El ambiente se sentía tenso mientras el 203 de magos flotaba frente al fuerte enemigo, las paredes de piedra se cernían sobre el plano desierto, el sol comenzaba a ocultarse mientras que el azul del cielo comenzaba a volverse de un naranja rojizo.
Mirando insistentemente un reloj de bolsillo, el sub teniente Weiss miró a su comandante, asintiendo para confirmar el fin del límite de tiempo. Las puertas no habían sido abiertas y aunque al principio una gran conmoción había reinado dentro de la fortaleza, ahora el silencio prevalecía.
-...wahh...supongo que será de la manera difícil...-
Tanya suspiró mientras retiraba el seguro de su arma.
-comandante, asaltaremos el fuerte?-
La niña miro nuevamente su objetivo con una cara aburrida.
-teniente serebryakov, no somos suicidas, el plan era intentar disuadirlos de salir con una advertencia...pero ya que parecen más determinados a resistir, solo haremos una pasada rápida para identificar puntos débiles, el resto se lo dejaremos a la unidad móvil-
Las caras de sus hombres eran complicadas, más que nada porque consideraba que su líder, Tanya degurechaff, poseía suficiente poder para arrasar dicho objetivo y que el hecho de no hacerlo se debía a qué ella se preocupaba porque alguno de sus poco hábiles hombres, fuera abatido en el proceso
-comandante, creo que estamos listos para...-
Aún sin completar su protesta, Grants fue interrumpido por su oficial.
-teniente Grants, el objetivo se encuentra fuertemente protegido...sin mencionar que hemos comprobado con anterioridad la ineficacia de nuestras armas contra ese tipo de estructuras...qué sentido tiene arriesgarnos por un resultado obvio?...-
La voz de Tanya comenzaba a sonar harta, pero sus hombres parecían insistir en atacar el lugar.
"debemos mostrarle a la comandante que no somos solo peso muerto!"
"estos idiotas maniáticos de la guerra solo quieren arrastrarme al combate!"
Ambas líneas de pensamiento chocando en un tira y afloja mientras intentaban decidir el curso de acción, cuando el teniente Weiss trajo una nueva opción a la mesa.
-...podríamos...llamar a la señorita nabe...-
El silencio regreso al 203; el poder de dicha chica era inigualable, incluso para su líder, pero era difícil lidiar con su arrogancia e indiferencia, ya que ni siquiera viktorya quería relacionarse con ella, pero aun así, parecía la opción más adecuada para lidiar con el obstáculo frente a ellos.
Pese a la mirada preocupada de sus hombres, Tanya se veía pensativa, con ambos ojos cerrados y sus pequeños brazos cruzados, parecía que evaluaba la propuesta de su subordinado.
"hmm...no quiero tener nada que ver con ella...Ains-dono la dejó a mi cuidado para que aprenda a cooperar con los humanos...pero...es un fastidio y un riesgo incluirla en nuestras operaciones sin tener precedentes de cooperación anteriores...pero a la vez si no la incluimos jamás desarrollaremos afinidad...y..."
-no...el propósito de esta operación es mostrar la efectividad de las unidades mixtas, dejaremos que la unidad móvil se encargue para probar su eficiencia-
"como sea, dejaremos ese tema para más tarde..."
Una vez resuelto el tema, los magos comenzaron a moverse tras su líder.
-Preparen hechizos ópticos y refuercen sus escudos, entraremos con fuerza!-
Tanya avanzó a la gran velocidad que la caracterizaba en busca de puntos débiles, alzándose hacia los cielos con la velocidad y fuerza de un proyectil.
Apenas y entraron en rango de acción, el cielo se tupió con pesadas nubes de fuego antiaéreo y disparos de metralla, los escudos inevitablemente comenzaron a activarse mientras los proyectiles impactaban sobre ellos, pero, pese a la cantidad de disparos, el 203 no redujo se velocidad
Las estelas de maná tras de los magos formaban bellos arcos blancos que iluminaban las brumosas nubes de pólvora, pero sin ayudar a mejorar la visión del terreno.
