BUSCANDO A ALEM ✔️

Autorstwa mondhanna

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Alem es como una chispa en medio de la penumbra que te hacía despertar del sueño oscuro en el que estabas sum... Więcej

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPITULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
EPÍLOGO
AGRADECIMIENTOS

CAPÍTULO 55

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Autorstwa mondhanna

— ¿Ya me van a decir qué diablos están haciendo? — preguntó Tyler detrás de la puerta, creyendo la mentira de que su novio aún estaba aquí.

En realidad Klaus había ido a subir la cena hasta la casa del árbol, después de haberla calentado en la cocina con cautela mientras que yo preparaba el lugar para que fuera lo más parecido a un "Perdón por haberte ignorado durante toda la semana."

Y ahora me encontraba alistando los pequeños detalles, tomando una ducha, peinando mi corta cabellera, poniéndome un esmoquin que habíamos conseguido en la misma tienda en barata. Había sido toda una travesía.

Pero supongo que después de esta noche no se me volvería a olvidar prestarle más atención a Tabitha y a las cosas que quería.

No lo hacía intencional, o al menos no lo creía, pero sabía que el no sentirlo como algo malo justificaba todo. No mentía cuando hablaba de conocer más de ella y ser su amigo, como ella había sido mi amiga.

Tabitha había sido la chispa que incendió todo lo que estaba luchando por contener dentro de mí, ella sabía justo lo que tenía que decir para calmar mis miedos y hacerme sentir seguro incluso antes de que quisiera admitirlo. Siempre que el pánico amenazaba con atacarme ella estaba a un lado y ni siquiera lo notaba.

Quería ser eso para ella, la cara familiar en medio de la tormenta que prometía acompañarla y sanar sus heridas. Y no porque se lo debiera, aunque de ser así creo que tendría que pasar una eternidad para poder pagarle todo lo que había logrado en mí, sino porque ese era el tipo de cosas que hacían los amigos.

Tomé mi celular antes de destapar la colonia varonil que había comprado y comencé a buscar imágenes de animales con lágrimas hasta que di con una de un gatito pequeño con la nariz sonrojada y los ojos entrecerrados llenos de lágrimas.

Una sonrisa divertida tiró de mis labios mientras me dirigía al chat que tenía con la chica de ojos bicolor donde el último mensaje había sido horas atrás cuando me preguntaba a qué hora saldría a almorzar.

Sin pensarlo mandé la imagen esperando a que se conectara.

"¿Me perdonas?" escribí cuando ella vio la imagen.

Pero no respondió.

¿Y si me odiaba?

— ¿Qué pasa? — preguntó Klaus agitado, mientras se adentraba a la habitación por la ventana —. Todo está listo, guapo.

"Creo que esta muy enojada conmigo." respondí mientras le mostraba los mensajes que ella no respondía.

"Están afuera, intentando escuchar algo. Los vi mientras corría por el frente de la casa " gesticulo con una sonrisa victoriosa ". Somos el equipo ganador esta noche, así que préstame ese celular."

Asentí antes de sentarme a su lado en la cama y mirando con atención lo que escribía:

"Ponte tu mejor vestido, paso por ti en quince minutos."

"¿Está bien?" preguntó Klaus mientras me miraba con una sonrisa divertida ". Te apuesto una bolsa de dulces a que después de que lo lea sale corriendo a arreglarse."

"Trato hecho." asentí antes de estrechar su mano y sin pensarlo demás mande el mensaje.

Un par de murmullos se escucharon al otro lado de la puerta y esta vez fuimos Klaus y yo quienes corrimos a pegar la oreja a ésta en busca de respuestas.

— Quince minutos, que tacaño — dijo Tyler mientras removía un par de cosas —. Dile que te de media hora o nada.

Klaus tomó mi celular enseguida con una sonrisa divertida.

"Treinta minutos suena bien." escribió y enseguida asentí divertido.

Y cuando la notificación alertó el celular de Tabitha un grito ahogado escapó de sus labios antes de que ambos se echaran a correr y nosotros nos reímos ante su actitud al ser descubiertos.

— Ahora hay que peinarse un poco, ponerte colonia y ajustar el esmoquin para que ella no tenga opción de perdonarte. — respondió guiándome en dirección al baño.

"Sigues creyendo que esto es una cita, ¿no?" pregunté mientras lo seguía de mala gana.

