El destino de las estrellas

By PalomaCaballero

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(LGBT+) Donovan es un estudiante de arte que vive la vida como le place. James es un deportista encerrado en... More

Notas de autor
Dos años antes
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By PalomaCaballero

Donovan se había muerto de aburrimiento la primera media hora, hasta que los chicos de arte se sentaron juntos y comenzaron a hablar sobre una película que acababa de salir en cines y que había sido catalogada como una joya visual. En medio de la discusión sobre el tema, el grupo terminó sentándose en unos pufs que estaba desperdigados alrededor de la alberca y también jalaron un par de bancas hasta que todos estuvieron acomodados en un círculo.

Como siempre, cada grupo buscaba su propia manera de disfrutar la fiesta y ellos aprovechaban las cervezas para amenizar una charla que con facilidad podría ser para una asignatura de la escuela.

De todas maneras, nadie le importaba lo que ellos estuvieran haciendo, mientras no se cargaran el ambiente de los demás. A su alrededor había algunas parejitas por acá, algún grupo bailando por allá y otros estaban en la piscina. Nada fuera de lo común.

A su lado, Skylar sonreía, mientras se recargaba del hombro de Donovan, mientras algunas chicas nuevas les miraban con cierta curiosidad. Ellos eran un par bastante conocido, a simple vista su apariencia no coincidía en lo absoluto, la chica parecía una de esas que siempre hacían lo correcto y Donovan era parecido al prototipo de chico malo de las películas de adolescentes. Verlos juntos hacía que fueran más atractivos de lo que en realidad eran, porque al menos la mitad de la población estudiantil sufría de cierto complejo de héroe.

Ella es muy buena para un tipo cómo él, él es demasiado para una chica cómo ella.

Skylar era consciente de eso y le parecía la cosa más divertida del mundo, pero también era un recurso que le gustaba explotar. A Donovan no le gustaban las chicas pegajosas, entonces ella las ahuyentaba, a cambio, cuando un tipo era demasiado insistente, él usaba su cara de malote para que la dejara en paz. Ambos salían ganando, más o menos.

—Quien lo diría —dejó caer en el momento en que la conversación parecía que estaba a punto de morir—. Este puede hablar de todas esas cosas, pero yo tengo que escoger hasta sus calcetines.

Hubo una risa general entre los chicos, que parecían fascinados con ella, pero la mayoría de las chicas tenían muecas de diversión forzadas. No iba mentir, también le gustaba engrandecer su propio ego.

Donovan la miró sin rastro de sentirse ofendido o sorprendido por lo que había dicho y la abrazó por el cuello, en una muestra de cariño algo brusca.

—Cierto, para esta loca todo tienen que combinar, hasta los calcetines —espetó, logrando un montón de burlas de parte de sus compañeros, quienes comenzaron a hacer chistes sobre cómo "una chica que medía cinco subways lo dominaba". A Donovan los comentarios le daban igual, la mayoría no tenía intención de molestarlo a él, sino de atraer la atención de Skylar. De vez en cuando la charla interesante se detenía para que algunos de los participantes pudieran ligar, a veces la utilizaban para ello, pero eso le daba igual, Donovan respetaba el derecho de las demás personas a enrollarse entre ellos.

—Qué asco me dan, no quiero parejitas frente a mi esta noche —Nico apareció detrás de ellos y empujó a Skylar hacia un lado para separarla de Donovan, a quien por obvias razones no podría mover de su lugar, aunque quisiera.

Donovan se rio al ver la reacción de los demás. Él también era consciente de que algunos podían malentender su relación con Skylar y personas cómo Nico, con quien era relativamente cercano, no ayudaban a que dicho malentendido desapareciera. Esa era otra cosa que solía darle igual, mientras a Skylar no le molestara y su supuesta relación mantuviera a la gente alejada de él, no se quejaba.

—Vete al demonio, solo dices eso porque estás soltero —espetó ella, lanzándole una servilleta mientras él retrocedía un poco, con una sonrisa divertida en los labios.

