Kuboyasu fue el primero en notar su presencia, parándose con una bella sonrisa que Fuyuka nunca había visto en su rostro, pero como el ambiente la había contagiado, una pequeña sonrisa de las comisuras de sus labios se asomó ligeramente de esta también.
-¿Ya comieron?- fue lo primero que atinó a preguntar, viendo como el menor de todos terminaba la partida en el famoso juego de carreras que tanto le gustaba y daba un pequeño salto para bajarse del sillón y llegar a su lado.
-¡One-chan!, ¡Aren jugó conmigo cuatro horas seguidas, obviamente no comimos!- alegó el menor. Fuyuka le dio una mirada rápida al peli morado, pero contrario a molestarse, miró hacia abajo para poder ver la gran sonrisa de su pequeño hermano menor.
-Esta bien, comamos los tres juntos entonces- habló, dirigiendo sus pasos a la cocina de su hogar. Kairi se mantenía agarrado con su mano derecha del pantalón de la chica con apego mientras que ella ponía la comida fría en la sartén para que supiera mejor. Aren llegó a su lado.
-¿Te ayudo en algo?- la de mechas miró levemente sus ojos, deteniendo su mirada brevemente en él y asintió, volviendo inmediatamente la vista a la comida.
-¿Sabes hacer ensalada?
-Obviamente que se, Aoki.- Aren soltó una melodiosa pequeña risita que resonó en los oídos de la chica con eco. La contraria sonrió también y asintió.
-¿Entonces me ayudarías con eso?
-Si, obvio- Sintió como el chico preparaba la ensalada a sus espaldas con rapidez, mientras ella se mantenía en la comida y su pequeño hermano menor veía atentamente como lo hacía.
-Eres bueno en la cocina, quien lo diría...- Fuyuka apagó el fuego de la cocina, y mientras el menor de todos era encargado para poner la mesa donde comerían, la chica se acercó curiosamente al chico. La nerviosa mirada de Kuboyasu pasó por sus pequeños ojos velozmente y solo siguió poniéndole los condimentos y últimos toques a la gran ensalada que había preparado para los tres.
-Como mis padres nunca están en casa, tuve que aprender a cocinar para mi mismo- habló una vez que ya había dejado todo listo y giró levemente su cuerpo, para encontrarse frente a la chica y sus rebosantes ojos de curiosidad a sus palabras. -Ellos si son parte del mundo de las pandillas- habló en un susurro avergonzado ante su mirada.
-Oh, ya veo...- Aoki no se atrevía a preguntar más, así que simplemente asintió suavemente con su cabeza mientras tomaba un poco más de distancia a sus cercanos cuerpos. Sin embargo, para sorpresa de ella, Aren dio un paso más a su corta distancia.
-¿Por qué mantienes tanto la distancia conmigo?
Fuyuka quedó helada a su palabras, sintiendo como su cuerpo se mantenía inconscientemente alerta a los movimientos del peli morado y miraba por el rabillo del ojo hacia la entrada de la cocina, esperando que su hermano no llegara justo en ese momento.
-¿A qué te refieres?- preguntó firme en su puesto, sin mover ni un centímetro de su cuerpo a la cercanía del contrario.
-Pense que eramos amigos.
-¿Cómo?
-Hoy hasta fuí a buscar a Kairi, ¿porque mantienes tanto la distancia sobre los temas?
Aoki tragó nerviosamente.
-Simplemente se que no debo preguntar más.
Aren elevó una ceja, confundido a sus palabras.
-No me molesta que preguntes Fuyuka, si es a eso lo que te refieres. Técnicamente somos amigos, ¿no?
La chica asintió, dejando que su mirada viera directamente sus ojos. El peli morado mantenía una diminuta sonrisa hacía su último gesto y veía levemente para abajo gracias a que la altura de la pelinegra era menor a la suya.
-No me mires con esa sonrisa...- Aoki junto sus cejas pretendiendo estar molesta, Aren en seguida bajó las comisuras de sus labios en una línea recta.
