Xanastaku y Kꞌin están en la orilla del lago observando el amanecer. El joven jugador de ulama se encuentra mirando el cielo, recostado mientras bota la pelota con las manos. Xanastaku está sentada a su lado.
—Ah... Es hermoso ver el amanecer contigo —dice el gemelo mientras mira sonriente a la chica de reojo.
—E-eh... —Voltea la mirada hacia el suelo.— Sí, lo es...
El gemelo se da cuenta de que Xanastaku se ve un poco nerviosa.
—Hmm... ¿Pasa algo malo...? —Pone la mano sobre el hombro de la chica y sigue sonriendo.
—No, no, no pasa nada... —menciona mientras lo mira de reojo.
—¿Segura? —Ríe levemente.
—Agh... Kꞌin, creo que... tu hermano sospecha algo.
—¿Cómo que... sospecha algo? —pregunta un poco confundido.
—Bueno, es que me dijo que-
—¿Que escondemos algo? Lo sé, Xanastaku.
—Quedamos en que no iban a saber nada de lo que sucedió.
—¡Pero yo no le dije nada!
—¿Y qué les vamos a decir, Kꞌin?
—Pues... solo diremos que... somos dos amigos... —Toma la mano de la chica.— que se quieren... mucho, ¿no?
Nerviosa, Xanastaku se levanta rápidamente señalando el camino al campamento. Kꞌin se incomoda un poco al verla levantarse tan repentinamente.
—C-creo que ya es hora de regresar, ¿no crees?
—¿Tan pronto...? Izel y Yun seguro todavía están dormidos.
—Sí, supongo que sí...
Se sienta nuevamente, aunque un poco alejada, ya que no quiere que el chico note lo nerviosa que se siente. En el campamento, Yun se acaba de despertar y ve a Izel, que está a su lado despierto, pero se da cuenta de que tiene los ojos entrecerrados y está estornudando.
—¡Izel! Oye... ¿estás bien...? —pregunta a la vez que escucha otro estornudo—. Ay... Esto no es bueno...
—N-no, Yun, e-estoy bien.
—No, no lo estás —Voltea a ver a su alrededor.—. ¡Kꞌin! ¡Xanastaku! Agh... Mierda. ¡¿Dónde se han metido...?!
Yun sale corriendo de donde está Izel para ir a buscar a los demás. Xanastaku, un poco sonrojada, intenta hablar con Kꞌin viéndolo a los ojos, pero no tarda mucho en volver a evitar su mirada.
—No puedo... Kꞌin...
—¿Qué es lo que no puedes...? —Mira a la chica con curiosidad.
—No... Nada... Olvídalo... —Vuelve a cubrirse el rostro.
—Espera, creo que escuché algo.
Xanastaku voltea rápidamente, quedando a escasos 5 centímetros del rostro del chico. Sin pensarlo se acerca a su boca, rodeando su cuello con los brazos. Entonces Kꞌin siente sus labios tocados por los de la chica en un profundo beso.
—Xanastaku...~ —Se aleja, sonrojado, lentamente.
—Kꞌin... Y-yo... Emm...
El gemelo la abraza y, a la vez que sigue besándola, la recuesta con él en el suelo, comenzando a besarla más apasionadamente.
—Hmm~ —Pone sus piernas sobre las de la chica.—. Hmm...~
—E-espera... ¿Qué haces...? —Siente cómo es inmovilizada poco a poco.
—¿Que... qué hago...? —La mira a los ojos con picardía y la besa de nuevo.
—Eres muy impulsivo~ —Corresponde al beso, ríe levemente y lo abraza.
—¿Eso es bueno o malo...? —Sonríe y se pone la mano sobre el short.
Xanastaku se sonroja al instante, sintiendo el calor del que tiene encima.
—¿Puedo...?
En ese mismo instante, Yun llega corriendo hasta la orilla del lago, consiguiendo encontrar a su hermano gemelo.
—¡Kꞌin, necesito tu ay-
Kꞌin y Xanastaku voltean a ver a Yun sonrojados y se separan rápidamente. Este comienza a sentirse incómodo por la situación en la que los encuentra y se queda callado por unos segundos. Los otros dos, muy nerviosos, sueltan una leve carcajada.
—Y-yo... Eehh... Necesito su ayuda. Izel está enfermo.
—¿E-enfermo? ¿Qué le pasó? —pregunta Xanastaku preocupada, pero también tratando de evitar hablar de lo que estaba haciendo.
—Debe ser por el desangrado, está muy mal...
—¿Y si llamas a Yaotl? —pregunta Kꞌin— Solo hazle una pequeña cortada en la mano, no le va a doler mucho.
—No. Podemos encargarnos de Izel nosotros solos y sin la ayuda de un emisario tan terriblemente sobreprotector.
—¿Le tienes miedo al gato? ¡Jajaja!
—Chicos, si Izel se enfermó por las cortadas lo peor que pueden hacer es volver a cortarle en la mano —comenta Xanastaku.
—Pero no tenemos por qué rajarle solo su mano, también está su brazo o-
—¡No, Kꞌin! —gritan el gemelo y la chica a la vez.
—Agh... Bien, pues hagan lo que quieran...
Los chicos regresan al centro de su campamento y ven a Izel arrastrándose en la tierra y hablando solo.
—¿Izel? —dice Yun sorprendido.
—Míralo, pero si está bien —dice Kꞌin sonriente.
Yun se acerca corriendo al menor y lo ayuda a levantarse. Nota que ha empeorado y lo recuesta en un árbol.
—Quédate ahí —Le acaricia el cabello y sonríe.
—No, Yun, déjame llamar a Yaotl... —contesta Izel y se pone a decir palabras incomprensibles.
—¡Izel, ya perdiste mucha sangre! ¡No dejaré que te vuelvas a cortar!
Xanastaku se acerca preocupada a los gemelos y los agarra de sus hombros para hablarles lejos de Izel.
—Chicos, estaba pensando en Zyanya... —dice con seriedad—. Me preocupa, debe estar cerca... en alguna parte.
—¿Qué harás? —pregunta Yun.
—Voy a ir buscarla.
—¡¿Qué?! —exclama Kꞌin— ¡No! No lo vas a hacer.
—Hmm... A mí me parece bien —opina Yun.
—¡Yun...! —Lo mira con extrañeza.
—Necesitamos a Zyanya —dice Xanastaku—. Es una guerrera, tiene poderes y nos ayudará a prepararnos par-
—¿Entonces me dejarás solo con estos dos...? —pregunta mientras ve a Izel arrastrándose en la tierra de nuevo.
—Kꞌin, vas a estar bien.
—Pero... ¿y tú? ¿Lo estarás? ¿Cómo sabes que no te pasará algo? ¿Cómo estás tan segura de que Zyanya no te hará daño?
—Ella nunca lo haría —Lo ve bien y se da cuenta de que está muy preocupado.—. Tranquilo, estaré bien —Le da un beso en la mejilla a Kꞌin.—. Además, Yun necesita tu ayuda.
—Tiene razón, Kꞌin —dice mientras coloca la mano sobre el hombro de su gemelo.
Xanastaku sale del campamento y vuela hacia el oeste.
Después de un rato, Kꞌin se pone a botar su pelota contra un árbol delante de él. Yun está trepándose en los árboles buscando frutas. El menor sigue balbuceando cosas sin sentido y Kꞌin comienza a hartarse.
—¡Agh, ya cállate!
