La Leyenda de las Facciones y...

By CamiloNavasAlvear

90.6K 5.7K 3.9K

Athena, después de siglos desde que existe, ha decidido expandirse y formar alianzas con el resto de seres, i... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capitulo 48
Capitulo 49
Capitulo 50
Capitulo 51
Capitulo 52
Capitulo 53
Capitulo 54
Capitulo 55
Capitulo 56
Capitulo 57
Capitulo 58
Capitulo 59
Capitulo 60
Capitulo 61
Capitulo 62

Capitulo 6

2.4K 161 69
By CamiloNavasAlvear

-Toma asiento, Athena, por favor-.

Escucho aquella voz que la llamo, pero estaba tan absorta en sus pensamientos, que desconoció de quien fue la invitación. Sintió resbalar un mechón de su cabello por su hombro delicadamente y se sorprendió al ver que el color de su cabello largo era café y no purpura; quien fuera que la trajo, había separado muy bien su cuerpo de su alma inmortal y traerla al Olimpo, donde su alma se materializo con la apariencia de su ser inmortal antes de que decidiera empezar si ciclo de reencarnación en la Tierra.

Fulmino con su mirada grisácea a los 10 presentes, justo en el centro de la mesa estaba Zeus, que era un hombre de rostro apuesto y alto de casi dos metros de ojos azules y cabello rubio con puntas largas hacía arriba, estaba usando solo una túnica griega, con dos muñequeras hechas de oro. A su lado estaba Hera, que era una hermosa mujer de ojos azules y cabello morado de tono oscuro que lo tenía atado en una gran cola de caballo con un cintillo. Usaba un vestido griego igual al de ella, pero el suyo era de color magenta. La expresión de Hera era una fría y seria, pero en sus ojos podía captar el repudio que le causaba su presencia.

Al lado de Zeus, en el asiento perteneciente a Poseidón, estaba sentado un hombre igual de alto que Zeus de cuerpo muy musculoso, de cabello castaño, ojos azules y barba de candado, tenía la parte superior descubierta con una cuerda pasando alrededor de su cuerpo que sujetaba en su espalda un gran mazo de punta redonda y usaba una falda griega de color café con sandalias.

Athena suavizo un poco su mirada al reconocerlo y le dio una sonrisa que el hombre correspondió: ese hombre era su medio hermano, Heracles, el héroe mas famoso del panteón griego y de los pocos mortales que alcanzaron la divinidad. Después de que sello a Poseidón en la vasija en la que estuvo encerrado hasta que Kanon lo libero, Heracles tomo el puesto de su tío como Dios Olímpico hasta que este pudiera regresar a su puesto. También era la mano derecha de Zeus y su hijo mas confiable, después de ella.

Al lado de Hera estaba su hijo predilecto, Ares. Que era un hombre apuesto de ojos rojos y cabello rubio sedoso, él era el único de los presentes que tenía puesta su Kamui, que era una armadura parecida a la de Athena en diseño, pero era de un color rojo sangre con grabados filosos en la armadura. La estaba viendo con una sonrisa cínica y su mirada tenía un deseo de matarla.

De todos los Dioses, Ares era su mas gran rival después de Hades, ya que desde siempre, él hijo de Hera y ella se disputaron por el titulo de Dios de la Guerra, y ella nunca olvidaría que fue la Guerra Santa que tuvo contra sus Berserkers fue la mas sangrienta de todas sus Guerras hasta ahora por la sed de sangre que ellos tenían.

Al lado de Ares estaba Hermes, que era un Dios un poco mas bajo que Heracles, de cabello castaño claro y constitución delgada, pero musculosa. Su ropa era una túnica griega blanca que dejaba expuesto su pectoral derecho, su gorro con alas estaba colgando de una cuerda alrededor de su cuello atrás.