-¿Por qué?
-Pareciera que te agrado mucho.
-Lo haces.
-¿Enserio?
-A veces.
-¿Algunas?
-Las otras me caes mal.
Aoki no aguantó la gran sonrisa que quería aparecer entre sus labios y tampoco la risa que le siguió. Kuboyasu también rio, contagiado por la melodiosa risa de la menor retumbar en sus oídos. Vió como sus hombros se movían al compás de su risa y lo encontró adorable a la vista, haciendo que un pequeño rubor se expandiera por sus mejillas.
-¿Por qué se ríen sin mí?- Kairi apareció en la cocina, alegando que se estaban demorando mucho para ir a comer, así que el par asintió de acuerdo y los tres fueron a servir las cosas para poder comer de una vez.
Contrario a las primeras impresiones que Fuyuka le había dado a Kuboyasu, ella era increíblemente sonriente, aún que quizás eso se debía a que su pequeño hermano estaba con ellos. Sin embargo, el ambiente que se generaba entre ellos era mucho más cómodo que hace unos días. Y no le disgustaba para nada, pocas veces se sentía tan a gusto con una persona, sobre todo con una chica. Para él, eso estaba completamente fuera de su zona de confort.
Terminaron de comer para cuando el padre de los hermanos fuyuka había llegado, dándoles una corta mirada a todos, no dijo nada, sin embargo, Aiko se dirigió rápidamente hacia Kuboyasu preguntándole si quería que lo llevara a casa.
-De verdad no es necesario...- habló el chico mientras veía como la de mechas verdes sacaba su gran motocicleta del garaje del lugar y giraba la llave con rapidez para encenderla. El motor rugió con fuerzas y la chica solo se paró frente a él para poder posicionar bien el casco en la cabeza del peli morado.
-Si no quisiera no te llevaría, Aren, es así de simple- Aoki terminó de abrochar el casco y miró cortamente el rostro del contrario para después sonreír dulcemente. -Vamos, sube.
Kuboyasu asintió, sentándose después que la menor, y buscando un lugar para sujetarse bien, ya que sabía por experiencia que la chica era un poco brusca y agarraba gran velocidad con rapidez.
-Puedes sujetarte de mi si no te incomoda.
Aren tragó en seco y con sus manos vacilantes, un suave toque en la contraria lo hizo retroceder, pero para sorpresa de él, las manos de la pelinegra volvieron a agarrar las de él y las situó en su cintura con firmeza.
-Agarrate fuerte.
Un revoltijo en el estómago le hizo ponerse más nervioso que segundos atrás, sin embargo, la fuerza de la partida de Aoki le hizo olvidarse de sus dudas y sostuvo firmemente su cintura con obvio cuidado de no hacerle daño.
El viento y la oscuridad de la noche le hicieron tranquilizar su corazón, miró las tenues luces de las calles con una pequeña sonrisa y no lo pensó dos veces para apoyar delicadamente su cabeza contra la espalda de la contraria.
Llegaron a su casa en menos de diez minutos. Aoki se bajó de un saltó y Aren no hizo más que seguirle el paso para quedar frente a ella.
Las manos de su ex-contrincante fueron a desabrochar el seguro de su casco haciendo que las comisuras de sus labios se elevaran sin ningún aviso.
Aoki se apoyó en su vehículo mientras que con una mano sostenía el casco sobrante y la otra se elevaba para despedir al peli morado.
-Adiós, Aren.
-Adios...
La chica volvió a guardar el casco que el contrario había ocupado, sin embargo, un suave pero firme agarre en su muñeca la hizo volver a la posición anterior.
-¿Qué...?
Los suaves y delicados labios de Kuboyasu impactaron con desespero y fogosidad en los suyos, haciendo latir su corazón una vez más por ese extraño y tierno chico de cabellos morados y encendiendo nuevamente su llama interior.
jeje, no dire nada, solo que disfruten los momentos cursis 🕳🚶🏻♀️
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