—¡Kꞌin...! —Lo mira a los ojos molesto y vuelve a mirar a Izel.—. Quédate aquí, no te muevas y espérame.
—Pero-
—Izel, hazle caso a Yun.
—Serías de mucha ayuda si me ayudaras a controlarlo...
Yun carga al menor y lo envuelve en cobijas para que no le dé frío. Al escuchar las exigencias del menor, solo pone la mano en su cabeza.
—Listo. Kꞌin, ¿me ayudas a preparar el caldo?
—Sí, está bien.
—Oh, espera, tengo que ir a por unas especias, ¿puedes cuidar a Izel mientras?
—Pues ve a buscarlas, yo aquí me quedo.
—Vale, regreso en un rato —Se acerca de manera amenzante.—. Y ay de ti donde me entere que le haces algo malo porque ahora sí te voy a cobrar el elote... —susurra en su oreja.
Kꞌin solo rueda los ojos y se sienta en el suelo, vigilando que Izel no empeore. Yun se queda viendo detrás de un árbol lo que hace su hermano tratando de que no lo vea.
—Te estoy vigilando, Kꞌin, te vigilo... —murmura.
Después de un rato, Yun se va a buscar plantas pensando en qué sazón quiere, ya que también él es un poco quisquilloso con la comida, aunque no más que su hermano. Agarra a Meque y lo hace teletransportarse solo, dejando un elote. Kꞌin sigue en la misma posición, sentado al lado de Izel y mirando hacia otro lado algo aburrido.
—Y-Yun... ¿t-te cortaste el pelo...? —pregunta Izel confundido.
—No soy Yun, soy Kꞌin —Hace que Izel se recueste nuevamente.—. Quedate ahí, Yun regresará pronto.
—Aprovechemos que Kꞌin no está...~
Izel agarra al gemelo de la ropa para ponerlo encima de él. Kꞌin, asustado, empieza a sudar temeroso.
—Mi lindo Yun~
—¡¿Acaso escuchaste algo de lo que te dije?! ¡Entiende, Izel! ¡No soy Yun!
Mientras tanto, Yun ya ha terminado de encontrar lo necesario.
—¿Qué sabor le gustará más a Kꞌin...? ¿Debería de ponerle algo de carne al caldo...? Ay, pero me tardaré en cazar algún animal... Y más porque aquí casi no hay...
De pronto, Meque se teletransporta con un jabalí a toda velocidad justo delante de Yun. Él lo ve sorprendido y se echa a correr tras el animal.
—¡VEN PARA ACÁ, PUERCO!
Izel vuelve a jalar a Kꞌin hacia él, pero se resiste.
—Yun... No te vas a alejar d-de mí... —Toma del rostro al gemelo y rápidamente lo besa.
Kꞌin se queda en shock justo cuando siente los labios del menor justo al lado de su boca y en el mismo instante lo empuja y lo tira al suelo.
—¡IZEL, REACCIONA! ¡SOY KꞋIN! —grita desesperado—. Si Yun viera esto me mataría... —piensa.
Yun sigue correteando al jabalí, hasta que logra agarrarlo.
—¡JAJA, TE TENGO! —Mira cómo el jabalí se voltea a verlo furioso y resoplando.—. Ay, mamá...
El animal comienza a correr tratando de quitarse a Yun de encima y este solo se sostiene de su lomo para no caer.
—¡AAAAAHHHHH!
Mientras Yun sigue tratando de atrapar al animal, Izel todavía no puede pensar con claridad y siente que no puede aguantar más.
—¿P-por qué m-me rechazas, Yun...? ¡Ya t-te dije qu-que te amo!
—Hey, tranquilo. Debes descansar —Acomoda un poco al menor mientras suelta un pesado suspiro.—. Yun volverá pronto... o eso espero...
Yun logra neutralizar al jabalí y comienza a forcejear. Saca un cuchillo y lo mata, pero como sigue corriendo, el animal alcanza a lanzar Yun por el aire y este choca contra un árbol.
—¡AACK! —Voltea a ver abajo y ve más hierbas que puede usar para la comida.—. ¡Uuuhhh! ¡Genial!
Después de un largo rato, con las hierbas en mano y el animal en sus hombros, Yun regresa al campamento. Yaotl está sentado, recargado de un árbol, comiendo papaya en el campamento mientras observa Izel y a Kꞌin, que están dormidos.
—¡Ya llegué! —dice Yun emocionado —Ve a Kꞌin y a Izel dormidos.—. Ay... ¿Me tardé mucho? Bueno... en lo que duermen y se despiertan ya estará la comida.
—¡Tú! Dime qué rayos ha pasado aquí —dice Yaotl mirando al gemelo con el rostro serio—. ¿Qué es lo que le pasa al «piltontli» llorón? ¿Y ese animal...?
—Izel está enfermo... Y... No tengo no la más remota idea, pero servirá para comer, claro, gracias a Meque —Va adentro de una pequeña cabaña y comienza a preparar el caldo.
—¿Meque...? ¿Qué tiene que ver el ajolote con eso? —se pregunta el emisario.
Kꞌin se despierta y bosteza. Abre los ojos lentamente y se da cuenta de que Yun y Yaotl ya están en el lugar.
—Izel se enfermó, así que le prepararemos algo para que se recupere, e-eso pasó... —Se levanta del suelo y sigue a Yun.
—No pueden estar ni un segundo sin meterse en problemas... —comenta Yaotl mientras ve con preocupación a Izel y se acerca a él transformándose en jaguar.
Izel se despierta lentamente, abre levemente sus ojos y mira a Yaotl.
—Gatito...
Mientras tanto, Yun se da cuenta de que Kꞌin entra en la cabaña. Se voltea a verlo y lo mira sonriente.
—Oh, qué bien que ya estas despierto, Kꞌin, justo necesitaba tu ayuda.
—¿En qué puedo ayudarte exactamente? —Ve a su gemelo un poco dudoso.
—Necesito que cortes la carne y la pongas en la olla de agua caliente —Le da el cuchillo.
—Oh, de acuerdo, Yun —Toma el cuchillo y empieza a cortar la carne.
—¿Y cómo estuvo Izel? ¿Todo bien? —Empieza a limpiar las plantas.
—Eemm... Sí... Todo estuvo bien, aunque, por un momento, él creyó que yo era tú, pero creo que logré controlarlo...
Kꞌin sigue haciendo lo que su hermano le ha pedido, aunque solo le ha contado la verdad a medias.
—Oh, vaya, por un momento me preocupó que fuera a hacer algo estúpido, ¿sabes? Ya que luego se pone intenso —Ríe mientras pone las hierbas a hervir.
—Jajaja, sí, claro —Sigue con lo que está haciendo, tratando de no sonar raro.
—Espero que con esto tu estómago se llene —Saca el cuchillo para cortar las hierbas.—. Más te vale no acabártelo todo porque los demás también tenemos que comer.
Kꞌin se ríe y termina de cortar la carne. Yaotl ve a Izel despierto y lo mira de cerca.
—Hey, ¿estás bien? —pregunta Yaotl.
—M-me siento mal... Con f-frío...
—Te abrazo entonces —Lo cubre con sus garras.
—Sería de mucha a-a-ah... —Estornuda fuertemente.—. A-ayuda...
Yun sale de la cabaña y ve a Izel despierto acurrucado en el emisario. Kꞌin lo sigue en silencio. Los dos se acercan despacio al joven campeón.
—¿Izel? ¿Cómo te sientes? —pregunta Yun a la vez que se inclina para verlo mejor.
