Los hechiceros se habían reunido.
La convocatoria obligatoria a una reunión urgente llegó a cada hechicero desde la 4ta clase hasta 1ra clase en la sede de Kyoto. La mayoría de ellos se mostraron nerviosos y muy tensos por toda la situación que los mantenía sumergidos en desesperación e incertidumbre pero igual asistieron a la enorme residencia destinada para reuniones masivas que organizaban los peces gordos pero ahora que la noticia de sus descensos se esparció como pólvora los únicos que podían estarlos convocando eran los clanes. Algo importante deben tener que informar.
La entrada del lugar estaba lleno de murmullos mientras esperaban impacientes bajo la luz del sol la llegada de los líderes que ya conocían para que terminen con el problema y tomen cartas en el asunto con los traidores prófugos que estaban causando revuelo en su tranquilo y monótono mundo cuando uno de los profesores asistentes salió del interior de la edificación tradicional al estilo de castillo japonés abriendo el enorme portón de madera tallada y se paró en frente de todos, subió sus gafas por el puente de su nariz con nerviosismo por toda la atención pero se paró firme, tomó una profunda bocanada de aire y habló.
- Los líderes del clan Kamo, Zen'in y Gojou están aquí - los presentes hicieron una reverencia inclinando su cuerpo en noventa grados exactos,
recibiendo a los honorables líderes con respeto y admiración, y al levantar su cuerpo nuevamente para fijarse en aquellos hombres el aire se atoró en sus pulmones ante la presencia de tales sujetos que se mostraban altivos frente a ellos.
Las personas que estaban siendo presentados eran tres jóvenes. Tres jóvenes que habían sido tachados de traidores.
- ¿Por qué están ellos ahí?¿ qué está pasando? - un montón de preguntas nacieron, los hechiceros se miraban entre ellos confundidos, asombrados, completamente anonadados mientras observaban incredulos al portador de los seis ojos que había sido sellado sonriendo burlón por sus reacciones.
- ¡Gojou Satoru no podía ser liberado!¡ESO ERA UN CRIMEN!
- A continuación Presentaré a los nuevos líderes - la voz de Ijichi inundó el lugar acallando los murmullos - Noritoshi Kamo nuevo líder del clan Kamo, Zen'in Megumi muevo líder declarado por el difunto Naobito Zen'in, y Gojou Satoru único miembro del clan Gojou y líder actual.
- ¡¿Dónde esta Naoya?! ¿Por qué ese niño que apoya al recipiente de Sukuna es líder del clan Zen'in? - el pelinegro intento de hablar contra esos hechiceros pero la mano de satoru le tomó de la muñeca y Megumi le volteó a mirar topándose con los ojos de cielo que le decían que se mantenga quieto. Todavía no era su momento.
- El joven Megumi fue comprado por Naobito zen'in a Toji Fushiguro quien fue un miembro del clan, la legitimidad de sangre le hicieron heredar la técnica del clan y le nombró en su testamento como el absoluto heredero de todas las posesiones de la familia Zen'in - explicó el profesor asistente que había guiado en varias ocasiones a los estudiantes de primero para después disponerse a leer de principio a fin la última voluntad de el antiguo cabecilla de familia. Los rostros de los oyentes estaban descompuestos en expresiones severamente preocupadas pero seguían preguntando por el hijo legítimo de aquel anciano, según el testamento él podía ser un heredero y de hecho podía oponerse a la descabellada voluntad del hombre de poner a un muchacho traidor en un puesto tremendamente importante.
Megumi analizaba la escena con calma, sabía perfectamente que nadie estaría de acuerdo con su nueva posición, tanto Satoru como él no eran bienvenidos a formar parte de las autoridades respetadas que significaban ser líderes, por lo que suspiró, se agachó en el suelo ante las miradas de los demás y metió su mano en el charco oscuro que se formó en el suelo, buscó en los profundo de sus sombras hasta que lo halló y tiró de él con toda su fuerza, revelando ante los rostros horrorizados de todos los presentes la persona por la que tanto llamaban.
- ¿Querían saber donde estaba Naoya? Pues aquí lo tienen.
