Edelweiss

By Starlightinwords

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Lily tendrá que casarse con un hombre al que no ama, está dejando a la persona con quien de verdad quiere est... More

Introducción
Capítulo 1: Era el candidato perfecto para tal tarea
Capítulo 2: A escondidas
Capítulo 3: Más de lo que parece
Capítulo 4: Todo por un sueño
Capítulo 5: Una semana
Capítulo 6: Caída
Capítulo 7: Sorpresas
Capítulo 8: Primera noche
Capítulo 9: Cambio

Capítulo 10: Un nuevo reto

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By Starlightinwords

"¿Te gustaría cabalgar mañana conmigo?"

La pregunta podría parecer la más inocente de todas, pero teniendo en cuenta que Lily no compartía absolutamente nada con John, la hizo sorprenderse mucho. Sabía que eso era un gran salto para ambos.

La idea por su puesto fue de Vicky, que disimuladamente entregó una nota a John antes de que salieran, en donde decía que le preguntara eso a ella. Era una de las cosas que Lily más amaba y desde la noticia de Colin había dejado de hacerlo. Después de todo había sido con él con quien había compartido algunas de las mejores cabalgatas de su vida.

Lily no sabía qué decir, no quería ir a cabalgar, ya no más, pero la mirada alegre de John no era algo que pudiera evitar tan fácilmente. ¡Qué hombre más extraño! En las noches evitaba verla a toda costa y en ese instante la miraba de tal forma que... bueno, no sabía qué la hacía sentir, pero era la primera vez que se sentía observada de ese modo.

La desconfianza cruzó por su mente, pero se escuchó decir muy suave "De acuerdo".

La sonrisa de John se ensanchó, Lily no recordaba verlo sonreír así con las demás mujeres. Ese hombre era muy extraño, Lily pensó que se había casado con un loco, pero la idea no hizo más que hacerla sonreír. Ella era la que se estaba volviendo loca.

El resto de la velada fue más animada, incluso Lily participó más en las conversaciones y sonrió un par de veces.

Por supuesto llegó el momento en el que Vicky tuvo que irse, la despedida fue bastante alegre y todo estuvo bastante bien hasta que se escuchó partir al carruaje. Los criados salieron de la recepción para continuar sus labores y sólo quedaban John y Lily, uno al lado del otro.

John no quiso presionarla a nada, sabía que con eso no ganaría nada y había más riesgo de perder. Le dio las buenas noches y salió a su habitación. Por supuesto Lily fue justo detrás de él, no hacerlo levantaría sospechas entre los sirvientes curiosos que podrían estar mirándolos.

La rutina nocturna no cambió en nada, John pretendió dormirse y Lily salió de la habitación cuando estimó que la casa estaba vacía. Se encerró en la biblioteca ya que había empezado a llover afuera. Allí no le gustaba pensar, prefería perderse en algún libro mientras pasaba el tiempo.

Se quedó dormida al poco tiempo, John fue a mirar cómo estaba a mitad de la noche como usualmente hacía y cuando la vio durmiendo en el sofá de la biblioteca sin nada más que su bata, puso un cobertor sobre ella de manera delicada para no despertarla.

A la mañana siguiente, y como siempre, Lily se despertó antes del amanecer. Se sorprendió al tener un cobertor encima, no recordaba haber llevado uno consigo. Tal vez se le había olvidado. Con cautela llegó a la habitación antes de que los criados empezaran a rondar por la casa, lo único diferente era que John no estaba.

Lily suspiró aliviada y se sentó en la cama, tal vez había tenido algo que hacer y la cabalgata se aplazaría. Se relajó sólo dos minutos, porque de la nada, salió John del baño ya listo para ir a cabalgar, se sentó como si nada ante una perpleja Lily y empezó a ponerse las botas.

- No me digas que se te olvidó -dijo él sin mirarla-

- No. Sólo que no pensé que sería tan temprano -mintió Lily-

- Vamos, ¿No será que mis habilidades de jinete te intimidan? -John le dio una sonrisa picarona mirándola de reojo y eso hizo que Lily se riera a carcajadas.

- Por favor, yo no soy quien debería estar intimidada.

Eso fue y se sintió como un reto. Una chispa de reconocimiento brilló en los ojos de John.

- ¿Y si hacemos una pequeña apuesta? -la propuesta no sorprendió a Lily quien respondió con una mirada de póker - Quien llegue primero después de darle una vuelta al viñedo, gana.

