Un Secreto En Otoño [#1]

By _Artemixa_

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Las hojas de la copa más alta de un árbol se preparan para caer, solo faltan unos minutos cuando todo a su al... More

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35. Final
Epílogo
Nota Final.

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By _Artemixa_

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Día 17: Ashley.

9 de Octubre.

Lo observo reír mientras se lleva una papa frita a la boca. Zack me había invitado a almorzar luego de clases, al principio me negué, tenía pesado ir a ver a mi madre pero me aseguró que él mismo me levaría después hasta el hospital.

―¿Qué estás leyendo ahora? ―pregunta cruzándose de brazos por sobre la mesa.

―Es de una chica que es acosada por un desconocido y todo eso. Aunque ella es una real molestia ―me escucha atento mientras come su hamburguesa.

―¿Eso por qué? ―le doy un trago a mi refresco mientras observo sus ojos.

―Se cree el centro del universo y es bastante irritante ―suspiro con frustración.

―¿No se supone que la protagonista debe ser el centro? ―niego con la cabeza mientras el frunce el ceño.

―Si bien la historia es sobre ella, cada cosa que sucede le hace pensar que es su culpa y oh wow vuelve a ser un mártir. Es irritante ―me dejo caer contra el respaldo de la silla escuchándolo reír.

―¿Y si tan mal te cae ella, por qué lo sigues leyendo? ―me encojo de hombros dándole un bocado a la ensalada.

―Me gusta el algo de la protagonista ―digo y él ladea la cabeza.

―¿El algo?

―No son novios porque ella no quiere, pero es claro que se gustan ―toca con su manos mis dedos por sobre la mesa llamando mi atención, muerdo el interior de mi mejilla para evitar mostrar alguna reacción.

―¿Cómo tú y yo? ―su pregunta me toma algo desprevenida. Estoy por responder hasta que mi teléfono suena.

―Hola ―contesto sin borrar la sonrisa.

―¿Ashley D'angelo? Llamamos del hospital. Es su madre, una emergencia ―dejo de escuchar el resto y me levanto apurada mientras camino apurada hacia la calle para tomar un taxi.

―¡Ashley! ―lo escucho gritar a Zack pero no respondo y me concentro en darle la dirección al taxista.

Cuando el auto se estaciona ni me preocupo en esperar el vuelto del conductor. Camino casi corriendo hasta llegar a la habitación en la que se encuentra mi madre, Noelia está junto a la ventana mientras observa todo preocupada.

―¿Qué? ¿Qué le sucedió? ―mi voz sale temblorosa en cuanto logro ver dentro de la habitación.

Hay unos cinco enfermeros y dos doctores. Acomodan la camilla para estar recta mientras tratan de detener el vómito y los espasmos que sufre su cuerpo, la veo sacudirse antes de que un doctor pida algo que no logro escuchar el nombre. En los monitores puedo ver como sus signos vitales descienden hasta hacerse casi nulos.

―Ashley, deberías... ―dice Noelia tomando mi brazo. Veo de reojo a Gerard llegar e intenta pedirme que me tranquilice, pero al ver como conectan un desfibrilador a su cuerpo solo puedo asustarme más.

―Te amo mi niña ―dijo con una sonrisa besando mi mejilla.

―¡No hay pulso! ―mis ojos se llenan de lágrimas al ver que no tienen respuesta.

―Todo va a estar bien ―le dije con seguridad antes de verla entrar al quirófano.

―Inicien compresiones ―la enfermera se aparta para centrarse en el monitor mientras comienzan a presionar su pecho.

―Te amo y te amaré más que a nadie ―susurró besando mi cabello.

―¡Despejen! ―otra descarga sin respuesta. Las compresiones siguen y todavía no hay respuestas.

―¿Prometes estar siempre para mí? ―pregunté mientras una lágrima caía por mi mejilla.

―Lo prometo mi amor ―respondió acariciando mi espalda.

Pero esa promesa se rompió, ella no la cumplió y es algo que jamás iba a olvidar.

―Hora de la muerte, catorce treinta y cinco ―las enfermeras comienzan a desconectar los cables y su doctor levanta la cabeza en mi dirección. Le dice algo al otro doctor antes de salir.

―¿Qué...? No ¿Por qué la desconectan? No lo hagan ―las lágrimas salen sin que pueda controlarlas.

―Ashley, linda. Lo siento tanto ―los brazos de Noelia me rodean cuando mi cuerpo amenaza con caerse.

―Ashley ―mis manos tiemblan cuando su doctor sale―, no pudimos hacer nada, lo siento mucho ―intenta tocar mi brazo pero lo aparto con fuerza.

