[Si ven cualquier fallo en la traducción no duden en comentarlo! :)]
L.
Caminé a lo largo de las frías calles, no me sentía demasiado bien de camino al trabajo.
Todo estaba cubierto de nieve y el clima era glacial, como de costumbre, pero había algo más en la atmósfera, algo que me hacía sentir demacrado y deprimido. Quizá sólo estaba teniendo uno de esos días. A pesar de mi ánimo de mierda, sonreí al recordar la vuelta a casa de ayer con James.
Fue muy noble y era muy divertido a su manera. Cuantos más minutos pasaba con él, me empezaba a gustar más y más.
No se parecía en nada a Harry. Eran totalmente opuestos. James era dulce y humilde, Harry era grosero y fanfarrón. James era transparente y trabajaba duro, a Harry, probablemente, no podía importarle menos.
Y así, como con cada segundo que pasaba, James me agradaba más, también crecía mi odio hacia Harry. Era como si mi cariño hacia James contrarrestara mi antipatía hacia Harry. Al pensar en el psicópata, la angustia de un sentimiento desconocido se apoderó de mí. Fuera lo que fuese, no me gustaba. Tal vez era culpa u odio, no lo sé.
El simple hecho de pensar en él me daba dolor de cabeza.
Sacudí la cabeza, intentando deshacerme de las imágenes de sus rizos desordenados y sus labios rojos cereza de mi mente. Ya no desperdiciaría mas tiempo pensando en ello.
Mientras me movía más cerca del soso edificio de Wickendale, me fijé en un coche bonito, se detuvo frente a los escalones de piedra. Demonios, desearía tener un coche. Estoy ahorrando, debería conseguir uno pronto, sería mucho más fácil que la molestia de tener que caminar todos los días con este clima cruel.
Se abrió la puerta delantera y salió una mujer bien vestida, con un abrigo beige de botones y unos bonitos zapatos planos. Su pelo castaño era largo hasta los hombros y por su cara deduje que tenía alrededor de unos treinta años.
Me preguntaba qué es lo que hacía una mujer como ella en un sitio como éste al observarla subir por los adoquines. Fue entonces cuando me di cuenta de que llevaba consigo una gran cámara.
Era una reportera.
No sé por qué, pero sentí una oleada de agobio con ella estando aquí. Sabía que sólo hacía su trabajo pero la mayoría de ellos eran demasiado fisgones y tenían una postura con la que se creían superiores. Sentía una antipatía general hacia ellos.
Entré al edificio algunos pasos por detrás de ella, recibido, podría decir que por una calurosa bienvenida; el cálido aire que desprendía el interior del edificio. Me dirigía a la oficina de enfermeros pero seguía empeñado en presenciar la escena que ocurría ante mí.
Una inexpresiva señora Hellman, que aparentaba más infeliz de lo normal, detuvo a la reportera. Parecía que estaba teniendo una discusión de algún tipo con la periodista sin nombre, no podía descifrar sus palabras ya que los gritos provenientes de alguna habitación a lo largo del pasillo, eran superiores. Y después, con una mirada enfurecida y una cuantas palabras más por parte de la señora Hellman, la periodista salió del edificio.
¿De qué demonios se trataba esto?
Ignoré ese pensamiento, figurándome que no sería una buena idea preguntárselo a la señora Hellman. Así que, simplemente, me centré en continuar mi camino hacia la oficina. De repente, me di cuenta de que un castaño con largas pestañas venía hacia mí.
"¡Zayn!" Exclamé.
"¡Hola Louis! ¿Dónde has estado?"
"Trabajando."
Respondí, encogiéndome de hombros.
"Pues nos han tenido muy ocupados, porque no te he visto desde hace mucho."
"Han sido unos pocos días, pero sí."
Me reí.
Con Zayn estando ocupado con su trabajo como psicólogo en el departamento de consulta y yo al otro lado, vigilando la salud física de los pacientes, no nos habíamos visto tanto como me hubiera gustado. Pero esta semana, la proximidad entre nosotros era mejor que de costumbre y apenas le había visto.
Miré el reloj del final del pasillo, preguntándome si tenía tiempo para hablar un poco.
Llegué temprano, así que supuse que tenía algunos minutos libres.
"¿Y qué has estado haciendo este par de días?"
Pregunté ladeando mi cabeza.
"No mucho," dijo, sus ojos miraron alarmados alrededor como si estuvieran alertas por algo. "¿Y tú?" Preguntó.
Me mordí el labio inferior, preguntándome si debería contarle todo lo sucedido con Harry, aunque no había mucho que contar.
Sólo habíamos hablado unas pocas veces. De todas formas, se lo conté, intentado explicar cada conversación lo mejor que podía recordar. Decidí mantener fuera de la explicación el incómodo detalle de la mano de Harry subiendo por mi muslo.
