¿Escuchas Girl in Red? | PRON...

Od Ash-Quintana

5M 400K 770K

Las cosas comienzan a complicarse para Andy cuando descubre que siente algo más que una simple amistad por su... Viac

1. Ahora soy tu novia
2. Hay que pegarle
3. Los amigos no te cuernean
4. Quedé como estúpida
5. Jade con J de "Joder, qué pesado"
6. Me sacan del armario
7. Tengo un gay panic
8. Una pelea (finalmente)
9. LA BESÉ
10. Reforzamos la amistad
11. ¿Charlie escucha Girl in Red?
12. He dicho algo malo
13. Ahora ella es mi novia
14. ¿Qué somos?
15. No salió como esperaba
16. Expongo a Charlie y Jade me expone a mí
17. La novia de Noah (no soy yo)
18. La estampo contra la pared (padre nuestro que estás en el cielo)
19. Mamá, papá, soy gay
20. La hice llorar (verga)
21. Ahuevo chismesito
22. Alana esconde algo
23. Ay, atrapadaaaa
24. ¿Noah?
25. Jade me es infiel
27. Reunión en la ducha
28. Sexo telefónico
29. No puede ser
30. Hay destinos más ricos que otros
31. Chica promiscua ¿Me estás coqueteando?
32. F
33. ¿Lo que pasa en el ascensor se queda en el ascensor?
34. Lo lograron. Finalmente la rompieron
35. Hoy es noche de...
36. El no novio de Jade
37. Caballo homosexual de las montañas
38. Charlie me acorrala
39. Un último baile
40. Epílogo
Ash llorando
Extra 1: Que me bese la cumpleañera
¡Segundo libro!
¡Libro en físico!

26. Se me junta el ganado

92.9K 7.6K 15K
Od Ash-Quintana

No quise ir a clases el siguiente lunes.

La idea de cruzarme con Noah me hacía sentir fatal, aunque supiera que yo no había hecho nada malo esa noche de la fiesta.

Bueno, tal vez algo así.

—Necesito mis llaves —dijo Noah.

Levanté la cabeza y la encontré parada frente a mí, con las manos metidas en su largo abrigo rojo.

Apenas eran las siete y media de la mañana y el sol aún no salía, porque estábamos cada vez más cerca del invierno. La luz del farol detrás de ella me hizo entrecerrar un poco los ojos.

Mamá me dejó en la puerta del instituto diez minutos antes y ninguna de las chicas había llegado aún, así que busqué un espacio en las escaleras de la entrada a la primaria y me acurruqué entre las dos capas de abrigo que llevaba encima.

Al no obtener una respuesta, Noah frunció los labios y apartó la mirada con incomodidad.

Metí la mano en el bolsillo de mi chaqueta y saqué el pequeño llavero que le había robado a Noah esa noche para salir de su casa. Un pequeño delfín negro de acrílico enganchado a dos llaves.

Lo dejé a mi lado. No iba a disculparme con ella y tampoco iba a hacérselo fácil.

Noah suspiró y la luz de la acera captó el vaho que se escapó de entre sus labios. Se inclinó para recoger el llavero y se sentó a mi lado. Rodé los ojos con incomodidad y me hice a un lado.

—Lamento lo que te dije el viernes —comenzó—. Estaba borracha y muy cansada.

Flexioné las piernas para abrazarlas y apoyé el mentón entre las rodillas.

—Hemos terminado —dije.

—¿Qué?

—Que se ha acabado —repetí y me enderecé para poder verla a los ojos—. Estoy terminando contigo.

La sorpresa era evidente en su rostro, pero no podía culparla. Ni siquiera yo estaba segura de si me atrevería a hacerlo. Pero ahora no había vuelta atrás.

No se veía enfadada, indignada u ofendida. Estaba verdaderamente sorprendida.

—¿Es porque le he jugado una broma a Charlie?

—No, no es por Charlie —solté con exasperación. Ahora podía ver cómo ella siempre acababa metiéndola en nuestras peleas de una manera u otra—. Podría haberte perdonado eso —confesé—. Si me hubieras dado una buena explicación o te hubieras disculpado, al menos.

