Alfa Asher

Por 0natasha_martinez0

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LA HISTORIA NO ES MÍA!! Escritora: Jane Doe Puedo decirte el momento exacto en que mi vida comenzó a desm... Mais

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
capítulo 10
capítulo 11
capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92
Capítulo 93
Capítulo 94
Capítulo 95
Capítulo 96
Capítulo 97
Capítulo 98
Capítulo 99

Capítulo 85

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Por 0natasha_martinez0




Cuando Alfa Asher atravesó por el bosque, le envió una alerta a todos en la manada. Podía sentir el pánico propagarse y expandirse, pero Asher logró contener el fuego descontrolado antes de que nos consumiera a todos.

-"Atención a todos, aquellos de ustedes en el lado norte de la manada, busquen refugio. Permanezcan en el interior hasta nuevo aviso. El resto de ustedes, diríjanse hacia el sur y busquen un lugar seguro para esconderse"

No tenía ninguna intención de dejar que Asher se encargara solo de la invasión, como estaba segura él había sospechado. Ahora que finalmente había descubierto a mi pareja destinada, lo último que quería era dejarlo fuera de mi vista.

Primero, necesitaba asegurarme de que mi familia estaba a salvo. No corrí cuando descubrí la verdad sobre mi legado, ni corrí cuando descubrí que habían secuestrado a Sean, y me negaba a correr ahora.

Manteniéndome en forma humana, corrí por el bosque y regresé a la fiesta.

Las luces titilantes que alguna vez habían sido románticas, ahora eran señales que me llevaban de regreso a mi familia. El olor a comida asada aún flotaba en el aire, aunque las risas y los bailes habían cesado. La música se había silenciado, al igual que la atmósfera despreocupada. La tensión se extendía entre la multitud, ya que muchos mantenían cerca a sus hijos, se subieron a los coches y condujeron por la calle.

La mayoría eligió irse, dirigiéndose a sus hogares donde creían estar a salvo. Los niños continuaron corriendo, ajenos a la fuerte sensación de aprensión. Los adultos sabían la verdad. Si los hombres de Asher, Zeke y Bran no lograban detener el ataque, ninguno de nosotros estaría a salvo.

Mi Papá había abandonado su puesto en la parrilla, ayudando a algunos de los ancianos a entrar a la casa de la manada. Le di una mano a Papá mientras llevábamos una silla de ruedas de una anciana al porche. Papá colocó a la mujer en su silla y la llevó adentro con un gesto sombrío. La Abuela estaba ayudando a algunos de los padres a localizar a sus hijos emocionados, aquellos demasiado pequeños para entender lo queestaba sucediendo.

Sean y Mason no se encontraban por ningún lado, probablemente se dirigían hacia el perímetro norte. Quería regañar a Sean por ponerse en peligro, pero ¿cómo podría culparlo cuando yo tenía la intención de hacer lo mismo? Una vez que todo el mundo se había marchado, me dirigí al interior con mi Abuela.

Solo había un puñado de personas que eligieron permanecer en la casa de la manada, todas charlando en voz baja sobre la amenaza que se avecinaba.

La Abuela revoloteaba por la habitación como un huracán, ofreciendo comida y agua a cualquiera que lo necesitaba. Papá se sentó en uno de los sillones reclinables, luciendo más preocupado que de costumbre.

-¿Sean y Mason se dirigen al perímetro norte? -Pregunté, captando la mirada amarga en el rostro de mi Papá.

-Claro que sí -Resopló: -No pueden mantenerse fuera de los problemas mejor que tú.

-Supongo que es algo de familia -Me reí con poco entusiasmo.

-Asegúrate de que tu hermano esté a salvo mientras estás allí -Papá gruñó, entrecerrando los ojos mientras miraba la marca ensangrentada en mi cuello.

-Supongo que Alfa Asher finalmente llegó a marcarte, ¿eh? No puedo decir que esté decepcionado, siempre supe que estabas destinada a grandes cosas. Serás la Luna más terca de la historia.

-Seré terca, pero haré las cosas -Me reí; mi rostro calentándose bajo su mirada conocedora- ¿Cómo sabías que Asher era mi pareja?

-Culpa a tu Abuela -Papá refunfuñó: -Ella sospechaba desde que empezaste a entrenar.