—Yun... ¿Volviste por otro beso?
—Emm, ¿otro beso? ¿De qué hablas, amor? Ya tenía rato que no regresaba contigo... —Le acaricia la mejilla.
Kꞌin empieza a reírse muy nervioso.
—Lo estoy cuidando YO, jovenzuelo —dice Yaotl viendo con enojo al gemelo.
—No, espera, Yaotl. ¿Qué dijiste, Izel? —Mira confundido al menor.
—Pero si hace rato nos dimos un beso... —Vuelve a acurrucarse en el emisario buscando sentir su calor.
Kꞌin se va en silencio del lugar y se va corriendo haciendo el mínimo de ruido posible.
—Apártate, Yun, ya le causaste suficientes problemas.
—Yaotl, ¡ahora no! —Vuelve a ver al menor.—. ¿Qué? Eso es imposible, yo no estaba contigo hace un rato... El único que estaba contigo era... ¡¡KꞋIIIINNNN!! —grita fuertemente.
Yun se va corriendo con la pelota y sigue las huellas de Kꞌin hasta que alcanza a verlo.
—¡MALDITO! ¡Dijiste que no había pasado nada mientras estaba lejos del campamento!
—¡Oye! ¡Yo definitivamente no quería eso! ¡Le repetí muchas veces que no era tú! ¡Y en ninguna vez me hizo caso!
—¡Esa no es la cuestión! ¡Lo malo fue que no me dijiste toda la verdad!
—¡Porque sabía cómo te pondrías!
Entonces, en ese instante, el emisario salta y se coloca firme delante de Yun.
—¡DETENTE! ¡Justo ahora!
—No, Yaotl, déjame ir a por él.
Yun pasa por debajo de las patas del enorme jaguar. Izel observa desde lejos todo lo que sucede.
—De nuevo solito... ¿Acaso hice algo malo...? No besaría a nadie más que no fuera Yun... —piensa.
El emisario se vuelve a poner delante de Yun. El gemelo avienta con fuerza la pelota hacia su hermano.
—¡No! ¡No te habría dicho nada si me lo hubieras comentado! ¡Pero sé bien cómo eres de mentiroso...!
—Te diré lo que pienso —dice Yaotl amenazante—. ¡Desde que tienes... lo que sea que tengas con Izel... eres la razón de todos sus problemas!
—Tú no lo entenderías, ¡gato rabioso!
—Maldito infeliz... —Le pega una patada a Yun y este sale volando.
Yun se golpea la espalda contra un árbol por el golpe. Kꞌin atrapa la pelota y vuelve a correr.
—¡AAGHH!
—¡Idiota...! ¡Ya te dije que no fue mi culpa! —grita Kꞌin.
—¿Y tú adónde crees que vas? —pregunta el emisario viendo al otro gemelo.
—Lejos, al menos hasta que Yun se tranquilice. Xanastaku debe estar sobrevolando la aldea. Seguro necesita de mi ayuda, jejeje —Se detiene y mira a Yaotl con miedo.
Yun se vuelve a levantar. Corre y alcanza a su hermano. Al llegar hasta donde él, lo taclea.
—¡¿Por qué no me lo dijiste?! —cuestiona a su gemelo mientras está encima de él, sosteniendo sus muñecas y neutralizándolo.
—¡Ya te dije, terco! ¡Pensaba que te ibas a enojar!
—Idiota... ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no me tienes confianza...?! De habérmelo dicho antes no te hubiera reclamado nada, porque sé que Izel está mal y puede hacer cosas estúpidas, ¡y no te hubiera vuelto a dirigir una palabra acerca del tema!
—¡¿Y yo que iba a saber?! ¡Nunca había visto así a Izel! Además, si sabías cómo se pone... ¡¿Por qué chingados me dijiste que lo cuidara en primer lugar?! —Frunce el ceño enojado.
—Porque no puede ser posible que no los puedo dejar ni cinco minutos sin que pase algo con él. ¡Además de que tú cazas terrible y pareces un mapache alocado!
Yaotl se transforma aleatoriamente en humano otra vez y le mete un puñetazo a Yun y otro a Kꞌin.
—¡Auch! ¡Oye! ¡¿Qué te pasa?! —exclaman los gemelos a la vez y miran con enojo al emisario.
El emisario agarra a los dos hermanos de su ropa mientras intentan golpearse entre ellos.
—En mi defensa, le dije varias veces que soy Kꞌin y me separé al instante —Suelta un bufido y se cruza de brazos.
—¡¿Cuántas veces te lo voy a decir?! ¡Ese no es el problema! ¡El problema es que no me dijiste la verdad!
—¡Ya te dije que pensaba que te ibas a enojar! ¡Justo como lo acabas de hacer ahora!
El emisario mira con aburrimiento y pena ajena a los gemelos y los suelta, dejándolos caer en la tierra.
—Ya me harté de su estúpida pelea...
Se va del lugar y regresa al campamento. Se acerca a Izel y lo carga como bebé. Mientras, los gemelos siguen discutiendo.
—¡Parece como si no me conocieras! Sabes que yo no me enojo por esas cosas, me enoja que no me cuentes la verdad, ¡se supone que entre hermanos nos contamos todo!
—¡Perdón!, ¡¿sí?! Es solo que... Aaghh... Desde que estás con Izel te enojas más fácilmente, ¡por eso no te dije todo! Además, todo lo que te dije es cierto, solo omití ese pequeño y horrible detalle... —Sigue de brazos cruzados mirando a otro lado.
—...
Yun lo ve cabizbajo. Sabe que se está comportando más sensible y enojón, dándose cuenta de que ha estado alejando a su hermano.
—Tienes razón, perdóname... Soy un idiota... —Se acerca a abrazarlo.—. Tú eres lo más importante en mi vida y debo cuidarte como tal...
—Yo tambien lo siento... Debí habértelo dicho... —Corresponde el abrazo de su hermano mientras suelta un leve suspiro.—. Debí confiar en que no te enojarías si te explicaba qué había pasado exactamente...
Yaotl sigue yendo hacia el lago con Izel en sus brazos.
—¿Q-quién eres...? —pregunta Izel aturdido.
—Soy yo, muchacho, te estoy alejando de esos mocosos mientras se pelean por ti.
—Yaotl... Te ves bien... ¿Pero qué sucede...? —Estornuda muy fuerte.
—Estás muy mal... Aahh... Y... besaste a Kꞌin.
Yun se separa del abrazo y mira a Kꞌin a los ojos. Este solo sigue esquivando su mirada.
—También es mi culpa. No te he dado el chance de contarme las cosas. Siento que cada vez estamos más... —Huele por un momento.—. ¿Qué es eso...?
—Oh, no... Espera... ¡LA COMIDA! —grita Kꞌin.
Los gemelos vuelven deprisa al campamento y apagan el fuego que seguía cociendo el jabalí. Yaotl llega a las orillas del lago con Izel.
—Izel... Veo humo desde acá... Espero que estos dos no se estén quemando... —Mira al menor de nuevo y se da cuenta de que ya no está despierto.—. ¿Izel...? ¡Izel! ¡Hey! ¡¡Despierta!!
Yun le da un sorbo al caldo y prueba la comida.
—Agh... Esto nos pasa por estar peleando... —dice Kꞌin.
—No, de hecho... está bien, quedó en su punto, pero una patilla de nada y se quema. —Vuelve a dar otro sorbo.
—Bueno, al menos pudimos salvar la cena.