Lo que más me dolió fue la manera en la que me trató.

¿Tal vez estaba exagerando? ¿Tal vez las parejas eran así cuando peleaban y simplemente yo no aguantaba? No lo sabía y tampoco me importaba.

Ella alzó una ceja.

—¿Por qué tendrías que perdonarme tú?

—Tienes razón. —Apoyé la espalda contra la puerta de la primaria—. Es Charlie quien te debe perdonar.

Sentí a Noah tensarse a mi lado.

—¿Le has contado?

No. No pude. No me dio la cara para decírselo después de la manera en la que me trató cuando llegué a la casa de Jade.

Ella me había dejado quedarme y no me reclamó nada. Ni siquiera mencionó la manera en la que yo la había tratado luego del concierto.

Me sentía culpable por lo que Noah le hizo

—Quería darte la oportunidad a ti de contárselo —contesté con calma—. Está de más decirte que debes disculparte con Alana ¿Verdad?

—Andy, no puedo decírselo.

—Entonces lo haré yo.

—¿Por qué estás haciendo esto? —Buscó mis ojos como si pudiera encontrar algún tipo de respuesta en ellos. Me costaba mucho hacerme la dura con mis amigas. Incluso aunque estuviera enfadada con ella, me dolía ser yo la que estaba haciéndola sentirse mal—. De verdad, de verdad me arrepiento. No tenía idea de que ella se llevara tan mal con él. Incluso tú creías que ellos se seguían hablando.

—¡Pero yo no lo invité a su concierto!

Noah se apartó un poco, asustada.

El sonido del motor de la motocicleta de Charlie nos advirtió de su llegada unos segundos antes de que se detuviera en la acera frente a nosotras.

Noah apartó el rostro mientras se limpiaba el comienzo de unas lágrimas. Yo también miré hacia otro lado, como si nada hubiera pasado.

Charlie apagó el motor y se quitó el casco antes de mirarnos con cautela. Jade estaba detrás de ella.

—¿Está todo bien? —preguntó. la muchacha

Me alcé de hombros y saqué mi teléfono. Noah se levantó de mi lado y se marchó, rumbo a la entrada del instituto. Jade se bajó de la motocicleta y se quedó mirándola con la frente arrugada y el casco bajo su brazo.

—¿Por qué estaban peleando ahora?

Les enseñé las palmas de las manos, como si quisiera decirles que no sabía, o que era lo mismo de siempre. Charlie me miró preocupada, pero no dijo nada más al respecto.

Toda la semana fue igual de difícil.

Alana no quería hablar con Noah y una parte de mí sospechaba que, más que por el enojo, era porque había revelado su secreto. Yo tampoco quería hablar con ella, pero al menos le dirigía la palabra para pedirle o consultarle algo.

Y Charlie se veía terriblemente incómoda cada vez que intentaba sacar un tema de conversación con ella y veía que nosotras no aportábamos nada.

Eventualmente el salón comenzó a darse cuenta de que algo andaba mal. No porque estuvieran pendientes de nosotros, pero uno notaba cuando el grupo inseparable dejaba de hablar entre sí o se sentaba separado.

Cuando llegó el fin de semana, se sintió casi como un respiro. Después de esas pesada horas que pasaba en clase, poder estar sólo con mis padres era un alivio.

En especial porque los dos me mantuvieron ocupada.

—Ten cuidado con eso —me advirtió mamá mientras yo bajaba un cajón del baúl del auto.

Cada dos meses se celebraba una feria de las colectividades en distintas zonas de la ciudad. Colocaban puestos de comida de distintos países y también de artesanías. A veces se armaba un escenario y alguien bailaba o hacia un pequeño show de stand up.

Esta vez la feria se ubicó cerca del instituto y papá creía que si conseguía convencernos de preparar y vender mermelada en la feria y nos iba bien, mamá finalmente lo apoyaría en su proyecto para armar un huerto en el jardín trasero de la casa.

No es como si ella se lo estuviera prohibiendo, tampoco, pero le estresaba el simple hecho de pensar en cómo lo mantendrían.