—No por mucho tiempo —aseguró, levantando una botella que había traído de dentro de la casa—. Una ofrenda para ustedes, espero que me hagan sentir orgulloso y mañana no recuerden nada de lo que pasó hoy —dijo medio en broma, medio en serio.

—"No por mucho tiempo" —repitió Sky, adoptando un tono agudo y sumamente molesto—. Ni creas que tu estrellita es fácil, vas a tener que esforzarte de verdad —algunos de los chicos que estaban ahí comenzaron a reírse y otros se unieron a la pulla. Molestar a Nico era de los pasatiempos favoritos del grupo, por lo que no lo dejarían marcharse en un buen rato.

Donovan se rio un poco y se sumó al grupo de personas que se burlaban aquel eterno enamorado.






James se la estaba pasando relativamente bien en la dichosa fiesta. Al principio estaba un poco escéptico, pero el ambiente era bueno y los amigos de Vincent eran simpáticos. El grupo había permanecido desde que llegó una esquina de la sala, donde estaban bebiendo y conversando. Todos eran amables, la charla era amena y la música agradable.

Habría sido más perfecto sin Vincent no le hubiera dicho a uno de sus amigos que él estaba interesado en ligar esa noche. Así el chico, cuyo nombre no recordaba, no habría pasado casi toda la fiesta haciéndole plática y tocando de manera disimulada su rodilla. Y sobre todo, si no hubiese visto a través de la ventana a la pareja de la hamburguesería hablando con otro grupito cerca de la piscina.

Bien, esto último en realidad no tenía razón de ser, porque el incidente no había sido su culpa, pero encontrarse de frente con personas que lo vieron ser humillado traía de regreso los sentimientos de impotencia que tuvo en ese momento, así que no había podido borrar cierto rastro de incomodidad dentro de él.

James tuvo que reírse con nerviosismo cuando el amigo de Vincent comenzó a presumir los músculos de sus brazos y todo mundo pareció compincharse para obligarlo a tocarlos. No era que apreciar un cuerpo bien trabajado fuera malo, pero habría preferido que fuera en circunstancias diferentes. Por ejemplo, no tenía problemas con ver a Jason Momoa a través de una pantalla, pero aquel muchacho estaba un poco bebido y también invadía de vez en cuando su espacio personal. Eso no le gustaba.

Cuando regresaran a casa iba a hablar seriamente con Vincent.

—¿Qué tal? ¿Te gusta mi amigo? Es guapo ¿No? —Aprovechando un momento en el que se levantaron a tomar algunas bebidas, Vincent lo interceptó cerca de la puerta que daba hacia la piscina para preguntarle por la situación—. Estoy seguro de que es justo tu tipo —agregó, muy orgulloso de sí mismo.

James negó con la cabeza, preguntándose cómo era que su amigo podía ser tan tonto y hacer un desastre de todas sus buenas intenciones.

—No creo que Johnny Bravo sea exactamente mi tipo —se quejó, viendo cómo a lo lejos, algunos miembros del grupo convencían al susodicho para que se quitara la camisa.

—Oh, vamos es un bien tipo —se quejó, queriendo cruzarse de brazos, pero sin poder hacerlo porque llevaba una botella en una mano y una cubeta de hielo en la otra. Nadie estaba muy seguro de cómo, pero la reserva de alcohol parecía ser infinita. Quizás tuviera que ver con que algunos chicos no paraban de salir a comprar desde hacía una hora.

Seguro que no tenían idea de por qué su alcohol se acababa tan rápido.

—Sí, es un buen tipo —aceptó—. Sólo que no creo que sea mi estilo —agregó, mientras observaba al muchacho sin camisa, quien dejaba que todo el mundo le tocara las abdominales—. Es un poco creído.

—Pues seamos sinceros —refutó Vincent—. Tiene con qué presumir.