—Sí, al menos logramos salvarla... Izel, ya vamos a- —Voltea a todos lados y ve que no están Izel ni Yaotl.—. Oye, ¿y adónde se fueron?
—Pues Yaotl se lo llevó a otro lado porque todavía nos estábamos peleando —Mira a su hermano mientras prueba la comida.
—No, no, no. No pienses que por qué no están ya puedes comer doble.
—¿Y por qué no?
—¡No! ¡Eres como un glotón, comes como si me odiaras y nunca te llenas!
—¡Eso no es cierto! —Finge indignarse.
Yaotl consigue despertar a Izel. Ahora comienza a tener de nuevo más razonamiento y parece estar más consciente.
—¿Qué habías dicho que pasó...?
—Que besaste a Kꞌin...
—Pero Yaotl... Yo besé a Yun...
—Ehhh... No... Besaste a su hermano. Y los gemelos se pusieron a pelear.
—Mierda... ¿Quién me manda a estar de novio de un gemelo...? —murmura.
El emisario ríe levemente al escuchar las palabras del menor.
—Yaotl, dime que no se lastimaron...
—Pues traté de evitarlo, aunque les di un golpe a cada uno para que se calmaran y después te llevé hasta aquí.
—Aahh... «Tlaskamati», Yaotl... —Intenta levantarse para buscar a Yun.
—No, no, no, «piltontli». Yo te llevo —Se transforma en jaguar.
—Sigo sin poder creer que puedas hacer eso —Se sube con cuidado a su espalda.
—Se lo debo a Miktekasiwatl.
—¿Tu novia...? —pregunta el menor con una sonrisa pícara.
Yaotl se sonroja y solo sigue corriendo. Yun termina de comer y ve que su gemelo ya va por el segundo plato.
—Kꞌin, no lo hagas... —dice mientras ve extraño a su hermano.
—Bah, le quitas lo divertido a la vida... —Se sienta en el suelo y suelta un bufido de molestia.
—Está bien... —Suspira.—. Uno más y ya, ¡y date prisa que pueden llegar en cualquier momento!
—¡Genial! —Se levanta y se va a servir otro plato de comida.
En ese momento, Yaotl e Izel ya pueden divisar el campamento.
—Eeehhh... Mira, ¡ahí está Yun!
—Luego hablaremos de eso... Enamoradiosas...
—Jejeje, claro...
Kꞌin termina de servirse otro plato. Yun alcanza a ver al jaguar y al menor sobre él.
—Olvídalo, ya llegaron —dice Yun.
—¡Muy tarde! Ya me serví más —Empieza a comer nuevamente.
—Eres un glotón, ¿sabías? —Se levanta para dejar su plato.
—Lo sé, pero así me quieres, Yun —dice Kꞌin y sigue comiendo.
—Guárdame comida o me como a Meque —dice el emisario al escuchar que Kꞌin había vuelto a servirse.
—Hay mucha, así que no me digas nada.
—Par de holgazanes, pedirle a Meque que traiga un animal de quién sabe dónde para no cazar uno... —comenta Yaotl.
—¡¿DISCULPA?! ¡Yo fui quien lo correteó por más de media hora mientras acá estos dos se daban un beso!
—Oh, claro que sí, Yun... ¡Mientras Izel estaba enfermándose! —dice Yaotl un poco furioso.
—No usen a Meque de esa forma... —dice Izel y mira a Meque con tristeza.
—¡Yo no lo besé, Yun! ¡Él me beso a mí! ¡¿Quieres que te explique todo de nuevo?! —Termina de comer y deja su plato a un lado.
—Hmm... No importa... Última vez que les pido a los dos que no hagan una estupidez mientras no estoy.
—Pero yo solo quería darte un beso... Yo... Ugh... Olvídalo... ¿Para qué lo intento...? —murmura el menor y baja la mirada.
—¿Lo ves, Izel? Ya no debes estar con ese idiota.
—Yaotl... Gracias por preocuparte... Pero no creo que deba terminar con Yun...
—Tal vez tú no vayas a hacerlo, o al menos no ahora... —murmura Yaotl.
—¡Yaotl...! —dice Izel a modo de regaño y suspira.
—Oye, Izel, yo no te quería decir algo que te hiciera sentir mal... —dice Yun—. Ven para acá, amor.
Lo carga y lo pone en sus piernas para después abrazarlo y darle un beso. Izel le pega una cachetada para bajarse todo mareado y sentarse al lado del emisario.
—Ahora no estoy de ánimos, Yun... Además, sigo enfermo... Te vas a contagiar...
—¡Jajajaja! Es que, jajajaja. Jajaja, aaahhh... —suspira Yaotl.
—Agh, ¿saben qué? —Mira a Yaotl molesto.—. Ya fue demasiada farra por hoy... Ya casi es de noche y yo ya me voy a dormir. Creo que ya me dio el mal del puerco y tengo que descansar la barriga.
—Yo igual... Me voy a dormir —dice Izel.
—Bien... Pues... —dice Yaotl.
Yun va hasta donde tenía las mantas que le dio a Izel y se acuesta molesto. Izel se recuesta un poco lejos de Yun.
—Celoso de «kwitlatl»...
El gemelo logra escuchar lo que dice Izel y decide levantarse e irse. Yaotl voltea a ver a Yun y murmura insultando de nuevo al chico. Después de un largo rato, Yun va al lago a caminar un poco, para así alejarse un poco de sus pensamientos.
Izel espera a que el emisario se duerma, va hasta donde Yun y lo atrapa justo cuando está a punto de orinar. En realidad, Yaotl se está haciendo el dormido. Después de ver que Izel se había marchado, se queda pensativo.
—A ver... Déjame dejarte las cosas en claro... Yun, eres mi pareja. ¿Entendido? No quiero a nadie más.
—¿De qué hablas...? —Lo mira confundido mientras se agarra del short.
—Sé que eres celoso... y a veces agresivo... Pero quiero que sepas que yo solo te entregaría mi corazón a ti.
—Izel, eso es algo muy lindo, de verdad, lo aprecio, pero... —Lo toma de las manos.—. ¿Me das cinco minutos? Es que tomé mucha agua porque estaba picosa la sopa.
—¡Perdóname! Pensé que te habías ido porque estabas enojado —Se sonroja avergonzado.
—Emm... Te puedes... tú sabes... ¿dar la vuelta? Necesito privacidad...
—Mejor me voy al campamento.
—Claro, jejeje, te alcanzo en un rato.
Izel asiente y besa al gemelo en la mejilla tiernamente. Yaotl, al ver que ya no hay nadie a su alrededor, decide invocar a Miktekasiwatl. Empero, justo cuando lo va a hacer, aparece delante de él.
—Heeey, ¡Mikte...! —dice Yaotl con una sonrisa pícara.
—Yaotl... ¿Quieres hacerlo...? —Besa al emisario apasionadamente.—. Aquí... Aprovechemos que no hay nadie...
—¿Qué...? ¿Estás... segura...? —pregunta el guerrero mientras siente los besos de su amada por todo su cuerpo.
Yun se acerca a la orilla del lago y ve que el agua está algo tibia. Como todo el día ha hecho calor, se quita la ropa y se mete en el agua. Kꞌin pasa cerca de allí. Al verlo nadar sonríe con malicia.
—Me va a madrear luego, pero vale la pena, muajaja... —piensa.
Se acerca en silencio para no alarmarlo. Ya sumergido en el agua, tira de las piernas a Yun.