-Por supuesto que lo hizo -Me burlé, encontrando la mirada divertida de mi Abuela.

-Tengo que ocuparme de algo antes de irme, pero me aseguraré de que Sean esté a salvo
-Subí corriendo las escaleras, dirigiéndome a la habitación que compartimos Asher y yo.

Este había sido un último recurso, pero necesitaba información. La marca escarlata en mi hombro cosquilleaba bajo las capas de corrector, recordándome que no se había desvanecido bajo el toque de Asher. Cuando la puerta de la habitación se cerró detrás de mí, me comuniqué con mi mente.

Llamar a las sombras se había vuelto fácil, como si estuvieran escondidas en la oscuridad, esperando mi llamada. Caminé hacia la mesita de noche de Asher, agarrando la cruda daga que sabía él había escondido allí.

El aire a mi alrededor se volvió frío, seguido por el escalofrío tipo castañeteo de dientes que se hundía en mis huesos. Desde los rincones más profundos de la habitación, las sombras se retorcían, respondiendo a mi llamada.

Presionaba la cuchilla dentada contra la palma de mi mano, ejerciendo la más mínima presión. El dolor punzante estaba adormecido por el frío, y veía como mi sangre se acumulaba en mi mano. No podía evitar notar que la marca de Tristán era del mismo tono, el color de la sangre fresca.

/Necesito información/ les dije a las sombras, y las vi retorcerse al oír mi voz.

Los fragmentos de humo y sombras se deslizaron hacia mí, envolviéndose alrededor de mis piernas como un perro cariñoso.

/Pregunta, Princesa. Déjanos beber/ Ellos susurraron, sus voces como seda helada contra mi mejilla.

/¿Por qué la marca de Tristán no se ha desvanecido de mi piel?/ Mantuve la voz baja por temor a que me oyeran /Me acaba de marcar mi pareja, pero la marca del Vampiro todavía está en mi piel'.

/Mitad Vampiro, mitad Hombre Lobo/ Susurraron; sus voces sedosas enviaron un escalofrío por mi espalda /Una pareja para cada lado. Uno por destino, uno por elección/

/Yo no elegí a Tristán/ Sisee, mirando como las sombras se enroscaban alrededor de mis piernas.

/Una parte de ti se siente atraída por el Vampiro/ Ellos ronronearon: /La parte de ti que anhela por sangre/

/Quiero que su marca desaparezca de mi piel/ Hice una mueca: /¿Cuál es su precio?/

Un vínculo por un vínculo'. Ellos respondieron:

/Nuestro precio es el vínculo que tienes con Alfa Asher Desmond/

/No/ Murmuré, haciendo una mueca de dolor ante la punzada de dolor que recorría mi cuerpo.

Asher era la pareja que quería, la persona que había elegido y para la que estaba hecha. Renunciar al vínculo de pareja entre Asher y yo significaba destruir una parte de mi alma, destruir una parte de su alma.

/No lo acepto/ Podía saborear la decepción de las sombras en mi lengua, afilada y fría como un trozo de hielo.

Deseé que las sombras se alejaran de mí, deseé que se regresaran a las profundidades de donde emergieron. Una a una, se deslizaron hacia los rincones más oscuros de la habitación.

Las sombras que se retorcían contra las paredes se aquietaron, haciendo que el frío se disipara.

(Las sombras estaban equivocadas, tenían que estarlo) le murmuré a Maya, quien desató su indignación por la información que acababa de recibir (No quiero a Tristán, y ciertamente no lo elijo)

(Lo sé) Maya suspiró: (Sé lo que sientes por Asher, pero no puedo decirte cómo te sientes por Tristán. Hay todo un lado tuyo al que no tengo acceso)

(Tristán es atractivo y puede ser seductor cuando quiere, pero no llama a mi alma. No me hace sentir como si hubiera estado durmiendo toda mi vida, solo para finalmente despertarme bajo su toque. No me hace sentir ni una fracción de como lo hace Asher)

(Y sin embargo, hay un lado sediento de sangre de ti al que él llama) Maya frunció el ceño: (Pase lo que pase, no te deshagas de lo que tenemos con Asher)

(No lo haré) Sacudí mi cabeza: (Te lo prometo)

Corrí las escaleras abajo, dándoles a mi Papá y a mi Abuela un rápido abrazo antes de salir corriendo por la puerta. Tomé un juego de llaves del coche de la mesa del vestíbulo y abrí uno de los muchos coches que poseía Asher.