Luego estaba Hefesto, que era el Dios de estatura mas baja de todos y un cuerpo robusto. Las historias de que Hefesto era feo era una exageración, puede que no sea tan guapo como el resto de Dioses presentes, pero tampoco podía decirse que era horripilante. Su cabello era castaño oscuro y una barba de arco que se extendía hasta debajo de sus orejas. Usaba una túnica griega y arriba usaba un delantal café de herrero que tenía guardadas algunas herramientas de un material que solo los Dioses tienen.

Al lado de Hefesto estaba su esposa, Afrodita. Que era una Diosa de una piel blanca como el marfil, cabello rubio con rizos que caía un poco debajo de su cadera. Su cuerpo era uno esbelto y torneado, ojos color verde y dos enormes senos que eran un poco menos grandes que los de Amaterasu. La toga griega de color rosa apenas los cubría. Afrodita tenía una sonrisa sensual y juguetona hacía su amante, Ares.

Al lado de Heracles, estaba la silla vacía de Hades y al lado de la silla estaba su hermano, Apolo, junto a su hermana, Artemisa, al lado de ella el asiento que le pertenecía y después estaba un dios de cabello verdes con rizos que usaba una toga igual a la de Hermes pero de color azul. Este Dios era Dionisio, el Dios del Vino, quien ocupaba el puesto de la Diosa Hestia que se lo legó, y al igual que Heracles, fue un Semi-Dios que sufrió por la ira de Hera y al final se volvió un Dios.

A su lado estaba una Diosa de cabello castaño rubio como el trigo que lo tenía atado similar a Hera, ojos purpuras y un cuerpo voluptuoso igual al de Afrodita, usaba una toga verde como el bosque; esta era la Diosa Demeter, la Diosa de la Agricultura.

Athena camino hasta su asiento entre Dionisio y Artemisa, el primero la recibió con una sonrisa radiante y la segunda con una inclinación de cabeza. Con Dionisio nunca tuvo problemas, ya que como vivió una vida entre mortales, conoce el valor de estos y es de los pocos Dioses que los aprecian y respetan como ella. Con Artemisa, las cosas con ella se han puesto tensas, luego de que sus Saintias fueron a pedirle ayuda por el problema que provocaron Eris y Ares, y posterior cuando fue a verla para saber el método de viajar en el tiempo cuando quería salvar a Seiya.

Cuando tomo asiento, volvió a examinar a todos a su alrededor, la mayoría como si se trataran de depredadores y ella fuera la única presa. Estaba molesta por haber sido sacada del Santuario cuando estaba en un asunto muy importante. Pensando en ello, debió ser su padre quien trajo su alma inmortal aquí, era el único con el poder de ignorar la barrera de su Santuario.

Cuando iba a preguntar la razón de que la trajeron, las puertas de oro de la gran sala se abrieron lentamente, dejando oír su crujir en toda la sala, que hizo que ella y sus pares giraran la cabeza para ver quien era el que importunaba aquella reunión. Athena se sorprendió al ver la mirada roja de su hermana Perséfone, que usaba una túnica roja que combinaba con su cabello que era del color de las hojas de otoño que llegaba hasta sus hombros.

-Me disculpo por mi tardanza- dijo Perséfone a Zeus, quien dio un asentimiento en respuesta. Perséfone camino hasta al lado de Heracles y tomo asiento en la silla de su esposo.

-¿A que debo esta audiencia?- Pregunto Athena, ahora que todos los asientos estaban ocupados.

-Sabes porque estas aquí- respondió Hera tranquilamente.

-Creí que el juicio contra mi y los humanos ya había llegado a su punto final aquella vez, y no he hecho nada que amerite que se reanude-.

-Sabes bien que no es eso, niña. Y para que sepas, todavía no hay punto final para tu castigo-.

-Hera- llamó Zeus, deteniendo a su esposa de continuar.

La Diosa del hogar chasqueo la lengua irritada.

-Lamento haberte traído de esta manera, Athena, pero algunos Dioses han estado disconforme con tus... recientes acciones de formar una alianza con los Dioses Sintoístas, además de tus acciones de involucrarte con los Demonios de la Facción Bíblica- los ojos azules de su padre estaban tranquilos, pero ella podía sentir la incertidumbre de como esto podría terminar y cierta irritación por esta reunión con aquellos motivos.