—¡¿Qué mierda?! —exclama el gemelo al darse cuenta de que está siendo jalado por algo—. ¡¡AAAAHHHH!!
Yun pega un grito ahogado. Kꞌin hace que su hermano se sumerja todavía más, mientras ríe internamente. Se da cuenta de que hay algo oscuro nadando debajo de sí y le logra pegar una patada en la cara y nada a toda velocidad a la orilla asustado, logrando salir y tomando aire a todo pulmón, tosiendo el agua que ha tragado.
—Aaahh.... —Jadea y se tira boca arriba en las plantas tratando de calmarse.
Kꞌin sale a la superficie con la mano en la cara, sobándosela por el golpe.
—¡Agh! ¡Carajo! ¡Eso me dolió! —Frunce ligeramente el ceño, pero sabe que él mismo se lo ha buscado.
—¡¿Kꞌin?! Aaghh... ¡Idiota! ¡Debí saber que eras tú! —Le avienta el short en la cara enojado y molesto.—. ¡De verdad que eres un idiota!
—Ay... ¡Solo era una broma! —Ríe al hacer enojar a Yun a la vez que agarra el short y nada hacia la orilla.—. ¡No es para tanto!
—¡No le encuentro lo gracioso! ¡Sabes muy bien que me cuesta nadar! —Se tapa sus partes íntimas con las manos.
—¡Ya! ¡Perdón! —Sale del agua riéndose y le entrega la prenda.—. Estaba bromeando...
—Te va doler cuando yo te la devuelva... —Ríe levemente y le arrebata de un jalón el short mientras seca su cabello.
—Sí, sí, sí... —Va hacia su ropa para vestirse.—. Lo que tú digas...
—Y... ¿sabes dónde está Izel? Tiene rato que no lo veo...
En ese mismo momento, Yaotl y Miktekasiwatl se encuentran en el campamento haciendo el amor. Izel sigue caminando y llega al refugio para descansar. Al ver al emisario y a la diosa en pleno acto, se queda paralizado, en shock, y se queda viéndolos fijamente y con una mirada horrorizada.
Izel siente que no puede actuar o decir nada con lo que está viendo, piensa que lo mejor es estar callado o sería descubierto. La mejor opción es irse, pero también quiere seguir mirando. Sin embargo, en ese instante, Yaotl voltea atrás y ve a Izel parado a unos pasos de donde se encuentra haciendo el amor con Miktekasiwatl.
—¡¿I-Izel...?!
El cuerpo del campeón se congela cuando escucha esa voz conocida y furiosa. Solo se voltea con cuidado para ver a Yaotl.
—¡Soy inocente!
—«WIWI» —grita enfurecido el emisario— ¡¿Qué rayos estás haciendo aquí?!
—Creí que lo habías dejado —dice la señora de los muertos mientras se tapa y resopla.
—¿Al muchacho? No me culpes, no creí que fuera a venir... Te llamé justo cuando él se fue con Yun después de hacerse el dormido igual que yo.
Miktekasiwatl, todavía sonrojada, se acomoda el cabello y se empieza a vestir. Izel no puede moverse, no sabe bien cómo reaccionar.
—Yo solamente e-estaba, bueno yo...
—Esto es un poco... vergonzoso... —comenta la diosa.
Yaotl se pone su taparrabos rápidamente y sonríe nervioso.
—¡IZEL...! Pensé que... estabas con Yun.
—Voy a ir a recoger algunas flores, cuando estés desocupado me avisas, señor padre de Izel... —Resopla un poco enojada y sale de ahí.
—Mikte, yo... Miktekasiwatlé...
Izel solo mira a la reina del inframundo retirarse al igual que se ríe un poco nervioso al darse cuenta de cómo ha arruinado el momento de la pareja. Molesta, la diosa solo comienza a agarrar flores y las pone en un cesto. Suspira, pero sonríe ligeramente.
—Tenía que quedarme con la niñera... Tenía que quedarme con el papi... —piensa.
Yaotl se acerca hacia Izel muy enojado y se transforma en jaguar. El menor cierra sus ojos al instante e intenta alejarse cuando su apariencia cambia a su forma animal.
—¡«Xolopihtli»...! ¡¿No tienes nada mejor que hacer?! ¡Vuelve con Yun! O viniste porque seguro que él tampoco te quiere contigo...
Solamente en su lugar se queda Izel mientras su regaño recibe, mas solo sus puños aprieta cuando le dice que en ningún sitio lo quieren. Miktekasiwatl ve al niño con algo de pena mientras carga su canasta con flores.
—Deja al pobre en paz, Yaotl... Míralo...
—Hmm... —Voltea a ver a la diosa.
—Estás siendo muy dramático con esto, gatito. Me enoja más que grites —Pone la mano en la cabeza del jaguar.—. Ya... calma...
Yaotl vuelve a su forma humana.
—Está bien, amor...
—Deberías ser menos rudo con ese niño... —Le da palmaditas en la espalda a Yaotl— Y eso puede matar a tu campeón.
Aunque Miktekasiwatl logra calmar a Yaotl, a Izel sus palabras realmente le dolieron. Después de unos segundos, se echa a correr llorando.
—¡Izel! —grita Yaotl, empezando a sentirse culpable.
—Te vas a volver el dios del arrepentimiento, amor —Le pasa la cesta con flores y tortillas.—. Ve con él y llévale esto.
—Aghh... ¡está bien!
—¡Anda, corre! —Lo transforma en jaguar de nuevo.—. Se va a ir lejos, ese niño sí que corre rápido.
—¡Muchacho! —grita el emisario mientras corre en dirección a él.
Izel ignora cuando vuelve a ser llamado y sigue corriendo, tratando de encontrar un lugar donde esconderse. Se le ocurre subir a un árbol, cree que es buena idea, solamente tiene que avanzar un poco más. Al llegar a un árbol grande y robusto lo empieza a escalar para poder sentarse en una de las ramas.
—Solo es un tonto... —Menciona al aire con sus ojos cristalinos.
Mientras tanto, una joven desconocida se encuentra viendo a los gemelos, que se están bañando cerca del lago. No realiza movimiento alguno, solo los observa desde la lejanía.
—No lo sé, Yun, debe de estar en el campamento, quizá con Yaotl —dice a la vez que se encoge de hombros sin mirar a su hermano y sigue secándose.
—Uff... Es que necesito hablar con él después —Comienza a vestirse para después ponerse las sandalias.—. Pero antes... —Mira a Kꞌin a los ojos.— ¿Quieres un partido?
—¡Pensé que jamás me lo pedirías! —Termina de vestirse, amarrándose el pelo como siempre y viendo con una gran sonrisa a Yun.
—Necesito despejar mi mente por un rato... —Suelta un leve suspiro.— Vamos, de regreso al infierno, desde aquí ya estoy oyendo los gritos de Yaotl...
La chica piensa que ya ha visto un buen rato. No está segura de que sea buena idea acercarse en ese momento. Se baja del árbol en el que está y se aleja caminando con una sonrisa leve pero notoria.
Mientras tanto, Yaotl, dolido, sigue buscando a Izel.
—Agh... sé que no debí tratarlo así... pero... —piensa— Haré esto por Miktekasiwatl...
Sigue corriendo, viendo los árboles, hasta detenerse, cuando ve que Izel está en un árbol.
—Vamos, Izel, ¡baja ahora mismo! —grita.
El menor escucha cómo Yaotl lo llama y lo ignora para darle la espalda y encogerse. Entonces Yaotl se transforma de nuevo en humano.
