passionate innocence ֶָ yum...

sehogays द्वारा

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𓂅 𝐈𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 𝐏𝐀𝐒𝐈𝐎𝐍𝐀𝐋 ♡̷̸⁩ : ❛ hay cinco cosas que vuelven loco a yuta ❜ #... अधिक

─ prólogo 𔘓
𓂃﹟𝐎𝟏 ꧇ damn dishes ✰
𓂃﹟𝐎𝟐 ꧇ damn beers ✰
𓂃﹟𝐎𝟑 ꧇ damn department ✰
𓂃﹟𝐎𝟒 ꧇ institute ✰
𓂃﹟𝐎𝟓 ꧇ supermarket ✰
𓂃﹟𝐎𝟔 ꧇ dinner ✰
𓂃﹟𝐎𝟕 ꧇ mall ✰
𓂃﹟𝐎𝟗 ꧇ breakfast 1!2 ✰
𓂃﹟𝟏𝐎 ꧇ breakfast 2!2 ✰
𓂃﹟𝟏𝟏 ꧇ john ✰
𓂃﹟𝟏𝟐 ꧇ photography ✰
𓂃﹟𝟏𝟑 ꧇ cold night 1!2 ✰
𓂃﹟𝟏𝟒 ꧇ cold night 2!2 ✰
𓂃﹟𝟏𝟓 ꧇ damn back ✰
𓂃﹟𝟏𝟔 ꧇ fire ✰
𓂃﹟𝟏𝟕 ꧇ damn migraine ✰
𓂃﹟𝟏𝟖 ꧇ mark ✰
𓂃﹟𝟏𝟗 ꧇ stupid thoughts 1!2 ✰
𓂃﹟𝟐𝐎 ꧇ stupid thoughts 2!2 ✰
𓂃﹟𝟐𝟏 ꧇ unexpected matters ✰
𓂃﹟𝟐𝟐 ꧇ jealousy ✰
𓂃﹟𝟐𝟑 ꧇ your ✰

𓂃﹟𝐎𝟖 ꧇ damn rain ✰

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sehogays द्वारा

     "me gustas, y mucho".

     Las palabras hacían eco en la mente de Mark, que había tenido controlado a su corazón que estaba al borde de abandonar su pecho. El aire de sus pulmones se había evaporado y su mente también había estado paralizado, incapaz de seguir funcionando. Todo en él era un caos en ese momento. Su mano tembló y la botella casi estalló contra el suelo.

      ─ ¿Te vas a quedar ahí o qué?

      ─ ¿Ah ...?

     Yuta se le quedó mirando y arrebató el yogurt de sus manos, bebiéndoselo de un trago y pasando luego la lengua entre sus labios. Cómo notó que su criado aún seguía en un estúpido "shock" que él no comprendía. Lo jaló violentamente del brazo y lo metió de un golpazo al enorme local, lanzando la botella de yogurt en una cesta vacía.

     Después de dos minutos, ambos salieron por dónde habían ingresado. Mark con dos enormes bolsas pesadas sobre sus brazos delgados y Yuta tecleando en su celular.

     ─ Mierda, creo que va a llover.

     ─ Pero si hace mucho sol... ─ musitó el menor, aún sin atreverse a mirarlo a los ojos.

     ─ Acá dice que lloverá.

      Yuta le plantó la pantalla de su celular sobre su rostro enrojecido.

       Mark sólo sonrió un tanto, mientras asentía con la cabeza y desviaba la mirada. Las bolsas estaban a punto de caerse de sus brazos al ser tan pesadas, pero aún así, seguía caminando.

     ─ Pediré el celular por internet, estás tiendas del demonio no saben ni vender.

      ─ Sí, es mejor eso... Así ya no pierdes el tiempo viniendo acá como hoy.

      ─ Contigo nunca se pierde el tiempo, precioso, eres tan divertido.

      Yuta quiso soltar una carcajada, pero la boca se le secó al ver dos imágenes familiares caminando hacia su lado.

     ‹mierda, mierda, mierda›.

      Eran YoonOh y Yuto.

     ‹¡¿qué carajos hacían ellos ahí?!›

     Yuta se ajustó las gafas y aceleró sus pasos, aunque era demasiado tarde; los malditos ojos de YoonOh lo estaban mirando y ahora abría los labios con sorpresa, llamándole.

      ‹oh, mierda›.

