El principio de algo asombroso, o eso pensaba Taehyung mirando aquel gran lienzo sin pintar en una galería de arte.
Y se preguntaba, ¿por qué había un lienzo en blanco en una galería donde todos los lienzos tenían aunque sea una mancha de color?
Le buscaba los posibles significados que podría tener, y llegó a una conclusión:
No tiene significado alguno, porque el significado se da por sí solo.
En pocas palabras, podías pensar en cualquier cosa y plasmarlo en aquel lienzo.
Justamente ese mismo día tenia una pequeña gira de galerías junto con sus demás compañeros de clases, y que, al salir todos de esa galería y reunirse en un pequeño parque, el profesor anunció lo siguiente:
—Como bien saben todos, este es su último año de la universidad, ¿saben lo que significa? —la mayoría asintió—. Deben encontrar a su musa para poder acabar con este año. Ya saben lo demás, deben explicarlo y el mejor cuadro será puesto en la mejor galería del país.
Taehyung solo se dedicó a asentir en cada palabra que el profesor decía. Si bien estaba prestando atención, su mente estaba en otra parte.
¿Cómo iba a conseguir una musa? No tenía a nadie a quien pedirle ese favor, mucho menos inspiración para poder buscar al perfecto o perfecta.
Pero todo sea por graduarse de la universidad.
Lo siguientes eventos fueron bastantes aburridos, aunque Taehyung quisiera prestar atención a lo que el profesor estaba diciendo y presentando, le fue imposible poder concentrarse.
Quería irse a casa.
El día ni siquiera había terminado y ya estaban en el compartir entre compañeros, él, quien siempre fue un chico solitario, se sentó alejados de otros con su teléfono mientras tomaba de su batida de chocolate.
No es que le guste hablar con otros, más bien, no lograba entender el porqué eran así: todos tenían pensamientos diferentes, a fin de cuentas, si todos pensarán igual, el mundo sería el más aburrido.
Dejó su teléfono a un lado al ver cómo uno de sus compañeros se sentaba a su lado, tenía la boca llena de comida y aun así no dudó en sonreírle.
—¿Ya tienes una idea de quién será tu musa? —preguntó este.
—No —respondió rápido y cortante.
Sabiendo lo que ocasionaba aquella acción, alejaba a todos con simples comentarios cortos y rápidos, esta sería una excepción.
—Tae, eres muy silencioso. ¿Te encanta vivir en el fondo del océano? —con rapidez, el peliazul observó con algo de sorpresa a este, puesto a que solo sus parientes lo llamaban con ese hipocorístico de su nombre.
—Jimin, ¿eres siempre tan persistente?
—Es uno de mis encantos. Si quieres puedo ser tu musa.
Park Jimin, un chico inquieto en todos los sentidos, con buen perfil y sentido de humor, en pocas palabras, el chico perfecto de la universidad y que todos quieren estar con él. Y eso, por esas simples cosas, hacía detestar más a su propia raza.
Creerse los mejores.
Que todos los amen por tener algo de dinero o un buen perfil.
Por hacer algo que llamen la atención y luego deshacerlos como basura.
—He visto tus dibujos, son realmente buenos y realistas. A estas alturas, es muy difícil encontrar a alguien que sepa hacer dibujos realistas.
—Gracias —solo podía agradecer.
En realidad, lo único bonito que Taehyung tenía era su arte. Arte que ahora mismo no tenía ganas de hacer ni de querer amarlo.
¿Qué sentido tiene volver a dibujar si ya no tengo un porqué? —pensaba.
Así transcurrieron los días, con un Taehyung saturado mentalmente y sin saber qué hacer para conseguir a su musa.
Estaba desesperado porque había pasado un mes desde entonces y vagaba por las calles de Seúl en busca de alguna idea, idea que nunca llegó.
Por si fuera poco, su compañero Park Jimin consiguió su número, que Taehyung siempre le negaba, pero al final accedió, eso llevó a este día en que ambos saldrían a dar un paseo.
Taehyung ya estaba preparado con su pequeña mochila colgando se su espalda con varios materiales de dibujo dentro, solo por si encontraba algo interesante que lo hiciera tener imaginación y ganas de dibujar.
Ambos llegaron a un club nocturno, no era un sitio que Taehyung solía estar porque le gustaba los lugares tranquilos, pero...
El ambiente era muy animado.
—¡Hoy está muy animado todo, tal vez sea porque ellos se van a presentar! —Tae giró hacia su acompañante.
—¿Ellos?
—Son una banda, la mejor banda de todo el barrio.
Sonaba emocionado.
La música ruidosa no era lo de él, prefería la clásica mientras hacía su trabajo porque podía concentrarse mejor en lo que hacía y estar calmado.
El escenario estaba oscuro, la mayoría del público comenzaban a gritar esperando animadamente a esa banda.
¿Tan buenos eran?
Una silueta alta y oscura por la sombra se dirigió hacia lo que era la batería, sentándose en el taburete y que, al instante con unas baquetas, comenzaba a probar los tambores, haciendo un sonido consecutivos incluyendo también los platillos metálicos.
Con tan solo ese sonido simple había despertado la total curiosidad de Taehyung en prestar atención a lo que sucedería después.
A los pocos segundos otras tres personas llegaron al escenario y así la oscuridad fue cambiando a una luz tenue.
A primera vista parecía solo una banda de rock o una banda que podía adaptarse a cualquier género musical, aunque en realidad, solo eran unos chicos que querían progresar en su carrera. Sin malicia y con ganas de seguir.
Taehyung posó su mirada en el baterista, tocaba la batería con una habilidad increíble. Sacó su cuaderno de dibujos y un lápiz de carbón para comenzar a dibujar exactamente como lo veía.
Un perfil fino, labios finos, con pequeños lunares que apenas alcanzaba a apreciar aun estando lejos. Cabellera con mechas azules y par de tatuajes en su brazo derecho. Musculoso, lo sabía por la camisa negra de mangas cortas que se pegaba a su torso. Y unos ojos brillantes que hacían observarlos a cada momento.
Lo había encontrado.
—¿Taehyung?
La musa perfecta estaba frente a sus ojos. Luciendo con tal brillo que no dejaba la mano izquierda de Taehyung sin moverse.
Por primera vez en meses estaba emocionado. Sentía como su mente por fin se iluminaba y sin cesar, había terminado el dibujo a la par de la canción.
—¡Oh por Dios!
Jimin a su lado admiraba el dibujo de Taehyung, quien al final con su dedo índice terminaba de dar leves retoques difuminando un poco.
El peliazul notó que la banda iba bajando del escenario y sin esperar más recorrió entre la multitud siguiéndolos con la mirada.
Le interesaba el baterista, tanto le interesaba que si tuviera la oportunidad le pediría ser su musa. Su centro de creatividad.
Pero era demasiado tarde cuando salieron a un callejón y lo único que pudo alcanzar Tae, con una respiración agitada de esquivar a las personas, fue esa cabellera de mechas azules entrar a una camioneta.
Había perdido por completo todo rastro que lo llevara a él.