— Último día en la ONG, hagamos que valga la pena—le digo a Marco fingiendo entusiasmo, cuando la verdad es que me duele mucho que nos dejemos de ver.
Ya sé que tiene mi número y que cada vez que tenemos tiempo nos hablamos pero no hay nada como compartir con él unas horas. Pronto dejaré de tener importancia para él cuando regrese por completo a su mundo de fans locas y chicas guapas dispuestas a todo por su atención.
¿Y qué le puedo ofrecer yo, si no son complicaciones?
Entablar una amistad con Marco Asensio desde un comienzo fue un total error, porque sin quererlo comenzaba a sentir algo por él. Y sé que al final del camino terminaré llorando con una caja de pañuelos por un hombre para el que simplemente soy una chica nice.
—Bien, estoy listo. — dice montando en la furgoneta.
¿Soy yo o Marco hoy se ve más guapo? Lleva su cabello castaño oscuro engominado y peinado, se ha recortado la barba y desprende un olor exquisito a loción corporal.
—Si tenías una cita no hubiese venido. —No quiero pero la curiosidad me puede, al tiempo que una punzada de celos me cala hasta los huesos.
— No, no tengo ninguna cita. — dice mientras sonríe, como los dos pasamos a diario por el PCR mientras estamos en el coche apenas utilizamos las mascarillas.
— ¿Sueles lucir así de guapo siempre?
— No, no suelo hacerlo, pero ¿de veras crees que soy guapo? —me mira con el rabillo del ojos.
—Estás sobre lo regular. — finjo indiferencia.
—Tú sí que estás guapa— lo miró con los ojos muy abiertos, no me esperaba eso de él— . Eres la mujer más hermosa que he conocido.
— Lo dudo, tus ex son hermosas.
—Pueden serlo por fuera, pero tú Milena eres perfecta.
—Estoy muy lejos de ser lo Marco, ¿no me ves?
— Claro que te veo y por lo mismo te lo digo.
Quiero gritarle que me mire, que deje de mirarme el rostro para ver mi cuerpo, pero sus ojos marrones siguen fijos en los míos.
Planeaba que hoy fuera una buena tarde para los dos, pero mis inseguridades afloran. Soy la persona en la que más se fijan cuando paso, todos dicen ahí va ella. Pero para Marco no, él se ha centrado en otros detalles y me planteo la huida antes de que se dé cuenta.
Hacemos las entregas, en silencio, aunque Marco ha intentado hacerme hablar. Solo quiero irme y cobijarme en mi cama y llorar. Por primera vez siento mi pasado ahogarme, nunca he dejado que me dañe, nunca he llorado ni me he arrepentido de nada. Pero por primera vez quisiera ser todo eso que dice Marco que soy.
Cuando llegamos a la ONG Marco me detiene.
—¿Qué hice mal Milena?
— Nada, eso es lo más difícil. —si Marco fuera el patán que pensé que era no me hubiese enamorado de él como lo estoy.
—Milena— su mano acuna mi rostro, es tan cálido su tacto— Habla conmigo, cena conmigo.
— Adiós Marco.
Doy media vuelta y me alejó lo más rápido que puedo de su presencia, me monto en mi auto y termino conduciendo hasta el Mirador del Cerro del Tío Pío. Pasan algunas horas en las que admirando la ciudad y el ocaso pongo en orden mis pensamientos.
Prioridad número 1: Olvidar que conocí a Marco Asensio.
Hace unos días el país decretó nueva normalidad ante la pandemia, ahora pienso regresar a casa, para celebrar el cumpleaños de Lucas. Hace una semana le prometí que cuando volviera a casa llevaría un pastel y soplaríamos juntos las velas.
En este tiempo Marco ha insistido en que hablemos pero yo simplemente he decidido ignorarlo.
—Amiga te sucede algo, te veo pálida y algo sudorosa— dice Deisy tocando mi frente — , creo que tienes fiebre.
—No lo sé, hace días que tengo mucho dolor en la pierna izquierda, pero eso es normal en mí.
— ¿Me dejas revisarla?— le hago un gesto para que haga lo que ella quiera.
—Por Dios, Milena ahora mismo vamos al hospital, está súper inflamada y mira las ulceras, te dije que te estabas sobre exigiendo, sabes que puedes sufrir un shock séptico.
— Te voy a hacer caso, pero por favor no llames a mi madre, no quiero preocuparla. —ya mi madre ha sufrido demasiado en esta vida como para seguir agregando más carga sobre ella.
—La llamaré solo si es necesario.
—Promételo.
— Lo prometo.
Nada más llegar al hospital soy internada rápidamente, y comienzan a suministrarme antibióticos y a curarme la úlceras. Odio los hospitales y es irónico soy médico, pero no me gusta ser paciente, hace 5 años viví prácticamente en uno por seis meses por cuestiones de salud.
Mi teléfono comienza a sonar y veo que es Marco, es hora de terminar esto de una vez y por todas, este episodio de hoy lo demuestra, no voy a arrastrar a Marco a mi vida.
—¿¡Milena! ?— suena sorprendido y a mi el corazón me va a millón, puedo ver mis pulsaciones disparadas en el monitor cardiaco al que estoy conectada
—Hola Marquitos.
— Te extraño.
Mi respiración se corta, si las circunstancias fueran otras le respondería " yo también". Pero nada en mi vida es normal, no puedo arrastar a el desastre que soy.
—¿Cómo puedes decir eso si apenas me conoces?— preguntó cortante.
—Milena, eres la mujer más transparente del mundo, sé lo suficiente de ti como para reconocer que te quiero en mi vida.
—No Marco, mi presencia no es necesaria en tu vida. — Una habitación de hospital, alguien de quien preocuparse no es lo que él necesita en su vida.
