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Al día siguiente
Al despertarme, beso la foto de mi padre, me ducho y le pido a Dominga que traiga mi desayuno a la habitación. Después de la ducha y aún con el Albornoz desayuno para después vestirme.
Vestimenta :
Bajo las escaleras y logró escuchar a mi madre hablar.
- ¿porque nos miran tan raro? ¿Esa es la forma de recibirnos? - pregunta creo yo que a Sarita o a Jimena ya que bajaron antes que yo.
- que alegría que estés de regreso y es que es una sorpresa que no esperábamos - la voz de Jimena es nerviosa.
- y es que pensamos que tardarían más tiempo - habla sarita con su típica seriedad. - ¿y porque regresaron tan pronto?- pregunta.
- ¿Hubieran preferido que nos quedaramos en Florida? - pregunta Fernando.
- si, digo no - sigue hablando Jimena muy nerviosa pero no puede decir más ya que llego donde ellos están mientras grito.
- ¡Norma! - grito llena de alegría mientras corro abrazarla y ella ríe.
Le doy un rápido abrazo a mi madre para volver abrazar a norma.
- enserio te extrañe mucho Elí - me dice mientras me sonreía.
- yo también, la próxima me llevas contigo - ella asintió aún sonriendo me - pero ahora tienes que venir, te voy a poner al día de todos los chismes - digo mientras la arrastro.
(...)
Estuve con norma riendo y hablando hasta la hora de comer y para entonces fuimos las dos juntas hasta la mesa.
Una vez las empleadas nos sirvieron la comida empezamos a comer en un silencio incómodo que me encargue de romper como casi siempre.
- mamá - la llamo y ella me mira - estuve hablando con la directora de la preparatoria y me dio la oportunidad de ir a Bogotá Pará terminar el año que me queda - intente continuar pero ella me corto.
- no pensaras irte un año ¿cierto? - pregunta con cierta angustia pues se que ella lo que más teme es que la dejemos sola.
- no le dije que si, pero tampoco que no, es una opción y lo que si decidí fue que ayudaré en la hacienda con los animales, espero y no te moleste - le digo
- por supuesto que no - dice simple.
- a mi no me parece bien -habló el muy imbécil de mi cuñado- eso es trabajo de hombres - finaliza.
- ya pero como tu no tienes vela en este entierro te callas - le digo de mala manera.
- Elizabeth- exclama mi madre en tono de aviso y es hay cuando a veces no soporto su actitud.
Y así otra vez volvió el silencio incómodo.
- no digan que regresaron por gusto - rompe el silencio el abuelo - digan que Gabriela los obligó, esa muchacha no se siente bien en ninguna parte, es una gallina que no sabe dónde poner el huevo - dice haciendo una mueca de asco a la comida.
- la verdad estábamos preocupados - interviene limpiando se con la servilleta el muy imbécil.
- ah - dice sin interés, sonrió, amo demasiado a este viejito.
- no se porque, aquí todo marcha fenomenal - jimena habla simple.
Y de repente me acorde de mi padre de todas las veces que el nos llevó de vacaciones y cuanto me quejaba por lo poco que duraban ya que tenían compromisos, de todas las tardes dando paseos a caballo, de muchos y muchos momentos inolvidables.
Sin poder evitarlo un nudo se formo en mi garganta así que decidí ir a donde aún tenía algo de el.
- con permiso - me disculpo interrumpiendo se charla para irme rápidamente.
Llego a donde el inigualable caballo negro azabache de mi padre permanecia.
Al verme empezó a relinchar desesperado pues solo mi padre lo montaba y sacaba, así que decici ocuparme de el apartir de ahora.
- shhh, tranquilo ya te saco - lo tranquilizó mientras lo acaricio.- oye Ezequiel - llame a un trabajador.
- mande señorita - me dice.
- Ensilleme al caballo de mi papá porfavor - le pido mientras sigo acariciando lo.
- claro que si señorita - contesta y se lleva al caballo cuando yo me aparto.
