La suegra del año

IssyGeller_ által

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Elizabeth Baudelaire es simplemente perfecta; es una joven alegre, bromista, aplicada, y muy dedicada a lo qu... Több

Sinopsis
[1] Creando lazos
[2] Oh, oh
[3] Ladrona
[4] Amanda y Elizabeth
[5] Trabajo
[6] La familia Baudelaire
[8] Guerra quieres, guerra tendrás
[9] Hasta el alma
[10] Fiesta fitness
[11] Más ingleses, imposible
[12] Isabella
[13] Fuiste tú
[14] Un intento desesperado
[15] La dama de oro
[16] Te creo
[17] Sé que estás ahí
[18] Washington
[19] Noche de patas
[20] Y el ganador es...
[21] Evitando
[22] Tarta de arándanos
[23] Misión: galletas de chocolate
[24] Mira mamá, ¡un osito!
[25] Pitufina
[26] Especial: James Philips
[27] Viaje de chicas
[28] El innombrable
[29] La cabaña
[30] Pijamada
[31] Cruel
[32] ¿Y bien?
[33] Las vacas
[34] El té
[35] ¡Y dale con lo mismo!
[36] Una pequeña confusión
[37] Mío
[38] Dime la verdad pt.1
[39] Dime la verdad pt.2
[40] Que escritora tan floja
[41] Especial: A primera vista pt.1
[42] Especial: A primera vista pt.2
[43] Especial: A primera vista pt. 3
[44] Te quiero a ti
[45] La suegra de mi suegra
[46] Lizzy, quiero un bebé
[47] Hay tiempo
[48] 911
[49] Love grows
♤Memes♤
[50] Por ambos
[51] Es mi hijo
[52] Dulces sueños
[53] Hasta entonces
[54] ¡Por Lizzy y Liam!
[55] Chamán
[56] No la aguanto
[57] Las papas se ponen tristes
[58] Acepto
[59] Final
[Epílogo]

[7] La tía Mandy

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IssyGeller_ által

Ay, el amor, la familia, y el alcohol...

Porque, ¿qué sería la vida sin esos familiares revoltosos que solo intentan minimizar tus logros, crean conflictos o alaban ganancia que claramente no generaron?

¿Perfecta? Tal vez.

Pero como saben, no todo lo que queremos siempre se cumple, y esta oportunidad es perfecta para demostrarlo...

Así está la cosa:

Liam y Lizzy bajaron muy temprano a preparar el desayuno a los padres de Lizzy; y por preparar, claramente me refiero a que fueron a comprar la comida ya hecha y sorprenderlos. Seguido a eso, desayunaron los cuatros entre anécdotas felices...

Luego empezó la desdicha.

Llegaron los familiares, toda la manada por parte de la Sra. Baudelaire, saludaron, y comenzaron su labor de redecorar el salón principal.

Afortunadamente Liam había salido con el Sr. Baudelaire a comprar todo lo necesario para la parrilla.

Desafortunadamente volvieron y Liam fue atacado por la descarada prima de Elizabeth.

—¡Oh por Dios! Qué hermoso auto tienes. —comentó la tía de Elizabeth, Edith.

—Gracias. —comentó Liam.

—Bueno, hellou... ¿cómo te llamas, bello? —coqueteó la hija de Edith.

—Aléjate. Ahora. —apareció Lizzy.

—Hola primita. Cuanto tiempo. —saludó.

—Te dije que te alejaras de él, estás invadiendo su espacio.

Liam, dándose cuenta de ello, se alejó rápidamente.

—Bien. —se indignó al verlo irse. —Me alejare; al fin y al cabo no es tan lindo. —caminó hasta el umbral de la casa. —Puedes quedartelo prima.

Elizabeth resoplo.

—Ven amor, entremos. Te presentaré a todos.

...

—¡Familia! —gritó Elizabeth desde la puerta. —Él es Liam, mi novio. —enfatizó eso último.