— Alem, ¿no te cansas de ser el drama andante que eres? — preguntó encarnando una ceja antes de darse a la tarea de arreglar mi cabello —. Sé sincero.

"¿Qué tiene que ver con esto?" inquirí enseguida.

— Tienes la oportunidad de, por una vez en tu vida, ser sólo un chico normal que acaba de hacer algo lindo por una chica y lo estás echando a perder — respondió rodando los ojos antes de alejarse un poco para mirar mi cabello —. Deja un segundo de pensar en toda la mierda que te está pasando y liberarte un poco, necesitas relajarte o cuando todo esto acabe te darás cuentas de que la juventud se te escapó.

"No se trata de ser infantil y olvidarme de todo, no puedo hacer sólo eso cuando los sentimientos de ella están implicados en medio. Tal vez sí es fácil caer en el juego, pero eso no cambiar la realidad." respondí con seriedad mientras me recordaba las veces que pensé en lo descarado que sería buscar un poco de libertad de mi vida, mientras que sabía que para ella eran cosas reales.

       — ¿No extrañas esa sensación de que el amor todo lo puede? — preguntó con una sonrisa boba —. De que no importa que tan mala se ve la situación siempre va a ver una solución. Como el hecho de que tu visa se expira en algún momento, que extrañas a tu familia y que eres el motivo del porque una se va a destruir, pero después ves a ese chico de cabellos rizados y mirada de ensueño, y piensas que puedes conseguir más becas en el país, que tus padres alguna vez tendrían que dejarte volar del nido y que serás lo suficiente como para ser una familia entera por él.

» ¿No te cansas de todo lo que implica ser Alem, el chico trans que fue criado por una familia de violentos religiosos que sobrevivió al suicidio, tuvo una relación fracasada, se acostó con un imbécil y ahora demanda a sus padres mientras que vive con la chica que le caía mal?

"¿Jamás te cansarás de repetir lo de Landon?" pregunté rodando los ojos.

— Si lo hiciera jamás sería tu amigo — respondió riendo —. A lo que voy es que te relajes un poco esta noche, sólo sé Alem y ve que pasa, no tiene que gustarte Tabitha, pero si lo hace tampoco es la peor de las tragedias.

» Si dejas que todo lo que pasa en tu vida te aleje de las experiencias más humanas como lo es del amor, ¿de qué sirve tanta lucha? Si al final vuelves a ese encierro y soledad — preguntó encarnando una ceja —. En el peor de los casos la desdichada sería Tabitha, por tener que aguantarte.

Reí antes de empujarlo a modo de broma mientras por dentro me encontraba en una lucha interna en si debería de caer en su propuesta tentadora. Un respiro de todos aquellos adjetivos y situaciones que rodeaban mi vida no me vendría mal, pero tampoco quería apresurarme.

— Bueno, ahora solo nos queda esperar a que Tabitha esté lista porque ni de locos estará en media hora — dijo cuando terminó con mi esmoquin — ¿Ya tienes una lista de canciones para bailar?

Negué enseguida mientras me recordaba que había olvidado que el chiste de un baile era bailar y que eso era una de mis cosas menos favoritas. Tal vez debería de tomar una cantidad considerable de vino durante la cena para poder soportar la vergüenza.

— ¿Qué harías sin mi? — suspiró Klaus antes de echarse sobre mi cama y comenzar a buscar música que él creía que era buena antes de preguntarme mi opinión.

"¿Ya pensaste en qué harás con Tyler?" pregunté encarnando una ceja, llevando mi parte de apoyo en el equipo.

— Primero aguantaré todo su berrinche de camino a casa, le diré que iré a hablar con mis padres mientras que él va a su cuarto molesto y cuando menos se lo espere me le meto con una máscara de Batman. Sé que primero lo va amar, aunque dirá que le da vergüenza — respondió con una sonrisa divertida mientras que perdía la mirada en el techo —. Tu lo ves todo liberal hablando de sexo y cochinadas, pero aún le da vergüenza cuando estamos a solas. Es adorable porque se sonroja.

"¿De verdad crees que lo de ustedes dure?" pregunté con el ceño fruncido ". Quiero decir, cuando estaba con Frankie, yo sabía que había una fecha de caducidad, no sé si era el miedo o solo el hecho de que en el fondo sabía que le estaba mintiendo acerca de mí."