Giro mirando alrededor mientras espero pero hay algo que llamó la atención y es que veo a Fernando hablando de una forma muy autoritaria a los obreros.
¿Quien se cree que es?
Sin poder evitarlo me moleste, porque, ¿que autoridad tiene el? Va de macho y de que el manda, con esos humos que se gasta. Y como soy toda una problemática ahora me dirigia a donde está Fernando para bajarle esos humos que tiene.
Llegó donde ellos y Fernando esta de espaldas así que no me ve, les hice una seña a los hermanos Reyes para que no dijeran que estaba hay, para así poder escuchar que es lo que dice el baboso de Fernando.
- la cabaña debe quedar perfectamente Construída, no aceptó resultados Mediocres - dice sin saber que el único mediocre es el.
- sabemos perfectamente lo que tenemos que hacer señor - Juan le dice con un tono firme e intimidante.
- pueden llamarme don Fernando o señor Escandón como prefieran - habla y quise soltar una tremenda carcajada, ni que fuera rey - me dan los planos y los proyectos de la construcción - pide de forma prepotente.
- ¿para que los necesita? - Franco le pregunta con ese tono masculino y dulce a la vez, envolviendo me y sin poder evitarlo me quedo mirando su belleza.
- porque si no estoy de acuerdo con algo debo consultarlo con el arquitecto, les advierto que voy a estar al pendiente de lo que hagan y ni un ladrillo se coloca sin mi aprobación ¿queda entendido señores? - advierte juro que lo odió.
- perdoné don Fernando- interrumpo con sarcasmo y el se gira a mirame - pero hay algo que yo no entiendo - digo acercando me a el - ¿desde cuando se necesita su aprobación para algo? - pregunto - espere no responda tengo más - corto cuando veo que va a contestar - ¿desde cuando actúa como el señor de esta hacienda? ¿Y que derecho tiene para tratar así a mis empleados? - digo y el en estos momentos ya me miraba colérico.
Algo que más odia el es que lo ponga en vergüenza o desautorizen delante de los empleados.
- te voy a pedir que no te metas en mis asuntos Elizabeth y tengo todo derecho como esposo de tu hermana - me responde con un tono molesto pero conteniéndose por los hermanos Reyes.
- me meto en lo que me da la gana y no tienes derecho de nada porque ni un caballo es tuyo, así que no tienes derecho a opinar de nada y menos de esas formas - le digo altanera
me agarra bruscamente del brazo y yo sonrió burlona al ver que ya estaba fuera de sus cavales.
- no te metas en mis asuntos niña - sisea furioso cerca de mi y apretando mi brazo más fuerte, un siseo se me escapa.
- espero y me dejes marca para poder ir donde mi madre y decirle lo poco hombre que eres - le digo con una sonrisa y el me suelta bruscamente que por poco y me voy de bruces al suelo, el se va y yo me giro a ver a los hermanos Reyes.
- ¿se encuentra bien señorita? - me pregunta juan.
- si gracias, lamento este espectáculo, pero como vieron es un mal nacido - digo molesta mientras me acaricio donde me había agarrado, pues me dolía. - no le hagan ni caso y si les sigue molestando no duden el decírmelo. - les digo amable pues yo odio que se metan con la gente trabajadora porque disque son una clase baja.
Y una mierda ellos se ganan la vida honrrablemente como para que el bueno para nada de Fernando se meta con ellos.
- gracias señorita, pero no quisiéramos meterla en problemas - la sinceridad de franco me encanta.
- no se preocupen, pero por favor Llamenme Elizabeth y traten me de tu, me hace sentir mayor -les pido con una sonrisa.
- por supuesto Elizabeth - acepta Óscar con una sonrisa típica.
- bueno ya no los molesto más y compermiso - me despido para irme.
Llegue a la casa y nada más entrar mi madre se puso delante de mi.
- se puede saber porque desautorizaste a Fernando delante de los obreros - me reclama molesta.