El silencio reinó en ese momento, el cadáver de Naoya estaba siendo agarrado desde las ropas que portaba sin cuidado alguno, como si fuera una pequeña escoria que no tenía valor, no se podía ver su rostro específicamente la última expresión que tuvo al morir, y tenía un agujero en su pecho cortesía de Satoru y Megumi. Era rídiculo que el hijo de Naobito, un hechicero de primer grado, haya sido asesinado por un mocoso como el que estaba parado al frente mirándolos con frialdad, con una altivez desconcertante, con la imponencia que el muchacho aprendió de la maldición que le protegía, tal como Megumi le había visto siempre a él. A su Ryomen Sukuna.
- Este tipo intentó matarme en cuanto el viejo me tomó bajo su cargo, me persiguió, intentó envenarme, hizo de todo para acabar con mi vida por este puesto por lo que solo le devolví la jugada - el pelinegro lanzó el cuerpo de quien una vez fue Naoya Zen'in hacia la multitud que se alejó inmediatamente de el cádaver que estaba iniciando la etapa de putrefacción - Solo le mostré quien es superior.
Una suave risa se escuchó en medio de la tensión del momento y la atención se enfocó en la mujer de cabellos blancos que portaba una trenza que cubría gran parte de su rostro quien soltaba pequeñas risas, divertida de la situación.
- Que maleducada Mei Mei - el heredero de los Gojou rió, igual de divertido que la mujer - debemos tener respeto por los pobres muertos.
- Oh vamos - la mujer continuó riendo a pesar de que su hermano menor trataba de contenerla por las miradas que recibían - el espectáculo fue bueno pero digan lo que tienen que decir, el tiempo es dinero. Aunque espero que me den un aumento mis nuevos jefes.
- Trabajaras para mí, así que te pagaré bien Mei Mei. Pero dejemos que mis lindos estudiantes hablen, están muy ansiosos por dejar puntos bien en claro a partir de ahora.
Noritsohi, que se había mantenido callado hasta el momento, dió un paso al frente - Los tres clanes siempre hemos sido reconocidos por las técnicas poderosas que heredamos, el linaje es todo para nosotros, nada vale más que nuestra sangre, nuestro apellido es lo primordial y por esto hemos arrastrado enemestidades pasadas, odio que ha pasado de generación en generación pero eso se acaba hoy.
- El resentimiento que existe entre el clan Zen'in y Gojou es bien conocido por todos - Fushiguro mencionó elevando su voz para ser escuchado - Ese odio que se ha mantenido por tanto tiempo deseo acabarlo hoy, y unificar nuestros clanes para juntos poner fin al caos que azota todo Japón. A partir de este momento los tres clanes forman una alianza para protegerlos y mantener el equilibrio y la paz.
- Y juntos como una alianza, les anunciamos nuestro primer decreto - Gojou sonrió, levantando la venda negra de un lado mostrando uno de sus ojos de cielo. Los espectadores se tensaron. - La ejecusión de Itadori Yuuji se retrasa nuevamente y se revoca la condena de Yaga Masamichi, Maki Zen'in, Nobara Kugisaki, Toge Inumaki, Shoko Ieri, Yuuta Okkotsu y Panda.
El lugar se lleno de protesta e inconformidad, gritos por allí y gritos por allá diciendo que piensen con imparcialidad y maten a Itadori. Y Megumi chasqueó la lengua concluyendo en que esta agradable reunión no acabaría pronto.
Los pasos del apurado muchacho resonaban con un ruidoso eco en el desolado pasillo que transitaba. Satoru se había quedado al frente recibiendo las quejas y acallando a la multitud, diciéndoles que su gobierno era una democracia en la que pueden expresar su descontento pero debían hablar con él, poner sus quejas en una caja de sugerencias que él mismo se encargaría de revisar, pero ninguno de ellos tenía los pantalones bien puestos para intentar ir en contra del hechicero más fuerte, peor mostrar su descontento a la cara del hombre más idiota y peligroso del mundo y el muy bastardo que tenía de profesor lo sabía.
- ¡Fushiguro, espera!
El nombrado paró su andar volteando su rostro ante la voz que le llamó que provenía del chico que venía corriendo. Megumi alzó una ceja cuando el pelinegro se posicionó a unos cuantos pasos de él.
