—Dicen que el profe de filosofia y el profe de literatura tienen algo...
—¿Dazai-sensei y Nakahara-sensei?—pregunté sorprendido, Akutagawa rodó los ojos.
—Noo, Kunikida-sensei y Yosano-san.—respondió con sarcasmo mientras continuaba atrapando insectos dentro de botellas.
Hice una mueca, que grosero.
—¿A que te refieres con "algo"?—no podia ser lo que yo pensaba, ¿cierto?
Akutagawa me miró irritado.
—No puedes ser tan estúpido, Jinko.—se pasó su mano por los ojos.—Me refiero a que cogen.
Escupi mi juguito de naranja, no me esperaba una respuesta tan directa. Miré a mi alrededor cuidando que nadie nos haya escuchado. Estabamos en el patio de la escuela, al vampiro a mi lado le molesta mucho el sol, así que nos refugiamos en la sombra de un arbol. A pesar de ser receso no había nadie de este lado de la escuela, tal vez porque era verano y hacía mucho calor, pero adentro tampoco estaba mejor.
—No te creo.—le contesté, tal vez Dazai-sensei tenía una dudosa moral, pero Chuuya-sensei era muy profesional.—Ellos siempre están peleando.
Akutagawa sonrió levemente, lo miré alejandome un poco, algo tramaba.
—¿Quieres apostar, gatito?—frunci el ceño ante el apodo.
—¿Qué gano?—me había atrapado.
—Si pruebo que Dazai-sensei y Chuuya-sensei tienen algo tu...—se quedo pensando un momento.—Harás lo que yo diga por una semana.
Lo pensé, ¿realmente valía la pena arriesgar mi voluntad y libertad por mi orgullo?
—Está bien, pero si yo gano tendras que hacer mi tarea de matemáticas por una semana y también me ayudarás a estudiar.—últimamente Kunikida-sensei había estado dejando mucha tarea y no entendía nada.
—Bien.—cerramos el trato con un apreton de manos.
Nos quedamos viendo unos minutos antes de salir corriendo en direcciones contrarias con el objetivo de encontrar las pruebas que demostraran que el otro estaba equivocado.
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Recorrí el exterior de la escuela buscando a Dazai-sensei, el solía "evaluar" la fuerza que tenían las ramas de los arboles, auque no sabía exactamente porque.
No lo encontré, posiblemente estaba en la sala de maestros robandole la comida a los demás. Me quedé pensando, no podía llegar y preguntar "oiga, Dazai-sensei, ¿usted hace cosas de adultos con Nakahara-sensei?"
—¿Qué tanto haces, Atsushi-kun?—una voz cantarina interrumpió mi razonamiento. Di un pequeño brinco en mi lugar.
—Oh, eh- Estaba... ¿buscando a Akutagawa?—oh no, había cometido un error, respondí con duda a una pregunta de Dazai-sensei.
—¿Me estás preguntando si buscabas a Akutagawa?—sonrió con malicia.
—N-No, es una afirmación. Estoy buscando a Akutagawa.—le dije con mas firmeza.
Levanto su cabeza, viendome desde arriba sin perder su sonrisa.
—Ohh, entonces ¿por qué los vi huir del otro hace unos minutos?—suaviso su voz. Cerré los ojos con fuerza, resignandome al mal final que esto tendría.
—Desperdicio de vendas, ya deja al pobre chico en paz.—abrí los ojos con esperanza. En la puerta del edificio se encontraba mi salvador.
—Oh, vamos, Chuuya, este niño oculta algo, déjame averiguarlo.—Dazai regresó a su tono habitual de voz, ese que no te obliga a decirle la verdad.
—No puedes andar por la vida asustando adolescentes.—negó con la cabeza.—Mejor ayudame a averiguar quién se comió mi cheese-cake.—se cruzó de brazos. Quise reirme de la cara de Dazai. Nakahara-sensei sabía perfectamente quién había sido, y estaba tan seguro de ello que había salido en su busqueda.
—Uhm, déjame ver.—el maestro de filosofía fingió demencia, luego me miró como alguien mira a su chivo expiatorio.—Tal vez es lo que este niño oculta, ¿fuiste tu, Atsushi-kun? Sabes que puedes decirme, yo te defenderé.
El profe de literatura se cansó de jugar, le lanzó un borrador de pizarrón que Dazai-sensei facilmente esquivó.
—Espera, Chuuya, tengo una excusa.—comenzó a decir, saliendo corriendo, dando paso a una persecución de la que sabía, Dazai no saldría intacto.
Observé la interacción, esto no era raro. Era normal que Nakahara-sensei o Kunikida-sensei persiguieran a Dazai-sensei por algo que había hecho. También era normal que Chuuya-sensei saliera al rescate de los alumnos en las garras de Dazai.
Seguí caminando. ¿Cómo podría probar que ellos solo eran amigos?
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Al día siguiente tuve que visitar a Akutagawa en la enfermería, su tos habia empeorado en la clase de arte y Kouyou-sensei lo mandó a que Yosano lo revisara.
—¿Cómo estas?—pregunté, cerrando la puerta a mis espaldas.
—Conseguí un testigo.
Lo miré sorprendido. Lo único que yo había conseguido eran dudas.
—¿Quién es?—abrí mi paquete de galletas, le ofreci una, pero el solo hizo una mueca, volteando la cara.
