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Irina sabía que Pietro actuaba extraño, pero decidió no darle importancia para no arruinar la noche que tendría.
—No puedo dejar de decirte que estás bellísima —Dijo Mark ofreciéndole su brazo a Irina.
Irina solo sonrió, tomó su brazo y empezaron a caminar por las calles de Sokovia.
—Así que... ¿A dónde iremos? —Preguntó Irina.
—Podemos ir a cenar primero y después hacer lo que tú quieras, ir al parque, a caminar, como tú desees —Dijo Mark dándole una sonrisa.
Irina asintió y caminaron en dirección al restaurante; cuando llegaron, Mark la acomodó en su silla y él se sentó en la otra.
—Bienvenidos, ¿Qué desean ordenar? —Dijo el mesero acercándose con el menú en manos.
—Miremos las opciones —Dijo Mark tomando la carta dándole un vistazo.
—Para mí puede ser una lasaña —Dijo Irina con una sonrisa. —Algo simple.
—Entonces que sean dos —Dijo Mark entregando las cartas de vuelta.
—¿Qué desean tomar? —Preguntó el mesero antes de irse.
—Puede ser un vino, lo dejo a tu decisión —Dijo Mark dirigiéndose a Irina.
—Bueno... Yo no sé mucho de vinos así que... Te cedo el poder de que elijas tu —Dijo Irina al mesero.
El mesero sonrió y se fue.
—¿Te puedo preguntar una cosa Iri? —Habló Mark mirando a Irina
—Claro, dime —Respondió Irina dándole un trago a una copa de agua que había.
—¿Le caigo mal a tu amigo? —Preguntó Mark.
Irina solo rio y negó con la cabeza. —¿A Pietro? Pff...Él dice que soy como su hermana y que debe aprobar con quien salga Wanda o yo —Dijo ella sin dejar de sonreír.
Mark asintió divertido y el mesero llegó con sus órdenes.
—¡Que lo disfruten! —Dijo el mesero y rápidamente abandonó el lugar.
Irina y Mark disfrutaron de la cena conversando sobre sus gustos en libros o películas, a lo que Irina aprovechó y le contó sobre su admiración al capitán América.
—Sabes, de hecho, yo me inclino más por la mitología nórdica —Dijo Mark.
Irina asintió curiosa.
—Podemos ir por un libro sobre eso ¿No te parece? —Preguntó Mark.
Irina asintió y apenas terminaron su cena, pagaron la cuenta y salieron del lugar camino a la biblioteca.
—Sabiendo más sobre su historia me parece que fue muy valiente al sacrificar su vida —Dijo Irina mientras caminaban
Mark sólo la miraba con una sonrisa y admiración.
—¿Sabes una cosa?... Me gustaría poder visitar el Smithsonian, hay una parte dedicada solo a él —Dijo Irina.
—Bueno, también me gustaría visitarlo —Dijo Mark.
Minutos más tarde llegaron a la biblioteca y Mark buscó con emoción el libro sobre mitología nórdica, cuando lo encontró invitó a Irina a leerlo en una mesa.
—Así que está es la famosa mitología nórdica.
Mark asintió con la cabeza y comenzó a hablarle sobre Odín, sus hijos, Asgard y todo lo que en él libro se encontraba.
—¿No te parece maravilloso? —Dijo Mark.
—Me encantaría tener poderes, así como Thor es el Dios del Trueno —Dijo Irina.
Mark siguió leyendo, Irina sólo lo veía y una sonrisa escapó de su boca, pero eso no impidió que Mark siguiera leyendo.
—Bueno, hasta el momento creo que mi favorito es Loki —Dijo Irina. Mark la miró sorprendido. —¿Qué?
—¡Es el Dios de las mentiras! —Dijo Mark.
—¿Y? —Preguntó ella alzando los hombros.
Mark solo rio y fue a guardar el libro; salieron de la biblioteca y caminaron juntos hacia el parque.
—Prometo leer más sobre mitología nórdica si tu prometes leer las historietas del capitán América —Dijo Irina.
Mark asintió y juntos se quedaron en un cómodo silencio escuchando los grillos y viendo las pocas estrellas que se podían divisar en el cielo.
—¿No te gustaría irte a otro país? —Preguntó Mark.
