¿Escuchas Girl in Red? | PRON...

By Ash-Quintana

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Las cosas comienzan a complicarse para Andy cuando descubre que siente algo más que una simple amistad por su... More

1. Ahora soy tu novia
2. Hay que pegarle
3. Los amigos no te cuernean
4. Quedé como estúpida
5. Jade con J de "Joder, qué pesado"
6. Me sacan del armario
7. Tengo un gay panic
8. Una pelea (finalmente)
9. LA BESÉ
10. Reforzamos la amistad
11. ¿Charlie escucha Girl in Red?
12. He dicho algo malo
13. Ahora ella es mi novia
14. ¿Qué somos?
15. No salió como esperaba
16. Expongo a Charlie y Jade me expone a mí
17. La novia de Noah (no soy yo)
18. La estampo contra la pared (padre nuestro que estás en el cielo)
19. Mamá, papá, soy gay
20. La hice llorar (verga)
21. Ahuevo chismesito
22. Alana esconde algo
23. Ay, atrapadaaaa
24. ¿Noah?
25. Jade me es infiel
26. Se me junta el ganado
27. Reunión en la ducha
28. Sexo telefónico
30. Hay destinos más ricos que otros
31. Chica promiscua ¿Me estás coqueteando?
32. F
33. ¿Lo que pasa en el ascensor se queda en el ascensor?
34. Lo lograron. Finalmente la rompieron
35. Hoy es noche de...
36. El no novio de Jade
37. Caballo homosexual de las montañas
38. Charlie me acorrala
39. Un último baile
40. Epílogo
Ash llorando
Extra 1: Que me bese la cumpleañera
¡Segundo libro!
¡Libro en físico!

29. No puede ser

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By Ash-Quintana

Me sentía mal por Alana.

Hoy era su cumpleaños y el examen de física nos tocaba en la primera hora, para darnos el "Buenos días".

Y si un examen de física ya era malo de por sí, para ella era peor, porque siempre que estaba nerviosa se ponía mal del estómago y no recordaba nada de lo que había estudiado.

—Para de sufrir, por favor. —Jade pasó un brazo por sobre sus hombros mientras aguardábamos en la formación para que izaran la bandera. Alana se veía verde—. Si ya lo sabes todo.

Ella hizo una mueca de asco y se llevó las manos al estómago. Una ráfaga de viento le pegó el cabello al rostro. Con su abrigo negro parecía que asistía a un funeral.

—Ya lo he olvidado —lloriqueó.

Jade me miró en busca de ayuda, pero no pude más que alzarme de hombros.

Charlie cruzó el patio principal en ese momento con la bandera doblada sobre sus manos y se acercó hasta el mástil para anudarla e izarla.

La observé, como estaba segura de que todos hicimos, porque había algo siempre en ella que hacía que se voltearan a verla.

Incluso en un día como hoy: helado, con viento, nublado y a las siete de la mañana. Ella se veía radiante con su abrigo a cuadros y su cabello recogido en un moño elegante.

Nuestras miradas se cruzaron y ella me sonrió. Le devolví la sonrisa, porque sólo ella era así de extra como para vestirse formal para un examen.

Luego del saludo de la directora, Charlie y Jade caminaron junto a Alana, como si la estuvieran escoltando escaleras arriba, mientras le repetían las fórmulas con las que estuvimos trabajando el último mes.

Alana parecía estar esforzándose por memorizarlas, pero había algo mal en la manera en la que lo hacía. Como si la información le entrara y en medio segundo se le esfumara.

—Vamos, Alana. —Jade le dio una palmada en la espalda. Un último gesto de apoyo antes de entrar al salón—. Hemos estudiado esto juntos. Lo tienes ahí. Sólo debes calmarte.

Charlie y yo compartimos una mirada antes de sentarnos en nuestros bancos.

El clima en general estaba algo tenso. No se trataba sólo de la presión del examen, que era el último de la materia antes de cerrar las notas del trimestre. Sino también porque el viaje de Charlie también estaba en juego. Dependía de qué tanto pudiéramos levantar nuestro promedio en estos últimos días.

Ella se recargó contra el respaldo y metió las manos en los bolsillos de su abrigo antes de cerrar los ojos, como si estuviera a punto de tomarse una siesta. No los abrió ni siquiera cuando la profesora entró y nos saludó.

