Un Secreto En Otoño [#1]

By _Artemixa_

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Las hojas de la copa más alta de un árbol se preparan para caer, solo faltan unos minutos cuando todo a su al... More

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35. Final
Epílogo
Nota Final.

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By _Artemixa_


Día 14: Jeff.

6 de Octubre.

Paso la pomada por mi brazo ahogando un quejido. Los moretones fueron más duros esta vez y llevaban dos días ahí. Elliot seguía sin volver a la casa y ese fue el desquite de mi padre. Él me culpó porque Elliot no quiera volver a la casa, y en cierta forma tiene razón. Soy yo quien siempre juzga a su hermano por la forma que tiene de lidiar con sus problemas.

―Jeff ―dice Malak del otro lado de la puerta alargando la "E"―. ¿Te falta mucho? ―vuelvo a ponerme mi camiseta para abrir la puerta y dejarla entrar.

Me da una sonrisa rápida antes de entrar y empujarme hacia el pasillo. Vuelvo a mi habitación y me siento en mi cama observando mi teléfono. Le había escrito a Ashley hoy temprano pero no me respondió y cuando la vi en el receso solo me ignoró yendo en dirección a Anthony.

Bajo a la sala donde mis libros están regados por la mesa. Dos toques a la puerta se llevan mi total atención y posible concentración de mi tarea. Cuando llego a la puerta intento observar por la ventana pero no logro ver nada así que solo abro.

Me detengo observándolo con ambos ojos bien abiertos. Este me ve con una sonrisa y los brazos abiertos. Pero los pone en su cadera al ver que no reacciono.

―Hola, tierra llamando a Jeff ―pasa una mano por delante de mi rostro―. Ven a darle un abrazo a tu amado hermano mayor ―río antes de rodearlo en un abrazo.

―Ya era hora de que recuerdes que tienes una familia ―me abraza con fuerza y evito soltar un quejido por el dolor de mis moretones.

―¿Quién es? ―dice Malak mientras baja las escaleras. Se detiene al verlo y sonríe en grande.

―He aquí la princesa de la casa ―ella corre y él la alza en brazos girando sobre sí mismo. Malak suelta un agudo grito mientras ríe―. Por dios, que grandes que están ―dice mientras se acerca a mí y me abraza aún con ellos en brazos.

―Te extrañe mucho, mucho ―dice Malak aferrándose al cuello de Guillermo.

―Yo también te extrañe mucho, mucho ―se sienta en uno de los sillones mientras la abraza―. ¿Dónde está Elliot? ¿Por qué ese apestoso no vino a saludarme? ―me remuevo un poco incómodo.

―Él solo se fue ―le dice Malak jugando con su cabello―. No entiendo porque se fue pero no volvió y estoy enojada con él ―Guillermo pasa a verme y yo bajo la cabeza.

―¿Mamá está en su habitación? ―esta vez ella baja la cabeza y yo asiento―. Bien, iré a saludarla y nosotros luego veremos una película ¿Quieres? ―Malak asiente rápidamente antes de salir corriendo.

Acompaño a Guillermo hasta la habitación de mi madre pero antes de entrar el me detiene cruzándose de brazos, doy por entendido que rumbo tendrá la conversación.

―¿Hace cuánto que no lo ves? ―pregunta con seriedad.

―Seis días ―suspira y asiente lentamente. Sé por experiencia que será él quien se haga cargo de la situación. Aunque ellos dos nunca hayan tenido una muy buena relación Guillermo no lo dejaría solo en algo así jamás.

Abre la puerta y puedo ver a mi madre medio sentada en la cama, se gira al escuchar la puerta y casi llora al ver a Guillermo.

―Hola mamá ―con cuidado se sienta a su lado mientras la abraza.

―Mi niño ―pellizca sus mejillas dejando salir algunas lágrimas pero las seca rápidamente― ¿Cómo estás? Dios, hace tanto que no vienes a vernos ―él se ríe y comienzan a hablar de diferentes cosas. Salgo de la habitación dejándolos solos.

Ya que Guillermo está en la casa podre ir a trabajar tranquilo sabiendo que Malak y mi madre no se quedaran solas. Bajo a la sala y Malak se encuentra en el sillón observando la televisión.

―¿Te irás? ―me pregunta mi hermana cuando me siento a su lado.

―Debo ir a trabajar, vendré más tarde ―pone una mueca triste bajando la cabeza―. Ey ¿Qué sucede? ―la atraigo hacia mí abrazándola.

―No me gusta que te vayas ―le doy un beso sobre el cabello sin comprender porque este repentino cambio de actitud.

―Pero si a ti nunca te molestó ―se encoje de hombros y niego con la cabeza mientras río―. Además ahora no te quedaras sola con mamá, esta Guillermo ―vuelve a poner una mueca negando.

―Mamá tampoco me habla, cuando le digo que veamos una película no me responde. Ella no me quiere ―siento un pinchazo dentro de mí al escucharla decir eso.