Si James hubiese tenido una bebida en la boca la habría devuelto, pero en cambio sólo atinó a reírse y negar con la cabeza. En realidad, su amigo tenía razón en ese punto y no podía negar que, si tenías algo bueno, no había nada de malo en mostrarlo al mundo.

Estaba a punto de añadir algo cuando un grito llamó su atención, obligando a los dos a girarse en dirección a la piscina.

De inmediato la expresión de James cayó. El grupo de Don estaba ahí, no los había visto porque pasó la mayor parte del tiempo dentro, pero seguro llevaban bastante tiempo en el lugar, porque todos estaban mojados y se notaba en sus rostros que habían bebido.

—Anda, déjanos ver debajo de tu falda, si al fin y al cabo tenemos lo mismo —dijo uno de ellos, tirando de la ropa de una chica, quien no sabía cómo cubrirse, porque todos tomaban su turno para molestarla desde diferentes ángulos.

—¡Déjenme en paz! —ella sonaba como si estuviese a punto de llorar, pero a ellos no les importaba. James sintió un nudo en el estómago, la imagen era demasiado asquerosa para procesarla de golpe, aquellos tipos parecían estarse divirtiendo mientras hostigaban a una muchacha que además era mucho más pequeña que ellos. Parecía un conejo rodeado de lobos hambrientos, James apretó los labios, furioso.

Don miró a la chica, su expresión, como siempre, era jovial. Era la peor parte de él, que siempre parecía que estaba jugando cuando hacía que los demás se sintieran como la mierda. Actuaba como si no se diese cuenta del daño que causaba, pero lo sabía, estaba seguro, de otra forma no podría ser tan cruel. James tuvo que tragarse una exclamación de sorpresa cuando el tipo tomó a la chica del cabello con tanta fuerza que la movió de su lugar.

—Ups, pensé que era una peluca —dijo, soltándola de un empujón que casi la hizo caer.

De inmediato la gente comenzó a reunirse. Desde donde estaban pudieron ver que Nico se acercó, pero cuando se dio cuenta de la situación se quedó congelado, sin saber qué hacer. James estaba seguro de que él no era tan vulnerable cómo aquella chica, pero el miedo lo paralizó, parecía atrapado, indefenso.

Vincent soltó un bufido de indignación y dio un paso adelante para defenderla, sin embargo, alguien se adelantó a la acción. Era el chico de la hamburguesería, que se abrió paso a empujones entre el grupo. En cuanto lo vio, la chica corrió hacia él y se refugió en sus brazos.

—Emma, ven acá ¿Estás bien? —preguntó, frunciendo el ceño. Parado en medio de aquel grupo fue evidente que era mucho más grande que la mayoría de los presentes. El ambiente cambió de inmediato cuando le dedicó una mirada al tipo más cercano y este parecía que fuese a salir corriendo, pero de todas formas le devolvió la mirada, quizás para no sentir que estaban dañando su orgullo.

James apretó los labios y abrió los ojos con sorpresa.

No sabía si era la altura, la constitución de su cuerpo, muy parecida a la de un luchador callejero, el mullet o la chaqueta de mezclilla raída en algunas partes y con detalles de metal. Quizás era el único arete en forma de pico que usaba en la oreja derecha o la cicatriz que cruzaba su ceja izquierda. Sea como fuere, la fiesta se quedó momentáneamente en silencio hasta que el llanto de la chica rompió con el silencio.

—¡Ey! ¡Idiota! ¿Que no ves que nos estábamos divirtiendo? —se quejó uno de los tipos, quien no parecía dispuesto a retroceder. Su grito fue aun más desagradable porque se escuchó por encima de la voz de la chica y se impuso en el silencio.

Se trataba de uno de los amigos del imbécil de Don, que parecía dispuesto a luchar aunque este no fuera el movimiento más inteligente en esos momentos. El chico de las hamburguesas le empujó la mano con un gesto que parecía bastante casual, pero que resonó de forma que nadie pudo dudar de su fuerza. Vincent hizo una mueca, como si el simple sonido lo hubiese lastimado y James se encogió en su lugar.