—No es que no apoye a tu padre —dijo mientras caminábamos entre la multitud del parque hacia nuestro puesto—. Me encanta lo que hace. Pero. —Sacó otro maní azucarado de la bolsita que llevaba en su mano y se lo llevó a la boca antes de chuparse los dedos— ¿Cómo vamos a cuidar un huerto?

—En primer lugar, tú no tienes que cuidar nada.

Papá llegó a nosotras cuando nos acercamos al pequeño stand de mermeladas y tomó el cajón de entre mis brazos sin ningún problema.

Me toqué los bíceps, adolorida.

Me hacía falta más trabajo de barra.

—¿Para qué tenemos una hija si no es para explotarla laboralmente? —continuó papá.

Mamá no se veía muy convencida, pero cuando papá se acercó para dejarle un beso en la frente ella cerró los ojos y su expresión se suavizó.

Dejó el cajón detrás de la mesa y yo me dediqué a poner el precio a cada frasco mientras ellos se enfrascaban en una apasionada charla sobre el sembrado de papas y las hormigas.

La gente comenzó a llegar a medida que la noche caía. El parque estaba iluminado no sólo por el alumbrado de la acera, sino también por las lámparas que colgaban por encima de los puestos y los carteles de los juegos.

Estaba a punto de terminar con los precios cuando sentí un peso extraño sobre la mesa.

Levanté la mirada y me encontré con Charlie del otro lado. Ella se había arrodillado en el suelo y apoyado el mentón en el borde de la mesa para intentar verme a través del cristal de uno de los frascos.

Me agaché un poco para encontrar sus ojos y ella se asomó por uno de los costados del frasco para sonreírme.

—¿Qué haces aquí? —pregunté, contenta de verla.

Charlie se levantó del suelo y se sacudió el polvo de las rodillas. Ella era alta, pero el borde de sus pantalones campana llegaban a tocar el suelo pese a que sus zapatillas tuvieran algunos centímetros de resorte. Su suéter celeste hacía juego con el color de su máscara de pestañas.

—A verte ¿A qué más? —Rodó los ojos—. ¿Estás a cinco minutos de mi casa y no se te ha ocurrido pasar a saludarme? Me parece horrible que hayas invitado a todo el curso menos a mí.

—Yo no...

Ella me enseñó la pantalla de su teléfono, donde tenía una captura de pantalla de la historia que subí a instagram en la tarde. Sólo se trataba de una foto a los frascos de la mermelada con el precio y la dirección del parque.

Suspiré.

—¿Por qué te tomas todo como un ataque personal?

Quise decirle que dudaba que sus padres me quisieran abrir la puerta después de lo de la guitarra, de todos modos, pero no quería que los míos supieran la mala influencia que yo era.

Como si ella hubiera estado pensando lo mismo que yo, sus ojos fueron un poco más al fondo de la tienda, donde mamá y papá seguían hablando mientras se pasaban un termo de café caliente. Mamá levantó la cabeza al sentir la mirada encima y sonrió al ver a Charlotte.

—Hola, Charlie —Sus ojos se achicaron y se le formaron pequeñas arrugas en los costados.

—Hola. —La aludida escondió las manos detrás de la espalda y sonrió con inocencia—. Estaba a punto de secuestrar a su hija, si me disculpa.

Mamá extendió un brazo y nos hizo un gesto con la mano para que nos marcháramos.

—Vayan. Den una vuelta. Andy, come algo.

Acepté el billete que me ofreció y me levanté de mi asiento. Cuando llegué junto a Charlotte, ella metió la cabeza dentro de la tienda.

—¿Puedo irme con ustedes?

—¿Tu madre te ha dejado?

Ella asintió y mi mamá le respondió que entonces sí podía regresar con nosotros. Abrí la boca para preguntarle en qué momento ella lo había consultado conmigo, pero entonces se volteó hacia mí y comenzó a empujarme con suavidad para adentrarme entre el gentío.

—¿A dónde vamos? —pregunté sin dejar de andar.

Era difícil esquivar a las personas si ella me seguía empujando, pero Charlie quería guiarme hacia algún lado.

