Jisung se mantuvo sentado en las gradas hasta que HyunJin entró al baño, entonces decidió acercarse a su grupo de amigos que descansaba en el suelo y discutían un par de cosas, no porque odiara a Hyunjin, sino por la tensión que se generaba cuando ambos estaban cerca.
Al llegar, el bullicio de voces que discutía escandalosamente se detuvo, Felix miró a Jisung llegar y le dedicó la mejor de sus sonrisas, el castaño le miró extrañado y lo paso por alto, sentandose justo al lado de este.
—Chicos, les tengo noticias. —Contó Jisung, llamando la atención de todos sus amigos, Seungmin se rascó la nuca nervioso y Chris negó suavemente con la cabeza.
—Si, nosotros también. —Afirmó el rubio, mirando con una media sonrisa a Jisung.
—Bueno, diré la mía y luego ustedes la suya. —Jisung se acomodó en su lugar, Felix sólo quería que el suelo se abriera y se lo tragara en ese momento.—Creo que al final Mínho podría ser el primero en lograrlo.
—¿Lograrlo? ¿Lograr que? —Seungmin miró a Jisung con curiosidad, Jeongin si había entendido la referencia.
—Se refiere a dejar en su lugar las mariposas. —Explicó el menor del grupo con una expresión calmada.— A que realmente podría gustarle.
—Exacto. No lo hace aún, ni siquiera me produce muchos sentimientos por el momento, pero se que es diferente a otras personas. No lo sé, tengo un buen presentimiento. —Afirmó el castaño, sonriendo con solo recordar las escenas que había tenido con el morocho.
—Si, yo no creo que eso sea posible. —Habló con suavidad Chris, mientras soltaba un bostezo y se acostaba hacia atrás.
—Yo entiendo que nunca me ha pasado, pero vamos, en algún momento me debe suceder, ¿Verdad?
—Jisung, no es eso. —Chris volvió a incorporarse en su lugar para poder mirar a Jisung a los ojos.
—Solo quiero enamorarme.—Admitió el castaño, dejando uno de sus mayores pensamientos nocturnos en el aire.
Pues lo había estado pensando demasiado, creía que el también merecía un poco de amor en su vida, no quería seguir lastimando gente solo porque le gustaba la sensación de sentirse querido y lleno, no le gustaba vaciar a las personas para completarse el. Y saber que Mínho podría llegar a ser un partido fijo y no solo uno temporal, le causaba más paz mental.
—Da igual si te enamoras, Han. Mínho ya sabe toda la verdad. —Soltó de golpe Chris, volviendo a recostarse en el suelo y dejando la bomba que acababa de lanzar en manos de Felix, claramente el culpable.
—¿Qué? ¿Por qué dices eso? ¿De qué verdad hablan? —Preguntó preocupado Jisung, lo sabía perfectamente, pero prefería autoengañarse para evitar esa verdad.
—Quizás a alguien se le haya escapado, accidentalmente, que todo era un reto de Seungmin frente a Hyunjin, el mejor amigo de Mínho. —Habló rápidamente Felix, haciendo a Jisung pestañear varias veces para comprender lo que había dicho el pecoso.
No puede ser.
Jisung se quedó congelado en su lugar, procesando la información e imaginando que sucedería ahora. Minho seguramente lo odiaría y se alejaria rápidamente de el, HyunJin aumentaría el doble su odio y terminaría prendiendo fuego su casa o robándose a su perro, Felix recibiría mínimo un castigo por arruinar su plan y el acabaría solo, sin haberse enamorado nunca y crecería, tendría cuarenta y siete años y ocho perros que HyunJin también se robaría.
Bueno, quizás era una exageración.
—Mierda, Mínho no va a querer ni verme a los ojos. —Jisung se tiró hacía atrás con sus manos en la cara en claro signo de frustacion, Felix hizo una mueca.
—Lo siento, de verdad fue un accidente. —Admitió el pecoso, Jisung asintió sin intención de pelear en esos momentos, pues sería en vano, ya el plan se había caído por la borda.
—Si le buscas el lado positivo, eso era lo mejor, Mínho iba a acabar lastimado seguramente y tu buscando llenarte con otra persona. —Chris defendió el accidente de Felix quien en poco comenzaba a llorar por sus actos.