Antes solía pensar que ella hacía eso porque estaba totalmente segura de todo y no le preocupaba el examen. Con el tiempo me di cuenta de que sólo intentaba tener unos segundos de calma antes de comenzar, para tener la cabeza fría.

La profesora repartió las hojas volteadas y nos ordenó que las dejáramos así hasta que se las entregara a todos.

Seis temas diferentes en total.

Solté una palabrota y leí las consignas antes de comenzar a resolverlas. No me podía dar el lujo de saltarme algún sígno o algún número por accidente.

Charlie y Jade fueron los primeros en entregar el examen. A medida que pasaron los minutos más estudiantes comenzaron a acercarse al escritorio para dejarlo.

Charlie los miraba atentamente, sólo para asegurarse de que ninguna hoja estuviera en blanco.

—Veinte minutos —dijo la profesora desde su escritorio, concentrada en completar su registro.

Grité internamente y pasé a la última consigna.

Le eché una mirada fugaz a Alana y noté que ella tenía la hoja prácticamente en blanco. Se sostenía la cabeza con una mano como si intentara recordar algo.

Le di una patada suave a Charlie por debajo de la mesa y ella me miró con la frente arrugada. Le señalé con el mentón a Alana y ella abrió los ojos con alarma.

Luego se volteó rápido hacia su banco del otro lado, donde Jade parecía estar entretenido viendo memes.

Intenté volver a mi propio examen para terminarlo, pero los murmullos me distrajeron con facilidad. Luego de unos minutos levanté la cabeza para pedirles que se callaran, pero entonces las voces subieron el volumen de manera considerable.

—... y siempre es lo mismo contigo —murmuró Jade—. Primero quieres algo y luego ya no.

¿Hmmm?

—Pues yo nunca dije que quería pasar el fin de semana con tu madre ¿En qué momento lo he dicho? —respondió Charlie unos tonos más alto.

Algunas cabezas se levantaron con curiosidad para mirarlos. Otros estudiantes compartieron miradas de confusión.

—No es mi culpa, Charlotte. Yo no sabía que iríamos a acampar.

—Eso es porque nunca preguntas ¿Cómo no vas a saberlo? ¿Tienes idea del frío que hace en el campo de noche?

—Pues no vengas.

—¡Es nuestro aniversario!

La profesora levantó la cabeza de sus registros con alarma al oír a Charlotte. Jade se alzó de hombros como si no le importara y soltó un "¿Qué quieres que te diga?" antes de que mi amiga se levantara y saliera del salón como si estuviera a punto de llorar.

La profesora se veía tan confundida que no supo qué hacer: Si preguntarle a Jade qué mierda acababa de suceder o seguir a Charlie fuera del salón.

Acabó por hacer la segunda.

Apenas cruzó las puertas y estas se cerraron detrás de ella, las voces se elevaron. Jade borró su cara de constipación en menos de un segundo y, antes de que me pudiera dar cuenta, ya se estaba levantando para ir al banco de Alana.

Ella levantó la cabeza y lo miró con los ojos bien abiertos, como un animalito apenado. Jade se acuclilló a su lado y tomó un lápiz.

—Me he olvidado las fórmulas —la oí murmurar.

La cabeza de Jade me tapaba la mesa de Alana como para poder espiar qué estaban haciendo.

—Mira, no llores. Le pasa a cualquiera —la tranquilizó—. Tu tema se parece al mío. Veamos...

—No vas a llegar a resolverle todo —dijo otra voz. Alcé la mirada y me encontré a Noah parada junto a ellos. Alana y Jade levantaron la cabeza—. Ponle las fórmulas. Ella puede resolverlo sola.

Nadie se movió, así que Noah le quitó el lápiz a Jade y comenzó a anotar cosas en el examen de Alana. Los dos estaban lo suficientemente sorprendidos como para siquiera protestar y la profesora abrió la puerta unos segundos después con Charlie a su lado.

Todos corrieron a sus asientos. Alana hundió la cabeza y comenzó a escribir como poseída.

Miré mi hoja con terror y me apresuré a escribir el último cálculo.

La profesora pasó para recoger las hojas que quedaban una vez que el timbre que daba finalizada la hora sonó.

Alana entregó la suya y se derrumbó en su asiento como si acabara de quitarse un terrible peso de encima.

Cuando ella se marchó con los exámenes, Charlie dio un salto de su asiento y casi se abalanzó sobre la mesa de la rubia para preguntarle cómo le había ido. Aún había un poco de delineador rojo corrido en su rostro, como si hubiera estado llorado durante ese momento que estuvo afuera con la profesora.