Athena sabía que este momento llegaría, si tuviera una razón para sorprenderse, era que los Dioses se tardaron en quejarse, aunque también pudieron esperar a tener mas motivos para traerla. Los Dioses Griegos discriminaban a la mayoría de otros Panteones ya que ellos eran superiores en poder a la mayoría de los seres sobrenaturales gracias a que dominaron el cosmos, la capacidad de usar el cosmos hasta tener un poder infinito. En nivel de poder, el Panteón Griego era el segundo Panteón mas fuerte de todos, solo detrás del Panteón Hindú, pero esto era mayormente por el Dios Shiva, que tenía un poder que superaba al del mismo Zeus.

-Padre, no debería dar ninguna explicación, ya que son asuntos que tienen que ver únicamente conmigo y mi Santuario. Te aseguro que esto no perjudicara al Olimpo ni al resto de Dioses.

-Olvidas que, cualquier acción que hagas con otros Dioses fuera del Olimpo, si nos afectan, Athena- siseo Ares. -Primero los Nórdicos y ahora esos sujetos de Asia...-.

-Si tienes algo con lo que acusarme, Ares, hazlo. Si no, no voy a perder mas tiempo aquí-.

-Formaste una alianza con el Panteón Nórdico, que es el único panteón que domina tan bien el cosmos como nosotros, y ahora formaste una alianza con los Sintoístas que tienen eso del Senjutsu, un poder que desconocemos. Y si no contamos que ahora, no solo tienes al Asesino de Dioses, sino a otros humanos con el potencial de dañar a un Dios, me hace sospechar que te estas preparando para una guerra. ¿Acaso finalmente te decidiste a declararnos a todos la guerra, Athena?-.

La sonrisa sádica de Ares le hizo entender cual era su plan, hacer que Zeus entre en duda con la confianza que le tiene para limitar sus movimientos y los de su Santuario. Aun era obvio que Ares seguía molesto por su derrota ante las Saintias, siendo el Dios orgulloso y machista que es, tuvo que esperárselo cuando lo vio.

-No seas estúpido, Ares- intervino Heracles. Los ojos rojos de Ares miraron con furia a su medio hermano. -Sabes tan bien como yo que Athena nunca haría eso, ella ama y quiere demasiado a la humanidad y a sus Caballeros como para hacer una guerra contra el Olimpo sin razón. Ella no busca conflictos, como tu-.

Athena le dio una mirada de agradecimiento a Heracles. A pesar de que los Dioses siempre han sido arrogantes y muy rencorosos, él nunca se vio afectado por ello, ya que Heracles vio lo mejor y lo peor de la humanidad en su tiempo, y decidió creer en ellos y el bien que pueden hacer.

Ella siempre supo que si, en algún momento, necesitaba a un Dios como aliado, podría ir a pedir ayuda a Heracles y este le ayudaría sin dudar.

Ares golpeo su puño derecho la mesa. -¡No te creas arrogante, Heracles! ¡La única razón por la que estas en esta mesa es para llenar espacio, así que no te metas en estos asuntos!-.

-Tu no eres nadie para decirme que hacer, hermano...- los ojos de Heracles eran firmes. Era una clara señal de que, si Ares quería una pelea, con gusto lo complacería.

-¡Ya deténganse! ¡Saben que no tienen permitido luchar dentro del Olimpo!- Intervino Zeus, sus ojos brillaron de un cosmos celestes, manifestando un poco de su gran poder.

Los hijos de Zeus se vieron una última vez y cesaron cualquier deseo de luchar.