—Tachi-—fue interrumpido por su tos, se llevo el brazp a su boca, levantandose ligeramente de la camilla. Yo lo miré preocupado. Cuando termino de toser se reviso el brazo.—Ahh, ahora no hay sangre.
—¿Sangre?
—El testigo es Tachihara.—ignoró mi pregunta. No le gustaba hablar de su salud.—Tercer año, pelirrojo, del club de fútbol.
—Le preguntaré. Y... ¿Cómo te sientes?—el me miró fijamente, antes de regresar su vista al techo.
—¿No has conseguido pruebas?
—¿Contestaras mi pregunta?
—No.
Suspire, realmente no le gustaba hablar de su salud. Decidí rendirme por hoy.
—Ayer los vi peleando, Dazai-sensei se comió el postre de Nakahara-sensei.—informé.
—Eso no prueba nada.
—¡Ellos se la pasan discutiendo! Se ven, discuten, trabajan, discuten, respiran, discuten.—alegue.
—Claroo, porque las parejas no discuten.
—Basta de tu sarcasmo o le preguntaré a tu hermana por tu salud.—amenace, traté de sonreír como Dazai-sensei hacía cuando amenazaba a alguien con reprobarlo. No me salió.
—No sabes lenguaje de señas.—argumento él.
—¡Pues conseguiré a alguien que lo sepa!—me levanté de la silla alterado.
—Bien, bien, pero no grites.—se cubrió los oidos.
Seguimos hablando de otras cosas, hasta que él se harto de mi y me saco a patadas de la enfermería.
Salí del edificio yendo a la cancha de fútbol, era hora de ponerse modo detective.
—Akugawa me envía a hacer unas preguntas.—le dije tratando de parecer intimidante, tampoco lo logre.
—Ah, eres el chico nuevo que cree que Dazai-sensei y Chuuya-sensei solo son amigos.—se burló.
—¿No crees que lo sean?
—¿Has tenido clases con ellos?—preguntó esta vez con más amabilidad.
—Con dazai-sensei tengo dos clases a la semana. Chuuya-sensei me da clases cuando un profesor falta.—el asintió con la cabeza.
—Ya veo.—sonrió.—Cuando tengas clases con Dazai-sensei, preguntale que opina de cada maestro, fijate muy bien en la manera en la que responde de cada uno.—me aconsejó alejandose para volver al campo.
—Espera, ¿qué fue lo que viste?—le grité, no había respondido eso.
—Lo siento, tengo que regresar.—me agitó la mano en despedida. Suspire, cada vez las cosas apuntaban más en mi contra.
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Estaba nervioso, Dazai-sensei me miraba fijamente, como si supiera todos mis pecados. Seguí fingiendo escribir, quedaba poco para que terminara la clase y eso significaba el momento de preguntarle.
El timbre sonó, y cerré mis ojos con pesar. Guarde mis cosas y puse mi mochila en el hombro. Me acerqué al escritorio donde Dazai-sensei me sonreía divertido.
—¿Tienes algo que preguntarme, Atsushi-kun?—apoyo su cabeza en sus manos, justo como hacía el director Mori cuando iba a impartir un castigo.
Asentí. No sospeche de que supiera que le iba a preguntar algo, usualmente él sabía que iba a hacer momentos antes de que lo hiciera, pero me arrepiento de no haberlo hecho.
—Uhm- Dazai-sensei... ¿Qué opina de Kunikida-sensei?—él me observó unos segundos, después se echo para atrás apoyandose en el respaldo de la silla.
—Así que de eso se trata, ¿eh?—soltó una risa. Lo miré confundido, y extrañamente paranoico, era como si pudiera leer mi mente.—Kunikida-sensei es muy aburrido y muy estricto. Además, siempre me regaña por comerme la comida de los demas, o sea, a él que le importa, que me regañe cuando me coma la suya.
—¿Y de Kouyou-sensei?—el hizo una mueca voltenado instantáneamente a la puerta.
—Aterradora.—asenti, a veces podía serlo.
—¿Y de...Nakahara-sensei?—él sonrió como si estuviera esperando eso.
—Chuuya se enojara si ve que le sigues llamando "Nakahara" en vez de Chuuya.—suspiró.—Si, Atsushi-kun, se podría decir que tenemos "algo"
Abrí la boca sorprendido, ¿cómo supo que...? Quise disculparme por mi indiscreción pero las palabras no me salían. Maldición ahora tendré que hacer lo que Aktagawa me diga.
El sonido de un borrador golpeando el pizarron me saco de mis pensamientos.
—No pudiste ser un poco más discreto, ¿verdad, bastardo?—entró al salón Nakahara-sensei, haciéndose que Dazai-sensei se levantará de inmediato, y buscando la manera de escapar.
—Espera, Chuuya, no me matarias con un testigo presente, ¿cierto?
—Atsushi, ve a tu proxima clase.—me ordenó y yo obedecí de inmediato.
—No espera, Atsushi, no te vayas.—lo escuché decir antes de cerrar la puerta.
Caminé al salon que me tocaba aún en shock.
—Mocoso, ¿por qué llegas tarde?—me reclamó Kunikida-sensei.
—Tenía que preguntarle algo a Dazai-sensei.—respondí y me senté en mi asiento, me sentía en modo automático.
—¿Tenía razón?—me dijo Akutagawa atrás de mi.
—Tenías razón.—le confirmé casi en un suspiro.
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¿Qué fue lo que vio Tachihara? 👀
Sospeshoto.