—Ya lo has decidido por mí, no me das opción, simplemente vas a desaparecer.
— Es lo mejor para ambos. —la voz me tiembla cuando ahogó un sollozo.
— ¡No Milena, no tienes derecho!— grita.
—Adiós Marco, no me llames, no me busques, nuestra amistad es un error, algo que surgió por la soledad, por buscar compañía cuando era prohibido estar con alguien a menos de un metro, vuelve a tu vida de deportista perfecto y déjame en paz.— reprimí las lágrimas que amenazan con comenzar a salir.
— ¿Eso es lo que quieres?—pregunta dolido.
—Si es lo que quiero. —cuando cuelgo rompo a llorar.
Me darán de alta después de unos días en cama. No era el modo pero podré ir a mi casa. Deisy me llevará ya que no puedo conducir, pero antes Diego, mi médico, pasa a verme, para dejarme el tratamiento que debo seguir además de echarme una bronca la cual se que tengo bien merecida.
—Milena estás de baja médica hasta nuevo aviso, no te quiero ver en el hospital, apreciamos mucho tu esfuerzo, pero estás poniendo en riesgo tu salud, ve a tu casa, disfruta con tu hijo que hace meses no ves.
—Pero...—intentó protestar pero Diego me lanza una mirada gélida.
—Milena te has ganado varios días hospitalizada, has tenido fiebre a causa de la úlcera provocada por la presión.—dice mientras me da un último chequeo —¿Hace cuánto que no usas tu media?
—No lo sé. —digo avergonzada por el regaño, yo mejor que nadie sé cuán importante es.
—Milena, si fuera otra persona lo entiendo, pero tú eres médico joder— Diego ha estado a mi lado desde el día en que mi vida cambió, no solo es mi médico, es un amigo, un hermano, la persona que guarda mi más grande secreto.
—Prometo ser juiciosa.
—Eso espero, ahora vete de aquí, yo pasaré a verte en unos días.
Salimos del hospital y le pido a Deisy ir a comprar el famoso pastel de Lucas, terminamos comprando uno de chocolate y vainilla con el revestimiento en forma de balón de fútbol. Mi mente me comienza a jugar una mala pasada nuevamente al venir Marco a mis pensamientos con su bella sonrisa y sus arruguitas en los ojos.
Cuando nos estacionamos fuera de la casa, Deisy me ayuda a salir del coche y veo a mi madre correr junto a Lucas hacia mí.
—¡Por la virgen hermosa! ¿A ti que te ha pasado mi alma?
—Tranquila Magdalena, Mili está bien, sabes de sobra de los excesos de tu hija y lo cabeza dura que es.
—Mi rubita mira que te dije que te cuidaras.
—Mamá, no hagas más drama delante del niño, y estoy bien, además de que tengo un mes de vacaciones.
—Mami, ¿podremos ir al parque?— dice Lucas quien no se ha separado de mi ni un instante y adoro cuando me dice así, generalmente me dice mimi.
— Si nos cuidamos claro que podemos ir al parque.
—¿Y podré jugar fut con mis amigos?
—Tal vez, si sus mamás les dan permiso, ¿quieres que las llame para que los traigan hoy?— el niño me mira con sus enormes ojos llenos de ilusión —Te traje un pastel de cumpleaños.
Comienza a dar brinquitos de felicidad, nunca he visto a mi Lucas más feliz que cuando vio la playera firmada por Marco.
<<Gracias mallorquín por hacer feliz a mi niño. >>- agradezco en silencio.
Por suerte el patio de la casa tiene un terreno amplio al aire libre que para los 5 adultos que somos y 3 niños es más que suficiente. Con las cosas que compramos en el camino monto toda una fiesta como la que se merece Lucas, globos, panqueques, bocadillos y refrescos. Veo a mi chiquillo correr con su camiseta del Real Madrid detrás del balón y está más que feliz con la fiesta improvisada que le hemos organizado.
—¿ Estás segura que estarán bien ustedes solos? — me pregunta mi madre por décima vez en lo que va de hora.
—Que, sí mamá. Si antes me las apañe ahora también, vete tranquila mi hermano y Raúl te necesitan, no es lo mismo que le des una vuelta a que estés con ellos de nuevo en casa.
—Tío, ¿ vienes otro día para seguir jugando con el balón nuevo? — le pregunta Lucas a mi hermano Teo.
— El fin de semana próximo estoy aquí campeón.
—Te he dejado la comida hecha en la nevera y tienes la despensa llena— mi madre no pierde detalle, se que se quiere quedar— si necesitas algo solo me llamas y en menos de lo que te imaginas estoy aquí.
—Mamá que te vayas tranquila. —me da un beso en la cabeza y dos en los cachetes a Lucas y sale por la puerta.
— Adiós mi niña— nos gruta Raúl desde el auto.
— Adiós pipo— le grita Lucas.
No han pasado ni 10 minutos y siento el timbre de la casa sonar, supongo que debe ser mi madre que regresó a verificar que estamos bien y ha olvidado las llaves.
—Lucas, abre que debe ser la abuela. —digo poniéndome de pie y cogiendo las muletas para llegar hasta el salón.
—Mami, te buscan— no se quien pueda ser, pero no me puedo apurar debo ir despacio para evitar una caída.
Cuando llego veo a mi sobrino hablando animado con un hombre que aún permanece en el porche delantero.
—¿Quién es Lucas?
—Soy yo, Marco— su mirada choca con la mía y al momento lo veo recorrer mi cuerpo hasta que se percata de que no soy tan perfecta como él cree.
⚽️😷🖤
En el próximo capítulo se revela el secreto que rodea a Milena, eso que le cambió la vida hace 5 años.
Besos 💋 Betty