—No lo sé. Creo que lo he hecho bien —respondió la rubia con inseguridad.

—¡Bien! —Hincada a su lado, como había hecho Jade antes, Charlie la sacudió por los hombros con entusiasmo y le contagió la sonrisa a Alana. Luego desvió su atención hacia mí—. Y tú también, no te pongas celosa.

Deslizó su mano por mi pierna en un gesto cariñoso y yo le chasqueé la lengua con fastidio.

Alana se levantó de golpe en ese momento y se marchó con prisa. Charlie dio un respingo y presionó mi pierna sin darse cuenta.

La seguimos fuera del salón hasta el baño.

Normalmente nadie salía al patio los días de lluvia cuando tocaba el receso, así que ahora estaban todos los alumnos del último piso amontonados en las puertas y el pasillo, en las escaleras e incluso en las ventanas, aunque allí se mojaran.

Pateé una pelota de papel que chocó contra mi pie y me apresuré a correr hasta el baño cuando una profesora me gritó.

Alana se detuvo frente a los espejos y se volvió para mirarnos.

—¿Quién se cree? —soltó, de repente.

Charlie y yo nos congelamos.

—"Quién se cree" ¿Quién?

Alana levantó un brazo para señalar la dirección de la que acabábamos de llegar.

—¡Noah! ¡No tiene derecho!

—¿...a ser amable contigo? —pregunté sin comprender.

—¡Sí! —Alana pateó un cesto de basura vacío y Charlie la regañó. Lo volvió a acomodar con culpa y sus mejillas se encendieron—. No puede ser terrible conmigo y luego aparecer de la nada y hacer algo bueno como si esperara que con eso la perdonara.

Charlie se rascó la cabeza. Ella estaba haciendo un gran esfuerzo por comprender, pero no estuvo en el salón cuando Noah se acercó a escribirle las fórmulas en el papel a Alana.

—¿No crees que es mejor si lo hablan, en lugar de patear cosas?

—¡No! —Alana metió las manos en los bolsillos de su abrigo con fuerza—. Ella es una mala persona, y ustedes la han perdonado muy rápido.

Charlie se enserió.

—No la hemos perdonado —dijo e intentó sacar una sonrisa de nuevo—. No te pongas de malas. No dejes que arruine tu cumpleaños.

Alana se llevó una mano al rostro como si acabara de recordar algo terrible y se apoyó en el lavabo.

—Es horrible cumplir años. Soy mayor que todas ustedes porque he recursado como dos años.

Charlie se adelantó para darle una palmada en el hombro.

—Es tu año de suerte. Estarás en el cuadro de honor. Estoy segura. Y hoy comerás pastel.

Salimos las tres juntas del salón cuando acabaron las clases, pero nos detuvimos frente a la entrada para despedirnos de Charlotte. Ella tenía sus clases de la tarde, aunque hoy le tocara salir más temprano.

Un bocinazo nos hizo mirar hacia la calle de enfrente, donde un auto acababa de estacionarse. La ventanilla se abrió y un muchacho con rizos dorados y suéter de alpacas de asomó.

—¡ALANAAAAA!

Todos se voltearon para verlo.

La aludida retrocedió un paso.

—Dios mío.

—¿Quién es ese? —preguntó Charlie.

—Es mi hermano. —Se pasó una mano por el rostro—. Iré a ver qué quiere.

Alana se marchó antes de que pudiera sugerirle que tal vez estaba para desearle un feliz cumpleaños. Cuando llegó junto a él fue extraño de ver lo diferente que parecían.

La noche de la fiesta el hermano de Alana se veía como si acabara de salir de su cama, pero ahora en plena luz del día me recordaba más a esos chicos de tiktok que siempre tienen un montón de plantas en su cuarto.

Sentí un tirón en la parte trasera de mi camiseta. Charlie me arrastró de nuevo dentro del instituto hasta llegar frente al cuadro de honor, lejos de la puerta, para que no nos empujaran los que estaban saliendo.

—Mírate. —Me tomó por los hombros y me obligó a darme vuelta para encarar el enorme cuadro—. Estás en el salón de la fama.

Busqué con la mirada mi nombre. Debajo de todo.

El último nombre.

El último apellido.

Paz Andrea 7.06

Me quedé de piedra.

Un músculo se tensó en la comisura de mi labio.