—Sokovia no está en sus mejores momentos... Pero de todas maneras es mi hogar —Respondió Irina. —Aquí crecí y viví todos los momentos con mi madre, se me haría muy complicado abandonarlo.
—Esto no va a mejorar, y veo que las cosas cada vez se pondrán más difíciles —Dijo Mark.
—¿Por qué tan pesimista? Quizá y todo mejore si todos trabajamos unidos, puede que lo logremos —Dijo Irina con una sonrisa.
—Tú lo haces escuchar fácil —Dijo Mark mirándola con una sonrisa.
—Quizá y lo sea, solo que no hemos encontrado la manera correcta para hacerlo —Dijo Irina.
—Bueno señorita patriota ¿Y que pretendes hacer al respecto? —Preguntó Mark.
—Buscarla, ¿Por qué no? —Dijo Irina.
Ambos sonrieron y se levantaron del lugar, eran alrededor de las 11 de la noche y ya las calles estaban algo solas; Mark acompañó a Irina hasta la puerta de su casa donde se despidió de ella.
—Nos vemos el lunes entonces -Dijo Irina. —Y gracias por esta noche, la pase muy bien.
—Esa era la idea, tu hiciste que la noche fuese espléndida, ya quiero que sea lunes —Dijo Mark acercándose con timidez, le dio un pequeño beso en la mejilla y se alejó con una sonrisa que fue correspondida.
Ninguno de los dos se dio cuenta que Pietro y Wanda los miraban por la ventana, Wanda con una sonrisa mientras que Pietro los veía con una cara seria.
—¡Volví! —Dijo Irina mientras cerraba la puerta a su espalda.
—¿Cómo te fue? —Dijo Wanda saludando a su amiga con un abrazo.
—Bien, Mark es muy amable y es agradable pasar tiempo con él —Dijo Irina sonriendo.
Pietro solo le dio una sonrisa a Irina y se dirigió a su habitación, Wanda rodó los ojos y dejó salir un suspiro.
—¡Lo conozco perfectamente! Pero esta vez no sé qué pasa por su cabeza ni mucho menos porque actúa así —Dijo Wanda.
Irina solo se encogió de hombros y fue a su habitación para colocarse el pijama.
—¿Noche de comedias? —Preguntó Irina saliendo hacia la sala.
—¿Quieres ver? —Dijo Wanda.
—¡Por supuesto! Mañana es domingo y no hay nada que hacer, podemos ver toda la noche si quieres —Dijo Irina mientras sacaba el típico bote de helado del refrigerador.
—Está bien —Dijo Wanda con una sonrisa y fue a buscar en una pequeña caja una de las tantas comedias.
Pasaron las horas y ambas hacían el mayor intento por no reírse demasiado, no querían despertar a los vecinos y mucho menos a Pietro, odiaba cuando no lo dejaban dormir.
—Dime cómo es posible que no me ría Wanda —Dijo Irina en voz baja mientras se tapaba la boca con una mano.
Wanda rio y siguieron viendo la televisión; escucharon una puerta abrirse y dirigieron su mirada hacia el corredor de las habitaciones, Pietro salió con su pijama hacia la cocina tomando un vaso de agua.
—¿Qué acaso no piensan dormir? —Preguntó Pietro dejando de tomar.
—No seas amargado Pietro —Dijo Irina.
—¿No puedes dormir? —Preguntó Wanda.
Pietro negó con la cabeza.
—Ven, mira televisión con nosotras —Dijo Irina haciendo un gesto invitándolo al sillón.
—No, intentaré volver a dormir —Dijo Pietro y volvió a su habitación.
Irina y Wanda se miraron entre ellas, pero no dijeron nada al respecto y siguieron viendo la televisión.
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—¿Lograste dormir? —Preguntó Irina saliendo de su habitación encontrándose con Pietro.
—Si, unos minutos después de tomar aquel vaso de agua —Contestó Pietro mientras se restregaba los ojos.
Desayunaron en un cómodo silencio y decidieron que no saldrían a ningún lugar ese día.
—Saben algo... Cambio de planes, iré al orfanato a visitarlos ¿Vienen? —Dijo Wanda.
—No, prefiero quedarme descansando hoy —Dijo Irina siendo apoyada por Pietro.
Terminaron el desayuno y Wanda fue a ducharse para ir más tarde al orfanato. Irina hizo lo mismo, pero solo se colocó una ropa cómoda y se quedó en su habitación leyendo uno de los tantos libros que tenía.