—¿Por qué lo gritaste tan alto prima? ¿Miedo a dejarlo solo y se presente soltero?

—No. Simplemente no quiero repetirlo con cada uno. —se encogió de hombros. —Así ahora lo saben todos. —miró Liam y sonrio.

—¿Cómo de llaman? —preguntó en un susurro, ya lejos de todos.

—Mira, los dos al lado de mi padre son mis tíos, Rodrigo y Marcus; sus esposas, Fran y Nadia están por allá. —punto al comedor, donde veían que dos señoras conversaban alegremente bebiendo.

—¿No es muy temprano para beber?

—Bueno, como suelen decir... en algún lugar pasan de las 5. —Liam rió.

—Los hijos de Rodrigo y Fran son tres: Natalia, Melanie y Dante. Melanie, la mayor, ya tiene cuatro hijos; te diría sus nombres, pero te olvidarás.

》Los hijos de Marcus y Nadia son dos: Hector y Tito. Hector tambien tiene una hija, Elena. Su esposa falleció por lo que es padre soltero.

Mi tío Dave es el mellizo de mi mamá, jamás se casó y no tiene hijos. Es un alma libre. —sonrió mirando al señor parecido a su madre jugar con los niños.

Y por último, mi tía Edith. Ella es soltera y tiene una hija. Elitzabeth. La conociste en la puerta.

—¿Elitzabeth?

—Sí. En esa época mi mamá y mi tía estaban en una guerra rara. Cundo ella quedó embarazada, mi tía a la semanas también quedó. Cuando mi mamá quiso llamarme Elizabeth, ella decidió llamar a mi prima Elitzabeth.

—Vaya...

—Sí... pero descuida. Mi mamá hace tiempo dejó de batallar con ella. ¿Alguna pregunta?

—No, creo que lo tengo... tus abuelos fallecieron hace un tiempo, pero tuvieron cinco hijos: Rodrigo, Marcus, Edith, Dave y Loreen.

》La esposa de Rodrigo es Fran y sus hijos son 3: Natalia, Melanie y Dante. Melanie, la mayor, ya tiene cuatro hijos cuyos nombres no sé.

La esposa de Marcus es Nadia y tiene dos hijos: Hector y Tito. Hector tiene una hija, Melina.

—Elena. —corrigió.

—Elena, sí. Y su madre falleció por lo que él es padre soltero.

》El tío Dave es el mellizo de tu mamá, jamás se casó y no tiene hijos, es por eso que te trata como su hija, ya que, según lo que vi, es el más "conversable".

Elizabeth rió.

—Y para terminar, la señora que se asombró por mi carro es Edith. Soltera y tiene una hija. Elitzabeth, cuyo nombre es escalofriantemente parecido al tuyo.

—¿Cómo lograste retener todo tan rápido? —esta asombrada.

—Amor, me gradué sin haber estudiado. Es obvio que puedo retener información. —alardeó.

—Idiota. —rió.

—Tengo una pregunta.

—Dispara.

—¿Por qué la mayoría de los nombres son...?

—¿Latinos?

Asintió.

—Mis abuelos son latinos, y la mitad de mis tíos nacieron en Perú, solo los mellizos nacieron aquí, pero de igual forma tienen raíces hispanas.

—Eso explica tu explosiva personalidad. —comprendió.

—¿Explosiva personalidad? Si me comparas con Clarisse, son tranquila.

—¿Ella también es...?

—Parecida a mi. Sus padres son mexicanos, ella nació aquí. Como ves, existe una gran variedad.

...

—¿Todavía sigues sin recordar eso tan importante? —preguntó Loreen a su hija.

—Sí. Le estuve dando vueltas al asunto toda la noche y nada.

—¿Le preguntaste a Liam?

Parpadeo.

—No sé me ocurrió.

—Mi vida, parte de una relación, es saber compartir no solo buenos momentos, sino también los malos, las preguntas inciertas, las anécdotas vergonzosas, todo. ¿Entiendes?

—Debo contarle que estoy ansiosa, ¿verdad?