-Si tanto quieren saber la razón de mis acciones, lo hare, solo para que dejen de molestarme en mis asuntos- dijo Athena, ya queriendo terminar esto. -Zeus, me entrego la Tierra y el cuidado de sus habitantes a mi, por lo que hare el mejor curso de acción para cumplir ese deber. Mi alianza con los Nórdicos fue una renovación que hice con Odín hace siglos cuando Poseidón controlo a su representante en la Tierra para sus propósitos, y con los Dioses Sintoístas, decidí abrir mas mi Santuario al resto de facciones y Panteones, ya que me di cuenta que el mundo cambia constantemente, y yo y mi Santuario también deben cambiar para adaptarse. Como primer cambio decidí hacer una alianza con los Dioses de donde provienen gran parte de mis mas confiables Caballeros-.

-Eso no explica el ¿por que enviaste a tus dos caballeros con esos Demonios?- Señalo Artemisa a su lado, sorprendiendo a Athena. No se esperaba que su hermana estuviera a favor con Ares, al menos en ese punto.

-Es parte del cambio que quiero hacer; los Demonios, así como los Ángeles y Ángeles Caídos, han sufrido de las consecuencias de un conflicto entre ellos, algo que entiendo perfectamente. Pero tampoco voy a dar mi confianza a ellos tan fácil. Si resultan ser como los Espectros, y amenazan a las personas en la Tierra, no dudare en acabar con ellos-.

Perséfone refunfuño, molesta. Se sentía ofendida por como Athena se refirió a los leales servidores de su esposo y de ella.

-Si tanto les preocupa de mis acciones les puedan traer consecuencias al Olimpo, no se preocupen. Mis alianzas y acciones son a favor del Santuario, si llega a ver alguna consecuencia, la única afectada sería yo, ustedes no tienen nada que ver-.

-No puedes hacer lo que quieres, Athena...- dijo Hera.

-Solo estoy usando la autoridad que mi padre me confió como protectora de la Tierra. Si alguno de ustedes tienen algún problema con mis acciones, vengan directamente a mi Santuario, pero les advierto que no dudare en responder si tienen algún plan que me amenace o amenace a mis Caballeros o la Tierra-.

-Zeus, si permitas que Athena haga lo que quiera...- menciono Ares, viendo directamente a los ojos a su padre. -Quiero al Asesino de Dioses y a esa chica que tenía que ser el contenedor de Eris, muertos-.

-¡No!- Athena se levanto furiosa, golpeando la mesa con ambas palmas al escuchar lo que Ares decía. Le ofertaba sus acciones que hacía fuera de su Panteón por las vidas de Seiya y Shoko. -¡Esto ya es ridículo! ¡Lo que yo haga es solo asunto mío! ¡Padre, estas ya son puras tonterías lo que dicen!-.

-Si, Zeus, ayuda a Athena, como siempre haces- dijo Afrodita. -Ya que como es tu favorita, siempre le perdonas todo. Le perdonaste lo que le hizo a tus hermanos, así como lo que le perdonaste a sus Caballeros por matara a Abel, Thanatos, Hypnos, y volver a encerrar a Eris en esa manzana que flota por el Universo. Incluso la pobre Astraea sigue herida en su alma por su batalla contra sus Caballeros que destruyo el contenedor que hiciste para ella-.

-¿Y desde cuando a ti te importa lo que haga, Athena, Afrodita?- Cuestiono Hermes.

-No me importa, pero también lastimo a Ares cuando destruyeron el cuerpo mortal que Eris hizo para él, y eso es algo que no voy a dejar pasar- a su lado, Hefesto la fulmino molesto por el apoyo que le daba a su amante.

-Padre, considero que sus reclamos son tonterías. Como se dijo antes, en el juicio de Athena, en los combates es normal salir herido, incluso para los Dioses. También se dijo que sobre lo que les paso a Abel y Eris era algo con lo que estuvimos de acuerdo...- Heracles intento apoyar a su hermana, pero Afrodita otra vez intervino.

-Claro que la defiendes, Heracles. Ya que también eres el favorito de Zeus junto a ella, además de que por un tiempo fuiste uno de sus Caballeros cuando eras mortal. Por supuesto que debes apoyarla, porque si fuera otro, tu nunca intervendrías-.