Pronto la visibilidad se redujo por el humo y fuego de las explosiones, dejando casi ciegos a los magos que seguían moviéndose casi en picada hacia su objetivo. Sin ver nada, frente a Tanya finalmente el humo se despejó, dejando ver los muros de piedra prácticamente frente a ella, pues su descenso había sido tan abrupto que antes de percatarse terminaron por debajo de la distancia mínima de seguridad.
-ELEVENSE!-
La orden de la niña apenas y fue suficiente para que sus hombres pudieran iniciar una evasión de último momento, esquivando los muros y estructuras del fuerte por apenas centímetros, tan cerca del suelo que el polvo se levantaba a su paso; los magos habían ingresado en el perímetro del fuerte sin prácticamente esfuerzo alguno, sin embargo, esto no evitó que el fuego antiaéreo los siguiera.
Los disparos comenzaron a volar en el patio de la fortaleza, destruyendo todo a su paso debido al fuego amigo, desde pequeños parapetos hasta infantería aliada, pero sin detener sus descargas mortales, momento en el que los magos iniciaron su ataque.
Las rondas explosivas y de artillería lograron destruir algunos puestos artillados, pero en general había sido y como Tanya predijo, las murallas ni se inmutaron al recibir las pesadas cargas mágicas y en general el daño se redujo a algunos depósitos destruidos y cañones abatidos.
Al salir del lugar con la misma velocidad con la que entraron, la artillería seguía acosando los, dejando una estela de humo negro tras el avance del batallón.
-Dispérsense!-
Pese a haber abandonado el perímetro, el fuego se había concentrado tanto que Tanya decidió dividir a sus fuerzas para desviar el fuego de ella.
Sus hombres volaron en diferentes direcciones, dejando solo a visha acompañando a su comandante y desviando la metralla de ellas, pues rápidamente la totalidad del cielo comenzó a albergar explosiones y disparos, sin apenas y rasguñar al 203, pero logrando asestar unos buenos golpes a sus escudos, nuevamente dejando claro que aquellos que defendían el fuerte no eran simples reclutas y reservas inexpertas.
-buen trabajo, reagrúpense en el punto 3 y prepárense para la retirada-
La sonrisa de Tanya era notable, había hecho su trabajo y más, lo que justificaba su retiro de la zona de combate, ahora solo debía acompañar a la unidad móvil hasta la fortaleza y aguardar a que las otras unidades capturaran sus puntos, una vez terminado eso, prácticamente saboreaba los pastelillos del reino hechicero en aquel palacio de mitril.
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Los gritos abundaban en la fortificada instalación rusa, pedidos de auxilio emanaban desde algunos escombros pidiendo médicos, el fuego se había esparcido ligeramente por las barracas, viéndose algunos de los reclutas en la necesidad de apagarlo rápidamente con tierra debido a la escasez de agua en la base.
Los cañones aún humeaban tras el enfrentamiento, los artilleros sentían la adrenalina aun rebotando en sus venas, los cargadores se veían exhaustos, más por la carga mental que física; tras la batalla, los oficiales luchaban por organizar a sus hombres, quienes corrían de un lado a otro como hormigas bajo la lluvia.
El oficial de mayor edad miraba con cierta lástima a sus tropas, pero esa mirada alberga a la desesperación de saber que definitivamente no podían hacer nada contra la ola de fuego y acero que seguramente golpearía su posición.
Para este punto todos estaban conscientes del objetivo del imperio, hacerse con el control de la zona y asegurar un paso para rodear a las tropas en el frente de la federación, pero, incluso sabiendo esto, nadie sabía exactamente cómo responder ante la agresión.
Para la mayoría de oficiales veteranos, las tácticas del imperio ahora eran nuevas e impredecibles, avanzando incesantemente tras las unidades aliadas en retirada sin dar tiempo a organizar una defensa adecuada.