       Tomó a Mark del brazo y lo arrastró hacia el lado contrario con brusquedad y rapidez. El menor casi tropezó con todas las bolsas, aunque no cayó, porque tenía la mano de Yuta alrededor de su antebrazo, ni siquiera le dió tiempo para eso.

      ─ ¿Qué sucede?

       ─ Vámonos por otro camino ─ miró hacia ambos lados y luego hacia él.

       ─ ¿Por qué...?

      ─ Porque me antojó salir por el otro lado.

     Cuando estaban en el estacionamiento, lo soltó y exhaló, pasándose una mano por su cabeza, mientras lo miraba y elevaba una ceja. Había estado cerca de que lo alcancen.

     ─ Te vas a caer si sigues con esas cosas, dámelas a mí.

      Extendió un brazo hacia Mark, quién miraba hacia las bolsas con una especie de "segundo shock" en su rostro. Sus gruesos labios se habían abierto y formaban algo parecido a una sonrisa avergonzada. Yuta le tocó la barbilla por un segundo.

      ─ Oye, ¿Vas a dármelas?

      Mark despertó de su ensueño y asintió rápidamente.

      ─ Sí, gracias.

       Yuta llevó las pesadas bolsas sin ningún problema y se dirigió hacia su auto, abriendo la parte trasera y lanzándolas en su interior.

       ─ Sube, precioso ─ indicó, caminando para abrir la puerta delantera.

       Mark asintió con la misma sonrisa de antes y unas chispas en sus ojos.

       ‹¿estaba enfermo?›

     Yuta exhaló, metiéndose en el vehículo y poniéndolo a trabajar en un minuto.

     La lluvia comenzó a caer después de diez malditos minutos.

     ─ Ya comenzó la puta lluvia.

     ─ Tenías razón, Yuta.

     ─ Siempre tengo razón, nene, eso ni lo dudes, ¿Cómo piensas sobrevivir con esa ropa?

      Mark volvió su mirada hacia su vestimenta. Ruborizándose mucho más. Toda su ropa era una vergüenza y Yuta se había fijado en ella.

     ─ Creí que haría calor.

     ─ ¿Quieres que te de calor, eh?

     Yuta soltó una carcajada, mirándolo de reojo, mientras giraba hacia la izquierda. Sus ojos oscuros volvieron a fijarse en esa camiseta femenina que llevaba el otro; le causaba risa, pero tuvo que aceptar que lo hizo más chica de lo que ya parecía.

     ─ No había dicho que esa camiseta te queda preciosa, me pones así.

     ─ ¿Ah ...?

      ─ Qué lástima que la vayas a mojar toda con la lluvia.

     ─ ¿La camiseta? ─ Mark miró tímidamente al mayor, que asintió con interés ─ Sí, creo que no parará cuando lleguemos.

     El auto aceleró su velocidad.

     ─ No lo hará, menos mal que vine con la casaca encima.

     ─ Eres muy inteligente al pensar en venir con el abrigo, Yuta.

     Después de decir eso, Mark descendió la cabeza, cerrando los ojos de vergüenza, ‹¿por qué había dicho eso?› Siempre la estaba arruinando, siempre. Subió la mirada y se encontró con los divertidos ojos de Yuta, que estaba riéndose a sus anchas.

     ─ ¿Inteligente, yo? No me bromees, desapruebo todos los malditos exámenes.

     ─ Las notas no reflejan la sabiduría, no siempre ...

     El auto giró hacia la izquierda y aceleró la velocidad mucho más.

     ─ ¿Y tú? ¿Cómo ibas con tus notas? ─ Yuta se volteó hacia el menor.

     ─ Siempre aprobaba, pero era porque estudiaba mucho, no porque sea inteligente.

      El vehículo se detuvo, habían llegado a su destino. Cuando salieron al aire libre, la lluvia empapó a Mark desde su cabeza hasta los pies. Mark cruzó los brazos alrededor de sí mismo, pero no logró nada con eso. Yuta abrió la puerta y tiró las bolsas al sofá, dejándose caer con cansancio. ‹ha sido un día de mierda›. Observó cómo Mark entraba y cerraba la puerta, mirándole con la misma sonrisa de antes.

     ─ Muchas gracias por el paseo, fue entretenido ayudar, iré a ver la cena.