-¿Qué dijiste?-.

-Suficiente, creo que todos deberían calmarse- intervino Deméter. Siendo una de las diosas mas sensatas, pudo ver que si la conversación se acaloraba mas, era casi seguro que la sala sería destruida por el cosmos del resto de Dioses.

-¡Ya es suficiente!-.

El grito de Zeus vino acompañado de un rayo que cayó detrás de su silla. El cosmos que libero fue tan opresor que calmo a la fuerza a Athena y el resto de Dioses que estaban discutiendo.

-¡Es patético ver como discuten de esta manera! ¡Le dan mal nombre al Olimpo!- Exclamo Zeus. Respiro un poco para calmarse. -Las acciones de Athena pueden ser cuestionables, pero el resultado es culpa de nada mas que los Dioses que la atacaron, ya que fueron su propia ambición la que provoco estas "Guerras Santas" que he tolerado por mas tiempo del necesario. Lo que les paso fue culpa de ellos...-.

-¡Pero Athena casi mata a Hades!- Reclamo Perséfone.

-Le brinde de mi cosmos para que su alma siguiera existiendo- replico el Dios, provocando que la pelirroja se callara. -No tienes por que pedirme mas, de lo que ya hice por ti-.

Un Dios que domina el cosmos como Hades no muere por completo. Aunque su cuerpo fue destruido, su alma sigue existiendo, pero incluso el alma de un Dios no podría existir tanto, menos luego de la herida que Athena le dejo con Nike. Si no hubiera sido porque Perséfone, le suplico salvarlo, hubiera dejado que el alma de su hermano muriera.

No lo hizo por apreció a su hermano, ellos se distanciaron hace mucho, al punto de lo que le pase a uno le de igual al otro. Lo hizo por apreció a su hija, y aun así vino con un costo. Ahora Elíseos era de su propiedad y con esfuerzo logro restaurarlo a su bello esplendor, también cambiando algunas cosas que lo hicieron mejor, en su opinión.

-Y Poseidón aun mantiene parte de su poder en la Tierra en un humano. Lo de los Dioses Gemelos, como dice Heracles, fueron bajas de guerra, y fue culpa suya por involucrarse en las Guerras Santas en el bando de Hades, y no diré mas sobre este asunto de los Dioses que ya se discutió en hace años. Deben dejar de creer que Athena sale impune, ya que luego de su viaje en el tiempo que casi destruye las dimensiones, le prohibí usar de nuevo su armadura en los próximos 500 años, así como sellar definitivamente el Templo de la Serpiente que era de Asclepio. Así que ustedes no pueden venir a exigirme nada cuando son los que atacan sin razón a la Tierra, cuando perfectamente pueden quedarse en el Olimpo a disfrutar de los placeres que existen-.

Athena sintió que podía respirar un poco mejor. Ante el poder y argumentos validos de su padre, ningún Dios que estuviera en su contra podría objetar.

-Pero...-.

La castaña se tenso cuando los ojos azules de su padre chocaron con los suyos propios.

-Es cierto que no puedo ignorar tus alianzas con otros Panteones. Puedes seguir con tus alianzas con los Sintoístas y Nórdicos, ya que las realizaste a base de tu esfuerzo, también puedes hacerlo con las facciones del Panteón Bíblico. Sin su Dios, no son una amenaza. Pero a partir de ahora, cada vez que intentes hacer una alianza con otro Panteón, tendrás que consultarlo con nosotros primero, y solo podrás hacerlo si la mayoría esta de acuerdo, también, la alianza que se formara será con todo el Panteón Olímpico, no solo tu Santuario-.

-Será como digas, padre- dijo Athena, asintiendo a las condiciones. Eso podría afectar las relaciones futuras que intentara a ser, pero al menos no perjudicaría las que ya tiene y la que actualmente intenta hacer.

Con todo terminado, la mayoría de Dioses se levantaron de sus asientos, Athena camino apresurada a la salida, dispuesta a regresar a la Tierra. Jamás pensó que al regresar al Olimpo le causara tanto pesar y apuro por abandonarlo de nuevo.

