×MINSUNG×
[DIA DE LA OBRA PT. 2]
—Tu te quedas aquí.
—¿Por qué? La presentación de Jeongin ya terminó. —Preguntó el mayor totalmente confundido por lo que seguiría.
—Viene una más importante ahora, necesito que te quedes y la veas.—Hyunjin apoyo su mano en el hombro del mayor antes de irse.—Solo... piensa bien lo que vas a hacer. Con un solo movimiento mal hecho, te pueden comer a la dama y entonces, fin del juego.
—Deja de decirme esos refranes que nadie más usa. —Se quejó Mínho, mirando con el ceño fruncido a su amigo. El rubio se encogió de hombros y se dió media vuelta.
—Lo entenderás pronto. —Soltó sin más y se perdió rápidamente entre el público antes de salir del enorme lugar donde se desataría una gran guerra que podría terminar bien o mal.
Mínho se congeló en su asiento mirando al frente, la gente aún se mantenía en sus lugares y las luces se habían encendido unos segundos antes de la siguiente presentación. Mínho notó como las cortinas rojas se habían cerrado, significaba que el siguiente escenario estaba siendo preparado. Un pequeño recuerdo y sentimiento de nostalgia le invadió el pecho. Estar en el escenario era algo completamente mágico y de vez en cuando lo extrañaba.
Y ese sentimiento le obligó a girar su cabeza para buscar al castaño que últimamente no le dejaba dormir en paz. Pero, a pesar de burcarlo donde antes había estado, no lo vió por ningún lado. En su lugar, estaban sus amigos hablando entre ellos. Mínho aprovechó los pocos espacios vacíos que habían quedado y se acercó más a ellos con el único fin de saber a dónde se había ido Jisung.
No es que le interesara saber eso, pero nunca estaba de más chismear un poco. ¿Verdad?
¿A quien engaño? Si me interesa saber a dónde fue.
—Estoy muy nervioso y no soy yo quien se va a presentar. —Habló Changbin, moviendo sus manos de manera nerviosa en sus piernas.
—No puedo creer que este a punto de hacer esto frente a toda la escuela. —Comentó Seungmin totalmente sorprendido por la actitud de amigo, Mínho frunció el ceño.
—Jisung tiene una voz increíble, estoy seguro que con la canción y los sentimientos a flor de piel, Mínho va a... —Felix comenzó a hablar pero en cuanto se giró para mirar a sus amigos, notó la presencia de Mínho a solo unos asientos más arriba.—No puede ser. ¿Cómo es qué siempre termino hablando de más?
Ambos chicos se giraron para ver a Mínho sentado con una ceja levantada y totalmente confundido por la conversación. Pero antes de que pudieran decir algo al respecto, las luces volvieron a apagarse y en cuanto las cortinas se abrieron y el escenario se iluminó rápidamente, Mínho lo vió.
La escenografía era una mezcla entre un neon violeta, azul y fuccia. Mínho se tensó en su lugar, había una pequeña máquina de arcade en la parte trasera y un cartel neon que decía claramente "Game Over". El mayor se agarró de su propio asiento en cuanto Jisung apareció en el medio con una leve sonrisa y miles de aplausos alredor. Pero Minho no quería eso, no cuando se había jurado a si mismo luchar hasta el final y Jisung le tomaba todas las normas del juego y las cortaba en miles de pedazos.
La música comenzó a sonar de fondo, una base suave pero poderosa, Minho sintió un escalofrío en cuanto reconoció de que canción se trataba. Miró con los ojos abiertos todo lo que estaba ocurriendo y deseo con todo su ser no tener el corazón latiendole a mil por minuto y en el estómago un montón de mariposas.
—No lo hagas. No cantes. —Pidió en un susurro Mínho, buscando la mirada de Jisung sobre la suya, pero el castaño sabía que, si alzaba la vista, su voz se cortaría por los nervios, así que se mantuvo con la mirada baja.
Un pequeño piano sonó de fondo, dándole el pase libre a Jisung de que era momento de que saque la voz. Tomó el micrófono con la mano derecha y de manera suave comenzó con la primera estrofa.
—Un corazón roto es todo lo que queda, todavía estoy arreglando todas las grietas. —Cantó casi de manera inaudible, los nervios le invadian por completo.—Perdí un par de piezas cuando lo llevé, lo llevé, lo llevé a casa.