—O por ahí ambos terminábamos enamorados, juntos, felices y comiendo perdices. —Jisung soltó un sollozo volviendo a tapar su rostro con sus manos.
—Jisung, seamos sinceros, jamás te hubieses enamorado. —Comentó Jeongin, mirando la escena desde su lugar.
—¿Y tu que sabes? Por ahí realmente con el era diferente.
—Lastima que no lo sabremos, bueno, será la próxima. —Seungmin se encogió de hombros, levantándose del suelo y tomando sus cosas.
—¿La próxima? No, no más próximas, Han Jisung. —Le regañó Chris con su dedo índice en alto, el castaño levanto los brazos en señal de rendición e inocencia.
—No he dicho nada.
—Solo es una advertencia. No quiero ver más corazones rotos.
Chris también se levantó del suelo, siguiendo a Seungmin. Jeongin también se levantó, su cabeza estaba demasiado llena de pensamientos como para acotar una palabra más. Changbin se quedó en el suelo atando sus cordones y Felix se acercó a Jisung de nuevo.
—De verdad lo siento.
—Tranquilo, Yongbok, de todas formas tarde o temprano lo sabría. —Jisung pasó su mano por los cabellos de Felix, acariciando su cabeza en un tacto indefenso.
—La bala entra justo por el orificio y llega al grupo de órganos vivos. —Habló Changbin, haciendo que todo el grupo le mire con el seño fruncido y confusión en sus ojos—. Que Mínho y Hyunjin están saliendo del baño y vienen hacia acá, por dios, no entienden las metáforas. Tendremos que trabajar en eso.
El resto de los ojos se sentaron pura y exclusivamente en el dúo de chicos que salía del baño en completo silencio. Jisung tragó duro, deseando muy en el fondo que HyunJin se haya guardado el chisme para adentro. Pero ese deseo se desvaneció rápidamente en cuanto sus ojos se encontraron con los del morocho.
Ambos se miraron fijamente, Jisung incluso podía jurar que era la primera vez que el morocho le miraba de ese modo, tan intimidante, tan decidido y tan malditamente atractivo. Porque Mínho tenía esa aura de misterio y frialdad rodeándolo, pero también era hermosamente destructivo y se convertia en esos masoquismos puros y divertidos.
—Definitivamente ya lo sabe. —Habló Jeongin, cruzando sus brazos y mirando a Hyunjin con un poco de decepción. El rubio le apartó la mirada, blanqueando sus ojos.
—Tengo que hablar con el. —Afirmó el castaño, sin despegar la mirada de Mínho.
Está vez si la mantendría firme, no dejaría que ganara con tanta facilidad. Eso sería un golpe muy bajo a su reputación y nadie podía saber eso.
—¿Estás loco? ¿Que le dirás? ¿"Si, eras un juego, pero si quieres podemos salir juntos y enamorarnos así no muero solo y tu sufres conmigo"? —Un sarcástico Seungmin se encargó de hacer del ambiente uno menos tensó, Jisung hizo una mueca.
—Le diré que lo siento, pero lo dejaré en paz, lo prometo. —Jisung no esperó respuesta de sus amigos, pues no era una pregunta, era un hecho e iba a hacerlo.
El castaño hablaría con Mínho y dejaría un par de cosas claras. Y el morocho también lo haría, pues en cuanto Jisung comenzó a caminar hacia Mínho, este sonrió en su interior, quedandose justo en su lugar.
—¿Minho? ¿Puedo hablar contigo? —Jisung preguntó sin despegar la mirada del morocho en ningún momento, la guerra no parecía tener final.
—Nos vemos luego, Mínho. —Saludó HyunJin, dejando a su amigo solo y sin dedicarle ni una mirada a Jisung.
—Sabia que ibas a venir a mí. —Habló con diversión el morocho, tomando sus cosas y comenzando a caminar hacia afuera del polideportivo.
—Lo siento, de verdad, fui egoísta y lamento que te enteraras de esa forma, entiendo si ahora no quieres ni verme...—Jisung se detuvo en cuanto la risa de Mínho se oyó claramente entre el ruido del viento.