—¡Ya me voy! Los veo más tarde —Dijo Wanda mientras tomaba las llaves de la casa.
—Cuídate mucho hermana —Dijo Pietro dándole un abrazo y un beso en la frente.
—Los saludas de mi parte —Dijo Irina con una sonrisa y rápidamente volvió a su habitación.
Aproximadamente veinte minutos más tarde Pietro entró en la habitación de Irina sentándose en una esquina de la cama, Irina solo dejó el libro en la mesa de la noche y lo miró sin decirle nada.
—¿Cómo te fue en tu... Cita? —Dijo Pietro.
—Me fue bien gracias por preguntar y a ti ¿Cómo te fue ayer? —Respondió Irina.
—Bien, después de que te fuiste no hice nada interesante y un rato más tarde me dio un dolor de cabeza terrible —Respondió Pietro.
—¿Así que por eso estabas de mal humor ayer? —Preguntó Irina con una pequeña risa.
Pietro solo asintió con la cabeza y la miró también con una sonrisa.
—Entonces... ¿Volverán a salir? —Preguntó Pietro algo nervioso.
—No lo sé, quizá —Dijo Irina alzando los hombros.
Pietro bufó en voz baja y sólo asintió con la cabeza, Irina notó esto así que solo rodó los ojos.
—¿Quieres comer algo? No sé ¿Un chocolate? —Dijo Irina levantándose de la cama y saliendo de la habitación.
Pietro fue ágil y la siguió tomando su brazo impidiendo que siguiera caminando; por la mente de Pietro pasaban miles de cosas que no entendía del todo así que decidió tratar de "resolverlas".
—¿Qué sucede? —Preguntó Irina frunciendo el ceño.
—E-Es que... No sé qué pasa, ayer estaba de mal humor porque no me gustó la idea de que salieras con él —Dijo Pietro sin soltarle el brazo.
—Si Pietro ya me dijiste sobre tus "Celos" de hermano —Dijo Irina haciendo comillas con su mano libre.
—Ese es el problema... —Dijo Pietro.
Irina lo miró confundida y Pietro solo se quedó en silencio mirándola a los ojos fijamente.
Hazlo, lo quieres.
Dijo la voz en la mente de Pietro
Solo así resolverás que te sucede.
Volvió a decir
—No entiendo Pietro —Dijo Irina sacándolo de sus pensamientos.
—No creo que fueran celos de hermano —Dijo Pietro.
Irina solo soltó una risa entre nerviosa y confundida.
—Pietro cómo vas a decir eso, somos como...
Antes de que siguiera hablando un impulso llevó a Pietro a acorralarla contra la pared más cercana y tomar su rostro con ambas manos juntando sus labios en un desesperado beso, Irina abrió los ojos con sorpresa ante aquel acto, no era su primer beso, pues este se lo había robado un chico del orfanato, pero no pensó en eso y disfrutó el beso de Pietro correspondiéndole.
—¿¡Que estamos haciendo!? —Dijo Irina separando a Pietro con las manos.
Irina pasó las manos por su cabeza sintiéndose "culpable" no sólo por besar al que ella consideraba su hermano, si no que se sentía culpable por el hecho de haber disfrutado el beso incluso dejándola con ganas de más.
—Y-Yo... Lo siento —Dijo Pietro y solo fue hacia afuera de la casa para despejar su mente de lo que había acabado de pasar.
Pietro se sentó en un banco no muy lejos de la casa y pasó una mano por su cabello asimilando lo que había pasado.
Te gustó.
Dijo la voz en su cabeza.
No podía decir lo contrario porque si le había gustado.
—¿Me gusta? —Dijo Pietro en voz baja para sí mismo.
Si bien Pietro coqueteaba con media Sokovia este beso y ese sentimiento era diferente a todos.
Irina por su lado solo fue a echarse algo de agua en su cara para despertar de aquel trance en el que había quedado después del beso; se sentó en su cama y decidió seguir leyendo el libro, pero fue en vano porque no prestaba atención a nada de lo que leía.
¿Y si Wanda se entera?
Pensó para sí misma, las dudas y remordimientos empezaban a apoderarse de su cabeza, pero si algo tenía claro era que le había gustado ese beso.