Mínho sintió una corriente eléctrica por todo su cuerpo, el aire frío le golpeó fuertemente su pecho y sentía como si una mano estuviera constantemente apretando su corazón.
—Tengo miedo de todo lo que soy. —Jisung usó su cabeza para imaginar la primera vez que se encontró con Mínho en el pasillo.— Mi mente se siente como una tierra extranjera.—El encuentro planeado en el gimnasio de la escuela.—El silencio sonando dentro de mi cabeza.—Cuando Mínho se dió cuenta de su plan.—Por favor, llévame, llévame, llévame a casa.
Lo recordaba todo con lujo de detalles, Mínho no era una persona fácil de olvidar, pero mientras Jisung recordaba todo con nostalgia, el mayor moría en su lugar lentamente. Jisung tenía una voz impresionante que no había podido escuchar y no le estaba haciendo nada bien al corazón.
—He gastado todo el amor que guardé. —Jisung alzó la mirada al público, con confianza en si mismo solo para encontrarse con Minho.— Siempre fuimos un juego perdido. Un chico de pueblo en un gran Arcade. Me volví adicto a un juego perdido.
Mínho sintió su barbilla temblar, le estaba hablando a el, frente a toda la escuela. Estaba en la posición que siempre quiso ponerlo, vulnerable ante el mundo y ante su propio ser. Pero no sé sentía bien, no se sentía satisfecho ni mucho menos bien. Sentía que una pesada cadena le sostenía el corazón y lo hundía al fondo de un océano desconocido.
Y entonces, para romper con todo ese encanto y ganas de salir corriendo, Jisung soltó un agudo impresionante que pegó justo con un tambor en la música, herizando la piel de Mínho y diciendo la frase: "Todo lo que sé, todo lo que sé es que amarte es un juego perdido".
No lo pudo soportar, tenía todas las fichas atoradas en la ranura de la máquina y no podía seguir jugando así. Jisung lo notó, tensandose en su lugar cuando Mínho se levantó de su asiento de manera torpe y sin despegar la vista del suelo, salió corriendo rápidamente del lugar. La música continúo sonando pero Jisung no cantó, sentía su pecho hundirse hacía adentro.
Felix, Seungmin y Changbin se miraron entre ellos, buscando con la mirada a Chris, quien también parecía sorprendido por la actitud de Mínho. No, no se suponía que debía salir corriendo. Jisung soltó el micrófono y bajo rápidamente las escaleras dejando que la única señal de que algún día el cantó allí, sea una melodía potente y una escenografía llena de luces neon.
Jisung se quedó parado en el estacionamiento, mirando hacía todos lados y buscando a Mínho. No podía irse y dejarlo asi, no cuando había puesto todas las cartas que le quedaban a la vista y si no ganaba esta partida perdería para siempre. No podía permitir que, estando su corazón en juego, Mínho saliera ileso de aquel tablero.
Se giró, notando un auto encenderse en medio del estacionamiento y Jisung corrió rápidamente hacia el colocándose al frente y, básicamente, obligando al dueño del auto a frenarse en su lugar. Pero en cuanto un señor salió del auto con las manos en alto y una cara de pocos amigos, Jisung hizo una mueca y pidió disculpas varias veces antes de dejarle el camino totalmente libre.
Colocó sus manos en las piernas totalmente perdido y miró alredor buscando alguna señal de Mínho.
Y entonces lo vió, tratando de abrir su auto rápidamente y buscando en los bolsillos de su campera sus llaves. Jisung no lo pensó dos veces y se paró justo en frente de su auto igual que lo había hecho antes. Mínho abrió los ojos sorprendido al ver al castaño ahí, había dejado la presentación solo para alcanzarlo. Otra vez esa maldita sensación, estaba tan malditamente cansado de tener una debilidad por el y no poder hacer nada al respecto. ¿Por qué su corazón, habiendo tantas personas en el mundo, lo tuvo que elegir a el?
Jisung negó con la cabeza tratando de soltar alguna frase que sonará lógica en ese momento, pero, ¿Que podía decir si ya había dejado todo en claro? No, el no era quien debía hablar, era Mínho. La única persona que había hecho su corazón sentir ese dolor y a la vez ese amor en solo cuestión de segundos. El ya había hecho su jugada, era el turno de Mínho.