—Ahorrate eso, Han. —Habló con una sonrisa el morocho, Jisung realmente se detuvo en su lugar, frunciendo el ceño y obligando a qué Mínho también se detuviera, dándose la vuelta sobre sí mismo con una expresión divertida y relajada.
—Espera, ¿No estás enojado conmigo? —Preguntó con confusión el castaño, sin poder ocultar la sorpresa.
—Jisung, hay cosas peores en la vida, no te estreses. —Minho le dedicó su mejor sonrisa, otra vez esa maldita carga eléctrica le invadió el cuerpo al castaño sin autorización.
—No estoy entendiendo. —Se cruzó de brazos, ladeando su cabeza y esperando una respuesta clara.
—Oh, ¿Tu pensabas que iba a llorar? Llevas un día en esto y, ¿Esperas que ya me enamore? —Minho quitó su sonrisa de golpe, haciendo al castaño temblar en su lugar.— No es así de fácil conmigo, Jisung. Esfuérzate más.
Mínho se volvió a dar la vuelta, dejando atónito a Jisung y con la boca casi tocando el suelo. En cuanto el castaño salió de su trance, caminó rápidamente para colocarse al lado del morocho.
—¿Esfuérzate más? ¿Que se supone que significa eso? —Jisung miró hacía su derecha, fijando su vista exclusivamente en el rostro de Mínho.
—De verdad te cuesta, ¿No es así? —Minho volvió a frenarse, Jisung ya estaba perdiendo la paciencia por su actitud.
—Tu podrías ser más claro y acabariamos con esto, ¿No crees?
—Bien, escucha, mejillas de ardilla: —Minho se acercó al rostro del castaño, quien no se dejó intimidar y le mantuvo la mirada al frente y firme— Imagina todo esto como un juego, estás a punto de llegar a la final cuando te das cuenta que hay alguien más jugando contigo. ¿Que haces, entonces? ¿Te retiras del juego por miedo a perder? O, ¿Aumentas el esfuerzo y continuas la partida?
Jisung se quedó mudo, estaba entendiendo la mitad de las palabras del morocho, o las había entendido todas pero prefería creer que no. Pues, ¿Realmente le estaba pidiendo eso?
—Tu...
—Juguemos, Han. Tu quieres enamorarme y yo creo que es divertido, así que no te dejaré jugar solo. —Minho se alejó de nuevo, volviendo a sonreir.—Vamos, Jisung, ¿Creíste que podrías ganarme en mí propio juego? Entonces, demuestralo. Enamorame.
—Supongo que sabes donde te estas metiendo. —Jisung habló de manera seria, podía ser un juego, pero el juego era peligroso y complicado.
—Lo sé perfectamente, Han. ¿Qué dices? ¿Encendemos el arcade? O, ¿Se te fueron las ganas de pisar la meta? —La sonrisa de Mínho era la curva perfecta para estrellarse.
Jisung no se iba a retirar, su orgullo y dignidad lo ataban a una vida que no podía perder, menos por un hombre que tiene la misma mala reputación que el. Mínho no se iba a salir con la suya, no ileso por lo menos. Jisung sabía tocar fondo, esperaba poder pisar la superficie luego y aunque Mínho siempre había estado abajo, no le interesaba la luz del día, la oscuridad era más bonita.
—Las reglas del juego son simples. —Habló Jisung, sonriendo de la misma manera que Mínho y jugando a su mismo juego.
—Solo hay que jugar con fuego y no quemarse. —Le completó el morocho, relamiendo sus labios en medio de la oración.
—Evitando a toda costa el amor.
—Porque el primero que se enamora...
—Pierde el juego.
Prepárense para gastar sus fichas y mantener su corazón seguro. No hay trucos, no hay códigos, no hay reglas. Un juego con inicio y final, dos jugadores y una meta. La única arma de fuego es la provocación y si comienzas a sentir mariposas no guardes la partida, porque pueden convertirse tranquilamente en un panal de abejas que terminaría con todas tus vidas.
Se enciende el arcade, se apagan las luces y el juego comienza.
No hay vuelta atrás. Suerte.