Despiadado.

By BUNNY__SS

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No necesita atarme, pero desearía que lo hiciera... Hace unos meses, si me contaran que sería secuestrada por... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50

Capítulo 7

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By BUNNY__SS

No sé realmente qué esté pasando abajo, pero había muchas personas, podía escucharlo, y también escuchaba fuerte y claro los gemidos de las personas que se encontraban en el piso inferior.

— Pero ¿Qué mierda? ¿Se entretienen con orgías?

Encendí mi reproductor, colocándolo a un buen volumen para no escuchar lo que sucedía en la planta baja, no era partidaria del sexo grupal y se me estaba haciendo incómodo escuchar lo que sucedía.

Opté por lanzarme sobre la cama y abrir mi laptop, encendiendo el móvil.

Una pequeña fotografía de mí en bragas faltaba en mi Instagram, de seguro mis seguidores las extrañaban.

"He vuelto. Me he desconectado por un tiempo de las redes sociales"

Puse.

"Estoy reconectándome con mi entorno, buscando refrescantes vistas para mis nuevos cuadros"

Postee y rápidamente el número de seguidores aumentó, los Likes subían y subían, y por arte de magia, el nombre de mamá iluminó mi pantalla.

— Hola doña dolores ¿Cómo te encuentras?

Contestando, bajando un poco a la música para poder escucharle.

— ¡Un mes! ¡No me contestas el móvil en un mes! Pero claro, tienes tiempo para subir tus cochinadas a Instagram.

Reí.

— Yo también te extrañé mamá ¿Cómo va tu cadera?

— ¿Entiendes lo preocupada que me tenías? Estaba a punto de llamar a la policía, pero tu pobre secretaria a la que le reventé el móvil a llamadas, me dijo que te fuiste de vacaciones a un lugar sin señal.

Buena táctica Luka.

— Lo siento mamá, olvidé que debo reportarme contigo cada cinco segundos — sarcástica— entiende que ya no soy una niña, puedo irme de vacaciones sin decirle a nadie y eso no significa que algo me sucedió, es más, creo que no volveré en un largo tiempo, y puede que no te conteste las llamadas porque no me apetece que me controles.

— Eres igual que tu padre — quejándose— tú jamás te enteras de los riesgos que tomas, terminarás igual que él.

— No hables de papá — cortándola— él vivió su vida al máximo, no es culpa de él que unos hijos de puta se le cruzaran en el camino.

— ¡No digas malas palabras!

— Mamá... si me llamaste para discutir, mejor ahorrémonos el mal rato, cortaré ahora.

— ¡Ni se te ocurra!

— Adiós mamá, cuídate, te enviaré dinero ahora.

Corté la llamada y tomé mis documentos en el único bolso con pertenencias mías desde que llegué aquí, depositándole una buena suma de dinero para que pudiera mantenerse, ella dice que no lo necesita, tiene trabajo y una buena pensión para su edad, pero siempre me he sentido más tranquila enviándole parte de lo que gano.

No nos llevaremos bien, pero sigue siendo mi madre.

— Ahora, subiré un par de imágenes del exterior, mi cámara debería poder captar algo a pesar de ser de noche, Alexei siempre tiene el exterior iluminado con grandes faroles.

Abrí las cortinas de par en par, dispuesta a abrir el ventanal para salir al balcón a pesar del horrible frío y el nevazón que caía en el exterior, dos hombres en el jardín levantaron sus cabezas para observarme al ver movimiento. Ambos vestían de negro, palas rígidas en sus hombros, camisa blanca y largas corbatas negras. De su saco deslumbré varias medallas, pero lo que más me sorprendió, fueron sus tétricas sonrisas cuando nuestras miradas se conectaron.

Rápidamente cerré mis cortinas, y me senté en el piso dándole la espalda al ventanal, abrazando mis piernas. Alexei me dijo que me mantuviera tranquila y quieta, debe ser por esos sujetos, debe haber más de ellos en la casa.