—Así es. —asintió.

—¿Así sea por una estupidez?

—En especial si es por una estupidez. Debes contarlo para que juntos te puedas calmar. Confía en que podrán.

—De acuerdo. Ahora vuelvo.

A paso firme subió al segundo piso donde encontraba Liam buscando algo.

Cerró la puerta tras ella.

Liam giró y parpadeo.

—Sabía que vendrias. —dijo coqueto.

—¿Qué?

—¿No vienes para hacerlo?

—¿Qué?

—Ya sabes, es más sensual con gente abajo.

Elizabeth ladeo la cabeza.

—A veces me preocupan tus idea descabelladas.

Algo incomodo por su herrada afirmación, Liam fingió tocer para dispersar su repentina timidez.

—¿Necesitas algo? —preguntó como si nada.

—¿Si? Vine porque necesito contarte algo.

Liam se sentó en el borde de la cama.

—Bien, te escucho.

—¿Olvide algo? —preguntó.

—No entiendo tu pregunta.

—Siento que he olvidado algo grande, pero no recuerdo que.

—Y te pusiste ansiosa pensando en eso. —concluyó.

—Exacto.

—Bien, repasemos lo que te has podido olvidar, ¿te parece?

—Gracias. —corrió hasta su lado y se sentó.

—Hmp, ¿es algo físico? ¿Documentos, ropa, bolígrafos, condones?

—Idiota. —sonrió.

—¿Qué? —rió. —Se que te gusta estar preparada para lo que sea.

—Tarado.

—Bueno, bueno, entonces debe ser algo intangible. ¿Alguna reunión? ¿La clave de tu targeta? ¿Nuestro aniversario?

—Por supuesto que recuerdo nuestro aniversario. —fingió estar indignada.

—¿Cuándo es? —la molestó.

—Falta todavía.

—No sabes cuándo. —volteó la mirada.

—Se que falta. —hizo lo mismo.

—Eres hermosa. —la contempló cambiando completamente de tema.

—Gracias.

—¿Soy hermoso?

—Más de lo que deberías. Sí.

—Quiero besarte, ¿puedo? —se acercó lentamente.

—No. —dijo también cerca a él.

—¿Por qué? —no se detuvo.

—Porque no podré parar. —admitió.

—¿Y por qué hacerlo? Nadie nos espera, y tienes condones.

Elizabeth sonrió.

—Cállate y bésame.

No, aquí nadie interrumpió.

Y no, nadie entró a la habitación.

Y sí, continuaron besándose.

Pero nada dura para siempre y sus besos no son la excepción. Tuvieron que parar al escuchar a los niños gritar un nombre.

Ay mierda. Ya me acordé. Penso lizzy cerrando los ojos, lamentándose.

Los niños seguían gritando, una y otra vez:

—¡Tía Mandy, llegaste!

—Amor, desde ayer que quería preguntarte. ¿Quién es la tía Mandy?

Ay Dios...

...

—¿Mamá? —Liam la observaba desde el primer escalón.

—¿Por qué Dios? ¿Acaso soy mala persona? —se lamento Elizabeth, aún en lo alto del segundo piso

—¡Hijito! Que alegría verte. —saludó una Amanda muy contenta.

—¿Qué haces aquí? No te veía, desde... hace días.

Sí, hace días. Exactamente desde el día en donde fueron a cenar luego del recital de Sunny, donde "accidentalmente" Amanda derramó todo un plato de sopa caliente sobre Elizabeth, y al tratar de "limpiarla" vertió café hirviendo porque "pensó" que era "agua".

Vaya, muchas comillas en tan poco párrafo... así de necesario es cuando se trata de Amanda, alías, tía Mandy.

—Tranquila Liz, no pasa nada. —intentó tranquilizarse al bajar las escaleras. —No hay ningún líquido caliente en la casa, solo una parrilla encendida en donde podrás freír su cara si no se va. Casual.