— Yo me voy a casar con Tyler, Alem. Así lo tenga que esperar hasta que uno de esos a los que ustedes llaman milagro caiga del cielo y lo arregle todo — respondió con seguridad — ¿Crees que hago todo esto por diversión? Odio sentir que alguien me está terapiando, fingir y sentir que estoy en medio de un crimen que no puede ser descubierto. Pero algún día esto se acabará y seremos libres, así como tu.

» Hasta tengo un plan B.

"¿Y cuál es?" pregunté con curiosidad.

— Si nada de esto funciona yo me caso contigo hasta que me des la nacionalidad y entonces sigo fingiendo hasta que él esté listo, ¿Qué te parece? — preguntó.

"¿Quién te dijo que me quiero casar contigo?" pregunté con una mueca de asco antes de negar divertido.

— Todos quisieran casarse conmigo, soy atento, cariñoso, bueno en el sexo, sé hacer de cocinar, limpió y sé hacer de todo; plomería, mecánico, maestro, etc— respondió con modestia antes de levantarse de la cama, con una sonrisa de oreja a oreja —. Y también soy muy puntual, así que voy a ir por mi chico para que te dejen a solas con la pequeña furia.

"¿Qué se supone que haré cuando se vayan?" pregunté con el ceño fruncido.

No sé si Tabitha estuviera lo suficientemente enojada como para esperar en su habitación o se limitaría a venir aquí a intentar descubrir mi sorpresa.

— Serás un caballero, irás por ella a su habitación, le dirás lo linda que se ve con ese vestido y luego la llevaras a la casa del árbol — respondió con indiferencia, como si fueran pasos obvios que yo debería de saber —. Y después la haces pasar una buena velada que hará que te perdone, es bastante sencillo.

"Haré mi mejor esfuerzo." asentí antes de abrir la puerta de mi habitación para que el clon de Batman, si este fuera alemán, pudiera salir de mi habitación buscando su propio destino.

— ¡Mira, ya estas practicando! — exclamó señalando la puerta abierta —. Éxito, tigre. Cualquier cosa, recuerda que están en la casa de sus padres.

"Lo mismo digo." respondí molesto antes de escuchar su carcajada resonar en el pasillo cuando se marchó.

Cerré la puerta de la habitación, esperando a que el par de amantes saliera de la casa para darme un poco de privacidad; aunque también me había quedado a revisar los últimos detalles de mi esmoquin y cabello. Reuniendo un poco de valentía para dar el siguiente paso.

Cuando el rugido que provenía del motor del coche inundó mis oídos, anunciando la partida de la pareja que minutos atrás habían irrumpido en la casa, y el inicio de mi noche.

Respire hondo una última vez, por si mis pulmones decidían estallar en medio de la presión que me causaban las preguntas que rondaban mi mente. Así al menos podría escapar.

Salí de la habitación en la zona de los invitados antes de dirigirme al cuarto de Tabitha, con el par de rosas echas de cartón reciclado que habíamos encontrado en barata en el supermercado. Al parecer no a todos les importaba el impacto que sus rosas naturales podrían tener en el mundo. A mi tampoco, pero a la chica de ojos bicolor que seguro me esperaba en su habitación sí.

Jamás había entrado a su habitación, lo que resultaba un poco extraño porque en realidad ella siempre estaba en la mía. Conocía mejor que yo donde dejaba cada cosa e incluso la había encontrado robando un par de dulces.

Así que me pare frente a su puerta, justo como había visto en las películas donde alguna escena romántica se cruzaba en la trama, ajuste el moño que rodeaba mi cuello y cuando me asegure que mi cuerpo estaba completamente erguido toque a la puerta con delicadeza.

Ni siquiera pasó un segundo cuando ésta se abrió, robándome un suspiro al encontrar con ella.

Tabitha llevaba un vestido que seguramente sólo ella llevaría a un baile escolar, o a nuestro intento patético de uno. Éste parecía ser un corset de tela negra transparente adornado con flores rojas y  rosas en los bordes del escote y las mangas anchas que dejaban al descubierto sus hombros, sólo para caer con delicadeza un poco más abajo de los codos.

Estaba seguro que podría pasar por el vestido de una princesa de no ser por aquella falda que caía a la altura de sus rodillas en capas rebeldes y desalineadas, dándole un aspecto juvenil y salvaje. Y creo que no había mejor descripción para Tabitha que lo indómito.

