Four Seasons [HopeGa]

By Hobibuba

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Donde Yoongi es un omega típico que sólo se dedica a su esposo y a sus hijos. Pero su sueño de una familia f... More

Prólogo.
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Epílogo.
Agradecimientos, aclaraciones y comentarios finales.

3.

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By Hobibuba

Advertencias: drama y angst. Hoseok!Alfa x Yoongi!Omega.

Abrochándose los botones del pijama, Yoongi no cruzó palabra con Hoseok desde que se levantó de la mesa para ir al cuarto de Jeongguk y prometerle que haría cualquier cosa para disuadir a su padre.

Cualquier cosa.

Yoongi estaba dispuesto a lo que fuera para que su cachorro siguiera en el club de taekwondo, incluso si eso conllevaba darle a Hoseok lo que tanto deseaba. Mirándolo de soslayo, el alfa seguía tenso, aun sin perdonarle que le alzara la voz y cuestionara su autoridad delante de los niños.

—Seokie...

Éste le miró por un instante, y Yoongi supo que tenía su atención, pese a que no hubiera hecho ninguna seña o gesto. Estaba realmente enojado.

—No me gusta que peleemos —empezó, dando a entender que estaba apenado por lo sucedido durante la cena—. Eres mi alfa, no tuve que desafiarte —se disculpó, consiguiendo que Hoseok le mirara al fin, su expresión seria—. Jeonggukie está feliz en el club de taekwondo, y yo sé cómo hacerte feliz a ti.

El alfa enarcó una ceja, indicándole que siguiera hablando. Yoongi se plantó delante suyo, poniendo ambas manos sobre su pecho.

—Tal vez sea el momento de tener otro cachorro.

En cuanto la palabra "cachorro" salió de sus labios, Hoseok suavizó sus facciones. Otro cachorro era lo que siempre quiso desde que su tercer hijo se presentó como omega.

Una familia gozaba de más prestigio si la mayoría de sus hijos eran alfas.

—Pídemelo, y te lo daré.

—¿Y permitirás que Jeongguk siga en el club de taekwondo? —preguntó, esperanzado.

Hoseok pudo haber replicado, incluso negado a ceder a su pequeño chantaje, pero honestamente, le importaba más engendrar otro cachorro que Jeongguk y su dichoso club de taekwondo. Aun así, le dio una advertencia.

—Si vuelve a ocurrir otro incidente como el de hoy, tú serás el único responsable.

Yoongi frunció los labios, asintiendo en silencio. Estuvo feliz por Jeongguk, imaginándose cuál iba a ser su reacción cuando se lo dijera al día siguiente. Se acercó a Hoseok con la intención de besarle, y pese a que Hoseok le correspondió, fue un beso breve, distinto a los que compartieron en su despacho.

—¿Cuándo será tu próximo celo? —preguntó, separándose de él.

—En... tres semanas.

Si no lo dejaba preñado un día de esos, lo haría seguro durante su celo. Sin embargo, esa noche no hicieron nada. Yoongi lo agradeció, pues en su cabeza aún resonaban los gritos de su alfa, su voz imponiéndose ante él y sus cachorros.

Se deslizó dentro de las sábanas, y Hoseok le siguió poco después. Se dieron la espalda mutuamente sin decirse nada más, cada uno en un extremo de la cama sin un beso de buenas noches. Antes de dormirse, Yoongi pensó que al menos consiguió hacer recapacitar a su alfa.

La felicidad de sus hijos era lo primero en ese instante.

Cuando al día siguiente Jeongguk llegó a la escuela, todo eran cuchicheos y miradas a su alrededor. No fue una experiencia agradable ir por los pasillos y oír fragmentos de una versión completamente diferente a la que realmente pasó.

—Dicen que vieron como se le insinuaba a Lee en las duchas.

—Yo oí que le suplicó que fuera su alfa.

—Claro, por eso ingresó en el club de taekwondo.