- ¿Qué obtendré cuando gane? -preguntó Lily a su vez sin ninguna duda, ella vivía para competir.

- Con que muy segura ¿eh? -John se levantó para mirarla de frente, verla despeinada y aún en su ropa de cama era demasiada distracción- Pide lo que quieras.

- Pide tu primero -dijo Lily para tantear a qué tipo de trato se metía.

- Si gano, debes dormir aquí. No más escapadas por las noches -John la miró fijamente a los ojos.

Hubo un silencio incómodo, era la primera vez que hablaba de ello, él jamás le había reclamado al respecto, por lo que Lily llegó a pensar que no le importaba que lo hiciera. Al parecer estaba equivocada.

- Justo -respondió- Cuando gane quiero...

Esa parte no la había pensado, no dudaba que fuera a ganar, pero no sabía qué era lo que quería en ese momento. O pues sí lo sabía, pero era algo que John no podría darle. Sin saber que pedir, se decidió por algo fácil.

-...quiero que me des cualquier cosa que yo decida y puedo pedirlo en cualquier momento.

- De acuerdo. Pero sólo será una vez.

- Por supuesto -Lily extendió su mano, y sin dudar él la apretó.

- Me temo que perderás -dijo John divertido- Después de todo, mis habilidades son de primera y jamás he perdido una carrera. Incluso una vez...

Las palabras de John fueron interrumpidas por una almohada que lo golpeó en la cara. Su cara de incredulidad fue suficiente para que Lily cayera en la cama de la risa, lo había hecho de forma impulsiva y no se arrepentía. Alcanzó a esquivar la almohada de vuelta cuando John se la lanzó de vuelta. John se reía también.

- Será mejor que te prepares -dijo John con una sonrisa- No porque seas mujer te daré ventaja.

Lily dejó de reírse y asintió confiada. No dejaría que este hombre orgulloso, o mejor dicho, su esposo, le ganara en lo que ella hacía mejor.

- No esperaba menos.

Se sonrieron el uno al otro y John salió.

Cuando Lily se quedó sola, la realidad la golpeó. ¿Qué pasaba con ella? El miedo llegó a su mente como una serpiente lenta pero segura. Por unos instantes se había dejado ir y no había pensado en nada más que en ganar.

Ya que lo pensaba, más que por lo que pudiera ganar, no podía perder, no podría empezar a dormir con él todas las noches sin salir de allí gritando por la sensación de terror que la embarcaba cada vez que estaban así. Era imperativo que ganara.

A pesar de que estaba fuera de práctica, Lily era una jinete excelente y estaba bastante confiada en sí misma. Por suerte, su caballo de siempre, "Snow" había llegado con ellos al viñedo, así que no tendría que correr con un caballo extraño, lo que sería una clara desventaja.

Tanto John, como Lily, desayunaron plácidamente, listos para salir a cabalgar. Intercambiaron pocas palabras, pero el ambiente no era tan incómodo como en otras ocasiones, Lily estaba enfocada en no dejarse engañar de su esposo, algo ocultaba con esa actitud extraña y no permitiría que su miedo desconocido le evitara la victoria. En cuando Lily se empeñaba en algo, lo lograba y estaba dispuesta a todo.

Los criados presentían que algo interesante sucedía por el comportamiento extraño de los Crawford, era la primera vez que parecía haber brillo en la casa y que por primera vez, la pareja hacía algo junta sin la presencia de otros. Los rumores recorrieron toda la casa, y desde las ventanas, vieron como sus patrones sacaban a sus caballos del establo y daban unos trotes de calentamiento.

John veía a Lily como si estuviera en medio de un hechizo. Nunca la había visto tan radiante, a excepción del día de su boda. Pero esta vez, más que hermosa, ella se veía alegre y era más de lo que John podía pedir.

Hacía tiempo que se había dado cuenta de que la amaba. Verla así con sus rizos recogidos pero más sueltos de lo normal y encima de su caballo color blanco como la nieve, sonreír y tararear en voz baja, hacía que lo único que quisiera hacer era que ella estuviera así, feliz, por siempre.

No sabía desde cuando se dio cuenta de sus sentimientos, tal vez cuando supo la relación de ella con Colin, o el día de su boda, cuando sintió que haría lo que fuera necesario para que se llevara a cabo. El caso era que así era. Ya era su esposa y ese era un paso importante, pero era sólo el principio.

Y el quería mucho más.

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