Cuando YoonOh aparcó el auto frente a su casa suspiró aliviado. Al fin podría tirarse en su cama a descansar luego de un horroroso día en el trabajo.
Sus planes se vieron arruinados cuando escuchó risas al abrir la puerta. Su hermano y sus amigos tenían una especie de torneo de FIFA, así que iba a ser una tarde ruidosa.
Los menores lo saludaron efusivamente e incluso le preguntaron qué tal había estado su día, pero él solo sonrió en respuesta y entró a la cocina en busca de algo para comer.
—Perdón por no avisar que vendrían—su hermano se paró frente a él mirando al suelo como niño regañado.
—No, está bien—rio—. Es que tuve un mal día en el trabajo—se encogió de hombros—. Perdóname y discúlpame con los chicos.
—Trataremos de guardar silencio—lo miró de reojo.
—No lo creo, pero gracias.
SungChan asintió con una sonrisa y salió de la cocina.
YoonOh tomó un bote de helado, tomó una bolsa de pan, una de galletas y subió a su habitación.
No solo tuvo un mal día en su trabajo, tuvo un mal día en su vida. Sus jefes habían estado haciendo algunos negocios por debajo del agua y luego de una auditoría, todo se vino abajo. Iban a dejar de darle esos jugosos bonos con los cuales se daba el lujo de comprar despreocupadamente.
Desde que les habían dado la noticia, él no pudo dejar de hacer cuentas en su mente. Había gastado como loco en Navidad. ¿Quién carajos le dijo que era buena idea comprar un brazalete de oro y ropa de las marcas más costosas para los amigos de su hermano?
Abrió el bote de helado, se dejó caer en su cama y comenzó a comerlo como si no hubiera un mañana. Comenzó a devorar las galletas sin importarle que las boronas cayeran sobre su cama.
Estaba tranquilamente sumergido en su propia miseria, cuando su celular comenzó a sonar. Sin ver quien lo llamaba respondió de la manera más pesimista que pudo.
—Ho-hola, YoonOh.
—Oh—se incorporó de golpe—. Hola, señor Lee. ¿Qué sucede?
—Los niños quieren invitarte a ver una película esta noche para agradecerte por sus regalos.
Tal vez sería bueno salir y despejarse un rato de sus preocupaciones.
—Me encantaría. ¿Llevo algo? —que diga que no, por favor.
—No. No hace falta.
—De acuerdo. Llego en una hora.
—Con cuidado.
YoonOh asintió y se levantó para darse una ducha.
Se vistió con un pantalón ajustado en color negro, zapatos del mismo color, un suéter delgado de color blanco y encima una camisa roja a cuadros. Se perfumó un poco más de la cuenta y luego de peinar su cabello y cepillar sus dientes, salió de su habitación.
Al bajar, todos lo miraron entre coquetos y curiosos.
—¿A dónde tan guapo, hyung? —preguntó YangYang.
—Iré a ver a alguien—sus orejas inconscientemente se tiñeron de rojo.
—¿Es bonita?
El señor Lee era muy apuesto.
—Sí.
—¿Quién es? —preguntó Chenle.
—¿A ustedes que les importa con quién sale hyung? —preguntó Shotaro.
YoonOh agradeció al japonés y se dispuso a salir, pero fue detenido por su hermano.
—YangYang me invitó a pasar el año nuevo con él y su familia en China. ¿Crees que papá me de permiso?
—No veo porque no—sonrió.
El menor asintió nervioso.
—Diviértete en tu cita.
—Gracias.
Un momento... ¿Tendría una cita con el señor Lee?
TaeYong quería ver a YoonOh, pero no encontraba la manera de llamarlo, así que usó un poco a sus hijos.
—¿Ya saben cómo le van a agradecer a YoonOh?
Los pequeños negaron.
—Estaba pensando en que lo pueden invitar a ver una película.
—¡Sí! —exclamó el menor de sus hijos, mientras que Jun solo asintió en silencio.
—De acuerdo, pero con una condición...
Sus hijos se quedaron en silencio esperando a que su padre hablara.
—Les he dicho que mentir es malo, pero a veces es necesario y esta vez lo es—suspiró—, así que no le pueden decir a YoonOh lo que me pasó el día que fuimos a esquiar.
—¿Por qué, papi?
—Porque se puede preocupar—o puede molestarse por haber perdido su brazalete—. Si les pregunta cómo nos la pasamos ese día, van a decirle que nos la pasamos de maravilla y todo salió bien. ¿De acuerdo?
Los niños asintieron sin rechistar, así que TaeYong llamó a YoonOh.
Cuando le dijo que llegaría en una hora, TaeYong se apresuró para darse una ducha y vestirse lo mejor que podía. Se vistió con un pantalón de mezclilla, una camisa negra y zapatos del mismo color. Se colocó un par de mascarillas para que su piel se viera reluciente y peinó su cabello sobre su frente.
YoonOh llegó poco después de una hora y fue recibido por Jun con una pequeña sonrisa.
—Hola, Jun—saludó con una sonrisa cálida.