El recuerdo provocó un deseo ardiente que se extendía a través de mí, abruptamente empujé el pensamiento al fondo de mi mente.
"Wow," dijo exasperado cuando había terminado. "¡Pues eso no es justo!"
"En realidad, no me considero afortunado..."
"¡Yo lo haría! Me encantaría hablar con él y adentrarme en su mente, descubrir lo que está pensando."
Dijo, entrecerrando sus ojos como si tratara de imaginarse los pensamientos del chico.
Él tenía ese interés por las mente y por la demencia, quería saber cómo funcionaban, qué es lo que hacía a los pacientes diferentes de las personas normales, cosas por el estilo.
"¿No le has tenido en tu consultorio todavía?"
Pregunté confundido. Normalmente, Zayn ve a todos los pacientes pasada una semana desde su llegada.
"Sí, por supuesto que le he visto. Pero él es más inteligente que los demás, piensa que soy un simple psiquiatra. Es muy cerrado, pero me encantaría tener una conversación normal con él y hacer que se abra. Simplemente estar tranquilos, una charla natural, en lugar de tener que interrogarle y tomar apuntes sobre él."
"Pues no hagas eso." Respondí y Zayn asintió como si se lo estuviera pensando. "Bueno, voy a llegar tarde. Nos vemos luego."
"Espera, tengo que contarte algo." Dijo Zayn antes de que me vaya. "Yo...umm...yo..."
Empezó, mirándome directamente a los ojos. Después echó un vistazo alrededor, como si estuviera preocupado de ser visto.
"Sabes qué, no importa. Luego nos vemos."
Y con eso, se dio la vuelta y se alejó de prisa.
Eso fue realmente extraño.
La curiosidad me estaba matando, ansioso por descubrir qué es lo que me iba a decir. Pero no tenía tiempo para seguirle o preguntarle, llegaría tarde si lo hacía. Y la única cosa que odiaba más que no saber cosas, era ser impuntual.
Hoy ha sido un día aburrido y, también, ocupado, de modo variable. Todavía estaba aliviado, aunque, siempre lo estaba, el reloj marcó el mediodía y tuve la oportunidad de ir al almuerzo.
Era divertido como siempre parecía reacio a ver a Harry, y aún así seguía siendo mi parte favorita del día. Era mucho más interesante que reunir suministros médicos y ayudar a rellenar papeleo. En cuanto entré por la puerta doble de la gran cafetería, mis ojos le buscaron, otra vez. Normalmente, su cautivadora apariencia podía ser fácilmente descubierta entre la apariencia demacrada y espantosa del resto de la multitud.
Pero no estaba a la vista, así que robé una baraja de cartas de la mesa de juegos y me senté a esperarle en nuestro punto de encuentro habitual.
Jugué con mis pulgares por un rato mientras le esperaba, pero me aburrí rápidamente, como os podréis imaginar. Vacié las cartas en la mesa y las removí. Las organicé en montones por número, pero las volví a amontonar juntas. Después de haber estado esperando cinco minutos, empecé a amontonar las cartas por patrones diferentes, intentando mantenerme ocupado.
He estado estado aquí esperando alrededor de diez minutos y no hay señales de él. ¿Dónde puede estar?.
En cuanto la pregunta surgió en mi mente, Harry caminó a través de las puertas.
Y parecía algo sacado de una película. Casi como si, de repente, un foco le hubiera iluminado, manteniendo cautivados a todos en la habitación. Todos los ojos se dirigieron hacia él, como si fuera famoso. Exceptuando que no le admiraban o adoraban. Incluso los pacientes más maliciosos parecían asustados mientras vigilaban atentamente, como si estuvieran preocupados de que arremeta contra ellos.
Pero no lo hizo.
En lugar de eso, Harry, simplemente, humedeció sus exquisitos labios y se acercó a mi, ajeno a las miradas.
"Louis."
Saludó mientras se sentaba, yo estaba un poco sorprendido de que lo haya hecho. Después de su enfado ayer, parte de mí pensó que no volvería nunca más.
"Hola Harry."
Y después hubo silencio.
No era un silencio sosegado, sino un silencio incómodo, sobre todo porque Harry no apartaba su mirada de mí. Traté de aligerar la tensión y empecé a barajar las cartas para así no tener que centrarme en qué decir, aparentado estar ocupado.
Salté cuando Harry puso su mano sobre la mía para detenerme, asombrosamente, lo hizo con un suave toque.
"Para, no quiero jugar cartas."
Dijo. Estaba por preguntarle que entonces qué haríamos, esperando que no dijera que sólo quería hablar.