—¿Esa soy yo?

Charlie enganchó su brazo alrededor del mío.

—¿Conoces a otra Andrea Paz de la sexta división?

Intenté responder algo inteligente, pero mis pensamientos no conectaron.

Presioné los labios en una sonrisa vanidosa.

—¿Qué se siente saber que tu novia ahora es tan lista como tú?

Ella me levantó las cejas.

—¿Desde cuándo eres mi novia?

Me di cuenta tarde de mi error. Comencé a negar para disculparme, pero ella me ignoró y apoyó el mentón sobre mi hombro para seguir examinando la lista.

—Esa estúpida sigue delante de mí.

Le eché otra mirada.

Arriba de Charlie descansaba el nombre de Jade. Sólo la pasaba por treinta décimas, pero ahora ya sabía que eso significaba mucho.

—¿Tus padres no se han enfadado? —pregunté con curiosidad—. Por estar debajo de alguien.

—Podría estar debajo de ti y...

—¡Charlie!

Ella se alzó de hombros y sonrió como disculpa.

Levanté una mano para limpiar un poco de delineador rojo que quedó sobre su sien.

—Se burlan un poco, pero creo que les alivia saber que me está yendo mejor en el bachillerato internacional. Jade me ha ayudado a estudiar.

—¿En serio?

Ella asintió.

—Es un buen apoyo moral y se concentra fácil. Pero eso no significa que él sea más listo que yo. —Elevó el mentón con orgullo—. Él no está en el IB.

—¿Eso es lo que quieres? —le pregunté—. ¿Te gusta estar en el IB? —Ella cerró la boca y se quedó pensando. Un rato después arrugó la frente, como si fuera más difícil de lo que pretendía el pensar una respuesta—. ¿Qué harás luego de la secundaria, Charlie?

Esa pregunta debió de ser más fácil para ella, porque respondió en seguida.

—Tal vez administración de empresas, o algo así. Mamá había hecho una lista.

Resoplé.

—No me suena a ti —me quejé—. ¿Has pensado en un conservatorio? Estudian mucho y repiten las mismas melodías por días, como cuando intentaste aprenderte todo un álbum de Gwen Stefani en una sentada.

Ella me soltó y dio un paso hacia atrás sin apartar la vista de los nombres en la lista.

—No tengo talento para eso —confesó—. La gente que estudia esas cosas toca desde pequeña. Yo nunca le he podido dedicar tiempo.

—Sólo digo... —comencé. Mi mente estaba trabajando—. Que si estudias aquí y yo consigo un trabajo nuevo, y tú también, tal vez podríamos...

—No. —Levanté la vista con sorpresa, pero ella no me estaba mirando. Un momento después desvió la atención de la cartelera hacia mí—. Salgo en dos horas ¿Por qué no pasan por el centro comercial y compran las entradas para el cine? Estoy segura de que llegaré antes de las cuatro.

—Charlie...

—Y de paso averiguas los precios de los postres que tus padres te han pedido. Yo si recuerdo eso.

Hice una mueca de disgusto, porque lo había olvidado por completo.

—Pero no te tardes —le advertí, como si ella pudiera controlar eso.

Me giré para marcharme, pero ella me atrapó por la tela de la camiseta de nuevo y tiró de ella para atraerme. Antes de que pudiera decir nada, estampó un par de billetes en mi pecho.

—Págale a Alana. Dile que yo invito.

Por un momento creí que me iba a besar.

Intenté traer mi alma de regreso antes de contestar.

—¿Y a mi no me vas a pagar el almuerzo?

Ella acercó su rostro al mío.

—¿No que te ibas a conseguir un empleo?

Me zafé de su agarre antes de que se me ocurriera hacer algo estúpido con su rostro tan cerca y me reuní con Alana en la entrada.

Ella sólo sabía que iríamos a comer y luego al cine con Charlotte, pero no tenía idea de a dónde. Cuando el autobús que tomamos comenzó a acercarse al centro comercial, noté que se puso alerta.

—¿Por qué estamos yendo a este centro comercial? —preguntó desde su asiento.

La miré con curiosidad, parada a su lado. El autobús estaba lo suficientemente lleno como para que yo tuviera que viajar a pie.

—Es el más cercano. —Me alcé de hombros—. Y los miércoles hay dos por uno en el cine.

—Pensé que iríamos al otro.