Pero el no podía decirle lo que sentía a la persona que había jurado acabar. No, el no podía decirle que se había enamorado a mitad del juego si eso le condenaba sus propios principios y pensamientos. Las opciones eran atar su cerebro, dejar de pensar con claridad y seguir su corazón; o en efecto, atar su corazón e ignorarlo completamente. ¿Que le hacían un par de rasguños a su corazón? Nada.
—¿Podrías moverte? No puedo sacar el auto si estás ahí. —Sus palabras sonaron duras y secas, pero por dentro estaba en plena caída, las cadenas que le había puesto a su corazón no eran tan fuertes si Jisung le miraba así. Con esos ojos castaños llenos de sorpresa y dolor, sabía que no era lo que quería escuchar, pero, no había nada más que decir.
—¿Eso es todo lo que dirás? —Soltó Jisung totalmente ofendido y molesto, sus ojos buscaban desesperadamente respuestas, pero Mínho no podía seguir mirándolo.
Por primera vez, Mínho se sintió inferior a ese sentimiento y en cuanto Jisung se acercó al mayor, este se congeló totalmente ante esa emoción en el pecho.
—¿Que más podría decir? No se me ocurre... No hay... Jisung, porfavor. —Minho se tensó en cuanto Jisung se paró justo en frente suyo con la mirada puesta totalmente en sus ojos y exigiéndole que se expresará con sinceridad.
—Dilo. Mírame y di que no perdiste el juego. —Pidió con su voz totalmente rota, Mínho tragó duro ante esa petición.—¡Dilo! Si es verdad, no debería costarte.
—Yo no...—Minho sintió como las cadenas que le había puesto a su corazón se rompían fuertemente ante la mirada de Jisung. Había brillo en ella y Mínho era demasiado débil al castaño y todo lo que le producía.
—¿Tu no qué? —Jisung se acercó aún más al mayor, acorralandolo totalmente entre la pared y la espada. Mínho solo podía pensar en que si no se alejaba pronto, las ganas de tomar su cuerpo y atraerlo al suyo para besarlo le consumirian totalmente.
—No lo diré. —Admitió perdido en los labios del menor, Jisung sonrió de costado con ironía.
—¿Por qué? —Pidió aún más respuesta Jisung, dejando que sus labios se toquen levemente con los de Mínho y haciendo al mayor abrir la boca en respuesta por querer más.—Te escucho.
Pero Minho ya había perdido la guerra contra su corazón y al menos hasta el próximo enfrentamiento, dejaría que se encargara el de este momento. Y como respuesta, Mínho tomó el pecho de Jisung y lo empujó levemente hasta el auto, dejando la espalda del menor totalmente pegada al vehículo. Mínho tomó con su otra mano el rostro de Jisung y tal cual había hecho unas noches atrás, encajó sus labios con los del castaño solo para sentir sus pechos explotar en emociones.
Jisung alzó sus brazos solo para pasarlos por atrás de la cabeza de Minho y dejó que cada sentimiento le volviera a invadir el pecho. Mínho, por su parte, tomó con una mano la cintura de Jisung apegandola más a su cuerpo. Sabía que se sentía increíble tener tan cerca al menor y que moría por tenerlo así siempre. Pero, si no atacaba su corazón en silencio, no tendría otra oportunidad para alejarse. Y si Mínho se quedaba, tarde o temprano se arrepentiría. Lo sabía, o lo pensaba, no estaba seguro. Pero cualquiera fuese el caso, Mínho tomó más fuerte el cuerpo de Jisung y lo dió vuelta pegándolo contra el auto de al lado.
Mínho se separó rápidamente de los labios de Jisung sintiendo un vacío en su pecho y con unas constantes ganas de llorar y gritar de frustración, abrió la puerta de su auto y entró rápidamente a este. Dejando a Jisung sorprendido y confundido en su lugar, aún analizando lo que había pasado. Mínho colocó las llaves en el auto y arrancó el vehículo saliendo lo más rápido que pudo del estacionamiento.
Y con un suave susurro que dejó en el aire, musitó: "Lo siento, Jisung", dejando atrás un corazón roto y al menor totalmente confundido y destrozado. El arcade se había apagado, pero Mínho se había mantenido con el puntaje más alto. Lástima que había tenido que cortar todos los cables para hacerlo.