—Lo ha estado calentando durante todo el semestre.

Lo gracioso de todo aquello era que ninguno de los que cuchicheaban a sus espaldas se molestaba en disimular, como si esperaran que Jeongguk les contara la versión con todo lujo de detalle.

En clase tuvo que soportar las miradas de sus compañeros clavándose en su nuca, todos creyéndose el cuento de Lee Juno como si su palabra valiera más que la suya. Era tan injusto. Había salido de casa feliz porque su mamá le dijo que su padre no le quitaría del club de taekwondo, pero toda esa felicidad desapareció en cuanto puso un pie en la escuela.

En lo que duraron las clases, se la pasó sin prestar mucha atención, tomando pocos apuntes o nada, dado que sus manos temblaban y no podía escribir bien. Aun así, no dejaría que el estúpido de Lee se saliera con la suya. Durante el almuerzo, salió del salón y fue a buscarlo, sin importarle lo que los demás pudieran decir de él.

No tardó en encontrarlo, riéndose con su grupito de amigos en mitad del pasillo, todos alfas. Su aparición hizo que las risas cesaran, pero en su lugar, soltaron silbidos y comentarios que Jeongguk ignoró, haciendo gala de una gran indiferencia.

—¿Podemos hablar un momento? —preguntó, fingiendo que la presencia de esos seis alfas no le ponía nervioso.

Su petición causó más expectación entre los amigos de Lee, quienes se reían por lo bajo y le dirigían miradas burlonas. Lee Juno tenía esa expresión arrogante de quien salió triunfante, pero poco lo iba a durar.

En cuanto estuvieron separados del resto y nadie les podía escuchar, Jeongguk no se anduvo con rodeos.

—No sé qué mentiras has ido contando, pero nada de lo que digas impedirá que siga ganándote en los entrenamientos.

El rostro de Lee enrojeció, rabioso porque un omega le estuviera desafiando en vez de agachar el rostro como hacían todos. Acercó su mano para agarrarlo, pero Jeongguk fue más rápido y le sujetó por el brazo.

—Soy mejor que tú —declaró, sin permitir que el miedo le dominara—. Asúmelo.

El alfa temblaba de pura rabia, pero antes de que sus instintos se descontrolaran, Jimin se asomó por la esquina del pasillo, su cuerpo en tensión cuando vio a Lee con su hermano. Decidió intervenir rápidamente antes de que otros les vieran, llamando la atención de ambos.

—Aléjate de mi hermano —dijo, alto y claro.

El alfa volteó el rostro, su mandíbula apretada. Jeongguk le soltó el brazo, sus hombros tensos y sus labios fruncidos en una delgada línea. Finalmente, y tras una pausa en donde los tres contuvieron el aliento, Lee hizo un ruido despectivo y se apartó del omega, no sin antes decirle:

—Un día te enseñaré tu lugar, omega.

—Hazlo y te arrancaré la cabeza —replicó Jimin.

Lee no pareció darle mucha importancia a esa amenaza, mirando despectivamente a Jeongguk antes de irse y dejar solos a los dos hermanos. Se produjo otro tenso silencio, Jimin acercándose a su hermano pequeño para comprobar que estaba bien.

—Juro que un día le golpearé.

—No lo hagas. No quiero que te metas en problemas por mi culpa —dijo Jeongguk, sorprendido de que hubiera plantado cara a ese alfa y estuviera ileso.

Jimin hizo un gesto con la mano, como restándole importancia.

—Te estaré esperando cuando salgas del club de taekwondo, Tae y Jin también estarán.

Jeongguk agachó el rostro, sintiéndose mal porque tuvieran que tomar tantas molestias por él. Jimin, que estuvo escuchando y desmintiendo la historia completamente distorsionada que corría desde primera hora por los pasillos del colegio, rodeó a su hermano por los hombros, sacando a relucir su instinto protector.