Y ahora la que me moleste fui yo.
¿Porque carajos lo defiende tanto?
- porque el trato muy mal a los obreros sin motivo y sin derecho. - le contestó directa.
- eso no te da derecho de dejarlo mal parado y tiene todo el derecho por ser el hombre de está casa y hay que tratarlo como tal - dice
- el no es el hombre de esta casa, el único dueño y señor era mi padre y tu no puedes poner a ese poco hombre como señor -le digo enfadada - ¡porque no se lo merece! - le grito y cuando menos me lo espere me pega una cachetada - cuando te quedas sin argumentos siempre recurres a las manos - le digo mientras mis ojos de empañaba.
- ya te dije que es el hombre de esta casa y tienes que respetarlo - ordena con un tono frío y firme.
- ¡le haré la vida imposible ¿me escuchas?! - le grito al ver como se va.
Siento una angustia y un odio porque siempre lo defiende desde el minuto uno.
Siempre pensé que ella sería más feliz si se hubiera casado con el pero yo no descansare hasta que saque a Fernando de esta casa.
Me voy a mi habitación aún con el corazón encogido y llorando.
Día siguiente
Entro a la casa depués de aver ayudado con una herida a un caballo, nada más entrar veo como los hermanos Reyes bajaban a mi abuelo así que me acerco.
Pero no puedo decir nada ya que mi madre entra como alma que lleva el demonio.
- ¿que están haciendo? - pregunta molesta.
- estamos ayudando a bajar a su papa - dice Óscar terminado de bajar la escalera.
- ¿quien los autorizó entrar? - pregunta y hay me meto yo.
- fui yo - los hermanos Reyes me miran seguro porque es mentira- ¿cual es la molestia madre? - pregunto mientras me pongo al lado de mi abuelo.
- ¿y es que acaso no puedo hacer uso de los empleados? - le pregunta de brazos cruzados a su hija.
- ellos están aquí para otras ocupaciónes no para ser tus enfermeros - le contesta molesta. - miren como pusieron el piso con sus botas - les dice a los hermanos Reyes - antes de entrar asegúrense de limpiar sus ¡mugrosas patas! - les grita de muy malas formas.
Y yo me sentí mal por los hermanos Reyes así que decidi intervenir.
-¡ no los insultes!- le digo fuerte mientras me acercaba a ella - respeta a la gente por humilde que sea - le digo enfrente de ella
- no le hagan caso muchachos, les estoy agradecido por el favor que me hicieron - les agradece.
- no lo volverán hacer - ordena firme y a veces me hace odiarla.
- lo seguirán haciendo mientras que tu les tengas prohíbido a los demás empleados que bajen a mi abuelo - le digo.
- ¿que pretendes mantenerme encerrado allí arriba para que no te estorbe? - le pregunta - ¡las pelotas del marrano! - le grita.
- ¡no me hables así delante de extraños! - le grita al abuelo.
- no le grites al abuelo el si merece respeto no como el poco hombre de Fernando - lo difiendo.
- ¡ya te dije que respetes a fernando! - me grita.
La odio, la odio.
- ¡y yo ya te dije que a mi no me dominas ser sin corazón!- le grito.
- ¡no me hables así! - me devolvió el grito mientras me pega una cachetada.
Me llevo la mano a la mejilla al sentir ardor.
- ¡gabriela! - la reprende el abuelo.
- esta es la segunda vez que me pegas hoy, espero y no haya una tercera - hablo con mi voz cargada de resentimiento mirándola mal - y en cuanto logre hechar a Fernando de esta hacienda me iré de este infierno que es vivir a tu lado para que te pudras sola - escupo las palabras para salir corriendo escaleras arriba.
En serio y a veces odio a mi madre, es una persona que no entiende a razones, sol piensa que lo que ella dice o hace ss lo mejor, nos ordena como si fuéramos sus títeres.
Pero ella sabe que conmigo no va hacer lo mismo...