La presencia de magos tan dentro del territorio turco era una clara muestra de lo poco preparados que se encontraban para lidiar con el enemigo, pues sus fuerzas de avance, enviadas al principio de la invasión para contener al imperio, habían sido aplastadas y ahora deambulaban desorganizadas en el desierto sin el tiempo para reagruparse o la oportunidad para montar una defensa efectiva.
Los pensamientos turbios del hombre mayor se vieron frenados por una voz insistente que lo llamaba desde su costado
-señor!-
Con un ligero sobresalto, el oficial pudo incorporarse a la situación
-qué ocurre?-
-señor...que hacemos ahora...?-
Como una fría puñalada, la pregunta se incrustó en el corazón del oficial, no lo tenía claro, pero ahora toda la base, incluyendo a sus compañeros de igual rango, se encontraban observándolo con miradas desesperadas que buscaban el más mínimo indicio de esperanza, esperanza que aquel anciano hombre parecía ya haber perdido.
-por ahora... basta de pánico...reorganicen las municiones, reparen las barricadas y parapetos...vigilen las lejanías por si vuelven...yo necesito hacer una llamada...-
De cierta forma, las órdenes del oficial se ante pusieron al caos momentáneo, dándole a todos en la base un propósito y función.
Mientras las cosas se calmaban, el anciano hombre hizo una discreta señal a uno de sus compañeros de igual rango para que lo siguiera hasta la cede ferroviaria dentro de la base.
Una vez ambos estuvieron en la seguridad de la instalación, resguardados tras la pesada máquina de hierro, el anciano finalmente se derrumbó sobre sí mismo, sus piernas temblorosas cedieron, arrojando al anciano hombre al suelo polvoriento.
Su subordinado, sin perder tiempo socorrió al oficial, dándose cuenta de la situación mientras ayudaba a levantar a su superior.
Ninguna palabra se intercambió mientras la desgarradora escena se llevaba a cabo, las lágrimas impotentes del anciano recorrían sus mejillas mientras mareos abruptos lo invadían.
"oh no...no, no, no...como pueden preguntarme eso...saben que esos lobos volverán y tomarán lo que quieran sin que podamos hacer nada al respecto...mientras este sea un paso seguro a la retaguardia de la federación nosotros estaremos...espera...es realmente eso lo único que buscan?"
En medio de la desesperación, un haz de brillantes alcanzó su mente. Ciertamente no era la persona más lista, pero un veterano como él entendía un poco mejor que la media las estrategias que alguien pudiera emplear en combate.
"Rodear todo un océano para atacar la retaguardia de la federación?...no es imposible, pero de ser así no hubieran desembarcado tan al oeste...no...deben estar buscando otra cosa..."
Sus pensamientos divagaban mientras su joven compañero lo miraba preocupado
"Somos una nación estratégicamente inútil, no contamos con buenas rutas comerciales ni somos un punto clave de acceso al continente...eso quiere decir que no buscan posiciones...en ese caso...serán recursos?"
Mientras pensaba, el hombre mayor distraídamente elevó su mirada, la cual se topó con un monolito de acero que se elevaba imponente a algunos kilómetros tras la base, uno de los pocos recursos verdaderamente abundantes del imperio turko...
...una torre petrolífera...
La mirada experimentada del oficial volvió a tomar brillo al vislumbrar la respuesta, por lo que rápidamente su cerebro ideó lo que en esa situación posiblemente sería su única opción
-RAPIDO, NECESITO UNA RADIO
...CONTACTEN CON LOS PUESTOS DEFENSIVOS QUE AUN SE MANTENGAN EN PIE Y ABRAN UN ENLACE CON EL MANDO CENTRAL!-
Tan rápido como sus órdenes eran gritadas, su acompañante se movió, impulsado por la nueva determinación del anciano, pues la esperanza, verdadera esperanza, había regresado al lugar.
-camarada comisario...-
Uno de sus hombres, un mero cabo, preocupado, había acudido al lugar para ver el estado de su líder, topándose una escena algo extraña.
Su usualmente tranquilo oficial, aquel hombre repleto de experiencia y sensatez, ahora temblaba sudorosamente mientras sonreía nervioso.