— Definitivamente no quiero encontrarme con ellos, sus sonrisas fueron suficientes para atemorizarme. Sinceramente el aura que desprenden me da mucho más miedo que Alexei.

Dándome escalofríos.

— Veré una película mejor, y me mantendré muy silenciosa.

Apagando la música.

Corriendo hacia mi cama, tomé la laptop y el móvil, recurriendo al truco que utilizaba de niña cuando estaba asustada, escondiéndome debajo de las mantas, rezando para no tener ningún invitado indeseado en mi cuarto.

**

Cerca de las cinco de la mañana, el ruido en la planta baja dejó de escucharse, abrí un poco mis cortinas viendo a una gran cantidad de hombres salir, también un grupo grande de chicas, todos subiendo a sus autos marchándose de la casa del jefe.

Supuse que ya todos se irían a dormir, pero del susto, no he podido pegar un solo ojo, y cómo dice Timón en El rey león, patitas para qué las quiero. Tomé mi almohada y abrí la puerta del cuarto lentamente, todo estaba oscuro en el exterior, y antes de que algún monstruo me tirara de los pies, corrí hacia el cuarto del jefe, abriendo la puerta sin tocar, cerrándola tras de mí.

— ¿Qué demo...?

Volteó, viéndome confusión, vistiendo únicamente de la cintura hacia abajo.

— Jefe ¿Puedo dormir aquí? No quiero dormir sola, tengo miedo.

Abrazando mi almohada.

— Estoy cansado Arizona, no tengo tiempo para tus juegos ahora.

Suspirando.

— Sólo quiero dormir, lo digo en serio — dando un paso hacia él— Es que quería fotografiar la vista desde mi balcón, abrí las cortinas y había dos hombres parados en el jardín, pero sus miradas... — temblando— Sus miradas observándome... no puedo sacármelo de la cabeza, no puedo dormir así, tengo miedo...

Admití.

Alexei caminó hacía mí, acariciando mi cabeza, abrazándome.

— Da gracias que ame la privacidad, porque desde el exterior, nadie puede ver lo que pasa dentro — su calor era reconfortante— Hiciste bien en no bajar hoy a pesar de que Charlie no pudo ir a dejar tu comida ¿Tienes hambre?

— No tengo hambre señor...

Sintiéndome aliviada de que ellos no me hayan visto.

— Bien, entonces a la cama, estoy muerto, y tú sigues siendo una mocosa que le teme a la oscuridad ¿Temías que los monstruos te tiraran los pies si venías caminando?

Inmediatamente después, me sonrojé.

Es exactamente lo que había pensado.

— No...

Respondí bajito nada convencida.

— Bien mocosa, a la cama, iré a ducharme primero.

Soltándome.

— Sí jefe. Gracias por permitirme dormir aquí.

Asintió y señaló la cama con la cabeza. Rápidamente rodee esta y abrí las mantas de lado más alejado de donde él se encontraba, dejando mi almohada en el piso, él tenía suficientes, entonces me cubrí prácticamente hasta la cabeza, asegurándome de tener la nariz fuera para poder respirar.

Sin querer espiar al jefe, no pude despegarle la vista mientras se daba un baño, justo al final del cuarto, una extensa pared de cristal nos separaba, podía ver claramente el tatuaje en su pierna derecha, su duro trasero, el trabajado abdomen que se gastaba, y ese paquete que me había comido hasta las arcadas, decidí darle un poco de privacidad y recostarme de lado en la gran cama, cerrando los ojos.

La verdad, estaba bastante cansada y con el cuerpo hecho pedazos, pero tenía tanto miedo que no podía dormir, ahora me sentía segura.

— Oye mocosa ¿Ya te dormiste?

Su voz me sacó del limbo en el que me encontraba. Abrí los ojos, viendo la luz del cuarto ya apagada.

— Aún no... — soñolienta— ¿Por qué jefe?

— ¿Sigues teniendo miedo?

Sintiendo su peso a mi lado hundir el colchón.

— No... con usted me siento segura.

— De vez en cuando, es agradable tener una molestia cerca — acercándose, rodeó mi cuerpo con sus brazos— Ahora, quédate dormida, mañana hay que levantarse temprano.