-Athena- Ares se cruzo en su camino, sus ojos destellando ira, la tomo agresivamente de un brazo, infringiéndole dolor. -No creas que has ganado. Tus 12 Templos serán bañados de sangre y yo, personalmente te llevare la cabeza del humano que mas amas-.

-Es una promesa- juro susurrando Perséfone cuando paso a su lado.

Ares la soltó agresivamente y se fue por delante de ella. Una vez que se fue de su vista, miro su brazo que tenía la marca enrojecida de la mano de Ares, giro el rostro hacía los demás Dioses, percatándose que la mayoría se había ido y que tenía clavada la vista de Hera y Artemisa sobre su espalda.

-Espera todo de cualquiera de ellos- Heracles se paro, imponente a su lado. -Sabes que si tienes problemas, no dudes en acudir por mi ayuda. Te deje pelear sola por mucho tiempo, algo que trataré de enmendar-.

-Tu ya cumpliste con tu deber al ser parte de la primera generación de mis Caballeros de Oro, no puedo pedirte que peles mas batallas por mi, no después de todo lo que sufriste en vida- respondió Athena. Sabía el dolor que paso Heracles en vida, y ahora en el Olimpo, tenía la oportunidad de ser feliz y recompensado como se debe.

-Somos hermanos, los verdaderos hermanos están para ayudarse- respondió el antiguo Semi-Dios, colocando una mano encima del hombro de Athena de manera reconfortante.

Athena sonrió, se alegraba de tener a alguien en el Olimpo a quien llamar, familia.
.........................................

(En Kuoh)

Ya terminaban las clases, Kiki ordenaba sus cosas para irse. Tenían que pensar que hacer ahora, la opción de hablar con ellas ya no sonaba tan bien después del confrontamiento con Seiya ayer, pero sin duda algo grande.

¿Este era el mismo sentimiento que su maestro Mü sintió antes de la Guerra Santa contra Hades? Era inquietante.

-Ara, ara. ¿Por que esa expresión, Kiki-san?-.

Kiki giro su cabeza al escuchar una voz, pero rápidamente, su brazo derecho fue atrapado y presado en dos grandes objetos.

-Tu eres uno de esos Demonios...- exclamo, Kiki, viendo a los ojos a Akeno. En cuanto se dio cuenta que sus brazo estaba atrapado entre los dos grandes pechos de la pelinegra, lo aparto rápidamente, avergonzado.

-Me llamo Akeno, somos compañeros de clase, deberías saberlo- se presento Akeno.

-¿Qué necesitas? No recuerdo que hayamos intercambiado alguna palabra el día de ayer- pregunto el Lemuriano.

-Es que no pude agradecerte por haberme devuelto el libro el otro día, y tras escuchar que ustedes quieren conocernos aun mas, pensé que sería una buena excusa para demostrar que los Demonios no somos malos con un pequeño paseo. No han visto mucho la ciudad desde que llegaron, ¿cierto?-.

Kiki la vio con sospecha, pero verdad tenían sus palabras. Desde que llegaron solo se han concentrado en su misión. Han explorado la ciudad y los alrededores de su casa para conocer el área, pero no se han tomado el tiempo de ver la ciudad con mas calma.

-¿Cómo se que dices la verdad? Esto puede ser una trampa para que me maten- inquirió Kiki.

-No tenemos razones para hacerlo, puede que si nos haya molestado que nos espiaran en secreto, pero entiendo que era parte de su misión y que a primera vista parecemos malvados, pero, ¿no es para saber si en realidad somos así que vinieron? Si intento hacer algo, estoy segura que podrías eliminarme fácilmente-.

Akeno no desprestigiaba sus habilidades, pero estaba segura que estos humanos con armadura los superaban por mucho.

Kiki suspiro, resignado. La mujer tenía razón y no perdía nada, de hecho, estaría cumpliendo su deber al aceptar este paseo.