       La mirada de Nakamoto Yuta ahora estaba centrada en la camiseta de su criado, en la forma cómo el agua la había adherido a su cuerpo y sobresalían unos botones en la parte de su pecho. Se dijo qué pasaría si lo atraía hacia su cuerpo, le quitaba la camiseta y después de comerle la boca hasta las últimas consecuencias y morderle todo el cuello, cerraba sus dientes también sobre esos botones que sobresalían ahora de su camiseta, ¿Se le pondrían muy muy duros, o no? sí, quería sentirlos duros entre su boca. Sintió cómo la respiración se aceleraba y su entrepierna empezaba a reaccionar. Lo quería tener sobre ese sofá, ahora mismo.

     ─ Bien ─ soltó, mientras Mark sonreía de esa estúpida forma y se marchaba.

      Yuta lo siguió con la mirada y luego exhaló lentamente, maldiciendo en su mente.

      ─ ¿De dónde vienes? ¿Ahora los clubs nocturnos abren en la tarde también?

     ‹¡lo que faltaba!›

      Sana entró carcajeándose y se lanzó al sofá más cercano. De todos los momentos, ¿Tenía que venir justamente en este? Si no fuera su hermana, posiblemente le destrozaría el cuello.

     ─ Qué carajos te importa.

      ─ ¿Qué humor? Oye, no sé si te has enterado, ¡Tengo novio!

       Yuta se la quedó mirando con indiferencia; en realidad, en lo único en lo que pensaba era en el cuerpo de Mark y en lo divertido que sería tirárselo toda la noche. ‹oh, joder›. El calor empezaba a expandir por su cuerpo. Miró a la muchacha y se levantó de su asiento.

      ─ ¿Se nota cómo si me importase, hermanita? Anda y cuéntaselo a las zorritas de tus amigas.

      ─ Es John Suh, el único hijo del dueño de la hotelería Suh, ¿Lo conoces?

     ─ No conozco estupideces.

      ─ John es el hombre de mi vida, está decidido.

     ─ Así dijiste de los quince anteriores.

     Sana abrió los labios, ofendida y rodó los ojos.

      ─ Imbécil, esto es real. Estoy muerta de amor, Yuta.

     ─ Eres despreciable ─ soltó, ignorándola y entrando en la cocina.

      Cuando ingresó, se encontró con la mirada sorprendida de Mark, que lo observó con una sonrisa y continuó sacando algunas cosas de la nevera. Yuta miró hacia atrás con cuidado y luego se lanzó sobre el cuerpo del menor, haciéndolo retroceder de golpe hasta acorralarlo contra la pared. Los ojos de Mark se alertaron enseguida, y la sonrisa de su rostro desapareció, al tiempo que descendía la mirada y sentía que su corazón se detenía.

     ─ ¿Qué pasa?

      ─ Nada, precioso, no te asustes, te he dicho que no te voy a hacer nada.

      La mano de Yuta tocó su cabeza de nuevo, mientras Mark abría los ojos mucho más y sentía que los nervios lo atacaban con más fuerza al notar que alguien podía entrar y verlos. Sin embargo, su garganta estaba seca. Yuta se centró en sus labios. Quería besarlo, quería devorarlo, ahora. Oprimió sus dedos en un puño, sintiendo el cuerpo del menor temblar frente a sí.

     ─ Sólo quería ver lo hermoso que eres y repetirte que me gustas.

      Mark sintió que en ese momento su corazón se disparaba a mil kilómetros por hora y la vergüenza lo cubría de pies a cabeza. Su rostro se ruborizó en tal extremo que hasta sus brazos le ardían y no podía moverse. Sintió cómo la mano del otro se situó ahora sobre su barbilla y la elevó con fuerza, impidiendo que este la descendiera de nuevo.

     ─ Te doy doce horas para que me respondas y el tiempo comienza a contarse desde ahora, nene. No rompas mi corazón, ¿Sí?

     Yuta sacó sus brazos de ambos costados de su cuerpo y con un gran esfuerzo de voluntad, salía por la cocina a pasos rápidos. Subió las escaleras y poco le importó que su hermana se le quedara mirando extrañada. Cerró la puerta de su habitación y se metió al baño, mientras solo repetía dos cosas en su mente:

     ‹que estúpido que eres, nene. que estúpido y que jodidamente atractivo›.


Rápido, pidan un deseo. Actualicé doble. :D

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