— Sí jefe...

Enredando mis piernas con las suyas, dejando que su calor las calentara.

Que agradable es dormir con compañía.

— Gracias por dejar que duerma aquí, será sólo esta vez, lo juro. Lamento ser una molestia.

— Tu cara no me permitió sacarte de aquí, parecías realmente asustada.

— Es que esos tipos...

— Esos tipos son de temer, son peor que cualquier otra cosa que yo haya visto.

— Si me lo dice el jefe de una mafia grande que controla y manda aún en el exterior... — me estremecí— No quiero toparme con ellos en persona.

— Si te encontraras frente a frente con ellos, tu destino sería peor que la muerte, nunca preguntes sobre ellos, a nadie de aquí, estarás en peligro si lo haces.

— Está bien, no preguntaré.

— Ahora, a dormir. Descansa mocosa.

— Descansa jefe.

Rodeada por esos cálidos y seguros brazos, terminé por dormirme casi de inmediato, estaba exhausta.

Y de vez en cuando... no está mal dormir acompañada.

**

A la mañana siguiente, los rayos de luz fríos se colaron por las ventanas abiertas de par en par, perturbando mi sueño.

— Alexei, son las nueve de la mañana, no despertaste temprano como comúnmente lo haces.

Ese era Luka.

Mierda.

Tanto Alexei como yo, nos observamos sin movernos ni un centímetro, probablemente demasiado pronto para pensar en qué buena excusa inventar.

— Oye, tienes cosas que hacer, y Charlie fue a despertar a Arizona, ayer dijiste que querías que la acompañara a dónde quisiera ir ¿Ahora la dejas salir? Es una chica amable ¿No crees? Y se comporta, ella tiene mi confianza — su voz se escuchaba cada vez más cerca— Oye ¿Por qué no te levantas? ¿Estás muerto?

Tomó las mantas y las corrió de un tirón. Alexei y yo aún éramos una maraña de brazos y piernas, dormí prácticamente encima de él.

— Vaya... ya veo por qué no respondías...

Con voz picara, riendo al final de su oración.

— Fue mi culpa — incorporándome rápidamente— Anoche no podía dormir, tenía miedo y le pedí permiso al jefe para dormir con él, no es que tuviera dobles intenciones ni nada.

Tomando mi almohada del piso, viendo a Alexei bostezar tranquilo en la cama.

— ¿Miedo de qué?

Estuve a punto de contarles sobre la mirada de esos señores en el jardín, pero recordé lo que Alexei había dicho, no podía contarle a nadie sobre eso.

— La oscuridad — dije. Fue lo primero que se me ocurrió— estaba demasiado oscuro anoche, no tenía el valor para cerrar los ojos y dormir, temía que algo me saltara encima — riendo de los nervios por ser descubierta— Sé que ya estoy grande, pero al parecer sigo siendo infantil.

Llevando mi diestra a la nuca, haciendo una mueca para dejar de reír como las estúpidas.

— Muy bien, yo no tengo por qué meterme en sus cosas, pero definitivamente debemos comprar una luz de noche si eres una miedosa que no sabe dormir sola, quizá cuantos días has pasado sin dormir por temerle a la oscuridad, te pondremos una televisión en el cuarto ¿Qué dice jefe?

Viendo a Alexei.

— Sí, hagamos eso, ahora ve a prepararte para salir Arizona, te espero para el desayuno.

— ¡Sí jefe! — saludando como militar— dígale a Charlie que hoy tengo mucha hambre para que me prepare algo más que café.

— Entendido.

Sonriéndome.

Con mi almohada en mano, salí de su cuarto rápidamente, ignorando las molestias de Luka, él y Alexei parecían llevarse realmente bien.

Ahora que lo pienso bien, debí verme bastante patética corriendo por los pasillos abrazando una almohada sólo por no querer dormir sola.

La próxima vez que esos sujetos vengan a la casa, no pienso abrir la cortina ni siquiera un milímetro. 






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