—¿Has escuchado mi regalo? —preguntó detrás de mí.

—¿Tu qué?

—Mi regalo —insistió y abandonó mi espalda sólo para colocarse a mi lado, hombro con hombro. Me dio un pequeño jalón del brazo para hacerme girar entre dos pasillos de tiendas—. El de cumpleaños. El que te he hecho con tanto amor y esmero.

—¿El que está en un CD? CD que no puedo escuchar a menos de que tenga una radio portátil o un reproductor de DVD que, en efecto, no tengo ¿Ese regalo?

Había intentado escucharlo, pero luego de enterarme que no tenía la manera de hacerlo lo acabé aplazando hasta finalmente olvidarlo. Podría haberme sentado una tarde para buscar las canciones en youtube, una por una, pero no era lo mismo.

—Sí, ese regalo —respondió e hizo un gesto con la mano para restarle importancia—. Bueno, no importa. Tengo otro.

—¿Otro qué?

—Otro regalo. Ven.

—¿En serio?

Me empujó fuera del parque y me hizo cruzar la acera hasta la calle de enfrente. Su mano se cerró alrededor de mi muñeca mientras me arrastraba hacia una calle un poco menos transitada. Aún podíamos oír la música desde los parlantes que estaban en el centro del parque y las voces superpuestas de las personas.

Nos detuvimos a mitad de la calle, frente a una tienda pequeña. La luz amarilla del interior iluminaba las vitrinas con objetos cubiertos de polvo.

—¿Qué vas a comprar? —pregunté con curiosidad.

Apoye las manos en el escaparate e intenté ver a través de cristal. Vi un televisor muy viejo, de esos cuadrados y enormes. A un lado, una cámara digital y lo que me pareció que era un SEGA con algunos juegos encima.

—Ven —me apremió Charlotte.

Tiró de la tela de mi camisa y me metió dentro de la tienda, donde un abuelo se acercó para hablarnos. Charlie se rascó la nuca y le preguntó sobre algo que había visto la semana pasada, y yo me dediqué a explorar las paredes y los escaparates de la tienda.

Habían desde ventiladores y arañas antiguas hasta gnomos de jardín y un vestido antiguo que colgaba cerca de un espejo.

Cuando Charlie regresó conmigo llevaba entre sus brazos una caja. Intenté abrirla para ver su interior, pero ella me dio un manotazo y me ordenó que nos marcháramos.

—¿Qué hay ahí? —le pregunté cuando salimos al exterior—. ¿Es mi regalo? ¿Me lo darás ahora?

Me paré frente a ella, pero Charlie no dejó de caminar, así que me moví hacia un lado. Ella acabó resoplando con exasperación cuando llegamos a la orilla de la acera y se volteó para mirarme con cara de pocos amigos.

—¡Deja de respirarme en la nuca!

—¿Es mi regalo? —insistí.

—¡Sí! —Me estampó la caja contra el pecho y, para sorpresa mía, era más pesada de lo que creía—. ¿No puedes esperar cinco minutos en lo que encuentro un banco? Pues ya qué.

Vacilé al ver su irritación

—No, ahora no quie...

—¡Ábrelo, estúpida!

Algunas personas se volvieron para vernos. Una señora que iba de la mano con un niño nos miró con enfado y pasó frente a nosotras.

Apoyé la caja en el suelo y la abrí. Dentro había un minicomponente, de esos antiguos que se usaban para reproducir CD's o casettes. Tenía algunas rayas sobre la tapa y era completamente blanco, con detalles en verde menta.

—Se me hizo que el verde quedaba mejor con la estética de tu cuarto.

Levanté la cabeza para verla. Ella miraba hacia otro lado, como si eso no fuera la gran cosa, con las manos detrás de su espalda, igual a cuando habló con mi madre.

—La estética —me burlé con las cejas alzadas—. No tiene nada que ver con que sea mi color favorito ¿Verdad?

Ella rodó los ojos.

—Allá tú si también es tu color favorito. Sólo la compré para que escucharas mi estúpido regalo.

Cerré la caja de nuevo y la levanté del suelo.