- ¿Kamo- san, que ocurre? Creí que te quedaste acompañando a Gojo-sensei.
- Te quedarás en la residencia principal de los Zen'in aquí en Kyoto ¿cierto? - preguntó el mayor a lo que Megumi asintió sin comprender del todo su pregunta - Entonces no te quedes allí ven conmigo a la residencia de los Kamo estarás más seguro.
- ¿Qué? - fue lo único que atinó a decir - ¿de que hablas?
- Ya lo hablé con Satoru y dijo que estaba bien. Soy el único que no tuvo tanta oposición por el hecho de que ya me habían reconocido como líder desde hace ya mucho tiempo pero Satoru y tú no, el idiota ese estará bien porque nadie sería tan estúpido para intentar matarlo pero contigo es distinto Megumi. Te meterás en una casa con mucha gente que te quiere ver caer y harán de todo para acabarte, no puedes quedarte allí por eso es más seguro que te quedes conmigo, nadie se atreverá a hacerte daño si estás bajo mi protección.
Él tenía razón, toda la familia zen' in estaba en su contra por matar a Naoya, proteger a Itadori, y usar su gran apellido para estas cosas inaceptables para ellos, era consciente de que lo intentarían matar, debía desconfiar hasta del vaso de agua que le ofrezcan, pero no podía hacer nada, debía manejar esa casa, cambiar algunas cosas y cumplir con sus deberes para salirse rápido de todo esto.
- ¿Quieres ayudarme porque sigues pensando de que somos iguales? - cuestionó - ya te lo dije esa vez y te lo vuelvo a decir ahora, tu y yo no nos parecemos en nada.
- Mis palabras adquirieron validez por si solas, la prueba es lo que ha pasado hoy - respondió tomando la muñeca del menor quien le miró enarcando una ceja - ahora tanto tú como yo estamos trabajando bajo el mandato de estos clanes, no hay diferencia.
- Te equivocas, yo no estoy trabajando para el clan, el clan Zen'in está trabajando para mí ahora - su mano se soltó del agarre y se giró caminando nuevamente - No nos parecemos en nada Kamo- san porque yo nunca viví acorde a los deseos de esos tipos, fui libre gracias a Satoru, yo actuó acordé a mis convicciones, yo decido a quien salvar por eso como el que tiene menos responsabilidades tomé este deber y pienso cumplirlo, al menos por el poco tiempo que estaré como líder.
- ¿A que te refieres con eso? - Kamo corrió hasta estar al lado del menor, caminando a la par mientras el hechicero le cuestionaba con curiosidad - ¿por cuánto tiempo piensas estar aquí como el líder?
- unos tres meses a lo mucho, pienso hacer lo que tengo planeado y dejaré a Maki como la líder y a Mai como su consejera, ellas son reconocidas como verdaderas Zen'in y Maki no tendrá problema, ella es fuerte y puede mostrar sus capacidades a cualquiera.
- Me parece bien - comentó - Aunque es una pena, tienes ese don para ser un gran líder.
- No lo creo - respondió sin interés, cruzando sus brazos sobre su pecho
- no quiero quedarme aquí por mucho, quiero volver a Tokyo con Yuuji y Nobara, pasaremos a 2do año en unos meses y deseo graduarme en la escuela de hechicería, seguir matando maldiciones y tener una vida mínimamente normal. Eso de ser líder no me va para nada.
- Como digas, Fushiguro.
Noritoshi resopló con tristeza, él siempre había creído que Megumi sería un gran líder pero su voluntad dictaba estar cerca de quienes consideraba sus amigos, debía respetar eso. Aún si él de verdad deseaba que se quedará más tiempo.
El tono de llamada de su nuevo celular captó su atención que hasta el momento se había mantenido fija en la pila de papeles que tenía en ese escritorio. Su mano se estiró para agarrar el aparato y lo acercó a su rostro, al leer el nombre de la persona que intentaba contactarlo por el identificador de llamadas contestó inmediatamente colocándose el celular en la oreja izquierda sosteniéndolo con su hombro para continuar con el papaleo importante que debía terminar.