Solo habían pasado unos minutos desde que hablé con las sombras, y esperaba no estar demasiado tarde.

-"¿Te estás tomando tu tiempo para venir aquí, Lola?" -La voz de Asher inundaba mi mente.

-"¿Soy tan predecible?" -Me burlé, poniendo el coche en reversa y despegando por la calle.

-"Predecible no es una palabra que usaría para describirte, cariño" -Asher ronroneó, de alguna manera logrando sonar seductor a pesar del hecho de que estaba luchando contra los de nuestra propia especie- "Sean está a salvo, por cierto. Mason está a su lado"

-"Estaré allí en un par de minutos" -Le prometí:

-"Somos pareja, no puedes deshacerte de mí tan fácilmente. ¿Qué coche te llevas?" -Preguntó Asher, haciéndome reír. Incluso con la situación actual, él se preocupaba por su coche.

-"Tomé la primera llave con la que entré en contacto" -Me encogí de hombros: -"Es un Mercedes, si eso ayuda"

-"Bien, es el coche de Zeke" -Se burló Asher.

Terminé el enlace mental mientras Asher aparecía a la vista. Se había transformado en su lobo, una gran bestia negra que se abría paso entre Vampiros y Hombres Lobo por igual. Incluso con su gran tamaño, él se movía con una increíble velocidad y precisión.

La sangre cubría algunos de los pelajes de los otros lobos, pero ninguno dejaba de luchar.
Parecía que el Rey Vampiro había desplegado muy pocos de sus hombres en este ataque y usó a los hombres restantes de Luna Freya como la fuerza más dura del ataque.

Las casas se habían vuelto escasas en este lado de la ciudad, ya que la mayoría de la gente vivía hacia el centro. Mi corazón murmuraba en mi pecho mientras la casa en la que se alojaba Giovanni aparecía a la vista.

Una casa discreta de paneles azules y un viejo porche blanco. El coche de Breyona estaba estacionado fuera, en contra de la acera. Estacioné el coche de Zeke a un lado de la calle y vi cómo uno de los muchos lobos peleando chocaba contra el coche de Breyona.

La puerta del coche se abolló sin esfuerzo bajo el peso del lobo, la ventana rompiéndose con el impacto.

(Breyona se va a enojar) Maya murmuró.

(Enojada pero viva) Comenté.

Asher y el resto de sus hombres parecían tener la pelea bajo control. Me quedé en las afueras de la pelea, avanzando lentamente hacia la casa. Cuando llegué al porche, mi estómago dio un vuelco. La puerta había sido derribada, tendido en pedazos en el piso de la sala.

Entré justo a tiempo para que uno de los lobos se estrellara contra el porche y destruyera una cuarta parte de ello. Las tablas crujieron y gritaron al romperse, pero el lobo parecía casi ileso. Con las mordidas y gruñidos de los lobos afuera, el interior de la casa estaba desgarradoramente silencioso.

-¡Breyona! -Grité, subiendo las escaleras y asomando la cabeza por las dos pequeñas habitaciones.

En una de las habitaciones había una cama tamaño rey, las mantas estaban desordenadas como si alguien hubiera estado durmiendo en ellas. El olor de Breyona estaba por toda la casa, la parte más fuerte en la gran cama. Su olor se mezclaba con otro, algo terroso con un toque de dulzura.

Sabía que el olor sería el de Giovanni, pero el olor de la habitación ya estaba empezando a desvanecerse. Mientras bajaba las escaleras, noté algo brillante en el piso, reflejando la tenue luz de la cocina. Me dirigí por la cocina hasta las puertas corredizas de vidrio que daban una perfecta vista al bosque. El vidrio se había roto; diminutas gotas de sangre mancharon algunos de los trozos.

Un escalofrío helado me recorrió, aunque esta vez no era por la presencia de sombras. Había una nota clavada contra la pared, sujeta por una daga de plata ornamentada. Había visto esta daga antes, cuando Tristán y Giovanni lucharon a muerte.

'Queremos a la mestiza. Hagan un movimiento en falso, el traidor y su perra morirán. Tienen 48 horas'

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