Sólo a Charlie se le ocurría regalarme por cumpleaños algo que, para poder disfrutarlo, debía comprar otra cosa cuyo precio era diez veces más alto.

—¿Es tan importante para ti que lo escuche? —Incliné la cabeza y parpadeé repetidas veces.

Ella me arrugó la frente en respuesta.

—Es...es... —Miró hacia otro lado, como si estuviera buscando algo—. No. Pero es un regalo, así que no seas una perra mal agradecida. He invertido tiempo en todo esto.

—Charlie...

—¡Mira, están bailando folklore!

Charlie señaló hacia el parque y por un momento creí que estaba hablando del álbum de Taylor Swift, pero entonces vi a una pareja sobre el escenario del centro. Los dos llevaban ropa de época y bailaban al ritmo de la música folclórica que sonaba desde los parlantes.

Ella corrió hacia ellos antes de que yo pudiera detenerla. Cruzamos la acera y nos adentramos en la feria hasta llegar al centro del parque, donde estaba el escenario. En el camino me detuve tras el puesto de mamá y papá para dejar la radio antes de continuar.

Un grupo de personas se había reunido en el centro para bailar bajo las luces de las lámparas. Se movían de manera desordenada e intentaban imitar a los del escenario. Reían y se tomaban fotos. Una chica sostenía una empanada a medio terminar en una de sus manos mientras se levantaba una falda imaginaria con la otra y reía con su pareja.

—¡Andy!

Una mujer agarró a Charlie por la muñeca y la metió dentro del círculo. Ella rio nerviosa e intentó seguir los pasos de la señora, cada vez más lejos de donde yo estaba.

Me metí y choqué con algunas personas. El muchacho del escenario comenzó a aplaudir y todos los brazos se levantaron para imitarlo.

Encontré a Charlie cerca del centro y ella cambió de pareja para bailar conmigo.

Parecía recordar mejor que yo los pasos del baile, pero eso no era sorpresa. A ella le encantaba ser el centro de atención. Por supuesto que se había memorizado la danza gracias a todos los actos patrióticos en los que bailó durante la primaria.

Sus brazos formaron una U mientras chasqueaba los dedos. Lo único que yo alcanzaba a recordar era que debía moverme en el sentido del reloj ¿O era al revés? Y marcar un círculo con mis pies. O un rombo.

La miré con pánico

Y ella rio antes de decirme que lo estaba haciendo bien.

Mi espalda chocó contra la de alguien más y cuando me giré me encontré con Noah. Di un paso hacia atrás con sorpresa y ella suspiró como si se aliviara de verme.

¿Pero qué...?

—¡Te he estado buscando! —gritó para hacerse oír por sobre la música.

—¿A mi?

Eché una mirada rápida a Charlie, que bailaba entretenida con una chica a un par de metros. Volví a prestarle atención a Noah y retomé lo mejor que pude el baile. Incluso ella parecía sabérselo mejor que ello.

—¿Cómo sabías que estaba aquí? —le pregunté.

—¿Instagram? —respondió Noah, como si no fuera obvio. Parecía que esa historia había funcionado más de lo que pretendía— ¿Estás con Charlie?

Arrugué la frente.

—¿Qué te importa?

Noah no debería estar aquí. Se suponía que mi fin de semana era para descansar de todo el estrés de los últimos días. No quería saber nada de ella hasta que hablara con Charlotte.

—No sé, a lo mejor se me antoja tener una charla con ella.

Se mordió el labio para no sonreír, pero sus ojos brillaron con diversión. Seguía siendo la misma busca pleito de siempre.

Los aplausos volvieron y las dos los acompañamos sin dejar de bailar.

—No sé por qué pensé que debería darte la oportunidad de decírselo. —Cada una una dio un paso hacia atrás.

—Voy a decírselo.

Nos volvimos a acercar.

—¿Cuándo?

—Cuando encuentre el momento.

Chaqueé la lengua.

—Qué curioso, porque este me parece el momento perfecto.

Intenté apartarme para ir en busca de Charlie, pero Noah me atrapó por la manga de la camiseta.

—Tienes que ayudarme.