—Pero miren a quien tememos aquí. —Amanda dijo su mirada sobre el hombro de Liam. —Elizabeth, y tan despeinada...

—Hola Amanda, que gusto tenerte aquí, aunque no te esperaba. —se paró al lado de su novio.

—Pero si vengo cada año, boba. —Elizabeth la miro mal. —Iré a saludar al resto, deberían también estar cerca, al fin y al cabo, son tus padres Elizabeth, y no siempre los ves.

...

¿Cómo deshacerse de ella? Pensaba y pensaba la castaña.

¿Tirarla de un barranco?

Imposible, no hay ninguno cerca.

¿Ahogarla en la piscina?

Muy notorio.

¿Intoxicarla?

Levantaría sospechas.

Entonces, ¿cómo alejarla?

Apenas ha pasado dos horas desde que llegó y lo único que ha hecho, aparte de hablar con todo el mundo, fue arrojar a su hijo a los brazos de la prima de Lizzy. Algo vil hasta para mi ya que su nuera está presente.

—Amanda logró que Liam y tu prima se lleven mejor. Según entendí, al inicio se llevaron mal. ¿No es adorable? —su tío Dave comentó con un suave dejo de sarcasmo.

—Amanda es su mamá y yo su nuera, obviamente quiere molestarme.

—Ay cariño, ¿desde cuándo eres así? La Elizabeth que vi crecer contraatacaria.

—¿Insinuas que debo hacerlo?

—Insinuo que no debes dejarla que te  intimide. Eres más fuerte e inteligente.

Una fuerte y exagerada carcajada resonó por todo el lugar. Dave y Lizzy giraron y se toparon con un Liam completamente incómodo que veía en dirección a su enamorada y en sus ojos se podía observar las súplicas silenciosas por salvarla; pues, a su alrededor, Edith y Litzy lo sujetaban y acariciaban como si de un juguete se tratara.

—Creo que deberías salvarlo... —sugirió su tío. —De lo contrario, Edith se asegurará de casarlo con Litzy.

—Liam jamás lo aceptaría. —confío en él.

—Lo sé pero, ¿y su madre? ¿Amanda sería capaz?

Sabiendo lo que insinuaba, Elizabeth se levantó algo asustada de su asiento y prácticamente corrió hasta ellos.

—Liam, bebé. Mi papá te llama. —uso como excusa.

—¡Ay, prima! Se está divirtiendo, dile a tu padre que lo deje en paz por un rato más.

—De hecho, le prometí a Drew que lo ayudaría en la parrilla, lo lamento. —se disculpó y se fue, no sin antes jalar a su novia con él.

Ambos caminaban rumbo al patio, pero en un descuido corrieron escaleras arriba.

—Te amo. —Liam la besó. —Gracias por salvarme.

—Creí que lo necesitabas. —devolvió el mismo beso con la misma intensidad. —También te amo.

—C-creo... creo —dejo sus labios y comenzó a besar su cuello. —Creo que deberíamos usar eso que con tanto afán insististe en traer.

Elizabeth rió, pues sabía que hablaba de los preservativos que ÉL trajo.

Aún besándose terminaron en la puerta de su habitación, muy torpemente quisieron abrirlo.

—Espera. —Elizabeth intentó pararlo, pero no tuvo éxito. —Hay que abrir la puerta.

—Olvida la puerta.

—¿Ah, si? —jadeo. —¿Y cómo te pondrás eso que "insistí en traer"?

Liam paró de golpe.

—Tienes razón. Entremos.

Se dieron un largo beso y se dispusieron a entrar. Pero al abrir la puerta, ambos gritaron.

—¡¿Qué demonios haces aquí?! —preguntó Elizabeth con el corazón en la mano.

Amanda se encontraba cruzada de piernas en la cama, sosteniendo una tira de preservativos.

Toda la calentura y posible excitación que haya sentido Liam, en ese momento se le bajo de golpe al ver a su madre de ese modo.

—Soy su compañera de cuarto. ¡Sorpresa!







Olvasás folytatása

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