— ¿No vas a decirme lo linda que me veo? — preguntó encarnando una ceja cuando mi mirada se posaba sobre su zapatilla negra y su yeso que lucía el mismo tono antes de ocultarse bajo la tela del vestido.

Cierto.

Estaba preparado para esto, Klaus me había ayudado con un par letreros que contenían las frases que necesitaba para que, según él, Tabitha me perdonara por haber sido un insensible. Tomé la hoja que descansaba doblada con cuidado en el bolsillo de mi traje antes de abrirla en su dirección.

"Te ves muy linda."

— Veo que no se les olvidó ningún detalle — señaló fingiendo seriedad, pero podía notar sus mejillas sonrojadas — ¿Qué es todo esto?

Busque en uno de los bolsillos internos del saco antes de encontrar el siguiente letrero.

"Mi forma de pedir perdón por ser un tonto."

— ¿Cuál es tu propuesta? — preguntó encarnando una ceja.

¿Mi propuesta?

¿Había algo más allá que el simple hecho de que yo me había puesto un traje y armado todo un baile en la casa del árbol? No venía preparado para esto.

Tome mi celular antes de mandarle un mensaje, esperando que la respuesta no fuera tan mala como para que tuviera que pensar en algo demasiado difícil: "¿Qué tan enojada estás?"

— Siempre he estado para ti, desesperada por descubrir los pequeños detalles que podrían hacerte sonreír porque quería que estuvieras feliz, Alem. Todo este tiempo he intentado comprender lo poco que me dabas y lo hacía realidad para ti; desde el sacarte de tu zona de confort, la ropa y el apoyo que necesitabas — respondió cruzándose de brazos. Creo que eso era un diez —. Y no es un cobro, yo lo hice porque quería. Pero no quiero fingir que no me duele que no seas capaz de pensar en mí de esa manera, supongo que a veces tratamos a las personas como anhelamos ser tratados.

» Y no necesito excusas.

"No las tengo, sé que fue mi culpa y que no hay nada que pueda decir para justificar el hecho de que no estoy acostumbrado a esto" respondí enseguida, pensando en los consejos que Klaus me dio ". Quiero compensarlo."

— Ya todos están borrachos en la escuela, el baile ya no es divertido. — negó enseguida.

"No íbamos a ir a la escuela." escribí con una pequeña sonrisa.

— ¿Entonces?

Y ahí estaba, la curiosidad llevándose el enojo mientras una sonrisa comenzaba a tirar de sus labios.

Hice una señal con la cabeza para que Tabitha se siguiera y ella ni siquiera dudo en hacerlo, apago la luz de su habitación a la cual apenas le había prestado atención. La esperé a que pasara primero por el pasillo antes de alcanzarla, justo como había dicho Klaus.

— Más vale que sea algo lindo Alem, porque me peine. — bromeó mientras daba pequeños saltos con las muletas en dirección a la sala donde me adelante para abrir el ventanal que daba acceso al pasto.

Tenía razón, sus rizos despeinados que solían llamar la atención se encontraban peinados a la perfección en un moño bajo, y no quería parecer un exagerado, pero ella realmente lucía como una princesa con ese vestido, los labios rojos, con ojos pintados por un par de sobras y las mejillas iluminadas por aquel tono rosado con pequeños destellos.

Asentí con una pequeña sonrisa mientras caminábamos por el pasto disfrutando de la brisa fría.

— ¿Qué hay arriba? — preguntó frunciendo el ceño.

"Comida y dulces." gesticule, si había algo que Tabitha entendía era las señas que hacían referencia la comida.

— ¿Si subo que pasará, Alem? — preguntó mirando en dirección a la escaleras que nos llevarían hasta la copa de los árboles —. Quiero decir, ¿sólo se trata de un acto desesperado para que no esté molesta contigo y después volverás a alejarte?

"No me he alejado." negué enseguida, confundido.

Había pasado todo este tiempo con ella siguiéndola por la sala, el jardín, la cocina y mi habitación, ¿Cómo podría ser eso alejarme?

Tabitha ladeo la cabeza, como si intentara comprender algo que en su cabeza no hacía sentido alguno, antes de mirarme confundida: — ¿De verdad no fuimos al baile porque no lo notaste?