—Hey, Izel, mírame, lo siento... De verdad... No debió salir eso de mi hocico...
Izel gira un poco su cabeza para mirarlo de reojo, con sus lágrimas, para fruncir el ceño y dejar de verlo otra vez.
—Aghh... Como lo supuse, sigues siendo un «piltontli» llorón...
—¡No soy un llorón! —Le da la espalda y se seca las lágrimas con el antebrazo.
—¿No? ¿Y qué estás haciendo? —Ve que Izel lo ignora.—. Estaba todo tan bien con Mikte hasta que tú llegaste de repente. Ahora me dijo que fuera a buscarte y-
—¡¿Que qué hago?! ¡¿Dices que viniste a buscarme porque Mikte te lo pidió?! ¡Bien! ¡Pues regresa con ella!
En la voz de Izel se siente lo dolido que está. El menor piensa que no es justo que el emisario lo regañe por un error, ni siquiera sabía lo que estaba haciendo él con Miktekasiwatl. La diosa aparece detrás del arbol dónde están Izel y Yaotl, agitada como si hubiera corrido. Se esconde entre unos arbustos y cierra sus ojos esperando no ser encontrada.
—Pero... Agh... —Se transforma en animal.— ¡Pues quédate aquí y sigue siendo un llorón!
El emisario se echa a correr para, a los pocos segundos, detenerse en un árbol. Se recarga en este y se transforma en humano.
—¡¿Por qué hice eso?! ¡¿Qué es lo que me pasa?! —se pregunta y se pone a pegarle puñetazos al árbol mientras le salen algunas lágrimas.
Mientras tanto, los gemelos deciden volver al campamento. Yun comienza a hartarse de los gritos de Yaotl.
—¿Sabes qué? Mejor no preguntaré qué tienes... —Toma la pelota y se la lanza a Yun.
—Jaja, no pensé que te importase lo que yo tuviera —dice a la vez que alcanza a agarrar la pelota.
—¡Pues claro que me importa, eres mi hermano! —Sigue a Yun de cerca y sonríe tranquilo.
—Aww... Claro que sí, idiota, no podría cambiarte por nadie, tú eres la persona por la que siempre veré primero, antes que nada.
Yun pone un brazo arriba del hombro de su hermano para abrazarlo, mientras que con el otro sostiene la pelota. Kꞌin lo abraza por los hombros también.
—Pfff... Quiero ver que digas lo mismo cuando veas a Izel —dice levemente molesto, ya que sabe que su hermano últimamente está más pendiente del menor.
—Oye, sabes que Izel es mi pareja, y es obvio que yo lo amo, pero tú eres mi principal responsabilidad, y recuerda que soy mayor que tú por 5 minutos —menciona en forma de burla.
—Mira, solo por esos "5 minutos" eres el mayor, pero a mí, la verdad, no me importa en absoluto —le da un leve golpe en el brazo con el codo a modo de juego.
Yun se ríe y sigue caminando. En ese momento, el emisario escucha una risa conocida. Entonces los gemelos encuentran a Yaotl, que los ve desde lejos.
—¡YAOTL! —gritan ambos.
—Hey, Yun... Kꞌin...
—¿Qué fue lo qué pasó? —pregunta Yun
Al oír estas palabras, a Yun se le eriza la piel, seguido de un escalofrío en la espalda. Kꞌin solo se queda en silencio, viendo a Yaotl.
—Hice algo malo... Lastimé a Izel. Le-
—¡¿Que hiciste QUÉ?! —Lo mira confundido y molesto.—. ¿Dónde está Izel?
—Esto se pondrá feo... —piensa Kꞌin mientras sigue callado, pues no quiere meter la pata o decir algo que moleste o preocupe más a Yun.
Mientras tanto, aquella misteriosa desconocida, parada sobre un árbol, nota que los chicos están cerca de ella de nuevo, pero no están solos, también está el que era el emisario "ejemplar de Teskatlipoka". Con rabia y celos decide aparecer frente a su compañero con una expresión de seriedad en el rostro, cayendo de pie al suelo.
—¡¿Yaosiwatl...?! —Con una cara de miedo, el emisario se queda paralizado.—. P-pero... ¡¿Q-qué haces aquí...?!
—Yaotl, ¿quién es esta persona...? —pregunta Kꞌin confundido y ve a la chica por unos segundos.
—Yaotl... —Lo observa con seriedad y una sonrisa ladina.—. Parece que te hiciste amigo de los humanos... No creí que caerías tan bajo... Ni que le hicieras daño al campeón de la humanidad...
—Hmm, ya... Seguro que eso te puso feliz, ¿verdad? —responde el emisario viéndola con seriedad y molestia.
—¡AGHH! No tenemos tiempo para presentaciones formales —opina Yun subiendo un poco el tono más molesto—. ¡¿En dónde está Izel?!
—¡No lo sé! ¡Tenemos que ir a buscarlo ahora! —Suspira.—. Esto es mi culpa, herí los sentimientos del «piltontli» llorón porque... no pude controlar mis emociones...
—Y luego el idiota soy yo... —dice Kꞌin a la vez que rueda los ojos y mira a su hermano.
Yun corre inmediatamente hacia el bosque en busca del menor, ya que le preocupa que, por estas circunstancias, fuese a hacer alguna estupidez. Kꞌin se queda quieto y mira la pelota con seriedad.
—¡Izel! ¡¿Dónde estás?! —gritan Yun y Yaotl desesperados.
—¿Les ayudo? —pregunta la emisaria.
—Siento algo... Oh, no, no, no... ¡Es su sangre en la tierra! ¡IZEL!
Izel baja del árbol, pero, cuando quiere regresar, mira a su alrededor, dándose cuenta de que todo está oscuro y no sabe exactamente dónde se encuentra. Quiere llamar a Yaotl, pero recuerda la discusión y prefiere regresar a su propio pie. Tiembla de miedo en el camino, pero no se detiene y sigue buscando el refugio.
Camina un poco más, sintiendo un rasguño en su tobillo provocado por un cacto, cayendo un poco de sangre en la tierra. La ve y se da cuenta de lo que eso significa. En ese momento, Yaotl lo encuentra. Este se da cuenta y, mirando al suelo, suspira.
—¿Qué... haces...? —pregunta Yaotl.
—¡¿Qué sucede?! ¡¿Te faltan más cosas por decirme?! —Levanta la mirada y lo ve a los ojos enojado.
Yun todavía está llamando a Izel, ya que no puede visibilizar lo que está a su alrededor por la oscuridad. Yaotl se acerca al menor en su forma humana.
—¡No supe manejar mis emociones...! Herí tus sentimientos ya dos veces y todo porque te eché la culpa de mi discusión con Miktekasiwatl, cuando yo soy el culpable... No espero que me puedas perdonar ahora... Pero créeme, enserio lo lamento.
El menor se queda en shock cuando escucha las palabras de disculpa del emisario. Los dos se quedan viendo fijamente, serios y en silencio. De pronto, Yun los ve a lo lejos y se aproxima con ellos de inmediato.
—¡Izel! —grita Yun.
El gemelo se acerca para abrazarlo. Este sonríe al oír la voz de Yun y quiere sentir un cálido abrazo suyo. Sin embargo, Yaotl avienta a Yun de un golpe y se acerca a Izel para ser él quien lo abrace. El menor se queda perplejo al ver cómo el jugador de ulama es aventado. Solo corresponde al abrazo del mayor y lo mira.
—No quise herirte, Izel. ¿E-estamos bien?