―No digas eso, ella te ama, a todos. Solo que mamá ahora está un poco enferma y de mal humor ―se pasa las manos por los ojos y creo que me desarmare si ella llora.

―Pero contigo habla e incluso ríe. A mí ni siquiera me ve ―Guillermo baja las escaleras acercándose a nosotros.

―Muy bien. ¿Listos para maratón de películas? ―Malak vuelve a sonreír mientras asiente con fuerza.

―Yo los dejaré, tengo que irme ―mi hermano me observa confundido cuando me levanto y tomo las llaves de la casa―. Tengo que trabajar ―le digo con obviedad.

―¿Trabajas? ―pregunta confundido―. Wow, felicidades. Ojala yo hubiese sido así de productivo ―me despido antes de salir y caminar hacia la parada de autobús, prefiero dejar hoy el auto por si llega a ocurrir una emergencia y lo necesitan.

Cuando llego Merassi ya se encuentra atendiendo a las personas. Me da una sonrisa antes de centrarse en lo que le están pidiendo de no muy buena manera. Rápidamente comienzo a hacer lo mío ya que hay bastantes personas.

―Bienvenidas al Café Express ¿Qué desean ordenar? ―pregunto con una sonrisa mientras tomo de mi delantal la libreta negra.

―Yo quiero un café simple con una rebanada de pastel de chocolate ―dice la morena, anoto todo mientras me percato de las miradas que me da su amiga.

―¿Y usted? ―me da una sonrisa coqueta antes de ladear la cabeza.

―Yo quiero uno doble, con unas tostadas ―muerde su labio inferior tocándose el mentón―. ¿El camarero viene incluido en el menú? ―estoy por responder pero siento la mano de Merassi antes de asomarse por mi hombro.

―No, él no viene en el menú ―finge una sonrisa antes de empujarme hacia la caja. Me río mientras ella pone mala cara―. Que descarada, y tú que no le dices nada ―comienzo a preparar lo que pidieron para ponerlo en una bandeja.

―Estaba por hacerlo hasta que llegaste tú ―voltea los ojos yendo a atender otra de las mesas. Cuando dejo la orden en donde las chicas, la que antes me coqueteo y puso sonrisas, ni siquiera levantó la cabeza y solo murmuró un gracias.

Me toca atender unas seis mesas más hasta que ya todas están con sus respectivos pedidos o vacías. Merassi se encuentra del otro lado de la caja hablando con quien la atiende. No es un chico muy sociable pero ella tiene lo suyo para hacer que las personas se sientan cómodas.

―Ven Jeff ―me llama ella con una sonrisa.

―Creí que ya habías decidido reemplazarme ―digo fingiendo molestia. Me abraza mientras tira su cuerpo hacia atrás.

―Jamás podría reemplazarte, eres mi amor platónico ―la sujeto por la cintura mientras río.

―Pónganse a trabajar ―nos dice el señor Thomson. Volvemos a prestar atención a las mesas, de vez en cuando repasamos algunas para asegurar que estén limpias, y que a los clientes no les falte nada. El primer turno se vuelve rápido y nos tomamos un descanso observando a las personas pasar por la calle.

―¿Cómo está tu madre? ―me pregunta Merassi sentada en el suelo a mi lado.

―Hoy estaba mejor, además mi hermano vino de visita así que seguramente este así por varios días ―ella lo sabe debido a que más de una vez tuve que pedirle que me cubriera en un turno ya que mi madre enfermaba y no quería dejarla sola.

―Espero que se recupere aunque sea un poco. Envíales mis saludos ―miro la hora en mi teléfono y ya falta poco para que empiece el segundo turno―. Jeff... ―la veo de reojo como limpia las palmas de sus manos con su pantalón.

―¿Si? ―me levanto del suelo extendiéndole la mano para ayudarla.

―Nada ―niega mientras sonríe y se da la vuelta para entrar a la cafetería, me encojo de hombros siguiéndola.

Meto las manos en mis bolsillos mientras espero a Guillermo, quien al notar que ya había oscurecido se ofreció a buscarme. El problema del otoño es que oscurece mucho más temprano y por las noches y tardes hace bastante frío, pero es tolerable.

El auto se estaciona frente a mí y doy la vuelta rápidamente subiendo de copiloto. Saludo a mi hermano pero me percato de un movimiento en la parte trasera, cuando volteo Elliot se encuentra tumbado y dormido.

―Se durmió en cuanto se subió ―me dice Guillermo.

―¿Cómo lo encontraste? ―enciende el auto mientras de vez en cuando hecha miradas a la parte trasera a comprobar que este bien.

―Salí a buscarlo en cuanto papá llego a casa, estaba con una chica ―asiento mientras reviso la parte trasera. Claro, es un buen hermano y salió a buscarlo, no se quedó en casa haciendo exactamente lo que él dijo. 

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