Porque, aunque sólo haya estado una semana aquí, no me gustaba como terminaban nuestras conversaciones. Pero, gracias a Dios, sólo se levantó y se dirigió a la mesa de juegos. Para mi sorpresa, sacó un juego de mesa, sabía que era Cluedo por el verde oscuro de la caja.
Casi el mismo color que los ojos de Harry, tan sólo que sin el impresionante atractivo de vitalidad.
Volvió y se sentó nuevamente, con la caja en sus manos, las tarjetas y fichas hicieron un chapoteo ruidoso mientras la colocaba sobre la mesa.
"¿Cluedo?"
Pregunté para confirmar su elección.
"Irónicamente, sí."
Dijo mientras comenzó a sacar las piezas del juego. El estado de ánimo parecía mucho más ligero hoy, algo que agradecí contento.
"Pues fue una mala elección, porque voy a ganar sea como sea."
"¿Seguro?"
Preguntó con una sonrisa desafiante.
"Sí, definitivamente. Nunca he perdido ni una sola partida. He jugado contra toda mi familia cinco veces y las cinco partidas las he ganado, y cada vez que juego, sigo ganando."
Dije sonriendo por los recuerdos.
"Bueno, ¿no eres un poco extraordinario? Me gustaría tener tu talento." Dijo con sarcasmo enlazado a su voz. "Y déjame adivinar, tienes una familia feliz, la familia perfecta, una familia asquerosamente rica. Probablemente, todos graduados en Harvard o en la facultad de medicina como los mejores de la clase, ¿estoy en lo cierto?"
Sus suposiciones sobre mi familia me provocaron un poco de ansiedad, ya que lo que había dicho no podía estar más lejos de la realidad.
"No, en realidad estás equivocado" sonreí con tristeza "Mi padre era un borracho y nos abandonó cuando yo era pequeño, después mi madre se pegó un tiro porque, aparentemente, no podía hacer frente al dolor del abandono de mi padre. Mis hermanas pequeñas murieron en un accidente automovilístico después de que mi mi madre se suicidase, por lo que, quedé solo. Así que viví por un tiempo con mis abuelos separados, apenas teníamos suficiente comida para sobrevivir. Trabajé duro para sacar buenas notas y conseguir mi propio piso, un trabajo y dinero. Así que deja de sacar tus putas conclusiones y te métete en tus asuntos."
La expresión de su cara no tenía precio.
Pasaron varios segundos en completo silencio en los cuales solamente se dedicó a contemplarme.
"Lo siento, Louis. No tenía ni idea."
Dijo con arrepentimiento. Sus ojos retenían lástima, pero entonces recordé que los psicópatas son muy buenos imitando los sentimientos humanos, así que no sabía si, de verdad, tomarme sus disculpas como sinceras o no.
De cualquier manera, resoplé un "Está bien". "Pero, como te he contado algo sobre mí, ahora tú tienes que contarme algo sobre ti."
"Muy bien," Se encogió de hombros. "¿Qué quieres saber?"
Habían muchas cosas que quería descubrir sobre él, la preguntas salieron de mis labios a la vez.
"¿Mataste a esas mujeres? Y si lo hiciste, ¿cuál fue tú motivo? ¿Qué les pasó? Se sincero. ¿Dónde creciste? ¿Todavía hablas con tus padres? ¿Cómo se siente tu familia por todo esto? ¿Y dónde-?"
"¡Espera!" Se rió, levantando las manos en defensa. "Más despacio, cariño. Solo voy a responder a una pregunta por ahora."
Maldita sea.
Probablemente, hubiera respondido a más de una si no le hubiera preguntado todo a la vez. Me lo pensé por un segundo, intentando no cagarla otra vez. Estaba por elegir la pregunta de si de verdad era culpable o no, pero parte de mí todavía no lo quería saber. Y dudo que me cuente la verdad.
"Vale, si pregunto ¿prometes ser sincero?" Pregunté.
Asintió y puso sus manos juntas, mirándome directamente a los ojos con una expresión seria.
Finalmente elegí una pregunta que, con suerte, le sería fácil de responder con sinceridad, seguiría siendo suficiente para darme una visión más clara de quién es Harry Styles.
"¿Cuál es tu mayor miedo?"
Pregunté finalmente. No respondió de inmediato, pero sus cejas se arrugaron juntas mientras sacaba un cigarrillo y un encendedor del bolsillo de su camisa.
Odio decir esto, pero cuando ahuecaba sus manos alrededor del mechero y entrecerraba los ojos mientras inhalaba, me dejaba completamente fascinado. Era tan sexy que todos los de la habitación caerían muertos.
"Buena pregunta."
Masculló, el cigarrillo sobresalía por la esquina de su boca. Esperé pacientemente mientras rectificaba y volvía a meter el encendedor en su bolsillo, antes de volver a encontrarse con mis ojos.