Sacudí la cabeza.

—No. Yo no...

—Me he escapado de casa.

—¿Qué?

Dejamos de bailar y, en consecuencia, comenzamos a recibir codazos y empujones de quienes intentaban abrirse espacio para moverse. Sostuve a Noah por los brazos para impedir que alguien la empujara lejos de mí.

—He peleado con mamá. Me he escapado —soltó entre mis brazos. Ahora ya no había un ápice de diversión en su rostro.

—¿Tú también? —pregunté con sorpresa—. ¿Por qué pelean tanto con sus padres?

Ella hizo una mueca de desagrado.

—No todos tenemos una familia perfecta como la tuya, Andrea.

Sentí una pizca de culpa cuando recordé lo que Charlie me había dicho la semana anterior, sobre Noah sintiendo envidia de mi y de mis padres. La podía detestar y querer lejos, pero no podía dejarla sola.

—¿Necesitas dónde quedarte?

Ella asintió y su moño se terminó de deshacer. Alguien chocó con ella y la vi cerrar los ojos con dolor.

—Charlie viene conmigo —le avisé. Me pareció ver un poco de celos en su expresión cuando apartó la mirada y me harté. No iba a dejar que las cosas me sucedieran. Era momento de que yo las hiciera suceder—. Y le dirás esta noche lo que has hecho, o lo haré yo.

-.-.-.-.-.-.-.

Buenasss.

¿Cómo andan? ¿Qué tal les fue en la semana? Yo creo que estuve trabajando (ya no sé ni qué hago jajaj). En dos semanas regreso a la facultad.

También vi que la historia estuvo subiendo mucho de vistas esta semana jaja con un poco de suerte ¿Llegamos a los 100k entre hoy o mañana? Deseénme suerte.

También estuve preguntando por instagram qué querían que hiciera para celebrar los 100k. Desafortunadamente no puedo hacer maratón, porque no me da el tiempo para escribir más caps con lo ocupada que estoy :( creanme que si pudiera lo haría.

Pero podemos hacer otra cosa. Vi que sugirieron que sorteara una ilustración, que escribiera algún extra, que dibujara a todos los personajes... ¿A ustedes qué les gustaría que hiciera? Aún no me decido.

LLEGÓ EL MOMENTO DE LA PREGUNTA DE LA SEMANA:

¿Cómo creen que va a reaccionar Charlie cuando se entere de lo de Noah? Porque, que no les quepa duda, se va a enterar en el proximo cap jaja

Entre otros anuncios parroquiales: 

AY, ME OLVIDÉ LO QUE IBA A DECIR JAJAJA

ah, sí: Estoy respondiendo los comentarios de a poquito así que no se sientan mal si hay comentarios que no les haya respondido en estas semanas. Estoy yendo capitulo por capítulo, pero lleva mucho tiempo (apenas voy por el 3 jajaj). 

Y volví a tiktok, por si alguno quiere seguirme. Mi usuario está en la imagen de mis redes o en el link de mi bio creo que también está. 

Sin nada más que decir, les dejo un dibujito que hice de Charlie en el concierto y me despido. No olviden seguirme en instagram para enterarse de todos los chismes que se me escapan de la historia y las ilustraciones. Hoy estuve hablando en stories sobre andy y noah haciendo el delicioso y cierto secreto de jade sobre su pasado.


baii.

Pokračovať v čítaní

You'll Also Like

Eres Mia (Completa) Od STEFI.LM

Tínedžerská beletria

336K 16.5K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...
SOLAMENTE MIA Od freenbecky fan34

Tínedžerská beletria

48.4K 4.4K 23
Becky llega a la Universidad con su novia friend Y le toca sentarse con freen Qué es una chica interosexual Y tiene fama De usar a las chicas pero po...
3.7K 157 30
¿Quieres devorarme...? Patéticos "egos". ¡Voy a pisotearlos a todos! creditos a Khoai_000_07
51.6K 7.7K 54
Marcus juró que nunca volvería a amar. Luego de regresar a Nueva York por petición de su padre, Marcus intenta retomar su vida, intentando ignorar la...