Yun, ante la acción, se queda confundido, pero no comenta nada ni tampoco se enoja, ya que sabe que tienen que arreglar las cosas, a lo que solo suspira y espera a que terminen.
—Estamos bien, Yaotl, también te pido perdón por haber interrumpido tu momento con Miktekasiwatl.
—Ya que tocaste el tema... ¿Qué chingados estabas haciendo ahí y qué diablos viste?
—Eeehhh... ¿Por qué no mejor regresamos...? —sugiere no queriendo recordar lo que vio, ya que también se le había hecho perturbador.
—Sí, mejor... Esta noche estuvo muy agitada —Rueda los ojos hacia el gemelo.—. Y Yun, espero que todavía te duela el golpe que te di el otro día, porque no quiero imaginar qué tan mal se pondría el «piltontli» llorón si le haces algo.
—Lo mismo va para ti, espero que a partir de ahora midas tus palabras con él, de lo contrario yo me aseguraré personalmente de que no vuelva a pasar... —Camina al lado de Izel dejando atrás al emisario.
Yaotl ve con seriedad cómo la pareja se va de regreso al campamento. Espera a que se alejen lo suficiente para poder invocar a Miktekasiwatl.
—Hey, Mikte, me disculpo por haber reaccionado de esa forma... Lo lamento.
—Solo le quería dar una lección a Izel... Es todo... —Se sienta en el zacate.
—¿Lección...? ¿De qué hablas?
—¿Recuerdas que me dijiste que no sabías cómo hacer que Izel y Yun no tuvieran sexo?
—Espera, espera, yo nunca te dije eso... —responde recordando bien la conversación que habían tenido anteriormente.
—Estoy segura de que lo hiciste.
—Sí, bueno, ya, ¿qué ocurre con eso? —Mira a Miktekasiwatl intrigado.
—Pues... con esto les di a Izel y a ti una lección.
—Espera, espera, espera... ¡¿Este es el plan del que hablamos la otra vez?!
La reina del Miktlan se ríe y le da palmaditas en la cabeza.
—Los dos tienen que aprender a comportarse. Tú también debes dejar de sobreproteger a Izel y de tratar mal a sus amigos porque creas que son una distracción.
—Así que... planeaste todo esto para cumplir lo que te dije sobre Izel y Yun, ¿eh? —La abraza.—. Eres malvada, Mikte... Por eso me encantas... —Acaricia la cara de la diosa tiernamente.— Entonces... ¿podemos continuar donde lo dejamos...?
—Jaja, ¿ya te reconciliaste con el muchacho? —Corresponde al abrazo y junta la frente con la suya.
—Sí, estamos bien.
—Bien, bien... Te creo... —Alza una ceja.— Vamos a un mejor lugar... —Suelta un leve quejido.—. Pero estoy cansada... ¿Me cargas?
—Claro~
Miktekasiwatl se sube a su espalda. Yaotl besa sus labios tiernamente. Ella corresponde y lo agarra del rostro.
—¿Adónde vamos, Miktekasiwatl?
—No sé... ¿Qué tal si vamos al cenote que está aquí cerca?~
—Mmmm... perfecto...
—Pero llévame tú, Yaotl~
Yun está sentado en un tronco, reposando para despejar más su mente, pues el alboroto de este día lo ha dejado frustrado.
—Agh... Estos corajes me harán sentirme viejo.
—Bueno, entonces deja de hacerlos —Se ríe Izel en voz baja y se sienta a su lado.
—Jajaja, con tu papá felino molestando todo el tiempo... será tarea difícil. Pero todo sea porque te sientas mejor... —Lo abraza para después darle un beso en la mejilla.
El menor se ríe nervioso, pues conoce el temperamento de Yaotl, pero se siente bien al saber que Yun también está preocupado.
—También, si necesitas de algo... te puedo apoyar, tal vez no tanto como controlar a mi hermano o a Yaotl, pero siempre que necesites a alguien, aquí estoy yo. Además, para eso están las parejas, ¿no? —Se sonroja levemente.
—Creo que tardaré un tiempo en caerle bien a tu hermano... —Ríe levemente.
Las palabras de Yun le hacen recordar el momento de Yaotl y Miktekasiwatl, por lo que solo voltea la mirada incómodo.
—Voy a buscar a Kꞌin, no quiero dejarlo solo. Es capaz de aventarse a algo peligroso con tal de no aburrirse, jeje —Se levanta del tronco y comienza a caminar al bosque para buscarlo.—. Con eso de que parece escarabajo escurridizo, es capaz de irse a donde se le hinche el huevo... —piensa.
—Ah... Sí, tienes razón —Se levanta para seguir al mayor.
Mientras tanto, Kꞌin está caminando por el bosque sin rumbo. Se detiene, deja la pelota en el suelo y se estira un poco.
—Hmm... Me pregunto si ya habrán encontrado a Izel... —se dice en voz baja— Meh, conociendo a Yun, seguro que ya lo encontró.
Al mismo tiempo, la emisaria se detiene para contemplar las estrellas y el cielo nocturno. Entre los árboles encuentra una silueta que se le hace conocida, así que decide acercarse con cuidado.
—Hola, creo que ya nos conocemos...
—Eehh... Ah, tú eres la chica de hace rato. Emm... ¿Cómo te llamabas? —pregunta mientras la mira tranquilo, con la pelota en las manos.
—Yaosiwatl, la "señora de los luchadores", un placer —Se acerca y le da un beso rápido en la mejilla.
—Es... un gusto conocerte... Jejeje... Pero no era necesario el beso —dice tratando de no sonar grosero.
—¿Y cómo estás? —pregunta más seria, guardando la compostura.
—Bien... Supongo... Algo aburrido, ¿y tú? —dice mirándola tranquilo, pero sin bajar la guardia, pues no sabe si ella tiene malas intenciones.
—Estaba pensando en... retarte a un partido de juego de pelota —dice Yaosiwatl con una sonrisa.
—Mmm... Bien. Acepto jugar contra ti —Sonríe de lado, le parece buena idea jugar un partido ahora.—. ¿Algo que quieras apostar...?
—El que gane está a disposición del otro por un día —dice con una sonrisa suave, agarrando la pelota y mostrándose algo empoderada.
—Bien, me gusta esa idea —Sonríe con malicia.—. Aunque, te advierto, no soy fácil de vencer... —dice confiado de sí mismo, mientras piensa que ya tiene el partido ganado.
—Ya lo veremos... —Le da un caderazo a la pelota, llevándola en dirección a la cabeza del chico.
Kꞌin le da a la pelota con el antebrazo, rebotándola en dirección a Yaosiwatl.
—Buen intento, pero tendrás que hacer algo mejor que eso...
Yaosiwatl ve la pelota en dirección hacia ella. Da un salto y la regresa de otro caderazo, ahora en dirección al pecho del chico. Este golpea la pelota de nuevo y la avienta lejos.
—Jajaja, ¿entonces qué? —pregunta Kꞌin emocionado—, ¿jugamos ya?
—Claro, vamos a tu can-
De pronto, Yaosiwatl es interrumpida por una sensación que la está llamando.
—Mierda... Me están invocando... Espérame, Kꞌin, volveré lo más pronto que pueda —dice mientras desaparece lentamente.
Kꞌin se queda en silencio viendo cómo se esfuma. Se sienta en el zacate y se pone serio otra vez. Mira el cielo con molestia y suspira.
Mientras tanto, Yun camina en dirección al bosque tratando de recordar en dónde se había quedado su hermano.