Asentí enseguida, tomando el mismo gesto de confusión que ella tenía.

¿Qué más podría ser?

— Vamos. — asintió la chica a mi lado antes de comenzar a subir por la escalera.

Tarde un par de segundos en despejar mi mente de todas aquellas preguntas que surgían ante los pequeños detalles que había notado entre sus palabras. Tenía la ligera impresión de que ella estaba teniendo una idea completamente diferente de la verdad, algo que tal vez sólo a ella le hiciera sentido y a mi no me hubiera pasado por la cabeza.

Subí detrás esperando que aquel vestido no le hiciera una mala jugada que provocará que cayera desde lo alto arruinando nuestra noche.

Cuando llegamos a la plataforma que daba en dirección al puente colgante me apresure a tapar la vista Tabitha, aguardando la sorpresa.

— ¿Qué?

Saqué el antifaz negro que Klaus había sacado de manera misteriosa ante de irse, sólo me aseguro que estaba completamente limpio y que si quería mantener la sorpresa debería de usarlo.

— Ahora me va gustando que Klaus te este ayudando con esto.  —respondió Tabitha con diversión.

Sabía que era una broma para aligerar el ambiente un poco extraño en el que nos habíamos sometido minutos atrás, pero al parecer mis mejillas no lo comprendían de la misma manera y decidieron que el momento era perfecto para sonrojarse.

— ¿Por qué te sonrojas? — preguntó Tabitha encarnando una ceja — ¿Estás pensando cochinadas, Alem? Eso no es muy caballeroso de tu parte.

¿Podríamos volver a cuando actuaba un poco raro y enojada?

Negué enseguida, tratando de no dejar que la vergüenza lograra hacer que me atragantara y provocará que cayera en un ataque de todo que seguro alimentaria los comentarios de la chica frente a mí que al parecer la risa la había hecho olvidar como respirar.

— Bueno, me voy a poner esto porque creo que si te sigues sonrojando te va a explotar la cara. — jadeó antes de cubrir sus ojos, dándome un respiro.

No estaba pensando cochinadas.

Rodé los ojos antes de tomar a Tabitha por los hombros manteniendo mi distancia sólo en caso de que ella en verdad creyera que mis intenciones con ella iban más allá de bailar, comer y beber un poco de vino.

— ¿No irás a tirarme por el puente? — preguntó íbamos a la mitad de éste —. Se me ocurrió que tal vez todo este tiempo estuviste fingiendo y que puede que este sea el momento de tu venganza final donde te deshaces de mi.

Reí ante la imaginación de Tabitha mientras me ponía a pensar en lo desesperado que tendría que estar para deshacerme de ella como para haber perdido tanto sólo para asesinarla.

Estaba claro que no podía ver mis manos o la pantalla del celular para decirle lo poco cuerdo que suenan sus ideas, así que me limite a usar lo que tenía para asegurarle que llegaría del otro lado del puente sana y salva.

"No."

Trace lentamente la palabra con la punta de mi dedo sobre la piel manchada de su espalda, asegurándome de que ella lograra comprender lo que escribía.

— ¡Ay! — exclamó cuando un escalofrío recorrió su cuerpo, antes de soltar una risa nerviosa —. Perdón, ahora soy yo la que piensa cochinadas.

Y esta vez, ni siquiera mi auto-control  pudo evitar el ataque de tos acompañado del color en mi rostro entero.

— ¡Mierda, eso no debía de decir! — chilló Tabitha avergonzada antes de darse la vuelta en mi dirección o lo que ella creía que estaba —. Perdón es que estaba nerviosa por la sorpresa y Tyler me dio un par de tragos, y el whisky me pone imprudente.

Ella caminó en dirección a uno de los barandales del puente con los brazos extendido y apenas pude dar una bocanada de aire antes de tirar de ella para evitar que su historia descabellada terminara siendo una posible teoría en una investigación policial.

— Me quedo quieta — dijo apenas la aleje del barandal —. Pero, el hecho de que me estés tomando de la cintura no ayuda mucho a que deje de decir estupideces.

Apenas sus palabras salieron mis manos volvieron a sus hombros, antes de empujarla con suavidad para acabar de una vez con todos estos malentendidos.

— ¿Llegamos? — preguntó cuando la solté.