Hizo un gesto con el pulgar para señalar el sentido contrario al que iba el autobús. Había otro centro comercial a un par de calles, pero era más pequeño, no tenía el "dos por uno" y vendían principalmente muebles.

Negué con la cabeza y ella no volvió a hablar por el resto del viaje.

Alana no era la persona más charlatana del mundo y yo mucho menos. Nosotras simplemente dejábamos que Charlie o Noah guiaran las conversaciones, así que los primeros minutos dentro del centro comercial fueron los más estresantes para mí.

Luego me di cuenta de que el silencio que había entre nosotras no era incómodo y que ella disfrutaba estar sin hablar a veces, a menos de que le preguntaras por algo que le interesara.

Cuando ordenamos la comida mencioné por accidente una serie animada que encontré en la televisión y resultó que ella era una fanática. Pasó la siguiente hora explicándome la razón, los motivos y las circunstancias de cada personaje y la trama de las primeras tres temporadas.

—Entonces él descubrió que su padre era el verdadero villano y... no, no, ven aquí —Estiró el brazo para arrastrarme al fondo del patio de comidas, apartadas del centro, y me hizo sentarme junto a las ventanas—. Como te seguía diciendo, enterarse de eso lo afectó tanto que fue akumatizado...

Era extraño ver a Alana tan emocionada con algo. Ella gesticulaba con sus manos mientras hablaba y no se daba cuenta cuando se le caía una papa de su hamburguesa. De vez en cuando se detenía para preguntarme si quería hablar de otra cosa, pero le decía que continuara.

Para cuando acabamos de comer, no sé cómo, acabamos formando una teoría sobre el villano de la siguiente temporada.

Ella incluso anotó en una servilleta el orden cronológico de los episodios.

Mi teléfono vibró con un mensaje cuando deseché los restos en el cesto de basura.

De: Satanás.

Estoy en el estacionamiento

—Charlie está aquí —le avisé a Alana—. Vamos a esperarla en la boletería.

Alana asintió y enganchó su abrigo en la correa de su mochila. Debajo llevaba la polémica camiseta de crepúsculo que le había conseguido una cita el fin de semana pasado.

Le respondí a Charlie para que nos encontrara en la boletería electrónica y nos dirigimos hacia allí.

—Hagamos esto rápido —dijo Alana cuando llegamos—. La de Godzilla sale en media hora.

—Bueno, saca tres boletos —me alcé de hombros.

Ella dio un paso hacia la pantalla de la boletería para buscar la película, pero su atención se desvió hacia otro lado un momento.

—Mejor sácala tú. Yo tengo los dedos con grasa.

La miré extrañada, pero obedecí. Busqué la película y luego entre los horarios, pero estaban todas las entradas agotadas hasta la noche.

—Eh, Alana... —recargué la página—. ¿Hay alguna otra que quieras ver? Esa se ha agotado.

—¿Eh?

Levanté la cabeza para verla.

—Que la de Godzilla...

Alana no me estaba mirando, sino que miraba la fila de los refrescos. Seguí su mirada y encontré a Noah. Ella estaba hurgando en el bolsillo de su mochila mientras iba sacando dinero. A su lado había alguien hablando con ella.

La chica con la que estuvo en el cine esa vez que vine aquí con Jade.

—¿Qué es eso? —pregunté. Alana pareció reparar en que le estaba hablando a ella y me miró horrorizada. Sumé dos más dos—. ¿Tú sabías que ella estaría aquí?

Ella sacudió la cabeza con energía.

—No, pero lo suponía —admitió—. "Los miércoles son de dos por uno en el cine" —repitió.

La chica desconocida y Noah avanzaron en la fila para ordenar. Ella comenzó a enumerar con sus dedos como si estuviera pidiendo varias cosas y Noah se metía en la conversación de vez en cuando para agregar algo.

Sentí que se me revolvía el estómago.

—¿Cómo sabes que ella viene aquí los miércoles? —miré a Alana—. ¿Hace cuánto lo hacen?

Alana miró hacia ellas y luego a mí de regreso, como si no quisiera responder.

—No lo sé. Desde siempre, creo. O desde que la conozco.

Abrí más los ojos.

—¿Noah me ha estado engañando?

Ella hizo una mueca de desagrado y miró hacia otro lado con culpa.

—Seamos honestas, Andy. Tú sabías que ella estaba viendo a alguien más. Tú la viste con ella en el cine y aún así le pediste que saliera contigo. También sabías que esa noche de la feria ella fue con alguien más y la dejaron plantada.