—Hola—miró nervioso hacia el suelo y se hizo a un lado para dejarlo entrar.
—¡¿Es la pizza?!
—¡Es el señor YoonOh!
TaeYong apareció con una sonrisa nerviosa.
—Hola, YoonOh.
El joven lo saludó de la misma manera.
—¿Compraste palomitas, papi? —Jeno abrazó a su padre por la pierna—. ¡Hola, señor YoonOh!
—Hola, Jeno—le respondió igual de efusivo.
—No, mi amor. Haré palomitas caseras.
—¿De caramelo?
—Sabes que es mucha azúcar, así que no.
Jun rio y se acercó a YoonOh.
—Papá no sabe prepararlas—susurró—, pero Jeno cree de verdad que es por el azúcar.
—¿Por qué no comemos mucha azúcar solo por hoy? —preguntó YoonOh—. Yo podría prepararlas.
TaeYong asintió con una sonrisa un poco tierna y se dirigieron a la cocina.
Luego de que el mayor le diera lo necesario, se sentó en la isla junto a sus hijos.
YoonOh arremangó su camisa a la mitad de sus brazos y comenzó a cocinar las palomitas.
Mientras TaeYong recibía la pizza, los pequeños se emocionaban por cada "pop" que emitían los granos de maíz al explotar.
—Huelen muy bien—musitó TaeYong entrando a la cocina.
—Espero que también les guste el sabor—sonrió mostrando sus hoyuelos y vaciando las palomitas en un tazón.
Tomaron algunas golosinas y fueron directo a la sala. Jeno se acomodó entre YoonOh y su padre, mientras que Jun se sentó a la izquierda de TaeYong.
Jeno tomó el control remoto y comenzó a buscar una película.
—Deja que YoonOh decida que ver, mi amor.
—¿Le gusta Bob Esponja?
—Jeno...
—Me encanta—sonrió y no hizo falta nada más para que Jeno le diera "reproducir" a la película.
No llevaban ni media película cuando las palomitas se acabaron. Jeno limpió su boca con el dorso de su mano y exclamó cuan ricas habían estado.
—¿Puede darle la receta a papá? —preguntó Jun bajito.
—Claro, aunque no les puedo asegurar que las de su papá sepan igual de ricas que las mías.
Los pequeños rieron bajito mirando de reojo a su padre.
—Así que yo vendré a preparárselas cada que quieran.
Los menores asintieron con una sonrisa y siguieron viendo la película en silencio.
Cuando la película acabó, YoonOh se giró para ver a los Lee. Jun estaba dormido, Jeno seguía comiendo gomitas y TaeYong... TaeYong estaba dando un espectáculo digno de admirar. Con una de sus manos estaba peinando su cabello hacia atrás.
YoonOh siempre admiró la belleza del señor Lee, pero ahora que estaban saliendo, lo veía incluso más atractivo.
TaeYong les dio un vistazo a sus hijos y al darse cuenta de que su hijo menor tenía la cara llena de chocolate, le quitó las golosinas y se disculpó para ir en busca de toallitas húmedas.
—¿Quiere quedarse a ver otra película?
—Si tu papi está bien con eso, claro.
—Yo digo que sí—sonrió.
—Entonces sí.
—¿Por qué se fue rápido la última vez que vino?
—Porque quería dejarlos a solas con sus tíos.
—No ese día. Hace dos días vino en la madrugada y se fue rápido—hizo un pequeño puchero—. No pude saludarlo.
—Jeno, mi amor—TaeYong entró de nuevo a la sala—. Ve a limpiar tu cara, anda—le tendió el paquete de toallitas.
—Y-yo no vine—YoonOh susurró para sí mismo.
Jeno tomó las toallitas y corrió hacia el baño.
—¿De que hablaban?
—De nada realmente... Jeno me invitó a quedarme a ver otra película.
—Oh, claro. Puedes elegirla en lo que acuesto a Jun—hizo ademán de cargar a su hijo, pero sus costillas aún dolían un poco y fue inevitable soltar un quejido.
—¿Quiere que lo lleve?
—Sí, por favor—alborotó su cabello con nerviosismo.
Jun entrelazó sus brazos en el cuello del jóven y pegó su cara a su pecho. YoonOh con todo el cuidado posible, lo dejó sobre la cama y esperó a que TaeYong lo arropara para volver a la sala.
Al bajar, Jeno ya había puesto otra película de Bob Esponja y sin rechistar, los mayores se sentaron a un lado de él.
A media película, el pequeño comenzó a quedarse dormido, así que su padre lo atrajo hacia él para que recargara su cabeza en sus piernas. Jeno estiró sus pies golpeando un poco a YoonOh y dejándolos sobre el regazo del mayor.
TaeYong intentó jalar los pies de Jeno, pero YoonOh lo alejó.
—Está bien—susurró con una sonrisa y buscó el control remoto para bajarle un poco a la televisión.
Cuando la película terminó, un silencio incomodo se hizo presente.
—¿Quiere que lleve a Jeno a su cama?