Estábamos frente a la puerta de la casa del árbol en donde Klaus y yo habíamos pegado un letrero que daba la bienvenida al baile anual de la casa del árbol, aunque en realidad era el primero.

Me para frente a ella y con cuidado de no lastimarla o arruinar su maquillaje descubrí sus ojos hacía la sorpresa que le tenía preparada.

Ella apenas reparó en mi presencia cuando me apartó para enfocarse en los tonos marrones y anaranjados del letrero, abriendo los ojos tanto que pensé que podría salirse de sus órbitas.

Ni siquiera esperé a que ella dijera algo más para abrir la puerta, dejando a la vista el interior de la casa del árbol donde, en medio de la oscuridad, las pequeños destellos de luz que provocaba la esfera de luz que colgaba del techo iluminaban todo a su alrededor.

No sabía que esperar, pero estaba seguro que ver a Tabitha apunto de echarse a llorar no era para nada algo cercano a las opciones de Klaus.

Tomé el cartel que descansaba en el bolsillo trasero de mi pantalón, el cual el alemán me había dicho que sólo lo usará en caso de emergencias y que si no funcionaba saliera corriendo de ahí sin mirar atrás, porque sería lo mejor que podría hacer.

"¿Hice algo mal?"

— N-no, no — negó Tabitha enseguida antes de soltar una pequeña risa — ¿Tu hiciste todo esto?

"Klaus me ayudo un poco." escribí rápidamente en el celular antes de mostrarle la pantalla.

— ¿Él te dijo que hicieras esto? — preguntó con el ceño fruncido mientras miraba el interior como si se tratara de algún paisaje majestuoso que sus ojos no podían creer estar viendo.

"No, él me dijo que me tirara frente a tu puerta a llorar antes de fingir una convulsión" respondí mientras recordaba la interpretación de Klaus que era bastante malo ". Y yo le dije que te haría más feliz el baile."

— ¿Fue tu idea? — preguntó, girando su cabeza en mi dirección como si su cuello se tratara de un resorte.

Asentí confundido, ¿eso era malo?

— ¿Por qué?

"¿Por qué tuve esa idea?" pregunté mientras intentaba no perderme en la conversación.

— Sí, ¿por qué esto? — asintió — ¿Por qué de entre todas las cosas que pudiste hacer hiciste esto?

Si esto era parte de una prueba sorpresa Tabitha podría dar por hecho que mis neuronas no podrían comprenderlo. Tal vez habían quedado dañadas desde la convulsión o el golpe en la cabeza.

"Porque sabía que querías ir al baile, pero pensé en que si íbamos te sentirías incómoda por el yeso y sería muy tarde" escribí con los dedos temblorosos, mientras intentaba hacer que mis palabras no lo hicieran hacer sonar todo como una idea desesperada. Porque tal vez sonaba como una, pero al parecer cuando estábamos en el supermercado mi cerebro si funcionaba y me dejó planear todo a detalle ". Compre un poco de lasaña vegana que había en los congeladores del supermercado porque era mejor que un par de manzanas, también traje dulces y un pastel de chocolate para postre. Y hay sangría con vino porque dijiste que querías ponche, pero si tus padres preguntan yo no te di alcohol."

» "Me sentí mal por no haber entendido que quería ir al baile, Tabitha. Sé que hace falta un par de borrachos que animen la situación, pero te prometo que voy a bailar todas las canciones que quieras."

Tal vez si estaba desesperado, ¿pero podían culparme cuando un par de ojos bicolores me miraban directamente, analizando cada una de las palabras que aparecían en la pantalla del celular?

Y cuando comenzaba a preguntarme si en realidad había hecho bien, Tabitha se lanzó sobre mí estrechándome con fuerza, tanta que apenas podría creer que se trataba de ella.

Sin pensarlo demasiado le devolví el abrazo, sabía que de no hacerlo ella pensaría que la estaba rechazando o que me sentía incómodo. No necesitaba meter la pata ahora cuando todo parecía estar sobreviviendo.

Tabitha se removió un poco, hasta que su mejilla quedó pegada en mi pecho aplastándose de manera adorable. Podía verla a través del reflejo del espejo en donde no hace mucho yo al fin podía amar mi imagen.

Supongo que había olvidado el pequeño detalle del lugar, no recordaba la cantidad de buenos recuerdos que las alturas guardaban por nosotros. Y supongo que este no se quedaría atrás.