―¡Lo prometió, usted me lo prometió y a ella! ―apunto su pecho, él no se mosquea y solo baja la cabeza―. Le prometió que todo estaría bien ―Gerard me sujeta con fuerza cuando mis piernas fallan y caigo al suelo.

―Ashley, de verdad que lo intentamos todo ―Gerard hace que me siente en una de las sillas de plástico junto a la puerta sentándose a mi lado.

―Todo va a estar bien bonita ―susurra Noelia tomando mi mano.

―Puede pasar a despedirse ―me avisa una enfermera. Era su favorita, mamá siempre dijo que le daba un postre de más a veces y que la hacía reír en las revisiones.

Mis piernas tiemblan al entrar al cubículo, un chico está terminando de apagar y desconectar los monitores. A ella le parecía que ellos dos tenían algo. Me acerco con cuidado a la camilla, tomo su mano ya fría y trato de apretarla pero no responde, no abre los ojos mucho menos sonríe. Mis ojos se llenan de lágrimas al instante.

El recuerdo de mi padre llega a mi cabeza arrebatándome el aire, él tampoco respondió ante ese gesto, y eso fue cuando murió... pero ella no está muerta... no puede estarlo.

―Me lo prometiste ―susurro apoyando la cabeza sobre su pecho―. Me prometiste que no te despedías, que todo iba a esta bien ―mi pecho sube y baja debido al llanto―. Por favor no te vayas, no me dejes sola. Dijiste que íbamos a estar juntas.

«Te tenías que recuperar, me hiciste una promesa. Dijiste que ibas a hacerlo, no debías irte. ¿Por qué rompes tus promesas? No lo hagas ―abrazo su pecho con las esperanzas de que su corazón vuelva a latir bajo mi oído―. Íbamos a comprar un departamento y tú me verías crecer ―siento una mano sobre mi hombro y volteo encontrándome con Zack.

―Ashley, lo siento tanto, de verdad ―aparto su mano tomándolo por sorpresa.

―Te dije que debía venir a verla, me dijiste que venga después ―las lágrimas corren por mis mejillas cuando me levanto parándome frente a él―. Yo no me despedí. ¿Lo entiendes? Yo debía venir y tú me convenciste de no hacerlo ―intenta tomar mi mano pero vuelvo a apartarme.

―Ashley si lo hubiese sabido ―limpio las lágrimas debajo de mis ojos.

―Sabias que debía venir, no podía faltar a verla, y tú... Es mi culpa. Yo no debía estar contigo. Le falle ―siento el aire faltando en mi pecho―. Vete, no quiero verte ¡Largo!

La puerta se vuelva a abrir y veo a Jeff entrar se acerca hasta mí y me abraza. Rodeo su cuello mientras lloro sobre su hombro.

―Le falle, Jeff yo le falle ―la puerta se cierra pero no le presto atención. Jeff me sigue abrazando incluso cuando vuelvo a recostar la cabeza sobre el pecho de mi madre.

―No le fallaste, Ashley. Ella lo sabe, sabe que no le fallaste.

Toco el cabello de mi madre y me encantaría tener alguna reacción por su parte, que se levante y me diga que no juegue con su pelo porque la despeino, que me reclame por insultar o levantar la voz, que soy una mala perdedora pero que con el tiempo aprenderé a jugar bien. Quiero que se levante y se queje porque un enfermero acomodo mal los cables y ahora debe estar en una posición incómoda debido a eso. Lo que sea, aceptaría lo que sea con tal de escuchar su voz una última vez.

Pero nuevamente, no reacciona, no se levanta, no se mueve y no respira, su corazón ya no late y siento que poco a poco estaba haciendo que el mío deje de hacerlo también. Era la única familia que me quedaba. No pude despedirme bien de ninguno de los dos. Los perdí a ambos y no hice nada para detenerlo.

En el fondo era consciente de que esto podía pasar, pero no estaba preparada para que una enfermera entrase y me dijera que debían llevar el cuerpo a la morgue para realizar una autopsia. Jamás lo estuve y creo que jamás lo podré superar.

Una parte de mí estuvo aferrada a la esperanzas de poder rehacer mi vida con ella, que un día vendría y el doctor nos diría "Está todo bien, mañana vuelven a su casa". Pero no esperaba que me dijesen "Hicimos lo que pudimos."

No quiero que me la arrebaten, ya la perdí una vez, cuando mi padre murió no lo comprendí pero una parte de ella se fue con él. Seguía adelante y luchando por mí, me lo dijo. Me dijo que era su razón para vivir, pero ella no notó que era la mía. Y mi razón de vivir se acaba de ir dejando un último suspiro. 

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