—Izel, trata de quedarte junto a mí y no te separes por nada... —dice viendo al frente.
—Claro —No se lo piensa dos veces y se agarra del brazo del gemelo.
Este se sorprende ante dicha acción y se sonroja levemente pues, a pesar de ser su pareja, se sigue sintiendo nervioso como la primera vez que se le declaró.
—Emm... No debió de haber ido muy lejos... —Trata de desviar su mirada a otro lado.
—Oye... Yun... ¿Por qué Yaotl se habrá enojado? Solo vi cómo él y Miktekasiwatl estaban dándose "amor" —Se ríe.
El jugador de ulama se frena en seco para después ponerse rojo y a sudar. El campeón de la humanidad se sorprende cuando la caminata se detiene y el color rojizo se nota más.
—¿Yun...?
—Emm... Es que... Creo que lo que hacían no era una muestra de "amor" simple, es un tema complicado y variado, da igual, jeje, ¿seguimos buscando a Kꞌin? —Le da mucha pena hablar del tema.
—Entonces... ¿qué crees que estaban haciendo exactamente...?
—Jeje, no sé si debería explicarte este tema, siento que no es algo necesario... —Ríe de manera nerviosa tratando de calmar su pánico interior al no saber qué decir.
Yun voltea a ver a los lados para comprobar que no haya nadie a su alrededor, suelta un suspiro y mira al menor.
—Vale, supongo que no pasa nada si te explico un poco... —Se sienta debajo de un árbol e invita al menor a hacer lo mismo.
—¿Entonces...?
—Estaban teniendo sexo, ¡fin de la conversación! —Tan rápido como se sienta, se vuelve a levantar, pues le da nervios hablar del tema.
—Ah... Ya... Ya entendí.
—Es una clase de amor, que se lo dan cuando quieren pasar a algo más, cuando desean unirse como uno, explorar el cuerpo de su ser amado, y es una mezcla de sentimientos, carnales y sentimientales, puede ser interpretado de varias maneras, pero comúnmente se da como una muestra de amor, más que de placer... —Se sonroja más, pero trata de taparse la cara.
—Oh... Hmm... Supongo que eso ya es privacidad de una pareja...
—Pues... sí, se supone que se da como algo especial, y lo ideal es que sea en privado, una experiencia que se pueda disfrutar solo entre ellos...
—Y por eso es que el otro día aún no estabas preparado para hacerlo... —dice el menor con una leve risa.
Yun saca el recipiente donde tiene almacenada agua y comienza a beber de esta, ya que siente que necesita bajar el ardor de su cuerpo. Nota que ya trae un bulto en su short, después de la conversación, cosa que no le da buenas señales.
—Agh... mierda... —susurra y se cubre con su brazo para que el menor no se dé cuenta— ¿Sabes qué? Creo que Kꞌin tardará en regresar, pero sé que estará bien, así que lo mejor será volver al campamento, estoy algo exhausto.
—Yun... ¿Estás bien...?
—Sí, ¿por qué? —Voltea a ver a Izel.
Izel desvía la mirada, pues no sabe cómo decirle que ve un bulto en su short, así que solo lo señala sonrojado.
—B-bueno... ¿Seguro q-que lo estás?
—Aghh... Izel, de verdad, no quería que me vieras en estas condiciones...
—N-no te d-disculpes... Yo... Ah...
—¿Te... sientes bien, Izel? —Toma al menor de los brazos.
—¿Eh...? Yo sí. El que debería responder esa pregunta eres tú. Ya te lo he preguntado dos veces y todavía no me has contestado.
Izel siente un hormigueo un poco más abajo de su estómago al igual que su corazón late a mil por hora. Mientras, Yaotl y Miktekasiwatl empiezan a besarse apasionadamente.
—Ooh... Esto... Emm... —dice Yun mirando su short— No te preocupes, esto es algo temporal, jeje, pero...
Al tomar al menor de los brazos, Yun desvía su mirada de sus brazos hasta el cuello de este. Por un momento, su mente deja de pensar y empieza a concentrarse en algo más. Se da un largo silencio, pues nota como el contrario está un poco perdido.
—¿Y-Yun...? —dice en voz baja.
El gemelo empieza a recorrer con la mirada su torso y su rostro, pasando una de sus manos para acariciar sus labios.
—...
Izel pone atención a los ojos de Yun. Está a punto de decir algo cuando, de pronto, siente las caricias del chico, sonrojándose al instante.
—Izel... —susurra acercándose al menor para besarlo con cariño y, después, bajar lentamente hasta su cuello.
El menor se aparta creyendo que se van a detener, pero con cada beso comienza a sentirse mimado, hasta que Yun comienza a atacar su cuello, provocando un sonrojo más visible. Entonces el gemelo se detiene por unos instantes para separarse.
—Agh... Perdón, no debí hacerlo...
Al sentir el alejamiento del contrario, Izel se siente algo extraño. Su cuerpo busca reaccionar de una manera, pero su mente está más confundida. Con cada vez más excitación, le da otro beso, uno más apasionado. Yun corresponde por pocos instantes para después separarlo.
—Izel... Si sigo así no creo poder aguantar...
—¿Qué cosa, Yun?~
—Agh... Es solo que... —Ve al menor a los ojos y simplemente se acerca a darle un beso en la frente.— No pasa nada, ven, vamos al campamento a descansar...
—Está bien —Sonríe y asiente, aceptando regresar al campamento, ya que también se siente exhausto.
Al mismo tiempo, Ketsalkoatl invoca a Yaosiwatl en su templo. Al llegar allí, la emisaria se arrodilla.
—Señor Ketsalkoatl, estoy dispuesta a cumplir la misión que me otorgue —dice con seriedad.
—Sé que estás a prueba... Y sé que Teskatlipoka ya desconfía de nuevos emisarios, sobre todo después de lo de Yaotl —Levanta una ceja.—. ¿Crees que se enoje si cumples cualquier cosa que te pida?
—No lo creo. Una misión es una misión —responde con mínima preocupación—. Y sí, sigo a prueba. En todo caso... no creo que me haga algo.
—Tengo un trabajo, necesito que vigiles a Yaotl. Me he dado cuenta de ciertos movimientos con Teskatlipoka. Ya hay alguien cuidando a mi campeón, pero Yaotl es otra cosa... —La ve con la misma expresión de siempre.— Tendré cara, pero no soy idiota, estoy seguro de que Teskatlipoka le prohibió a Yaotl hacer algo. Así que necesito aliados. Mientras más, mejor.
—Estoy a sus órdenes, Ketsalkoatl. Vigilaré a Yaotl y le informaré lo que vea. Pero... ¿qué exactamente...?
—¿Puedo preguntar por qué no me ves a la cara? —Ríe un poco.— Cualquier movimiento que haga con Teskatlipoka. Estoy seguro de que él se comunicará con Yaotl muy pronto.
—Disculpe, no me gusta ser irrespetuosa con los dioses —dice con una sonrisa leve—. Y está bien, veré cada movimiento.
—¿Sabes? Las personas como tú me caen bien, se me hacen muy interesantes —Suelta una carcajada y se sienta.—. Cuando veas algo, solo notifícamelo. Yo lo haría por ti, pero tengo que cuidar a los demás humanos y arreglar algo con Miktekasiwatl, Xipe Totek y Witsilopochtli. Confío en ti.
—Un placer servirle, Ketsalkoatl.
—Espero que todo salga bien... —dice el dios desvaneciéndose en el aire.