— Pensé que te estabas alejando de mi — suspiró aliviada —. Es que estabas tan raro con todo y luego llegaste diciendo que querías comenzar a trabajar, a ver departamentos cerca de la zona y yo solo pensé que de verdad te irías y no volvería hablarme.

Nuestras miradas se encontraron en el reflejo del espejo y ni siquiera me esforcé en ocultar la mueca de confusión que reinaba en ella. No quería soltarla para tomar el celular y tampoco quería que ella se alejará, así que sólo me quedaba rezar para que pudiera lograr comprender mi rostro.

— Porque me gustas — respondió, provocando un vuelco en mi corazón que me tomó por sorpresa —. Pensé que te irías porque recordarías nuestra plática en el hospital y te daría miedo o te enojarías, y porque Tyler me contó algo acerca del tema.

Negué lentamente, antes de encorvarme un poco más hasta que el reflejo de mi cara sonrojada fue cubierta por ella. No tenía otra mejor opción, era esto o correr tan rápido como pudiera dándole la razón y posiblemente lastimándola.

Pero tampoco quería hablar del tema.

— ¿Cuántos letreros tienes escondidos? — preguntó después de un par de segundos en donde sólo quedamos nosotros, las luces y el silencio incómodo.

Solté una pequeña risa mientras recordaba a Klaus obligándome a aprenderme el lugar en donde estaría cada uno, sólo en caso de que necesitara una respuesta rápida. Había uno en cada bolsillo.

Me separé lentamente de Tabitha, sintiendo la ráfaga de viento chocar contra los lugares de mi cuerpo que extrañaban su calor corporal, y sin esperar demasiado a que ella se hiciera ideas comencé a buscar en el bolsillo de mi pecho.

Ella soltó una carcajada mientras que yo le enseñaba los que iba encontrando en el camino, sabía que el único que necesitaba resguardar lejos de su mirada curiosa era aquel que estaba en el interior del lado izquierdo. Se supone que lo tiraría en cuanto Klaus se fuera, porque él había amenazado con pegármelo en la cara sino lo hacía.

— Me gusta este de bailar y también el de la comida — respondió Tabitha con una sonrisa divertida cuando los iba abriendo — "Estoy borracho" — leyó riendo —. Espero que usemos esté más tarde, de lo contrario esto sería un baile poco convencional.

Asentí divertido antes de tomarlo entre mis manos y guardarlo en el bolsillo interior derecho.

— Oye, aquí faltó uno. — respondió Tabitha mientras metía la mano en el bolsillo prohibido y sacaba el letrero.

Sin pensarlo demasiado lo arrebate de sus manos, y aunque sabía que ya era tarde lo oculte detrás de mi espalda.

— ¿Qué dice ese? — preguntó enseguida, frunciendo el ceño — ¡Alem, déjame ver! — chilló cuando negué resistiéndome a sus intentos patéticos de quitármelo —. Eso es muy grosero de tu parte.

Cuando sus intento de ganar la pequeña pelea que teníamos por poco acaban en victoria lleve el letrero a lo alto mientras me esforzaba a estirar mi brazo lo más que pudiera.

Tabitha intentó dar un par de brincos e incluso amenazó con pisarme el pie con el yeso para obligarme a bajar la mano, hasta que se cansó tanto que tuvo que detenerse un segundo a respirar.

Cuando me disponía a comenzar a destruir la evidencia de lo que podría desatar una guerra entre nosotros ella sonrió con victoria y sin previo aviso tomo mi cara con delicadeza, aplastando mis mejillas mientras que ponía a prueba su mejor intento de llegar a mi altura.

— Alem — pronunció cuando su rostro se encontraba tan cerca del mío que todo en mi se paralizó ante la falta de espacio personal —. Si no me das esa hoja te voy a besar, seguro que eso hace que bajes la guardia, ¿no?

¿Hablaba en serio?

Sin pensarlo demasiado baje la guardia, entregándole el papel y aceptando la derrota con las mejillas sonrojadas por décima vez en lo que llevábamos de noche.

— Gracias — sonrió fingiendo inocencia antes de abrirlo para leer el contenido — ¿Un vale para ser un chico normal por una noche? — preguntó con el ceño fruncido — ¿Qué es esto?

Tomé mi celular rápidamente antes de comenzar a escribir: "Lo puso Klaus, no fue idea mía."

