este día, estos momentos, solo eran y nada más. Existían, sin un motivo aparente más que el disfrutar de la cercanía de Wes a la luz del día.

Tomó aire profundamente, asió con más fuerza la mano de Wes y miró hacia el cielo azul. Sonrió levemente.

–Te ves preciosa, Lara.

–¿Wes? –inquirió y, al mirarlo, se encontró con sus ojos clavados en ella–. No digas eso.

–¿Por qué no? Es la verdad.

–No lo es, no soy... –Lara suspiró–. ¿Debería preocuparme que parezcas saber tu manera con las palabras?

–¿Yo? ¡En absoluto! Deberías escuchar a mis hermanos, todos ellos sí... bueno, excepto Robin, él no tiene ningún encanto en absoluto. Aún es un misterio para nosotros entender cómo logró enamorar a su esposa –soltó, pensativo–. Quizá fue por el matrimonio arreglado –se encogió de hombros–, aunque ella parece sentir algún cariño por él.

–Robin... ¿vendría a ser cuál de tus hermanos?

–El segundo. En realidad, él y Heath son gemelos, pero sigue siendo el segundo. Algo que no ha podido superar –ocultó una sonrisa, divertido–. Solían ser muy competitivos. Antes de la guerra, dudaba que hubiera manera de que pudieran compartir el mismo techo durante mucho tiempo sin matarse el uno al otro. Ahora ese ya no es el problema, sino el caos que arman sus hijos cuando están bajo el mismo techo.

–Tienes una familia grande –murmuró Laraine, tratando de imaginar cómo se sentiría aquello– y unida –añadió.

–Sí. No siempre fue fácil, pero tratamos de estar los unos para los otros.

–Excepto para ti.

–¿A qué te refieres?

–Te enviaron a Nox. Solo. Nadie ha venido a tu encuentro. No saben si...

–En absoluto –cortó–. De hecho, la elección de venir a Nox con una comitiva mínima fue mía, creo haberlo dicho antes. Y tienen sus familias, además que he intentado enviar noticias con regularidad. Sin embargo, yo no asumiría nada aún, Lara.

–¿Qué quieres decir?

–No lo sé, quizá sea la cercanía a ti, pero creo que es seguro predecir que pronto alguno de ellos vendrá de visita.

–¿La cercanía? ¿Me estás llamando adivina ahora? ¡No predigo el futuro, Weston!

–¿Ah no? Entonces, ¿qué hacen las brujas, Lara? ¿Solo enamorar irremediablemente a almas solitarias que vagan como fantasmas por los alrededores?

–Eres un... –Lara se mordió los labios para no reírse a carcajadas. Dioses, como adoraba cuando Wes soltaba esas idioteces y sus ojos brillaban de diversión. Hacía que quisiera saltar a sus brazos y quedarse ahí, atrapada en su alegría–. Wes... –tragó con fuerza, al notar que algo en su mirada había cambiado–. ¿Qué?

–Ríe, Lara. Suéltalo todo. Conmigo, puedes ser tú. Déjate ir –ofreció y abrió los brazos. Ella no lo pensó, no quería hacerlo. Se lanzó hacia ellos y se dejó envolver por su calidez. Por la vida que irradiaba de su Wes.


**He tenido semanas complicadas, pero quería pasar a saludar y dejar un nuevo capítulo. Espero que se encuentren bien, dentro de lo que se puede, saludables. Un abrazo**

Ipagpatuloy ang Pagbabasa

Magugustuhan mo rin

94K 4.1K 35
Cuesta comprender que todas las promesas y todos los sueños que habíamos dicho ya no serían, que se habían desvanecido aquel frío 28 de enero y se ha...
358 95 7
Una amistad que traspasa el tiempo, los desafíos y hasta el mismísimo amor ¿existe tal amistad que pueda con todo? En esta primera historia está Less...
69K 5.8K 10
Si supieras que tu tiempo esta contado, ¿Que harías? ¿Despedirte de tus seres amados? O ¿Cobrar venganza de aquellos que te lastimaron?
318K 31.2K 63
A veces el amor baña el corazón de desdicha. Suele ser arrollador, llenándote de vitalidad pero no por eso menos letal. Y eso lo sabía perfectamente...