- ¿cómo estás Megumin? Ya terminaste de reubicar a esos niños que compraron los zen'in?
- Estoy en eso - contestó, revisando los perfiles de los niños que había tenido que decidir que haría con ellos. Muchos de ellos fueron comprados como él, vendidos por padres idiotas con los cuales no podían volver y algunos de esos chicos no habían podido soportar la verdad sobre la existencia de las maldiciones y habían sucumbido ante la locura haciendo que la tarea de liberarlos de las transacciones de esta familia sea más díficil ya que no tenían a donde ir - He podido trasladar a un pequeño grupo a internados mentales para que los traten, no resistieron y necesitan ayuda.
- Lamentablemente en este trabajo necesitas tener unos tornillos sueltos para no acabar así. Espero puedan recuperarse pronto, todavía son unos niños.
- Estaba pensando en crear un presupuesto para costear la educación de estos niños, muchos de ellos ni siquiera terminaron la primaria, no saben ni leer ni escribir.
- creí que los zen'in invertían en su educación. Digo, los compraban para que sean sus herederos si tenían el talento ¿no?
- Pues no, son niños que no tienen conexiones con los zen'in así que no pueden heredar las técnicas de familia y sin esas no pueden ser herederos, un ejemplo de eso es Mai.
- como no les servían para ser herederos ni siquiera los metían a estudiar. Entonces ¿para que los compraban?
- supongo que para tener más hechiceros habilidosos con el apellido, como sirvientes que elevan el prestigio del clan porque lo único que recibían era comida y entrenamientos inhumanos.
- vaya, pobres niños - el albino al otro lado de la línea suspiró - ¿los dejarás quedarse hasta que ya puedan defenderse solos?
- Es lo único que puedo hacer, mañana me reuniré con ellos para preguntarles que desean hacer o si quieren seguir siendo hechiceros.
Hubo un pequeño silencio bastante corto y entonces Satoru cambió de tema.
- Itadori y Nobara han estado muy inquietos, desean verte pronto.
Megumi sonrió, sintió que el ánimo le volvía al cuerpo - Ellos me llaman a cada momento, pero es bueno saber que están bien.
- Oh espera, Yuuji anda por aquí, espera y te lo paso para que hablen.
- ¡HEY MEGUMI! - cuando escuchó aquel tremendo grito tuvo que alejar el celular de su oreja porque sentía que se lo iba a reventar - ¡Te he extrañado muchooooo ¿cómo estás? ¿estás comiendo bien? ¿Te han hecho algo malo? ¿Vienes pronto? Queremos verte.
- No me falta mucho - sus dedos tocaron ligeramente un pergamino antiguo que tenía en el escritorio
- estaré listo para volver en una semana.
- Megumi - el chico al otro lado de la línea le llamo en voz baja y casi en susurro le dijo - Él también quiere verte. Te extraña mucho, me pregunta por ti, dice que vuelvas rápido.
El aire se le atoró en los pulmones por unos segundos, el corazón le palpitó como nunca y un montón de sensaciones extrañas embargaron su cuerpo, sentía las mejillas quemar y su pecho arder en culpa y dolor mientras veía el texto antiguo con el que seguía jugueteando. Sukuna le extrañaba, quería que volviera y aun si quisiera mentirse no puede negar que también desea verlo. Al menos una última vez.
- P-pásame a.. Gojou- sensei, por favor- Escuchó un "esta bien" y después voces lejanas, pasos, risas, movimientos que sonaban distorsionadas por el auricular hasta que finalmente escucho la voz de Satoru llamarlo con ese tono empalagoso que usaba para sus apodos cariñosos sin creatividad.
- ¿que me quiere decir mi lindo estudiante?
Megumi tragó saliva, inhaló y exhaló con calma para intentar aliviar el nerviosismo y el miedo que había empezado a carcomerlo, trataba de darse ánimos y sacar fuerzas de donde no tenía. Ya había hecho una elección, ya no tenía porque dolerle.
- ¿Megumi? ¿Sigues ahí?
- Yo encontré una forma de sacar a Sukuna del cuerpo de Itadori - hizó una pausa sintiendo el nudo desgarrándole la garganta - y exorcizarlo.