— ¿Me lo juras? — preguntó cruzándose de brazos — ¿A qué se refiere con "ser un chico normal"? 

Sabía que Tabitha estaba en contra de mis pensamientos que me atacaban por las noches en donde el miedo me susurraba al oído que por más que aparentará yo jamás sería alguien normal. Ella decía que yo ya lo era, que no necesitaba caer las descripciones de antaño que en el fondo aún guardaba en mi mente.

"Nada, solo olvídalo."  negué enseguida antes de apartarme de su lado para comenzar a sacar los platos con lasaña que Klaus había guardado en una canasta de picnic.

— Alem.

El gruñido de Tabitha fue todo lo que necesite para saber que las cosas que pensaba que iban bien durante nuestra velada estaba a punto de desmoronarse.

Que la confesión que había hecho aquel día en el baño del hospital no hubiera formado parte de nuestras conversaciones no era coincidencia, en realidad llevaba desde aquel día cuidando que las cosas no encaminaron el tema.

"No es lo que crees." escribí enseguida antes de comenzar a servir un par de copas de sangría.

— Cuando la gente usa esa frase quiere decir que es exactamente lo que creé el otro — respondió molesta —. No sé que es lo que necesitas para comprender que tu eres un chico normal y que tienes que dejar de pensar como si tu madre fuera quien creo tu diccionario; eres libre ahora y...

Posé mi palma sobre la mano de Tabitha cuando vi que lo que menos pasaba por su cabeza era la idea de dejarme meditar qué tan bueno sería confesarle el significado que Klaus tenía de "ser un chico normal". Él se refería a citas, chicas y básicamente intentar hacer su mejor intento de cupido; si esta fuera un alemán de mal carácter, demasiado tonto que acabó por flecharse a sí mismo.

Tomé el celular con la mano libre antes de comenzar a escribir, con los ojos de la chica que se sonrojaba cada vez más pegados a la pantalla. Tal vez no la estaba dejando respirar.

"Él se refería a hacer esto un cita y esas cosas, Tabitha, no de eso." respondí antes de apartar mi mano.

— Oh...

Sí, "Oh".

¿Qué se suponía que diría? ¿Qué le he dado muchas vueltas al asunto durante las noches cuando al fin deja de preguntar todo tipo de cosas y se queda dormida, que incluso me aterra confesar que me he encontrado mirándola en secreto dejando a mi mente divagar? ¿Qué estoy tan alterado por todas la emociones que siento que perdí la cabeza, y que no quiero actuar por la presión que los demás ponen en mí y lastimarla, pero que hay una parte de mi que no sabe la respuesta correcta?

No.

Eso sería meterla a ella en los pensamiento que invaden mi mente durante la noche cuando se me olvidan las barreras y las reglas de supervivencia, y me siento más vulnerable que nunca.

— La comida se va a enfriar — dijo después de un par de segundo en donde sus mejillas volvieron a su color natural y su sonrisa volvió a aparecer —. Y necesito un estómago lleno para poder beber y bailar toda la noche.

¿Qué fue eso?

Miré a Tabitha, quien se limitó a dejar el letrero arrumbado sobre una de las repisas llenas de libros que había en las paredes antes de tomar mi muñeca y tirar de mí en dirección hacia la pequeña mesa de jardín donde nos esperaba la comida.

¿Eso era todo? ¿No habría preguntas o comentarios acerca del tema?

— Esta sangría tiene cara de que nos va a poner hasta la madre en menos de dos copas — dijo divertida, arrugando la nariz después de probar un poco —. Salud, por el mejor baile de la historia. El mundo está celoso de esta vista.

Tal vez la respuesta era esa: Dejarlo todo y ya.

Sonreí divertido antes de chocar la copa contra la suya y tomar un poco, confirmando la gran cantidad de vino que Klaus le había puesto a esto.

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¡¿Alguien recuerda cómo se respira?!

¿Les gustó el capítulo?

Estamos en los últimos capítulos y no puedo irme de manera simple, así que vayan alistando sus corazones para todo lo que se viene. ¿Estás preparadxs?

Recuerden que si les gusta mi historia pueden ayudarme a comentar, votar y compartir con sus amixs para que se enamoren de Alem y Tabitha.

Nos vemos el próximo domingo.

¡Ya les extraño!

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