—Vayamos a comer. Tae me ha abandonado por el idiota de Jin —dijo, rodando los ojos—. ¿Vamos con ellos y les fastidiamos su momento íntimo?

Jeongguk soltó una risita, pero le dijo que no.

—Apenas les das tiempo para estar a solas.

—No puedo evitarlo. Es el novio de mi hermano, tengo que odiarlo —dijo, encogiéndose de hombros.

Por supuesto que no lo tomó en serio. Jimin podía quejarse mucho y poner mala cara cada vez que Jin y Taehyung aparecían cogidos de la mano, pero en el fondo, sabía que Jin sería un buen alfa, y sólo se dedicaba a molestarlos cuando se aburría.

Cogiéndole del brazo, Jeongguk arrastró a Jimin lejos de su hermano y su novio, llevándoselo para comer con él.

La hora de la comida fue su único momento de paz, pues cuando retomó las clases, nada cambió por mucho que Jimin intentara en vano limpiar su imagen, lo cual agradecía profundamente. Pero se dijo a sí mismo que no permitiría que cuatro habladurías minasen su estado de ánimo. Él no estaba haciendo nada malo, y tarde o temprano sus compañeros se darían cuenta de lo mentiroso y rastrero que era Lee Juno.

Solo tenía que ser paciente y hacer como si nada, ya que los chismes poco duraban en la escuela.

Afortunadamente, esa tarde no tenía entrenamiento y pudo salir sin encontrarse con el alfa, aunque ya se aseguró de no toparse con él por los rincones de la escuela y ni en la salida. No es que le tuviera miedo, –solo un poco–, pero si les veían juntos ayudaría a difundir más rumores absurdos sobre ellos dos, y él prefería mantenerse al margen.

En la entrada vio a Taehyung y Jin, que en opinión de Jeongguk, parecían dos actores sacados de un dorama. Hizo el ademán de ir hasta ellos, pero luego se lo repensó. Quizás era mejor esperar a Jimin y dejarles volver a casa solos. Sin embargo, alguien le llamó y pudo saber de quién se trataba sin tener que voltearse.

No, por favor, él no.

—¡Jeongguk!

Quería que la tierra se lo tragara ahí mismo.

—Hola, hyung —saludó sin mucho entusiasmo.

Kim Namjoon lo alcanzó, notándose enseguida lo mucho que creció durante ese año, pues con catorce años, ya era más alto que sus hermanos.

—Discúlpame. Estos días he estado muy ocupado con el Consejo Estudiantil y apenas he tenido tiempo para hablarte.

—Oh, no te preocupes. Estarás muy solicitado —dijo, apenado.

¿Por qué era tan amable? Debería mirarle con asco como hacían todos en esa estúpida escuela. De seguro estaba al corriente de todo.

Namjoon percibió lo abatido que se veía Jeongguk, por lo que decidió darle ánimos.

—Oí que le ganaste a Lee durante el entrenamiento de ayer. Bien hecho.

De pronto, su rostro empezó a calentarse y trató de justificarse tontamente.

—No... No fue nada. Solo técnica y concentración.

Jeongguk se veía realmente tierno y no pudo resistirse más. Se lo soltó de una.

—¿Tegustaríaquefuéramosacomerunhelado? —preguntó atropelladamente, tropezando con sus propias palabras.

Cualquier otro hubiera fruncido el ceño, sin entender, pero Jeongguk no.

—¿Un helado? ¿Los dos?

—Solo si te apetece —contestó el alfa, frotándose la nuca.

Después de tener un día nefasto, Jeongguk sonrió al fin. Nada le hacía más feliz que pasar tiempo a solas con Namjoon. A pesar de todo lo que decían sobre él, Namjoon se acercó por iniciativa propia y le invitó a un helado.

Todo lo malo dejó de tener importancia para Jeongguk.

Ahora lo único que quería era pasarlo bien con Namjoon y comerse ese helado. 

¡gracias por leer!

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