La miré alarmada.

—¿Cómo sabes todo eso?

—¿Cómo crees que se enteró Noah que estarías aquí esa vez que llegaste con Jade?

Recordé ese día en el que trabajamos en el proyecto. Le había pedido a Alana que nos acompañara, pero ella dijo que ya tenía un grupo. Unos momentos después encontré a Noah.

—¿Tú le dijiste?

—Claro que no —se apresuró a responder—. Pero estaba con ella cuando me enviaste el mensaje. Ella llamó a Clara y le preguntó si podían verse ese día, aunque no fuera miércoles. Clara se enfadó tanto cuando la plantó que no le habló como por un mes.

—¿El mes en el que ella y yo estuvimos saliendo? —abrí la boca. No podía creerlo— ¿Tú sabías que ellas tenían algo?

Alana retrocedió un paso.

—Creí que si te lo decía ahora sería para peor. Tú estás en lo tuyo, Noah está en lo suyo. Pero no puedo perdonarla. Ella me hacía su cómplice y luego esperaba que le guardara el secreto. Porque eso hacen las amigas ¿No?

—¡No! No con esto.

—Lo siento mucho —dijo. De verdad se veía apenada—. No quería venir aquí ni que te enteraras así.

Volví a mirar a las chicas en la fila. Noah intentaba sostener dos bebidas y un tarro de palomitas enorme mientras reían. Me pregunté si ella había reído alguna vez así conmigo cuando salíamos.

Si alguna vez yo le importé.

O si sólo me tenía ganas y estuvo conmigo porque su primera opción estaba enfadada.

—¿Ella sabía que yo estaría en el centro comercial ese día y vino igual? —pregunté—. ¿Por qué?

Alana me miró como si no fuera obvio.

—Porque quería darte celos. A ver si le pedías de una vez que fueran novias.

Sentí un nudo en la garganta.

Ella lo había pensado todo. Ese día en el cine. Ella sabía que yo me acercaría.

—Buah ¿Y esa cara? —Una mano tocó mi hombro y me tensé. Charlie se colocó a mi lado y me miró preocupada—. ¿Qué sucede?

Señalé con el mentón hacia Noah. No quería hablar con el nudo aún allí.

Charlie siguió con la mirada el punto que señalé y se congeló al notarlas. Su mano me dio un ligero apretón en el hombro.

—¿Ya tiene novia nueva? —preguntó en broma, en un intento por aligerar el ambiente.

—No es nueva —respondí.

Ella me miró extrañada, pero no agregué nada más. Luego miró a Alana y entonces pareció comprender a lo que me refería.

—¿Es en serio? —preguntó enfadada—. ¿Te ha metido los cuernos?

—Algo así —respondí.

—¿Cómo que "algo así"? —Tomó aire—. Es una hija de puta.

Charlie me soltó.

Y fue directo hacia ellas.

-.-.-.-

Holaa ¿Cómo les va? ¿Qué tal les trató la semana?

Yo estuve a full con el trabajo y la facultad y todavía me queda mucho por hacer. Envienme buena vibra para que me vaya bien porfi.

Ahora sí.

Espero que se haya entendido el cap de hoy. En especial las explicaciones de Alana. Si les costó entender algo avísenme así vuelvo a revisar el cap y lo edito para que quede más claro.

Yo siento que si llegaran a releer la historia después de este cap van a ver muchas cosas de Charlie y de Noah que ahora cobran sentido y tienen explicación JAJAJA les juro que yo me mordía la lengua cada vez que me decían algo de los personajes para no spoilear nada.

¿Ustedes que harían si fueran Andy o Charlie se acabaran de enterar de eso? jaja

btw se viene bardo y del bueno. Y vamos a descubrir el secreto de Jade, entre tanto bardo.

Ya que estamos, me gustaría empezar a hacer directos en instagram (de momento) pero nunca se me ocurre de qué podríamos hablar o qué podríamos hacer y tampoco sé qué día les gustaría. Sería en la noche que es el unico momento libre que tengo.

¿Qué dicen? ¿Qué les gustaría que hiciera en el directo, o de qué hablara?

¿Qué días les gustaría que fuera?

Ahora sí, acabo el tema, paso a dejarles una ilustración que hice de Jade hace unas semanas y una ilustración de la escena de la ducha entre Andy y Charlie.


baii

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