"¿De verdad quieres saber qué es lo que más me asusta?"
Preguntó, exhalando una bocanada de humo.
Asentí, con la esperanza de que empiece con la respuesta y pare de hablar tan seductoramente lento. Miró alrededor, como si alguien estuviera mirando y se inclinó más cerca.
"Mi mayor miedo es que nunca voy a salir aquí, que voy a estar aquí encerrado por el resto de mi vida. No podré tener hijos, ni mi propia casa, ni mi propio trabajo, ni siquiera mi propia ropa. Tendré que sentarme con estos estúpidos psicópatas, sin poder tener un conversación normal con nadie mas que tú. Tengo que estar apretado en una agobiante celda asquerosa, escuchando chillidos y murmullos durante toda la noche. No he dormido nada y me siento muy mal. Este lugar en sí es suficiente para que cualquier persona se vuelva loca. ¿Y qué si muero aquí, Louis? ¿Y si este edificio es todo lo que veo en los próximos cincuenta años? No quedará nada de mí, porque no tengo nada más que dar. En lugar de un funeral, habrá gente fuera diciendo "He oído que ese maniático que despellejó a tres mujeres, por fin murió ayer por la noche en esa institución." Y estarán felices de que me haya ido, y ese será el último recuerdo que alguien tenga de mí, 'el psicópata que por fin murió'. Y lo peor de todo es que el miedo nunca desaparece, no se va, porque está justo debajo de mis pies."
Fui devuelto por su declamatorio, no me esperaba que divulgue tanto. Y de repente, sentí compasión.
Sabía que no debía, se merece algo, incluso, peor que esto, pero simplemente no me podía imaginar como sería estar en su lugar. Estar impedido en Wickendale por el resto de tu vida no parece agradable.
¿Y qué si realmente es inocente? ¿Y si tuviera que pasar por todo esto para nada? Empujé ese pensamiento al fondo de mi mente, claro que es culpable. Tiene que serlo.
"Suena duro. Pero no puedo decir que lo siento por ti."
Le dije. Simplemente suspiró y miró hacia abajo mientras alejaba el cigarrillo para exhalar.
"Sabes, si intentaras hacerte amigo de los demás pacientes puede que no sea tan malo."
Sugerí. Harry se burló y sacudió la cabeza.
"Ya...no gracias."
"¿Por qué no?"
"¿Lo dices en serio? La mayoría de ellos apenas pueden formar frases coherentes."
"Eso no es cierto. Muchos pacientes no están tan locos como parecen. ¿Has intentado si quiera de hablar con ellos?"
"No, y no tengo ninguna intención de hacerlo."
"Pues es una estupidez."
"Oh, vamos Louis. No actúes como si estuvieras dispuesto a acercarte a estas personas si estuvieras en mi lugar. Les evitarías a toda costa y lo sabes."
Eso me hizo callar.
Estaba en lo cierto, probablemente no querría hacerme amigo de nadie aquí si fuera él.
Miré a Harry para encontrar que sus ojos no estaban en mí, así que no pude ver qué emociones retenían. Pero de repente, levantó su mirada, sus ojos verdes seguían ilegibles detrás de sus largas pestañas. Su expresión era seria cuando abrió su boca como si estuviera apunto de hablar.
"¿Puedo ser Mr. Green?" Preguntó.
Me eché a reír, mirando hacia abajo, al olvidado juego de mesa. Esperaba que dijera algo ligeramente más intenso.
"Claro."
"Tu risa es agradable."
Dijo abruptamente.
"¿Qué?"
"He dicho que tienes una risa agradable."
Sonrió mientras ese maldito rubor subía por mis mejillas, otra vez. Odio que eso pase.
"Gracias."
Murmuré. No quería hacer hincapié en su comentario y profundizar el color rojo de mis mejillas, así que miré a las pequeñas figuras de acción de la mesa y decidí cuál escoger en un intento por mantenerme ocupada.
Justo antes de coger a la Sra. Scarlett y empezar la partida, de algún modo, un enorme estruendo de un trueno sacudió la habitación. Harry y yo, simultáneamente, miramos hacia arriba a pesar de que la vista del cielo estaba bloqueada por un techo gris.
Un paciente llamado Damian, cuyos crímenes eran desconocidos para mí, acechó por la pequeña ventana en una esquina polvorienta de la habitación. Miró hacia el exterior con ojos desorbitados, parecía emocionado por lo que sea que estaba por venir.
"¡Wohoooo!" Exclamó con voz ronca, dándose la vuelta para mirarme a los ojos. La habitación se quedó en silencio y todos miraron por encima para descubrir el motivo de su emoción. "Se aproxima una tormenta."