-De acuerdo, pero si intentas algo, no dudaré en eliminarte-.

-Perfecto- se acerco a Kiki y le susurro sensualmente al odio. -Y si quieres, después del paseo, podemos "conocernos mejor" en mi casa-.

Kiki se sonrojo fuertemente y sintió un escalofrío recorrer su columna. Rápidamente se despidió de la Demonio y salió de la sala de clases para buscar a Seiya para que se fuera solo a la residencia.

Akeno se río, ese nerviosismo del Caballero era lindo, diferente a la actitud pervertida pero divertida de Issei. Podría divertirse mucho con Kiki.

-¿Qué estas haciendo, Akeno?- Pregunto Rias, viendo visto la reciente interacción de su mejor amiga con el castaño.

-¿No es obvio? Quiero mostrarle a nuestros "invitados" como somos realmente, y así sepan que no somos malvados- respondió Akeno, un tanto risueña.

-No deberías hacerlo, esos sujetos son muy peligroso. No sabemos de lo que pueden ser capaz- respondió Rias, cruzándose de brazos.

-Pero no son gente mala, de lo contrario, no se hubieran tomado la molestia de vigilarnos para saber si somos una amenaza a los humanos y después presentarnos. Incluso tu hermano dijo que solo seamos nosotros y ellos se darán cuenta que no somos malos-.

Rias suspiro, cuando algo se le proponía a Akeno, pocas veces se le podía hacer cambiar de opinión.

Ahora mismo, no sabía por quien sentir pena. Si por el Kiki, por volverse un objeto de interés de Akeno, o Akeno misma por no saber en que problema podría meterse.
......................................

N/A: Un poco corto, a comparación de los otros, pero no esta tan mal, a mi opinión.

A Heracles le llamo de esa forma y no Hércules porque los Romanos lo llamaron Hércules, Heracles es su verdadero nombre en Griego, además que tiene mas sentido, ya que se dice que Alcides cambio su nombre en honor a Hera.

También, señale que el Decimotercer templo, el de Ofiuco fue sellado por Zeus, así que siguen habiendo solo doce armaduras doradas... por ahora.

La mayor parte del capitulo es la discusión de Athena con los Olímpicos, los presente a todos de esta forma para facilitar las cosas mas adelante.

Ahora, para dar mejor detalle de las apariencias de algunos: Hera y Hermes son igual a los que aparecen en "Sangre de Zeus", una serie de 6 capitulos de Netflix, Ares tiene la apariencia con la que se le muestra en Ares Chapter, un spin-off de Saint Seiya, y Deméter tiene la apariencia con la que sale en el videojuego de FGO, Lostbelt 5,2 Olympus. A todos los pueden buscar por Google para tener mejor idea. La apariencia de Artemisa es la misma con la que se muestra en el Next Dimensión y la de Apolo la misma por como la conocemos de la pelicula Tenkai Hen.

No se que escribiré en el siguiente capitulo, así que será interesante cuando venga la inspiración.

Una última cosa antes de irme.

Hasta ahora, ¿les esta gustando el fic? Quiero saber su opinión del fic hasta ahora.

Sin nada mas que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.

Continue Reading

You'll Also Like

2.1K 161 21
ES ENCERIO??? Los 10 guerreros más fuertes de las naciones,los hombres más temidos y fuertes del continente elemental,los cuales matan a los demonios...
9.3M 1.2M 37
[COMPLETADA] Libro II en la Trilogía Almas Perdidas. ¡Almas Perdidas: El nuevo mundo, está disponible en librerías! Puedes comprarlo accediendo al li...
32.7K 2.5K 36
Por una anomalía en los ciclos de reencarnación de las almas, estas almas humanas se combinaron con las almas y cuerpos de monstruos. Aparte con un s...
2.2M 206K 11
¿Y si nada terminó con la pregunta? «¿Damián?, ¿quién es Damián?» Eso es lo último que Padme Gray recuerda, junto al hecho de que despertó de nuevo...