La mirada que les dedicó era aterradora y sólo hacía falta observar su postura para notar que estaba dispuesto a luchar contra los cuatro si era necesario para que dejaran en paz a Emma. De alguna forma James estaba seguro de que no saldría mal parado.

—Sabe luchar —murmuró Vincent y él no dudó de sus palabras. Su amigo tenía una noble historia de encuentros problemáticos que terSkylarban en golpes, tenía experiencia juzgando esa clase de cosas.

—¿Qué pasa? ¿Es tu novio? ¿Te gustan los machos? —espetó Don, tratando de picarlo, pero aunque el chico de la hamburguesería se notaba que estaba buscando una excusa para pelearse, al final retrocedió, tratando de sacar a la chica de aquella situación.

—Vámonos Emma, te llevaré a otro lado —dijo, comenzando a caminar, mientras ella se aferraba a él cómo una bebé con su madre.

Don no parecía dispuesto a dejarlo escapar hasta que vio que se reunía con un grupo grande de gente. Al menos diez personas, que los miraban con ojos asesinos. Entonces simplemente gritaron un par de improperios y fingieron que los dejaban ir.

—Parece que esto no pasó a mayores —comentó Vincent, notando cómo las personas empezaban a dispersarse hasta que al final solo quedaron ellos y Nico, que estaba parado cerca de la piscina. Parecía no hallar la manera de moverse de su lugar. Incluso después de que el grupo de Don regresó al agua, fingiendo que nada había pasado.

—¿Qué demonios le pasa al idiota de Don? —Preguntó James—. ¿Y qué rayos le pasa a Nico? —agregó, notando cómo el chico se revolvía el cabello mientras soltaba maldiciones.

—Bueno, es obvio, él invitó a Emma para impresionarla, pero parece que las cosas no le salieron muy bien —comentó Vincent, encogiéndose de hombros—. ¿Acaso no sabes de ellos? Han sido tema de conversación los últimos meses.

—Pues yo sólo hablo contigo y si tú no me lo dijiste, obviamente no me enteré —se quejó, cruzándose de brazos, su cuerpo todavía estaba tenso por la escena que acababa de presenciar, así que el movimiento se sintió un poco forzado.

Él no era una persona de chismes, no le interesaba escuchar rumores de personas que no conocía, así que cuando se enteraba de algo siempre era a través de su amigo, quien era conocido por hablar, incluso cuando no se estaban dirigiendo a él. Era un incordio.

—Cierto —dijo, riéndose mientras caía en cuenta de ello—. Básicamente Emma es trans, ella es muy popular en la facultad de Artes y Nico anda cómo un perro detrás de ella, pero le da vergüenza que la gente fuera de su círculo sepa de eso —explicó a grandes rasgos, soltando un suspiro—. Es buena gente, pero es un idiota, porque de todas formas todo el mundo conoce sus sentimientos hacia Emma.

James se le quedó viendo y con rapidez trató de recrear el enfrentamiento que hubo unos momentos antes. De repente el motivo de la pelea se hizo obvia y el chico de la hamburguesería ya no le parecía tan imbécil. Cuando se cruzaron por primera vez parecía un patán con su novia, pero ahora era el único que se había lanzado a ayudar a Emma cuando estaba siendo acosada por aquel grupo de orangutanes.

Lo que le parecía más sorprendente era que el muchacho no se detuvo en peleas estúpidas, sino que gastó todas sus energías en consolar a Emma a pesar de que estaba visiblemente enojado. James ladeo el rostro y soltó un suspiro, sin embargo, el chapoteo en la alberca llamó su atención.

Los matones de Don lo habían visto.

—Creo que es momento de irnos —espetó.

Al darse cuenta de lo que pasaba, Vincent se apresuró meterse a la casa y tiró de él para que avanzara con más rapidez.

—Vale, esta vez estoy de acuerdo contigo.

¡Capítulo nuevo! Espero que lo disfruten <3

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