TaeYong asintió y se levantó con cuidado para no despertar a su hijo.
Luego de acostar al pequeño, bajaron y aunque TaeYong le dijo que estaba bien, YoonOh insistió con ayudarlo a limpiar todo el desorden.
—Gracias por aceptar la invitación—dijo mirando al suelo.
—Gracias a ustedes. Necesitaba distraerme un rato.
—¿Todo está bien?
—Las cosas en el trabajo no andan muy bien que digamos—suspiró.
—Lo lamento. Espero que todo mejore pronto.
—Gracias—sonrió y comenzó a lavar la cacerola de las palomitas—. ¿No le gustó el brazalete?
—¿Por qué lo preguntas?
—No lo está usando—rio nervioso.
—¡Ah! Es que, me duché y-y no quería que se dañara, así que me lo quité.
—Es de un muy buen oro—un oro muy costoso—, así que no se preocupe por eso.
—Lo tendré en cuenta—carajo, había perdido algo muy valioso—. ¿Qué harás para año nuevo?
—Normalmente preparamos la cena juntos, pero este año mis hermanos no estarán.
—¿A dónde irán? —preguntó tratando de no sonar entrometido.
—SungChan se irá a China con un amigo y mi hermana se irá con la familia de su novio.
—¿Tú por qué no la pasas con amigos?
—Yo no tengo amigos—se rio de sí mismo.
—L-lo lamento... no quería incomodarte.
—No lo hace—le sonrió entrecerrando los ojos—. Cuando mi madre murió, tomé su papel junto a mi hermana y no tuvimos tiempo para socializar. De hecho, mi hermana conoció a su novio hace poco.
—¿De verdad no socializabas?
—Más que nada eran relaciones de compañeros... aunque ahora que lo pienso—miró hacia el techo—, había una chica que vivía a unas cuantas casas de la mía. Volvíamos juntos de la escuela e incluso me visitaba seguido y me ayudaba a cocinar.
—Eso hacen los amigos.
—Creo que sí tuve una muy buena amiga y yo nunca lo supe.
—¿Qué pasó con ella?
—Se mudó repentinamente—se encogió de hombros.
—¿No has intentado localizarla?
YoonOh negó algo triste.
Terminaron de limpiar mientras YoonOh le daba la receta de las palomitas acarameladas, aunque TaeYong estaba más concentrado en sus labios que lucían tan suaves, en sus hoyuelos que se marcaba cuando sonreía y en como movía sus manos tan delicadamente al tratar de explicar el procedimiento.
—¿Entendió?
Vaya que lo tomó por sorpresa.
—¿Sí? —tragó saliva—. No—rio.
—No se preocupe, la próxima vez las prepara usted mientras yo le digo como hacerlas, ¿sí?
—Sí. Está bien.
—Será mejor que me vaya porque ya está oscureciendo.
—S-sí. Te acompaño.
Fueron directo a la puerta, pero YoonOh fue detenido por el mayor.
—Era un doctor—dijo bajito.
—¿Uh?
—El hombre que Jeno pensó que eras tú. Era un doctor.
—Oh... ¿Quién enfermó?
—Y-yo tuve una especie de migraña y vino a inyectarme, pero en cuanto lo hizo, se fue. No tardó nada.
—¿Está mejor ahora?
—Sí.
YoonOh sonrió mientras asentía.
—Hace unos días cuando me llamaste y te colgué repentinamente, también estaba con él. Me estaba revisando.
¿Por qué le estaba diciendo todo eso?
—No tiene porque darme explicaciones—sonrió de lado.
—¿No estamos saliendo? —preguntó triste.
—Sí, pero eso no significa que me tiene que decir con quien está o quien vino a su casa.
—¿No te molesta que haya venido un hombre en la madrugada? —preguntó extrañado—. ¿No desconfías ni un poco?
YoonOh negó con una sonrisa divertida.
—¿Acaso solo juegas conmigo y por eso no te interesa?
—¡¿Qué?! —gritó en un susurro—. No es que no me interese, sino que confío en usted.
TaeYong sintió un calor recorriendo su pecho y extendiéndose por todo su torso.
—Pero ¿quiere que lo haga? ¿Quiere que le prohíba ver a otros hombres que no sean yo? No me sentiría cómodo, pero si usted así lo quiere...
—No. No quiero—se abrazó a sí mismo.
—Entonces no lo haré—se encogió de hombros—. Que descanse.
—Igualmente. Ve con cuidado—esbozó una sonrisa.
YoonOh no pudo dejar de pensar en todo el camino quien había sido capaz de dejar así de traumatizado al señor Lee.
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Sí, Jonghyun era super tóxico con TaeYong y lo dejó traumadito unu
Tengo pensado escribir un capítulo sobre su relación, pero no se si subirlo al final de la historia o subirlo en lugar de un capítulo regular, así que díganme pls
La llegada de dos personajes va a alterar un poquito la historia jijiji.
Estos son los outfits que traían 👇
E imagínense que YoonOh vio eso en vivo y a todo color 😍😍
Nos estamos leyendo uwu